2. Les pregunté a unos cuantos amigos y conocidos si creían en Dios, la mayoría
de ellos que son muy apegados a la tecnología me respondieron que NO,
otros me dijeron que aún tenían en duda su existencia, uno o dos de ellos me
dijeron que sí y que practicaban una religión; y varios si creen en una religión
pero no se acuerdan de ir o no toman en cuenta practicarla.
Yo estudié un poco su comportamiento y su rendimiento académico y los que
creen en una religión y la practican son por lo general buenos estudiantes;
quienes no creen y son adictos a la tecnología son menos estudiosos y no se
interesan mucho por la ética de la vida (según mi opinión y observación).
Para mí la religión en los jóvenes hace que su comportamiento sea mejor,
puesto que asocian mejor lo bueno de lo malo y se preocupan por las
consecuencias que pueden tener sus actos.
Para mí una religión además de brindar características morales, da la
oportunidad de tener una vida mejor y feliz. La tecnología es fría e hipnotiza, y
quizá sea eso lo que impide la búsqueda de nuevos hobbies o visiones a una
creencia.
3. Es evidente que con la secularización de la cultura se está logrando por un
lado que muchos adolescentes oculten sus sentimientos religiosos o incluso se
avergüencen de ellos. Por otro lado el relativismo lleva a que muchos escojan
los que les gusta de la religión, o de las religiones, y hagan su propio ideario
de creencias y su propia normativa moral. Pero no olvidemos que las actuales
generaciones están, en muchos sentidos, de vuelta… La generación de
nuestros adultos sintieron en los setenta y ochenta el inicio de una liberación
que les llevó hasta el rechazo de lo religioso. Sus hijos se han encontrado con
un vacío trascendental que les ha arrastrado a buscar, sin los prejuicios de sus
padres, la verdad y la plenitud de sus vidas por diversas vías. Evidente que
muchos se están equivocando en la respuesta (drogas, alcohol, sexo total,
etc.) Pero en cierto sentido estamos mejor que hace dos décadas, pues la
ignorancia que traen en lo religioso no incluye muchas veces los prejuicios
viscerales de tantos de sus mayores. Y si la ignorancia de lo religioso es el
sello más característico de nuestra época, está claro que hace falta un cambio
radical en el modo de presentar el mensaje sobrenatural y religioso (la Nueva
Evangelización).