El documento presenta una reflexión sobre la importancia de construir la vida sobre un buen fundamento, representado por Jesucristo, y no sobre arenas movedizas. Se compara a las personas que construyen sobre Jesús como un "constructor sabio", cuya casa resiste las tormentas, versus un "constructor necio" cuya casa se derrumba. Al final se enfatiza la necesidad de un arrepentimiento profundo que cambie el corazón y permita edificar de forma sana.