Internet ha creado cambios en el cerebro humano. Por un lado, puede aumentar la capacidad de realizar múltiples tareas simultáneamente y ser una fuente infinita de conocimiento si se usa de manera adecuada. Sin embargo, también puede disminuir la concentración de los usuarios, especialmente los jóvenes, y hacer que desarrollen un cerebro más superficial. La forma de comunicación también ha cambiado, reemplazando cartas y teléfonos por redes sociales como Facebook y Skype.