Este documento habla sobre la alegría del tercer domingo de Adviento y cómo prepararse para la Navidad. Insta a los cristianos a estar siempre alegres mientras esperan la llegada de Jesús, a orar constantemente porque eso es estar con Él, y a no ignorar las profecías y el Espíritu Santo que nos guían. Finalmente, dice que aunque intentemos cambiar por nuestros propios medios siempre habrá límites, y que sólo con la ayuda de Dios podremos recibir un corazón nuevo y vivir con alegr
Folleto para orar en familia durante el adviento 2016. La bendición de la corona de adviento. Oración familiar semana a semana. La veneración del niño en el nacimiento. La bendición de la cena navideña. Una ayuda que todos esperan y desean.
Queridos hermanos, de la mano de los asociados Eudistas de la Provincia Minuto de Dios, les invitamos a reflexionar con el siguiente subsidio que nos permitirá adentrarnos en el amor de Dios durante los próximos días en preparación a la navidad.
Sabemos que será un instrumento maravilloso para compartir en ejercicio misionero que algunos realizarán o para reflexionar en familia, de la mano con la novena al niño Jesús.
Diseña una experiencia de aprendizaje sobre lectura y escritura como
herramientas de aprendizaje transversal integrando recursos digitales.
La experiencia se debe planear en el formato 1 y luego, se socializa en
una presentación Power Point y se sube a un Slide Share, Issu u otro
recurso que genere un enlace para su visualización.
Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.
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Fuente: Emeric Amyot d'Inville, C.M. "Anunciar la Buena Nueva de la Salvación siguiendo las huellas de San Vicente", Vincentiana: Vol. 41: No. 4, Artículo 7.
1. Estad siempre alegres
3r domingo de Adviento – B
El tercer domingo de Adviento es el llamado de la alegría. Y la segunda
lectura de hoy justamente empieza así: «Estad siempre alegres». San
Pablo se dirige a la comunidad de Tesalónica y le da varios consejos que
nos vienen como anillo al dedo a los cristianos que estamos preparando
la Navidad.
Decimos que en Navidad Jesús viene a nosotros. En realidad, ya vino, y se
quedó, y está siempre con nosotros en la eucaristía. Pero recordar su
nacimiento, como un cumpleaños, refresca la novedad de ese
acontecimiento que cambió la historia. Las fiestas sirven para renovar el
amor y reforzar vínculos. Sirven para recordar el sentido de lo que
hacemos y dar luz a nuestra vida. Navidad nos recuerda que Dios quiere
habitar nuestro hogar, nuestra casa física y nuestra morada espiritual:
nuestra alma.
¿Cuál es la actitud apropiada? Cuando esperamos a una persona muy
querida que viene a visitarnos, en cuanto sabemos la fecha de su llegada
ya empezamos a saborear su presencia. La alegría se anticipa.
Preparamos la casa, preparamos su recepción, detalles para su acogida,
regalos, momentos… Ya estamos viviendo, en el corazón, la fiesta del
encuentro.
Con Jesús sucede lo mismo. ¡Viene a nosotros! En cualquier momento
puede llegar… Mientras tanto, la mejor manera de prepararnos es vivir
como si ya estuviera con nosotros. Y san Pablo lo dice: «Estad siempre
alegres». Pensad en su venida, en su cercanía, ¡no estamos solos! «Sed
constantes en orar», añade. Porque orar es ya estar con él, es dialogar
con él, intimar con él.
«No apaguéis el espíritu, no desdeñéis las profecías». ¿Qué significa esto?
Las profecías y el Espíritu nos vienen a menudo por medio de los demás,
o de las Sagradas Escrituras. Aprendamos a leerlas y meditarlas,
escuchemos los mensajes que nos traen, asimilémoslos. «Y quedaos con
lo bueno», porque todas estas profecías y mensajes que nos dan la Biblia,
la Iglesia, los sacerdotes y otras personas son ayuda y luz para el camino.
«Que el mismo Dios de la paz os santifique totalmente». ¡Qué hermosa
bendición! Santificar quiere decir hacer santo, sagrado, propiedad de
Dios. San Pablo está deseando que todos nos sintamos amados,
protegidos y cuidados por Dios, llenos de sus bienes. Sólo él puede
2. cambiarnos, sólo él puede curar las heridas que nos enferman el corazón
y el cuerpo. Nuestra voluntad no basta. Hemos de poner todo lo que
podamos de nuestra parte… pero convertirnos requiere un toque de Dios.
En sus manos, no temamos porque lo conseguiremos. «El que os llama es
fiel, y él lo realizará».
Hoy se llevan mucho las técnicas de cambio personal basadas en
diferentes disciplinas que se proponen cambiar la mente de la persona,
resetearnos desde adentro y ayudarnos vivir la vida feliz que todos
deseamos. Todo esto es muy legítimo e interesante, pero siempre llega
un punto en que no funciona. Siempre seremos nosotros mismos.
Siempre toparemos con nuestros límites y nuestros defectos. Somos así…
¿Es posible cambiar? Sí lo es, pero no sólo con nuestras fuerzas.
Necesitamos ser muy amados para cambiar. Contemos con Dios y él
podrá lavar todas nuestras manchas, culpas y heridas internas, y darnos
«un corazón nuevo». Un corazón fresco, tierno, alegre y receptivo, que
sepa orar, amar y vivir con alegría festiva este tiempo de espera. Toda
nuestra vida en la tierra es Adviento y espera, pero también es fiesta, si
sabemos vivirla acogiéndonos a su regazo.