El documento discute varios factores que pueden indicar la presencia de una maldición, incluyendo la esterilidad, el aborto, las dificultades familiares y las muertes prematuras. Explica que Jesucristo tiene el poder de romper las cadenas de las maldiciones y alienta a identificar cualquier factor que sugiera una maldición para poder orar por la liberación. Finalmente, insta a no creer las mentiras de Satanás y a confiar en que Jesús puede romper cualquier maldición heredada.