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El autoconocimiento como condición
para construir una personalidad moral
y autónoma
Montserrat Payá
91/la
A continuación, se analizan las relaciones entre autoconocimiento
y desarrollo moral. Se consideran tres ámbitos temáticos que
posibilitan el concocimiento de uno mismo: autodescubrimiento,
autoposición ante la realidad intetpersonal y autoposición ante la
realidad macro-social. Se formula una propuesta de actividades
dirigidas en especial a los alumnos del primer ciclo de la
Educación Secundaria. También se ofrecen prototipos de
actividades para otros tramos educativos.
INTRODUCCION
Dentro de los objetivos finales de la educación, el autoconochniento cobra
una significación especial, caracterizado bien sea como construcción de la pro-
pia identidad, elaboración del proyecto de vida personal, autoconcepto positi-
vo, etc. Igualmente ocurre en el ámbito del desarrollo moral. El autoconochniento
adquiere una dimensión esencial, ya que constituye un punto de partida en la
realización de todos aquellos procesos necesarios para construir una personali-
dad moral, autónoma y responsable. Así, no se puede plantear la reflexión en
torno a conflictos de valor, si, primero, no se es consciente de la propia opinión.
Tampoco se pueden potenciar, adquirir o modificar determinadas actitudes vi-
tales, si, con anterioridad, no ha habido una autoobservación y una valoración
de lo que se desea y de lo que no.
El razonamiento moral, la actitud crítica ante el entorno macrosocial, la re-
lación interpersonal... necesitan de la proyección del conocimiento de sí. Pero,
además, éste puede ser también un recurso para construir conocimiento socio-
moral. Siendo conscientes de nuestros sentimientos, opiniones y de las razones
que los guían, nos encontramos en mejores condiciones para entender los de
Comunicación, Lenguaje y Educación, 1992, 15, 69-76
70
los demás, sin que esta comprensión implique aceptación pasiva, sino más bien
el inicio de un proceso de diálogo. Se trata, pues, de una tarea constante y di-
námica.
AUTOCONOCIMIENTO Y DESARROLLO
El autoconocimiento, más que una técnica de educación moral, constituye
una finalidad a alcanzar. Su significado, excesivamente amplio e impreciso en
ocasiones, excede el carácter procedimental para devenir objetivo, aunque la in-
teracción entre ambos dificulta enormemente su delimitación. Asimismo, se en-
cuentra íntimamente vinculado a otras técnicas de educación moral. Por una
parte, es un paso previo y necesario para llevar a cabo el proceso de clarificación
de valores. De hecho, este último sería su continuación y consecuencia: «cuan-
do se reconoce el propio yo, se forjan los valores» (Raths, L. E.; Harmin, M.;
Simon, S. B. (1967), pág. 214). Por otra parte, el conocimiento de sí implica
la aplicación de habilidades de autoobservación y autoevaluación' — las cua-
les, a su vez, inciden sobre aquél incrementándolo—, que originarán, proba-
blemente, la puesta en práctica de actividades de autorregulación.
Podríamos definir el autoconocimiento como «el esfuerzo por saber lo que
sentimos, lo que deseamos, lo que nos impulsa a actuar y creemos necesitar,
lo que pensamos y las razones que tenemos, los valores que aceptamos y defen-
demos y, en definitiva, quiénes somos ante nuestros propios ojos» (Puig, J. M.
(G.R.E.M.) (1991), pág. 3). Asimismo, este esfuerzo o tarea para el conocimien-
to de sí tiene un carácter diacrónico: incorpora las dimensiones proyectiva —
futuro— y biográfica —pasado—, posibilitando de esta forma la construcción
y consecución del propio proyecto de vida.
Se podría estructurar el autoconocimiento en tres dimensiones: la propia
identidad, la autoestima2 y la autoconstrucción. Transversalmente a estos tres
ámbitos, se hallarían la toma de conciencia de los procesos anteriores y la auto-
confianza. Estos cinco aspectos se interrelacionan constantemente. Así, el auto-
conocimiento debe continuarse en una autoestima objetiva y positiva. Ello
constituye el marco necesario para iniciar la construcción de aquellos valores,
actitudes, formas de ser, etc., que cada persona desee poseer. La toma de con-
ciencia, tanto del contenido o conocimiento en sí como de los procesos que se
llevan a cabo, e va produciendo de forma simultánea —si bien, no
automáticamente—, y como consecuencia de todo ello, poco a poco, se genera
confianza en uno mismo, al combinarse la aceptación de la propia identidad
junto a una creencia y disposición activa de cambio o transformación.
De forma aproximativa, se pueden determinar tres grandes áreas temáticas
para, a partir de ellas, motivar y posibilitar el conocimiento de sí: el autodescu-
brirniento, la autoposición ante la relación interpersonal y la autoposición ante
la realidad macrosocial. Por autodescubrimiento entendemos la expresión y to-
ma de conciencia de los propios sentimientos, gustos, temores, preocupaciones,
deseos, etc., en definitiva, cómo somos y qué queremos. La segunda área, la
autoposición ante la relación interpersonal, pretende el análisis de la propia pos-
tura en la relación con el grupo de iguales, familia y todas aquellas personas
que son próximas y relevantes, en definitiva, cómo nos relacionamos y cómo
tendría que ser. Finalmente, la autoposición ante la realidad macrosocial preten-
de poner al descubierto los propios principios, las controversias entre valores,
71
etc., que, muy probablemente, se plasmarán en opiniones, actitudes y acciones
concretas ante la problemática social que se someta a consideración, es decir,
qué pensamos sobre... y qué podemos hacer al respecto. La reflexión en torno
a estas tres áreas posibilitaría la consecución de las dimensiones citadas en el
párrafo anterior.
Finalmente, queremos dedicar unas líneas a poner de relieve la relación, ya
esbozada, entre autoconocimiento y una correcta autoestima. Es por demás co-
nocida la importancia que ésta tiene para la propia motivación y conducta, así
como su fuerza para conseguir objetivos o metas propuestas y resolver conflic-
tos. Un autoconcepto positivo redunda en mayor esfuerzo y perseverancia en
aquella tarea que la persona se ha determinado, siendo por lo tanto más proba-
ble que la consiga y que tenga mayores posibilidades de desarrollo. Por el con-
trario, una autoestima negativa implica que la persona dedique, de entrada, menos
esfuerzo y constancia a la tarea propuesta, lo cual, a su vez, redunda en menor
probabilidad de éxito y, por lo tanto, de gratificación y desarrollo. Muchas ve-
ces es más determinante la creencia en las propias posibilidades que la posesión
misma de las capacidades, medios o soluciones para conseguir tal o cual cosa.
Se puede decir que el autoconcepto determina la conducta, el pensamiento y
las reacciones emocionales ante situaciones conflictivas, y, por consiguiente, que
influye en la relación interpersonal (BANDURA, A. (1987) pág. 418). Mediante
un trabajo sistemático y continuado sobre el autoconocimiento, se pueden asen-
tar las bases e incidir, de forma positiva, sobre la autoestima.
UNA PROPUESTA DE ACTIVIDAD
Dado que se ha de considerar el autoconocimiento en su doble carácter
—como finalidad u objetivo y como medio o técnica—, es necesario determi-
nar, con precisión y en primer lugar, qué área de contenido se pretende trabajar
y graduar las actividades en función de aquélla. Esta afirmación, fundamental
—y, también, obvia— para iniciar todo proceso educativo en cualquier área de
conocimiento, cobra especial relevancia en este ámbito en el que la falta de cla-
ridad y sistematización puede conducir fácilmente a confusión e, incluso, insa-
tisfacción con la actividad desarrollada. Así, en la propuesta' que seguidamente
presentaremos, la temática se centró en los conceptos de autoconocimiento y
de heteroconocimiento, presentándolo como un posible instrumento para la re-
lación con los demás. De esta forma, se estaba trabajando tanto el autodescu-
brimiento como también la autoposición en la relación interpersonal.
El programa que se diseñó incluía una primera aproximación —a partir de
un texto que ponía de manifiesto la necesidad, importancia y, en ocasiones, di-
ficultad que entrañaba dedicar un tiempo a pensar sobre sí mismo. A este res-
pecto, se proponía un ejercicio de autoobservación sobre la distribución del propio
tiempo y, como consecuencia de éste, otro de autorregulación para poder dedi-
carse también, en equilibrio con las obligaciones, a lo que realmente se desea-
ba. Asimismo, mediante la literatura, se mostraba también la dimensión biográfica
del autoconocimiento, la evocación de acontecimientos que, por uno u otro mo-
tivo, estaban presentes en el propio recuerdo. Las actividades sucesivas intenta-
ban facilitar la reflexión y toma de conciencia de la propia identidad desde la
perspectiva del autodescubrimiento y de la relación interpersonal. Una de ellas
el la que aquí proponemos:
72
Adivina quién...
Aquí jugaremos a las adivinanazas.
Escribe en un papel, sin poner tu nombre, la respuesta —muy breve y concreta—
a estas cuestiones:
a) Cómo eres.
b) Qué te gusta.
c) Qué es lo más importante para ti.
Ahora, excoged uno e intentad adivinar a quien corresponde.
a) ¿Qué opinas de este juego?
b) ¿Habéis sabido muchas veces de quién se trataba o, por el contrario, os ha
resultado difícil?
c) ¿Cuál crees que puede ser el motivo?
La finalidad de esta actividad era que los alumnos y alumnas sintetizaran
aspectos significativos de su personalidad, conocieran mejor a los demás y se
percataran de la diferencia entre conocer y creer conocer. En su aplicación, se
había de especificar al grupo que la primera pregunta no hacía referencia a cues-
tiones físicas, sino de carácter y forma de ser. Por otra parte, también se les
pedía, al adivinar la persona de quién se trataba, que justificaran con motivos
su elección. Al finalizar la actividad, se les preguntaba si habían descubierto
aspectos nuevos o, incluso, insospechados en los compañeros/as. Ello constituía
una forma interesante y amena de darse a conocer y de conocer a los demás.
Además, la implicación y la participación estaban casi aseguradas y había mu-
chos aspectos que incidían de forma positiva en la autoestima de los alumnos/as.
Obviamente, no es un ejercicio que destaque por la cantidad, cualidad y pro-
fundidad en lo que a autoconocimiento se refiere, pero consideramos que es,
por lo menos, una forma válida para comenzar.
ORIENTACIONES PRACTICAS
Para elaborar un programa sobre autoconocimiento, es conveniente compa-
ginar dos aspectos en la determinación del tema. Por una parte, resulta muy
adecuado partir de los intereses del grupo-clase, ya que, de esta forma, se asegu-
ran la participación e implicación. Pero, además, se deben plantear también aque-
llos otros aspectos que cada educador/a considere necesarios trabajar en su clase.
Por ejemplo, en los primeros cursos de la Primaria, puede resultar muy motiva-
dor comentar los propios gustos y aficiones, pero, paralelamente, nos podemos
proponer también que sean conscientes tanto de los propios gustos como de la
diversidad dentro del grupo, y de que esta diversidad es beneficiosa para todos.
A grandes rasgos y por lo que se refiere a autodescubrimiento, se puede sugerir
comenzar, en los primeros cursos, por los aspectos de tipo físico, capacidades
y limitaciones, los ya citados gustos y aficiones, etc., para ir ampliando hacia
los rasgos de personalidad y carácter. Igualmente, la relación interpersonal se
puede enfocar en base a situaciones concretas entre iguales y con la familia que
sirvan para descubrir el propio rol, para utilizar este conocimiento en posibles
situaciones conflictivas y de desacuerdo, etc. Incluso se pueden trabajar en los
primeros cursos temas macrosociales, siempre que haya una vinculación directa
con la experiencia del grupo, como ocurre, por ejemplo, con la ecología.
Paralelamente, se ha de procurar facilitar actividades para la autorregula-
ción, que supongan que la alumna o el alumno se planteen un objetivo concreto
73
a conseguir y determinen los pasos para alcanzarlo, y también para la autoesti-
ma, poniendo de manifiesto las potencialidades y cualidades de cada persona
reforzándolas, aceptando las propias limitaciones, etc. Igualmente, es muy acon-
sejable, en íntima relación con las actividades, verbalizar y conceptualizar todo
el proceso, ya que de esta forma se facilita la toma de conciencia. En función
de la edad, se necesitará una mayor o menor explicitación por parte del educa-
dor/a. Así, en los primeros cursos, será muy conveniente verbalizar tanto el pro-
ceso (interrogación, reflexión, expresión, etc.) como la información resultante.
En edades más avanzadas, dicha toma de conciencia se puede plantear ya como
conceptualización y valoración crítica de los procesos realizados.
Para ello, es fundamental que el clima del aula y de la escuela en general
se caracterice por una atmósfera de confianza y de respeto a la diferencia y a
la pluralidad, donde se puedan entablar libremente procesos expresivos y comu-
nicativos. De hecho, la tarea de autoconocimiento se ha de concebir como un
objetivo que no se consigue tan sólo con la aplicación de actividades a este pro-
pósito, sino que necesita de este clima general —que tendría que ser extensivo
al ámbito familiar—, y, especialmente, de la valoración e interés personal. Preci-
samente, este factor, la interiorización, será el que facilitará la transferencia a
múltiples situaciones, problemas, controversias de valores, etc. que adoptan di-
mensión real con la construcción paulatina y progresiva de la propia personali-
dad moral y del proyecto de vida. A este respecto, las habilidades para la
autodirección surgen como un recurso imprescindible y como una continuación
totalmente necesaria y natural del conocimiento de sí mismo.
Los ejercicios sobre autoconocimiento presentan una tipología muy variada.
Además de poder utilizar la técnica de clarificación de valores, se puede recu-
rrir a procedimientos como el diario personal o la escritura autobiográfica a pro-
pósito de acontecimientos especiales por uno u otro motivo'. Igualmente, se
pueden dedicar varias sesiones para que cada alumno/a explique o escriba acer-
ca de lo que sabe hacer muy bien, o en torno a experiencias positivas... Tam-
bién se puede elaborar un cuestionario sobre sentimientos, opiniones, etc. respecto
a una serie de temas directamente relacionados con los intereses del grupo y
pasarlo varias veces a lo largo del tiempo, observando posibles cambios, así co-
mo preparar unos guiones de entrevista para conocer a los otros. En realidad,
se trata de un ámbito muy flexible donde la creatividad de cada educador/a y
las necesidades de cada grupo en concreto resultan esenciales tanto en el diseño
de actividades como también en la elaboración del programa.
Pasamos, finalmente, a presentar dos actividades que han sido elaboradas
para el ciclo educativo 14-16 arios (segundo nivel de la educación secundaria
obligatoria). La primera ejemplifica la dimensión biográfica y proyectiva del auto-
conocimiento a través de la propuesta de diario personal y de la conceptualiza-
ción de dichas dimensiones La segunda se caracteriza por introducir la dimensión
de autoconstrucción como una tarea a realizar desde la realidad cotidiana:
Diario de un adolescente
Escribir sobre uno mismo, sobre lo que nos ocurre, lo que sentimos, pensamos, hace-
mos..., es decin escribir sobre ta propia vida puede ser umbieri una buena manera de
trabajar para la autoconstrucción personal. A esta escritura autónoma y libre sobre la
propia vida es a lo que llamamos autobiografía. Hay diversas maneras de realizar auto-
biografías, una de ellas puede ser a través de la redacción de diarios personales. Estos
podrían definirse como aquellos refritos en los que se intenta hacer una reflexión escrita
74
en torno a lo que nos ha ocurrido a lo largo de un día. Es también una manera de expre-
sar los sentimientos, reacciones y estados de ánimo que hemos tenido delante de situacio-
nes o momentos determinados.
En definitiva, es una manera de explicarnos a nosostros mismos cómo somos y
cómo actuamos, el por qué de nuestras reacciones, con el fin de ayudarnos a conocer-
nos y también a dirigir y reenfocar nuestra manera de pensar y de hacer. Quizás si
os mostramos un ejemplo de un diario lo veréis con más claridad.
«Hacía tiempo que no abría este diario, pero la verdad es que últimamente me
han ocurrido tantas cosas que ni tan sólo he tenido tiempo para escribir. Es curioso,
a veces me pregunto por qué escribo o para quién escribo. De hecho si escribo es
porque siento esa necesidad, no sé como explicarlo, necesito sacar todo lo que llevo
dentro, hablarme a mí misma, porque de hecho si escribo lo hago para mí misma,
no creo que esto lo llegue a leer nunca nadie. Ya me estoy liando, como siempre. ¿Por
qué seré tan complicada? Debo hacer un esfuerzo por no romperme tanto el coco.
Cuanto más pienso más me embrollo. A veces pienso que pienso demasiado. Bueno,
pensar un poco ya va bien, pero quizás me hago una montaña de las cosas, ¿no? Aho-
ra mismo, con todo lo de la marcha de papá quizás esté demasiado preocupada. De
hecho ya hace un ario y medio que se fue de casa, y yo ya lo tendría que haber asumi-
do, al menos esto es lo que me decían. Recuerdo el día que los padres me dijeron
que habían decidido separarse y que papá se iba de casa... Yo hubiera deseado morir-
me. Los amigos me decían que no me preocupara, que con el tiempo lo iría asumien-
do, pero no sé qué me ocurre que cuanto más tiempo pasa peor me siento. De todas
formas, tampoco creo que todo sean historias mías. Mamá cada día está más irritable
y no me deja vivir en paz, todo el día controlándome. Que si ¿a dónde vas?, ¿a qué
horas llegas?, y sobre todo estudia, estudia... Ya estoy harta de sus absurdos protec-
cionismos. ¿Qué piensa, ,que soy una cría de diez años? Pues sé perfectamente lo que
hago. De acuerdo que soy un poco apasionada y doy la imagen de ser alocada, pero
yo no soy así. A mí me gusta divertirme, pero nunca me he pasado de la raya.
Con papá era muy diferente, por lo menos él me entendía más y me dejaba salir
por las noches. Ahora, en cambio, parece que esté en una prisión. ¡Qué palo! Y enci-
ma sólo me ha faltado ponerme a salir con Toni. Mamá se ha puesto histérica, parece
que lo haga expresamente para amargarme la existencia. Pero ¿que no comprende
que salir con Toni es lo único maravilloso que me ha ocurrido desde que papá se
fue? ¡Y suerte que tengo a Toni! El me escucha y nos lo pasamos bien juntos, pero,
claro, a mamá no le gusta nada que vaya vestido de esa forma. Creo que tendré que
tomar alguna decisión, porque yo no puedo continuar viviendo de esta forma. Sí,
creo que lo mejor será que me fije algunos objetivos para intentar mejorar esta situa-
ción, y en caso de que no mejorara, pues ya veríamos. Primero hablaré con mamá
y le expresaré todo lo que pienso y siento. Todavía no lo he hecho nunca, pero creo
que ya va siendo hora. Procuraré comprenderla, porque ella también lo debe estar
pasando mal, pero le debe quedar muy claro que hemos de hacer un esfuerzo, por
parte de las dos, para mejorar nuestra relación. Después hablaré con papá. Ya sé que
no se ha vuelto a ver con mamá, pero todavía se llaman por teléfono para arreglar
algunos asuntos que tienen pendientes. Quizás papá le pueda hacer entender que de-
be confiar más en mí. También le propondré a papá, si a mamá no le parece mal,
que quedemos más frecuentemente para ir a comer o a cenar. Quiero también mante-
nerlo como un amigo y quizás esto me haga sentir mejor. Finalmente tendré que con-
vencer a mamá de que Toni, aunque vista de esa manera, es un buen chico y a mí
me ayuda mucho.
¡Uf!, estoy cansada... Ya continuaré otro día».
1.—Subraya frases o párrafos del texto que más te hayan interesado y explica por qué.
2.—¿Cua1es serían las características de la escritura autobiográfica? Es decir: ¿De
qué se habla en el texto? ¿Cómo se habla? ¿A quién va dirigido...?
3.—¿Para qué piensas que le ha podido servir a la protagonista?
4.—¿Has escrito alguna vez un diario? ¿Por qué sí o por qué no?
5 .—¿Consideras que escribir sobre la propia vida te puede ayudar en algún aspecto?
¿En cuál?
6.—¿Crees que la protagonista de este diario es libre? ¿En qué aspectos sí y en cuáles
no?
75
Escribir sobre la propia vida, sobre lo que se hace, piensa, siente, etc. nos ayuda tam-
bién a elaborar el pensamiento sobre nuestra persona, en definitiva a conocernos mejor
y a saber cuál es la trayectoria a seguir en nuestra vida.
Te proponemos ahora que intentes escribir un diario de tu vida, poniendo especial
atención en aquellos aspectos positivos y negativos que te han marcado de una manera
especial. Es decir cuáles son las mejores y peores cosas que te han pasado últimamente,
cómo te han afectado y en qué, cómo te han hecho sentir etc...
—Para comenzar escribe dos páginas poniendo un título y justificándolo.
—¿Sobre qué otros temas autobiográficos te gustaría escribir?
Nuestro futuro
En la autoconstrucción personal intervienen tres dimensiones temporales diferentes.
Nuestro pasado, todo aquello que hemos vivido y hemos hecho, nuestra historia, que
nos ha marcado de manera particular y ha ido configurando una manera de ser y hacer
en el presente. Un presente sobre el que tenemos un poder de intervención real que, a
pesar de estar condicionado por nuestro pasado, podemos ir modificando, renovando, cam-
biando o manteniendo. Y, además, todo lo que somos, lo somos también en perspectivas
de un futuro. Hemos de pensar que lo que hacemos en nuestro presente condicionará
también, en cierto modo, nuestro futuro y por lo tanto tenemos siempre la posibilidad
de dirigir y guiar nuestro quehacer hacia aquello que realmente querríamos y desearía-
mos ser
Así pues, podemos escribir y reflexionar sobre nuestro pasado, sobre nuestro presente
y también sobre aquello que querríamos y desearíamos ser y hacer en un futuro. Este
último aspecto será muy importante para poder autodirigir la vida en función del objetivo
que tengamos.
—Por esto queremos proponerte que hagas un autorretrato de tu futuro. Sueña
e intenta tu vida a los treinta años. ¿Cómo te gustaría ser? ¿Qué te gustaría hacer?
¿Qué te gustaría pensar? ¿Qué tipo de vida te gustaría llevar?... Escríbelo y después,
si te parece bien, coméntalo y compáralo con tus compañeros.
Notas
1 En: Bandura, A. (1987). pp. 446-448, se puede encontrar más información acerca de la
influencia de las habilidades de autoevaluación sobre el autoconocimiento.
2 Cabe distinguir, con Bandura (1987), la autoestima de la autoeficacia, si bien ambas «con-
tribuyen, cada una por su parte, a la calidad de vida» (pág. 435). Desde este planteamiento,
la autoestima tiene un fuerte componente social y cultural que no se da en la autoeficacía,
la cual se limita a la valoración de las capacidades «per se».
3 Aunque en un principio estaba elaborada para 7.° de E.G.B., se aplicó también con idén-
ticos resultados en 8F.
En los primeros cursos, se puede substituir la escritura por el dibujo o la expresión oral.
Referencias
AA VV. (1992). «Los contenidos». Cuadernos de Pedagogía. (Tema del mes: Educación moral)
n.° 201. Marzo, 1992, pp. 15-18.
BANDURA, A. (1987). Pensamiento y acción. Barcelona: Martínez Roca. Biblioteca de Psicolo-
gía, Psiquiatría y salud. Serie Universidad.
CURWIN, R. L. L. y CURWIN, G. (1984). Cómo fomentar los valores individuales. Barcelona:
CEAC. Col. Aula práctica.
PUIG, J. M. (G.R.E.M.) (1990). Conocimiento y trabajo sobre sí mismo. Documento mecano-
grafiado no publicado. Facultad de Pedagogía. Universidad de Barcelona.
(1991). Diseño curricular Primer nivel de concreción. Documento mecanografiado no publica-
do. Facultad de Pedagogía. Universidad de Barcelona.
RATHS, L. E.; HARMIN, M.; SIMON, S. B. (1976). El sentido de los valores y la enseñanza. Méxi-
co: Unión Tipográfica Hispano Americana.
76
El autoconocimiento como condición para
construir una personalidad moral y autonóma
Montserrat Payá Sánchez
CL&E, 1992, 15, pp. 69-76
Resumen: El conocimiento de sí se caracteriza, especialmente, por su carácter transversal.
Así, se puede afirmar que constituye más un objetivo a alcanzar que una simple estrategia
o técnica dentro del curriculum de educación ético-moral. En este artículo, además, se pre-
senta en relación con el desarrollo de una adecuada autoestima, la influencia en la interac-
ción social, y la construcción de la propia personalidad moral.
Datos sobre el autor: Montserrat Payá Sánchez es licenciada en Pedagogía y miembro del
Grupo de Investigación en Educación Moral (G.R.E.M.) de la Universidad de Barcelona.
Desde 1989 imparte clases de Etica —niveles 7.° y 8.° de E.G.B.— en diversos colegios
públicos de Cornellá del Llobregat (Barcelona).
Dirección: Departamento de Teoría e Historia de la Educación, Facultad de Pedagogía,
Universidad de Barcelona, Baldiri Reixac, s/n 08028 Barcelona. Tel (93) 333 34 66.
© De todos los artículos deberá solicitarse por escrito autorización de CL&E y de los autores
para el uso en forma facsímil, fotocopia o cualquier otro medio de reproducción impresa.
CL&E se reserva el derecho de interponer las acciones legales necesarias en aquellos casos
en que se contravenga la ley de derechos de autor.

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el autoconocimiento

  • 1. El autoconocimiento como condición para construir una personalidad moral y autónoma Montserrat Payá 91/la A continuación, se analizan las relaciones entre autoconocimiento y desarrollo moral. Se consideran tres ámbitos temáticos que posibilitan el concocimiento de uno mismo: autodescubrimiento, autoposición ante la realidad intetpersonal y autoposición ante la realidad macro-social. Se formula una propuesta de actividades dirigidas en especial a los alumnos del primer ciclo de la Educación Secundaria. También se ofrecen prototipos de actividades para otros tramos educativos. INTRODUCCION Dentro de los objetivos finales de la educación, el autoconochniento cobra una significación especial, caracterizado bien sea como construcción de la pro- pia identidad, elaboración del proyecto de vida personal, autoconcepto positi- vo, etc. Igualmente ocurre en el ámbito del desarrollo moral. El autoconochniento adquiere una dimensión esencial, ya que constituye un punto de partida en la realización de todos aquellos procesos necesarios para construir una personali- dad moral, autónoma y responsable. Así, no se puede plantear la reflexión en torno a conflictos de valor, si, primero, no se es consciente de la propia opinión. Tampoco se pueden potenciar, adquirir o modificar determinadas actitudes vi- tales, si, con anterioridad, no ha habido una autoobservación y una valoración de lo que se desea y de lo que no. El razonamiento moral, la actitud crítica ante el entorno macrosocial, la re- lación interpersonal... necesitan de la proyección del conocimiento de sí. Pero, además, éste puede ser también un recurso para construir conocimiento socio- moral. Siendo conscientes de nuestros sentimientos, opiniones y de las razones que los guían, nos encontramos en mejores condiciones para entender los de Comunicación, Lenguaje y Educación, 1992, 15, 69-76
  • 2. 70 los demás, sin que esta comprensión implique aceptación pasiva, sino más bien el inicio de un proceso de diálogo. Se trata, pues, de una tarea constante y di- námica. AUTOCONOCIMIENTO Y DESARROLLO El autoconocimiento, más que una técnica de educación moral, constituye una finalidad a alcanzar. Su significado, excesivamente amplio e impreciso en ocasiones, excede el carácter procedimental para devenir objetivo, aunque la in- teracción entre ambos dificulta enormemente su delimitación. Asimismo, se en- cuentra íntimamente vinculado a otras técnicas de educación moral. Por una parte, es un paso previo y necesario para llevar a cabo el proceso de clarificación de valores. De hecho, este último sería su continuación y consecuencia: «cuan- do se reconoce el propio yo, se forjan los valores» (Raths, L. E.; Harmin, M.; Simon, S. B. (1967), pág. 214). Por otra parte, el conocimiento de sí implica la aplicación de habilidades de autoobservación y autoevaluación' — las cua- les, a su vez, inciden sobre aquél incrementándolo—, que originarán, proba- blemente, la puesta en práctica de actividades de autorregulación. Podríamos definir el autoconocimiento como «el esfuerzo por saber lo que sentimos, lo que deseamos, lo que nos impulsa a actuar y creemos necesitar, lo que pensamos y las razones que tenemos, los valores que aceptamos y defen- demos y, en definitiva, quiénes somos ante nuestros propios ojos» (Puig, J. M. (G.R.E.M.) (1991), pág. 3). Asimismo, este esfuerzo o tarea para el conocimien- to de sí tiene un carácter diacrónico: incorpora las dimensiones proyectiva — futuro— y biográfica —pasado—, posibilitando de esta forma la construcción y consecución del propio proyecto de vida. Se podría estructurar el autoconocimiento en tres dimensiones: la propia identidad, la autoestima2 y la autoconstrucción. Transversalmente a estos tres ámbitos, se hallarían la toma de conciencia de los procesos anteriores y la auto- confianza. Estos cinco aspectos se interrelacionan constantemente. Así, el auto- conocimiento debe continuarse en una autoestima objetiva y positiva. Ello constituye el marco necesario para iniciar la construcción de aquellos valores, actitudes, formas de ser, etc., que cada persona desee poseer. La toma de con- ciencia, tanto del contenido o conocimiento en sí como de los procesos que se llevan a cabo, e va produciendo de forma simultánea —si bien, no automáticamente—, y como consecuencia de todo ello, poco a poco, se genera confianza en uno mismo, al combinarse la aceptación de la propia identidad junto a una creencia y disposición activa de cambio o transformación. De forma aproximativa, se pueden determinar tres grandes áreas temáticas para, a partir de ellas, motivar y posibilitar el conocimiento de sí: el autodescu- brirniento, la autoposición ante la relación interpersonal y la autoposición ante la realidad macrosocial. Por autodescubrimiento entendemos la expresión y to- ma de conciencia de los propios sentimientos, gustos, temores, preocupaciones, deseos, etc., en definitiva, cómo somos y qué queremos. La segunda área, la autoposición ante la relación interpersonal, pretende el análisis de la propia pos- tura en la relación con el grupo de iguales, familia y todas aquellas personas que son próximas y relevantes, en definitiva, cómo nos relacionamos y cómo tendría que ser. Finalmente, la autoposición ante la realidad macrosocial preten- de poner al descubierto los propios principios, las controversias entre valores,
  • 3. 71 etc., que, muy probablemente, se plasmarán en opiniones, actitudes y acciones concretas ante la problemática social que se someta a consideración, es decir, qué pensamos sobre... y qué podemos hacer al respecto. La reflexión en torno a estas tres áreas posibilitaría la consecución de las dimensiones citadas en el párrafo anterior. Finalmente, queremos dedicar unas líneas a poner de relieve la relación, ya esbozada, entre autoconocimiento y una correcta autoestima. Es por demás co- nocida la importancia que ésta tiene para la propia motivación y conducta, así como su fuerza para conseguir objetivos o metas propuestas y resolver conflic- tos. Un autoconcepto positivo redunda en mayor esfuerzo y perseverancia en aquella tarea que la persona se ha determinado, siendo por lo tanto más proba- ble que la consiga y que tenga mayores posibilidades de desarrollo. Por el con- trario, una autoestima negativa implica que la persona dedique, de entrada, menos esfuerzo y constancia a la tarea propuesta, lo cual, a su vez, redunda en menor probabilidad de éxito y, por lo tanto, de gratificación y desarrollo. Muchas ve- ces es más determinante la creencia en las propias posibilidades que la posesión misma de las capacidades, medios o soluciones para conseguir tal o cual cosa. Se puede decir que el autoconcepto determina la conducta, el pensamiento y las reacciones emocionales ante situaciones conflictivas, y, por consiguiente, que influye en la relación interpersonal (BANDURA, A. (1987) pág. 418). Mediante un trabajo sistemático y continuado sobre el autoconocimiento, se pueden asen- tar las bases e incidir, de forma positiva, sobre la autoestima. UNA PROPUESTA DE ACTIVIDAD Dado que se ha de considerar el autoconocimiento en su doble carácter —como finalidad u objetivo y como medio o técnica—, es necesario determi- nar, con precisión y en primer lugar, qué área de contenido se pretende trabajar y graduar las actividades en función de aquélla. Esta afirmación, fundamental —y, también, obvia— para iniciar todo proceso educativo en cualquier área de conocimiento, cobra especial relevancia en este ámbito en el que la falta de cla- ridad y sistematización puede conducir fácilmente a confusión e, incluso, insa- tisfacción con la actividad desarrollada. Así, en la propuesta' que seguidamente presentaremos, la temática se centró en los conceptos de autoconocimiento y de heteroconocimiento, presentándolo como un posible instrumento para la re- lación con los demás. De esta forma, se estaba trabajando tanto el autodescu- brimiento como también la autoposición en la relación interpersonal. El programa que se diseñó incluía una primera aproximación —a partir de un texto que ponía de manifiesto la necesidad, importancia y, en ocasiones, di- ficultad que entrañaba dedicar un tiempo a pensar sobre sí mismo. A este res- pecto, se proponía un ejercicio de autoobservación sobre la distribución del propio tiempo y, como consecuencia de éste, otro de autorregulación para poder dedi- carse también, en equilibrio con las obligaciones, a lo que realmente se desea- ba. Asimismo, mediante la literatura, se mostraba también la dimensión biográfica del autoconocimiento, la evocación de acontecimientos que, por uno u otro mo- tivo, estaban presentes en el propio recuerdo. Las actividades sucesivas intenta- ban facilitar la reflexión y toma de conciencia de la propia identidad desde la perspectiva del autodescubrimiento y de la relación interpersonal. Una de ellas el la que aquí proponemos:
  • 4. 72 Adivina quién... Aquí jugaremos a las adivinanazas. Escribe en un papel, sin poner tu nombre, la respuesta —muy breve y concreta— a estas cuestiones: a) Cómo eres. b) Qué te gusta. c) Qué es lo más importante para ti. Ahora, excoged uno e intentad adivinar a quien corresponde. a) ¿Qué opinas de este juego? b) ¿Habéis sabido muchas veces de quién se trataba o, por el contrario, os ha resultado difícil? c) ¿Cuál crees que puede ser el motivo? La finalidad de esta actividad era que los alumnos y alumnas sintetizaran aspectos significativos de su personalidad, conocieran mejor a los demás y se percataran de la diferencia entre conocer y creer conocer. En su aplicación, se había de especificar al grupo que la primera pregunta no hacía referencia a cues- tiones físicas, sino de carácter y forma de ser. Por otra parte, también se les pedía, al adivinar la persona de quién se trataba, que justificaran con motivos su elección. Al finalizar la actividad, se les preguntaba si habían descubierto aspectos nuevos o, incluso, insospechados en los compañeros/as. Ello constituía una forma interesante y amena de darse a conocer y de conocer a los demás. Además, la implicación y la participación estaban casi aseguradas y había mu- chos aspectos que incidían de forma positiva en la autoestima de los alumnos/as. Obviamente, no es un ejercicio que destaque por la cantidad, cualidad y pro- fundidad en lo que a autoconocimiento se refiere, pero consideramos que es, por lo menos, una forma válida para comenzar. ORIENTACIONES PRACTICAS Para elaborar un programa sobre autoconocimiento, es conveniente compa- ginar dos aspectos en la determinación del tema. Por una parte, resulta muy adecuado partir de los intereses del grupo-clase, ya que, de esta forma, se asegu- ran la participación e implicación. Pero, además, se deben plantear también aque- llos otros aspectos que cada educador/a considere necesarios trabajar en su clase. Por ejemplo, en los primeros cursos de la Primaria, puede resultar muy motiva- dor comentar los propios gustos y aficiones, pero, paralelamente, nos podemos proponer también que sean conscientes tanto de los propios gustos como de la diversidad dentro del grupo, y de que esta diversidad es beneficiosa para todos. A grandes rasgos y por lo que se refiere a autodescubrimiento, se puede sugerir comenzar, en los primeros cursos, por los aspectos de tipo físico, capacidades y limitaciones, los ya citados gustos y aficiones, etc., para ir ampliando hacia los rasgos de personalidad y carácter. Igualmente, la relación interpersonal se puede enfocar en base a situaciones concretas entre iguales y con la familia que sirvan para descubrir el propio rol, para utilizar este conocimiento en posibles situaciones conflictivas y de desacuerdo, etc. Incluso se pueden trabajar en los primeros cursos temas macrosociales, siempre que haya una vinculación directa con la experiencia del grupo, como ocurre, por ejemplo, con la ecología. Paralelamente, se ha de procurar facilitar actividades para la autorregula- ción, que supongan que la alumna o el alumno se planteen un objetivo concreto
  • 5. 73 a conseguir y determinen los pasos para alcanzarlo, y también para la autoesti- ma, poniendo de manifiesto las potencialidades y cualidades de cada persona reforzándolas, aceptando las propias limitaciones, etc. Igualmente, es muy acon- sejable, en íntima relación con las actividades, verbalizar y conceptualizar todo el proceso, ya que de esta forma se facilita la toma de conciencia. En función de la edad, se necesitará una mayor o menor explicitación por parte del educa- dor/a. Así, en los primeros cursos, será muy conveniente verbalizar tanto el pro- ceso (interrogación, reflexión, expresión, etc.) como la información resultante. En edades más avanzadas, dicha toma de conciencia se puede plantear ya como conceptualización y valoración crítica de los procesos realizados. Para ello, es fundamental que el clima del aula y de la escuela en general se caracterice por una atmósfera de confianza y de respeto a la diferencia y a la pluralidad, donde se puedan entablar libremente procesos expresivos y comu- nicativos. De hecho, la tarea de autoconocimiento se ha de concebir como un objetivo que no se consigue tan sólo con la aplicación de actividades a este pro- pósito, sino que necesita de este clima general —que tendría que ser extensivo al ámbito familiar—, y, especialmente, de la valoración e interés personal. Preci- samente, este factor, la interiorización, será el que facilitará la transferencia a múltiples situaciones, problemas, controversias de valores, etc. que adoptan di- mensión real con la construcción paulatina y progresiva de la propia personali- dad moral y del proyecto de vida. A este respecto, las habilidades para la autodirección surgen como un recurso imprescindible y como una continuación totalmente necesaria y natural del conocimiento de sí mismo. Los ejercicios sobre autoconocimiento presentan una tipología muy variada. Además de poder utilizar la técnica de clarificación de valores, se puede recu- rrir a procedimientos como el diario personal o la escritura autobiográfica a pro- pósito de acontecimientos especiales por uno u otro motivo'. Igualmente, se pueden dedicar varias sesiones para que cada alumno/a explique o escriba acer- ca de lo que sabe hacer muy bien, o en torno a experiencias positivas... Tam- bién se puede elaborar un cuestionario sobre sentimientos, opiniones, etc. respecto a una serie de temas directamente relacionados con los intereses del grupo y pasarlo varias veces a lo largo del tiempo, observando posibles cambios, así co- mo preparar unos guiones de entrevista para conocer a los otros. En realidad, se trata de un ámbito muy flexible donde la creatividad de cada educador/a y las necesidades de cada grupo en concreto resultan esenciales tanto en el diseño de actividades como también en la elaboración del programa. Pasamos, finalmente, a presentar dos actividades que han sido elaboradas para el ciclo educativo 14-16 arios (segundo nivel de la educación secundaria obligatoria). La primera ejemplifica la dimensión biográfica y proyectiva del auto- conocimiento a través de la propuesta de diario personal y de la conceptualiza- ción de dichas dimensiones La segunda se caracteriza por introducir la dimensión de autoconstrucción como una tarea a realizar desde la realidad cotidiana: Diario de un adolescente Escribir sobre uno mismo, sobre lo que nos ocurre, lo que sentimos, pensamos, hace- mos..., es decin escribir sobre ta propia vida puede ser umbieri una buena manera de trabajar para la autoconstrucción personal. A esta escritura autónoma y libre sobre la propia vida es a lo que llamamos autobiografía. Hay diversas maneras de realizar auto- biografías, una de ellas puede ser a través de la redacción de diarios personales. Estos podrían definirse como aquellos refritos en los que se intenta hacer una reflexión escrita
  • 6. 74 en torno a lo que nos ha ocurrido a lo largo de un día. Es también una manera de expre- sar los sentimientos, reacciones y estados de ánimo que hemos tenido delante de situacio- nes o momentos determinados. En definitiva, es una manera de explicarnos a nosostros mismos cómo somos y cómo actuamos, el por qué de nuestras reacciones, con el fin de ayudarnos a conocer- nos y también a dirigir y reenfocar nuestra manera de pensar y de hacer. Quizás si os mostramos un ejemplo de un diario lo veréis con más claridad. «Hacía tiempo que no abría este diario, pero la verdad es que últimamente me han ocurrido tantas cosas que ni tan sólo he tenido tiempo para escribir. Es curioso, a veces me pregunto por qué escribo o para quién escribo. De hecho si escribo es porque siento esa necesidad, no sé como explicarlo, necesito sacar todo lo que llevo dentro, hablarme a mí misma, porque de hecho si escribo lo hago para mí misma, no creo que esto lo llegue a leer nunca nadie. Ya me estoy liando, como siempre. ¿Por qué seré tan complicada? Debo hacer un esfuerzo por no romperme tanto el coco. Cuanto más pienso más me embrollo. A veces pienso que pienso demasiado. Bueno, pensar un poco ya va bien, pero quizás me hago una montaña de las cosas, ¿no? Aho- ra mismo, con todo lo de la marcha de papá quizás esté demasiado preocupada. De hecho ya hace un ario y medio que se fue de casa, y yo ya lo tendría que haber asumi- do, al menos esto es lo que me decían. Recuerdo el día que los padres me dijeron que habían decidido separarse y que papá se iba de casa... Yo hubiera deseado morir- me. Los amigos me decían que no me preocupara, que con el tiempo lo iría asumien- do, pero no sé qué me ocurre que cuanto más tiempo pasa peor me siento. De todas formas, tampoco creo que todo sean historias mías. Mamá cada día está más irritable y no me deja vivir en paz, todo el día controlándome. Que si ¿a dónde vas?, ¿a qué horas llegas?, y sobre todo estudia, estudia... Ya estoy harta de sus absurdos protec- cionismos. ¿Qué piensa, ,que soy una cría de diez años? Pues sé perfectamente lo que hago. De acuerdo que soy un poco apasionada y doy la imagen de ser alocada, pero yo no soy así. A mí me gusta divertirme, pero nunca me he pasado de la raya. Con papá era muy diferente, por lo menos él me entendía más y me dejaba salir por las noches. Ahora, en cambio, parece que esté en una prisión. ¡Qué palo! Y enci- ma sólo me ha faltado ponerme a salir con Toni. Mamá se ha puesto histérica, parece que lo haga expresamente para amargarme la existencia. Pero ¿que no comprende que salir con Toni es lo único maravilloso que me ha ocurrido desde que papá se fue? ¡Y suerte que tengo a Toni! El me escucha y nos lo pasamos bien juntos, pero, claro, a mamá no le gusta nada que vaya vestido de esa forma. Creo que tendré que tomar alguna decisión, porque yo no puedo continuar viviendo de esta forma. Sí, creo que lo mejor será que me fije algunos objetivos para intentar mejorar esta situa- ción, y en caso de que no mejorara, pues ya veríamos. Primero hablaré con mamá y le expresaré todo lo que pienso y siento. Todavía no lo he hecho nunca, pero creo que ya va siendo hora. Procuraré comprenderla, porque ella también lo debe estar pasando mal, pero le debe quedar muy claro que hemos de hacer un esfuerzo, por parte de las dos, para mejorar nuestra relación. Después hablaré con papá. Ya sé que no se ha vuelto a ver con mamá, pero todavía se llaman por teléfono para arreglar algunos asuntos que tienen pendientes. Quizás papá le pueda hacer entender que de- be confiar más en mí. También le propondré a papá, si a mamá no le parece mal, que quedemos más frecuentemente para ir a comer o a cenar. Quiero también mante- nerlo como un amigo y quizás esto me haga sentir mejor. Finalmente tendré que con- vencer a mamá de que Toni, aunque vista de esa manera, es un buen chico y a mí me ayuda mucho. ¡Uf!, estoy cansada... Ya continuaré otro día». 1.—Subraya frases o párrafos del texto que más te hayan interesado y explica por qué. 2.—¿Cua1es serían las características de la escritura autobiográfica? Es decir: ¿De qué se habla en el texto? ¿Cómo se habla? ¿A quién va dirigido...? 3.—¿Para qué piensas que le ha podido servir a la protagonista? 4.—¿Has escrito alguna vez un diario? ¿Por qué sí o por qué no? 5 .—¿Consideras que escribir sobre la propia vida te puede ayudar en algún aspecto? ¿En cuál? 6.—¿Crees que la protagonista de este diario es libre? ¿En qué aspectos sí y en cuáles no?
  • 7. 75 Escribir sobre la propia vida, sobre lo que se hace, piensa, siente, etc. nos ayuda tam- bién a elaborar el pensamiento sobre nuestra persona, en definitiva a conocernos mejor y a saber cuál es la trayectoria a seguir en nuestra vida. Te proponemos ahora que intentes escribir un diario de tu vida, poniendo especial atención en aquellos aspectos positivos y negativos que te han marcado de una manera especial. Es decir cuáles son las mejores y peores cosas que te han pasado últimamente, cómo te han afectado y en qué, cómo te han hecho sentir etc... —Para comenzar escribe dos páginas poniendo un título y justificándolo. —¿Sobre qué otros temas autobiográficos te gustaría escribir? Nuestro futuro En la autoconstrucción personal intervienen tres dimensiones temporales diferentes. Nuestro pasado, todo aquello que hemos vivido y hemos hecho, nuestra historia, que nos ha marcado de manera particular y ha ido configurando una manera de ser y hacer en el presente. Un presente sobre el que tenemos un poder de intervención real que, a pesar de estar condicionado por nuestro pasado, podemos ir modificando, renovando, cam- biando o manteniendo. Y, además, todo lo que somos, lo somos también en perspectivas de un futuro. Hemos de pensar que lo que hacemos en nuestro presente condicionará también, en cierto modo, nuestro futuro y por lo tanto tenemos siempre la posibilidad de dirigir y guiar nuestro quehacer hacia aquello que realmente querríamos y desearía- mos ser Así pues, podemos escribir y reflexionar sobre nuestro pasado, sobre nuestro presente y también sobre aquello que querríamos y desearíamos ser y hacer en un futuro. Este último aspecto será muy importante para poder autodirigir la vida en función del objetivo que tengamos. —Por esto queremos proponerte que hagas un autorretrato de tu futuro. Sueña e intenta tu vida a los treinta años. ¿Cómo te gustaría ser? ¿Qué te gustaría hacer? ¿Qué te gustaría pensar? ¿Qué tipo de vida te gustaría llevar?... Escríbelo y después, si te parece bien, coméntalo y compáralo con tus compañeros. Notas 1 En: Bandura, A. (1987). pp. 446-448, se puede encontrar más información acerca de la influencia de las habilidades de autoevaluación sobre el autoconocimiento. 2 Cabe distinguir, con Bandura (1987), la autoestima de la autoeficacia, si bien ambas «con- tribuyen, cada una por su parte, a la calidad de vida» (pág. 435). Desde este planteamiento, la autoestima tiene un fuerte componente social y cultural que no se da en la autoeficacía, la cual se limita a la valoración de las capacidades «per se». 3 Aunque en un principio estaba elaborada para 7.° de E.G.B., se aplicó también con idén- ticos resultados en 8F. En los primeros cursos, se puede substituir la escritura por el dibujo o la expresión oral. Referencias AA VV. (1992). «Los contenidos». Cuadernos de Pedagogía. (Tema del mes: Educación moral) n.° 201. Marzo, 1992, pp. 15-18. BANDURA, A. (1987). Pensamiento y acción. Barcelona: Martínez Roca. Biblioteca de Psicolo- gía, Psiquiatría y salud. Serie Universidad. CURWIN, R. L. L. y CURWIN, G. (1984). Cómo fomentar los valores individuales. Barcelona: CEAC. Col. Aula práctica. PUIG, J. M. (G.R.E.M.) (1990). Conocimiento y trabajo sobre sí mismo. Documento mecano- grafiado no publicado. Facultad de Pedagogía. Universidad de Barcelona. (1991). Diseño curricular Primer nivel de concreción. Documento mecanografiado no publica- do. Facultad de Pedagogía. Universidad de Barcelona. RATHS, L. E.; HARMIN, M.; SIMON, S. B. (1976). El sentido de los valores y la enseñanza. Méxi- co: Unión Tipográfica Hispano Americana.
  • 8. 76 El autoconocimiento como condición para construir una personalidad moral y autonóma Montserrat Payá Sánchez CL&E, 1992, 15, pp. 69-76 Resumen: El conocimiento de sí se caracteriza, especialmente, por su carácter transversal. Así, se puede afirmar que constituye más un objetivo a alcanzar que una simple estrategia o técnica dentro del curriculum de educación ético-moral. En este artículo, además, se pre- senta en relación con el desarrollo de una adecuada autoestima, la influencia en la interac- ción social, y la construcción de la propia personalidad moral. Datos sobre el autor: Montserrat Payá Sánchez es licenciada en Pedagogía y miembro del Grupo de Investigación en Educación Moral (G.R.E.M.) de la Universidad de Barcelona. Desde 1989 imparte clases de Etica —niveles 7.° y 8.° de E.G.B.— en diversos colegios públicos de Cornellá del Llobregat (Barcelona). Dirección: Departamento de Teoría e Historia de la Educación, Facultad de Pedagogía, Universidad de Barcelona, Baldiri Reixac, s/n 08028 Barcelona. Tel (93) 333 34 66. © De todos los artículos deberá solicitarse por escrito autorización de CL&E y de los autores para el uso en forma facsímil, fotocopia o cualquier otro medio de reproducción impresa. CL&E se reserva el derecho de interponer las acciones legales necesarias en aquellos casos en que se contravenga la ley de derechos de autor.