Jesús es 100% hombre y 100% Dios a la vez. Como hombre, Jesús nació, murió y resucitó, pero como Dios preexistió a su encarnación y es eterno. La Biblia enseña que Jesús es el Hijo de Dios, profetizado en el Antiguo Testamento, que vino a salvar a la humanidad de sus pecados.