El documento discute cuántas veces al día se debe orar. Explica que la Biblia no requiere un número específico de veces, sino que los cristianos son libres de orar a Dios en cualquier momento y tan frecuentemente como deseen. También aclara que la oración no conduce a la salvación, sino que sólo Jesús puede salvar a través de su muerte en la cruz.