El documento discute la ciudad cultural y la necesidad de entenderla más allá de las perspectivas de planificadores y funcionarios. Debe verse como la textura de la vida pública y la expresión de diversas matrices culturales cuyos actores ayudan a configurar la cultura urbana. También plantea preguntas sobre el modelo de gestión cultural que requiere la ciudad dada la desintegración del imaginario social basado en el desarrollo.