El documento habla de forma poética sobre la belleza de la naturaleza y la fugacidad de la vida. Compara la delicadeza del lino y el cáñamo con la fragilidad de la piel humana y la caducidad de la juventud. A pesar de la locura y los sufrimientos de la vida, el autor afirma haber disfrutado de pequeños placeres como sonrisas y miradas, que hacen que valga la pena vivir.