El documento habla sobre la importancia de la Palabra de Dios para la vida consagrada. También enfatiza la necesidad de escuchar a los pobres y las nuevas generaciones, cuyos sufrimientos reflejan los de Cristo. Finalmente, propone vivir una vida de encarnación, mística, profecía y esperanza, con un estilo de vida más minoritario pero significativo, en el contexto de América Latina y el Caribe y con motivo del 50 aniversario del Concilio Vaticano II.