la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
24 sexto par sli
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(PEPE LLEGÓ A ALFA CENTAURI)
SEXTO PLANETA
Un cuento anacrónico,
escrito por alguien del pasado,
imaginando algo del futuro.
2. Para algunos, fue hace mucho tiempo,
cuando dos primates bajaron de un árbol
yendo a otro que tenía mejores frutos.
Y en el suelo había leños con fuego.
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Esta historia empezó hace tiempo.
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Uno tomó uno del
lado encendido…
El otro agarró otro
del otro lado…
4. uno se quemó…
y temió al fuego
el otro vio que podía
usarlo… y lo usó.
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5. Desde entonces se separaron;
uno formó la rama de los simios,
el otro, la de los humanos.
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6. Otras personas dicen
que esta historia empezó hace poco.
Para ser exactos,
el 17 de diciembre del año 2623.
O, según la nueva forma universal:
el jor 17 de Dec del yea 100.
Ese día empezó el viaje de una misión
terrestre al sistema Alfa Centauri.
La primer, y hasta ahora única,
misión interestelar tripulada
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7. Diap 7
Lo que promovió tal viaje
fue el festejo de un siglo
de la Universalización Total.
Nombre erróneo y ampuloso,
ya que solo se aplica en nuestro planeta.
Todos los sucesos humanos
son consecuencias de hechos pasados
y causa de cambios futuros.
El hombre avanza por evoluciones
pero progresa por revoluciones.
Ese viaje no hubiera sido posible
si en los siglos anteriores
no hubiesen creado el motor
de explosión nuclear de punto
y el giróscopo de gravedad artificial.
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A su vez, la Universalización Total
fue consecuencia de la Guerra Global,
Hecho funesto acontecido en el siglo anterior.
La humanidad había llegado a más de 21.000
millones de habitantes sobre la tierra.
África acumulaba un tercio de ella.
La India y China se repartían otro.
Europa, Australia y América el restante,
siendo las dos últimas las de menor cantidad.
La tecnología continuaba avanzando
en forma exponencial en este tercer milenio.
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Cada nación tenía un arsenal
de armas nucleares.
Pero el progreso social e intelectual
era imperceptible.
Cada siglo había más pobres y más ricos,
más demagogos y más masas ignorantes,
más idiomas, más países, más religiones,
más diferencias… más caudillos fanáticos…
y más tontos siguiéndolos…
10. Y un loco apretó un botón rojo…
y otro loco, otro…
y así los locos siguieron apretando…
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22. Diap 22
Cuando, finalmente, los conscientes retomaron
el control dentro esa demencia general
la humanidad estaba reducida a la mitad.
La mayoría había quedado estéril
y las grandes ciudades eran restos radiactivos.
La primer reacción fue
volver a vivir de forma natural.
Pero ser natural tiene un valor relativo;
para el hombre primitivo fue lograr comida y abrigo,
ahora era tener las facilidades del progreso.
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En todos había una sola idea:
Eran de una sola nación:
La Tierra
Una Tierra con seres humanos
sin diferencias de idioma,
ni religión, ni política,
sin importar el color, ni el sexo,
ni lo que pensaran o tuvieran.
24. Diap 24
Y así comenzó La Reconstrucción Total.
El Nuevo Renacimiento.
Y dejaron de decirse a si mismos
con el pedante y ficticio Homus Sapiens
para llamarse:
Homus Terrestres.
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Los científicos afirmaron que las ciudades y lugares
donde habían caído los misiles nucleares
serían inhabitables por muchas décadas.
No es de extrañar, en el siglo XV afirmaban que la tierra
era plana y en el año 1950 que el átomo era indivisible.
Muchos seres humanos fueron a vivir en la campiña,
solo para empezar nuevos centros urbanos.
El instinto lleva al hombre a ser gregario,
y la conciencia a ser solitario.
Otros prefirieron ir a las ciudades orbitales
que se construían junto a las estaciones espaciales,
las cuales incentivaron los vuelos interplanetarios
y, luego, la nave interestelar a Alfa Centauro.
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Entre tanto la Naturaleza;
que lo mismo junta los elementos
para hacer piedra y arena inertes,
como para formar organismos vivos;
seguía su curso.
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Algo que caracteriza al ser humano es la curiosidad,
algunos le dicen inteligencia; otros, audacia;
pero es el único animal que
mete la pata dos veces en el mismo agujero.
Al poco tiempo había quienes iban a las ciudades abandonadas,
quizás en busca de algo aprovechable,
quizás porque era peligroso.
Y vieron que en los recovecos volvían a surgir el musgo,
los hongos, los líquenes, las enredaderas, el pasto.
Que de los huecos salían escarabajos, alacranes, cucarachas,
que las hormigas corrían por sus senderos.
Que en los charcos de agua había algas, pececitos, ranas,
sapos, hasta pequeñas lagartijas que huían al verlos.
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Que entre los restos resurgían los arbustos,
y que en ellos los pájaros volvían a hacer sus nidos.
Que, aunque decían que lo niveles de radiación eran altos,
esos seres vivían, comían, se reproducían.
Y una pareja de humanos
volvió a vivir allí…
y otra… y otra… y otra...
y las ciudades se reconstruyeron …
y volvieron a crecer.
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Y un día,
el 17 de diciembre del año 2623,
decidieron que una nave
con seres terrestres
fuera a Alfa Centauri.
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SEXTO PLANETA
(PEPE LLEGÓ A ALFA CENTAURI)
CUENTO de
Rosalino Carigi
2016 - 2017
–Hijo… Algún día, uno de los nuestros
llegará con una nao a esas estrellas.
José Pérez-González (1872)
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SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
** Conste que en la imagen LOS COMANDANTES
no existe “nepotismo” en absoluto.
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La andrógina voz resonó en el cubículo:
–Felicitaciones Pepe. Hoy cumples 85
años.
Jos Per Gon terminó de despertarse. En
su anciano rostro surgió una indefinible
mueca y contestó:
–Gracias CT. Tú y mi compañera me han
hablado siempre en el idioma antiguo. –
sonrió triste– Ahora solo quedas tú.
–Puedo hablar todos los idiomas del
universo y aprender en instantes uno
nuevo. Tú lo sabes, fuiste uno de los que
me programó. –dijo CT, la computadora–
Higienízate, vístete y desayuna. Te esperan
en el módulo de mando. Hace horas que
dejamos a Alfa Centauro A y ya estamos en
el sistema planetario de Alfa Centauro B.
El viejo entró al higienizador. No tenía que
hacer nada, el vapor que llenó el lugar lo
limpiaría totalmente. Pero, aún después de
tantos años,se sintió invadido en su intimidad.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
CUMPLEAÑOS
Mientras él estaba allí, desnudo, CT le
haría una revisión de sus signos vitales y
corporales, internos y externos.
Per era el de mayor edad de la tripulación
inicial que partió de la tierra. Muchos menores
que él ya habían muerto durante el viaje.
La mayoría de los actuales tripulantes en
la interestelar nave habían nacido en ella o
poco recordaban su original planeta.
Para ellos era normal la omnipresencia
de la computadora CT en sus vidas y no
comprendían esos antiguos pudores.
–Jos Per Gon… –susurró el viejo mientras
lo rasuraba la afeitadora automática–
¡cómo reiría mi abuelo de oírse llamar así,
en vez de José Pérez-González!
–Tu abuelo lo hubiese encontrado normal.
–le aclaró CT– A quien le hubiese sonado
raro habría sido al abuelo del abuelo de tu
abuelo. Hace trecientos años que cambiamos
al lenguaje sibílico. Estamos en el yea 142
de la Universalización Total, o el año 2666
de tu cómputo antiguo.
Es incomprensible el festejo de los cumpleaños.
¿Cómo se puede festejar ser un año más viejo?
(Reflexiones de Humgrand Penn De Joc)
01 CUMPLEAÑOS
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CUMPLEAÑOSCUMPLEAÑOS
–Siempre olvido que estás presente. –
dijo Pepe– Y que siempre tienes razón.
–Que lo olvides es propio de tu especie.
Que tenga yo razón es lo lógico. Yo me
renuevo constantemente. A ti, cuando
mueras, deberé reciclarte en sustancias.
–¡Vaya regalo de cumpleaños que me
das! –rio el viejo– Así eres tú, CT… y yo soy
yo. Vamos a ver las noticias, ya deben
haber llegado desde la Tierra,
–Cierto. ¿Te hago un resumen de ellas?
–Gracias, CT... Pero, prefiero leerlas en la
pantalla. –la voz del anciano sonó añorante–
Ojalá pudiera hacerlo sintiendo el olor de la
tinta y del papel como en los viejos libros
del abuelo de mi abuelo de mi abuelo.
–Estás nostálgico. Si extrañas ese olor lo
puedo ambientar.
–No es lo mismo. Además… ¿Qué novedades
voy a ver?... ¿Respuestas de hace cinco años
a preguntas que enviamos hace nueve?
¿Sucesos que en la tierra ya son pasados?
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–No puedo enviarlas o recibirlas a mayor
velocidad. –pareció justificarse CT– Van y
vienen por láser.
–Ah, CT… CT… –rio Pepe– Hay veces
que pienso que al programarte te pusimos
conciencia y sentimientos. Pero, recuerdo
que eres solo un procesador. Que tu voz ni
es femenina ni masculina, ni vieja ni joven.
Que tus respuestas son resultado lógico de
lo que colocamos en tus memorias.
Por un momento el silencio dominó al
cubículo. Luego volvió a sonar la binaria voz:
–No he podido procesar lo que dijiste.
–No cambias CT…
–Error. Sí, afirmativo, cambio. Tengo
millones de chips más de cuando partimos.
–Y yo solo tengo más años.
–Y siempre serás mi primer capitán,
–Tenía cuarenta y tres años. –recordó el
anciano Pepe– ¿Cuántos han pasado?
–Llevamos volando 42 años, 3 meses, 11
días… –respondióCT–Vamos,hayque seguir.
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CUMPLEAÑOSCUMPLEAÑOS
Jos Per Gon salió del cubículo sonriendo
ante la frase final de la computadora.
Se la había colocado él en la tierra al
empezar su programación.
Y, ni los demás programadores ni los
comandantes de vuelo la cambiaron.
Era conocida como una conclusión de CT
a lo que se estuviese haciendo. Que sonaba
positivo, mezcla de mandato y optimismo.
Como siempre le parecieron enormes los
correderos comparados con los cubículos
donde debían dormir, aun los de parejas.
Por eso los tripulantes preferían estar en
los “patios” como llamaban a los módulos
de convivencia general.
Pepe giró para la derecha y esperó la
pregunta lógica:
–¿Vas primero al patio de los infantes?
–Sí, CT. Eres como dios. Tienes el don de
la ubicuidad, estás en todos lados.
–Error anacrónico. –dijo la computadora–
El concepto místico de dios se dejó de usar
luego de la Guerra Global. Y recuerda, tengo
sensores y altavoces en toda la nave.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
El viejo tocó la superficie de la entrada al
módulo de infantes, y la misma desapareció
permitiéndole pasar.
Las puertas de giro y las corredizas eran
cosas que solo se podían ver en los libros de
historia o en los museos.
Apenas entró fue rodeado por los niños
que se colgaron de su capa gris plata, la cual
indicaba su rango de mayor… y de anciano.
Miró la bebé en la cuna, mujer ya que
había nacido en año par, los niños eran de
impar. Y solo una criatura por año.
Y fruto de la pareja que el año anterior
cumpliera la madre treinta dos años y el
padre treinta y uno.
CT se encargaba de controlar todo eso.
Se había programo así a fin de no rebasar la
capacidad de reproceso de sustancias.
La tripulación inicial también había sido
elegida así: Cada uno de un año distinto y las
mujeres un año mayor que los hombres
Veintidós mujeres y 22 hombres. Un total
de 44 personas. Que, luego de 42 años de
vuelo, era de 77 vivos y 9 ya muertos.
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CUMPLEAÑOSCUMPLEAÑOS
Jos Per fingió estar buscando entre los
infantes y preguntó:
–Donde está mi nieto?...
–¡Aquí!... –gritaron todos en conjunto.
Una carcajada general llenó el lugar.
Pepe rio con ellos. Aunque, como siempre,
en su ánimo se coló una fina tristeza.
Había hecho eso desde el primer día de
vuelo. Al principio fue “dónde está mi hijo”
que con el tiempo debió cambiar a “mi nieto”
Sin embargo, él y su compañera fueron
los únicos que iniciaron el viaje sin sus hijos
ni entraban en la posibilidad de tenerlos.
Ni estaban en la lista de vuelo, pero ella era
experta en motores nucleares y Pepe en vuelos
espaciales. Y los pusieron... ¡de capitanes!
El viejo levantó una pequeña en brazos.
Ésta pasando los dedos sobre la pechera de
él, le preguntó:
–¿Por qué tienes cinco estrellas aquí?
–Son por cada lugar que me duele.
Nueva carcajada general. Y un niño hizo
la pregunta de siempre:
–Avú… ¿Cómo es la tierra?
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
Avú era como le decían con cariño los
infantes. No sabían que “avú” era como José
Pérez-González llamaba a su abuelo, y éste a
su abuelo. Y así hasta llegar a la vieja Galicia.
–La última vez que la vi seguía redonda…
rodeada de satélites artificiales… de basura
espacial –contesto Avú– Pero, hermosa…
“un pálido punto azul” que al alejarnos, se
hace más chico en el espacio y más grande
en el recuerdo. CT les puede proyectar un
holograma de ella.
–CT no puede transmitir tus sentimientos
–dijo una jovencita de quince años.
–Y no es redonda, es geoide. –teorizó un
engreído cadete de 17.
–Tienes razón. –ironizó Pepe– La tierra
tiene forma de tierra.
La risotada general fue interrumpida por
la orden emitida desde CT:
–Por favor. Todo el personal presentarse
de inmediato en el módulo de mando.
Pedían “por favor”. No era nada grave.
Pero a ese capitán le gustaba hacer teatro.
Y, rodeado por los infantes, Pepe salió.
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CUMPLEAÑOSCUMPLEAÑOS
–Jos Per Gon entró al módulo de mando.
Le rodeaba su séquito de jóvenes, la clase
llamada Aprendices, que vestían pantalón y
franela de jersey con distinto color según el
rango a que perteneciesen.
Los Infan de blanco, edad de uno a seis;
los Pupil de verde claro, edad siete a doce; y
el último rango de esa clase, los Cadet, de
trece a dieciocho, con un rosa que odiaban.
–¡Salud y buen destino! Cat Son... –dijo
Pepe al capitán de ese momento.
Los Capitanes eran seis y se alternaban y
cambiaban cada año. Eso aseguraba que
siempre hubiese dos capitanes al mando,
indiferente que fuesen mujer u hombre.
–Por el bullicio de sus “nietos” sabía que
usted estaba cerca. –respondió el capitán.
–Cat Son, demasiado silencio hay afuera
en el espacio exterior. –sentenció Pepe.
–Tiene el hábito de decirme “Cat Son”.
Usted sabe que mi nombre es Rob Imp
El anciano Pepe vio una sonrisa burlona
en el rostro de las oficiales presentes.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Discúlpeme Capitán Robert Imperial
Smith… –dijo con ironía, y siguió– Es que
tu padre fue uno de los mejores primeros
oficiales que nos ayudaron a dirigir la nave
en los años donde mi compañera y yo
éramos lo únicos capitanes y ni siquiera
teníamos los Mayores para consultar…
–Perdón, Avú… –interrumpió el capitán,
con cara avergonzada– Sé que mi padre era
muy intrépido y se metía en lugares tan
peligrosos que le pusieron el apodo de Cat.
–Así es… “hijo´e gato nace maullando”…
y el hijo de Cat es Cat Son…
Una carcajada general sonó en el módulo
de mando.
La alférez Gil Dah, a quien el uniforme
parecía marcar aun más sus voluptuosas
curvas le preguntó con un mohín sensual:
–Mayor Jos Per… Usted fue el primer
Capitán, el primer Experto, el primer
Consejero, el primer Veterano… ¿Hay algo
en que usted no haya sido el primero?
Muchos sonrieron con picardía.
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CUMPLEAÑOSCUMPLEAÑOS
–Mi compañera era viuda…
La carcajada resonó en el módulo
–Gil Dah… te olvidaste agregar que soy el
primer Anciano –continuó él, sintiendo a
sus 85 años aun despertar el deseo erótico–
No fui ni primer Piloto, ni ninguno de los
grados actuales de la juventud.
–¿No fue primer Piloto? –rio ella– ¿Y
recorrió todos los planetas y lunas del sistema
solar ensayando los motores nucleares ?...
¿Y es de los pocos que volvió vivo luego de
cruzar la barrera de la luz? ¿Y el pergon,
unidad de velocidad, lleva su nombre?
Pepe no gustaba de los elogios y giró
viendo el módulo de mando. Éste se había
llenado con casi todos los tripulantes.
Solo faltaban los pilotos y los encargados
de cuidar los motores de impulso nuclear.
Los últimos, como siempre, se negaban a
dejar solos a los motores.
Y los pilotos estarían ejercitándose en el
espacio cercano a la nave.
–Bueno, Cat Son… ¿Qué espectáculo nos
tienes preparado? –preguntó el viejo.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Es un regalo para todos. –dijo Mar Ela,
la capitana que, como era normal, tenía el
turno de dirección traslapado cuatro horas
pero junto con el de Rob Imp, su compañero.
–Y especial para usted, Mayor Pepe.–
siguió ella– Sin usted no estaríamos aquí.
–Mar Ela. Si seguimos hacia nuestro
destino es por el esfuerzo de todos los
presentes… y el de los de que ya no están.
–No tanto. Siempre lo recordaré cuando
a los 15 años de viaje, siendo yo piloto, un
meteorito trancó el giróscopo de gravitación.
–En la nave parecíamos pelotas rebotando
contra las paredes.–sonrió Pepe– Hasta que
ustedes, los pilotos lo sacaron.
–Por favor, Mayor. –dijo ella– Jamás lo
hubiésemos sacado si usted no hubiese ido
con nosotros y nos enseñase cómo hacerlo.
–No digas tonterías… ¿Y cual es el regalo
para todos?
–Muéstralo, CT… –ordenó Cat Son.
Las pantallas de visión al exterior parecían
haberse quedado estáticas en una vista del
universo cercano.
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Pero, de pronto, la computadora
comenzó a proyecta en ellas una
imagen de Alfa Centauri B con
cuerpos celestes moviéndose .
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CUMPLEAÑOSCUMPLEAÑOS
–Esta es una imagen fuera de escala. –
sonó la andrógina voz de CT– Se muestra
así para que se pueda ver en la pantalla.
Los gritos de asombro y alegría reinaban
en el módulo de mando. Pepe con los ojos
llenos de lágrimas solo pudo musitar:
–Hay un planeta igual a la tierra…
–Avú… estás llorando. –le dijo un cadete.
–Llorar es un privilegio reservado a los
niños y a los viejos… triste es querer llorar
y no poderlo hacer… o llorar sin querer…
–Sin embargo, las mujeres lloran por
cualquier cosa.
–Por eso son superiores a nosotros. La
mujer nace siendo mujer. El hombre siempre
es un niño que se pasa la vida tratando de
demostrar que es un hombre.
–No es igual a la tierra, –aclaró CT– es
más chata en los polos y tiene dos lunas. Y
está rodeada de satélites artificiales, indicio
de que en el planeta hay seres inteligentes.
–Ya envié los pilotos con los cazas de
investigación a averiguar. –dijo el capitán.
–Espero que hayan ido sin agresividad. –
dijo Pepe.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–¡Mayor!... Hace más de un siglo que no
hay agresividad en los humanos.
–No lo creas, Cat Son. La agresividad, la
picardía y la desconfianza hacen parte de
nuestra naturaleza. Sino mira todo lo que
hacemos al competir en un deporte.
–Avú… –inquirió el cadete– ¿estás feliz?
–Deja que te cuente: Hace muchos
siglos, un hombre “allá en su Galicia”, se
marchó un viejo barco. Y una noche, en
medio del mar, viendo en el oscuro cielo
brillar la estrella Centauri, dijo a un joven,
que no era su hijo, y que estaba cerca de él:
”Hijo… algún día uno de los nuestros
llegará con una nao a esas estrellas.”
Ese hombre se llamaba Pérez González
José, simple, sin guión. El guión se lo puso
el fraile que lo inscribió y le agregó PP que
significa Padre Putativo (postizo) de Jesús.
Y ese hombre se hizo abuelo y transmitió
a sus nietos el ansia de llegar a las estrellas.
Y sus nietos las transmitieron a sus nietos…
–¡Hemos llegado!… abuelo… –gritó Pepe.
Y, sin que se lo ordenasen, CT proyectó
una imagen en la pantalla.
41. Diap 41
“–Hijo… Algún día, uno de los nuestros
llegará con una nao a esas estrellas.”
42. Diap 42
El abuelo un día
cuando era muy joven
allá en su Galicia,
miró el horizonte
y pensó que otra senda
tal vez existía.
Y al viento del norte
que era un viejo amigo,
le habló de su prisa,
le mostró sus manos
que mansas y fuertes,
estaban vacías.
Y el viento le dijo:
"Construye tu vida
detrás de los mares,
allende Galicia".
Y el abuelo un día
se marchó
en un viejo barco
de esos de madera
con muchas velas,
como tantos otros,
con tanta esperanza.
Y en la tierra nueva
tuvo hijos
y tuvo nietos
que su nombre tenían
y a quienes su ansia
de llegar a las estrellas
cada noche transmitía
Y el abuelo un día
lloró bajo el árbol
que al fin florecía,
lloró de alegría
cuando vio sus manos,
que un poco más viejas
no estaban vacías.
Y en medio de la mar
viendo en la noche
las estrellas brillar
a un joven dijo:
“Hijo… algún día
uno de los nuestros
llegará con una nao
a esas estrellas.”
El abuelo un día
a una nueva tierra
con ansias llegó
y subió a la carreta
de subir la vida.
Empuñó el arado,
abonó la tierra
y el tiempo corría.
Y luchó sereno
por plantar el árbol
que tanto quería.
El abuelo un día,
cuando era muy viejo,
allende Galicia.
tomó la mano
de su nieto
porque ya se moría.
Y entonces le dijo:
“Prométeme, hijo,
que a las estrellas
iremos algún día
y al viento del norte
dirás que su amigo,
a una nueva tierra
le entregó la vida.
Canción y letra original de Alberto Cortez
En Azul modificaciones de R. C
43. Diap 43
El silencio dominaba en el módulo.
No se sabía si era por la emoción de haber hallado
un planeta con vida en Alfa Centauri, o por lo que
acababan de oír de José Pérez-Gonzáles, Pepe.
Y resonó la voz binaria de CT:
–Vuelven los cazas. Y detrás de ellos vienen seis
naves del Sexto planeta.
Todos se agolparon a mirar en las pantallas de
visión…
44. Diap 44
CUMPLEAÑOSCUMPLEAÑOS
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–¡Se han detenido frente a nosotros y se
mantienen en el espacio sin moverse! –
exclamó perplejo el capitán Cat Son.
–¡Usan la propulsión por antimateria y
la autogravedad! –dijo maravillado Pepe.
–¡Que perfección de escuadra! –comentó
Mar Ela añorando sus años de piloto. Están
tan próximos entre ellos que podrían tocarse.
–Deben haberse detenido por temor a
nuestra nave… –comentó el capitán.
– Por favor, Cat Son. –rio el anciano Per
Gon– No seas un humano engreído. Seres
técnicamente tan avanzados nos podrían
haber destruido en cualquier momento.
–Su procesador solicita intercambio de
informaciones. –dijo CT– Lo solicitan por
Protocolo. Su programa es más poderoso
que el mío y puede atravesar mis escudos.
–Responde afirmativo. –ordenó Pepe.
Ni pensó que en la nave el único que
podía dar órdenes era el Primer Capitán, y
ese era Cat Son y por ese año.
A los pocos minutos volvió a oírse a CT:
–Hemos intercambiado la información.
–¿Toda?... –inquirió asustado el capitán.
–La nuestra, la de la Tierra, afirmativo.
La de ellos, la del Sexto Planeta, solo una
gran parte. Mi memoria era insuficiente, ni
guardando en comprimido.
De pronto vieron que las naves de Sexto
Planeta se bamboleaban y giraban sobre si
mismas mostrando su desprotegida base.
–¡Que nuestros cazas vuelen frente a ellas
en la igual posición! –volvió a ordenar Pepe.
–Pero así no nos podrán defender si los
otros nos atacan.–protestó el capitán.
–¡No nos están atacando! –levantó la voz
Pepe– ¡Nos están saludando! ¡Es el saludo
universal de todos los seres vivos, mostrar
al otro la parte más débil!
–Mayor… –le recordó Mar Ela, haciendo
un gesto– el Primer Capitán es él.
–Tienes razón… Discúlpenme. Olvidé
que hace tiempo que dejé de ser capitán.
–¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! Nuestro
azaroso viaje ha terminado!¹ ¡Mi viejo
capitán! ¡Qué capitán! –se oyó susurrar a la
romántica y sensual alférez Gil Dah.
¹ Poema de Walt Whitman 1865
45. Diap 45
CUMPLEAÑOSCUMPLEAÑOS
Y el Primer Capitán, como lo indicaba su
emblema, dio las órdenes mientras Pepe se
retiraba algo de los mandos.
–Avú… ¿Por qué discutes a menudo con
Rob Imp?–el cadete le preguntó.
–Porque le aprecio. Lo quiero como a un
hijo. –respondió el anciano– Sólo el que te
aprecia te criticará. Desconfía de aquel que
siempre está de acuerda contigo.
Nuevamente resonó la serena voz de CT:
–Solicitan permiso para abordar nuestra
nave y relacionarnos.
Cat Son iba a responder, pero giró hacia
Per Gon en una tácita consulta. Éste sonrío.
Y el capitán dijo:
–Diles que los recibiremos con agrado.
Enciende las luces de señalamiento de la
escotilla de entrada al módulo de mando.
Pensó un instante y preguntó:
–¿Cómo nos entenderemos? No sabemos
su idioma. Ni siquiera como son.
–Encenderé las luces. –dijo CT– Aunque
ya ellos saben donde está la escotilla. Su
procesador les enseñó toda nuestra nave.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Con el idioma no hay problema.–siguió
la computadora– Los seres del Sexto Planeta
aprendieron de inmediato el nuestro.
–¿Y como son?... –inquirió Mar Ela.
CT permaneció en silencio un instante:
–Distintos… Y semejantes… Ya los verán.
Quedaron asombrados. Por primera vez el
ordenador no daba una respuesta exacta.
Todos miraron la pantalla en donde las
seis naves del Sexto Planeta parecían estar
suspendida en el espacio.
De pronto la que se hallaba en la posición
inferior voló hacia ellos. Los cazas terrestres
transmitieron la imagen de como se apoyaba
con suavidad y precisión sobre la escotilla.
Luego plegó sobre si misma sus verticales y
exagonales alas. Parecía un componente más
de la nave interestelar.
–¡Qué movimientos tan armónicos! –
dijo la capitana Mar Ela.
–El que tiene paz… puede transmitirla. –
completó el Mayor Pepe.
Oyeron que se conectaban a la compuerta
exterior de la cámara. Y la voz de CT resonó:
49. Diap 49
CUMPLEAÑOSCUMPLEAÑOS
–Su aire es similar al de la tierra. Con
mayor porcentaje de oxígeno, helio y neón;
pero menos de nitrógeno. Es más denso.
Acondicionaré la cámara de recepción a sus
condiciones y los iré adaptando en forma
lenta a las nuestras.
Esta vez fue el mayor Per Gon que buscó
la mirada de aprobación del capitán antes de
hablar. Y éste le hizo un gesto afirmativ0.
–No, CT. Al contrario. –dijo el anciano–
Acondiciona nuestro aire al de ellos. Somos
nosotros que debemos acostumbrarnos a su
mundo, a sus costumbres, a su forma de ser.
La computadora así lo hizo.
Por unos momentos sintieron el aire más
húmedo y pesado. Pero, pronto se adaptaron.
Se oyó que la cámara de recepción se
cerraba. Luego que se iba llenando de aire
sustituyendo el vacío del exterior. Y los pasos
en ella indicaron que seresvivos la ocupaban.
El silencio se apoderó de la tripulación
Alrededor de Pepe se habían agrupado los
niños y jóvenes. Y él se sintió abuelo de todos.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–¿Cómo serán, Avú? –pregunto el cadete.
–Ya lo dijo CT: distintos… y semejantes.
Son seres vivos. Y como todos los seres
vivos nacerán, comerán, se reproducirán..
El joven miró a la alférez Gil Dah.
–Ya tiene compañero, –susurró burlón
Pepe– y le corresponde quedar embarazada.
–Y yo seré piloto… –aseveró con picardía
el cadete, insinuando la fama de ellos.
–Y serás compañero de la que tiene un año
más que tú… como todos los de esta nave.
Pero, tú la conoces desde chico...
–¿Usted no conocía a su compañera?
–No. La conocí poco antes de abordar la
nave. Y, sin embargo… fue extraordinaria.
Como el universo, el amor no tiene
principio ni fin… ni explicación.
Los capitanes lo llamaron a su lado. La
cámara de recepción empezaba a abrirse.
Los seres del Sexto Planeta pronto saldrían.
–Termina un capítulo. –dijo alguien.
–Y comienza otro… –sentenció Pepe.
…oo0oo…
49
1
O X
ús
50. Diap 50
MAYOR ANCIAN PEPE
JOS PER GON = JOSÉ PÉREZ
GONZÁLEZ Imag Yo de 85 AÑOS
JON POL
Comandante Ing Vuelo
Imag Pablo Carigi 60 añ
MAR ELA
CAPITANA (Experta Piloto)
Imag María Leticia Carigi
UHU RAH
Coman Ing. Comunicación
Nichelle Nichols Imag Ella
ILH ANH
Cadete - imagen:
Ilan González Carigi
CAR MEH
Teniente de vuelo
Imag Carmen Gonzalez
ROB IMP “CAT SON”
ROBERT IMPERIAL SMITH
Primer Capitán
Imagen Yo de 35 AÑOS
GIL DAH
Alférez de Vuelo
Imagen Marilyn Monroe
EIN STE (Mr. Spock)
1 er. Ofic Científico
Imag Albert Eintein
PEH TEH
Coma. Comunic. Espacial
Imag. Mar. Esther Carigi
VUL K´N T¨ Pol Enterprisë
Alférez Imag Jolene
Blalock (Ella misma
DOC LLO SUA
Prim OfiI Médico Biólogo
Joshua Braggiatto Carigi
COMANDANTES DE LA NAVE ESPERANDO A LOS SERES DEL SEXTO PLANETA AL LLEGAR A ÉSTE
CONSTE QUE EN ESTA IMAGEN NO HAY NEPOTISMO
54. Diap 54
EL ENCUENTR0
Lentamente, fue bajando la plataforma
que traía los seres del Sexto Planeta.
Lo primero que se vio fueron tres pares
de pie, lo que hizo murmurar a Mar Ela:
–Son bípedos…
Y al seguir con su aparición, comenzaron
los comentarios:
–Se similares a nosotros…
–Tiene la piel de colores verdosos…
–Parecen estar desnudos…
Cuando terminar de llegar al estrado, los
visitantes saludaron:
–¡Fructífera vida y buen solar! Sed
bienvenidos terrestres, viajeros del sistema
solar. –dijeron los tres con un sonido nasal
Un grito de asombro salió de todos los de
la especie humana al ver como abrían sus
brazos, sus piernas…
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
¡Y bajaban su cola al piso!
¡Y todo su cuerpo quedaba cubierto por
una extendida piel!
¡Y dentro de ese exágono de piel, estaban
listos a volar en cualquier momento!...
El primero en reaccionar fue Cat Son:
–¡Fructífera vida y buen solar! –repitió el
capitán el saludo de ellos– Gracias por
recibirnos en su sistema planetario. Veo
que saben como se llama nuestra especie…
¿Cómo es el nombre de la de ustedes?
–Pueden decirnos los Sextis, como nos
puso vuestra procesador. –indicó el líder de
ellos– La traducción de nuestro nombre a
vuestro idioma sería algo similar.
Se había estado dirigiendo a Pepe, por lo
que éste señaló a Rob Imp, aclarando:
–Él es el capitán, el principal de la nave.
–Disculpen, somos de mundos diferentes,
en nuestro planeta siempre nos dirigimos al
de mayor edad…
–Otra cosa que nos superan. –rio Pepe–
Además de ser dermápteros voladores.
El encontrarnos con un ser distinto
siempre pensamos que éste es el diferente.
Nunca se nos ocurre que él puede
ser el normal, y nosotros los diferentes…
02 EL ENCUENTRO
55. Diap 55
EL ENCUENTR0EL ENCUENTR0
–No somos voladores, sólo planeamos
gracias a nuestro patagio; esta membrana
de piel que nos cubre de ambos lados del
cuerpo y la cual extendemos como saludo
de paz para ustedes y antiguamente nos
servía para saltar de un árbol a otro. –dijo
el jefe sextis, preguntando:
–Capitán, terrestres… ¿desean que el
adjunto a mí, les haga una demostración?
La pregunta tomó de sorpresa a los que
estaban en el comando, quienes hicieron
un gesto afirmativo.
De inmediato el líder ordenó algo al otro
sextis, al que tenía a su derecha y era más
verde, el cual salió del escenario.
–Asombroso. –musitó Ein Ste, el oficial
científico de la nave por ese año– Le habló
sin mover la boca.
–No se asombre terrestre. Es lo normal.
Nosotros tenemos por completo separados
el sistema respiratorio del digestivo. Solo
usamos la boca para masticar. Y la nariz
para respirar y… también para hablar.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Asombroso. –repitió Ein Ste– Me oyó
perfecto y solo susurré, Comandante…
–Mi nombre es Álamo Kercus Robles. En
el sexto planeta no tenemos grados como
ustedes. Nos distinguimos por el color o
cantidad de hojas del trébol en el broche que
portamos en la cintura, donde colgamos la
cola con el uniforme. Y le oí porque aún
tenemos la ecolocación usada por nuestros
ancestros para planear en la oscuridad.
–Diferentes soles, diferentes planetas,
diferentes seres… –filosofó Jos Per Gon–
Sin embargo. cada uno ve lo suyo con la
misma naturalidad.
–Así es, Pepe… así es. –dijo Kercus.
–¿Cómo sabe mi apodo?
–CT y P6 están ahora en sincronización.
–¿Y quien es P6? –inquirió el anciano.
–Nuestro procesador. Ambos se entienden
perfecto aunque pertenezcan a sistemas
operativos distintos. Como estoy seguro que
usted se entenderá con nosotros.
–Yo también estoy seguro.
56. Diap 56
EL ENCUENTR0EL ENCUENTR0
Entre tanto, el sextis más verde había
trepado al modulo de recepción.
Allí, en la cornisa, repitió el espectáculo
de expandir su piel. A un gesto de su líder
se lanzó en planeo, recorriendo el lugar en
amplias curvas y finalizar posándose frente
a la sensual Gil Dah y el analítico Ein Ste.
Sin prestar atención a las exclamaciones
de admiración de los terrestres, fue y tocó
el protuberante pubis de Ein y luego los
voluptuosos senos de ella.
–¡Igual que todos los hombres!– gritó
ella quitándole las manos de encima.
–¿Pertenecen a diferentes especies? –fue
la inocente pregunta del verde sextis.
Se oyó la distinguible voz virtual de CT:
–Los humanos son una sola especie, pero
con diferencias morfológicas según el sexo.
Y no les agrada que cualquiera se los toque.
–¿Y entonces, por qué lo muestran?
–Ah, hijo… ese es el gran misterio de la
humanidad… que nos ha hecho reproducir
por todos los tiempos. –respondió Pepe.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Disculpen a mi adjunto Sauces Lirius
Fresno, es joven y científico. –aclaró Kercus.
–Lo comprendemos, –cordializó Pepe–
Así son ellos. Hace siglos nuestros médicos
sangraban a los enfermos para curarlos.
–¿Ustedes no tienen… hembras… en su
especie? –preguntó coqueta Gil Dah.
–En el período arcaico hubo organismos
con gametos separados.–dijo Lirius– Pero,
luego evolucionaron, y todos los seres de
nuestro planeta somos hermafroditas.
–¿Todos los animales son hermafroditas?
–exclamó espantada Gil Dah.
El verde Lirius volvió a ser docto:
–En el sexto planeta la célula animal no
pasó de la etapa primaria y solamente fue
en especímenes unicelulares
–¿Y ustedes que son, entonces?...
–Vegetales. –respondió el joven sextis
con la mayor naturalidad.
–Asombroso. Simplemente asombroso.–
fue el sereno comentario de Ein Ste.
–Maravillosa naturaleza. –sentenció Pepe.
57. Diap 57
LOS SEXTOSLOS SEXTOS
–¿No necesitan tener pareja? –preguntó
Gil Dah con su típico mohín.
–Sí, la necesitamos. No nos podemos auto
reproducir. Debemos cruzar los gametos
con otro ser de la misma especie.
Indicó el líder Kercus Robles, agregando:
–Eso lo puede explicar mejor mi otro
adjunto, el biólogo Laurel Ficus Pinare.
El sextis de color ocre había recogido por
completo su patagio contra su cuerpo. Tenia
una apariencia casi humana. Bajó al piso del
módulo. Caminaba con soltura pero como un
bebé. Buscó asientos y los dejaba frente al
comando. Un detalle era que daba pequeños
saltitos antes de llegar a ellos. Finalmente
ofreció los asientos a las damas humanas. Y
dijo con el característico sonido nasal:
–Su computadora me ha explicado que a
ustedes les agrada que les hagan esto.
Con una coqueta risita, todas fueron a
sentarse. La capitana comentó:
–Hace siglos que los “machos humanos”
olvidaron hacer esas galanterías.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
Quedaba un lugar libre, Ficus lo ofreció a
su líder Kercus quien declinó el honor y le
hizo una seña que se sentara.
El ocre sextis, acomodando el uniforme de
su cola en el gancho de su cintura, se sentó.
–¿Siempre pliegan para adelante esa…
parte? –preguntó la comandante Peh Teh.
–Puede decirle cola, para nosotros es un
orgullo tenerla. Podríamos doblar “esa parte”
para atrás, pero se nos vería el esfínter de
la cloaca y podríamos herir a alguien con la
punta antiguamente ponzoñosa de la cola.
–¿Tienen cloaca? –inquirió Gil Dah, con
repugnancia.
–Como la mayoría de los seres, inclusive
los de su planeta. –rio nasalmente Ficus–
¿No cree que es más higiénico que tener
dos partes por donde salir los excrementos,
que una también sirva para tener sexo, y que
los vástagos nazcan por donde se orina?...
Esta vez la risa fue largada por Pepe.
–Ya veo que CT los puso al tanto de
como somos. –dijo– Y algo de su ironía.
58. Diap 58
EL ENCUENTR0EL ENCUENTR0
–Los procesadores no pueden expresar
ironía, es algo propio de los seres pensantes.
–resonó la virtual voz de CT.
–Afirmativo. –la apoyó P6 con su sonido
gangoso y artificial.
–CT, hallaste un buen amigo. ¿Envidias
se mayor capacidad? –inquirió Pepe.
–Tampoco estamos programados para
sentir amistad o envida. –respondió P6 con
rapidez– Solo comparamos. Y en ese
caso, CT es superior a mí.
–¿Por qué? Tú tienes más memorias.
–Pero CT recorrió el universo… y yo no
he salido de mi planeta.
Kercus y Pepe se miraron. ¿Sentirían las
máquinas? Y ambos pensaron que sí.
Nuevamente Gil Dah se dirigió a Ficus:
–¿Copulan?... –su voz se tornó morbosa–
¿Dónde tienen los “órganos” para eso?...
–¡Claro que copulamos! Todos los seres
vivos del universo copulan de una manera
u otra. ¡Y lo disfrutamos! ¿Quieren más
sensibilidad de la que tienen las hojas de la
planta que ustedes llaman “mimosa”?.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
Ficus Laurel se había emocionado al dar
la explicación. Lirius, el otro joven y verde
sextis, quien también tenía recogido su
patagio. mostraba sonrojos en la cara.
–Disculpen. Soy biólogo en reproducción.
–se justificó Ficus–¿Quieren saber donde
tenemos los órganos reproductores?... Aquí…
Y, sin más. desprendió del gancho de la
cintura a la cola con su uniforme y mostró,
en el centro de vientre, debajo también de
la elástica vestimenta, una protuberancia
que parecía unos labios o una flor.
La tripulación quedó asombrada por el
lugar y por la natural con que narraba.
–Aproximadamente está donde ustedes
tienen el ombligo –siguió– La diferencia es
que ahí nosotros gozamos, nos reproducimos,
dentro nos formamos y por allí nacemos.
–¿Y como lo hacen?... ¿Cómo las plantas?...
–No. –rio– Somos evolucionados. Nos
unimos al ser amado. Nos acariciamos. Los
estambres de cada uno entran en el cáliz
del otro ser. Hay vibraciones. Se suelta el
polen… y cada uno puede formar otro fruto.
59. Diap 59
ENCUENTROENCUENTRO
–¿Ambos seres quedan embarazados cada
vez que copulan? –preguntó una teniente.
–En la época primitiva era así. Y fue
necesario dada la depredación que hacían
los voladores en nuestra especie. Pero hoy,
como ustedes, para evitar la superpoblación
solo tenemos un fruto o dos en la vida.
–¿Los voladores? –inquirió el capitán–
¿Se refiere a la aves rapaces?
–En el sexto planeta nunca hubo aves. Su
nicho fue ocupado por insectos gigantes que
se alimentaban de los seres planeadores.
Afortunadamente, luego desaparecieron.
–¿Desaparecieron? –se burló Kercus con
una nasal vibración– ¡Los exterminamos!...
Ficus mostró disgusto por el comentario.
–Así es. –siguió– Los historiadores creen
que el progreso de nuestra especie se debe a
la capacidad de retraer el patagio, la habilidad
de dominar el fuego, y el espíritu de sociedad
para luchar unidos contra los voladores.
–¡Que forma florida de decir que fuimos
también hordas salvajes! –rio Kercus.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–¿El “vástago” se forma dentro o fuera de
ustedes? –preguntó la maternal Mar Ela.
–Como todos los dermápteros superiores,
lo realizamos dentro. El polen debe subir el
cuello del estilo, pasar por la entrada del
estigma, bajar por el conducto interno del
estilo. Si dentro del gineceo halla un óvulo
fértil penetra en él. Y en todo el camino
existen jugos que destruyen al polen.
–Sean vegetales o animales, los gametos
“él” tienen obstáculos para entrar en “ella”.
Quien decía eso era Doc Jos Uah, médico
de la nave. Ficus frunció la nariz y dijo:
–No lo comprendo. Somos hermafroditas,
no tenemos el concepto de él y de ella.
–Creo que lo que la capitana le preguntaba
era si el “fruto” lo formaban dentro o fuera.
–¡Dentro!... En los demás dermápteros los
frutos nacen listos para planear. En nuestra
especie necesitan un tiempo más al cuidado
del progenitor y al salir se agarran de los pelos
del pecho de éste, y él los protege doblando la
cola como tibio manto sobre la criatura.
60. Diap 60
ENCUENTROENCUENTRO
–¡Qué tierno!... –exclamaron las mujeres.
–¿Tiene cordón umbilical y amamantan?
–inquirió Mar Ela.
–Algo parecido. El fruto está unido a su
progenitor por el pedículo, conducto que le
suministra los nutrientes, el cual sigue con
él hasta que el pedículo finalmente se seca
y cae. No tenemos senos, en su lugar hay
unos brotes por los cuales puede salir savia.
–Es maravilloso como la naturaleza crea
órganos similares con distintos elementos.
–comentó Pepe.
–Tiene razón, Mayor. Permítame que P6,
le haga una demostración holográfica de
nuestra fisiología y las similitudes…
–Perdón… –interrumpió Lirius, viendo a
Kercus– De seguir en esta trayectoria nos
alejaremos de nuestro Planeta. Si el capitán
lo permite puedo ayudar a su Ingeniero de
Vuelo a poner la nave en la misma elíptica
y aceleración de Sextis
–De acuerdo. –indicó Rob Imp– ¿Sabes
como hacerlo?
La sonrisa del líder y Pepe le respondió.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Capitán. –dijo Kercus– Puede confiar
en Lirius, es uno de los mejores ingenieros
espaciales. Lo que pasa es que está deseoso
de conducir una nave como ésta.
–¿La ve tan especial? –se ufanó Rob.
–Lirius es joven. Le atraen las máquinas
antiguas. –sonrió Kercus– Hace más de mil
años que no usamos el motor de explosión
nuclear de punto. Era muy peligroso. Nos
asombra que hayan cruzado el espacio y
podido llegar con esta nave.
–¿Y el de antimateria no es peligroso? –
reaccionó molesto Cat Son.
–Como todas las cosas es peligroso si no
se sabe como usar. Y si eso sucede… no deja
residuos radioactivos… no deja nada.
–Rob. –intervino Pepe– Y un año de
Sextis equivale a 3, 2 de la tierra.
–De acuerdo, Mayor. Año varía según el
planeta y el sistema planetario. Por eso hace
“años” decidimos usar el constante sdr.
–¿Qué eso? –Pepe siempre era curioso.
–Tiempo de semidesintegración del Radón
222, aproximadamente 3,82 días terrestres.
61. Diap 61
ENCUENTROENCUENTRO
–Se muere aprendiendo. –filosofó Pepe.
–No, viejo amigo… –le corrigió Kercus–
Se vive aprendiendo y se muere sin saber.
Le llamaba “viejo amigo”, habían vivido
separados por años luz, uno era un animal
y el otro un vegetal.
Lirius fue al tablero de mando. En pocos
momentos puso la nave en la elíptica de
Sextis. Disfrutaba como un niño. E indicó a
Jon Pol, el Ingeniero de vuelo:
–Podemos apagar los motores nucleares,
ya no los necesitamos, estamos en órbita.
Jon Pol así lo hizo. Y quedó con Lirius
charlando de las máquinas.
El procesador iba a iniciar la proyección
de la fisiología y anotomía de los sextis.
–Me intriga lo de la punta ponzoñosa de
sus colas. –se adelantó Doc Jos.
–En el Planeta Terra los seres del Reino
Animalia son evolución de un pez primitivo.
–dijo Ficus– En Sextis, los Plantae Taxis,
vegetales que se mueven, lo hicimos también
de seres primitivos acuáticos pero de forma
exagonal… similares a las rayas de ustedes.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Y como éstas usaban el aguijón de la
cola para defenderse.
–El aguijón y vaciar la cloaca sobre el que
lo perseguía. –rio Kercus– Aun lo hacen
muchos planeadores marinos y aéreos.
Los humanos pusieron expresión de asco.
Y Ficus suavizó lo dicho por el líder :
–Correcto. Luego, en nosotros el aguijón
se atrofió… y nos civilizamos.
Pepe sonrió mordaz ante el esfuerzo del
sextis en demostrar que eran mejores. Y
viendo la cara irónica de Kercus, preguntó:
–¿Hace mucho que se civilizaron?
–Para algunos 50.ooo años, según otros
4.000. Varía si es desde que empezamos a
caminar y no solo planear entre los árboles,
o si desde cuando empezó la escritura.
–¿Años sextianos o terrestres?...
–Sextianos. –intervino Kercus– Además,
hace 2.00o años mandamos también una
nave con tripulación a ver si había otros
seres inteligentes en el universo.
Todos los humanos quedaron expectantes.
–¿Y que pasó? –preguntó el capitán.
62. Diap 62
ENCUENTROENCUENTRO
–Nunca más supimos de ellos. Y luego
preferimos dejar de buscar en el más allá…
para buscar en el más dentro nuestro.
–¿Habrán encontrado a esos seres? –dijo
Pepe, pensando en los misterios de las
antiguas civilizaciones humanos.
–Solo ellos lo supieron. –Kercus abrió
sus enormes ojos– Tal vez los hallaron, tal
vez se perdieron en el espacio infinito, o
quizás la nave explotó. En esa época aún
usábamos la propulsión nuclear.
–Mayor Kercus… Se nota que usted sabe
mucho. –dijo la sexi Gil Dah, observando
los tres tréboles blancos en la hebilla de
donde él pendía la cola.– ¿Qué edad tiene?
–Gracias por el grado. –sonrió él– En el
sexto planeta no usamos distinciones. Soy
alguien que llegó a poder usar tres tréboles
blancos. ¿Mi edad? 33 años. Ficus más de
20. Y Lirius, sólo 1o… Años sextianos.
–¿Por eso él es más verde?
–Somos vegetales. Con los años nuestra
superficie se arruga, endurece y se vuelve
más oscura.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Como a nosotras. –susurró ella con la
típica molestia femenina por la edad.
Todos rieron. Kercus se dirigió al capitán:
–Comandante. ¿Podría acompañarme el
Mayor Pepe, y quien él quiera, a solicitar la
autorización de la C.I. para colocar esta
nave en órbita sobre el sexto planeta?
–¿C. I. es vuestro Consejo Internacional?
–Es la Comunidad de Islas. No tenemos
naciones ni continentes. Somos una gran
cantidad de islas próximas entre ellas y cerca
del ecuador. Nuestro planeta es ovalado.
–De acuerdo. –aceptó Cat Son.
–Lo autorizarán. Pero estos motores son
nucleares. Y en Sextis los prohibieron hace
siglos. Entre tanto, dejaré aquí a Lirius y
Ficus para que sigan con sus explicaciones
–Mayor. ¿A quién quiere llevar con usted?
–A la alférez Gil Dah y al cadete Ilh Anh.
Todos miraron extrañados.
–Son jóvenes. –fue la razón que dio Pepe
–Finalizamos un capítulo. –sonrió ella.
–Para empezar otro… –dijo el cadete.
…oo0oo…
63. Diap 63
LOS SARMIENTOS
–CT… ¿los preparaste? –preguntó Pepe.
–Los saqué de la cámara criogénica al
ver el sexto planeta. –respondió la infalible
computadora– Revisé sus signos vitales y
se encuentran en perfectas condiciones.
–Disculpen. Vuelvo enseguida.–dijo el
viejo Mayor saliendo por un corredor.
Al poco tiempo retornaba trayendo en
sus manos un atado de sarmientos de vid.
–Tal vez en vuestro planeta no existen. –
se dirigió a Kercus, mostrándoselos.
–Exacto. –se adelantó en responder P6,
el procesador sextis– Pero hay enredaderas
similares que producen bellas flores.
Pepe sonrió. La comunicación entre los
dos procesadores era extraordinaria.
–Podremos sembrarlos en la isla donde
hacemos los ensayos botánicos. –aseguró el
líder sextis, pasando con cariño las manos
sobre los magros y secos esquejes.
Pepe lo comprendió, eran dos vegetales
de mundos distantes que se encontraban.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Eso no estaba en el manifiesto de vuelo.
–criticó el capitán, señalando los sarmientos.
–Era algo entre CT y yo. –sonrió Pepe
con picardía– También la programé para
que guardase secretos.
–Y guardo encriptados los de cada uno. –
resonó la voz de la computadora– Pueden
quedar tranquilos. Yo no los cuento a otros.
Los tripulantes se miraron ente ellos con
temor, luego cada uno con un sonrojo en la
cara se hizo el desentendido.
–Tu especie florece a menudo. –le dijo
Kercus con malicia.
–Sí. Es otra peculiaridad nuestra. –se burló
Pepe– Y casi siempre por cosas del sexo.
–Ser hermafrodita tiene sus ventajas… –
siguió la broma el sextis.
Los dos viejos largaron la risa.
–¿Me llevas contigo? –le preguntó CT.
–Como siempre. –dijo Pepe, señalando
su brazalete multifuncional que le mantenía
unido a todos los datos de la computadora.
–Hay que seguir. –concluyó CT.
Y cuatro seres subieron al módulo.
Los vegetales tienen muchas formas de reproducirse.
Los animales solo una.
03 LOS SARMIENTOS
64. Diap 64
LOS SARMIENTOSLOS SARMIENTOS
Al entrar en la pequeña nave, a los seres
humanos les asombró el poco brillo de la
luz y la sencillez de todo.
–Deben ir habituándose, –dijo Kercus–
en el sexto planeta la luz de Alfa Centauri
B, como ustedes llaman a nuestro sol, no
llega tan intensa como el de la tierra.
–Es natural. –respondió el cadete viendo
el tablero de mando– Pero lo que más me
asombra es la simplicidad de los controles.
–¿Para qué más? –justificó el viejo sextis–
Una sola palanca. Para delante, avanzas. Para
atrás, retrocedes. Para arriba, subes. Para
abajo… bajas. Y así…según como la muevas.
–¿Y como aceleran y se detienen? –el
ansia de ser piloto hervía en el joven.
–Depende de como aprietas el puño. Si
dejas de apretar se detiene y queda quieta
como en este momento.
Kercus mostró su mano abierta. Recién
vieron que los sextis tenían seis dedos en
cada mano y en cada una dos pulgares.
–¡Natural!... –se maravilló Pepe.
–¿Los controles o los dedos? –rio Kercus.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Ambas cosas. –respondió Pepe– Pero…
¿Quién va a pilotear esta nave, si Lirius y
Ficus quedaron en la nuestra?
–¡Yo!... –exclamó Kercus – Me duele el
abrir el patagio. Hace tiempo que dejé de
planear por placer. Pero la lignina aun no ha
endurecido mis partes motoras y cerebrales.
–Dijiste que tenías 33 años sextianos. O
sea 105 terrestres. ¿Te dejan aún pilotear?
–Mi amigo. Soy instructor alfa de vuelo.
Tengo tres tréboles blancos en mi cinto.
Dejaré de pilotear el día que mis habilidades
se leñifiquen. ¿Te gustaría pilotearla tú?
–Declino ese honor. Nuestros años son
más cortos, sin embargo envejecen más.
El cadete, que no se separaba de Gil Dah,
los miró con ojos implorantes.
–Pero si les enseñas a estos dos, estarán
muy felices.
–Encantado Cadete. Encantada Alferez.
–les dijo el líder sextis.
–¿Por qué al dirigirte a una mujer usas
declinaciones femeninas, y al hacerlo a un
hombre usas masculinas. –inquirió Pepe,
65. Diap 65
Cerca de la ciudad satélite, Ilh Anh quiso
devolverle el timón a Kercus.
–Sigue tú, –ordenó el sextis– has traído
muy bien el módulo de vuelo. Ponlo frente
a cualquier acople. Toca ese botón verde y
se unirá solo. Con este aparato no podemos
entrar a la ciudad ni bajar al planeta.
El módulo se acopló automáticamente.
El joven se puso de pie mirando feliz a los
demás. Kercus desprendió una insignia en
forma de trébol verde y lo enganchó en el
cinto del muchacho.
–Cadete, es usted oficialmente piloto de
módulos de vuelo en el sexto planeta.
–¡Que buen instructor eres! –dijo Pepe.
–¿Por qué? Yo no le enseñé nada.
–El buen maestro deja que el alumno
aprenda sin hacerse notar.
–Hay principios universales. –rio Kercus.
Entraron a la ciudad. Los recibió un grupo
de notables y la algarabía de niños y jóvenes
sextis que se subían a los árboles y edificios y
se lanzaban planeando hacia los visitantes.
Todos extendían su patagio, diciéndoles:
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–¡Fructífera vida y buen solar!...
Se adelantó un anciano al que ya se le
notaba marcas de leñificación en su rostro.
–¡Kercus!... viejo Robles… –lo abrazó
con afecto– Tenías que ser tú el primero en
verlos. ¡Siempre dijiste que había más seres
inteligentes en el universo!
Fue un intercambio de envolverse el uno
al otro con el patagio. Los pequeños seguían
trepando y planeando hacia los terrestres.
Muchos quedaba viendo a la alférez.
El anciano se dirigió a los terrestres:
–Soy Albius Buxus Juglans. Disculpen el
planeo de los vástagos. Nuestro procesador
nos actualizó. Sus niños corren, nuestros
brotes planean como locos. También de sus
diferencias por sexo. Tenemos prehistóricas
plantas así. Pero en ustedes la diferencia es
más notable en un sexo que en el otro.
Al decir esto miraba fijamente a Gil Dah.
–Así es, Albius Buxus. –concordó Pepe
sonriendo– Y en ella son más notables aún.
–Es un viejo charlatán. –dijo en voz baja
Kercus al humano.
LOS SARMIENTOSLOS SARMIENTOS
66. Diap 66
–Solo lo hacemos al dirigirnos a ustedes.
En nuestro idioma no hay declinaciones por
sexo. Somos hermafroditas. Los adjetivos,
adverbios, artículos, nombres, son neutros.
No nos entenderían si les hablásemos así.
Los del planeta tierra se miraron entre
ellos admirados de la comprensión de los
del sexto planeta hacia los demás.
Luego, como siempre, el más joven y el
más audaz, se sentó frente a los controles.
O sea: el cadete Ilh Anh, La sensual Gil
Dah se apoyaba amorosamente en él.
–¡Que suavidad!... ¡Ni se percibe que está
moviéndose! –exclamó el joven elevándola
de la nave terrestre y enfilando hacia Sextis.
–¡Ten cuidado!... –se burló Kercus–
Recuerda que funciona con antimateria.
El cadete reaccionó de inmediato y soltó
la palanca. La nave se detuvo.
–No temas… Tiene un seguro… –le dijo
el líder sextis– Y si el seguro falla… no pasa
nada… porque no queda nada.
Y Pepe y Kercus rieron con esa fatalidad
que solo dan los años.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
El sexto planeta también estaba rodeado
de satélites artificiales, pero mucho menos
que la basura que tiene la tierra alrededor.
Parecían titilar con luz propia. Al estar
cerca de ellos, el cadete comprobó que eran
ciudades espaciales.
–Dirígete a la que está a tu derecha. –le
indicó Kercus– Y no pases debajo de una,
sino te parecerá caer en un pozo de aire.
–¡Mayor Kercus!... –exclamó Ilh Anh–
En el espacio no hay aire… y menos pozos.
–Quizás tengas razón. Pero debajo de cada
ciudad espacial nuestra existe un ascensor
antigravitacional que la une con el planeta.
–Me imagino que ahora es para subir y
bajar las cosas y lo usaron para construir
esas ciudades. –dijo Pepe.
–En su inicio –explicó el líder– fueron
estaciones espaciales. Luego se vio que era
mejor concentrar en ellas lo que hacían los
satélites. Eso llevó a hacer estaciones más
grandes y cómodas. Los astronautas sextis
se habituaron a vivir en ellas, empezaron a
formar familia… y es lo que está a la vista.
LOS SARMIENTOSLOS SARMIENTOS
67. Diap 67
–Tengo hambre… –le susurró Gil Dah
pegando sus labios a la oreja del cadete.
No recordó que los sextis tenían campo
auditivo más amplio que los terrestres.
El viejo Albius la miró, disculpándose:
–Perdón florida humana. Olvidé que
nuestro día es más largo que el de ustedes y
que los del reino animal se alimentan más a
menudo. Reverdecería de felicidad si me
honran comiendo en mi solana y luego bajan
en mi transportador a nuestro planeta.
El viejo Jos Per pensó que los dirigentes
políticos usaban las mismas ampulosas
palabras en cualquier parte del universo.
Pero la sensual Gil Dah respondió con el
característico mohín femenino de agrado
–Aceptamos. –se rio Kercus– Tu comida
es sabrosa y tu vehículo más cómodo.
–Nos separan 4,37 años luz, ustedes son
vegetales, nosotros animales, pero tenemos
muchas similitudes. –filosofó Pepe.
–Las mismas que deben tener todos los
seres pensantes de cualquier universo.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–¿Sus comidas son totalmente en base a
vegetales? – inquirió el cadete.
–No… –aclaró Kercus– El luchar contra
los insectos nos hizo omnívoros. Nuestros
ancestros primitivos comían los restos de lo
que mataban. Exterminaron a los grandes
predadores. Pero a otros, los más débiles,
los domesticamos y los tenemos en granjas
donde se obtiene su carne, huevos, etc.
Además nos gustan los pescados y otros
frutos del mar.
–¿Carne y huevos de insectos? –los ojos
de Gil Dah se abrieron con espanto.
–Para comer langosta hay que sacar su
carne de adentro la caparazón... Lo mismo
que a otros artrópodos. –le recordó Pepe–
Además, en muchas culturas indígenas de
la Tierra se come insectos. Como en tantas
cosas de la vida, en el placer de comer,
primero se debe probar antes de opinar.
–¡Mi Capitán!... Mi viejo capitán… tiene
razón. Siempre se debe probar primero.
Y al decirlo, miraba insinuante al cadete.
LOS SARMIENTOSLOS SARMIENTOS
68. Diap 68
Fue una deliciosa comida en los jardines
de la casa de Albius. Pero a la alférez no le
aclararon que el “caviar blanco” de entrada
eran huevos de moscas, ni que la “crema”
estaba hecha con harina de escarabajos.
A los terrestres los costaba entender que
los niños sextis, los nuevos brotes como los
llamaban, podían planear y entrar en todas
partes. Hasta les ponían escalas para subir
más fácilmente a las construcciones.
Al preguntarle a Kercus, éste respondió:
–Para nosotros planear es natural… ¿Qué
hacemos?... ¿Les cortemos el patagio?
–¿No se caen planeando? –suavizó Pepe.
–Y nos lastimamos… Y se nos fracturan
partes del endoesqueleto, “nuestro soporte”
Es el precio que debemos pagar por “volar”
–sonrió el viejo sextis.
–¿Su esqueleto es como el nuestro?
–En la forma, es similar. Pero el humano
está formado de sales minerales y calcio. El
nuestro se asemeja a los bambúes leñosos.
–Correcto. –afirmó una voz virtual.
–¿Eres tú, CT? –inquirió Pepe, dudando.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–No. Fue P6. –respondió otro sonido–
Yo buscaba en mis memorias. En la tierra hay
un mamífero que planea como los sextis.
Todos se asombraron, menos Pepe.
–Hubo. –corrigió– El caguán o colugo.
Hasta el siglo 23, se le podía ver en las selvas
de Malasia. Pero las águilas, el hombre, y la
guerra universal, lo extinguieron.
–Hay. –insistió CT– La guerra universal
extinguió a las águilas. Pero unos colugos
sobrevivieron y a sus descendientes aun se
encuentran en la profundidad de la selva.
–Eres extraordinaria. –la felicitó Pepe.
–Solo soy una computadora. Y tú siempre
serás mi primer capitán. –y varió el tono.
–Esa computadora te ama. –murmuró el
líder sextis haciendo temblar su nariz.
–Por favor, Kercus… Las máquinas no
tienen sentimientos.
–¿Estás seguro?... ¿Hubieras dicho ayer
que los vegetales podían volar y pensar?
Pepe quedó pensativo.
–¿Desean ver un resumen de los colugos?
–interrumpió CT.
LOS SARMIENTOSLOS SARMIENTOS
69. Diap 69
Pepe seguía abstraído y le contestó Kercus:
–Sí… Siempre es un gusto ver a seres que
pueden elevarse sobre los demás.
CT proyectó en un muro la información:
“El colugo es un animal delgado, de patas,
brazos y cola largas. El cuerpo está cubierto
por un pelaje corto y suave con manchas.
Posee el patagio, membrana unida al
cuello y lados del cuerpo, y que va desde las
extremidades hasta los pies y la cola.
Cuando estira sus patas, esta membrana
se abre y puede planear de un árbol a otro.
Planean hasta más de 133 metros. Viven en
la selva, son arborícolas. Lentos para caminar
en la tierra, pueden trepar con facilidad.
Activos en el amanecer y el atardecer, las
horas del día duermen, colgando de una
rama, o en el hueco de un tronco, siempre
con el patagio extendido como una capa..
Su dieta es vegetal totalmente; consiste
en hojas, flores, yemas, frutos y semillas.
Pertenecen al orden Dermápteros, que
significa “ala de piel”, y provienen de una
rama colateral especializada de mamíferos.”
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Has presentado un muy buen resumen.
–dijo el sextis.
–No hice nada. Desde el siglo 21, con los
“buscadores” cibernéticos, todos son sabios.
–No, CT. –por fin intervino Pepe– Todos
tienen mayor comodidad de conocer. Para
ser sabio se necesita algo más.
No se habían percatado que los vástagos
sextix habían llegado hasta ellos y estaban
leyendo la proyección.
En todos los seres, animales o vegetales,
hay uno más atrevido… o más curioso.
–¿Tienes una holografía del colugo?
–No. –respondió de inmediato CT– Pero
puedo pasarte un video.
–¿Y que es eso? –dijo el vástago sextis.
–La proyección plana de las imágenes en
una superficie o en una pantalla. –le explicó
Kercus– Así las veían en siglos pasados.
– ¡Que antiguo!... Vamos a verlo…
–No hay remedio, Kercus… –rio Pepe–
Para las nuevas generaciones, nosotros solo
somos leños viejos.
Y CT comenzó el video.
LOS SARMIENTOSLOS SARMIENTOS
72. Diap 72
Los chillidos y planeos de los vástagos
sextis viendo el video eran interminables.
Dos dibujaban en algo similar a un block.
Albius llegó diciendo que el vehículo para
bajar al planeta estaba listo. Los brotes le
mostraron el video que P6 había copiado
de CT. Pepe no dejaba de admirar a Kercus:
–¿Por qué acaricias los sarmientos?
–Si al llegar aquí, yo tu hubiese dado un
gatito… ¿Qué estarías haciéndole tu?
–Acariciándolo, pero… ¿Como sabes que
me gustan los gatos si aquí no existen?
–Hay una “máquina” que habla de ti.
Fueron al transportador. Éste parecía
flotar sobre el espacio. La alférez preguntó:
–¿No se pierde el aire por esa abertura.
–No, florida humana.* –indicó Kercus–
Un campo magnético lo evita y mantiene al
coche flotando. Por cierto, tú lo dirigirás.
Sé que fue una excelente piloto espacial.
Gil Dah enrojeció, no se sabía si era por
el piropo o el reto de manejar el aparato
–Nunca he piloteado algo como esto.
–Siempre hay una primera vez –insinuó él.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Ustedes a veces actúan como hombres
–intervino Pepe– y otras, como mujeres.
–Somos hermafroditas, podemos sentir
tanto como una o como el otro. –dijo Kercus
Gil Dah le susurró al viejo líder:
–¿Antes, podría pasar al baño?
Kercus sonrió comprensivo. La llevó a un
lado de la habitación, mostrándole un lugar
tapizado de un musgo suave y perfumoso.
–Otra cosa que nos diferencia. Tenemos
un solo esfínter. En todos partes hallarás un
lugar con este musgo coprófago*. Evacúa
sobre él. A los pocos instantes no habrá
excrementos y el musgo perfumará.
–¿Y con que se limpian?
–Con un trozo de musgo. –fue la natural
respuesta– Y siempre habrá agua cerca.
–Pero… aquí me ven todos. –protestó ella,
El viejo sextis le puso delante dos macetas
con tupidos arbustos, en tanto decía:
–Para nosotros evacuar es una función
natural como comer. No nos ocultamos para
hacerla. Evitamos efectuarla planeando para
no ensuciar a los otros. ¿Quiere algo más?
LOS SARMIENTOSLOS SARMIENTOS
• Coprófago: Que come excrementos.• Florida: Los sextis usan adjetivos
y términos vegetales.
73. Diap 73
–No, gracias. Iré con ustedes enseguida.
–dijo Gil Dah, asomando su cara sobre el
seto y con su mohín habitual.
–Esté tranquila “Bursera Simaruba”.
–¿Por qué me llama así?
–Es el nombre que la han puesto los brotes
y vástagos jóvenes de aquí. –rio Kercus.
Y, aclarando, surgió la voz virtual de CT:
–Bursera Simaruba: árbol cuyos nombres
comunes son: indio desnudo, jiñocuabo, chaká.
Es nativo de regionestropicalesde América.
Oyó que el viejo se alejaba refunfuñando:
–Estos humanos defecan complicado…
La alférez contuvo la risa. No importaba
en que sistema planetario estuviese. Todos
los viejos eran iguales, rezongones.
Escuchó la carcajada nasal de Kercus.
Miró sobre los arbustos. Él tenía unas hojas
en las manos y dos jóvenes vástagos se iban.
Uno era el preguntón. El otro, el que
dibujaba mientras los demás veían el video.
Quedó intrigada pero no se preocupó.
Al retornar la voluptuosa rubia se puso
de inmediato frente al control del vehículo.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–No lo aceleres. –le aconsejó Kercus– Él
irá bajando en tirabuzón dentro del ascensor.
Cualquier emergencia, toca el botón azul.
–¿No debería ser rojo?
–Para ustedes rojo, porque su sangre es
roja. Pero la nuestra tiene Hemocianina, es
azul, tiene cobre en lugar de hierro.
Gil Dah notó que todos reían al mirar las
hojas dadas por los vástagos. Pidió verlas.
Resignado, el cadete se las mostró:
LOS SARMIENTOSLOS SARMIENTOS
–Dibujan bien. –fue el pícaro comentario
de la humana– Me gusta más el del árbol.
74. Diap 74
El recibimiento en el planeta fue similar.
Había miles esperándolos y… planeando.
Gil Dah, condujo a ras del piso hasta una
pista curvada como la de los portaviones.
Los sextis la acompañaban, asombrados de
verla manejar y de como era una terrestre.
–Fue una lanzadera de módulos. –dijo
Kercus– Quedó como recuerdo al crearse el
ascensor antigravitacional.
–¡Fructífera vida y buen solar! –saludó un
vástago, acercándose y abriendo su patagio–
Tronco… ¿No vino Lirius contigo?
–Es el brote de un brote mío. –aclaró
Kercus– Un nieto, dicen ustedes. Y “tronco”
es abuelo. Lirius y él están enamorados.
Al joven sextis le salieron tonos azules en
el rostro. Y dijo para desviar el tema:
–Tronco. La Comunidad de Islas aceptó
que la nave terrestre orbitase nuestro planeta.
–Lo sé. En esté momento Lirius la está
acoplando a nuestra ciudad espacial.
–No te vi comunicarte con ellos en ningún
momento –reaccionó admirado Pepe.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Soy miembro troncal, es decir vetusto,
de la Comunidad. Uno de mis vástagos me
representa. –respondió– Y sí, me comuniqué.
No es telepatía. Nosotros podemos emitir
sonidos en microfrecuencia. Los cuales los
captamos con estas protuberancias.
Y se señaló en la cabeza unos brotes como
pequeños cuernos. Recién los terrestres se
dieron cuenta que los sextis no tenían orejas.
–¡No tiene oídos! –exclamó Gil Dah.
–Lo que no tenemos es pabellones como
ustedes. Nuestros oídos están aquí. Por eso
a veces pestañeamos para oír mejor.
Y mostró unos huecos detrás los párpados.
–Nunca dejan de asombrarnos. – dijo Pepe
–Y ustedes a nosotros. –rio Kercus– Ven
viejo amigo terrestre. Vamos a sembrar las
sarmientos. Dejemos la juventud con la
juventud. Y tú, brote de mi brote, me llevo
tu vehículo, te dejo éste. Muéstrales nuestro
bosque*. Lirius bajará dentro de poco.
Y, llevando los sarmientos, se marcharon.
…oo0oo…
LOS SARMIENTOSLOS SARMIENTOS
• Bosque: Ciudad en idioma sextiano.
• Brote de mi brote: Nieto
• Tronco: Abuelo en idioma sextiano.
• Brote o Vástago. Hijo o joven
75. Diap 75
Kercus y Jos Per llegaron a la playa. De
allí irían a la isla de Pruebas Botánicas.
Habían cruzado la “selva”, como el sextis
llamó a la ciudad. Pepe quedó con la duda
si era el nombre verdadero o irónico.
Los “vehículos transportadores” llenaban
las calles, “senderos” en su idioma, tanto de
lado como por arriba y abajo.
Pepe notó que conducían por la izquierda
y que respetaban las normas de vuelo igual
que si fuesen aviones.
Por eso no le extrañó que los semáforos
tuviesen forma de cruz vertical y que la luz
roja estuviese sustituida por la azul.
Pero sí que, yendo a ras sobre la costa, la
arena ni se movía a su alrededor.
–Funciona con antigravitación. –le dijo
Kercus– Hace muchos siglos que dejamos
los motores de combustión.
–¿Y que suceden cuando chocan?
–También hace siglos que no tenemos un
choque. Sensores automáticos lo evitan.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
Ya estaban volando sobre el mar.
–¿Qué pasa si falla ahora? –inquirió Pepe.
–Queda flotando. –rio el sextis– Y si se
hunde puedo nadar un rato bajo el agua. Aun
nos queda algo de las branquias primitivas.
Y se las señaló entre el cuello y el cuerpo.
–Pero como yo no tengo… me tendré que
subir arriba tuyo. –bromeó el humano.
Llegaron a la Isla. Un vergel de plantas.
Fueron al cobertizo de las herramientas.
Tenía todas las comodidades de una vivienda.
–Quítate ese incómodo uniforme. –dijo
Kercus– Ponte una vestimenta nuestra. En
ese estante debe haber alguna que te sirva.
–No tengo patagio. Me quedará grande.
–Están hechas de tejido natural flexible.
Se ajustará inmediatamente a tu cuerpo.
Así fue. Al finalizar vio a Kercus mirándole.
–¿No les molesta tener esas cosas colgando
allí? – el sextis le señaló el pubis.
–Esas “cosas” nos hacen hombres… y a
las mujeres les atraen. –respondió .
–Sigo prefiriendo ser hermafrodita.
LA ISLA
Se puede saber donde se nace,
nunca donde se muere.
04 LA ISLA
76. Diap 76
Luego de caminar por toda la isla, Pepe
halló un terreno para los esquejes. Y, como
siempre, cerca de donde habían empezado.
Estaba al pie de una pequeña elevación,
con la tierra ligeramente arenosa, algunas
rocas, no mucho humus y buen drenaje.
Pepe comenzó a nivelar el terreno con el
rastrillo y marcar las líneas donde iba a
plantar los sarmientos. Kercus lo miraba.
–Pareces de este planeta. No sabía que a
ustedes le gustaba sombrar. –le comentó.
–Ya nadie lo realiza en la tierra. Todo lo
hacen con máquinas. Yo lo hago porque es
una tradición que heredé de mis abuelos.
–Profundas raíces tienes. –dijo el sextis.
Por una senda llegó Lirius con el nieto de
Kercus. Tenían la característica mirada de
dos jóvenes enamorados que están juntos.
–Pensamos que no llegaríamos a tiempo
para ver sembrar los sarmientos.
–Llegan justo. –ordenó Pepe– Claven un
tutor en cada esquina del surco. Pongan
entre ellos estos alambres como espalderos.
–¡Y tú decías que mi tronco era mandón!
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
Todos largaron la risa. Pepe por la boca.
Los sextis por la nariz. Y el terrestre dijo:
–Los sarmientos los plantaré yo. Lo debo
hacer en nombre de aquel abuelo.
Tomó los esquejes. Eran doce. En cada
uno los cuatro surcos hizo tres pequeños y
no hondos huecos separados un paso entre
ellos. En cada hueco puso un sarmiento con
el nodo inferior sobresaliendo tres dedos
sobre la tierra. Cada uno tenía tres nodos.
Acomodó con las manos la tierra suelta
junto a cada sarmiento. Regó cada uno sin
ahogarlo en agua. Y se paró.
Recién se percató que los sextis habían
estado en silencio durante la siembra. Lo
miraban en forma reverente, casi mística.
Los jóvenes fueron y, con las manos aun
sucias de tierra, lo llevaron junto a Kercus.
Los sextis extendieron brazos, piernas,
cola, el patagio. Y saludaron a los sarmientos:
–Fructífera vida y buen solar.
Pepe comprendía finalmente ese saludo.
Significaba donde da el sol… y era a la vida
que se transmite en cada cosa sembrada.
LA ISLALA ISLA
77. Diap 77
Pepe subía con los sextis hacia la colina.
Al estar en la cima, les preguntó:
–¿Siempre saludan así al sembrar algo?
–Somos vegetales. –le respondió Lirius–
Es normal que le deseamos un buen solar a
nuestros semejantes.
–Eso no quita que también los coman…
–Ustedes son animales y también comen
animales. –ripostó Lirius– Ley universal de
supervivencia… comer y no ser comidos.
Kercus había permanecido callado. Su
vista estaba fija en el pequeño sembradío.
–Verás cuando crezcan. –le dijo Pepe–
Comeremos uvas a la sombra del parral.
–Dile que sus flores son hermafroditas.
–acotó CT desde el brazalete.
El viejo sextis sonrió por la gentileza de
la computadora, y preguntó al terrestre:
–Trajiste doce sarmientos. Plantaste tres
por lado. El parral tiene forma hexagonal…
¿No será que aquellos sextis que partieron
de aquí hace miles de años buscando en el
universo otros seres pensantes… llegaron al
tercer planeta de tu sol?
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Quizás. –dijo Pepe pensativo– Vuestro
sistema es sexagesimal, el mismo de nuestras
civilizaciones antiguas. Desde el siglo 19
tenemos el decimal. Pero… aún el año tiene
12 meses, el día 24 horas, las horas 60
minutos… se usa la docena para comprar.
–Y mis programas son en hexadecimal. –
agregó CT .
Sonrieron al brazalete. Pepe preguntó:
–¿Dónde puedo conseguir tubos y perfiles
de hierro para hacer el parral definitivo?
–Ya pasó la época del cobre, la del bronce,
y la del hierros. Ahora todo es en inoxidable.
–dijo el nieto de Kercus– Si usted quiere,
yo los puedo calcular y traer.
–¿Cómo te llamas? –inquirió el humano–
Tu abuelo te dice brote de mi brote.
–Álamo Kercus Prunus –respondió– Me
formó Álamo Ágave Pinus, y éste lo formó
Álamo Kercus Robles, mi “tronco”.
Vio el asombro del terrestre, y explicó:
–El primero es el apellido del ser donde
se forman; el segundo, el nombre personal;
el tercero, el apellido del que fecunda.
LA ISLALA ISLA
78. Diap 78
–¡Ah!... –dijo Pepe– los nombres son
por matrilinaje.
–No sé lo que significa eso. –respondió el
joven– Somos vegetales. Para nosotros las
ramas son iguales. También tengo follaje
en frutos brotados del polen de Kercus.
–Es hermoso oírlos hablar con términos
de los árboles
–Además él es poeta… –acotó Lirius.
Los dos viejos rieron al ver como los dos
“brotes” se miraban.
–Juventud, divino tesoro…* –recitó Pepe–
aquí, allá… no importa en que universo.
–Todos me dicen LitKer, para no haber
confusión con él. –y señaló al viejo sextis.
Éste sonrió, y preguntó al terrestre:
–¿Cuándo veremos los frutos de la vid?
–Crece rápido. Es un arbusto de ramas
trepadoras Lo normal es que “duerma” en
invierno y le salgan brotes en primavera.
Hay que podarlo todos los años y dejar los
mejores sarmientos en la planta. Da uvas el
primer año. Pero la mejores cosecha son
del tercer año en adelante.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
Los tres sextis se pusieron delante de él y
lo aplaudieron batiendo sus patagios.
El viejo humano vio que era en broma por
lo docto que había sido. Y humilde, aclaró:
–Primera vez que la planto solo. Antes lo
hice de niño ayudando a mi abuelo.
Viendo que los jóvenes sextis cada tanto
le miraban el entrepierna, no soportó más.
Fue al cobertizo, estiró la parte inferior
de la vestimenta como si tuviese cola, dobló
para arriba esa parte y, como los sextis, se
la enganchó a la cintura con una de las
estrellas de su antiguo uniforme.
Y, ya tranquilo, retornó.
Al verlo los sextis resoplaron riendo por
la nariz. Kercus exclamó:
–Eres habilidoso. Con razón cruzaste el
espacio con ese antiguo aparato.
–Ya no se nota tu “diferencia”. Pareces
uno de los nuestros. –agregó Lirius.
–No creo que la alférez Gil Dah pueda
disimular sus “diferencias”. –bromeó Pepe.
–Es que a ella le quedan bien. –dijeron.
Pepe comprendió. Eran hermafroditas
LA ISLALA ISLA
• Poema de Rubén Darío (1906)
79. Diap 79
Iban caminando por una senda hacia la
playa. Ya se acercaba el anochecer.
–¿Qué hora es, CT? –le preguntó Pepe.
–Las 18 y 37. –respondió eficiente.
–¿Hora terrestre o sextiana?...
–Estamos en su planeta. Hora de ellos.
–Nuestro día también tiene 24 horas –le
aclaró Kercus– Pero dura más, 30 horas del
de ustedes. Fueron muchas emociones en
tu 85 cumpleaños. Debes estar cansado.
–No lo voy a negar. Y, como dice aquello:
“Los años pesan, no solo pasan.”
Rieron. Ni se preocupó de como sabían
su cumpleaños. Chismes entre procesadores.
Lirius sintió necesario informarle:
–Además el año en el sexto planeta tiene
1.296 días, divididos en 36 meses, cada mes
tiene 36 días, divididos en 6 semanas de 6
días. Pero como no es 1296 exacto, tenemos
también años bisiestos como ustedes.
–¡Vaya lio de seis! –bromeó Pepe.
Y se oyó la vos de la computadora:
–No te aflijas… para eso me tiene a mí,
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
Viendo los arreboles en el cielo turquesa,
se sentaron en un tronco caído en la arena..
El viejo terrestre llevaba rato en silencio.
De improviso, preguntó:
–Kercus… ¿Puedo quedarme en esta isla?
–Donde quieras y cuanto quieras. Sabía
que lo ibas a pedir. –fue la amplia respuesta–
Pero… ¿Donde vas a descansar?
Pepe miró dos palmeras inclinadas. Los
dos jóvenes sextis fueron corriendo hasta
su vehículo. Volvieron con una hamaca y la
colgaron de los troncos. Y le dijeron:
–Nosotros no usamos cama sino esto.
–¡Es de moriche! –exclamó él, tocándola.
–En el cobertizo tienes comida. –indicó
Kercus– ¿Necesitas algo más?
–¿Más?... Quedo en una isla tropical, con
una costa llena de peces y una tierra repleta
de frutas, en un planeta sin animales feroces,
viendo dos soles y dos lunas, en una noche
serena… ¿Necesito más? –preguntó Pepe.
Sonrieron, y lo dejaron en el chichorro.
–Estamos solos… – vibró la voz de CT.
LA ISLALA ISLA
80. Diap 80
::::::
Pepe estaba en la playa, a la sombra de
una palmera, cocinando el pescado en una
improvisada parrilla sobre dos piedras.
La tarde languidecía. Vio llegar sobre el
mar a LitKer en su transportador.
–¡Que raro que Lirius no está contigo! –
ironizó el viejo terrestre.
–Le tocó patrullar el espacio próximo a
la ciudad satélite. Yo ya pasé por eso… ¡Que
rico olor, desde lejos se sentía!
–Sírvete. –dijo Jos Per– Yo ya comí uno.
El nieto de Kercus agarró con una mano
el pescado por la cola. Con la otra, lo tomó
por la cabeza. Puso el cuerpo con la parte
carnosa en su boca. Comió. Lo giró e hizo lo
mismo. Cuando finalizó, quedaba nada más
que el espinazo del pez.
–¡Felicitaciones! –exclamó Pepe– Sólo
un isleño sabe comerlo así.
–En este planeta todos somos isleños. –
rio LitKer– El que lo felicita soy yo… ¿Con
que los pescó si aquí no había anzuelos?
–Había alambres y herramientas. Todo
tiene arreglo mientras haya eso.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Va a decir que en el viaje interestelar
arregló la nave con alambres –se burló.
–Más veces de las que puedas creer.
El joven sextis lo miró. El viejo hablaba
en serio. Y el terrestre le preguntó:
–¿Tienen islas fuera del trópico?
–Pocas. Una es la isla Jail. –dijo LitKer–
Es donde llevan a los delincuentes.
–¿También aquí hay delincuentes?
–Donde hay inteligencia, hay delincuencia.
–Hablas como Kercus, tu tronco.
–Por mis venas corre su savia.
Vegetal y humano quedaron en silencio.–
–Hay cosas que nos cuesta entender de
ustedes. –de improviso dijo LitKer
–Somos animales. –justificó el humano.
–Ayer bajaron al planeta. Todos fueron
corteses y educados. Y, todos volvieron a la
nave. A vivir su horario. A respirar su aire.
A comer sus comidas. Todos...
–No todos.
–No. Usted se quedó. Usted es diferente.
Me voy. Lirius debe estar por llegar.
Y Pepe vio caer otro anochecer en la isla.
LA ISLA
LA ISLA
82. Diap 82
–Y el tener el patagio nos hizo superiores
–dijo Lirius en forma imprudente.
Los dos viejos se miraron asombrados.
Uno era una animal terrestre que no lo
tenía, el otro un vegetal sextis que había
batido el record de planear con eso.
Ambos quedaron en silencio mirándose.
El anciano sextis fue hasta un eucaliptus
cercano, arrancó una verde hoja, la masticó
despacio, y luego, serio, sentenció:
–Lo que nos hizo diferentes no fue tener
el patagio sino ser los únicos dermápteros
que lo pueden retraer y caminar, como
ellos. De lo contrario seriamos otro más de
los tantos planeadores torpes cuando están
en el suelo. Los que nos hizo diferentes fue
que gracias a eso dejamos de temer al
fuego, como ellos; usar herramientas como
ellos; hacer cosas, como ellos…
Cada vez que decía “como ellos” señalaba
al terrestre. Y concluyó:
–No. No hay seres superiores, hay seres
diferentes. Y lo que los hace diferentes es
ver las igualdades, no las diferencias.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
Lirius cambiaba de color cada momento.
–¿Por qué este planeta y una de las lunas
son de forma elíptica? –preguntó Pepe para
salir de esa molesta situación.
Lirius seguía cohibido y Kercus explicó.
–Las teorías más aceptadas son: La alta
velocidad de giro inicial en la formación. El
abundante cobre en el núcleo. La luna y el
planeta eran un solo cuerpo, lo anterior lo
alargó y convirtió en dos planetas binarios
de contacto. La luna se alejó perdiendo su
atmósfera. Y el sexto planeta se enfrió, bajó
velocidad, retuvo la capa atmosférica, se
formó el agua, las islas derivaron sobre el
manto hacia el ecuador. Y apareció la vida.
–¡Vaya resumen!... –exclamó Lirius ya
reanimado– Cuando estudié eso, me costó
un año entenderlo.
Los sextianos sacaron lo que traían.
–¡Que rico está esto! –dijo Pepe– Parece
muslo de pollo.
–En nuestro planeta nunca hubo aves. –
contestaron– Son fémures de saltamontes.
Comieron en camaradería.
LA ISLALA ISLA
83. Diap 83
::::::
Pepe estaba en una parte alta de la isla.
Una con árboles muy altos.
En el horizonte, sobre el mar, vio como
se acercaba un transportador. Bajó.
En el vehículo llegaron Kercus y Lirius.
Los viejos se sonrieron, fue suficiente. El
joven fanfarroneó abriendo su patagio.
–Fructífera vida y buen solar. –le saludó
el brote*– ¿Estabas viendo desde donde mi
maestro realizó su imbatible planeo?
Pepe miró interrogante a Kercus. Éste hizo
un gesto indiferente. Pero Lirius siguió:
–¡Cuatrocientos pies de alto y una leuga
de largo! ¡Y no tomaron el tiempo!
–Ciento veintiún metros y 4,824 km. –
convirtió rápidamente CT.
Pepe abrió los ojos con asombro.
Kercus se apresuró en aclarar:
–No es la antigua legua de ustedes. Es la
“leuga sextis”. Lo demás es similar: El pie
tiene 12 pulgadas, la yarda tiene 3 pies, el
chain tiene 24 yardas, y la leuga 36 chain,
aproximadamente 790 de vuestros metros.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Admiro tu rapidez de cálculo. Y más tu
planeo. –dijo Pepe.
–El cálculo lo hizo P6. –rio el viejo ser
vegetal– Y el planeo fue hace mucho tiempo,
cuando era joven, audaz e inconsciente.
–Solo di que eras joven. –lo apoyó Pepe.
–Lo que más me costó fue subir el árbol.
–el anciano sextis añoraba– Aún hoy sigue
siendo el más alto. Dormí en su copa. Al
despertar vi sobre el mar las corrientes
térmicas elevándose. Y me lancé dentro de
ellas en planeo. No sé cuanto planee. Sentí
que me dolía el borde de mi patagio en los
hombros. Estaba lastimado por el desgaste.
Y bajé allí. Se ve que alguien lo registró.
El sextis señaló un islote en el mar.
–¡Que modestia la tuya!... –exclamó Pepe.
–¿Por qué?... El que te deja volar es el
aire. Ustedes hacen lo mismo en la tierra.
–Pero allá lo hacemos con paracaídas,
aviones y planeadores…
–Nosotros nacemos con un paracaídas
incorporado. –dijo Kercus.
Todos lanzaron una carcajada.
LA ISLALA ISLA
84. Diap 84
::::::
Kercus le previno que el día siguiente era
el sexto de la semana. El día festivo de ellos.
El terrestre preguntó si tenía un nombre.
–“Día de los brotes”. –bromeó el sextis–
Desde temprano, y de todas las islas cercanas,
vienen las parejas de jóvenes enamorados a
pasar el día y la noche aquí.
–Habrá que cuidar la viña. –dijo temeroso.
–No te preocupes. Se quedan en la playa.
Nadan, juegan, cantan, bailan, y… hacen lo
que hacen los jóvenes. Te pedirán ver las
vides. Es voz corrida en todo el planeta que
hay una nueva especie vegetal.
La siguiente mañana, Pepe fue temprano
a la costa. Miró el mar. Se asustó
Desde el horizonte venía una infinidad
de vehículos. La música que salía de ellos
llegaba hasta la orilla.
Estando cerca, formaron en semicírculo.
Del centro se adelantó un transportador.
Era el de Kercus. Pero quien lo conducía
era la alférez Gil Dah y solamente llevando
a su lado el cadete.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
Ella bajó yendo hacia el viejo mayor:
–Ah, Capitán… Mi capitán… Ayer Lirius
nos fue a buscar a la nave. Dormimos en lo
de Kercus. Hoy los “brotes” nos invitaron a
pasar el día aquí. Y el “tronco” nos prestó
su vehículo.
Pepe la miró. Luego, al cadete Ilh Anh.
Lo que debía pasar, había pasado.
Ella tenía la euforia de la hembra que ha
logrado se deseo y se siente satisfecha.
Él, la callada formalidad del hombre que
ha hecho lo que no debía hacer pero… lo hizo.
– Tus “nietos” preguntan por ti. – siguió
ella, moviéndose sensual
–Ya me olvidarán. En la nave tienen más
abuelos…. Y de verdad
–Pero dicen que nadie cuenta los cuentos
como que tú.
–Es posible. Muchas veces el no ser, nos
hace ser mejor.
Era el día de los brotes. Todos pusieron
los vehículos en la arena y, levantando las
capotas, comenzaron a disfrutarlo.
LA ISLALA ISLA
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Como le había dicho Kercus, los jóvenes
sextis jugaban, bailaban, corrían, cantaban,
se zambullían en el mar, o se duchaban en
las cascadas del arroyo cercano.
Lo más importante era el estar juntos… y
poder tocarse, acariciarse.
Todos fueron a ver lo viña. Miraban los
esquejes en la tierra. Esperaban encontrar
algo más grandioso. La fama engaña.
Eso no quitaba que antes de dejarlos,
extendieran el patagio y les saludaran con:
–Fructífera vida y buen solar.
Pepe volvía cada tanto al cobertizo. Los
sextis eran vegetales que respetaban a la
naturaleza. Pero… los jóvenes son jóvenes.
Entró corriendo Gil Dah y agitada dijo:
–No soporto más este caluroso uniforme
de la nave. Como tú, mi capitán, me pondré
una vestimenta de los sextis…
Y, sin más, empezó a cambiarse de ropa.
La dejó sola. Afuera esperaba el cadete.
Lo miró y le hizo una simple pregunta:
– ¿Fue hermoso?
–¡Maravilloso!… Pero… si…
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
Pepe lo interrumpió :
–El “pero” y el “si” no deberían existir en
ningún idioma. Los inventaron los pesimistas
para rebajar los momentos de felicidad.
–Lo hiciste. Fue hermoso. Y sin peros. Y
sin si. –continuó– En la vida se pueden
hacer las cosas o no se pueden hacer. Lo
triste es recordar que, pudiéndolas haber
hecho, no las hicimos.
Callados, fueron a la bulliciosa playa.
Poco después llegó la alférez Gil Dah del
cobertizo. Si era voluptuosa normalmente,
la elástica vestimenta de los sextis destacaba
cada parte de su cuerpo.
Todas las miradas convergieron en ella.
Miraban la marca de la pequeña ranura en
su pubis, el sensual volumen de sus senos.
Ser admirada por todos la hizo sentirse
en el cielo. Pronto la hicieron bajar.
Un joven sextis le preguntó:
–¿Los frutos no se ahogan con brotes
suministradores de savia tan grandes?
Había olvidado que ellos eran vegetales y
hermafroditas. Sus valores eran distintos.
LA ISLALA ISLA
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::::::
En la playa se había formado una charca
de agua salada que renovaba cada tanto su
frescura con el olaje preveniente del mar.
La poza tenía el atractivo de tener rocas y
estar a la sombra de las palmeras.
Era lugar visitado por los jóvenes sextis
que dejaban allí lo sacado del mar en sus
alegres zambullidas.
Pepe estaba allí, con LitKer y Lirius. De
la costa llegó otro joven sextis. Se le veía
estar habituado al mar.
–Es Fucus Sargas Custó –susurró Lirius
al terrestre– Dentro de poco obtendrá las
hojas de biólogo marino.
El viejo sonrió burlón ante la mirada de
admiración de Lirius y la de celos de Litker.
Sargas traía algo aferrado a su brazo. Con
delicadeza, se fue liberando de los fuertes
tentáculos y lo colocó en la poza.
–¡Un pulpo!...–exclamó Pepe, y agregó
recordando su época de estudiante :
–Molusco, cefalópodo, octópodo, animal
invertebrado, heterosexual, inteligente y
tímido
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Aquí es hexápodo, de origen vegetal, y
naturalmente hermafrodita. –dijo Sargas–
Mi pareja le está buscando entre las rocas a
un compañero. Es época de reproducción.
Y se sentó frente a ellos a esperar. Pronto
se acercaron las otras parejas, las de sextis,
y hasta la humana de la alférez y el cadete.
Llego el sextis pareja de Sargas con el
otro pulpo y lo puso en la poza.
Los cefalópodos, largando un chorro por
su sifón se distanciaron, buscando refugio
entre las rocas y mimetizándose con éstas.
De pronto, uno de los pulpos se movió,
cambiando de color y emitiendo iridiscencias.
El otro hizo lo mismo… Y se juntaron.
Aquello fue un maravilloso intercambio
de caricias y cruces de tentáculos .
Finalmente cada uno introdujo su tercer
tentáculo en la cloaca del otro. Se estaban
depositandomutuamentelos espermatozoides.
Hubo vibración en ambos. Se separaron.
Y volvieron a buscar refugio en las rocas.
Cada uno llevaba aún el tercer tentáculo del
otro prendido en su cloaca.
LA ISLALA ISLA
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El erotismo flotaba en el ambiente. El
compañero de Sargas puso a cada pulpo en
baldes separados y los llevó al mar.
–No se aflijan. –aclaró Sargas al grupo–
Les crecerá rápido otra vez. Es normal que
lo pierdan al copular. Pero ahora se ponen
muy agresivos. Se ocultan en una cueva.
Cuelgan en ella los huevos en racimos. Los
defienden con ferocidad. Mueven el agua
para oxigenarlos. Nunca los abandonan.
No comen nada. Al mes nacen los pulpitos.
Y el progenitor muere de inanición.
–Al nacer miden un octavo de pulgada. –
siguió– Morfológicamente son iguales a sus
creadores. Es considerado el invertebrado
más inteligente, y aprende todo solo, sus
creadores mueren a él nacer.
–Muchos biólogos creen que los sextis
heredamos algunas de sus características.
–dijo concluyendo– Como ellos tenemos
tres corazones. La sangre azul. Como ellos,
además del cerebro, poseemos un centro
nervioso en cada extremidad. Y sus ojos
son iguales a los nuestros.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
Pepe miro el grupo. Así fuesen de la
Tierra o de Sextis, vegetales o animales,
heterosexuales o hermafroditas, eran jóvenes.
Mucha seriedad no divierte. Una pareja
de sextis subió a una palmera y dijo antes
de lanzarse planeando hasta el mar:
–Afortunadamente no heredamos perder
un miembro cada vez que nos unimos.
–Ni tener que ponerlo en la cloaca del
otro para reproducirnos.
Todos rieron. Todos volvieron a cantar.
Todos subieron a los árboles y planearon al
mar. Todos necesitaba sentir el agua fría.
Pero la alférez Gil Dah y el cadete Ilh
Anh eran terrestres. Fueron caminando.
Pepe notó que Sargas seguía frente a él.
El joven sextis, viéndolo con una extraña
mirada le preguntó:
–¿Qué opina?
–Interesante espectáculo.
–No… De nosotros…
–Que también tienen pulpos…
Los dos lanzaron la carcajada.
LA ISLALA ISLA
88. Diap 88
Atardecía en ese sexto día. “El día de los
brotes” como lo había denominado Kercus.
Y los brotes, los jóvenes, habían llenado
las playas de la isla con las características
universales de la juventud.
Música, danza, canto, caricias.
Simples formas que tienen los seres vivos
de transmitir la necesidad de unirse.
Animales y vegetales por igual.
¿Hay música más romántica que el susurro
de las hojas en las copas de los árboles?
¿O danza más bella que la de las ramas
moviéndose a la cadencia del viento?
¿O el de las algas dejándose hamacar por
las corrientes del mar?
¿Y el canto? ¿Quién no ha oído el de las
cañas sacudiéndose rítmicamente?
¿Y las caricias? ¿Hay algo más suave que
el pétalo de una flor dándose en colores?
¿O… el de los pulpos para conquistar su
pareja?
Y en esa isla, ese día y ese deseo había
quedado en cada uno de los jóvenes…
Fuesen sextianos o fuesen terrestres
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
Cuando Pepe volvió a la playa, luego de
regar las vides sin el calor del sol, las dos
lunas de ese planeta alumbraban el cielo.
Todos los transportadores estaban con la
capota cerrada y guardando bajo ésta a una
pareja de enamorados.
De forma circular, parecían hongos sobre
la arena. Hongos peculiares, ya que todos
se movían en un ritmo que denunciaba lo
que pasaba dentro de ellos.
El que tenía más ritmo era el vehículo
donde estaban Gil Dah y el cadete.
El viejo capitán sonrió con malicia. Los
terrestres superaban en algo a los sextis.
Dejó a todos en ese acto que hace que los
seres vivos, sin importar especie o universo,
sigan existiendo:
El placer de reproducirse.
Se recostó en el chinchorro. Buscó en el
oscuro cielo donde podría estar el Sol.
Un punto brillante más entre tantos.
Uno de sus planetas era la tierra.
Y en la tierra también había pulpos.
…oo0oo…
LA ISLALA ISLA
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::::::
Alguien dijo de la “curvatura del tiempo”
Fue el mismo que postuló que la materia
podía convertirse en energía.
Muchos pensaron que era un loco mas.
Ser loco es el primer doctorado que dan los
normales a un científico. Más si es teórico.
Pero… resultó que tenía razón.
Y ahora es el mundo en que vivimos.
Por eso, vamos a creer lo de la curvatura.
¿Quién te dice que un día se encuentre la
forma de doblar el tiempo y guardar dentro
de él ese montón de cosas incomprensibles
que aceptamos como verdades absolutas?
Como que los mismos elementos que
forman las piedras también se unen para
crear seres vivos.
Como que existe el infinito del espacio
y… el de la idiotez humana.
Lo anterior fueron elucubraciones tontas
que solo se dan acostado en un chinchorro
bajo dos palmeras en un planeta con dos
soles y dos lunas... mientras pasa el tiempo.
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
–Otro día en la isla. Pepe se sentía bien
en ésta. Solo. Con la naturaleza.
Cuando quería hablaba con CT, siempre
fiel en el brazalete. No lo hacía a menudo.
Mantenían el tácito acuerdo de los viejos
amigos, donde el silencio une.
Había pasado la novedad de la llegada de
los terrestres al sexto planeta.
Los seres se acostumbran a todo. Hasta a
que vegetales y animales hablen entre ellos,
y ambos sean seres inteligentes.
Los humanos seguían viviendo con sus
costumbres en su nave interestelar e iban
cada tanto a la ciudad satélite adjunta.
Bajaban al planeta cada 5 días terrestres
que equivalían a 4 sextianos, coincidiendo
la jornada de luz de ambos.
Los más asiduos, y sobre todo “el día de
los brotes”, eran el Cadete y la Alférez.
Hasta los sextis los llamaban así.
Pero, una característica de los humanos es
pensar que “todo tiempo pasado fue mejor”
Y ese mal aumentaba con el tiempo.
LA ISLALA ISLA
90. Diap 90
LA DESPEDIDA
Pepe vio llegar al grupo de humanos.
Rob Imp ya no tenía la estrella especial
de primer capitán ni el uniforme amarillo.
En su lugar vestía el distinguible naranja
de comodoro.
Habían pasado los meses, tal vez un año
terrestre, un tercio del sextiano.
Lo acompañaba Mar Ela, también ahora
comodora; Gil Dah, seguía siendo alférez y
seguía voluptuosa; Ilh Anh, en su flamante
uniforme azul de piloto…
Casi toda la tripulación de la nave, hasta
los niños, los infantes, venían con el nuevo
primer capitán por ese año
–Fructífera vida y buen solar. –les dijo
Pepe con el saludo del sexto planeta.
–¡Salud y buen destino! –le respondieron
ellos con el saludo usado en la nave.
El viejo sonrió.
En la diferencia de esas pocas palabras
estaba todo resumido.
SEXTO PLANETA
–Volvemos a nuestro planeta, a la Tierra,
Mayor Pepe… vuelva con nosotros. –a Rob
Imp le tembló la voz.
–No, Cat Son. Gracias. Dentro poco dejaré
de ser. Yo, fui. Y en mi tiempo y mi lugar
tuve la fortuna de haber sido lo que fui. Me
quedó aquí, esperando el fruto de las vides.
–Ah, Capitán… Mi capitán… –repitió Gil
Dah el poema con lágrimas en los ojos.
Pepe se quitó el brazalete multifunciones
y se lo entregó a Ilh Anh,
–Toma, cadete… ha estado conmigo desde
que salimos. Solo te pido que cuando llegues
allá… le digas al Viento del Norte que su
amigo se quedó en otra tierra.
La virtual voz de CT salió del aparato:
–¿Me abandonas, Pepe?
–Tú debes ir con ellos, debes guiarlos.
–Lo haré. Me programaste para eso. Pero
también podría seguir hablando contigo
–No, CT… –sentenció el anciano con una
triste sonrisa– Para el viajero que se va, los
recuerdos son una carga pesada.
SEXTO PLANETA
En cada paso se va la vida…
¨y es la hora de la despedida…
Canción popular
LA DESPEDIDA
91. Diap 91
LA DESPEDIDALA DESPEDIDA
El silencio del adiós dominaba.
Las mujeres fueron a darle un beso. Los
hombres se cuadraron e hicieron la venia.
Y el anciano, que ya no vestía el uniforme
gris y la capa de mayor sino portaba uno
hecho con la cómoda tela de los sextis, les
respondió con el clásico final:
–Fue un privilegio haber estado con
ustedes… y podido ser su capitán.
Gil Dah y el piloto Ilh Anh, lo abrazaron.
–Avú. Se lo diré al Viento del Norte. –
afirmó él.
–Y yo iré con él… si aun vivo. –dijo ella.
Pepe les sonrió con dulzura.
Luego miró a todos.
Y giró para no verlos nunca más.
El anciano se fue por una senda entre
árboles en esa isla del Sexto Planeta.
Un planeta de Alfa Centauri que está a
4,37 años luz (41,3 billones de km)…
¨allende Galicia”
SEXTO PLANETA SEXTO PLANETA
Por la senda vio venir el joven sextis
Lirius Sauces. Éste cada tanto subía a un
árbol para luego lanzarse al aire y planear.
–Ten cuidado. –le dijo Pepe al tenerlo
cerca y señalándole el abultado vientre– Ya
no estás solo, llevas un fruto dentro tuyo.
Lirius vivía en pareja desde hacia unos
meses. Y el hermafrodita ser lo evidenciaba.
–Tranquilo, Avú… –muchos jóvenes del
sexto planeta ya lo llamaban así– Nosotros
aprendimos a planear antes que a andar.
–¿A que se debe tu locura? –rio Pepe.
–Las uvas de las vides que plantaste están
rodeados de abejas. –respondió Lirius.
–Es hora de la vendimia. –dijo Pepe–
Ven, les enseñaré como se hace el vino.
Y Pepe les enseñó a hacerlo, a tomarlo, a
disfrutarlo. Y pocos años después murió.
¿Años terrestres o del Sexto Planeta?
¿Acaso eso importa en el universo?
…oo0oo…