El documento describe los orígenes de los pesebres navideños como representaciones del nacimiento de Jesús, comenzando con San Francisco de Asís en 1223 e inspirando a la Iglesia Católica a promover pesebres en iglesias, hogares y lugares públicos en toda Europa y América. También argumenta que los pesebres son una representación saludable de la Navidad y deberían disfrutarse por todos sin distinciones.