6. Fue un millonario prusiano que, tras amasar una
fortuna, se dedicó a su gran sueño: la arqueología. A
sugerencia del diplomático Frank Calvert, que había
trabajado en el lugar siete años antes, excavó el
emplazamiento de Troya1 en Hisarlik, y en otros
yacimientos homéricos como Micenas, Tirinto y
Orcómeno, demostrando que la Ilíada describía
realmente escenarios históricos.
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12. La historia del caballo de Troya es una de las más famosas del
mundo antiguo. La gran pregunta que todos nos hacemos es: ¿existió
realmente? Hay que tener en cuenta que la primera referencia que se
tiene sobre él es la Odisea, de Homero. Un libro del siglo VIII a.C.
que también habla sobre criaturas mitológicas. Posteriormente, otros
autores profundizaron más en el tema, como Virgilio con la Eneida.
El caballo de Troya siempre se ha pensado como una fantasía
literaria, pero hay estudios que tratan de darle una explicación. La
más lógica de todas es que en realidad fuese una máquina de guerra.
Esto tiene lógica si tenemos en cuenta que las murallas de Troya
eran de las más altas jamás construidas, impenetrables para ningún
ejército. La idea del caballo llegaría como adorno literario al escribir la
historia.
13. Homero cuenta que, tras 10 años de lucha por
parte de los griegos, y con la muerte de Aquiles,
la rendición estaba cerca para aquellos que
habían ido en búsqueda de Helena. Ulises, el
hombre que da nombre a la Ilíada, pensó que la
fuerza no iba a servir en esa ocasión. Así que
ordenó construir un enorme caballo de madera
como símbolo de su rendición, pero ocultando
algunos hombres en su interior.
14. Los troyanos, al ver que parte del ejército se
retiraba, dejando el caballo, lo tomaron como
un regalo, y lo metieron dentro de la ciudad. Ya
por la noche, los griegos escondidos abrieron
las puertas a su ejército, acabando con Troya.
La cifra de hombres que se escondió dentro se
desconoce, pues numerosos autores han
querido aportar. Todos concuerdan en que
Ulises estaba dentro, pero se menciona desde
3.000 hombres hasta tan solo 23.
15. Otra de las interpretaciones que se le ha
dado al caballo de Troya es que fuese un
terremoto. Eso explicaría, además, la
destrucción de la ciudad. Aunque también
hay opiniones sobre su relación con los
barcos, también conocidos como caballos del
mar. Esto concuerda con la idea de poder
meter gente dentro, y que el caballo fuese
todo el ejército que cruzó el mar.
16. Amor brilla en los ojos de mi amada,
y se torna gentil cuando ella mira:
donde pasa, todo hombre a verla gira
y a quien ve tiembla el alma enamorada.
Anochece si esconde su mirada,
y por volverla a ver todo suspira:
ante ella la soberbia huye y la ira;
bellas, honrad conmigo a mi adorada.
Feliz mil veces quien la ve y la siente;
al nacerle el alma al punto empieza
todo humilde pensar, toda dulzura,
y no sabe, almirarla sonriente,
si en ella se excedió naturaleza,
o el milagro gentil tanta hermosura.
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18. "¿Y si los ojos de ella estuvieran en el
firmamento y las estrellas en su rostro? ¡El
fulgor de sus mejillas avergonzaría a estos
astros, como la luz del día a la de una
lámpara! ¡Sus ojos lanzarían desde la
bóveda celeste unos rayos tan claros a
través de la región etérea, que cantarían las
aves creyendo llegada la aurora!"
19. "El manto de la noche me
esconderá de ellos. Con tal de que
me quieras, que me encuentren
aquí; más vale que acabe mi vida
su odio que prorrogar la muerte
sin tener tu amor".
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21. Sus ojos que canté amorosamente,
su cuerpo hermoso que adoré constante,
y que vivir me hiciera tan distante
de mí mismo, y huyendo de la gente.
Su cabellera de oro reluciente,
la risa de su angélico semblante
que hizo la tierra al cielo semejante,
¡poco polvo son ya que nada siente!
¡Y sin embargo vivo todavía!
A ciegas, sin la lumbre que amé tanto,
surca mi nave la extensión vacía…
Aquí termine mi amoroso canto:
seca la fuente está de mi alegría,
mi lira yace convertida en llanto.
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26. Que nadie piense en mí,
soy diferente hoy,
aquel que me llenó la vida
ya no vive aquí.
La voz que me cantó al oído
ya se marchitó
y el sol de su mirada
ya se fue...
27. Que nadie piense en mí,
que nada cambiará,
volver a comenzar es imposible.
Se me apagó la voz aquella tarde
que no me queda nada que decir.
28. Tan sólo recordar
que un día fui volcán entre sus brazos,
que me llenó de amor
y puso mil caricias en mis manos.
Pero todo acabó, ya todo terminó
y quedan mil heridas en el alma.
29. Era mi vida él,
mi primavera él y mi mañana,
mi cielo siempre azul,
mi corazón, mi beso y mi palabra.
Y un día se marchó
y todo terminó
y me dejó esperando en la
ventana...
30. Que nadie piense en mí,
soy diferente hoy,
aquel que compartió mi sueño
ya no vive aquí.
Crecieron alas en su alma
y se echó a volar
y nunca más ha vuelto por aquí.
31. Que nadie me repita la palabra "amor",
volver a ser feliz es imposible,
murieron tantas cosas esa tarde
que no me queda nada por vivir...