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DEL ANTI-AGING
AL WELL-AGING
El bienestar y el
optimismo rejuvenecen
El envejecimiento cutáneo está determinado por la predisposición genética indivi-
dual, las variaciones de carácter estructural y molecular a consecuencia del paso del
tiempo y los factores ambientales. El aspecto de piel envejecida se lleva combatiendo
a lo largo de los tiempos, por lo que se han ido implantando tratamientos dermocos-
méticos a medida que se iban determinando nuevos mecanismos del proceso
degenerativo de la piel. Al mismo tiempo, se han ido desarrollando nuevas técnicas
tanto manuales como instrumentales, más o menos invasivas.
H
oy en día el avance de las neurociencias y
la mirada integradora de la psicodermato-
logía nos orientan hacia nuevos enfoques
sobre la vejez. En la actualidad, asistimos al
final de uno de los arquetipos del mercado
de la belleza más recurrido: el “ANTI-
AGING”. Este acontecimiento conlleva el
comienzo de cambios tangibles en las fórmulas cosméticas,
en el discurso explicativo y la comercialización de productos.
La guerra antiedad instalada en gran medida por los medios de
comunicación y la industria de la belleza será sustituida por la
aproximación integral de la belleza moderna que apuesta por
un estilo de vida a favor de madurar óptimamente, abriendo
paso al “WELL-AGING”.
El término “wellaging” admite otros vocablos como “proaging”
o “transaging” que, frente al “antiaging”, se ven privilegiados.
De hecho, no se trata de ir “en contra” de nada sino “a favor” o
“acompañando”, como si de un proceso de coaching se tratara.
El envejecimiento es acumulativo y los daños fraguan en la piel
de un individuo a lo largo del tiempo. Por ello, para abordar el
tratamiento se requiere de una aproximación completa y con-
tinuada. Además, está demostrado que cuanto antes se inicien
los cuidados, más positivos serán los resultados.
El proyecto Akita es una buena muestra de ello. Se trata de un
estudio realizado en Japón con un total de 108 mujeres, con
edades comprendidas entre 15 y 75 años, durante 10 años. El
resultado demuestra que las voluntarias que presentaban una
piel más hidratada en edades tempranas envejecieron signifi-
cativamente mejor y manifestaron menos arrugas al cabo de
10 años. Por lo tanto, ir pensando en cómo nos gustaría ver
nuestra piel en un futuro y poder mirar hacia la madurez con
optimismo, además de tomar conciencia por incrementar
la calidad de vida y acompañar el proceso con un cuidado
adecuado desde etapas tempranas, sienta las bases del
WELLAGING.
La conexión piel-cerebro es mucho más fuerte de lo que pen-
samos. Se comunican entre sí directamente a través de los
nervios y de forma indirecta por mensajeros químicos. Nues-
tros pensamientos y emociones pueden ser determinantes a
la hora de estimular la producción de ciertas sustancias que
pueden influir en nuestra piel. Cada vez se acumulan más
datos científicos de que tal interacción existe y, lo que es más
extraordinario, que nuestra actividad mental puede incluso
afectar a nuestra esencia biológica, el ADN.
Un trabajo realizado por la Premio Nobel Elizabeth Blackburn
constató en 30 participantes, en un retiro de meditación de 3
meses, que la actividad de la telomerasa (enzima conocida
como la fuente de juventud) fue significativamente mayor en
los meditadores. Por dicha razón, la tendencia en el trata-
miento del envejecimiento cutáneo se dirige hacia una nueva
cultura del cuidado integral, con un mensaje mucho más ins-
pirador para que las personas adopten una postura positiva
en relación a los signos de la edad y se animen a cuidarse to-
dos los días, para sentirse guapos y a gusto consigo mismo.
Información: Begoña Sanjuán, Co-fundadora de bit: Beauty
Intelligence Specialist
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dossier
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aspecto de tu piel hoy?
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sentiste ayer.
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mañana?
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mientos y emociones hoy.