Un cuento y siete poemas pensando en los niños y niñas del mundo. Para ayudar a canalizar las emociones de pánico, desesperanza, vacío, etc. y seguir fortaleciéndonos.
2. INTRODUCCIÓN
LudeChyc
Cuando el virus llegó al Perú, en
marzo del 2020. Nos contagiamos
del miedo, y como un acto de
resistencia, respiro y calma,
creamos el poema “El miedo
corona”. Mientras que, poco a poco
íbamos escribiendo el cuento
“¡Gracias al covid!”. Luego, vinieron
otros poemas.
Sin esperar que les guste, huelanlos,
mírenlos y saboréenlos.
Y si te apetece, puedes pasarte por
nuestro canal “Luna de chocolate y
canela” en You Tube.
Roxana Hoces Montes
3. INDICE
LudeChyc
El miedo corona
¡Gracias al covid!
Uno, dos y tres…,respiro
La gripe de la luna
La corona de mamá
Jarabe para la tos del alma
Señora tormenta
Tota va al santuario
Roxana Hoces Montes
4. Roxana Hoces Montes
El miedo Corona
¡Cof, cof, cof!
Cantando y tocando
a millones de corazones
atolondrados ha
acurrucado.
¡Cof, cof, cof!
El miedo Corona,
a la compañía permanente
de agua y jabón
nos ha obligado.
¡Cof,cof,cof!
Por ahora,
el cielo luce despejado
y respira calmado.
¡Cof, cof, cof!
¡Uyyy…! Al verse ampayado,
de puro susto,
chiquitito, chiquitito,
el miedo Corona
en un rincón se ha
quedado.
5. Roxana Hoces Montes
¡Gracias al Covid!
De un lugar muy lejano y acompañado
del señor miedo, llegó un día al Perú.
Los que lo han visto, dicen que a su
cuerpo le rodean muchas puntas. Solo
se le puede ver con un microscopio. Se
mete a los pulmones y luego te da la
gripe. Los doctores lo llaman “COVID-
19”, y la gente “Corona, coronavirus,
microbio, bicho o Covid”.
Los noticieros decían que cada día
aumentaban los contagiados y otros
morían. El presidente ordenó que todos
se queden en sus casas. Los policías y
los soldados del ejército se encargaron
de ver que los hombres y mujeres
lleven mascarillas y guantes. Y que no
se amontonen para ir al mercado,
banco, farmacia o centro de salud. Los
niños no podíamos salir para nada.
Cerraron los colegios y la mayoría de
padres dejaron de laborar.
6. Roxana Hoces Montes
¡Yupi, más vacaciones!, gritamos mi
hermano y yo. Nos levantábamos tarde y
veíamos muchas pelis. Pero, al pasar los
días, la cara de papá se puso más
preocupada. A él le gustaba mucho
escuchar y ver los noticieros. Hasta que
un día empezó a toser, le dio fiebre y le
dolía el cuerpo.
Mamá le preparó un jarabe con ajos,
cebolla y kión. Cuando sanó jugaba más
con nosotros. Nos divertíamos con la
chapada, las escondidas, a hacer voces
extrañas de viejitos, bebés y niños.
Aprendimos el juego de los incas
llamado “El zorro y las ovejas”, damas,
monopolio y cartas. Sumábamos,
restábamos más rápido, y yo aprendí a
barajear. Otras veces, cantábamos las
canciones de la iglesia, las que a mamá
le gustaba y las de la escuela. Y solo
algunas veces bailábamos los cuatro.
Nuestro día terminaba con los cuentos
que papá y mamá inventaban.
7. Roxana Hoces Montes
En el 2020 las clases fueron por la
televisión y por el internet. A mi
hermano no le gustaban sus clases de
inicial. Mamá dejó de laborar y se puso
a ayudarle. Papá lo hacía desde casa,
en la computadora y su celular.
Nosotros ayudábamos en la cocina, a
limpiar la casa, lavar los trastos y
nuestra ropa interior. Al vernos mamá
sonreía y decía, ¡Gracias al Covid!
Papá salía a comprar y nos contaba lo
que pasaba en las calles. Decía que en
el carro todos viajaban sentados y se
viajaba rápido. Más gente utilizaba
bicicleta, y más personas vendían en
las calles y otro tanto pedía alimentos
dentro de los mercados y de casa en
casa. Ese día, comí poco y me acosté
pensando.
8. Roxana Hoces Montes
Aprendimos un montón de este virus.
Inventamos poemas cuentos, juegos y
hasta soñábamos con él. Comíamos
más verduras y cereales de la sierra
que tenían sabores extraños. Y nos
hicimos muy, pero muy amigos del
agua y jabón.
Ahora, que ya terminó el “quédate en
casa”, extraño a mis amigos,
profesores, al patio, el recreo y todo
mi cole. Rezo para que todo se
arregle, aunque no sea lo mismo..
Algunas amigas se han ido a la sierra
y a la selva. Además, los vecinos y
amigos están raros, nos saludan de
lejos y apenas nos miran. Mi hermano
pequeño pregunta ¿Por qué ahora
todos son Batman? Mamá dice, qué a
los cinco y nueve años, aun no
podemos entender la realidad
completamente.
Entonces, yo pienso para mi solita y
pregunto ¿Alguien me puede hacer
entender, por favor…?
9. Roxana Hoces Montes
Uno, dos y tres…,
respiro
Uno, dos y tres.
Inspiro y expiro.
Despido al estrés.
Uno, dos y tres
Inspiro y expiro.
Al gigante miedo
mi valentía espantó.
Uno, dos y tres.
Inspiro y expiro.
El oscuro dolor
cambio de color.
10. Roxana Hoces Montes
Uno, dos y tres.
Inspiro y expiro.
La vivaracha rabieta
deja la cantaleta.
Uno, dos y tres.
Inspiro y expiro.
Mi polveada corona,
ahora luce pintona.
Uno, dos y tres.
Inspiro y expiro.
Sonriendo, me abrazo
y me arrullo.
11. Roxana Hoces Montes
La gripe de la luna
Un ruido gigante
en el cielo se oyó.
¡Aaachiss…!, alguien
estornudo
¡Fin del mundo! ¡Nooo, que va!
Las estrellas en coro
¡Usa mascarilla
y ve a tu escondrijo!
Imposible imaginar
una noche oscurísima,
respondió la agripada.
12. El amor de la tierra
no se hizo esperar.
Un jarabe de ajos,
cebolla y kion
Hortensia preparó.
Y una comisión
de aves lomeras
a la deslumbrante reina
el encargo llevó.
Roxana Hoces Montes
13. Roxana Hoces Montes
La corona de mamá
Del Sol y la Luna la recibió
y con un ¡Te amo!,
la abuela a colocarla ayudó.
Una corona de estrellas,
copos de nieve y hojas de
laurel,
ilumina la descendencia de
mamá.
De esa aureola mágica,
otra se desprendió.
Y mi alma agradecida
en su vientre se arrodilló.
¡Gracias mamá!
14. Roxana Hoces Montes
Jarabe para la tos del alma
En medio vaso de aceptación
remoja 100 gramos de autocríticas.
Al día siguiente
cuela la mezcla.
Agrega tres gotas
de dulce compasión
y siete de apapachamientos.
Vacía a un frasco
forrado de confianza.
Durante 7 días, tómalo
por la mañana y noche.
Y la tos limpiadora,
poco a poco se callará.
15. Roxana Hoces Montes
Señora Tormenta
¡Oh señora Tormenta!
Por el sacudón la aborrecí,
preguntándome ¿por qué a mi?
¡Oh señora Tormenta!
A decidir usted me empujó.
Y en mí valentía
a confiar decidí.
¡Oh señora Tormenta!
Ahora que a la calma invité
y sus sugerencias acepté.
La dejo ir por donde entró.
¡Gracias señora Tormenta!
16. Roxana Hoces Montes
Amigos del aire
Desde el cielo,
matemáticamente
preparadas
Llegan criaturas aladas.
Rocean escarchas doradas
dejando aireadas y
perfumadas
casas, jardines y plazas.
Danzantes fortachones
masajean pulmones.
Y doncellas cantarinas
acompañan querendones
corazones.
Que se multiplican
en el reino de la tierra.
17. Roxana Hoces Montes
Tota va al santuario
De una granjota
que quedo en banca rota,
disque por la pandemiota.
A la pobre tota la han echado.
Pero a esta vacota,
no le importa ni jota.
Encontró un santuario casota,
donde la atienden como una
reinota.
No dará más queso ni lechota.
Aquí se dará su gran
descansadota.