2. Había una vez una niña llamada Camila, siempre estaba triste
porque no le gustaba sus cabellos negros. Todos los días
contemplaba la luna cuando se iba a dormir.
3. Un día cuando contemplaba la luna esta le habló:
-Camila, siempre te veo contemplándome desde tu ventana.
Camila contestó:
- Qué hermosa eres luna, si pudieras concederme el deseo de ser tan
brillante y resplandeciente como tú, sería tan feliz.
Y la luna con un sonrisa le dijo:
- si es lo que tanto quieres te lo concederé.
4. La luna concedió el
deseo a Camila
convirtiendo sus
cabellos tan
brillantes y
resplandecientes
como la luna.
5. Al día siguiente se encontró con sus amigas, pero estas se alejaron de ella.
Caminó por todos lados para que vieran su cambio de aspecto, pero estas se
alejaron más de ella.
Hasta su madre que estaba en casa no pudo acercarse debido al resplandor de
sus cabellos.
Entonces se fue
triste y
desconsolada a
un lugar muy
lejano y lloró.
6. la luna asomó por el horizonte y al verla triste exclamó:
¡Qué pasa pequeña niña! Acaso no te hace feliz el deseo que te conseguí.
Camila secando sus lágrimas dijo:
Nadie se acerca a mí, por que no pueden soportar el color de mis cabellos. Ahora estoy sola y
triste. Siempre he deseado cambiar y ser como tu y ahora quiero ser la de antes.
Y la luna dijo:
-Debes aceptarte tal como eres y no desear ser otra persona. La vanidad te ha dejado
completamente sola. Haz aprendido una gran lección.
-Conversando así Camila regresó a su casa y quedó profundamente dormida.
7. Al día siguiente observó que sus cabellos eran largos y
negros y fue muy feliz; corrió a los brazos de mamá y
con un fuerte abrazo decidió quererse y querer a los
demás tal como Dios los creó, sin diferencia alguna.