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Autor: Rodrigo Pereira González
Profesor: Cristian Molina Gallardo
Cátedra: Seminario de Especialidad
29 de agosto de 2012
La Primera Cruzada: Representación del ‘Mártir’
cristiano en la Guerra Santa y el Yihad. A partir de
una aproximación historiográfica de la idea de
martirio entre los siglos VIII y XI
PEDAGOGÍA EN HISTORIA, GEOGRAFÍA Y EDUCACIÓN CÍVICA
FACULTAD DE EDUCACIÓN – SEDE VIÑA DEL MAR
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RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com
Correspondencia: Rodrigo Pereira González rapg@live.cl – http://rapg.wordpress.com - Tel: 09 - 795 299 78
Estudiante de Pedagogía en Historia, Geografía y Educación Cívica en Universidad de las Américas sede Viña del Mar
LA PRIMERA CRUZADA: REPRESENTACIÓN DEL ‘MÁRTIR’ CRISTIANO EN LA
GUERRA SANTA Y YIHAD A PARTIR DE UNA APROXIMACIÓN
HISTORIOGRÁFICA DE LA IDEA DE ‘MARTIRIO’ ENTRE LOS SIGLOS VIII Y XI
Resumen: El siguiente ensayo, tiene como objetivo principal comprender la idea del martirio
en el conflicto entre el Occidente Cristiano Medieval y el Oriente regido por el Islam, conocido como
Las Cruzadas, específicamente en la primera campaña, desde su llamado en 1095 por el papa
Urbano II, y el año 1099, fin de la misma. Para contextualizar, se realiza un análisis de fuentes
historiográficas datadas entre los siglos VIII y XI que permiten dar a conocer al lector la noción e idea
del martirio que se tenía en la Edad Media, y cómo esta idea motiva al peregrino a luchar por la
reconquista y liberación de los lugares sacros de la cristiandad.
Palabras claves: Martirio, Guerra Santa, Yihad, Cruzada.
Abstract: The present essay has as primary objective to understand the idea of martyrdom
in the conflict between the Medieval Christian West and the Orient ruled by Islam, known as The
Crusades, specifically in the first campaign, from his call in 1095 by Pope Urban II and 1099, end of
the same. For contextualize, is made a historiographical analysis of sources dated between the VIII &
XI centuries which allow the reader to make known the notion and idea of martyrdom that took into
the Middle Ages, and how this idea motivates the peregrine to fight for reconquest and liberation of
the sacred places of Christendom.
Key words: Martyrdom, Holly War, Jihad, Crusade.

Ensayo realizado con motivo de Ejercicio N° 1, correspondiente a la Cátedra de “Seminario de Especialidad, HIS-801”
a cargo del Profesor Cristian Molina Gallardo, de la Universidad de las Américas sede Viña del Mar.
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I - SOBRE LAS FUENTES HISTÓRICAS Y BREVE DEFINICIÓN DE ALGUNOS
CONCEPTOS CLAVES
La importancia de las fuentes radica en que son, como el término lo señala, manantiales
inagotables no tan sólo de conocimiento histórico, sino también veneros ricos en posibilidades para
entrar en contacto más directo con la realidad de la cual emanan y a la cual refieren la labor del
historiador1. Las fuentes son las que nos guiarán por la verdad historiográfica, y debemos siempre
cuestionarlas para que nos entreguen las respuestas que necesitamos. Como propuso Héctor
Herrera, las fuentes nos dejan entrar en la realidad que ya no está, pero que ha sido preservada
para la posteridad, en este caso, casi un milenio.
Es importante recalcar el trabajo ajeno, el de dos grandes medievalistas estudiosos de la
Cruzada, Guerra Santa y Yihad. Jean Flori y José Marín, quienes en sus obras comparten las
fuentes que sirven de estudio para todos, y que han sido referentes de estudiantes de la Historia
Medieval, en especial de la Cruzada.
Si bien la Historia se trabaja con fuentes, existen palabras o conceptos claves que
difícilmente podemos saber su real contexto. Por ejemplo el martirio, que generalmente se relaciona
con el dolor o sufrimiento, pero que en la Cruzada, era el sufrimiento para alcanzar la recompensa
celestial.
La Cruzada es otro problema que atraviesa la aproximación historiográfica, ya que comenzó
a ser utilizada en el siglo XVIII, luego de la invención de la palabra inglesa Crusades2, y por ende no
fueron utilizadas por Urbano II en su discurso. A pesar de no existir la palabra Cruzada, la palabra
Cruzado, o ‘marcado con el signo de la cruz’ (Crucesignatus), existió desde la época de la primera
expedición3.
1
HERRERA CAJAS, Héctor, La “Germania” de Tácito: El problema del significado del escudo, en Tiempo
y Espacio N° 5, Universidad del Bío-Bío, Chillán, 1995, pp. 97-98
2
MARIN, José, Cruzada, Guerra Santa y Yihad, Ediciones Universitarias de Valparaíso de la Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, 2003, pp. 51
3
FLORI, Jean, La Guerra Santa. La formación de la idea de Cruzada en el Occidente cristiano, Editorial
Trotta, Madrid, 2003, pp. 16
Página3
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Otro concepto importante y que debe ser aclarado, es Guerra Santa o Sacralizada4, que
puede ser entendida como una guerra en que a los partícipes se les otorgan beneficios espirituales –
remisión de los pecados, morir como mártir-5. Este caso puede ser aplicado en Occidente y Oriente,
ya que el mundo del Islam también presenta la recompensa del martirio. Pero en el cristianismo se
da el caso de que la guerra se sacraliza con el tiempo, tal como lo hizo Gregorio VII, quien
contribuyó en gran medida a la sacralización de las luchas emprendidas por la causa de la Iglesia6.
Es una lenta evolución, ya que el cristianismo, predicado en los primeros tiempos, fue una religión de
salvación pacifista, que ganaba el cielo como mártir pereciendo por la espada de los paganos,
predicando la no-violencia, a diferencia de los primeros Cruzados7.
En el Oriente, no existe una guerra sacralizada, ya que desde el origen, y a imitación de su
fundador, admitió el uso de la guerra como parte de su doctrina8. En cambio existe el Yihad, que en
sí misma significa “esfuerzo”9, pero en “la vía de Alá”10, generalmente se entiende como una “Guerra
Santa” de Oriente pero la traducción correcta sería “al-harbu al-muqaddasatu”11.
El Yihad, comprendido como “Guerra Santa”, y la Guerra Sacralizada Cristiana, comparten
ciertos elementos, pero con origen diferente12, como el origen de la guerra misma.
4
Jean Flori propone que la Guerra Santa cristiana es una larga evolución, desde el pacifismo cristiano de
ofrecer la otra mejilla, hasta el uso meritorio y sacralizado de las amas por intermedio de órdenes de la Iglesia.
Para mayor información se recomienda: FLORI, Jean, La Guerra Santa. La formación de la idea de Cruzada
en el Occidente cristiano, dónde se encarga de explicar con mayor detalle la sacralización de la idea de
Guerra en la Europa Medieval.
5
MARÍN, José, Bizancio, Cruzada y Guerra Santa, en Tiempo y Espacio, N° 11-12, Universidad del Bío-
Bío, Chillán, 2001-2002, pp. 12
6
FLORI, Jean, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam, Universidad
de Granada, Granada, 2004, pp. 199
7
FLORI, Jean, La Guerra Santa…, Op. Cit., pp. 12
8
Ídem.
9
MELO, Diego, El concepto de Yihad en el Islam clásico y sus etapas de aplicación, en Temas Medievales
N° 13, Consejo Nacional de Investigaciones científicas y técnicas. Instituto multidisciplinario de Historia y
ciencias Humanas, Buenos Aires, 2005, pp. 160
10
MARÍN, José, Islam, Guerra y Jihad, en Revista Archivum, Año III, N° 4, Viña del Mar, 2002, pp. 233
11
Ibídem, pp. 235
12
Ídem.
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II - APROXIMACIÓN HISTORIOGRÁFICA A LA IDEA DE ‘MARTIRIO’ EN
OCCIDENTE A TRAVÉS DE LAS FUENTES ENTRE LOS SIGLOS VIII Y XI
El martirio es un “fin común” entre el cristianismo y el Islam, ya que ambos buscan el paraíso
a través de la guerra y de la muerte por la espada del infiel. Existían diferencias entre muertes, por
ejemplo en el Islam clásico, el sacrificio está ligado a la entrega en defensa y expansión de la
religión13, mientras el cristianismo propone una muerte por la defensa y liberación de la religión.
El martirio básicamente significa a través del sufrimiento recibir la muerte por una causa
religiosa, la que ha sido interpretada muchas veces como casi una obligación religiosa y moral.
En el siglo VIII, el Papa Gregorio III ya encaraba a Carlos Martel para defender la causa de
la Iglesia, aunque costase su vida propia:
Te exhortamos para que vengas a socorrer a la Iglesia de San Pedro y su
pueblo particular, por Dios y por la salvación de tu alma, y a rechazar, lo más
pronto posible a estos reyes y obligarles a volver a sus territorios. No rechaces
mis ruegos, […] pues así el Príncipe de los Apóstoles no te cerrará la entrada al
reino de los cielos14.
En el siglo IX, León IV realizaba un llamado a los francos, que fue acompañado de promesas
celestiales, ya ofreciendo claramente una idea de martirio al cristiano:
[…]A aquellos que mueran fielmente en una de las batallas de esta guerra
[…], los reinos de los cielos no se negarán de ninguna manera. […] El
Todopoderoso sabe que si uno de vosotros llega a morir, habrá muerto por la
13
MELO, Diego, Gloria, sacrificio y martirio en la tradición preislámica y en el Islam clásico, en Tiempo y
Espacio N° 18, Universidad del Bío-Bío, Chillán, 2007, pp. 85
14
GREGORIO III, Epistolae III, Carta a Carlos Martel, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada.
Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam, Universidad de Granada, Granada, 2004, pp. 289
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verdad de la fe, la salvación de su alma y la defensa de la Patria cristiana. Por
eso, y en consecuencia, recibirá de Él la mencionada recompensa15.
Ya en el siglo XI, se pueden apreciar los mártires eclesiásticos o santos por la Iglesia,
aquellos que murieron defendiendo templos de la amenaza musulmana o de falsos cristianos,
‘paganos’, o por ser participes de la reforma gregoriana.
En la abadía de Conques y en Cividale existen importantes casos que reflejan el martirio de
sacerdotes y abades, que murieron defendiendo a Dios y su Iglesia:
Cuando sobrevenía un ataque de expoliadores y de saqueadores, asumía
enseguida la función de defensor y conducía personalmente la tropa armada. […]
prometía atrevidamente las recompensas de la victoria o la gloria del martirio,
afirmando incluso que más valía combatir a aquellos falsos cristianos que atacan
la ley cristiana16.
El Papa León IX, en pleno siglo XI, daba una descripción del mártir cristiano de acuerdo a lo
que veía en sus epifanías en Cividale:
Siento un gran regocijo por nuestros hermanos que han sido matados
combatiendo por Dios en Apulia. Los he visto, en efecto, entre los mártires, y sus
vestidos tenían el esplendor del oro. Todos portaban en la mano palmas con
flores imperecederas, y me decían: “Ven, mora con nosotros, pues gracias a ti
poseemos ahora esta gloria”17.
15
LEÓN IV, Epistolae et decreta, Carta I ‘Ad exercitum francorum’, en Jean Flori, Guerra Santa..., Op. Cit,
pp. 308
16
BERNARDO DE ANGERS, Liber miraculorum sancte fidis, en Jean Flori, Guerra Santa..., Op. Cit, pp.
310
17
LEON IX, PL, Ibídem, pp. 311
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En cambio, los mártires de la reforma gregoriana, fueron concebidos como tales al dedicar
su vida completa en el servicio a Dios:
Los guerreros de la causa pontificia fueron considerados “santos
mártires”18.
Los monjes asesinados por musulmanes también fueron proclamados mártires cristianos:
Cómo unos monjes que fueron matados con las armas en la mano
combatiendo a los musulmanes obtuvieron la corona de los mártires19.
A modo de conclusión, es posible entender que el mártir es aquel que muere por una causa
religiosa. Entre los siglos VIII y XI, existen una serie de cronistas que relatan el martirio, pero como
idea de recompensa celestial a aquellos hombres que con su muerte logran defender a un cristiano,
morir por defender los templos de Dios y por cumplir su palabra. El premio del martirio es el paraíso,
y también la redención de los pecados.
A modo de comparación, se ha incluido el martirio y el paraíso musulmán, el que es descrito
de la siguiente manera:
El Profeta excitaba siempre a sus soldados. […] Éste, para exhortar a los
soldados dijo: “para conseguir el paraíso sólo tenéis que encontrar el martirio”.
Umar, al oír estas palabras, arrojó sus dátiles diciendo: “Si así es, me basta con
un dátil hasta que entre en el paraíso”. Sacó su sable, se lanzó contra las filas de
los enemigos, hiriendo y matando a muchos, y él mismo fue matado20.
18
BERTOLDO DE REICHENEAU, Chronicon, Ídem.
19
RAÚL GLABER, Historiarum libri quinque, Ibídem, pp. 314
20
TABARI, Crónica, Ibídem, pp. 291.
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El martirio musulmán, al ser una religión donde la violencia no es reprimida nunca, sino parte
de la ideología, el martirio se obtiene matando o muriendo por Alá.
Teófanes el Confesor, es el encargado de describir el Paraíso al que va el musulmán que
obtiene el martirio:
Enseñaba a sus gentes que quien mata a un enemigo, o quien es matado
por un enemigo, va al Paraíso; y decía que ese Paraíso material consistía en
comer y en beber, y en tener relaciones sexuales con mujeres; que había en él
un río de vino, leche y miel, y que sus mujeres no eran iguales a las de este
mundo; eran muy diferentes, pues las relaciones sexuales con ellas duraban
muchísimo tiempo, y el placer que proporcionaban era continuo21.
III – EL LLAMADO A LA PRIMERA CRUZADA Y LA
RECOMPENSA DEL MARTIRIO
En la ciudad de Clermont, Francia, el 27 de noviembre del año 1095, finalizaba el Concilio de
Clermont, presidido por el Papa Urbano II. El objetivo principal del concilio era tratar temas
eclesiásticos, como la simonía, es decir, la compra y venta de cargos eclesiásticos22.
La gente que se reunía allí esperaba las palabras del Papa Urbano II, quién una vez
finalizado el concilio de paz, lanzó su llamamiento a la cruzada23, la muchedumbre unánime –según
los cronistas– le respondió con este grito: “Dios lo quiere”24. Existen diversos cronistas que relatan el
21
TEÓFANES EL CONFESOR, Cronografía, Patrología Griega, Ibídem, pp. 299
22
MARIN, José, Cruzada, Guerra Santa y Yihad…, Op. Cit., pp. 15
23
La palabra “Cruzada” se comienza a utilizar posteriormente, ya que no existía en la época, pero si existe el
Cruzado que es el “marcado con el signo de la cruz” (Crucesignatus). Al utilizar la palabra Cruzada, nos
referimos al llamamiento de Urbano II a peregrinar hacia Jerusalén y combatir en la Guerra Santa.
24
FLORI, Jean, La Guerra Santa…, Op.Cit., pp. 15
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llamado de Urbano II, además de exponer las causas y también las recompensas que recibiría el
peregrino. Según Foucher de Chartres, el Papa Urbano II en su discurso propone que:
Es urgente, es preciso que os apuréis en marchar en socorro de vuestros
hermanos que habitan en Oriente […] Los turcos y los árabes se han precipitado
sobre ellos […] extendiendo cada vez más sus conquistas sobre tierras de
cristianos, […] han trastornado completamente las iglesias, y saqueado todo el
país sometido a la dominación cristiana. […] Es por ello que os advierto y
conjuro, no en mi nombre, sino en nombre del Señor […] a socorrer con
diligencia a los adoradores de Cristo […] y de expulsar lejos de las regiones
sometidas a nuestra fe a la raza impía de los devastadores. […] Que marchen,
dijo el papa finalizando, contra los infieles y concluyan victoriosamente una lucha
que ya desde hace mucho tiempo debería haberse comenzado25.
El cronista Foucher de Chartres destaca claramente los objetivos de la peregrinación hacia
Oriente, proponiendo una ayuda a los cristianos sometidos y sitiados por la amenaza musulmana.
Esta amenaza en oriente, y la actitud de los sarracenos frente a los cristianos de oriente, es descrita
por Guillermo de Tiro de la siguiente manera:
La raza impía de los sarracenos, sectarios de tradiciones mundanas,
agobian con una cruel tiranía, y desde hace ya muchos años, los lugares santos,
donde se posaron los pies de Nuestro Señor. Ella subyugó a los fieles y los
condenó a la esclavitud. Los perros han entrado en los lugares sagrados, el
santuario ha sido profanado, el pueblo adorador de Dios ha sido humillado; la
raza de los elegidos padece persecuciones indignas, el colegio real de los
sacerdotes sirve en el fango; la ciudad de Dios, la reina de las naciones ha sido
25
FOUCHER DE CHARTRES, Histoire des Croisades, Chap. 1, Ed. Guizot, 1825, Paris, pp. 7-10. Trad del
francés por José Marín R.
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sometida a un tributo. ¿Qué alma no se sentirá conmovida, qué corazón no se
ablandará, considerando todas estas cosas?26.
En occidente se tenía una visión, quizás un poco excesiva, sobre las calamidades a las que
fueron sometidos los cristianos de Oriente por los sarracenos, es por eso que Urbano II, según
Foucher de Chartres y Guillermo de Tiro, pidió la ayuda de los francos para otorgar auxilio y
protección a los desposeídos de oriente, buscando la liberación y el establecimiento de los cruzados
en Jerusalén y también en Constantinopla.
En diversas crónicas se representa el calvario del que fueron victimas los cristianos de
Oriente. Según Roberto el Monje, la amenaza de los sarracenos se presentaba desde
Constantinopla y Jerusalén, donde sarracenos sitiaban, profanaban, arrasaban y destruían los
templos cristianos, exponiendo y sometiendo a cristianos a la misma suerte de sus templos, lo que
conllevó al Papa Urbano II a darle un aliento de urgencia a su llamado de auxilio y recuperación de
las tierras donde Jesús se sacrificó por los hombres. En su crónica, Roberto el monje expone el
discurso de Urbano II y las penas e injustos castigos a los que son sometidos los cristianos de
oriente, siendo una de las crónicas del Concilio de Clermont en las que se describe mayormente el
cruel escenario que se vivía en los años previos el Oriente cristiano frente a los sarracenos. Roberto
el Monje, deja plasmada en su crónica que:
De los confines de Jerusalén y de la ciudad de Constantinopla nos han
llegado tristes noticias, […] pueblos del reino de los persas, nación maldita,
nación completamente extraña a Dios, […] ha invadido en esos lugares las tierras
de los cristianos, devastándolas por el hierro, el pillaje, el fuego, se ha llevado
una parte de los cautivos a su país, y a otros ha dado una muerte miserable, ha
derribado completamente las iglesias de Dios, o las utiliza para el servicio de su
culto; esos hombres derriban los altares, después de haberlos mancillado con
sus impurezas; circuncidan a los cristianos y derraman la sangre de los
26
GUILLAUME DE TYR, Histoire des Croisades, I, Éd. Guizot, 1824, Paris, vol. I, pp. 38-45. Trad. del
francés por José Marín R.
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circuncisos, sea en los altares o en los vasos bautismales; aquellos que quieren
hacer morir de una muerte vergonzosa, les perforan el ombligo, hacen salir la
extremidad de los intestinos, amarrándola a una estaca; después, a golpes de
látigo, los obligan a correr alrededor hasta que, saliendo las entrañas de sus
cuerpos, caen muertos. Otros, amarrados a un poste, son atravesados por
flechas; a algunos otros, los hacen exponer el cuello y, abalanzándose sobre
ellos, espada en mano, se ejercitan en cortárselo de un solo golpe. ¿Qué puedo
decir de la abominable profanación de las mujeres? Sería más penoso decirlo
que callarlo27.
Con las crónicas de Foucher de Chartres, Guillermo de Tiro y Roberto el Monje, entre otras
referentes al Concilio de Clermont, podemos formarnos una idea de la real motivación y
problemática que enfrentaba Urbano II respecto a los cristianos de Oriente en Constantinopla y
Jerusalén. También es posible entender el por qué es urgente y necesario marchar a Jerusalén, ya
que era necesario que los guerreros de Occidente fueran a socorrer a sus hermanos de Oriente, que
según él estaban en gran peligro, masacrados por los turcos28.
Pero parte importante de la peregrinación consistía en la recuperación y liberación de los
lugares sagrados de la cristiandad. Guibert de Nogent en su crónica se encarga de dar a conocer la
importancia que tenía Jerusalén dentro de este proyecto de peregrinación clamado por Urbano II y
por el cual se llamó a la lucha, ya que Jerusalén para el hombre medieval, es la tierra donde Jesús
murió por los hombres. Según Guibert de Nogent, el llamado a la cruzada proponía que:
[…] si es verdad que aspiráis al autor de esa santidad y esa gloria, si
queréis ardientemente conocer los lugares de aquella tierra donde se encuentran
sus huellas, es a vosotros a quienes corresponde hacer grandes esfuerzos, con
la ayuda de Dios, que marchará delante de vosotros, y combatirá por vosotros, a
27
ROBERT LE MOINE, Histoire de la Première Croisade, Ed. Guizot, 1825, Paris, pp. 301-306. Trad. del
francés por José Marín R.
28
FLORI, Jean, Guerra Santa…, Op. Cit., pp. 245.
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fin de purgar aquella ciudad santa y aquel glorioso sepulcro, de las humillaciones
que allí acumulan los gentiles con su presencia, tanto más cuanto que está en su
poder29.
En sus cartas, el Papa Urbano II deja ver también su postura, invitando incluso a españoles
a combatir con los sarracenos en España de igual modo que lo hacen los francos a Oriente,
motivándolos a la lucha contra los que invadieron sus tierras:
Al igual que los milities de otras tierras han decidido unánimemente partir
para ayudar a la Iglesia de Asia y liberar a sus hermanos de la tiranía de los
sarracenos, así vosotros también, conforme a nuestras exhortaciones, debéis
esforzaros para ir a socorrer a la Iglesia que queda cerca de vosotros30.
No queda dudas de que el musulmán era la gran amenaza que enfrentó el cristianismo
durante la Edad Media, amenaza que estuvo presente desde la Batalla de Poitiers en el 732 liderada
por Carlos Martel, y que se hizo mayor con la invasión y conquista de la península Ibérica por parte
de los musulmanes. Pero no es hasta el siglo XI, cuando las relaciones entre el mundo musulmán y
el mundo cristiano no eran más pacíficas en Oriente que en occidente31, que surge el gran llamado.
Es entonces, cuando nace junto con el llamado a la peregrinación, la gran promesa y recompensa; el
Martirio.
El Papa Urbano II en su llamado ofrece al peregrino una recompensa eterna, la que no es de
esta tierra, sino que celestial. Se ofrece el martirio y la redención de los pecados a quienes mueran
en el campo de batalla defendiendo una causa que debe ser justa y legítima32. Entre las crónicas del
Concilio de Clermont podemos encontrar una serie de afirmaciones sobre estas recompensas. Tales
ejemplos son:
29
GUIBERT DE NOGENT, Histoire des Croisades, II, Éd. Guizot, 1825, Paris, pp. 46-52. Trad. al francés
por José Marín R.
30
URBANO II, Carta 20, Epistolae et privilegia, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad… Op. Cit, pp. 315.
31
FLORI, Jean, La Guerra Santa…, Op. Cit., pp. 293
32
MARIN, José, Cruzada, Guerra Santa y Yihad…, Op. Cit., pp. 67.
Página12
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En cuanto a aquellos que partirán, si pierden la vida, sea durante la ruta
por tierra, sea atravesando los mares, sea combatiendo a los idólatras, todos los
pecados les serán remitidos en ese momento; este favor tan precioso yo lo
concedo en virtud de la autoridad por la cual he sido investido por Dios mismo33.
Ahora os proponemos guerras que tienen en sí mismas la gloriosa
recompensa del martirio, que serán por siempre objeto de elogio, para los
tiempos presentes y para la posteridad34.
[…] remitimos a los cristianos fieles que tomen las armas contra esos
enemigos, y emprendan la tarea de esa peregrinación, las penitencias que les
han sido impuestas por sus pecados. Que quienes mueran en esos lugares con
verdadero arrepentimiento, no duden ni un momento que obtendrán indulgencia
por sus pecados, y que alcanzarán los frutos de las recompensas eternas35.
El prudente Papa incitó a la guerra contra los enemigos a todos aquellos
que convenientemente podían llevar las armas, y dio, en virtud de la autoridad
divina, la absolución de todos los pecados a todos los penitentes, a partir del
momento en que tomaran la Cruz del Señor36.
[…] recordad lo que el Señor dice en su Evangelio: "Quien ama a su padre
y a su madre más que a mí, no es digno de mí" (Mt 10,37). "Aquel que por causa
de mi nombre abandone su casa, o sus hermanos o hermanas, o su padre o su
33
FOUCHER DE CHARTRES, Op. Cit.
34
GUIBERT DE NOGENT, Op. Cit.
35
GUILLAUME DE TYR, Op. Cit.
36
ORDERIC VITAL, Histoire de Normandie, Libro IX, Ed. Guizot, 1826, Paris, vol. III, pp. 410-413. Trad.
del francés por José Marín R.
Página13
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madre, o su esposa o sus hijos, o sus tierras, recibirá el céntuplo y tendrá por
herencia la vida eterna" (Mt 19,29)37.
Con estas promesas y motivos que propone el Papa Urbano II, es que el franco se atreve a
emprender el viaje de peregrinación y liberación de Jerusalén y de los cristianos de Oriente, ya que
en caso de recibir la muerte en el viaje o por la espada del infiel, recibirá la redención de todos sus
pecados, pero aún más importante, no sólo morirá por una causa justa, sino que recibirá el martirio
al morir por una causa justa. Ya no existe el miedo de la muerte y las torturas a las que fueron
sometidos los cristianos de Oriente, para el hombre medieval del siglo XI está presente la idea
agustiniana de la recompensa celestial, la que es buscada por todos pero difícil de alcanzar, pero
que con el ofrecimiento del martirio por el Papa Urbano II, será posible.
Es necesario destacar que el llamado de Urbano II no fue el primero que buscó la liberación
y auxilio de los cristianos de Oriente. En 1074, el Papa Gregorio VII ya predicaba el llamado a la
lucha en Oriente. En sus cartas podemos encontrar las razones, muchas de las cuales siguió luego
el Papa Urbano II, para la liberación de Oriente.
A todos los que quieran defender la fe cristiana:
[…] la caridad fraternal y el ejemplo de nuestro Redentor nos obligan a
arriesgar nuestras vidas para liberar a nuestros hermanos. Pues lo mismo que Él
dio su vida por nosotros, nosotros también debemos dar nuestra vida por
nuestros hermanos38.
[…] he llamado a los cristianos, les he exhortado, les he acosado, les
presionado para que pongan en peligro su vida por sus hermanos en defensa de
la ley de Cristo, y para que manifiesten así con toda claridad la nobleza de los
hijos de Dios.
37
ROBERT LE MOINE, Op. Cit.
38
GREGORIO VII, Registrum, 1 de marzo de 1074, Ibídem, pp. 317.
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Yo creo, e incluso afirmo, que gracias a la inspiración de Dios […] quieren
levantarse en armas contra los enemigos de Dios y, bajo su mando, llegar hasta
la tumba del señor39.
A pesar de ser una campaña que en si misma fue una lucha entre cristianos y musulmanes,
no es considerada como una campaña de Cruzada, pero si dentro de los antecedentes más
importantes, dejando ver que para el cristiano, el musulmán es el infiel, el enemigo con el que no
puede haber pactos40. Pero siendo más cauto que Gregorio VII, Urbano II recurre a la cruzada para
agrupar a toda la cristiandad bajo su autoridad41.
IV – EL MÁRTIR CRISTIANO Y EL MARTIRIO EN LA PRIMERA CAMPAÑA DE
CRUZADA. RECAPITULACIÓN FINAL
Como se acercaba ya el fin que el Señor Jesús anuncia cada día a sus
fieles, especialmente en el Evangelio, donde Él dice: "El que quiera venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame", se formó un gran
movimiento por todas las regiones de las Galias, a fin de que quienquiera que
sea, de un corazón y de un espíritu puros, que desee seguir al Señor con celo y
quiera llevar la Cruz consigo, no tarde en tomar con toda prontitud la ruta del
Santo Sepulcro42.
Este fragmento, correspondiente a una Historia Anónima de la Primera Cruzada, es posible
encontrar que el franco de la Galia tiene la motivación de seguir la ruta al Santo Sepulcro, guiado por
39
GREGORIO VII, Registrum, 7 de diciembre de 1074, Ibídem, pp. 318.
40
LE GOFF, Jacques, La civilización del Occidente Medieval. Parte I, Paidós, Barcelona, 1994, pp. 124
41
LE GOFF, Jacques, La civilización del Occidente Medieval. Parte II, Paidós, Barcelona, 1994, pp. 83
42
Histoire Anonyme de la Première Crisade (Gesta Francorum et aliorum Hierosolimitanum, c. 1099), Editée
et Traduite par L. Bréhier, "Les Classiques de l'Histoire de France au Moyen Age", Les Belles Lettres, 1964,
Paris (Versión bilingüe latín-francés), pp. 3-205. Trad. del francés por José Marín R.
Página15
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la Cruz, y por la marca de la Cruz (Crucesignatus). Como ya es mencionado anteriormente, la
palabra Cruzada aún no existe, pero si el Cruzado.
La motivación de luchar por la liberación de las tierras donde Jesús murió por los hombres
es la que lleva principalmente al peregrino a Jerusalén, pero la redención de los pecados y el
martirio, es decir, las recompensas celestiales, son las que mueven al hombre a partir, a dejar sus
tierras, riquezas, mujeres y familia. A dejar todo por la gloria del cristianismo, la defensa del cristiano
de Oriente y la liberación de los lugares sacros de la cristiandad.
La primera campaña de Cruzada se extiende entre el 1096, hasta el año 1099, y al ser ésta
una guerra de proporciones magnas, con emboscadas y trampas de parte del Emperador de
Constantinopla hacia los francos43, con largos viajes desde la Galia hasta Jerusalén, con
enfrentamientos directos entre sarracenos y cruzados por la Tierra Santa y el Santo Sepulcro, es
que hubo gran cantidad de muertos por bandos. Pero al ser una Guerra Sacralizada, que condujo a
la Iglesia desde la no-violencia inicial al uso meritorio y sacralizado de las armas44, es que importa y
es necesario destacar la importancia de la recompensa del martirio. Una recompensa, que como se
ha mencionado muchas veces, es celestial y ahora, sacralizada.
En la crónica anónima de la primera campaña de Cruzada, esta recompensa se presenta
con gran frecuencia, ya que a diferencia de las crónicas de Foucher de Chartres, Guillermo de Tiro,
Guibert de Nogent, Roberto el Monje, entre otros, que se basan en el llamado y origen de la
Cruzada, desde una posición más filosófica y retórica del asunto, la Historia Anónima es una crónica
que se centra en las vivencias del Cruzado, tanto en el viaje emprendido desde la Galia hasta
Constantinopla y Jerusalén. Al representar las vivencias de personajes anónimos, podemos destacar
una neutralidad y también la visión y temores que se tenían en el campo de batalla. Pero como el
enfoque y problemática de este ensayo es el martirio en la primera campaña de Cruzada, podemos
encontrar una gran referencia en el siguiente citado:
Muchos de los nuestros recibieron allí el martirio y, en la alegría y el júbilo,
rindieron a Dios sus almas bienaventuradas. Entre los pobres muchos murieron
43
Ídem.
44
FLORI, Jean, La Guerra Santa…, Op. Cit., pp.12
Página16
RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com
de hambre por el nombre de Cristo. Elevados triunfalmente al cielo, vistieron la
ropa del martirio diciendo en una sola voz: "¡Venga, Señor, nuestra sangre
derramada por ti, que está bendecida y digna de alabanzas por los siglos de los
siglos. Amén!"45.
Junto con este relato, podemos desmitificar que el martirio significa solamente dolor o
sufrimiento, ya que si bien existe sufrimiento, como la muerte por hambre antes citada, este es un
sufrimiento que lleva a la recompensa celestial, la que no pertenece a este mundo, sino al reino
celeste de Dios.
Ese día, más de mil de nuestros caballeros y de nuestros infantes sufrieron
el martirio y, como lo creemos, se elevaron al cielo donde reciben la blanca ropa
del martirio46.
Nuevamente, el sufrimiento que da la recompensa celestial. Al pensar que se los guerreros
reciben la blanca ropa del martirio, el Cruzado cree que el hombre muerto por el infiel, o por las
adversidades de los caminos, recibe el paraíso, recibe el martirio, recibe la gracia de Dios.
(X,35) [Sitio de Archas, 14 de Febrero a 13 de Junio de 1099:] Durante ese
sitio, muchos de los nuestros recibieron un feliz martirio, entre otros Anselmo de
Ribemont, Guillermo el Picardo y muchos otros que desconozco47.
De acuerdo a esta crónica, la que fue escrita dentro del campo de batalla, durante toda la
campaña, ya que la última parte esta datada entre febrero y junio de 1099, se puede hacer un
balance claro; existió el martirio en la Cruzada y en la Guerra Santa, existieron promesa y mártires
45
Histoire Anonyme de la Première Crisade… Op. Cit.
46
Ídem.
47
Ídem
Página17
RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com
en aquella campaña. No fue un solo mártir, fueron varios, quizá no se sepa nunca con certeza el
número exacto de mártires cristianos.
No solo en la Guerra Santa existieron mártires. Los muertos no fueron solamente cristianos
buscando la recompensa celestial, también muchos sarracenos murieron en su propósito de Yihad,
ya que en el afán de conversión de religiosa hacia los cristianos u otra religión es “ley” del Yihad, y si
asociamos ese Yihad al contexto del año 1095, estamos frente a una Guerra Santa musulmana, la
que siempre ha sido una guerra violenta, y sus muertos por causas religiosas, siempre reciben el
martirio. Es posible destacar que:
El miserable emperador (infelix imperator) ordenó a sus tropas atacar al
duque y al pueblo cristiano. El duque los persiguió victoriosamente a la cabeza
de los soldados de Cristo; mató a siete y persiguió a los otros hasta la puerta de
la ciudad48.
Gracias a esta parte de la crónica, podemos y afirmar que el cristiano no fue el único muerto
en la Guerra Santa. En la Yihad musulmana también hubo muertos, y al ser una guerra sacralizada,
también existieron mártires. Esto se debió principalmente a que a la llegada de los cristianos de
Occidente, estaban sumidos en una profunda división interna49, que en 1098 permitió el fácil avance
de los cristiano hacia Oriente, librando arduas batallas que dieron el paso para proclamar el Yihad
contra los infieles cristianos50.
Es importante recalcar, que como hay autores que afirman que si existió el martirio en la
primera campaña de Cruzada, tales como Jean Flori y José Marín, quienes basan sus estudios en
las fuentes del llamado del Concilio de Clermont, existen otros que afirman que la recompensa del
48
Ídem.
49
MELO, Diego, El Islam de Frente a las Cruzadas: La visión Oriental, desde la escisión interna hasta la
reunificación de Saladino, en Intus Legere, Vol 1, N° 1-2, Santiago, 2007, pp. 140
50
Ibídem, pp. 141
Página18
RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com
martirio no fue ofrecida en Clermont, como J. Riley-Smith, quien se basa en una fuente que propone
que se debe rezar por los guerreros del campo de batalla, para que puedan entrar al cielo51.
Pero basándonos directamente en las fuentes, podemos concluir que si fue ofrecido el
martirio, ya que la mayoría de autores, según Flori, dos testigos directos hicieron referencia a ello, al
menos brevemente52, es posible concluir que si existieron mártires y martirio en la primera campaña
de Cruzada. Con la Historia Anónima de la Primera Cruzada es posible comprender el pensamiento
del Cruzado, y a la vez afirmar que si existió tal promesa celestial. El hombre muere por el infiel y es
elevado al cielo con las ropas del martirio, y gana su recompensa eterna… el paraíso.
El martirio fue la recompensa mayor, pero ahora hay un nuevo factor luego del fin de la
primera campaña de Cruzada; el establecimiento de los cruzados en Jerusalén. Muchos decidieron
quedarse en ese lugar, ya que aparte de la recompensa celestial alcanzada en la guerra, los que
sobrevivieron, alcanzaron además recompensas terrenales.
Los idiomas más diversos son ahora comunes a una y otra nación y la
confianza acerca a pueblos tan extraños. (...) El que era extranjero, ya es ahora
un nativo, el peregrino ha llegado a establecerse; día a día nuestros parientes y
amigos se nos vienen a reunir aquí, abandonando los bienes que poseían en
Occidente. Aquellos que eran pobres en su país, Dios los hace ricos aquí; los
que no tenían más que una pocas monedas, tienen aquí un número infinito de
besantes; y a aquellos que no tenían sino una pequeña casa, Dios les ha dado
una ciudad aquí. ¿Por qué habrían de volver a Occidente si aquello que
encuentran en Oriente es tan favorable? Dios no querría que quienes, portando
su cruz y haciendo voto de seguirlo, cayeran aquí en la indigencia53.
51
FLORI, Jean, La Guerra Santa…, Op. Cit., pp.326-330.
52
Ibídem, pp. 327
53
FOUCHER DE CHARTRES, Histoire des Croisades, LVII (éd. Guizot, J.L.J. Brière, 1825, Paris), pp. 241-
242. El original latino: FULCHERIO CARNOTENSI, Historia Hierosolymitana. Gesta Francorum
Hierusalem peregrinantium, III, XXXVII, Recuil des Historiens des Croisades, Historiens Occidentaux,
Imprimerie Impériale, Paris, 1866, Vol. III, p. 468.
Página19
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V – BIBLIOGRAFÍA
ARTÍCULOS:
 HERRERA CAJAS, Héctor, La “Germania” de Tácito: El problema del significado del escudo,
en Tiempo y Espacio N° 5, Universidad del Bío-Bío, Chillán, 1995
 MARÍN, José, Bizancio, Cruzada y Guerra Santa, en Tiempo y Espacio, N° 11-12,
Universidad del Bío-Bío, Chillán, 2001-2002
 MARÍN, José, Islam, Guerra y Jihad, en Revista Archivum, Año III, N° 4, Viña del Mar, 2002
 MELO, Diego, El concepto de Yihad en el Islam clásico y sus etapas de aplicación, en
Temas Medievales N° 13, Consejo Nacional de Investigaciones científicas y técnicas.
Instituto multidisciplinario de Historia y ciencias Humanas, Buenos Aires, 2005
 MELO, Diego, El Islam de Frente a las Cruzadas: La visión Oriental, desde la escisión
interna hasta la reunificación de Saladino, en Intus Legere, Vol 1, N° 1-2, Santiago, 2007
 MELO, Diego, Gloria, sacrificio y martirio en la tradición preislámica y en el Islam clásico, en
Tiempo y Espacio N° 18, Universidad del Bío-Bío, Chillán, 2007
LIBROS:
 FLORI, Jean, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el
Islam, Universidad de Granada, Granada, 2004
 FLORI, Jean, La Guerra Santa. La formación de la idea de Cruzada en el Occidente
cristiano, Editorial Trotta, Madrid, 2003
 LE GOFF, Jacques, La civilización del Occidente Medieval. Parte I, Paidós, Barcelona, 1994
 LE GOFF, Jacques, La civilización del Occidente Medieval. Parte II, Paidós, Barcelona, 1994
 MARIN, José, Cruzada, Guerra Santa y Yihad, Ediciones Universitarias de Valparaíso de la
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, 2003
Página20
RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com
FUENTES:
 BERNARDO DE ANGERS, Liber miraculorum sancte fidis, en Jean Flori, Guerra Santa,
Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam
 BERTOLDO DE REICHENEAU, Chronicon, Ídem. en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad,
Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam
 FOUCHER DE CHARTRES, Histoire des Croisades, Chap. 1, Ed. Guizot, 1825, Paris, Trad
del francés por José Marín R.
 FOUCHER DE CHARTRES, Histoire des Croisades, LVII, Ed. Guizot, 1825, Paris, Trad del
francés por José Marín R.
 GREGORIO III, Epistolae III, Carta a Carlos Martel, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad,
Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam
 GREGORIO VII, Registrum, 1 de marzo de 1074, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad,
Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam
 GREGORIO VII, Registrum, 7 de diciembre de 1074, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad,
Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam
 GUIBERT DE NOGENT, Histoire des Croisades, II, Éd. Guizot, 1825, Paris, Trad. al francés
por José Marín R.
 GUILLAUME DE TYR, Histoire des Croisades, I, Éd. Guizot, 1824, Paris, vol. I, Trad. del
francés por José Marín R.
 Histoire Anonyme de la Première Crisade (Gesta Francorum et aliorum Hierosolimitanum, c.
1099), Trad. del francés por José Marín R.
 LEÓN IV, Epistolae et decreta, Carta I ‘Ad exercitum francorum’, en Jean Flori, Guerra
Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam
 LEON IX, PL, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el
Cristianismo y el Islam
 ORDERIC VITAL, Histoire de Normandie, Libro IX, Ed. Guizot, 1826, Paris, vol. III, Trad. del
francés por José Marín R.
Página21
RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com
 RAÚL GLABER, Historiarum libri quinque, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada.
Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam
 ROBERT LE MOINE, Histoire de la Première Croisade, Ed. Guizot, 1825, Paris, Trad. del
francés por José Marín R.
 TABARI, Crónica, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el
Cristianismo y el Islam
 TEÓFANES EL CONFESOR, Cronografía, Patrología Griega, en Jean Flori, Guerra Santa,
Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam
 URBANO II, Carta 20, Epistolae et privilegia, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada.
Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam

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  • 2. Página1 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com Correspondencia: Rodrigo Pereira González rapg@live.cl – http://rapg.wordpress.com - Tel: 09 - 795 299 78 Estudiante de Pedagogía en Historia, Geografía y Educación Cívica en Universidad de las Américas sede Viña del Mar LA PRIMERA CRUZADA: REPRESENTACIÓN DEL ‘MÁRTIR’ CRISTIANO EN LA GUERRA SANTA Y YIHAD A PARTIR DE UNA APROXIMACIÓN HISTORIOGRÁFICA DE LA IDEA DE ‘MARTIRIO’ ENTRE LOS SIGLOS VIII Y XI Resumen: El siguiente ensayo, tiene como objetivo principal comprender la idea del martirio en el conflicto entre el Occidente Cristiano Medieval y el Oriente regido por el Islam, conocido como Las Cruzadas, específicamente en la primera campaña, desde su llamado en 1095 por el papa Urbano II, y el año 1099, fin de la misma. Para contextualizar, se realiza un análisis de fuentes historiográficas datadas entre los siglos VIII y XI que permiten dar a conocer al lector la noción e idea del martirio que se tenía en la Edad Media, y cómo esta idea motiva al peregrino a luchar por la reconquista y liberación de los lugares sacros de la cristiandad. Palabras claves: Martirio, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Abstract: The present essay has as primary objective to understand the idea of martyrdom in the conflict between the Medieval Christian West and the Orient ruled by Islam, known as The Crusades, specifically in the first campaign, from his call in 1095 by Pope Urban II and 1099, end of the same. For contextualize, is made a historiographical analysis of sources dated between the VIII & XI centuries which allow the reader to make known the notion and idea of martyrdom that took into the Middle Ages, and how this idea motivates the peregrine to fight for reconquest and liberation of the sacred places of Christendom. Key words: Martyrdom, Holly War, Jihad, Crusade.  Ensayo realizado con motivo de Ejercicio N° 1, correspondiente a la Cátedra de “Seminario de Especialidad, HIS-801” a cargo del Profesor Cristian Molina Gallardo, de la Universidad de las Américas sede Viña del Mar.
  • 3. Página2 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com I - SOBRE LAS FUENTES HISTÓRICAS Y BREVE DEFINICIÓN DE ALGUNOS CONCEPTOS CLAVES La importancia de las fuentes radica en que son, como el término lo señala, manantiales inagotables no tan sólo de conocimiento histórico, sino también veneros ricos en posibilidades para entrar en contacto más directo con la realidad de la cual emanan y a la cual refieren la labor del historiador1. Las fuentes son las que nos guiarán por la verdad historiográfica, y debemos siempre cuestionarlas para que nos entreguen las respuestas que necesitamos. Como propuso Héctor Herrera, las fuentes nos dejan entrar en la realidad que ya no está, pero que ha sido preservada para la posteridad, en este caso, casi un milenio. Es importante recalcar el trabajo ajeno, el de dos grandes medievalistas estudiosos de la Cruzada, Guerra Santa y Yihad. Jean Flori y José Marín, quienes en sus obras comparten las fuentes que sirven de estudio para todos, y que han sido referentes de estudiantes de la Historia Medieval, en especial de la Cruzada. Si bien la Historia se trabaja con fuentes, existen palabras o conceptos claves que difícilmente podemos saber su real contexto. Por ejemplo el martirio, que generalmente se relaciona con el dolor o sufrimiento, pero que en la Cruzada, era el sufrimiento para alcanzar la recompensa celestial. La Cruzada es otro problema que atraviesa la aproximación historiográfica, ya que comenzó a ser utilizada en el siglo XVIII, luego de la invención de la palabra inglesa Crusades2, y por ende no fueron utilizadas por Urbano II en su discurso. A pesar de no existir la palabra Cruzada, la palabra Cruzado, o ‘marcado con el signo de la cruz’ (Crucesignatus), existió desde la época de la primera expedición3. 1 HERRERA CAJAS, Héctor, La “Germania” de Tácito: El problema del significado del escudo, en Tiempo y Espacio N° 5, Universidad del Bío-Bío, Chillán, 1995, pp. 97-98 2 MARIN, José, Cruzada, Guerra Santa y Yihad, Ediciones Universitarias de Valparaíso de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, 2003, pp. 51 3 FLORI, Jean, La Guerra Santa. La formación de la idea de Cruzada en el Occidente cristiano, Editorial Trotta, Madrid, 2003, pp. 16
  • 4. Página3 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com Otro concepto importante y que debe ser aclarado, es Guerra Santa o Sacralizada4, que puede ser entendida como una guerra en que a los partícipes se les otorgan beneficios espirituales – remisión de los pecados, morir como mártir-5. Este caso puede ser aplicado en Occidente y Oriente, ya que el mundo del Islam también presenta la recompensa del martirio. Pero en el cristianismo se da el caso de que la guerra se sacraliza con el tiempo, tal como lo hizo Gregorio VII, quien contribuyó en gran medida a la sacralización de las luchas emprendidas por la causa de la Iglesia6. Es una lenta evolución, ya que el cristianismo, predicado en los primeros tiempos, fue una religión de salvación pacifista, que ganaba el cielo como mártir pereciendo por la espada de los paganos, predicando la no-violencia, a diferencia de los primeros Cruzados7. En el Oriente, no existe una guerra sacralizada, ya que desde el origen, y a imitación de su fundador, admitió el uso de la guerra como parte de su doctrina8. En cambio existe el Yihad, que en sí misma significa “esfuerzo”9, pero en “la vía de Alá”10, generalmente se entiende como una “Guerra Santa” de Oriente pero la traducción correcta sería “al-harbu al-muqaddasatu”11. El Yihad, comprendido como “Guerra Santa”, y la Guerra Sacralizada Cristiana, comparten ciertos elementos, pero con origen diferente12, como el origen de la guerra misma. 4 Jean Flori propone que la Guerra Santa cristiana es una larga evolución, desde el pacifismo cristiano de ofrecer la otra mejilla, hasta el uso meritorio y sacralizado de las amas por intermedio de órdenes de la Iglesia. Para mayor información se recomienda: FLORI, Jean, La Guerra Santa. La formación de la idea de Cruzada en el Occidente cristiano, dónde se encarga de explicar con mayor detalle la sacralización de la idea de Guerra en la Europa Medieval. 5 MARÍN, José, Bizancio, Cruzada y Guerra Santa, en Tiempo y Espacio, N° 11-12, Universidad del Bío- Bío, Chillán, 2001-2002, pp. 12 6 FLORI, Jean, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam, Universidad de Granada, Granada, 2004, pp. 199 7 FLORI, Jean, La Guerra Santa…, Op. Cit., pp. 12 8 Ídem. 9 MELO, Diego, El concepto de Yihad en el Islam clásico y sus etapas de aplicación, en Temas Medievales N° 13, Consejo Nacional de Investigaciones científicas y técnicas. Instituto multidisciplinario de Historia y ciencias Humanas, Buenos Aires, 2005, pp. 160 10 MARÍN, José, Islam, Guerra y Jihad, en Revista Archivum, Año III, N° 4, Viña del Mar, 2002, pp. 233 11 Ibídem, pp. 235 12 Ídem.
  • 5. Página4 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com II - APROXIMACIÓN HISTORIOGRÁFICA A LA IDEA DE ‘MARTIRIO’ EN OCCIDENTE A TRAVÉS DE LAS FUENTES ENTRE LOS SIGLOS VIII Y XI El martirio es un “fin común” entre el cristianismo y el Islam, ya que ambos buscan el paraíso a través de la guerra y de la muerte por la espada del infiel. Existían diferencias entre muertes, por ejemplo en el Islam clásico, el sacrificio está ligado a la entrega en defensa y expansión de la religión13, mientras el cristianismo propone una muerte por la defensa y liberación de la religión. El martirio básicamente significa a través del sufrimiento recibir la muerte por una causa religiosa, la que ha sido interpretada muchas veces como casi una obligación religiosa y moral. En el siglo VIII, el Papa Gregorio III ya encaraba a Carlos Martel para defender la causa de la Iglesia, aunque costase su vida propia: Te exhortamos para que vengas a socorrer a la Iglesia de San Pedro y su pueblo particular, por Dios y por la salvación de tu alma, y a rechazar, lo más pronto posible a estos reyes y obligarles a volver a sus territorios. No rechaces mis ruegos, […] pues así el Príncipe de los Apóstoles no te cerrará la entrada al reino de los cielos14. En el siglo IX, León IV realizaba un llamado a los francos, que fue acompañado de promesas celestiales, ya ofreciendo claramente una idea de martirio al cristiano: […]A aquellos que mueran fielmente en una de las batallas de esta guerra […], los reinos de los cielos no se negarán de ninguna manera. […] El Todopoderoso sabe que si uno de vosotros llega a morir, habrá muerto por la 13 MELO, Diego, Gloria, sacrificio y martirio en la tradición preislámica y en el Islam clásico, en Tiempo y Espacio N° 18, Universidad del Bío-Bío, Chillán, 2007, pp. 85 14 GREGORIO III, Epistolae III, Carta a Carlos Martel, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam, Universidad de Granada, Granada, 2004, pp. 289
  • 6. Página5 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com verdad de la fe, la salvación de su alma y la defensa de la Patria cristiana. Por eso, y en consecuencia, recibirá de Él la mencionada recompensa15. Ya en el siglo XI, se pueden apreciar los mártires eclesiásticos o santos por la Iglesia, aquellos que murieron defendiendo templos de la amenaza musulmana o de falsos cristianos, ‘paganos’, o por ser participes de la reforma gregoriana. En la abadía de Conques y en Cividale existen importantes casos que reflejan el martirio de sacerdotes y abades, que murieron defendiendo a Dios y su Iglesia: Cuando sobrevenía un ataque de expoliadores y de saqueadores, asumía enseguida la función de defensor y conducía personalmente la tropa armada. […] prometía atrevidamente las recompensas de la victoria o la gloria del martirio, afirmando incluso que más valía combatir a aquellos falsos cristianos que atacan la ley cristiana16. El Papa León IX, en pleno siglo XI, daba una descripción del mártir cristiano de acuerdo a lo que veía en sus epifanías en Cividale: Siento un gran regocijo por nuestros hermanos que han sido matados combatiendo por Dios en Apulia. Los he visto, en efecto, entre los mártires, y sus vestidos tenían el esplendor del oro. Todos portaban en la mano palmas con flores imperecederas, y me decían: “Ven, mora con nosotros, pues gracias a ti poseemos ahora esta gloria”17. 15 LEÓN IV, Epistolae et decreta, Carta I ‘Ad exercitum francorum’, en Jean Flori, Guerra Santa..., Op. Cit, pp. 308 16 BERNARDO DE ANGERS, Liber miraculorum sancte fidis, en Jean Flori, Guerra Santa..., Op. Cit, pp. 310 17 LEON IX, PL, Ibídem, pp. 311
  • 7. Página6 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com En cambio, los mártires de la reforma gregoriana, fueron concebidos como tales al dedicar su vida completa en el servicio a Dios: Los guerreros de la causa pontificia fueron considerados “santos mártires”18. Los monjes asesinados por musulmanes también fueron proclamados mártires cristianos: Cómo unos monjes que fueron matados con las armas en la mano combatiendo a los musulmanes obtuvieron la corona de los mártires19. A modo de conclusión, es posible entender que el mártir es aquel que muere por una causa religiosa. Entre los siglos VIII y XI, existen una serie de cronistas que relatan el martirio, pero como idea de recompensa celestial a aquellos hombres que con su muerte logran defender a un cristiano, morir por defender los templos de Dios y por cumplir su palabra. El premio del martirio es el paraíso, y también la redención de los pecados. A modo de comparación, se ha incluido el martirio y el paraíso musulmán, el que es descrito de la siguiente manera: El Profeta excitaba siempre a sus soldados. […] Éste, para exhortar a los soldados dijo: “para conseguir el paraíso sólo tenéis que encontrar el martirio”. Umar, al oír estas palabras, arrojó sus dátiles diciendo: “Si así es, me basta con un dátil hasta que entre en el paraíso”. Sacó su sable, se lanzó contra las filas de los enemigos, hiriendo y matando a muchos, y él mismo fue matado20. 18 BERTOLDO DE REICHENEAU, Chronicon, Ídem. 19 RAÚL GLABER, Historiarum libri quinque, Ibídem, pp. 314 20 TABARI, Crónica, Ibídem, pp. 291.
  • 8. Página7 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com El martirio musulmán, al ser una religión donde la violencia no es reprimida nunca, sino parte de la ideología, el martirio se obtiene matando o muriendo por Alá. Teófanes el Confesor, es el encargado de describir el Paraíso al que va el musulmán que obtiene el martirio: Enseñaba a sus gentes que quien mata a un enemigo, o quien es matado por un enemigo, va al Paraíso; y decía que ese Paraíso material consistía en comer y en beber, y en tener relaciones sexuales con mujeres; que había en él un río de vino, leche y miel, y que sus mujeres no eran iguales a las de este mundo; eran muy diferentes, pues las relaciones sexuales con ellas duraban muchísimo tiempo, y el placer que proporcionaban era continuo21. III – EL LLAMADO A LA PRIMERA CRUZADA Y LA RECOMPENSA DEL MARTIRIO En la ciudad de Clermont, Francia, el 27 de noviembre del año 1095, finalizaba el Concilio de Clermont, presidido por el Papa Urbano II. El objetivo principal del concilio era tratar temas eclesiásticos, como la simonía, es decir, la compra y venta de cargos eclesiásticos22. La gente que se reunía allí esperaba las palabras del Papa Urbano II, quién una vez finalizado el concilio de paz, lanzó su llamamiento a la cruzada23, la muchedumbre unánime –según los cronistas– le respondió con este grito: “Dios lo quiere”24. Existen diversos cronistas que relatan el 21 TEÓFANES EL CONFESOR, Cronografía, Patrología Griega, Ibídem, pp. 299 22 MARIN, José, Cruzada, Guerra Santa y Yihad…, Op. Cit., pp. 15 23 La palabra “Cruzada” se comienza a utilizar posteriormente, ya que no existía en la época, pero si existe el Cruzado que es el “marcado con el signo de la cruz” (Crucesignatus). Al utilizar la palabra Cruzada, nos referimos al llamamiento de Urbano II a peregrinar hacia Jerusalén y combatir en la Guerra Santa. 24 FLORI, Jean, La Guerra Santa…, Op.Cit., pp. 15
  • 9. Página8 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com llamado de Urbano II, además de exponer las causas y también las recompensas que recibiría el peregrino. Según Foucher de Chartres, el Papa Urbano II en su discurso propone que: Es urgente, es preciso que os apuréis en marchar en socorro de vuestros hermanos que habitan en Oriente […] Los turcos y los árabes se han precipitado sobre ellos […] extendiendo cada vez más sus conquistas sobre tierras de cristianos, […] han trastornado completamente las iglesias, y saqueado todo el país sometido a la dominación cristiana. […] Es por ello que os advierto y conjuro, no en mi nombre, sino en nombre del Señor […] a socorrer con diligencia a los adoradores de Cristo […] y de expulsar lejos de las regiones sometidas a nuestra fe a la raza impía de los devastadores. […] Que marchen, dijo el papa finalizando, contra los infieles y concluyan victoriosamente una lucha que ya desde hace mucho tiempo debería haberse comenzado25. El cronista Foucher de Chartres destaca claramente los objetivos de la peregrinación hacia Oriente, proponiendo una ayuda a los cristianos sometidos y sitiados por la amenaza musulmana. Esta amenaza en oriente, y la actitud de los sarracenos frente a los cristianos de oriente, es descrita por Guillermo de Tiro de la siguiente manera: La raza impía de los sarracenos, sectarios de tradiciones mundanas, agobian con una cruel tiranía, y desde hace ya muchos años, los lugares santos, donde se posaron los pies de Nuestro Señor. Ella subyugó a los fieles y los condenó a la esclavitud. Los perros han entrado en los lugares sagrados, el santuario ha sido profanado, el pueblo adorador de Dios ha sido humillado; la raza de los elegidos padece persecuciones indignas, el colegio real de los sacerdotes sirve en el fango; la ciudad de Dios, la reina de las naciones ha sido 25 FOUCHER DE CHARTRES, Histoire des Croisades, Chap. 1, Ed. Guizot, 1825, Paris, pp. 7-10. Trad del francés por José Marín R.
  • 10. Página9 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com sometida a un tributo. ¿Qué alma no se sentirá conmovida, qué corazón no se ablandará, considerando todas estas cosas?26. En occidente se tenía una visión, quizás un poco excesiva, sobre las calamidades a las que fueron sometidos los cristianos de Oriente por los sarracenos, es por eso que Urbano II, según Foucher de Chartres y Guillermo de Tiro, pidió la ayuda de los francos para otorgar auxilio y protección a los desposeídos de oriente, buscando la liberación y el establecimiento de los cruzados en Jerusalén y también en Constantinopla. En diversas crónicas se representa el calvario del que fueron victimas los cristianos de Oriente. Según Roberto el Monje, la amenaza de los sarracenos se presentaba desde Constantinopla y Jerusalén, donde sarracenos sitiaban, profanaban, arrasaban y destruían los templos cristianos, exponiendo y sometiendo a cristianos a la misma suerte de sus templos, lo que conllevó al Papa Urbano II a darle un aliento de urgencia a su llamado de auxilio y recuperación de las tierras donde Jesús se sacrificó por los hombres. En su crónica, Roberto el monje expone el discurso de Urbano II y las penas e injustos castigos a los que son sometidos los cristianos de oriente, siendo una de las crónicas del Concilio de Clermont en las que se describe mayormente el cruel escenario que se vivía en los años previos el Oriente cristiano frente a los sarracenos. Roberto el Monje, deja plasmada en su crónica que: De los confines de Jerusalén y de la ciudad de Constantinopla nos han llegado tristes noticias, […] pueblos del reino de los persas, nación maldita, nación completamente extraña a Dios, […] ha invadido en esos lugares las tierras de los cristianos, devastándolas por el hierro, el pillaje, el fuego, se ha llevado una parte de los cautivos a su país, y a otros ha dado una muerte miserable, ha derribado completamente las iglesias de Dios, o las utiliza para el servicio de su culto; esos hombres derriban los altares, después de haberlos mancillado con sus impurezas; circuncidan a los cristianos y derraman la sangre de los 26 GUILLAUME DE TYR, Histoire des Croisades, I, Éd. Guizot, 1824, Paris, vol. I, pp. 38-45. Trad. del francés por José Marín R.
  • 11. Página10 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com circuncisos, sea en los altares o en los vasos bautismales; aquellos que quieren hacer morir de una muerte vergonzosa, les perforan el ombligo, hacen salir la extremidad de los intestinos, amarrándola a una estaca; después, a golpes de látigo, los obligan a correr alrededor hasta que, saliendo las entrañas de sus cuerpos, caen muertos. Otros, amarrados a un poste, son atravesados por flechas; a algunos otros, los hacen exponer el cuello y, abalanzándose sobre ellos, espada en mano, se ejercitan en cortárselo de un solo golpe. ¿Qué puedo decir de la abominable profanación de las mujeres? Sería más penoso decirlo que callarlo27. Con las crónicas de Foucher de Chartres, Guillermo de Tiro y Roberto el Monje, entre otras referentes al Concilio de Clermont, podemos formarnos una idea de la real motivación y problemática que enfrentaba Urbano II respecto a los cristianos de Oriente en Constantinopla y Jerusalén. También es posible entender el por qué es urgente y necesario marchar a Jerusalén, ya que era necesario que los guerreros de Occidente fueran a socorrer a sus hermanos de Oriente, que según él estaban en gran peligro, masacrados por los turcos28. Pero parte importante de la peregrinación consistía en la recuperación y liberación de los lugares sagrados de la cristiandad. Guibert de Nogent en su crónica se encarga de dar a conocer la importancia que tenía Jerusalén dentro de este proyecto de peregrinación clamado por Urbano II y por el cual se llamó a la lucha, ya que Jerusalén para el hombre medieval, es la tierra donde Jesús murió por los hombres. Según Guibert de Nogent, el llamado a la cruzada proponía que: […] si es verdad que aspiráis al autor de esa santidad y esa gloria, si queréis ardientemente conocer los lugares de aquella tierra donde se encuentran sus huellas, es a vosotros a quienes corresponde hacer grandes esfuerzos, con la ayuda de Dios, que marchará delante de vosotros, y combatirá por vosotros, a 27 ROBERT LE MOINE, Histoire de la Première Croisade, Ed. Guizot, 1825, Paris, pp. 301-306. Trad. del francés por José Marín R. 28 FLORI, Jean, Guerra Santa…, Op. Cit., pp. 245.
  • 12. Página11 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com fin de purgar aquella ciudad santa y aquel glorioso sepulcro, de las humillaciones que allí acumulan los gentiles con su presencia, tanto más cuanto que está en su poder29. En sus cartas, el Papa Urbano II deja ver también su postura, invitando incluso a españoles a combatir con los sarracenos en España de igual modo que lo hacen los francos a Oriente, motivándolos a la lucha contra los que invadieron sus tierras: Al igual que los milities de otras tierras han decidido unánimemente partir para ayudar a la Iglesia de Asia y liberar a sus hermanos de la tiranía de los sarracenos, así vosotros también, conforme a nuestras exhortaciones, debéis esforzaros para ir a socorrer a la Iglesia que queda cerca de vosotros30. No queda dudas de que el musulmán era la gran amenaza que enfrentó el cristianismo durante la Edad Media, amenaza que estuvo presente desde la Batalla de Poitiers en el 732 liderada por Carlos Martel, y que se hizo mayor con la invasión y conquista de la península Ibérica por parte de los musulmanes. Pero no es hasta el siglo XI, cuando las relaciones entre el mundo musulmán y el mundo cristiano no eran más pacíficas en Oriente que en occidente31, que surge el gran llamado. Es entonces, cuando nace junto con el llamado a la peregrinación, la gran promesa y recompensa; el Martirio. El Papa Urbano II en su llamado ofrece al peregrino una recompensa eterna, la que no es de esta tierra, sino que celestial. Se ofrece el martirio y la redención de los pecados a quienes mueran en el campo de batalla defendiendo una causa que debe ser justa y legítima32. Entre las crónicas del Concilio de Clermont podemos encontrar una serie de afirmaciones sobre estas recompensas. Tales ejemplos son: 29 GUIBERT DE NOGENT, Histoire des Croisades, II, Éd. Guizot, 1825, Paris, pp. 46-52. Trad. al francés por José Marín R. 30 URBANO II, Carta 20, Epistolae et privilegia, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad… Op. Cit, pp. 315. 31 FLORI, Jean, La Guerra Santa…, Op. Cit., pp. 293 32 MARIN, José, Cruzada, Guerra Santa y Yihad…, Op. Cit., pp. 67.
  • 13. Página12 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com En cuanto a aquellos que partirán, si pierden la vida, sea durante la ruta por tierra, sea atravesando los mares, sea combatiendo a los idólatras, todos los pecados les serán remitidos en ese momento; este favor tan precioso yo lo concedo en virtud de la autoridad por la cual he sido investido por Dios mismo33. Ahora os proponemos guerras que tienen en sí mismas la gloriosa recompensa del martirio, que serán por siempre objeto de elogio, para los tiempos presentes y para la posteridad34. […] remitimos a los cristianos fieles que tomen las armas contra esos enemigos, y emprendan la tarea de esa peregrinación, las penitencias que les han sido impuestas por sus pecados. Que quienes mueran en esos lugares con verdadero arrepentimiento, no duden ni un momento que obtendrán indulgencia por sus pecados, y que alcanzarán los frutos de las recompensas eternas35. El prudente Papa incitó a la guerra contra los enemigos a todos aquellos que convenientemente podían llevar las armas, y dio, en virtud de la autoridad divina, la absolución de todos los pecados a todos los penitentes, a partir del momento en que tomaran la Cruz del Señor36. […] recordad lo que el Señor dice en su Evangelio: "Quien ama a su padre y a su madre más que a mí, no es digno de mí" (Mt 10,37). "Aquel que por causa de mi nombre abandone su casa, o sus hermanos o hermanas, o su padre o su 33 FOUCHER DE CHARTRES, Op. Cit. 34 GUIBERT DE NOGENT, Op. Cit. 35 GUILLAUME DE TYR, Op. Cit. 36 ORDERIC VITAL, Histoire de Normandie, Libro IX, Ed. Guizot, 1826, Paris, vol. III, pp. 410-413. Trad. del francés por José Marín R.
  • 14. Página13 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com madre, o su esposa o sus hijos, o sus tierras, recibirá el céntuplo y tendrá por herencia la vida eterna" (Mt 19,29)37. Con estas promesas y motivos que propone el Papa Urbano II, es que el franco se atreve a emprender el viaje de peregrinación y liberación de Jerusalén y de los cristianos de Oriente, ya que en caso de recibir la muerte en el viaje o por la espada del infiel, recibirá la redención de todos sus pecados, pero aún más importante, no sólo morirá por una causa justa, sino que recibirá el martirio al morir por una causa justa. Ya no existe el miedo de la muerte y las torturas a las que fueron sometidos los cristianos de Oriente, para el hombre medieval del siglo XI está presente la idea agustiniana de la recompensa celestial, la que es buscada por todos pero difícil de alcanzar, pero que con el ofrecimiento del martirio por el Papa Urbano II, será posible. Es necesario destacar que el llamado de Urbano II no fue el primero que buscó la liberación y auxilio de los cristianos de Oriente. En 1074, el Papa Gregorio VII ya predicaba el llamado a la lucha en Oriente. En sus cartas podemos encontrar las razones, muchas de las cuales siguió luego el Papa Urbano II, para la liberación de Oriente. A todos los que quieran defender la fe cristiana: […] la caridad fraternal y el ejemplo de nuestro Redentor nos obligan a arriesgar nuestras vidas para liberar a nuestros hermanos. Pues lo mismo que Él dio su vida por nosotros, nosotros también debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos38. […] he llamado a los cristianos, les he exhortado, les he acosado, les presionado para que pongan en peligro su vida por sus hermanos en defensa de la ley de Cristo, y para que manifiesten así con toda claridad la nobleza de los hijos de Dios. 37 ROBERT LE MOINE, Op. Cit. 38 GREGORIO VII, Registrum, 1 de marzo de 1074, Ibídem, pp. 317.
  • 15. Página14 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com Yo creo, e incluso afirmo, que gracias a la inspiración de Dios […] quieren levantarse en armas contra los enemigos de Dios y, bajo su mando, llegar hasta la tumba del señor39. A pesar de ser una campaña que en si misma fue una lucha entre cristianos y musulmanes, no es considerada como una campaña de Cruzada, pero si dentro de los antecedentes más importantes, dejando ver que para el cristiano, el musulmán es el infiel, el enemigo con el que no puede haber pactos40. Pero siendo más cauto que Gregorio VII, Urbano II recurre a la cruzada para agrupar a toda la cristiandad bajo su autoridad41. IV – EL MÁRTIR CRISTIANO Y EL MARTIRIO EN LA PRIMERA CAMPAÑA DE CRUZADA. RECAPITULACIÓN FINAL Como se acercaba ya el fin que el Señor Jesús anuncia cada día a sus fieles, especialmente en el Evangelio, donde Él dice: "El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame", se formó un gran movimiento por todas las regiones de las Galias, a fin de que quienquiera que sea, de un corazón y de un espíritu puros, que desee seguir al Señor con celo y quiera llevar la Cruz consigo, no tarde en tomar con toda prontitud la ruta del Santo Sepulcro42. Este fragmento, correspondiente a una Historia Anónima de la Primera Cruzada, es posible encontrar que el franco de la Galia tiene la motivación de seguir la ruta al Santo Sepulcro, guiado por 39 GREGORIO VII, Registrum, 7 de diciembre de 1074, Ibídem, pp. 318. 40 LE GOFF, Jacques, La civilización del Occidente Medieval. Parte I, Paidós, Barcelona, 1994, pp. 124 41 LE GOFF, Jacques, La civilización del Occidente Medieval. Parte II, Paidós, Barcelona, 1994, pp. 83 42 Histoire Anonyme de la Première Crisade (Gesta Francorum et aliorum Hierosolimitanum, c. 1099), Editée et Traduite par L. Bréhier, "Les Classiques de l'Histoire de France au Moyen Age", Les Belles Lettres, 1964, Paris (Versión bilingüe latín-francés), pp. 3-205. Trad. del francés por José Marín R.
  • 16. Página15 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com la Cruz, y por la marca de la Cruz (Crucesignatus). Como ya es mencionado anteriormente, la palabra Cruzada aún no existe, pero si el Cruzado. La motivación de luchar por la liberación de las tierras donde Jesús murió por los hombres es la que lleva principalmente al peregrino a Jerusalén, pero la redención de los pecados y el martirio, es decir, las recompensas celestiales, son las que mueven al hombre a partir, a dejar sus tierras, riquezas, mujeres y familia. A dejar todo por la gloria del cristianismo, la defensa del cristiano de Oriente y la liberación de los lugares sacros de la cristiandad. La primera campaña de Cruzada se extiende entre el 1096, hasta el año 1099, y al ser ésta una guerra de proporciones magnas, con emboscadas y trampas de parte del Emperador de Constantinopla hacia los francos43, con largos viajes desde la Galia hasta Jerusalén, con enfrentamientos directos entre sarracenos y cruzados por la Tierra Santa y el Santo Sepulcro, es que hubo gran cantidad de muertos por bandos. Pero al ser una Guerra Sacralizada, que condujo a la Iglesia desde la no-violencia inicial al uso meritorio y sacralizado de las armas44, es que importa y es necesario destacar la importancia de la recompensa del martirio. Una recompensa, que como se ha mencionado muchas veces, es celestial y ahora, sacralizada. En la crónica anónima de la primera campaña de Cruzada, esta recompensa se presenta con gran frecuencia, ya que a diferencia de las crónicas de Foucher de Chartres, Guillermo de Tiro, Guibert de Nogent, Roberto el Monje, entre otros, que se basan en el llamado y origen de la Cruzada, desde una posición más filosófica y retórica del asunto, la Historia Anónima es una crónica que se centra en las vivencias del Cruzado, tanto en el viaje emprendido desde la Galia hasta Constantinopla y Jerusalén. Al representar las vivencias de personajes anónimos, podemos destacar una neutralidad y también la visión y temores que se tenían en el campo de batalla. Pero como el enfoque y problemática de este ensayo es el martirio en la primera campaña de Cruzada, podemos encontrar una gran referencia en el siguiente citado: Muchos de los nuestros recibieron allí el martirio y, en la alegría y el júbilo, rindieron a Dios sus almas bienaventuradas. Entre los pobres muchos murieron 43 Ídem. 44 FLORI, Jean, La Guerra Santa…, Op. Cit., pp.12
  • 17. Página16 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com de hambre por el nombre de Cristo. Elevados triunfalmente al cielo, vistieron la ropa del martirio diciendo en una sola voz: "¡Venga, Señor, nuestra sangre derramada por ti, que está bendecida y digna de alabanzas por los siglos de los siglos. Amén!"45. Junto con este relato, podemos desmitificar que el martirio significa solamente dolor o sufrimiento, ya que si bien existe sufrimiento, como la muerte por hambre antes citada, este es un sufrimiento que lleva a la recompensa celestial, la que no pertenece a este mundo, sino al reino celeste de Dios. Ese día, más de mil de nuestros caballeros y de nuestros infantes sufrieron el martirio y, como lo creemos, se elevaron al cielo donde reciben la blanca ropa del martirio46. Nuevamente, el sufrimiento que da la recompensa celestial. Al pensar que se los guerreros reciben la blanca ropa del martirio, el Cruzado cree que el hombre muerto por el infiel, o por las adversidades de los caminos, recibe el paraíso, recibe el martirio, recibe la gracia de Dios. (X,35) [Sitio de Archas, 14 de Febrero a 13 de Junio de 1099:] Durante ese sitio, muchos de los nuestros recibieron un feliz martirio, entre otros Anselmo de Ribemont, Guillermo el Picardo y muchos otros que desconozco47. De acuerdo a esta crónica, la que fue escrita dentro del campo de batalla, durante toda la campaña, ya que la última parte esta datada entre febrero y junio de 1099, se puede hacer un balance claro; existió el martirio en la Cruzada y en la Guerra Santa, existieron promesa y mártires 45 Histoire Anonyme de la Première Crisade… Op. Cit. 46 Ídem. 47 Ídem
  • 18. Página17 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com en aquella campaña. No fue un solo mártir, fueron varios, quizá no se sepa nunca con certeza el número exacto de mártires cristianos. No solo en la Guerra Santa existieron mártires. Los muertos no fueron solamente cristianos buscando la recompensa celestial, también muchos sarracenos murieron en su propósito de Yihad, ya que en el afán de conversión de religiosa hacia los cristianos u otra religión es “ley” del Yihad, y si asociamos ese Yihad al contexto del año 1095, estamos frente a una Guerra Santa musulmana, la que siempre ha sido una guerra violenta, y sus muertos por causas religiosas, siempre reciben el martirio. Es posible destacar que: El miserable emperador (infelix imperator) ordenó a sus tropas atacar al duque y al pueblo cristiano. El duque los persiguió victoriosamente a la cabeza de los soldados de Cristo; mató a siete y persiguió a los otros hasta la puerta de la ciudad48. Gracias a esta parte de la crónica, podemos y afirmar que el cristiano no fue el único muerto en la Guerra Santa. En la Yihad musulmana también hubo muertos, y al ser una guerra sacralizada, también existieron mártires. Esto se debió principalmente a que a la llegada de los cristianos de Occidente, estaban sumidos en una profunda división interna49, que en 1098 permitió el fácil avance de los cristiano hacia Oriente, librando arduas batallas que dieron el paso para proclamar el Yihad contra los infieles cristianos50. Es importante recalcar, que como hay autores que afirman que si existió el martirio en la primera campaña de Cruzada, tales como Jean Flori y José Marín, quienes basan sus estudios en las fuentes del llamado del Concilio de Clermont, existen otros que afirman que la recompensa del 48 Ídem. 49 MELO, Diego, El Islam de Frente a las Cruzadas: La visión Oriental, desde la escisión interna hasta la reunificación de Saladino, en Intus Legere, Vol 1, N° 1-2, Santiago, 2007, pp. 140 50 Ibídem, pp. 141
  • 19. Página18 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com martirio no fue ofrecida en Clermont, como J. Riley-Smith, quien se basa en una fuente que propone que se debe rezar por los guerreros del campo de batalla, para que puedan entrar al cielo51. Pero basándonos directamente en las fuentes, podemos concluir que si fue ofrecido el martirio, ya que la mayoría de autores, según Flori, dos testigos directos hicieron referencia a ello, al menos brevemente52, es posible concluir que si existieron mártires y martirio en la primera campaña de Cruzada. Con la Historia Anónima de la Primera Cruzada es posible comprender el pensamiento del Cruzado, y a la vez afirmar que si existió tal promesa celestial. El hombre muere por el infiel y es elevado al cielo con las ropas del martirio, y gana su recompensa eterna… el paraíso. El martirio fue la recompensa mayor, pero ahora hay un nuevo factor luego del fin de la primera campaña de Cruzada; el establecimiento de los cruzados en Jerusalén. Muchos decidieron quedarse en ese lugar, ya que aparte de la recompensa celestial alcanzada en la guerra, los que sobrevivieron, alcanzaron además recompensas terrenales. Los idiomas más diversos son ahora comunes a una y otra nación y la confianza acerca a pueblos tan extraños. (...) El que era extranjero, ya es ahora un nativo, el peregrino ha llegado a establecerse; día a día nuestros parientes y amigos se nos vienen a reunir aquí, abandonando los bienes que poseían en Occidente. Aquellos que eran pobres en su país, Dios los hace ricos aquí; los que no tenían más que una pocas monedas, tienen aquí un número infinito de besantes; y a aquellos que no tenían sino una pequeña casa, Dios les ha dado una ciudad aquí. ¿Por qué habrían de volver a Occidente si aquello que encuentran en Oriente es tan favorable? Dios no querría que quienes, portando su cruz y haciendo voto de seguirlo, cayeran aquí en la indigencia53. 51 FLORI, Jean, La Guerra Santa…, Op. Cit., pp.326-330. 52 Ibídem, pp. 327 53 FOUCHER DE CHARTRES, Histoire des Croisades, LVII (éd. Guizot, J.L.J. Brière, 1825, Paris), pp. 241- 242. El original latino: FULCHERIO CARNOTENSI, Historia Hierosolymitana. Gesta Francorum Hierusalem peregrinantium, III, XXXVII, Recuil des Historiens des Croisades, Historiens Occidentaux, Imprimerie Impériale, Paris, 1866, Vol. III, p. 468.
  • 20. Página19 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com V – BIBLIOGRAFÍA ARTÍCULOS:  HERRERA CAJAS, Héctor, La “Germania” de Tácito: El problema del significado del escudo, en Tiempo y Espacio N° 5, Universidad del Bío-Bío, Chillán, 1995  MARÍN, José, Bizancio, Cruzada y Guerra Santa, en Tiempo y Espacio, N° 11-12, Universidad del Bío-Bío, Chillán, 2001-2002  MARÍN, José, Islam, Guerra y Jihad, en Revista Archivum, Año III, N° 4, Viña del Mar, 2002  MELO, Diego, El concepto de Yihad en el Islam clásico y sus etapas de aplicación, en Temas Medievales N° 13, Consejo Nacional de Investigaciones científicas y técnicas. Instituto multidisciplinario de Historia y ciencias Humanas, Buenos Aires, 2005  MELO, Diego, El Islam de Frente a las Cruzadas: La visión Oriental, desde la escisión interna hasta la reunificación de Saladino, en Intus Legere, Vol 1, N° 1-2, Santiago, 2007  MELO, Diego, Gloria, sacrificio y martirio en la tradición preislámica y en el Islam clásico, en Tiempo y Espacio N° 18, Universidad del Bío-Bío, Chillán, 2007 LIBROS:  FLORI, Jean, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam, Universidad de Granada, Granada, 2004  FLORI, Jean, La Guerra Santa. La formación de la idea de Cruzada en el Occidente cristiano, Editorial Trotta, Madrid, 2003  LE GOFF, Jacques, La civilización del Occidente Medieval. Parte I, Paidós, Barcelona, 1994  LE GOFF, Jacques, La civilización del Occidente Medieval. Parte II, Paidós, Barcelona, 1994  MARIN, José, Cruzada, Guerra Santa y Yihad, Ediciones Universitarias de Valparaíso de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, 2003
  • 21. Página20 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com FUENTES:  BERNARDO DE ANGERS, Liber miraculorum sancte fidis, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam  BERTOLDO DE REICHENEAU, Chronicon, Ídem. en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam  FOUCHER DE CHARTRES, Histoire des Croisades, Chap. 1, Ed. Guizot, 1825, Paris, Trad del francés por José Marín R.  FOUCHER DE CHARTRES, Histoire des Croisades, LVII, Ed. Guizot, 1825, Paris, Trad del francés por José Marín R.  GREGORIO III, Epistolae III, Carta a Carlos Martel, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam  GREGORIO VII, Registrum, 1 de marzo de 1074, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam  GREGORIO VII, Registrum, 7 de diciembre de 1074, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam  GUIBERT DE NOGENT, Histoire des Croisades, II, Éd. Guizot, 1825, Paris, Trad. al francés por José Marín R.  GUILLAUME DE TYR, Histoire des Croisades, I, Éd. Guizot, 1824, Paris, vol. I, Trad. del francés por José Marín R.  Histoire Anonyme de la Première Crisade (Gesta Francorum et aliorum Hierosolimitanum, c. 1099), Trad. del francés por José Marín R.  LEÓN IV, Epistolae et decreta, Carta I ‘Ad exercitum francorum’, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam  LEON IX, PL, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam  ORDERIC VITAL, Histoire de Normandie, Libro IX, Ed. Guizot, 1826, Paris, vol. III, Trad. del francés por José Marín R.
  • 22. Página21 RodrigoPereiraGonzález–http://rapg.wordpress.com  RAÚL GLABER, Historiarum libri quinque, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam  ROBERT LE MOINE, Histoire de la Première Croisade, Ed. Guizot, 1825, Paris, Trad. del francés por José Marín R.  TABARI, Crónica, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam  TEÓFANES EL CONFESOR, Cronografía, Patrología Griega, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam  URBANO II, Carta 20, Epistolae et privilegia, en Jean Flori, Guerra Santa, Yihad, Cruzada. Violencia y religión en el Cristianismo y el Islam