Desde la Novela de la Colonización I y II, son dos ensayos publicados en la revista Salmón del diario La Patria de Manizales por el investigador César Augusto Bautista y muestra cómo se perfila desde el siglo XIX el actual Paisaje Cultural Cafetero. El autor ofrece una mirada desde la novela regional a la construcción de identidades culturales de los grupos social del Eje Cafetero.
Reescritura del Paisaje Cultural Cafetero desde la Novela de la Colonización
1. Martín Candela, un jefe rebelde
Por las lomas del Cerro
Tatamá
DISONANCIAS
La emoción de viajar
Reescritura
del Paisaje cultural cafetero
Desde la
novela de la
colonización (I)
En los cincuenta años de Rayuela
Cortázar y Rayuela,
el gran juego
Anna Karenina de León Tolstoi
Anna la posesiva
EDICIÓN 1.078 domingo 14 de JULIO de 2013 Manizales - Colombia
creación
y vida
2. 2 | | 3A NI V ER SA R IO| domingo 14 de JULIO de 2013 domingo 14 de JULIO de 2013 |A NI V ER SA R IO
Hay en Rayuela distintas novelas,
la de la secuencia consecutiva,
la de las dos partes y la de los
saltos que puede hacer el lector.
Se destacan el vanguardismo y
el sentimiento político. Crear y
encontrar.
Alonso Aristizábal* Papel Salmón
R
ayuela se publica en el año de
1963, con todo el ámbito de
las transformaciones y sen-
tires de la época. La novela
anuncia el modo de pensar
de la generación del sesenta y ocho. Ex-
En los cincuenta años de Rayuela
Cortázar y Rayuela,
elgranjuego(II)
presa su manera de entender la existen-
cia humana, lo mismo que la política, los
sentimientos, la religión. Defiende la ilu-
sión por encima de todo. Incluso desde el
comienzo se muestra una realidad que es
un código de ética. Esto lo hace Cortázar
que hizo de la literatura, la política y la
cultura otra forma de ética. Todo en él
parece resumirlo el interés por el otro.
En la novela no se da la presencia de
un padre, solo madre e hijo, dos hechos
originarios. Incluso, como en Joyce hay
un conflicto con el padre. Quizá Rayuela
sea la nostalgia del padre que Cortázar
nunca tuvo. Este siempre, un fantasma o
un ser castigador. Lo vivencial de la obra
lo lleva incluso a denunciar la soledad:
Puesto que se había acordado de los poetas era
fácil acordarse de todos los que habían denun-
ciado la soledad del hombre junto al hombre,
la irrisoria comedia de los saludos, el “perdón”
al cruzarse en la escalera...
***
Según Andrés Amorós, autor de la
edición crítica de Rayuela, en 1952 Cortá-
zar vio actuar a Louis Armstrong y escri-
bió un artículo en el cual lo calificó como
enormísimo cronopio. Quizá es la prime-
ra vez que aparece la palabra en el au-
tor y que diez años después dará origen
a Historias de cronopios y de famas (1962),
otro claro antecedente de Rayuela. Aquí
se ratifica la estética de la imaginación
como una forma de salvación. Expresa su
sentido creativo por su carácter de diario
a modo de juego mental.
Escuchemos las palabras de Vargas
Llosa: El efecto de Rayuela cuando apareció,
en 1963, en el mundo de la lengua española,
fue sísmico. Removió hasta los cimientos las
convenciones o prejuicios que escritores y lec-
tores teníamos sobre los medios y los fines del
arte de narrar, y extendió las fronteras del gé-
nero hasta límites impensables. Gracias a Ra-
yuela aprendimos que escribir es una manera
genial de divertirse, que era posible explorar
los secretos del mundo y del lenguaje pasán-
dola muy bien, y que jugando, se podía son-
dear misteriosos estratos de la vida vedados al
conocimiento racional, a la inteligencia lógica,
simas de la experiencia a las que nadie puede
asomarse sin riesgos graves, como la muerte
y la locura. … Rayuela rebosa vida por todos
sus poros, es una expresión de frescura y mo-
vimiento, de exaltación e irreverencias juveni-
les, una resonante carcajada frente a aquellos
escritores que, como solía decir Cortázar, se
ponen cuello y corbata para escribir. Cortázar
dice en una conversación con el periodis-
ta español Francisco Soler, que tal obra
plantea los problemas de la generación
siguiente, y que es a la que ciertamente
marca. Incluso desde la introducción, re-
salta su sentido ético que aunque irónico
corresponde al deseo de crear otro tipo
de comportamiento e historia.
***
Se trata de otro estilo de novela, una
obra escrita para romper los hábitos de
los lectores. Influye en otra manera de
contar y escribir. Modifica la estructura
de la novela, e incluso la de la forma de
leer. Es la novela como palíndromo por
la posibilidad de ser leída en varias ór-
denes. Hay en ella distintas novelas, la
de la secuencia consecutiva, la de las dos
partes y la de los saltos que puede ha-
cer el lector, según lo propone el autor.
Presenta muchos temas: amor, desamor,
separaciones, filosofía y metafísica. Hay
bromas y chistes que hacen soltar la car-
cajada. Todo ello dentro del propósito de
ir más allá del lenguaje, o sea constituir
un metalenguaje.
Es la narración como totalidad del arte
con sus referencias de lugares, personas,
obras literarias, plásticas y musicales.
Ello tiene que ver con la comunidad de
lenguas e idiomas. A esto se debe que
los personajes vienen de muchas partes.
Por eso las citas en otros idiomas. En este
sentido resume la cultura de su tiempo
también como una sensibilidad. En una
cita que tiene que ver con Cien años de so-
ledad en el capítulo que habla de la pes-
te del olvido, dice: Ustedes si no nombran
las cosas no las entienden. Ello significa la
necesidad de hablar de otros lenguajes
como los signos de nuevos tiempos. Está
escrita desde la existencia misma como
un hecho del que es necesario testimo-
niar. Afirma que París es una enorme me-
táfora, como una forma de reconocer el
mundo intrincado del conocimiento y la
cultura que representa, y que es allí don-
de los personajes se deben desenvolver.
Después habla de una de las zonas de París
donde el cielo vale más que la tierra. Como la
mayoría de las novelas del boom, su len-
guaje depende de la poesía que se encar-
na en las imágenes o epifanías. Expresa
al escritor como creador que se propone
hablar de la vida con cada una de sus
vertientes más allá de las formas litera-
rias, incluso de la novela. Predomina la
visión de los surrealistas que también se
aprecian en sus demás obras. Se destacan
en ella el vanguardismo y el sentimiento
político como otras de sus obsesiones.
***
Sin embargo no deja de ser muy autén-
ticamente argentina y por ello no aban-
dona expresiones de su tierra como cebar
el mate. Esto tiene, además, un sentido de
reconciliación consigo mismo. Algo simi-
lar ocurre con el cigarrillo por la forma
como lo presenta. Por lo mismo son mo-
mentos totales que dan lugar a la concen-
tración de muchos elementos en un solo
instante. Se da una mirada del tiempo co-
tidiano como recomienzo. Se trata de una
gran visión desde un ángulo que todo lo
resume. La novela tiene dos momentos,
el primero cuando el narrador habla en
primera persona, y el segundo cuando se
relatan los encuentros del grupo de ami-
gos. Lo anterior hace pensar en que esta
obra presenta varios tonos, algo similar a
lo que ocurre con el Ulysses de Joyce.
Este es uno de los aspectos que plan-
tean la diferencia de la totalidad de Ra-
yuela con la estructura de sus cuentos. En
estos hay una imagen en torno a la cual
se crea una sucesión de hechos o accio-
nes dirigidos hacia un final. Los protago-
nistas se ven e inician su tertulia porque
tienen un amor verdadero, el arte y París
como cultura de todos los tiempos. Su
conversación es lo que le da al libro el ca-
rácter de novela abierta. Este se convierte
en una forma de adoración que llega a su
plenitud en cada uno de los encuentros
que son como ceremonias. Por lo mismo
cita a autores como Picasso que también
aparece en Los premios. Ello hace parte de
la cultura que asimila el escritor y que
también es lector. Hay juegos de inteli-
gencia e incursiones fantásticas. En esto
va más allá para hallar otra realidad
que es su obsesión. Detrás de todo está
la búsqueda de la felicidad y del amor
aunque ellos sepan que al final siempre
se llega al infierno. El pesimismo parece
su norma. Estos personajes viven entre
el estoicismo y el escepticismo como si
vinieran de una tragedia, quizá la incer-
tidumbre de los países latinoamericanos
de entonces.
En elementos como estos radica la
gran influencia del existencialismo en la
Fotos/Tomadas de www.casadellibro.com/Papel Salmón
Edición crítica de Rayuela
novela. Los personajes son perseguidores
como seres que van en pos de un sentido
para sus días. El racionalismo de Descar-
tes ya no satisface al hombre y por tanto
no es el momento de quedarse sentado
con la verdad. Lo anterior quiere decir
que no hay tanta causalidad y coherencia
en la realidad humana. Denuncia las con-
venciones y hábitos como pactos con la
falsedad, el anquilosamiento, las fórmu-
las, la retórica, otra constante de la obra
de Cortázar. La Maga es vida. Olivera,
intelectual presumido.
***
Cortázar afirma que sin humor el li-
bro sería insoportable. Aboca incluso
las limitaciones lingüísticas propias del
idioma. El estilo según Morelli debe ser
rotundo, lleno de ironía y autocrítica. De
esta manera la obra crea su propia con-
cepción estética. La novela pasa de la re-
membranza de los juegos de la infancia
a la realidad del adulto. El jazz aparece
como acto de libertad. Proust está allí
como recuerdo y memoria. Igualmen-
te veo la plenitud narrativa, desarrollo
máximo de un estilo como otra manera
de contar. De ahí las partes como la evo-
cación que hace la Maga de su infancia
en Montevideo. Funde recuerdo y fanta-
sía. La vivencia de la ciudad, es una ma-
nera de convertirla en aventura. En este
sentido tiene el propósito de crear formas
literarias. Crear y encontrar es un tema
que se repite. Hace parte del ideal que di-
rige la novela desde el comienzo. ¿Encon-
traría a la Maga? Y más adelante insiste:
Y por qué no, por qué no había de buscar a la
Maga. Es la búsqueda que se debe hacer
en medio de ese mundo intrincado, lle-
no de sentidos. Buscar era mi signo, dice. Y
agrega más adelante: Vos buscás algo que
no sabés lo que es. Yo también y tampoco sé lo
que es. Esto se observa en cada uno de los
momentos de la novela. Veamos lo que
dice: Era feliz a pesar de estar todo el tiempo
exasperado por esa manera de no hacer las co-
sas como hay que hacerlas.
Lo anterior, también, la tarea del es-
critor que, como en sus cuentos, por
instantes interrumpe una frase como el
modo de dejarla colgando. Es el papel de
la incertidumbre de quien ante una idea
encuentra muchas ideas más. Por eso inte-
rrumpir es una manera de hacer pensar en
muchas otras posibilidades. Aquí la litera-
tura se vuelve signo o representación de
muchos sentidos. La condición humana, para
ratificar la relación del autor con Malraux,
tiene un comienzo similar. Escuchemos:
¿Intentaría Chen levantar el mosquitero? Un
inicio similar tiene Nadja de Breton que
también plantea una búsqueda del perso-
naje a través de la calles de París.
***
La obra se ocupa de esta ciudad como
centro del arte y en la cual se reúnen ar-
tistas de todo el mundo. La novela asume
otra manera de vivir. Otras novelas cuen-
tan de qué modo se viven las formas so-
ciales. Los protagonistas se casan, tienen
hijos, se divorcian. Aquí hay una forma
de sentir, y sobre todo, de qué modo se
rompen las convenciones. En las nuevas
generaciones el verdadero vínculo es el
amor. E incluso más que este, el presente.
La gente vive en grupos. La novela nunca
habla de trabajo, predomina la bohemia
con la cultura de lo inmediato. A mí todo
lo que me ha sucedido me ha sucedido ayer,
anoche a más tardar
*alonsoaristizabal@hotmail.com
3. | 54 | PA ISA J E CU LT UR A L CA F ET ERO| |PA ISA J E CU LT UR A L CA F E T EROdomingo 14 de JULIO de 2013 domingo 14 de JULIO de 2013
Cómo se perfila desde mediados
del siglo XIX el actual Paisaje
cultural cafetero. Las novelas
contribuyen a la identidad
cultural de los grupos sociales
de esta región. Relación hombre-
naturaleza. Tópicos.
César Augusto Bautista Escobar*
Papel Salmón
S
e busca indagar acerca de la re-
lación entre el Paisaje cultural
cafetero del centro occidente
de Colombia al cual hace re-
ferencia la declaratoria de la
UNESCO -Decisión: 35 COM 8B.43, del 25
de junio de 2011-, con el paisaje cultural
que se ficciona en algunas novelas sobre
la colonización de la región del Eje Cafe-
tero. Si bien la interpretación de un pai-
saje cultural debe hacerse desde las mira-
das que brindan las diversas disciplinas,
conocimientos y vivencias, miradas que
construyen las múltiples caras del polie-
dro amorfo e inestable de los procesos
sociales, aquí sólo se abordan algunos tó-
picos en novelas de escritores de esta re-
gión en las cuales es posible realizar esta
indagación.
Algunas novelas acerca
de la colonización
Quindío: epopeya del colono antioqueño
(1940) de Antonio J. Arango, Hombres tras-
plantados (1943) de Jaime Buitrago Cardo-
na, Un campesino sin regreso (1956?) de Eu-
clides Jaramillo Arango, El río corre hacia
atrás (1980) de Benjamín Baena Hoyos,
Trueque (1981) de Danilo Calamata, La Bru-
ja de Lanta (1993) de Néstor Gustavo Díaz
Bedoya, Mi vestido verde esmeralda (2003)
de Alister Ramírez Márquez y 1851, folle-
tín de cabo roto (2007) de Octavio Escobar
Giraldo, son novelas que, al desarrollar el
Reescritura del Paisaje cultural cafetero
Desdelanoveladelacolonización (I)
tema de la colonización antioqueña, per-
miten escudriñar cómo, desde mediados
del siglo XIX, se perfila el actual Paisaje
cultural cafetero. A este corpus se agrega
Risaralda (1935), de Bernardo Arias Truji-
llo que, aunque no tiene como escenario
territorios hoy definidos en este paisaje y
no corresponde, inicialmente, a ese mode-
lo de colonización, hace referencia a una
típica subregión étnico-cultural del Eje
Cafetero, como es la del valle del río Risa-
ralda. Se dejan para otro espacio de análi-
sis a Eloísa en el umbral del infinito (1999) de
Samaria Márquez Jaramillo que, aunque
definido por la autora como relato históri-
co-biográfico, tiene características de no-
vela, y la novela Cayetana, de Juan Bautista
López Ortiz, que refiere aspectos de la
vida de esta mujer colonizadora del siglo
XIX en el actual municipio de La Merced.
Se suspende el juicio crítico acerca del
valor literario de estas novelas así como el
análisis detallado de la relación realidad-
ficción o verosimilitud-productividad, en
términos de Víctor A. Bravo, valoraciones
necesarias pero prescindibles para los ob-
jetivos aquí fijados.
Novela: ¿fundacional, fundadora de
regionalidad o de la colonización?
No es posible catalogar a estas novelas
como fundacionales en los términos que
aplica Doris Sommer a las “novelas na-
cionales” -fundacionales- del siglo XIX en
América Latina, puesto que no son nove-
las que se exijan “en las escuelas secun-
darias oficiales como fuente de la historia
local y orgullo literario”, tampoco son
novelas que se identifican “con la misma
facilidad con que se reconocen los himnos
nacionales”, ni sus autores son “escritores/
estadistas” con “estrechos vínculos con el
Estado”, razón por la cual no hubieran te-
nido “una clara distinción epistemológica
entre el arte y la ciencia, la narrativa y los
hechos, y en consecuencia, entre las pro-
yecciones ideales y los proyectos reales”.
Son ficciones literarias fundadoras de
regionalidad, puesto que contribuyen a la
identidad cultural de los grupos sociales
de esta región y, a la vez, son expresión
de ella. Como lo anota la escritora Susana
Henao, “la novela no sólo es un camino
para el reconocimiento de los otros, pues
también ofrece opciones en cuanto a la
comprensión de la propia identidad... para
la narración la identidad va configuran-
do una persona que está disponible para
otros”. Son, entonces, novelas acerca de la
colonización, fundadoras de regionalidad
y en las cuales se indaga por la génesis del
Paisaje cultural cafetero.
El volátil aroma del café
En el tiempo de inicio de la mayoría de
estas novelas, a finales de la primera mi-
tad del siglo XIX, el cultivo del café en esta
región era inexistente, en tanto que en los
Santanderes, Cundinamarca y Antioquia
ya se orientaba al mercado; Albeiro Valen-
se abastecen en centros urbanos mayores.
Tópicos específicos del café en ellas
responden, entre otros aspectos, al tiem-
po de la novela, a su contexto geográfico,
a la especificidad del relato y a la inten-
cionalidad del autor. En Quindío: epopeya
del colono antioqueño, se narran desiguales
relaciones sociales en la economía cafete-
ra al pasar el producto de manos de los
cosecheros a las comercializadoras del
grano en el exterior en donde “los agentes
de Wall Street viven en suntuosas mora-
das y van matando al pueblo lentamente...
Proceso lento y fatigoso el del café desde
la mata al pocillo”.
En Hombres trasplantados las referencias
tienen mayor alcance social y económico;
así, con la siembra del café se obtiene “la
propiedad del trabajo”, el caserío se forma
rodeado de cultivos de plátano, maíz, café
y tuberosas, Armenia será “ciudad cos-
mopolita y ensoñadora, índice del pro-
greso gigante, ceñida por cinturón de
haciendas y cafetos”. En Un campesino sin
regreso, que se inicia con la llegada de los
colonizadores a mediados del siglo XIX y
va hasta principios de la violencia bipar-
tidista en mitad del siglo XX, se expresan
conflictos en torno a la producción y al
mercado del café en etapas de mayor de-
sarrollo, las triquiñuelas de los comprado-
res para pagar a menor precio el grano de
café al campesino productor, y se esboza
el modelo de ocupación del predio -usos
en vivienda, agrícola, pecuario, manejo de
linderos y beneficio del café-.
En El río corre hacia atrás las referencias
al café se hacen tanto en contextos de cul-
tivo doméstico y artesanal como de auge
de su producción y del mayor desarrollo
comercial. En La bruja de Lanta, cuyo tiem-
po transcurre desde el período de auto-
consumo (segunda mitad del siglo XIX)
“hasta antes de 1979”, se establece una
débil relación entre sociedad y economía
cafetera; en salto no articulado por un tex-
to narrativo explícito, la novela pasa de
la producción y procesamiento artesanal
del café a una sociedad de clases definida,
también, por la economía cafetera.
En Mi vestido verde esmeralda, el em-
porio económico que hereda y fortalece
Clara, personaje principal de la novela,
se genera con base en varias actividades
productivas -guaquería, cría de gallinas,
fonda-restaurante y lechería- que le per-
miten acumular para comprar haciendas
y propiedades urbanas en Armenia, cul-
tivar café, pagar a más de quinientos co-
secheros, así como los créditos bancarios,
el chofer permanente, la enfermera que al
final de su vida estuvo día y noche a su
Foto/Cartográfica: SIR/Papel Salmón
Región del Eje Cafetero. Geografía política de la novela de la colonización.
Foto/Tomada de Melitón Rodríguez fotografías – El Ancora editores, Bogotá 1985 y Germán Ferro, A lomo de mula, Bancafé,
Bogotá, 1994/Papel Salmón
Chapoleras y recolectores de café.
lado y criar seis hijastros y tres hijas cuyas
locuras “tuvieron serias repercusiones en
el capital de la familia”; este es un modelo
de acumulación inicial que corresponde
al identificado por Valencia Llano en esta
región. A diferencia de las otras novelas,
aquí aparecen vínculos explícitos de la
producción del café con aspectos econó-
micos, ambientales y políticos en la se-
gunda mitad del siglo XX: cambios en el
tipo de café, nuevos problemas sociales,
invasiones rurales y su extraño manejo
por el gobierno, el secuestro extorsivo y
las primeras manifestaciones de grupos
armados.
Finalmente, 1851, folletín de cabo roto
narra en la segunda mitad del siglo XIX
cuando el cultivo del café se destina para
consumo doméstico, razón por la cual,
quizá, es tangencial la referencia al produc-
to en junio de ese año. Solamente Trueque, en
un relato metafórico y estructura literaria
casi poética, centra su ficción en forma ex-
plícita en el café, su origen, su proceso histó-
rico, social, cultural, ambiental, tecnológico,
comercial, sin pretender sustituir con la fic-
ción literaria el relato histórico. Por último,
la alusión a los vínculos internacionales que
generan la economía y la sociedad del café
es prácticamente inexistente en estas nove-
las, excepto en Trueque y en Quindío: epopeya
del colono antioqueño.
Escenario geográfico de la ficción
Para la UNESCO y los gestores regio-
nales de su declaración, “Un paisaje cultu-
ral es una parte del territorio, resultado de
la acción humana y su influencia sobre
factores naturales. El paisaje es el resul-
tado de un proceso histórico natural y
cultural de relaciones de una comuni-
dad con un medio ambiente determi-
nado”. El del Eje Cafetero es “un paisaje
evolucionado orgánicamente, producto
de una dinámica social, cultural y eco-
nómica que ha quedado plasmada en la
adecuación de las formas de vida a su
entorno natural”.
Distintos lugares de la región del Eje
Cafetero son escenario de las novelas co-
mentadas. En Quindío: epopeya del colono
antioqueño, Un campesino sin regreso, Hom-
bres trasplantados, El río corre hacia atrás y
Mi vestido verde esmeralda se priorizan es-
cenarios del departamento del Quindío;
en La Bruja de Lanta son escenarios de
Caldas y en particular de Manizales y
su entorno; en 1851, folletín de cabo roto
se construye un escenario longitudinal
en el eje Medellín-Abejorral-Sonsón-Sa-
lamina-Neira-Manizales; Trueque tiene
como referente toda la zona producto-
ra del grano, con alusiones, inclusive, a
otras regiones de América; finalmente,
el escenario de Risaralda es el valle del
cia Llano anota que “la economía cafete-
ra apareció cuando la colonización había
penetrado gran parte del antiguo Caldas,
y cuando se disponía de agricultura esta-
ble, acumulación de capital y abundante
mano de obra”. Al finalizar el siglo XIX
se va gestando la identidad regional de la
cultura del café.
En estas novelas algunos tópicos co-
munes relativos al café y matizados por
el tratamiento literario que cada uno de
los autores les da, están relacionados con
el consumo inicial de esta bebida en un
ambiente familiar y de vínculos interper-
sonales de confianza; con el incipiente
mercado del café destinado básicamente
a complementar ingresos familiares y no
orientado a la acumulación o a la repro-
ducción ampliada de un capital inicial;
con la producción complementaria de ar-
tesanías y de productos agropecuarios en
baja escala; con la esperanza del campesi-
no en la cosecha para cubrir los costos de
las mercancías fiadas a comerciantes que
río del mismo nombre en el entorno de
lo que hoy es La Virginia, inicialmente
llamada Sopinga.
Es en la relación hombre-naturaleza
donde adquiere relevancia y significado
en estas novelas las imágenes que dibu-
jan los escenarios de la colonización y
delinean los primeros trazos de la nueva
sociedad regional. Imágenes de selva, de
lluvia y de ríos, de caminos sinuosos y
pantanos, de flora y fauna exuberante, fic-
cionan estos lugares antes de constituirse
en el territorio del actual Paisaje cultural
cafetero
*cabautistae@gmail.com
Arquitecto de la Universidad Nacional de
Colombia – Sede Manizales; Maestro en
Desarrollo Urbano de El Colegio de México,
México. D.F., Especialista en Planeación del
Desarrollo Rural y Urbano – ESAP, Bogotá;
diplomado en Políticas para el Desarrollo
Regional –CEPAL/ILPES-, Santiago, Chile.
Tesista de la Maestría en Literatura de la
Universidad Tecnológica de Pereira. Ha
sido profesor en universidades de la región
y asesor de entidades públicas de distinto
nivel territorial en materia de planeación y
desarrollo regional y sectorial. Este ensayo
forma parte de la investigación que adelanta
el autor acerca de la novela del Eje Cafetero.
Foto/Archivo LA PATRIA/Papel Salmón
Desde mediados del siglo XIX se perfilaba el actual Paisaje cultural cafetero.
4. | 76 | | HIST OR I Adomingo 14 de JULIO de 2013 domingo 14 de JULIO de 2013L I T ER AT UR A|
Éste clásico de la literatura
universal se publicó en 1877. Se
han hecho cinco versiones en el
cine de Anna Karenina. Tolstoi
utiliza un lenguaje corporal que
reta la técnica cinematográfica.
En el tiempo.
Alfonso Gómez Echeverri*
Papel Salmón
T
anto el atractivo físico del con-
de así como aquella disposi-
ción sutil de subordinación
ante ella, fascinaron a la prin-
cesa Anna Karenina, ello se
puso de manifiesto aquel día cuando en
el escenario de magnificencia y esplen-
dor de la Rusia Imperial, bailó la ma-
zurca con Vronsky. Esa danza cargada
de plasticidad y sensualidad, definió el
hechizo, tejiendo lazos de afinidad solo
perceptibles por una pareja de enamo-
Anna Karenina de León Tolstoi
Anna
laposesiva
rados: “Si Anna sonreía, Vronsky se apresu-
raba a corresponderle. Si Anna se mostraba
pensativa, también él adoptaba una expresión
grave”.
En adelante el repudio a su esposo
Karenin, veinte años mayor que ella, se
convirtió en una constante de su coti-
dianidad, y se refería a él: “He oído decir
que las mujeres aman a los hombres hasta por
sus vicios, pero yo le odio hasta por sus vir-
tudes… le odio por su generosidad…”. “¿Pero
por qué tendrá tan separadas las orejas? ¿O
es que se ha rapado el pelo demasiado corto?”.
Conocía de sobra aquellas actitudes de
su marido: “el levantarse el enorme sombre-
ro hongo que le oprimía las orejas”. También
inquiría: “¿Acaso podría un hombre con
sentimientos vivir en la misma casa con una
mujer a la que sabe infiel? ¿Podría dirigirle
la palabra y llamarla querida?”. “Nada más
que ambición, nada más que deseos de en-
cumbrarse: eso es todo lo que hay en su alma,
pensó Anna; “en cuanto a esos elevados sen-
timientos suyos, su pasión por la cultura y
por la religión, sólo son para él otros tantos
instrumentos de encumbramiento.”
Vronsky, creyendo haber consolidado
su vínculo afectivo de pareja, comenzó a
romper progresivamente aquella depen-
dencia absorbente de Anna. El inicio de
su gestión política le demandaba activi-
dad y tiempo suficiente, que Anna tra-
ducía como indiferencia o menoscabo de
su relación amorosa; llegó a considerar
el deseo de Vronsky de tener más hijos,
“como una prueba de su indiferencia ante su
belleza… un momento, parecía muy enamo-
rada de él, y al siguiente se mostraba fría,
irritable y distante. Algo le preocupaba…”.
Los celos por sus ausencias temporales
se hicieron progresivos y reñían en todo
momento. “Las cosas más crueles que un
hombre brutal puede decir, Vronsky se las ha-
bía dicho a Anna, en la imaginación de ésta,
y Anna no podía perdonárselas, exactamente
igual que si se las hubieran dicho en la rea-
lidad”. “Y la idea de la muerte se le apareció
clara y vívidamente como el único medio
para hacer renacer su amor por ella, para
castigarle y lograr la victoria en la lucha
que el espíritu del mal de su corazón había
empeñado contra él.”
El desenvolvimiento final no se hizo
esperar. Anna, “… recordó al hombre que
había sido arrollado por el tren el día que co-
noció al conde Vronsky, y entonces supo lo
que debía hacer”. La dosis de morfina que
venía consumiendo para calmar su an-
siedad y conciliar el sueño, la fue incre-
mentando paulatinamente hasta causar
el embotamiento mental que precipitó su
suicidio. Cuándo se lanzó para ser arro-
llada por el tren, hubo un instante de re-
flexión que la volcó a la realidad, y trató
de incorporase para evitar el impacto del
implacable artefacto a vapor que con sus
cientos de toneladas recorría raudo por
el carril, pero todo fue en vano: “Y la vela
a cuya luz Anna había estado leyendo aquel
libro lleno de inquietud y de engaño, de dolor
y de males, ardió súbitamente con luz más
intensa, iluminando para Anna todo cuanto
hasta entonces había permanecido en las ti-
nieblas, vaciló, perdió el esplendor y se apagó
para siempre.”
La novela y el cine
Los cineastas han trasladado al celu-
loide la novela Anna Karenina con relati-
vo éxito, pero éste clásico de la literatura
universal de León Tolstoi, salido a la luz
pública en 1877, se muestra remiso por
desprenderse de las sutilezas que solo
la lectura integral, sosegada y juiciosa
de la obra nos puede deparar. Tolstoi,
conocedor profundo de la condición hu-
mana, utiliza un lenguaje corporal que
reta la técnica cinematográfica y exige a
Frases
Algunas frases consignadas por León
Tolstoi en Anna Karenina, mantienen su
vigencia en el tiempo y son materia de
reflexión para el lector:
- “Hay personas que cuando conocen
a un rival afortunado, en cualquier campo
de acción, cierran inmediatamente los
ojos a todo lo que pueda haber en él y sólo
advierten lo malo.”
- “La felicidad estriba en buscar la
verdad, no en encontrarla”.
- “Si una cosa es buena para ti, lo es
para todo el mundo”.
- “La lucha por la existencia y el
odio son las únicas cosas que unen a los
hombres”.
Foto/Tomada de
http://bimg2.
mlstatic.com/
Papel Salmón
Edición en
inglés de Anna
Karenina de
León Tolstoi.
Foto/Tomada de www.melodiasporescrito.com
Afiche de la película Anna Karenina (2012).
los protagonistas su máximo desempe-
ño actoral. Se han hecho cinco versiones
de Anna Karenina y el papel estelar de
Anna ha sido interpretado por actrices
de renombrada categoría: Greta Garbo,
sueca (1935), Vivian Leigh, inglesa (1948),
Jacqueline Bisset, inglesa (1985 - en una
película para TV), Sophie Marceau, fran-
cesa, (1997 - filmada en Rusia) y Keira
Knightley, inglesa (2012).
Aun persiste aquella patética figura
de Anna renuente a difuminarse en el
tiempo: “Se quitó el velo y el sombrero. Un
mechón de su negra y rizada cabellera había
quedado sujeto al sombrero, y tuvo que me-
near la cabeza para liberarlo… y una extraña
sensación de placer mezclada de aprensión
se adueñó inmediatamente de su corazón.
Era Anna sola, sencilla, natural, elegante, y
al mismo tiempo alegre y animada, la que se
mostraba a los asistentes”
*alfonsogomez@etb.net.co
Candela estableció su campamento en el
Alto del Rey. El Estado Mayor del Ejército
gobiernista del Cauca le hizo frente a la
guerrilla liberal. Con la caída de San Pablo
se cayó el andamiaje defensivo de Martín
Candela y la moral de sus tropas. Refugio.
Alfredo Cardona Tobón* Papel Salmón
A
fines del siglo XIX Martín Candela era uno
de los hombres más importantes de Anser-
manuevo; de enorme figura, tez blanca y
cabello rojizo, como todos los Candelas cau-
canos, colonizó parte de las riberas del río
Cañaveral y abrió selva en la cordillera occidental por
los lados del Alto del Rey y por las vertientes del río
Sopinga.
Martín Candela además de empresario y aventurero
era un aguerrido seguidor del radicalismo liberal; un
guapo de pelo en pecho, veterano de la fugaz guerra de
1895 y el primero en levantarse contra las autoridades
conservadoras al estallar la guerra de los Mil Días. A
Candela no le fue difícil reclutar combatientes en los
sitios de Calabazas, La Virginia y Ansermanuevo. Ar-
mados de machetes y lanzas los guerrilleros de Martín
Candela se internaron en el monte y pusieron en jaque a
los tuntunientos gobiernistas de Cartago y a las tropas
que el gobernador de Antioquia envió a la frontera para
impedir el paso de los revoltosos.
En el Alto del Rey
Con el grado de coronel, que posiblemente le dieron
sus guerrilleros, Candela estableció su campamento en
el Alto del Rey, un punto estratégico sobre el camino
colonial de las Ansermas, desde donde se oteaba cual-
quier movimiento enemigo; en ese punto, que hoy ocu-
pa la reducida área urbana del municipio de Balboa,
Risaralda, retumbaron las descargas de fusil y su eco
se extendió por la trocha de la Gironda y los abiertos
de Patiobonito dando la sensación de crudos combates
cuando en realidad no pasaban de simples tiroteos.
De tanto en tanto la gente de Martín Candela se des-
colgaba desde la Serranía y se enfrentaban a las fuer-
zas gobiernistas acantonadas por el río Cañaveral, por
Calabazas y las orillas del Cauca, que no se atrevían a
trepar al Alto del Rey.
Ante la amenaza creciente de Martín Candela y de
sus lugartenientes Arcesio Londoño e Ignacio Penilla,
el Estado Mayor del Ejército gobiernista del Cauca, des-
plazaron parte del batallón Apía y la totalidad del ba-
tallón Riosucio para hacer frente a la guerrilla liberal.
Ante el acoso de las fuerzas conservadoras, Candela se
replegó hacia el caserío de Arrayanal y a las montañas
del Chamí, donde al poco tiempo los insurgentes se vie-
ron sin víveres y atribulados por las culebras, los bichos
ponzoñosos y las enfermedades del trópico.
La guerra en el Chocó
Los gobiernistas entraron al Chocó por varios fren-
tes; el 31 de marzo de 1900 el Batallón Reserva de Apía
ocupó la población de San Pablo después de cuatro ho-
ras de intensos combates con una fuerza liberal bajo el
Martín Candela, un jefe rebelde
PorlaslomasdelCerro Tatamá
mando de Eliodoro Rodríguez.
En el Chocó más que las bajas en los combates fueron
las deserciones las que menguaron las fuerzas de uno
y otro bando y las enfermedades y los bichos que se
cebaban en la humanidad de los soldados.
Con la caída de San Pablo se fue al suelo todo el an-
damiaje defensivo de Martín Candela y la moral de sus
tropas. La dramática situación se refleja en el siguiente
comunicado del jefe rebelde a las fuerzas gobiernistas:
“Serranía del Caucho-Abril 4 de 1900
Comandancia de las Fuerzas de Operaciones por al vía de
Juntas de Tatamá-
Señor Francisco de P. Castro o quien sea jefe de las Fuerzas
invasoras del gobierno por la misma vía, el Puente o donde
se halle.
Teniendo en cuenta de que el gobierno persiste en invadir
este territorio chocoano y siendo yo uno de los jefes encargados
para su defensa, persuadido como estoy de la gran inutilidad
que hay en el derroche de una sola gota de sangre más en su
defensa, ya porque veo de ninguna importancia la toma del
Chocó por cualquiera de los dos bandos beligerantes y porque
estoy convencido que aquí es insostenible la guerra por la es-
casez de recursos alimenticios como también por el clima de-
letéreo: por todas estas consideraciones y teniendo en cuenta
que a un enemigo que se entrega se le respeta y se le trata con
todas las consideraciones que los sentimientos de generosidad
y justicia y la práctica de la guerra civilizada exigen, he tenido
a bien, de acuerdo con la oficialidad que me acompaña, pro-
poner que estoy dispuesto a entregar a usted todas las armas
de que dispongo con sus correspondientes pertrechos, bajo la
condición que a jefes y oficiales se les permita que conserven
sus espadas y que a todos en general se nos expida el corres-
pondiente pasaporte para continuar nuestra marcha hacia el
interior.
Aguardo se conteste lo que usted crea conveniente.
Patria y Libertad.
Martín Candela”
El general Cerezo, comandante en Jefe de las fuerzas
conservadoras de Cartago aceptó el ofrecimiento y las
condiciones del comandante Martín Candela, quien el
8 de abril de 1900 se entregó con 50 combatientes, ar-
mamento y numerosos pertrechos. Entre tanto, el Ba-
tallón Apía ocupó la población de Tadó en el Chocó, y
su comandante Lorenzo Palomino, después de limpiar
la zona de rebeldes, regresó a Cartago, tras una odisea
por la selva venciendo torrentes y haciéndole el quite a
los animales ponzoñosos.
La historia no volvió a mentar a Martín Candela. El
guerrillero se perdió para siempre en los cacaotales del
Tatamá, donde quedaron sepultados los capítulos de su
vida aventurera y se puso fin a otro suceso sin gloria
en la región fronteriza con el Chocó, que a través de los
siglos, no ha tenido gran importancia política ni militar
y solo ha servido de refugio para cuadrillas desespera-
das que huyen a sus selvas para huir del peligro, y caen
víctimas del tifo, las diarreas, el pian y los bichos, que
son enemigos más temibles que los armados de fusiles
y granadas
*http://www.historiayregion.blogspot.com
Foto/Cortesía Alfredo Cardona/Papel Salmón
Cerro de Tatamá.
5. 8 |
|Director Nicolás Restrepo Escobar | Editora Gloria Luz Ángel Echeverri|Diseño Virgilio López Arce|
Circula con LA PATRIA todos los domingos |Cra 20 No.46-35. Tel 878 1700 |Impresión: Editorial LA PATRIA S.A |E-mail: salmon@lapatria.com
domingo 14 de JULIO de 2013P U B L I C A C I O N E S |
EN ESTANTERÍA
CONVOCATORIADISONANCIAS
Los ministerios de TIC y de Cultura invitan a empre-
sas creadoras de contenidos digitales a participar en la
convocatoria ‘Crea Digital 2013’, que destinará mil millo-
nes de pesos para el fomento y la creación de contenidos
digitales de cultura, lectoescritura y la apropiación de
las TIC. La convocatoria se encuentra abierta hasta el 22
de julio de 2013 en tres categorías: Coproducción para el
desarrollo o mejora de la calidad de juegos de video en
diferentes formatos, Coproducción para el desarrollo de
libros digitales interactivos (e-books) y Sorprende Digital,
coproducción para desarrollo o mejora de proyectos in-
teractivos innovadores en diferentes formatos. Informes
en: http://www.mincultura.gov.co/?idcategoria=46566
Crea digital 2013
Max Brooks ha dedicado
varios años a recorrer el mun-
do en busca de los testimonios
que reúne en este libro sobre
la guerra mundial zombi.
Esta obra aclara cómo el doc-
tor Kwang Jingshu descubrió
los primeros casos y se desta-
paron las pruebas ocultadas
por el gobierno chino sobre el
gran estallido. Por fin, el mun-
do sabrá la historia verdadera
de cómo la humanidad estuvo
a punto de extinguirse. Guerra
mundial Z es el relato definiti-
vo de los detalles tecnológicos,
militares, sociales, económi-
cos y políticos de cómo la civi-
lización estuvo al borde de la
extinción en la lucha contra el
muerto viviente.
BROOKS, Max. Guerra mundial
Z. Octava edición. Ediciones
Urano. Almuzara. España. 2013.
Pp. 464. $47.000.
Construir al
enemigo
En su pró-
logo, Umberto
Eco se refiere
a estas piezas
como “textos
de ocasión”, es
decir, escritos
que nacieron
de un encargo
o del puro di-
vertimento. El
libro Empieza
con “Construir
al enemigo”,
donde se insiste en las bondades de
tener siempre a mano un enemigo
en quien descargar nuestras debili-
dades o faltas y, si ese enemigo no
existe, pues habrá que crearlo. Le
siguen otros textos que cabalgan de
Dan Brown a Barak Obama y Ange-
la Merkel, y una pieza que aborda
el tema de Wikileaks e invita a re-
flexionar sobre el poder del silencio
en una sociedad donde el escándalo
es moneda corriente.
ECO, Humberto. Construir al enemigo.
Lumen. Bogotá. 2013. Pp. 318. $47.000.
A sangre y fuego.
El asesinato de Gaitán.
“Al salir del ascensor recibieron en
los ojos la luz un poco cegadora de la ca-
lle, que reboza de gente y rumores. ¡Ese
fue el último instante de la vida normal
de Gaitán! Delante iban él, Plinio Men-
doza; un poco más atrás, el profesor
Cruz, Vallejo y Padilla. Dieron un paso
en la acera mientras Plinio, inclinándo-
se un poco para que lo oyese el jefe - a
quien había cogido por el brazo - decía:
Lo que yo que-
ría decirte es
muy corto”. “La
frase no fue ter-
minada jamás.
En una visión
alucinante, per-
cibieron a un
hombre des-
conocido, que
a cosa de dos
metros y en un
área despejada
les tendía un revólver”.
MANRIQUE, Ramón. A sangre y
fuego. El asesinato de Gaitán. Segunda
edición. Libros & Letras. Bogotá. 2013.
Pp. 253. $25.000.
Rosa de fuego
Premio na-
cional ciudad de
Bogotá de novela
breve 2012. Es la
historia de Igna-
cia Robles Esca-
lante, una mujer
de belleza esca-
lofriante, quien
vive en una casa
de campo en las
afueras de La
Villa. Una jo-
ven que se crió
al lado de sus dos abuelos y hace
uso de un extraño don: seduce a los
hombres que pasan por su vida y ex-
trae su vitalidad hasta provocar su
decrepitud, su ruina y su muerte,
mientras ella renueva su juventud y
su belleza, expuestos en los pensa-
mientos de una mujer que utiliza su
hermosura para lograr su objetivo,
pero un día llega al pueblo un des-
conocido más frío y más extraño que
ella.
SÁNCHEZ, Marco F. Rosa de fuego.
Editorial Bronce. Bogotá. 2013. Pp. 196.
$29.000.
Sebastián Estrada Robledo* Papel Salmón
E
n los últimos años se me ha desperta-
do la pasión por viajar. A Cartagena o
a Managua, un mes, una semana o de
un día para otro, de trabajo o de ocio,
no me importa mucho: podré leer. No
sé qué mala impresión tengo de mi tiempo en la
ciudad, no sé si son solo pretextos o si de verdad
no tengo cómo; lo cierto es que huelo un viaje y me
emociono, como si los aviones fueran el último re-
fugio de la lectura continuada, la única oportuni-
dad de amortajarme y desaparecerme en páginas y
más páginas, hasta olvidarme de todo.
Mi permanencia afuera puede ser excitante,
corriente o mala, tampoco me importa mucho:
anhelo volver. Con el tiempo me he convertido
en un experto en exprimirlo (al tiempo): no pien-
so solo en el avión, pienso en la fila para regis-
trarse, en los cafés o restaurantes donde mato
minutos, en la sala de espera. Durante el regreso,
por raro que parezca, es cuando más disfruto de
los libros, sobre todo por la etapa final del viaje,
cuando la aeronave llega a su sitio de parqueo.
Se detiene por completo y suena, al unísono, el
chasquido de todos los cinturones desabrocha-
dos. Las primeras veces, muy inocente, muy
distraído yo, asumía que algunos pasajeros ado-
lecían de graves condiciones cardiovasculares o
de anquilosamiento progresivo de sus articula-
ciones, y que debían enhestarse con la discipli-
na de un soldado. Las veces siguientes, todas las
más recientes, cuando el avión en pleno se pone
de pie no bien la máquina frena del todo, sien-
to más que nunca que estoy leyendo por última
vez. No parece suficiente la jornada laboral de 48
horas semanales, el horario de 8 a 6, la “hora” de
almuerzo de 45 minutos, las vacaciones anuales
de quince días; nada de eso parece tener valor,
hay que procurar la máxima eficiencia, hay que
desalojar a toda velocidad.
Pero el avión continúa cerrado. En los pasillos
la multitud se amontona. Toman su equipaje de
mano, se lo ponen sobre sus espaldas o lo cuel-
gan de sus hombros, y agobiados por el peso y la
premura empiezan a patalear. Se estrujan, se aco-
san, se asedian a respiros y gruñidos, como unos
adolescentes haciendo fila para entrar a un con-
cierto de reggaetón o como las barras bravas an-
tes de una final. Miro ese fenómeno extraño solo
unos segundos; luego, sin prestarle más atención,
me repantigo sobre los dos o tres asientos que me
han quedado libres, saco las almohadas, estiro
mis brazos, me acomodo bien, y disfruto muchos
minutos más del libro que tengo entre manos,
consciente de lo que me espera fuera del avión,
en la ciudad
*sestrada@rhm.com.co
Guerra mundialZ
Laemociónde
viajar