1. COLEGIO POLIVALENTE ROCKET COLLEGE
Lectura relevante 8 año básico.
Unidad 0: Repaso de contenidos fundamentales de séptimo año básico.
Profesor: Vicente Orellana Becerra
La revolución agrícola y su influencia en las primeras civilizaciones
Neolítico es un periodo de la Prehistoria que se inicia con la aparición de la agricultura y los primeros asentamientos en
forma de aldea. Se extiende entre los años 8.000 y 3.000 antes de Cristo. Su nombre proviene de los términos
griegos neo: nuevo y litos: piedra; es decir, la Nueva Edad de Piedra.
Se suele llamar a este periodo como el de la Revolución Neolítica o
Revolución Agrícola, pues en él aparecen las primeras
manifestaciones de actividad agrícola.
Esta transformación económica se desarrolló por la influencia del
cambio climático que obligó a las poblaciones de bandas de pastores
a dejar las montañas y bajar a las tierras de los valles en busca de las
cada vez más escasas presas de caza; de hecho, deben abandonar
las habitaciones que habían erigido en las orillas de los cursos de
agua.
La necesidad de encontrar una actividad de subsistencia llevó a los
hombres del Neolítico a la recolección y almacenamiento de cereales,
que pronto iban a ser sembrados y cosechados. Paralelamente, el
hombre logró domesticar a algunos animales pequeños como el perro.
El primer lugar donde apareció la agricultura fue en el Cercano Oriente
(en la actual Turquía asiática) y los vestigios datan del año 8.000 Agricultura incipiente,
antes de Cristo. También se han encontrado restos de actividad
agrícola en el Valle del Indo que han sido fechados hacia el 7800 antes de Cristo. Sin embargo, se estima que recién en
el año 3500 antes de Cristo algunas poblaciones lograron desarrollar la agricultura; el resto se mantuvo con sus hábitos
de caza y recolección.
La adopción de la agricultura significó para sus usuarios la posibilidad de desarrollar civilizaciones más avanzadas que
las de sus contemporáneos, debido a los cambios culturales que produjo. El más importante es el paso de grupos
nómadas a poblaciones sedentarias, motivado por la necesidad de desarrollar la agricultura y la ganadería, y de
establecer un lugar fijo de alimentación y residencia.
Consecuentemente, la sedentarización originó el desarrollo urbano y las ciudades; aunque es cierto que muchos grupos
humanos que se dedicaban a la pesca en las regiones costeras vivían en especies de aldeas, no contaban con una
organización funcional a la actividad económica y no habían logrado desarrollar ciudades.
Por otro lado, la adopción de la agricultura generó, por primera vez en la Historia del hombre, la posibilidad de contar con
excedentes alimenticios y se produjo un fenómeno de crecimiento demográfico; es decir, la población tuvo un aumento
sostenido en el tiempo.
La Revolución Agrícola ocurrida durante el Neolítico trajo una serie de consecuencias tanto sociales como culturales a
los insipientes asentamientos humanos.
Estos asentamientos donde se desarrolló esta revolución se encuentran distribuidos principalmente en el Próximo
Oriente, la costa este del Mediterráneo y el norte de África. Ésta distribución geográfica es llamada Fértil Medialuna.
En estas regiones, se ubicaron las primeras grandes civilizaciones de Occidente. Estas estaban distribuidas alrededor de
los grandes ríos que proporcionaban el agua y los nutrientes suficientes para tener una gran producción de alimentos.
Estos grandes ríos son el Tigris y Eufrates en Mesopotamia; y el río Nilo en Egipto.
2. La abundancia de alimentos, aseguró un gran crecimiento demográfico, lo que hizo crecer las aldeas que se
transformaron en ciudades. Conjuntamente con la revolución técnica, la revolución agrícola condujo a una división y
especialización del trabajo. Sólo bastaba que un sector de la población se dedicara a las faenas agrícolas para sustentar
a la ciudad. Así, el resto comenzó a dedicarse a otros trabajos, actividades y productos. Se desarrollaron la artesanía, el
arte, el comercio, la construcción y la administración.
De igual forma, la organización de la ciudad se hizo más compleja, llevando a la creación de instituciones, como el
Estado y la Religión, las cuales ejercían el poder, establecían la administración, y dirigían los destinos del cuerpo social.
Es decir que la sociedad alcanzó un alto grado de complejidad, en cuanto su organización y modo de vida.
El desarrollo urbano y la explosión demográfica provocaron la diferenciación social basada en la especialización de las
labores económicas; a partir de este momento, los hombres y mujeres se dividieron según su función en la organización
de la aldea. Las habilidades y capacidades técnicas dieron pie a la aparición de los agricultores, los ganaderos, los
artesanos, los guerreros, etc.
Tardíamente comienza a desarrollarse una precaria actividad metalúrgica, presente tanto en armas como en
instrumentos de uso cotidiano; estas primeras manifestaciones de aleación de cuarcita y silex son consideradas un
antecedente de la Edad de los Metales.
En el Neolítico se han encontrado indicios de la existencia de las primeras religiones elaboradas, las que han sido
asociadas a los extraordinarios complejos arquitectónicos megalíticos. Se habla de Complejo Megalítico para referirse a
las construcciones de grandes tumbas de piedra que se encuentran diseminadas entre lugares tan lejanos como
Stonehenge (Inglaterra), Dinamarca y la isla de Malta (templos de Tarxien); las primeras datan del año 4000 antes de
Cristo.
Los complejos megalíticos son considerados como prueba de la
actividad religiosa de las primeras civilizaciones, y se relacionan con la
especialización de las funciones (de culto en este caso) que la
adopción de la agricultura significó para ellas.
Con el descubrimiento de la agricultura y la ganadería el ser humano
comienza a cultivar diversos cereales como el arroz, el trigo y el maíz,
o tubérculos como la papa (patata), en diversas regiones del globo
entre el Sexto y el Quinto Milenio a.C. Así, deja de depender de la
caza, la pesca y la recolección, se transforma en autosuficiente, y ello
le permite adoptar un modo de vida sedentario (si bien algunas
actividades como el pastoreo requerirán la práctica del nomadismo o
del semi-nomadismo).
En Japón encontramos un temprano desarrollo de la piscicultura.
También cambian las prácticas alimenticias: es inventado el pan, y
Stonehenge. también las bebidas alcohólicas.
Al haber crecido en aislamiento las primeras civilizaciones, las dietas
propias de cada una fueron diversas, en función de aquellos productos vegetales y animales que existieran en su entorno
inmediato. Así, el cerdo, la gallina y el arroz fueron propios de la dieta de China; el trigo, la vid, la vaca y la oveja, fueron
propios del Medio Oriente y el mundo mediterráneo; y el maíz, el tomate, la papa (patata) o el tabaco fueron propios de la
América Precolombina.
Sin embargo, estas barreras alimenticias fueron cayendo a medida que las distintas civilizaciones históricas fueron
entrando en contacto unas con otras y comerciando entre sí.
De esta manera, las especias (pimienta, nuez moscada, etcétera) llegaron desde Oriente a Europa gracias al comercio
musulmán durante la Edad Media, y distintos productos americanos hicieron lo propio después de que América y Europa
entraron en contacto durante el paso de los siglos XV a XVI.