La fibra óptica se utiliza para transmitir información a velocidades cercanas a la luz. Está compuesta de vidrio o plástico y guía la luz a lo largo de su eje mediante reflexión interna total. Se desarrolló en las décadas de 1960 y 1970 para aprovechar las altas velocidades de transmisión posibles con las ondas electromagnéticas generadas por los láseres, lo que permitió el desarrollo de redes de telecomunicaciones de larga distancia.