2. Jesús se refiere a los demonios, y ellos se
refieren a sí mismos, utilizando los pronombres
conmigo (yo), me, te, etc., (Lc. 8:27-30).
1. Pronombres
personales.
3. Jesús preguntó en una ocasión a un demonio:
«¿Cómo te llamas?», a lo que éste respondió:
«Legión. Porque muchos demonios habían
entrado en él» (Lc. 8:30).
2. Nombre propio.
4. La capacidad de hablar es una prueba de
personalidad, ya que permite la comunicación. Los
demonios hablaron con Cristo y viceversa (Lc. 4:33-
35, 41; 8:28, 30).
3. Capacidad de hablar.
5. Los demonios sabían quién era el Señor Jesús (Mr. 1:23, 24; Lc. 4:34;
8:28). Uno de ellos hizo una vez que una muchacha esclava
reconociese a Pablo y su ministerio (Hch. 16:16, 17). Este espíritu
también le dio la capacidad de conocer información secreta cuando leía
la fortuna o adivinaba.
4. Inteligencia.
6. Los demonios demuestran tener
sentimientos al temer y temblar ante el
castigo (Lc. 8:28; Stg. 2:19).
5. Sentimientos.
7. Los demonios hicieron uso de su voluntad al rogarle a Cristo que
no los enviase al abismo, sino que les permitiese entrar en el rebaño
de cerdos (Lc. 8:32). El mandato de Cristo a los demonios fue una
orden por encima de la voluntad de éstos, una orden que estaban
obligados a obedecer (Mr. 1:27; Lc. 4:35, 36).
6. voluntad
8. Moralmente
corrompidos
Desde que se rebelaron junto a Satanás, los demonios han sido
moral y espiritualmente inmundos. Sus capacidades totales
como personas se pervirtieron dando lugar a lo que podríamos
llamar depravación angélical. Todo lo que tenía que ver con ellos
se corrompió —la inteligencia, los sentimientos y la voluntad—
porque lo usaron en contra de Dios
9. Pueden convertirse
en predicadores
1. Su naturalezay actuaciones se desarrollan en el
reino de las tinieblas, en lo inmoral, no en el de la luz. Aunque
moran en las tinieblas, pueden transformarse a sí mismos en
mensajeros (ángeles) de luz, y a menudo engañan a los hombres
respecto a la verdadera oscuridad de su carácter.
10. los demonios son
sensuales
3. Se les llama «espíritus inmundos»
(Mt. 10:1; Mr. 1:23; Lc. 11:24) o «espíritus malos» (Lc. 7:21). Los términos
«inmundo» y «malo» tienen que ver con lo moral. La inmoralidad de los
demonios se ve en la sensualidad de algunos que están bajo su control.
«Esto podría explicar el deseo que sienten los poseídos de vivir
continuamente desnudos. (Lc. 8:47) y de frecuentar lugares impuros como
las tumbas». Lo mismo se desprende de los falsos maestros inspirados por
el demonio en 2 Pedro 2:1, 2, 10, 13, 14, 18.