La música afecta nuestras emociones de varias maneras. Investigadores realizaron experimentos con ratones para comprender cómo la exposición a sonidos durante eventos traumáticos podría alterar su agudeza auditiva y asociar esos sonidos con emociones negativas. También estudiaron qué regiones del cerebro se activan durante el aprendizaje emocional mediado por la música, determinando que la amígdala y áreas auditivas subcorticales juegan un papel clave.