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ALAIN ROUQUIÉ
EL SIGLO DE PERÓN
Ensayo sobre las democracias hegemónicas
Traducción de Aníbal Díaz Gallinal
~~
eJ edhasa
Introducción
"Este libro nació de un texto de Borges", escribe Michel Foucault en la
primera línea de Las palabras y las cosas:' Sobra decir aquí la nacionalidad
del inspirador: Borges es argentino, pero es un argentino universal. Perón
también, pero a su manera y por otras razones. Todo el mundo sabe que
Perón era el marido de Evita. Pero, además, Perón ha sido el creador del
peronismo, lo que no tiene nada de tautológico, sino que remite a un fe-
nómeno político que no pertenece sólo al pasado ni es exclusivo de un país
concreto de América del Sur. ¿Acaso no está el peronismo en proceso de
designar un tipo de régimen, una categoría políticai" Esto no significa, sin
embargo, que fuera de algunas características salientes el peronismo posea
una definición consolidada y unánimemente aceptada.
En la clasificación de los regímenes contemporáneos, ¿dónde ubicar,
en efecto, esta forma singular de gobierno a la vez autocrática y represen-
tativa? ¿A cuál de las tres categorías cardinales que son el totalitarismo, el
autoritarismo y la democracia pluralista se puede asignar el peronismoi"
Su perfil, esbozado a grandes rasgos, se puede sintetizar como un Ejecuti-
vo fuerte nacido de elecciones competitivas y que, debido a las reformas
sociales, cuenta con el apoyo incondicional de las masas populares. Claro
que nos podríamos contentar con aprehender el peronismo en su contexto
como una especificidad geográfica, o incluso como una excepción dentro
de la nación. Nacido en el país más europeo de América del Sur al final de
la Segunda Guerra Mundial, aparece, a primera vista, como una combina-
ción incongruente entre un fascismo vergonzante y una democracia social
en construcción. Y, sin ,embargo, el peronismo no es, siguiendo el modo
de hablar de los gramáticos, un "hápax" político, una curiosidad aislada.
En primer lugar, porque esta unicidad anómala no desapareció del país
que lo vio nacer cuando su fundador fue derribado del poder en 1955, ni
__
----------------EL SIGLO DE PERÓN
14
cuando murió, en 1974. Y luego, porque en el siglo XXI, y en particular
en América Latina, han surgido sistemas políticos análogos, que combinan
.poder personal con políticas sociales y soberanía popular. En relación con
esto se ha preguntado si el teniente coronel Hugo Chávez, jefe de Estado
de Venezuela, no era un don tardío del coronel Juan Domingo Perón,
presidente argentino de mediados del siglo anterior.
En efecto, los gobiernos representativos nacidos del sufragio universal
que recortan las libertades en nombre de los intereses populares no son
dictaduras patrimoniales tradicionales, ni Estados totalitarios de partido
único, ni democracias liberales. El mundo hispánico, rico en toda suerte de
experiencias autoritarias, ha forjado términos ambivalentes, intraducibles,
que evocan la naturaleza antitética de estoS gobiernos. Aunque dictablanda
o democradura sólo nos informan de los niveles de represión de los go-
biernos, no dicen nada acerca de su identidad e idiosincrasia. El inglés ha
forjado conceptos que se aproximan más a nuestro sujeto. Un uso illiberal
o majoritarian de la democracia parece describir con propiedad un poder
electivo en el que el vencedor de las elecciones se adueña de la totalidad del
Estado, según el principio winner takes all, sucumbiendo a la "tentación
mayoritaria" .
Quizá debiera admitirse que este tipo de sistema constituye solamente
una de las posibles variedades de la democracia representativa. Recordemos
que los politólogos americanos de la década de 1960, para el reconoci-
miento y la calificación de los regímenes democráticos, habían privilegiado
algunos criterios tan exigentes que, para algunos, en "Europa y en los paí-
ses de lengua inglesa" sólo habría habido trece democracias estables
4
-con-
tándose Francia, junto con Brasil y la Argentina, entre las "democracias
inestables" -r-, Es cierto que algunos opositores, y no precisamente de los
menos importantes, habían calificado como un "golpe de Estado continua-
do" la Constitución de la V República con su Ejecutivo fuerte.
La democracia representativa, con el reflujo de los autoritarismos Y la
disolución del imperio soviético, fue sacralizada al mismo tiempo que se
hacía universal. Todos los regímenes, salvo alguna arcaica excepción, invocan
ahora la soberanía popular y se inscriben en la definición jeffersoniana de go-
bierno del pueblo por el pueblo. Así, hemos visto al rey de Bután hacer que
sus súbditos ejercieran el derecho al voto con la finalidad de establecer un
régimen representativo. La democracia es honrada por doquier, incluso por
ALArN ROUQUIÉ ------------------ 15
quienes no creen en ella: se vota incluso en las "dictaduras del proletariado"
que aún existen bajo la tutela del Partido; se vota igualmente en la República
Islámica de Irán bajo el control vigilante del supremo poder religioso."
Las consultas electorales han jugado a menudo un papel inicial en la
emergencia de dictadores, especialmente en Europa, pero las elecciones
que les otorgaron el poder fueron las últimas a las cuales se sometieron. Sin
duda, en un contexto internacional de triunfo de la democracia (o de lucha
contra los enemigos de la democracia), las consultas electorales en libertad
aparente son una obligación geopolítica. Los escrutinios falsamente plura-
listas organizados por verdaderos dictadores no eran raros en el Paraguay
de Stroessner (1954-1989) yen las Filipinas de Marcos (1965-1986). Pero,
si bien las prácticas de esos déspotas reaccionarios y proamericanos son un
homenaje que el vicio autoritario rinde a la virtud representativa, en las
autocracias populares las elecciones no se pueden reducir a un maquillaje
democrático, a una farsa o a un simple embuste. Estos regímenes se impo-
nen electoralmente no por cometer fraude, sino gracias, entre otras cosas,
a sus políticas sociales y a su fervor nacionalista.
¿Deben inscribirse esas trayectorias inclasificables en un continuum
que iría de la regulación democrática a la dominación totalitaria? ¿O se
impone más bien la dicotomía exclusiva democracia/autoritarismo? Quizá
la democracia sea cuestión de grados y de contextos. Se podría suponer
que esos "regímenes bastardos" son sólo etapas en el camino hacia la de-
mocracia plena, tanto por su origen (las elecciones) como por su ejercicio
(el Estado de derecho y los contrapoderes). Sin embargo, la duración de
algunas de estas experiencias tampoco permite que se consideren como
pasajeras o evolutivas. (Además de que el "imperio liberal" no siempre
sucede al "imperio autoritario".) En este aspecto, no son ni accidentes de
un recorrido rectilíneo, ni derivadas provisionales, y menos aún simples
patologías de la democracia.
Más bien nos inclinamos por considerar a estos regímenes "ni-ni"
.orno sujetos políticos completos. Entre estos regímenes y los referentes
clásicos hay una distinción de naturaleza. Después habrá que aprehender-
los y evaluados en cuanto tales. Evidentemente, es preciso designados y ea-
liíicarlos. La denominación "democracia popular" no tiene sentido alguno;
habiéndose usado después del golpe de Praga para encubrir un totalitarismo
1(·exporrnción, es preciso buscar otro término. "Autoritarismo competitivo",
~
16 -------------------EL SIGLO
DE PERÚN
oxímoron audaz, no da cuenta de la realidad específica de estos mecanis-
mos de poder. En efecto, el totalitarismo va de la mano con "la idea de que
esos regímenes ignoran los procedimientos codificados que hay que seguir
para la sucesión o el relevo pacífico de sus dirigentes". 6
La alternancia,
legalmente excluida de las dictaduras, es factible, sin embargo, en estos
"regímenes de frontera". Claro que frente a estas dificultades tipológicas es
sencillo dejarse llevar por el facilismo: un régimen popular, personalista y
nacionalista sólo podrá ser un "populisrno", sobre todo si sus opositores lo
tachan de demagógico.
Esta etiqueta peyorativa no ayuda para nada al progreso de la re-
flexión y del conocimiento. En efecto, ¿por qué usar un seudoconcepto,
útil antes que nada para deslegitimar al adversario, cuando se busca iden-
tificar un tipo de gobierno en su singularidad, circunscribir sus orígenes,
descifrar sus prácticas? En otra publicación me he explayado largamente
acerca de esta categoría inconsistente, salvoconducto universal, que lejos
de clarificar las situaciones confusas, al recurrir a un juicio de valor, agrega
más confusión." Para evaluar la confiabilidad del concepto basta recordar
que después de calificar la ira de los granjeros del Middle Wést contra los
financistas yanquis en el siglo XIX, y la mala conciencia anarco-bucólica
de los intelectuales rusos de la época zarista, en la América Latina del
siglo XX se ha metido en la misma bolsa "populista" al caudillo ecuato-
riano José María Velasco Ibarra, cinco veces jefe de Estado, al dictador
corporativista del Estado Novo brasileño Getulio Vargas, y al presidente
Lázaro Cárdenas, que gobernó en el marco de la "dictadura impersonal",
no reelegible, del Partido Nacional Revolucionario. Hoy, en Europa, el
término califica o descalifica fenómenos políticos contemporáneos de-
testables (racistas, xenófobos) y otros simplemente detestados por quien
habla. De este modo, las políticas redistributivas, la instauración de un
Wé/fore State o la mera orientación colbertista son, para los liberales mi-
litantes, formas lamentables de "populismo económico"." Pero también
el ultraliberalismo del Tea Party republicano en los Estados Unidos ha
merecido el epíteto infamante. Este nos dice más, de hecho, de aquel que
lo utiliza que de aquel al que se aplica.
Para dar cuenta de estos regímenes, algunos intentos más serios han
recurrido a precedentes históricos o a teorías generales. El bonapartisrno
les ha proporcionado la metáfora. Ciertamente, no se puede xpli al' una
ALAIN
ROUQUIÉ _
17
situación política ambigua m di
. e lante una analog' hi ,.
rencia a Napoleón IU y al S dI" la lstonca, pero esta refe-
Francia) relativamente desapegu.n °dmppeno nene la ventaja de ser (fuera de
asiona a. ues en F . 1 di ,
cana hace de Napoleón L 1) • • rancia a tra rcion republi-
erettt un personaje . d di
unánime.9 Hoy la co . , casi esacre Itado de manera
mparaClOn con el Segund I .
elogiosa para ningún gobi 10 E fc ~ mpeno no es demasiado
erno. sa re erencia h .d .
para caracterizar con cierto ri d a servr o SImplemente
d gor un po er con te denci '.
o un rango por debajo d 1I:' E . n encia autontana situa-
d
e JaSClsmo. ste sentido '
e la nebulosa trotskista . id . es mas recurrente dentro
1 ' que tiene avt ez porl d hi
as referencias a Marx U di d os prece entes lstóricos y
. n mgente e la IV R íbli d
régimen de De GauIle "'1' " epu rca eíinía en 1959 el
como rru rtar POlICIalb '
del verdadero fascismo" 11 El' . onapartlsta, preparatorio
. terrruno aparece un
atenuado y cortés de autorit·. as veces como equivalente
ansmo, otras como " dial
populismo vulgar. En este sentid Arnéri . una version 1 éctica del
, o, enca Latina '1 '
naparnsta por excelencia. 12 sena e contInente bo-
Es así com 1 di .
. o as lstIntas Interpretaciones del bo . .
ano mspiradas en León D 'd . h . napartIsmo latmoameri-
avr OVIC nos rermten al " ilibri
'ntre las clases dirigentes" "1' d eqU11 no Inestable
El modelo bonapartista seo a l' a,In
al e~e~dencia del Poder Ejecutivo". 13
ap lCO regrmen d P ,
poco convincentes 14 Ma d e eron con resultados
. rx no preten ía elab '
h napartismo en los textos q 1 orar una teoría general del
1
ue consagra a Segu dI'
o escribe en El dieciocho B ' «sÓ, n o mpeno. Pero cuan-
rumano que baj 1 d
el Estado parece haberse ind di d o e segun o Bonaparte [oo.]
1 epen Iza o totalment L ' .
1,1 se ha consolidado de t 1 d ti e. a maquma del Es-
1 la mo o rente a la s ied d b "
t' 'la ta tener a su cabeza " hall d ocre a urguesa que
un ea ero e fortun "15 d b .
pura acaparar el poder políti d a e norn re glonoso
lCOen to a su ext ' ,
uua iones sudamericana ension, estamos lejos de las
s que nunca se caracr . 1
111 '/lOS que sus vecinos p l' enzaron, y a Argentin'a-
, or a pUjanza y la 'd"
I 1011 .s públicas Por ot 1 autonomla e sus msnru-
. ra parte, a analogía hi ,. deri
,11" 1i1110 a la debilidad d 1 E d lstonca se etiene cuando
, e sra o, el subdesarr Il 1 d
1 I "'or, rasgos muy alej'ado d 1 "b . o o y a ependencia
I s e onaparnsmo" '. 1 1
lit "')11 Industrial y la "fiesta imperial". 16 ongma, e de la Revo-
I>C- ',sla analogía histórica deiando d 1 d
1110/"( I~ rcv 'r n iad S p d ' ) d e ~ o los textos sagrados y los
, o ernos que arnos, SIn e b . "
1/" d Ih" //l 1,· ie Fri d del b ' ' m .argo, con la defill1clOn
onapat tisrno: un gobiern¿ cuyo objetivo era
18 ------------------EL SIGLO
DE PERÓN
"reconciliar la autoridad y la democracia", 17 o sea, hacer la "síntesis entre dos
conceptos antagónicos". lB Max Weber, por su parte, veía en el bonapartismo
el paradigma de la "democracia plebiscitaria", tipo principal de democracia
dirigida por jefes, a las que incluía dentro del tipo "dominación carismáti-
ea".'? Esto sólo abarca una parte de la compleja realidad del peronismo y de
su~vatares, y nada nos dice de sus orígenes, de sus apoyos, de sus prácticas.
Las conceptualizaciones interpretativas pueden, evidentemente, ser muy úti-
les una vez delimitado el sujeto.
Dicho de otro modo, la impotencia frente a la ambigüedad política
nos llama a la modestia y al empirismo. La mera denominación descriptiva
nos será muy útil. Así podríamos ver en esos regímenes contradictorios
"autocracias electivas" o "democracias hegemónicas". La autocracia es un
poder personal que no está limitado por ningún contrapoder y que actúa
sin control (ni partido, ni asamblea), y que en el caso específico que nos in-
teresa extrae su autoridad absoluta del sufragio universal al que debe some-
terse. Un régimen de origen democrático puede tender hacia la hegemonía
(que excluiría totalmente la oposición); sin embargo, no puede llegar a
una dominación total sin transformarse en dictadura, lo que sabotearía su
legitimidad, emanada precisamente de la trascendencia representativa y de
la soberanía popular.
Para llegar a un modelo hipotético -al que se le ha dedicado escasa
investigación comparativa- de esos sistemas inaprensibles es convenien-
te definir un método y un campo. No se trata de elaborar un ideal-tipo,
construyéndolo a partir de elementos privilegiados y de una grilla teórica
previa, lo que supondría tener el problema ya resuelto, sino de detectar e
identificar los rasgos específicos y las distintas características del objeto de
estudio. Hay varias aproximaciones posibles. La más inmediata consistiría
en tomar el régimen en sus intenciones manifiestas, en su proyecto. Pero
este procedimiento presenta varios inconvenientes, en particular cuando se
trata de regímenes que están siempre retocando su imagen y multiplican sus
virajes ideológicos. Se corre el riesgo, al abrazar el Estado y la sociedad como un
todo, de dejar escapar aquello que es lo específico del poder y de su ejercicio.
Por mi parte, preferiría un enfoque que, en la emergencia de una situación
o de una institución, se centre en captar su razón de ser y su función.
Es el resultado de una opción; opción que consiste en considerar que un
acontecimiento es siempre una culminación, y que la sincronía inventa el
AwNROUQUIÉ _
19
presente. Los principios identitarios de un sistema ' .
naturaleza, se captan en su relación co 1 di político, y por ende su
comportamientos concretos y recí roc:s ~:l tsnntos actores,. a .través de los
sociales. El esrudi d 1 P . poder con los dIstIntos grupos
. 10 e os apoyos -en senudo am lio: " .
y por quien es combatido", decía Andr' S' ti' dP20 ' den quien se ~poya
1, ' e Ieg ne - y e los m
po ItICoSpuestos en obra para traducirl., ' " ecalllsmos
, s en InStItUCIOnes deci ,
caracrenza este enfcoque "g " " y en ecisiones
eneuco .
mita!::r: :~:;o~:; :::d~~: el ~igor ind,ispens~ble sería en vano li-
perder el hilo cond lb' pars por país, cornendo así el riesgo de
relevado los compo:~~treYsd~ o,r~arlasMsinhgularidades
nacionales sin haber
IaCrItIcos e e pr di
lio bien documentado d 1 d' opuesto estu lar un episo-
, e pasa o, como es el pero ' ,
ialrnenre de su erennidad d ' ' nismo, en razon espe-
oposición) dura:re m' d Y e sus ~ultlples experiencias de poder (y de
as e setenta anos Este pl '
inmersión en profundidad' " antearmenr¿ permite una
, al ' comparaCIOnes en el seno mismo del t iid
Ion ,con el objeto de captar los mecanismos eJI o na-
t ias, las constantes. Estos setenta años d ' re~ur~entes, las permanen-
IIn, cantidad de documenr d ,e e~Istencla an aportado además
os y e teStImonIOSen ma bi ,
e(udios sobre aspectos parcial ff sa, y tarn ren muchos
es y especí cos -yo m' h ib '
III( destamente con ellos d fc' isrno e contrr uido
- e este enomeno p l' ti h
e/ominar ,lahistoria argentina desde 1943, 01 ICOque no a cesado de
La historia del peronismo 1 d 1 Ar '
i lo 'scritas Por mi y a e a gennna contemporánea ya han
I I 11Ir r de l~s confliC~:r~e~l~~c~;::t~::i~:ue:zo en captar, e~ e~fragor y
ti 1"turantes más allá de los' J 1 ,queHos aCOnteCImIentos es-
1.111'11 dc los diversos peronis:ltos y e os rel~tos,reto~ados. Al analizar a 10
1,1 , pi n o que aparecer' os momentobs SIgnIficatIvosy series revelado-
an esquemas esta les la iabl ti d
di 111 modelo Las difer ' ' s vana es un amen tales
, entes verSIOnesdel peroni , , ,
di PI'J" I político en s inuid d rolllsmo permmran que se
u COntInUI a y en 1 ' ión d
1fII.ICI,.~ ulrurales nacional E a rerteracrón e las particula-
es. stas metamorfo' 1 1 e' ,
/dll,1 i)11 de los componentes con el fin de He SISa ~rgo p azo ~act11tanla
1111I1e'l o sea de 1 gar al crisol del fenomeno del
, " acercarse a a verdad de las "d '
/ I 111/0 ItI' I gido lejos d dei 11 emocraClas hegemónicas",
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I l' 11( iI de la realidad ' , a entaclOn e generalizar
argennnn, entiende por 1 '
1'111111., vnrinbl S na ional dI" e conrrano, que se deben
es e os mecanismo, y d 1
/1111.11111 1111 ripo d . r gim n I fi de ci , , e as estructuras que
on e n e cIrcunSCrIbIr una base común y de
20 __________________ EL SIGLO DE PERÓN
compartir unas variables, señalando a la vez las diferencias que son propias
de la diversidad de sociedades.
Notas
1Michel Foucault, Las palabras y las cosas,traducción de EIsa Cecilia Frost, Siglo XXI
Editores, México, 1968.
2Cf. Abel Mestre, "Le Marinisme est-i1 un péronisme?", Le Monde, 22 de octubre de
2014.
3Yéase Jean Leca y Grawitz Madeleine (dir.), Traité de sciencespolitique, 2, Les Régi-
mespolitiques contemporains, PUF, París, 1985.
4Seymour Martin Lipset, EHomme et la politique, Seuil, París, 1960, pp. 61-62.
5 Cfr. Mahnaz Shirali, "Le Mystere du Khorneynisme", Le Débat, marzo-agosro de
2014, pp. 157-172. Del mismo autor: La Malédiction du religieux. La Défoite de la pensée
démocratique en Iran, Bourin, París, 2012.
6 Guy Herrnet, "El autoritarismo", en Jean Leca y Madeleine Grawitz (dir.), op. cit.,
p.270.
7A1ain Rouquié, A la sombra de lasdictaduras. La democracia en América Latina, FCE,
Buenos Aires, 2011, pp. 251 Y ss.
8 yéase, por ejemplo, "March of me Populist", Newsweek, 29 de mayo de 2006, y "Po-
pulism, Fanfare for the Common Man", The Economist, 25 de noviembre de 2006. Véase
también: Kurt Weyland, "Neoliberal Populism in Latín America and Western Europe",
Comparative Politics, julio de 1989.
9Ciertos autores, llevados por el calor de la discusión política, lo han exaltado en al-
guna ocasión, pero siempre a contracorriente. Yéase Philippe Séguin, Louis Napoléon le
Grand; Grasset, París, 1990.
IOYéase el paralelismo establecido entre el hombre del 2 de diciembre y el del 13 de
mayo por Jacques Duelos, en De Napoléon IJI ir.de Gaulle, Éditions Sociales, París, 1964.
II Véase Michel Pablo, "Introduction" a León Trotski, Écrits (1928-1940), t. III, IY
Intemationale, París, p. 11.
12Ruy Mario Marini, Subdesarrollo y revolución, Siglo XXI Editores, México, 1970,
pp. 15-16.
13
Se trata de la concepción que tiene Trotski del bonapartismo tal y como la aplica "-
la Rusia revolucionaria. Véase León D. Trotski, Histoire de la révolution russe, t. II, Seuil,
París, 1967, pp. 149-150.
14Yeren particular A1fredo Parera Dermis, "Apuntes para una historia del peronismo.
3. El Gobierno del 'Como Si', 1946-55", Fichas de Investigación Económica y Social, nO 7,
Buenos Aires, octubre de 1965, pp. 3-21.
15 Karl Marx, Le 18 Brumaire de Louis Bonaparte, Éditions Sociales, París, 1969, p. 12.
16 Como señala acertadamente Peter Waldmann, Der Peronismus, 1943-1955, Hoff-
mann und Campe, Hamburgo, 1974, pp. 287-295.
AuIN ROUQUIÉ _
.~
I
17
André Siegfried, Tableau politi ue d. la F. '
mand Colin, París, 1964, p. XXV q e rance de 1ouest sous la Ilf" RépIlMi,/lIr, A,
18 Como lo señala Roberto M· h I L R .
p. 157. IC e s, es 'artispolitiques, Flammarion, l'"rL-, ")1'
19
Max Weber, Économie et S . té. 1 Pl
"Véase And 'S· ti· d oc~ee, t. , on, París, 1971, pp. 276-278
re leg ne , op. Cit. .
.--------------
Primera parte
Perón, una experiencia enigmática y contradictoria
I
Capítulo 1
El coronel de los trabajadores
1" Argentina es un país nuevo en América Latina. A principios del siglo
su nombre evoca riquezas fabulosas, cosechas exuberantes y fértiles
praderas acogedoras para el europeo. "El Dorado latino" tiene vocación de
I'ranero del mundo. Gran productora de carne y de cereales, la Argentina es
111 .luso, entre 1913 y 1929, el primer exportador mundial por habitante.
1 l' este país opulento es también una nación moderna. Su red ferroviaria,
1.1 más larga del continente, es una de las primeras en densidad. Se dispone,
I .ula mil habitantes, de más teléfonos y automóviles que en Francia.
l Ina nación que mira a Europa
1'11 la egunda mitad del siglo XIX, la República Argentina recurre a la
IlImi nación europea para desarrollar su potencial de riqueza e integrarse
ti 1I1'r ado mundial. Recibe en su territorio a millones de trabajadores
1I.lnj ros. 6.330.000 inmigrantes vienen a poblar el "desierto argentino"
I 1111 I 57 y 1930. 338.5000 se quedan en el país. Cuando se hace el
II 11 o ti' 1869, la Argentina cuenta con l.800.000 habitantes. Es notable
11 111 ·i 1 in ia que tienen los extranjeros en la formación de la Argentina
IIllId -rna. P blada por Europa, mira al Viejo Mundo. Inglaterra es su prin-
, II'.tI mcr 'c el y su primer inversor. Los argentinos, en este período que
11. (·1 111 S pr pero de su historia, entre 1880 y 1930, no se sienten en
ti, 1111110 Sil larn ri an s. Algunos incluso pueden ver a su país corno si
I 1111 1111.1 ;I~a lin la in un barrio f¡ o.
26
_____ -------------EL SIGLO DE PERÓN
Una clase dirigente acotada y homogénea administra el país duran~e
esa edad dorada, como una gran estancia que hay que poner a prod~Cir
al máximo rendimiento. Su lema es "paz y administración". La expansión
continuada exige la despolitización de los asuntos públi~os. Por tan:o, toca
a una élite ilustrada y experimentada velar por los desnnos del pals. Esos
patricios consideran que la prosperid~d nacional se debe exclusi~amente
a sus méritos. En consecuencia, la sociedad debe confiar a los mas aptos,
es decir, a sus familiares, las responsabilidades del poder. Es cierto que en
ese país de inmigrantes la antigüedad familiar es muy relati~a, pero,. por
lo general, va a la par con la propiedad de la tierra. La tenenCi~ de la tierra
pone las bases verdaderas del prestigio oligárquico. El ascendiente de, esta
aristocracia de la tierra está reforzado por la cultura rural de la mayona de
los inmigrantes.
Los recién llegados, por su parte, deben aceptar la dominación de los
modernos eupdtridas, hombres de progreso, abiertos a otros pueblos. ~a
élite que fomenta la inmigración tiene la intención de atraer a los trabaja-
dores, indispensables para explotar sus propieda~es y exp~rta~ su produc-
ción. Por otra parte, aunque la inmensa mayona de los ínrrugrantes son
campesinos atraídos por un país deshabitado y fértil, al desembarcar las
mejores tierras ya están en manos de esa élite.
Los inmigrantes que llegan a esta tierra prometida para buscar s~erte
y una mejor vida creen en el esfuerzo individual com~ clave del éxito, :
entienden que deben insertarse rápidamente en la sociedad que los reci-
be. Tarea tanto más hacedera cuanto que la inmigración preponderante
es latina. El 80% son españoles o italianos. Estos últimos representan
cerca del 50% de los recién llegados. La sociedad argentina anterior a
1930 es a la vez dinámica y conformista. El individualismo a ultranza
está inscrito en el desarraigo de sus habitantes más dinámicos. Su movili-
dad ascendente está facilitada por la más amplia escolaridad, promovida
por las élites desde 1880 para "argentinizar" a lo~ hijos de .los inrni-
grantes y asegurar la cohesión social. Para los mejores, el. diploma de
educación superior, pasaporte de entrada a las clases medias, no es un
sueño inaccesible. En consecuencia, las jerarquías sociales no están en
absoluto amenazadas por los hijos de inmigrantes, argentinos de primera
generación, que aspiran a formar parte de las capas superiores y a menu-
do se identifican con ellas.
AlAIN RouQUIÉ ----------------- 21
. Las clases populares argentinas abarcan de igual modo a los deseen-
~Ientes de los pu~blos originarios, dispersos y poco numerosos. El proleta-
nado ~u~al-los criollos-; más o menos fuertemente mestizado y disperso en
un p~s mmen~o y despoblado, revela la presencia de sangre autóctona en el
orgamsr:n0 SOCial
argentino. Yes en Buenos Aires, en la euforia suprematis-
ta antenor a 1930, donde se llegará a afirmar que la Argentina es "el único
país blanco al sur de Canadá".
La Argentina es una república democrática. Pero la soberanía del pue-
~l.oy el sufra?io están firmemente controlados por los representantes de la
élite establecida, Estos, siguiendo al ministro del Interior Eduardo Wilde,
n~nca aband~naron del todo la idea de que "el sufragio universal es el
triunfo de la Ignorancia universal" y de que el bien político consiste en
hacer t~iun~ar :'~a razón c~lectiva" y no "la voluntad de la mayoría". Por
eso, la mscnpClOn en las listas electorales queda a discreción de las autori-
dades locales y el escrutinio no es secreto. Los votos extorsivos se obtienen
por la fuerza, o en el mejor de los casos se compran cuando las urnas no
han .sido ya rellenadas de antemano y los resultados, oportunamente co-
rre?l.dos. Est~ pa~odi.aelectoral se dirige a ratificar el poder establecido y a
legl~lmar las msntuciones. ~n parlamento "elegido", en efecto, constituye
el símbolo adecuado de la incorporación del país a la civilización. Por lo
demás, la democracia y el sufragio universal y libre constituyen un ideal
r moto. Antes de poder acceder a él, es preciso "educar al soberano", según
la f?rmula del politólogo Juan Bautista Alberdi, para que pueda elegir a los
mejores y más capacitados.
Per~, al cambiar el siglo, los disidentes de las capas superiores, inrni-
irantes integrados, fundan un movimiento de contestación de esta de-
III c~acia trucada. Su partido, la Unión Cívica Radical (UCR), reclama
(·Ie cienes libres y transparentes. Su reivindicación atrae a los ciudadanos
indi na~os por el exclusivismo de la oligarquía reinante. El programa de
~~)S radicales que quieren ~~rticipar en la vida pública se reduce a la legiti-
1111, 1 ~ del vo~~.Algunos dirigentes conservadores ven claro el peligro de la
11llt:t ión política que vendría a empañar el milagro argentino.
o P r l tanto, ~ara asen~ar el país de manera estable, prenda de la pros-
11I'1Itl:tcJ
y.d l .crédlto exterior, parece indispensable una apertura política.
( (11 'Sl:l íinalidad, el presidente Roque Sáenz Peña promulga en febrero de
11) 1 , 1111:1 ley el ioral qu arantiza la honestidad del sufragio. Este será,
I
I
I
28 ------------------EL SIGLO
DE PERON
en adelante, secreto y obligatorio para todos los ciud,adanos varo~e.s ~obre
la base de su libreta de enrolamiento militar. La nueva ley permmra. que
también la oposición esté representada. Los radicales deberán beneficI~I~se
con ella y, al incorporarse al sistema, dejar de ser una causa de perturbación
pública. . . , , .. ¡-
Pero la UCR es una verdadera orgalllzaclOn política nacional. Las.o ~-
garquías locales, por su parte, han demostrado ser incapaces de .conStl~Ulf
un partido conservador moderno que pueda afro~tar ~n.as elecciones lim-
pias. De esta manera, comenzará una suerte de bipartidismo tambalea?t.e
y precario, tanto más inestable en cuanto el socio elect?ralmente más de.b~l
es el que representa el poder económico y posee, o estima poseer, la legiti-
midad social e identitaria.
Así el 12 de octubre de 1916, Hipólito Yrigoyen, radical elegido pre-
sidente de la República, ingresa en la Casa Rosada, sede del jefe de .Estado.
Para los suyos representa la "causa demo~rática" y popul,a~ que h,~tnunf~~o
sobre el "régimen" de las minorías dominantes, Su política de reparaClOn
nacional" sólo tiene un alcance político. Abre a "hombres nuevos" los ac-
cesos del poder y de la función pública. Los radicales no tienen un pro-
yecto económico de recambio ni un programa de reformas estruct~rales.
No amenazan en modo alguno el equilibrio social, sino que más bien lo
refuerzan. En efecto, la emancipación mediante el voto equivale a extender
a nuevas capas sociales los beneficios de la prosperidad agroexportadora.
Nada grave, entonces, para los oligarcas que bien ~~eden acomodarse a
esta "democracia de vacas gordas". Por el total dominio de los resortes de
la economía nacional, el monopolio del prestigio, el manejo del aparato
ideológico eficaz y omnipresente, ellos controlan a distancia el ~oder polí-
tico. La legitimidad del poder queda condicionada por su eficacia a la ~ora
de asegurar la continuidad de la expansión de una economía extrover~ld~.
Tanto Yrigoyen como sus partidarios se encu~ntran desde ~,n.pnnCi-
pio bajo sospecha. Un gobierno de opinión, maniatado por la cIeg~ ley
del número", sólo puede adular a las masas, hacer la corte al proletanado
en detrimento de las "clases distinguidas" y, por tanto, aceptar el desorden.
La actitud comprensiva y paternalista del nuevo presidente en. el can:po
social está estigmatizada. Bien es cierto que la coyuntura de la l~medIat:
posguerra, cuando se contrae la demanda de productos argentlllos, esta
marcada por una oleada de paros. La Semana Trágica de enero de 1919,
AurN ROUQUIÉ _
29
originada por los enfrentamientos de los huelguistas de una empresa me-
talúrgica de la Capital Federal apoyados por las "milicias cívicas", contra
las fuerzas del orden, degenera y causa varios muertos. En 1921-1922, las
huelgas insurreccionales de la Patagonia provocadas por la crisis de la lana
en el a~slado extremo sur y alentadas por la arbitrariedad de la patronal
son ~b)eto de una represión implacable llevada a cabo por el Ejército en
un clima de guerra civil. Otros acontecimientos simultáneos, tales como la
fundación del Partido Comunista y la reforma para la autonomía universi-
taria, preocupan a los ambientes conservadores y agudizan la desconfianza
hacia el presidente popular.
En 1928, al concluir la presidencia de Marcelo T de Alvear, radical
salido de la oligarquía tradicional, Hipólito Yrigoyen se presenta de nue-
vo como candidato, según permite la Constitución. Cuenta con el apoyo
de una mayoría de la UCR que está dividida. Cuando los conservadores
Fracasan en escindir el radicalismo para debilitado, Yrigoyen es favorecido
on el 57% de los sufragios. Obtiene la mayoría en el Congreso y en las
lecciones provinciales. Ya no están las barreras que en 1916 limitaban la
;1 ción, los apetitos -dirán los opOsitores-, de los "hombres nuevos". Las
p 'rsonalidades distinguidas que habían sido llamadas a participar en el pri-
mer gobierno radical brillan ahora por su ausencia; los "nombres ilustres"
8 ' han pasado al alvearismo. El nuevo gobierno está conformado solamente
por hombres de los comités radicales, de "familia desconocida".
Esta segunda presidencia es considerada, ya desde las elecciones, como
il· Itirna en los ambientes conservadores más combativos. Incluso hay
'Illi nes cuestionan de nuevo el sufragio universal y la democracia que hace
d 'P ender el futuro del país del voto popular. La política de los radicales
110 va a calmar esas zozobras. Yrigoyen tiene, efectivamente, la intención
.1 . poner su presidencia bajo el signo del nacionalismo y del reformismo
11. ial. Desea que el Estado tome el control de los recursos de los yací-
1111 '1110 subterráneos. La instrucción pública, que Alvear había descuida-
do, 's < h ra privilegiada. La jornada laboral de ocho horas es promulgada
/e 1.11mcn te, lo que provoca la indignación de la patronal: reconocer este
.1 1 h , la pereza" de los trabajadores va a arruinar al país. Cuando en
11) 1) I'). ()la o echa argentina resulta muy magra, al contrario de lo que
1111111(' en los pnfs d Europa con sup rávit, Yrigoyen baja autoritaria-
1111111 ' lo" .111' '11 [nrni .nios rural s. Antes d I Jueves Negro de Wall Street,
30 ------------------ EL SIGLODE PERÓN
la balanza de pagos se deteriora. No sólo no llegan más capitales, sino que
su fuga semeja una hemorragia. La caída de los precios mundiales de las
materias primas a partir de septiembre de 1929 desequilibra la balanza
comercial. La Argentina suprime la libre convertibilidad del peso. Para la
opinión pública, esta decisión significa que el país, al abandonar el patrón
oro, abandona de hecho el pelotón de los países ricos y desarrollados. En
1930, las exportaciones tocan su piso más bajo desde 1916. Evidentemen-
te, en este contexto de tensión, la contracción de la economía se atribuye a
la mala gestión, a la incompetencia y a la corrupción de los radicales. Si la
Argentina camina por la cornisa es por culpa de Yrigoyen.
Pero en 1930 la desorganización de los canales mundiales de inter-
cambio bajo el impacto de la Gran Depresión vuelve a cuestionar bru-
talmente la división internacional del trabajo y las ventajas comparativas
que beneficiaban a la Argentina. La depresión coincide con el fin de la
expansión horizontal de la economía agrícola. Todas las tierras buenas
han sido cultivadas para acrecentar la producción sin cambiar los méto-
dos de explotación. El aumento de las superficies cultivadas que se dupli-
caba cada década se detiene en 1930. Parece que el país ha abandonado la
era del progreso infinito que tenía normalmente como marco. Yrigoyen,
que con su llegada al poder coronaba el éxito del modelo agroexpor-
tador, deja de ser el hombre del momento. Es verdad que su segunda
presidencia es contemporánea de la organización en América Latina del
sindicalismo de clase y de los movimientos de extrema izquierda afilia-
dos a la III Internacional. En mayo de 1929 tiene lugar en Montevideo
el congreso constitutivo de la Confederación Sindical Latinoamericana,
rama regional de la Internacional Sindical Roja. En junio del mismo año
se reúne en Buenos Aires la primera conferencia comunista de Améri-
ca Latina. El Partido Comunista Argentino, por entonces legal, obtiene
menos del 1% de los votos a escala nacional en su mejor elección. Pero
el clima social se degrada. Aumenta el desempleo. Se asiste a una ola de
bandidismo simbolizada en una banda porteña de gánsteres anarquistas,
al estilo de la "banda de Bonnot". La élite social siente miedo. Las fuerzas
conservadoras sólo desean ardientemente la caída de Yrigoyen, tanto por
su debilidad como por sus orientaciones políticas.
AwN ROUQUIÉ _
31
-1fin de la democracia de las vacas gordas
s~frag~an en ese momento, casi a la luz pública, múltiples conspiraciones,
p1" m?VI~as por u~a coalición heteróclita de descontentos seducidos por las
, pertencias y las Ideologías autoritarias europeas. Los hijos de la élite libe-
1JI,.h~st,il~sa l~ "demagogia. radic~", rechazan la democracia. Antiliberales y
,II~ IbrIt~ll1cOS
mvo~~ al mismo tiempo una pretendida tradición hispánica
, mtegnsra, Los militanres que con su deseo claman por una "revolución
1 ') neradora" en la Argentina también han descubierto, admirados, la rno-
,bni~ción del D~re.ctorio ~e la Dictadura de Primo de Rivera en España y
lira cisrno rnussoliniano. LIgasantidemocráticas oponen el nacionalismo je-
1. r [uico .al internacionalismo proletario. Inundan los órganos constituidos,
y '/1 partIcular el Ejército, con panfletos virulentos que crean el clima de una
1111 'rvenció? militar no desmentida por los medios más importantes. Pero
1111 /lOSequrvoquemos, la mayoría de los partidarios de la "revolución nacio-
11,11" on, si~pl~mente, ~o~servadores que sólo pretenden tomar prestado
,1, LIS. expenenCIas autontanas europeas los medios políticos para preservar
1, () ¡ dad que consagra sus privilegios, sin ceder nada de lo esencial. Esta
" .u i n oligárquica no quiere ni movimientos de masa militarizados ni un
/ '"f't' incontrolable, sino la restauración del antiguo régimen. '
, n general retirado a la cabeza de una pequeña tropa de cadetes y
,,11 I.d ,'s del Cole~io Militar es quien va a dar el golpe de gracia al vacilan-
" I()llerno.~e Yngoy~n. el6 de septiembre de 1930. Se trata del general
I'IIIHII'U, militar preStIgIOSO,perteneciente a la élite tradicional, que ha-
1,1.1 (mmado parte de la guardia imperial alemana y era considerado muy
'"1,'1 't nte en s~ profesión. Al deponer a un presidente elegido demo-
• 11 .imenre, Unburu pone fin a cincuenta años de estabilidad política
d," un período de crisis constitucional que durará más de medio siglo.
I 11 l'IIt imo pronunciamiento al estilo siglo XIX ha sido un desfile militar.
1 • i >oyen ni la democracia tuvieron quien los defendiera. Pero la "re-
"lile ie')J) no uscitó el entusiasmo popular", aunque el joven capitán Juan
I 1"'1111I le) P r n, que participó en ella, haya dicho otra cosa, salvo en los
IJ 1111 el .ganrcs como Barrio Norte y en los hijos de buena familia que
111 ·,d'"1 :1 los squadristas,
1 111,1 v '/ '/1 J. pr sid ncia, el general Uriburu forma un gobierno con dis-
11111"11410'1 d"IIfI/{'11 y .ons rvadorcs relevantes. Es el retorno de los exnotables
32 __________ --------EL SIGLO
DE PERON
anteriores a 1916: "Uriburu exhumó un elenco de valetudinarios que pa-
recían haber sido conservados en naftalina durantelos tres lustros del auge
radical", se queja un joven nacionalista que después del golpe esperaba la
renovación política y un gobierno fuerte.' Estos "hombres de experiencia",
felices de volver a ser parte del mobiliario nacional, carecen de proyecto. Su
"revolución" se hizo contra los radicales. La administración pública va a ser
depurada de manera despiadada, pero también se va a restablecer el orden
en el mundo laboral. El gobierno de Uriburu es eminentemente represor.
Los ricos restaurados no han olvidado su pánico de 1919-1920. Cuando
en 1970 Perón evocaba su participación en el golpe de Estado, explicaba
que la caída de Yrigoyen en 1930 había sido "preparada por la Semana
Trágica de 1919".2 Los sindicatos dirigidos por los anarquistas o por los
comunistas son disueltos y sus dirigentes, arrestados; si son extranjeros, de-
vueltos a su país de origen. El Partido Comunista, legal bajo los gobiernos
de Yrigoyen y Alvear, está en pleno auge en el ambiente obrero. Por eso la
vigilancia hacia el peligro bolchevique figura entre las primeras preocupa-
ciones del nuevo régimen. Uriburu instaura una policía política, la Sección
Especial de Represión del Comunismo, que rápidamente adquiere una re-
putación siniestra. Por otro lado, se restablece la pena de muerte, que había
sido abolida por el Congreso en 1921.
Sin embargo, todo eso no constituye una política. El golpe de Estado
se ha efectuado contra el sufragio universal y contra la ley Sáenz Peña; y
resulta que el general-presidente, bajo presión de sus amigos, ha debido
comprometerse a convocar a elecciones generales puntualmente. Si bien no se
pueden suprimir, será necesario limitar u orientar el sufragio. ¿Perocómo hacer
que gobiernen los mejores si todos los ciudadanos son iguales y si se mantiene
el principio "un hombre, un voto"? En un país "como el nuestro", dice Uri-
buru, "que comprende 60% de analfabetos [...] ese 60% es el que gobierna
ya que, a partir de las elecciones, representa la mayoría". Los responsables
de los partidos políticos pueden refutar sin reparos esas estadísticas engaño-
sas: la Argentina de 1930 sólo cuenta con el 21,93% de analfabetos. Y de
hecho Uriburu busca argumentos para moderar el sufragio universal con la
representación corporativa de los oficios y de los sectores económicos, pero
sus amigos conservadores y el grueso del Ejército, que giran alrededor del
muy civil general Agustín P. Justo, antiguo ministro de Guerra de Alvear,
no lo siguen. Contrarios a cualquier cambio constitucional, no quieren en
ALAIN RouQUIÉ ---- _
33
ningún caso una dictadura como la que Getulio Vargas acaba de instaurar
p.ara"salvar al Brasil" en noviembre de 1930, y que durará hasta 1945. Es
rerto que, a diferencia del maquiavélico exgobernador de Río Grande do
Sul, Uriburu no tiene ni experiencia política, ni destreza táctica. Detrás
de él se encuentra un grupo de jóvenes oficiales que creen que basta con
v.imbiar el régimen para que se resuelvan todos los problemas.
. Por su parte, los círculos responsables quieren volver a un régimen an-
I -nor a 1916. Son reacios a la aventura de una autocracia antiliberal. Antes
t!'IC imitar los autoritarisrnos europeos, estos admiradores de Gran. Bretaña
quieren prolongar su dominación, sin reforma política, por medios proba-
dos; el fraude electoral y la proscripción de los candidatos del radicalismo
yl i ~oyenista. El fraude, prontamente calificado de "patriótico", salvará la
11.1
.ión de las manos inexpertas de los demagogos y de la chusma.
Las elecciones son pues sistemáticamente trucadas, ya que, como han
11¡'lllostrado los escrutinios locales, a la menor tolerancia los radicales re-
1"obados se ponen en carrera. El poder ha sido acaparado por una minoría
'I"t ha perdido buena parte de su legitimidad económica. Esta democracia
1 t ringida y dirigida es terreno propicio para la corrupción y la especu-
1,. u/mdesenfrenada. Gracias al fraude y a la proscripción de los radicales
"I'oyenistas, el general Agustín P.Justo es "elegido" presidente en noviern-
1"1 le 1931. Sus sucesores, Roberto M. Ortiz y Ramón Castillo (vicepre-
hit 11
te del anterior), acceden a la suprema magistratura en las mismas
""di iones que, en adelante, serán llamadas "canónicas".
A pesar de que los sectores económicos dominantes van a retomar el
"1,, roa, esto les permitirá tomar medidas innovadoras para mantener la
1"11lu ción y el empleo. La Argentina, golpeada por la baja de los precios
,11 la demanda exterior, no busca el camino de la salvación económica
11",I'V s mercados, ni en la diversificación de su producción. Se con-
1 111.1
. n estrechar los vínculos con su principal mercado, Gran Bretaña.
u.uulo Londres, para responder a la crisis en la Conferencia de Ottawa
111
1
S ,1 otorga la preferencia imperial, la Argentina es un quasi domi-
111/ dc la ornmonwealth con el que Londres no tiene responsabilidad
11t ti lit ional, iertarnente, la Argentina destina a la metrópolis el 95% de
111 porta 'i ncs de carne bovina y le proporciona el 30% del consumo ali-
111'
111.11
in. La m .rrópolis ha invertid en puertos, ferrocarriles y transportes
11111
111m
di 1.1 ArA '111
in.r, 1,( ('~ (lIIlO en 1na armó Perade pánico el gobierno
I
II 34 ------------------EL SIGLO
DE PERON
argentino firma en 1933 con Gran Bretaña un acuerdo inicuo, el tratado
Roca-Runciman, que esencialmente preserva la 'cuota anterior de carne
bovina argentina por tres años. En contrapartida, se otorga a los británicos
un trato de privilegio en el ámbito aduanero así como en materia de inver-
siones o de transportes. Las entradas de las ventas de la Argentina deberán
gastarse en el Reino Unido. En este acuerdo todo se ha sacrificado para
mantener la prosperidad y la superioridad de una minoría que ha cerrado
un esquema económico obsoleto. Que la Argentina solicite un "estatus
colonial" y aspire a convertirse en un "dominion voluntario" es algo que
seguramente indigna a los nacionalistas antiliberales. Pero también conde-
nan esta política de clase los radicales, los intelectuales independientes y
numerosos militares.
Los conservadores restaurados, por muy liberales que sean en el campo
de la economía, intentan limitar el impacto de la crisis sobre la producción
y el empleo. Se crean los entes de regulación de la carne y los cereales, las
juntas reguladoras, así como una Corporación Argentina de Productores
de Carne, gracias a las cuales el Estado compra el producto y lo comercia-
liza para amortiguar la caída de los precios cubriendo los posibles déficits,
En 1935 la Argentina se dota de un banco central (gracias a una misión
británica); el sistema fiscal se moderniza con la creación de un impuesto a
la renta, El plan de reactivación económica presentado al Congreso por el
ministro de Finanzas en 1940 prevé inversiones públicas en infraestructu-
ras y el mantenimiento de las industrias "sanas" (por oposición a artificia-
les), es decir, las que utilizan materias primas nacionales, Esta sustitución
de las importaciones que la baja de las entradas en divisa ha hecho impo-
sible no debería competir con los compradores de productos argentinos,
Se supone que será provisional, esperando que el comercio mundial se
normalice y vuelva la eterna prosperidad de las ventajas comparativas. La
guerra prolonga y acentúa el dirigismo coyuntural dictado por la Gran
Depresión. En octubre de 1941 la flota mercante nacional ve finalmente el
día para la adquisición de cargueros de los países beligerantes que estaban
inmovilizados en los puertos argentinos, Casi al mismo tiempo, a instan
cias de la Armada se crea la Dirección General de Fabricaciones Militare ..
cuyo cometido supera ampliamente la producción de armamento y de rnu
niciones, ya que prevé la exploración de riqueza mineras y la provisión d .
bienes manufacturados para el consumo civil.
I1
I
I
1I111
11
1 IN R UQUIÉ _
35
1~sla dinámica de crecimiento interno forzado 1 '
"" d .~'mboca a pesar d 1 divi : por as cIrcunstancias,
, e as IVIsIOnes eXIstentes e 1 di' '
11 IlIll1apertura de la vida olítica L " n e se?? e regImen,
"qI 1- las "clases pelI'gr P" d' as lProscnpcIOnes polltIcas y la repre-
osas re ucen a o " , 1 '1 '
1/, 1/" 1~lloque"
de 1 1" pOSIClOn a SI enero. La nueva
-r a o IgarqUla es para Id' ,
••1, 1, r: "Añ ' , ' a emocraCIa argentIna, una "Dé-
1 ame . os SIn honzontes; tiempos de b '
, 11I.,~lases populares Es d d po reza y de humIllación
. ver a que en un pl '
1ft 11. orno señala Tulio H 1 'D hi ano ~stnctamente econó-
1," 1.ld meJ'or 1 ~ penn ong 1, la Argentina dirigista se las ha
que os paIses centrales o que 'd
11"W .ina, 3 Es exacto que 1 ' l' sus vecinos e la periferia
t ¡ 1.1época, según han os re?dImenes u tenores han ensuciado a poste-
quen o, pero se trata de un dé d l' '
1111
os ura, y la guerra mu dial ' a eca a po mea-
n 1 VInO a Oscurecer aún ms "
I11, '1" ' no faltaban señ 1 d d ' , n mas una SItuaCIón
, a es e esesperaclOn, como di' ,
1" d, Illtclectuales prestigi 1 emuestran os SUICI-
iosos y os tangos desga d ' '
1/1/1l.11a
he" (1934) de Enri S ' rra ores y cmICOS, como
, e nnque antos DIscépol 1 '
I 1111"
!I.didad y la insolencI' , di' o, que pone en a prcota
a Impune e a epoca,
11Ir mundial en los países neutrales
I 1/h111
estalla el conflicto europeo apare '
, cen senos desacu d 1
"" 1I11'S on relación al fut 1" di' er os entre os
uro po inco e pars Al 1
11,11'111
ra el presidente Orriz, uiere blec gunos, entre os que
11 Ild,I/J del sufragio Pero el p q id n rest~ ecer de manera gradual la
1"' id .nte Castillo: que es u~e:~c::~¡d:n er~~ ~ebe ceder su lugar al
1 1 1 ('gunda Guerra Mundial di idi fi
PartI
ano del fraude electo-
. 1 IVI Ira pro undame ti'
"d""ll.lr, las cartas del jue l' ' n e a os argentInOS
. " go po ltIco.
!"lIllrd )unlOde1940yd 1'" ,
e a InVaSIOn de Franci 1 '"
I 11IfllI.~, ada cual elige su b d ( " a por os e)ercItos
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i n e vuelva mund'al 1 d ,c uso antes e que
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d11 ( d . 191¡.1 Las preo " os sta os ru os en
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1'11111'II·j.• bl 011 los debates d 1" . . s van a mezc arse de
1 ,e po ltIca Intenor, cuando no los su _
1 lit I.I,~t ) la la Argen trna sigue con a . pe
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""1 pUSI n, -/ d sarrollo de las h ilid d . asma, pero
I OStI 1 a es, sus Intereses pr '
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e yacentua as angusnas de la
11 I
I I
1
1
36 ------------------EL SIGLO
DE PERÓN
opinión pública. Los argentinos combaten a travé~ d~ terceros inte~pu~s:os.
El país se convierte en campo de batalla de una e~pecle de g~erra fna CIVI~
La mayoría de la población argentina proVIene de Italia y de .Espan:.
La Italia fascista es uno de los países beligerantes; la España franquisra esta,
por su naturaleza y orígenes, en el bando del Eje Roma-Berlín -las co~u-
nidades oriundas de ambos países están muy divididas-o Así pues la unidad
nacional aboga por la neutralidad. Por otra parte, el Ejérci.to ~~gentin~ ha
sido profundamente modernizado y profesionalizado a pnnCIplOS de SIglo
por Alemania. Este proceso de germanización ~o se deb.ilitó por la derrota
alemana de 1918; se siguen manteniendo relaciones activas durante la Re-
pública de Veimar y el Tercer Reich. Esta "tutela mental" preocupa a las
élites civiles. En efecto, el Ejército se ha dado un modelo y una subcultura
a contracorriente de la sociedad argentina y de sus valores dominantes. Las
clases dirigentes mantienen relaciones privilegiadas con Gran Br~taña en
el sector económico y rinden un culto más desinteresado a Francia en las
artes y las letras. Son, por tanto, mayoritariamente proaliadas. Un ejérci.to
germanizado y una gran burguesía anglófila constituyen un factor de dIS-
cordia y de inmovilismo en el plano internacional. .
. En 1940 la guerra invade la vida política argentina. En adelante, las.~l-
visiones internas se verán a través del prisma deformado de la conflagración
planetaria. Ya no se es más conservador, radical o socialista, sino proaliado
o neutral. Por su parte, el presidente Castillo entiende que debe preservar la
neutralidad argentina y para ello está dispuesto a todas las alianzas políticas.
La opinión urbana, las clases medias en su conjunto son, sentimentalmente,
proaliadas. En Buenos Aires, el día de la ocupación de París por las tropas
hitlerianas fue una jornada de duelo. La entrada en guerra de los Estados
Unidos después de Pearl Harbor devuelve la esperanza al campo de las.de-
mocracias, pero también va a hacer más difícil el no alineamiento ar?en~l?o.
Los norteamericanos estiman que su seguridad depende de la solidaridad
absoluta de sus vecinos meridionales. Instan a los gobiernos de la región a
que rompan relaciones diplomáticas y co~erciales con los ~aíses de.lEje. La
Argentina acepta tratar a los Estados Unidos como un pa.ls no beligerante,
pero rechaza la ruptura con el Eje. Durante la Conferencia Interamer~cana
de Río de Janeiro (15-29 de enero de 1942), sólo dos países 110 se pliegan
a las exigencias de Washington: Chile y la Argentina. Brasil, por su parte,
declara la guerra a Alemania y a Italia el 22 de agosto de 1942.
ALAIN ROUQUIÉ _
37
. Para la Argentina pr~euro~ea, la independencia nacional es una polí-
tl~a de Estado, como tesnmOllla la actitud de Yrigoyen con ocasión de la
Pnmera Guerra Mundial. Ya desde la primera conferencia panamericana
convoc~da por los Esta~os Unido~ en Washington en 1889, la Argenri-
~a h:~la rechazado la formula antleuropea del presidente jarnes Monroe,
'Amenca para los americanos". Tampoco sedujo a los argentinos FrankIin
D ..Ro~~e~elt.cuando en los años treinta adoptó una política de "buenos
vec~nos destinada a calmar las tensiones en la región. En Buenos Aires no
~ Slent~n par~ nada vecinos de Washington. Pero esta diplomacia tradi-
ional, l~translgente y altanera parece ignorar las mutaciones geopolíticas
de lo~ an,?s cuarenta. Los Estados Unidos, que ya eran el primer país in-
dusrrial, arsenal de las democracias" en guerra, se convierten, al terminar
'l.co~flicto, e~ la ?rimera potencia mundial, y por mucho tiempo. Gran
Bretaña, metropolrs del pasado, cede su lugar y su superioridad a sus anti-
puas colonias.
El golpe de Estado de los inocentes
1,'1
4 de j.unio de 1943, ocho mil hombres en armas dirigidos por sus ofi-
ulc dejan sus cuarteles de Campo de Mayo por Buenos Aires. No es el
Jl1onunciarniento de un general golpisra, sino un golpe de Estado institu-
I Il)n.~ ~l que depone al presidente Castillo. ¿Esta intervención pretoriana
'.1 ulJ'Iglda c~ntra un jefe de Estado neutral o COntra su sucesor designado
",11.1
las eleCCIOnes
de 1943? Este último, Robustiano Patrón Costas, presi-
di II(, del Senado, es un magnate azucarero de la provincia tropical de Sal-
I 1 Anacrónico patrón de campo que trata a sus peones como esclavos, es
".11.1
algunos un "negrero", contrario a cualquier democracia. Se dice de él
1111
11I.~o
que es proalemán porque habría empleado como capataces en sus
110
II,ISdc El Tabacal a los marinos alemanes sobrevivientes del acorazado
« " rI Sp e, hundido en el Río de la Plata en enero de 1940. Pero el terra-
1IIIIll salteño es, por otra parte, un industrial, y los industriales tienen
"/1 lIt '11 sidad de bienes de equipamiento que sólo los norteamericanos
I 111 11 ndi i n de suministrarles. Produciendo para el consumo in-
1,11111
',1; 111
:no,' pr o upado por asegurar las Oportunidades y las comuni-
1111111
' 11.1('1.1
I'.uropa [uc los xp rtadores de carne y de cereales. Patrón
11
Irl
38 ------------------EL SIGLO
DE PERÓN
Costas debería entonces inclinarse más bien hacia la ruptura de relaciones
con los países del Eje. Pero es también partidario. a.el fraude ,;lec~~ral, pues
es ardientemente contrario al secreto del escrutllllO y a la accion derna-
gógica de los partidos". ¿Ambiguo o inconsistente? No ofrece gara~tías ni
para los rupturistas ni para los neutrales, además de que nunca dijo para
dónde iban sus simpatías.
El sentido del golpe de Estado está pues lejos de ser claro. La proc~a-
mación "revolucionaria" del 4 de junio condena el "fraude" y los personajes
siniestros que se aprovecharon de é1.4
Es el estilo ~e l~s r~dicales c~and?,
denuncian la "Década Infame". Una referencia a la solidaridad amencana
lleva a pensar en una intervención de signo rupturista. ~l presidente desig-
nado por las legiones, el general Arturo Rawson, muy ligado a los conser-
vadores y a la élite establecida, reemplaza a Castillo, jefe de Estado ~eutral
-así que la movida militar parece a favor de los Aliado~-. La Embajada. ~e
Alemania está inquieta. De hecho, se ha entrado en un tlempo de.confuslOn
y de idas y venidas. En efecto, el liberal Rawson ~e:evela de forma llles~erada
como católico militante y, por tanto, según el código de normas de la epoca,
próximo a los neofranquistas. En su primer disc~rso cond~na;, en efecto~ la
educación laica de la "juventud alejada de la doctnna de Cristo . ¿Ha cedido
a las presiones ideológicas procedentes de filas militares? ¿Ha perdido la con-
fianza de los oficiales de la "revolución" porque se inclinaba por la ruptura,
o bien ha sido echado de la presidencia debido a la simpatía por el Eje de las
personalidades previstas en las carteras ministeriales? Sea c~m~ sea, ~awson
presenta su dimisión el6 de junio sin haber llegado a consnturr gobierno.
El ministro de Guerra de Castillo, general Pedro P. Ramírez, asume la
presidencia. Desde 1930 es considerado como antiliberal y naci~nalista.
También se dice que sus prioridades son, antes que nada, profesionales.
Preocupado por el tema de la provisión de armamento, será en adela~~e
partidario de la ruptura. Su gabinete ministerial está compuesto. P?r ~IlI-
tares con excepción del Ministerio de Finanzas, que toca. a un dlstl~gUldo
dirigente de la Sociedad Rural, Jorge Alejandro Santam~nna, conocido por
sus simpatías hacia los Aliados. Las primeras declaraciones del flamante
jefe de Estado son vagas a ultranza, Desde ya trata de '?a cooperación l~al
con las naciones de América", pero mantiene la neutralidad. Por lo demas,
Ramírez destaca sobre todo en la arenga al soldado de cuartel y en la retó-
rica patriótica.
IwN ROUQUIÉ _
39
~ilitares proaliados y pro-Eje han hecho causa común para deponer a
J~st~llo.a~tes de la~ ~lec~ion~s trucadas de 1943. Así pues, con algo de im-
plovlsa~IOn, la polltlca llltenor en cierto momento ha sido determinante
p:1r~ulllficar d.e maner~ provisoria las filas del Ejército. La mayoría de los
nnclales r,e~udlan, ~n dI.versosgrados, toda la política del régimen, inclui-
da '" política exterior, sin ser por ello proaliados. Ciertamente, se trata de
()~ iales con esa"sen~ibili~ad ~?Sque han ejecutado materialmente el golpe
ti • ~~tado. Lo~, nacIO~~I:tas '. que se han atribuido a posteriori un papel
lit .ISI~O
en la revolucIOn, bnllaban por su ausencia en la jornada del 4
j
I
.J u.nlO.¿Acaso los oficiales rupturistas les sacaron las castañas del fuego a
los dlscre~os c?mpl~tadores de una logia nacionalista partidaria del Eje, el
(, "U (mlStenosa SIgla que significa, sin duda, "Grupo de Oficiales Uni-
dos ), qu~ se estaba gestando cuando tuvo lugar la intervención armada?
El rruto del papel! del poder de esta sociedad de oficiales superiores
'1' (.' be a u~ nombramiento en el Ministerio de Guerra que pasó desaper-
I,dlldo o casr en aqu~l momento: "El coronel de infantería Juan Domingo
I •ón es nombrado Jefe de la secretaría del ministro de Guerra" 5 es decir
./lIl' .ror del gabinete. El puesto, relativamente modesto, es crucial. Cons~
IIII1Y. u~ lugar de poder y un argumento irresistible para que los oficiales
di I 1:)é:CIt~se comprometan a jurar fidelidad al gobierno militar. Todo en
I MlJll.ste~lO
pasa por las manos de Perón, que conoce todo 10 que sucede
111 tI ')érclto. Además, el ascendiente que tiene el coronel sobre el mini s-
"11 ti' uerra, general Edelmiro J. Farrell, 10 hace muy influyente. Detrás
di los generales anodinos se encuentran los coroneles ambiciosos. Yesos
'11011 .lcs son.a menudo los comandantes y capitanes uriburistas de 1930,
1'11110 ' , ~reClsamente, el caso de Perón. No es casualidad que la fecha del
" dI' .~'ptiembre de 1930, día del pronunciamiento del general Uriburu,
1',1 .1 • '1' conmemorada como fiesta nacional. Más tarde, en un discurso
I '? 5, Perón dir~: "El GOU era necesario para que la revolución no se
'1.I.n de '' ruta, Igual que la revolución del 6 de septiembre".6
I:():~
ofiCIalesagrupados en el GOU fueron sin duda sorprendidos por
" IIIIII(:U"S que ?O pensaban como ellos -pero desorganizados y sin ob-
11 11 '~I '11 definldos-. Los dirigentes del GOU van a abultar por todos
1" IIh'dl(~S la parte desempefiada por la "logia" en la organización de una
111111 ('11 '1(')11 d· la qu a. umcn la total y exclusiva paternidad. Así, Perón
Id/lidH.1 1 ~( mismo h r 'da ión de la proclama revolucionaria del 4 de
11
I
40
__________________ EL SIGLO DE PERON
junio, que habría escrito febrilmente en la noche precedente, lo cual está
muy lejos de comprobarse. En la volada también se atribuyó el títu~o de
cc - e de Estado Mayor" de la revolución. Luego los coroneles han difun-
Jefe . Ía i d
dido, para intimidar a la clase política y a sus supeno:es, a Imagen e un
GOU tentacular e irresistible, que todo lo había plamficado y controlado
en la organización del golpe de Estado. Por ello. no sorpre~de que esta
reescritura de los hechos haya dado libre curso a mterpretacIOnes rocam-
bolescas, e incluso delirantes, del 4 de junio de 1943. .
Los coroneles han cosechado lo que ellos habían sembrado e inclu-
so más. Este modesto y afamado GOU no fue nunca una "poder~sa red
nazi" en el seno del Ejército Argentino, trabajando para la conquista .del
continente por Hitler, como imaginó la propaganda de sus adve:sar~~s.
La historia conspirativa es, generalmente, como se sabe, una conSpUé1.CIOn
contra la historia.
La inasible y misteriosa "logia" sobre la cual existe u~a literatura abun-
dante y polémica, apologética e incluso histórica, fue pnm~ro y antes. que
nada un grupo de enlace bastante flojo entre jóvenes .~fi~Iales supen~res
decididos a restablecer la disciplina y la moral en el E)ercIto, Y. despues a
enderezar un país que la corrupción económica, política y socIalll~vaba,
según sus miembros, "derecho al comunismo"? El fantas~a del G?O y la
amplificación de su papel han servido mucho a Juan Dommgo Peron ~n su
búsqueda del poder. Sin embargo, es in~egable, según todos los, testI~o-
nios, que el coronel Perón es, si no el nervio motor, al menos el przmus inter
pares de ese club cuyos veinte fundadores se encuentran re~ularmente para
compartir sus inquietudes. Perón impresiona a sus com~a~eros por l~ ~la-
ridad de su expresión y de sus conceptos, por sus conOCImIentoS pO~I~lCOS
e históricos de profesor de la Escuela Superior de Guerra y de gran VIa),ero.
Joven y brillante oficial diplomado del Estado Mayor, en 1938 fue envIa~o
a Italia para un período en las tropas de montaña, antes de ser no~brad~
agregado militar adjunto en Roma. Antes de su ~egr.e~o a la Argentl~ayaso
1 España de Franco. Volvió lleno de admuaCIon por Mussohlll Y el
por a IV" M d
nuevo socialismo nacional y antimarxista que florecía en e I~)O, ,un O.
Incluso un cuarto de siglo más tarde," nunca escondió su fa~~maclOn, ~or
el "nuevo orden" europeo, por la experiencia de países dond~ se resolv~o la
. , 'al" y "el comunismo ha sido vencido". Los ofiCIales argentmos
cuestion SOCl . .
en su mayoría no se entusiasmaron nada con Hitler o Mussohlll, cuyas
AuúN RouQUIÉ ------------------- 41
movilizaciones populares o paramilitares les disgustaban, pero veían con
buenos ojos los Estados autoritarios que imponían "la armonía entre los
r: ctores de producción" y los ensayos de organización corporativa del Dr.
. lazar, en Portugal, o de la Carta del Trabajo de Vichy.
Así, el mito difundido por la propaganda de los Aliados de un proyecto
para instaurar una cabeza de puente del Eje o un santuario nazi en la Argen-
Iina no se sostiene. Sobre todo, nos da la medida del caldeamiento de las pa-
~i nes y del desprecio a la verdad que trae siempre la guerra. El golpe de Es-
rudo de junio de 1943 se produce cuando las tropas del Eje reculan en todos
los frentes ante el avance inexorable de los Aliados. Van Paulus ha capitulado
en talingrado en enero de 1943. Los japoneses son vencidos en Guadalca-
nnl en febrero. En julio, Mussolini pierde el poder. Los Aliados que están en
[rica del Norte desembarcan en Sicilia, mientras que el MrikaKorps se bate
I n retirada ante las tropas británicas de Montgomery. La prensa y la radio
d.ln cuenta de este revés. ¿Cómo profesionales de la guerra y de la geopo-
lit i a pueden estar tan ciegos o iluminados para pensar en volar en ayuda
dc los derrotados? También la germanofilia tiene sus límites. Los oficiales
.11' ntinos no son ideólogos militantes. Su nacionalismo autoritario obe-
d . a otras preocupaciones más allá de la victoria de un modelo político.
I:IIHOen los ambientes militares como entre los dirigentes de la economía,
1partir de esa época ya no se pregunta más quién va a ganar la guerra sino
úmo la Argentina obtendrá la paz. Es decir, lo que será del país cuando se
11'" ine el conflicto.
a prioridad es prever y preparar la posguerra con el fin de evitar una
'.I.',imción" revolucionaria similar a la que estalló en 1918-19. La Argentina
1'11Ida muy bien ser la víctima de la posguerra. La industrialización fornen-
1.111.1
'11 los años treinta, en respuesta a la Gran Depresión, ha modificado
IIIIISid rabie mente el paisaje económico y social del país. Desde 1935 el
11m d la producción industrial sube más rápido que el de la agricultu-
1,1 1sn ] 943, la contribución de la industria al producto nacional supera
11Ir.rm .nte al sector agrario. Con la guerra, las importaciones se hunden,
11111
11
Ira S acumulan los resultados positivos de la balanza comercial. La
(111
lIt' di nninución de las importaciones durante el conflicto da un nuevo
1III(lIdso a L industria, que está frenada por la imposibilidad de adquirir los
1111
I1 el piral indi p n able para su desarrollo, Yes que se ha detenido
1Il,·tillli·lllo: k 19,( al 'Í .lohasidodeI13%,contrael23%enlos
1,
42 ------------------ EL SIGLO DE PERON
seis años anteriores. La producción manufacturera, que había progresado
un 43% entre 1933 y 1939, alcanza sólo el 27% durante el conflicto.
En esas condiciones no es extraño que los salarios marquen el paso.
Desde 1939 el salario real no varía casi nada, mientras que el país conoce una
oleada de suba de precios inusitada para la época, debido a la escasezde algu-
nos productos importados y a la especulación sobre los productos de pri-
mera necesidad, como el azúcar. La relación de las fuerzas políticas nunca
ha sido tan desfavorable para las capas asalariadas como bajo la presidencia
de Castillo. El malestar social se manifiesta mediante numerosas huelgas
que no obtienen resultado. En 1942, el número de despidos laborales es
más del doble que en 1930, y las jornadas de trabajo perdidas por paro, el
triple. Esta ebullición se produce en el seno de un mundo obrero en expan-
sión y mal integrado, cuya composición está en proceso de cambio. En 1914
la mayoría de los salarios de la industria provienen de la inmigración. Esta
se ha detenido. El número de los obreros que provienen del "interior", con
frecuencia de origen rural, se ha acrecentado de manera notable. Las zonas
urbanas donde se han establecido la mayoría de las industrias conocen un
fuerte empujón demográfico. La Capital Federal reúne más de 4 millones
de habitantes, o sea, casi el 30% de la población total del país. Casi el 30%
de esta población ha nacido en las provincias del interior, contra el 16% en
1930. Buenos Aires acoge anualmente setenta y dos mil recién llegados na-
cionales, entre 1936 y 1943; esa cifra era de ocho mil entre 1895 y 1936.9
A los ojos de los militares la situación política es infinitamente más pe-
ligrosa que en 1919. La necesidad de imponer un régimen que sea capaz,
por su fortaleza institucional y por su autoridad moral, de resistir a las tur-
bulencias sociales previsibles ha reunido así a los funcionarios nacionalistas y
liberales, a los activistas y a los apolíticos. Desde 1941 se está formando una
Unión Democrática Antifascista. Reúne a todos los partidos proaliados bajo
la égida del Partido Socialista y de los radicales yrigoyenistas. El Partido Co-
munista, con ocasión de su X congreso, en noviembre de 1941, aprueba sus
principios. Castillo queda aislado; el fraude es insostenible. Pero si las elec-
ciones son transparentes, ganará un frente popular -como en la España de
1936-. Cuando las masas obreras insatisfechas y disponibles de los suburbios
industriales se dejen seducir por las "ideologías de avanzada" tendrá lugar el
incendio evitado en 1919. Uno de los fundadores del GOU me confirmará
que lo crearon para "preparar la lucha contra la marea comunista que iba a
ALAIN ROUQUIÉ --- _
43
. incidir con el fin de la guerra mundial".'? El segundo número del boletín
J 1 GOU precisa que el Ejército "será el antídoto del veneno de la alianza
8 'udodemocrática constituida por elementos comunizantes".'! La hydris de
la subversión está por todas partes. Es preciso actuar.
FJ ascenso irresistible del coronel
1) .spués de las vacilaciones que acabamos de ver, el gobierno de ficto ha
tomado un rumbo decididamente nacionalista y antiliberal, hacia un "orden
fllf 'vo" autoritario. El jefe de Estado, general Ramírez, no tiene cabeza de
polftico, Es un presidente estrecho, de apariencia rígida, que va en la direc-
I ¡<'In que marcan los acontecimientos. En los primeros tiempos instaura una
,1¡~iplina de cuartel. Se disciplina a los sindicatos combativos; se lleva presos
f los comunistas y se acrecienta el presupuesto de Defensa. Pero es preciso
'1111 eder a este gobierno pretoriano cierta legitimidad ideológica que pueda
11I!ificarla neutralidad exterior y el orden moral en el interior. Para ello,
1.1mfrezva a pedir la colaboración directa de la extrema derecha civil. Junto
I los ultra del catolicismo que desde el Ministerio de Educación Pública
'1'" -ren "recristianizar el país" y "extirpar las doctrinas del odio y el ateísmo"
 1011 grupos nacionalistas neofranquistas toman la dirección del Ministerio
,1, I Interior y del Ministerio de Relaciones Exteriores. La alianza de la espada
II hi po con los admiradores del yugo y las flechas falangistas identifica a
1, ""'1 'va" Argentina. La neutralidad quedará como expresión del naciona-
l, 1110 argentino que hunde sus raíces en la "esencia católica" y la "tradición
111 1'.ni a" de la nación. Las universidades son depuradas de sus profesores
Id11 f.11 • , los funcionarios "prodemocracia' son revocados. El 31 de diciem-
1,,, lil' 1 43 un decreto establece la enseñanza religiosa obligatoria en todos
1,1 I vrnbl cimientos escolares primarios y secundarios, dependientes de la
""111 idnd de la jerarquía católica. La victoria sobre el "demoliberalismo" es
[lIlIlpl·I:'. Pero la Argentina evoluciona pe!igrosamente a contracorriente y
11 111111 rn d I tiempo.
1.1 Ar r ntina está aislada mientras las fuerzas del Eje van de derrota
11 .1, unrn. El d s mbarco de junio de 1944 en Normandía entierra en las
Id, 11.11 jOI1:disl:'s la sp iranza de una victoria alemana. El gobierno militar
",. "dll 11 ~II Sil' 10 purif ador d "revolución nacional" descubre una
44 ------------------EL SIGLO
DE PERÓN
inquietante realidad. Las Fuerzas Armadas quizá han cruzado el Rubicón
para nada. Sin embargo, abandonar el poder sería, o bien un retorno al
statu quo del fraude y de la corrupción conservadora, o bien el salto a lo
desconocido de elecciones libres y de una posible victoria de la "subversión
marxista". Volver a la situación anrerior al4 de junio desacreditaría al Ejér-
cito. Y ocurre que la posguerra es un asunto demasiado grave y peligroso
para confiado a los civiles, más aún si son de izquierda. En esa situación
dramática en que la Argentina queda fuera del continente y ya se ve como
un paria internacional, es preciso entonces ceder en parte y pasar la pági-
na de una neutralidad insostenible, litigando, especialmente, a favor de la
participación en el esfuerzo bélico con Gran Bretaña.
Con el pretexto del asunto del espía alemán y de un incidente diplo-
mático manipulado por aquellos que lo habían organizado, la Argentina
decide por fin romper las relaciones con Berlín, y luego con los otros países
del Eje, el 26 de enero de 1944. Para los nacionalistas en el poder, se trata
de una traición. Los coroneles del GOU están indignados por este "acto
de cobardía política" contrario al honor militar. Exigen la dimisión del
presidente Ramírez, a pesar de que es el "nervio y cerebro de la revolución",
según el texto fundamental de su agrupación. Para asegurarse la continui-
dad y evitar complicaciones diplomáticas es reemplazado por el vicepresi-
dente, general Edelmiro Farrell, íntimo amigo de Juan Perón. Este último,
evidentemente, no se ha opuesto al golpe de los coroneles contra el pálido
ocupante de la Casa Rosada. Sin por ello combatidas, no ha tenido nunca
demasiada simpatía por las ideologías nacionalistas. En nombre del prag-
matismo se distanciará enseguida de ellas. Perón responde a un periodista
uruguayo que le pregunta a propósito de la situación internacional: "Nues-
tro país no es un punto aislado en el espacio, como parecen creer nuestros
nacionalistas, sino que forma parte integrante de nuestro mundo en pleno
cambio. Si no queremos naufragar, debemos subir con la marea"." Parece
que es su regla de conducta desde junio de 1943 y se atiene a ella.
Perón permanece discreto pero activo. Por sus funciones en el gabinete
del ministro de Guerra, maneja con mano firme el cuerpo de oficiales. Por
petición propia, el 27 de octubre de 1943 es nombrado jefe del Departa-
mento Nacional del Trabajo, una oficina oscura, sin poder y sin medios,
que depende del Ministerio del Interior. "Un juguete aburrido del qu
se cansará pronto", habría dicho el general Ramírez, asombrado por e la
I AIN ROUQUIÉ ---------- _ 45
unhición inusitada en un militar. El coronel organiza y desarrolla el De-
I'oll'tamento, que se transforma rápidamente en la Secretaría de Estado de
11.1
bajo y Previsión Social; todo un programa cuando menos inesperado
11101 seno de un gobierno que maneja el mundo del trabajo mediante la
11
pl' sión.
Perón, al igual que muchos de sus compañeros, es consciente del ea-
1.11
t '1'explosivo de la situación social y de los riesgos de la posguerra. No
1p,lIorala fuerza de los sindicatos en plena pujanza reivindicativa. Como
11111
.hos jefes de unidad militar, también él pudo constatar, en el marco
111
1S rvicio militar obligatorio, el estado de salud deplorable de numero-
11 onscriptos, particularmente en las zonas rurales, y la malnutrición de
1'.111
' de la juventud. Una política social generosa permitiría reforzar los
11ortes de la defensa nacional de este país, rico exportador de productos
rlnucntarios. Es el tema que va a desarrollar en un discurso pronunciado
111.1Plata con ocasión de la inauguración de una cátedra de defensa na-
11111.11,
que hizo correr mucha tinta. 13 En él se dice especialmente: "La de-
11.1nacional es así un argumento más que debe incitamos para asegurar
k-li idad de nuestro pueblo". Idea nueva en este país.
1"1régimen militar está en levitación. No durará mucho si se apoya
1111
l'11la fuerza. La revolución antibolchevique está en curso y necesita el
lit 1 () de las masas. De manera paradójica, las "clases peligrosas" son las
1 1111
.,~(lue aún están disponibles. A pesar de los esfuerzos de los partidos de
I 1I11'Iirda, el proletariado de las ciudades y del campo está ampliamente
l. I'0litizado. Ante un periodista chileno de El Mercurio, el flamante res-
"11.ibl de Trabajo declara con un estilo neofalangista impetuoso: "Yosoy
111rudi alista y, como tal, anticomunista. Pero creo que hay que organizar
I 1111111
¡ del trabajo en sindicatos. No permitiré la acción de elementos
1,'1 rsiv o de agitadores"." El decreto que crea la nueva Secretaría de
1 1It lo 1 Trabajo le asigna en efecto la atribución de "adoptar las medidas
11 • 11.1
1:1,para una mejor armonía entre las fuerzas productivas".
1.ISma 'as alborotadas siempre prestas a seguir al pastor malo deben
1 11l'"anJadas. Organización, control y justicia social deben ir a la par.
1111111
vil l'. tatue de los sindicatos prevé un solo sindicato en cada rama de
11ul.ul, lotnd de personerla gremial, reconocida por el Estado. Recibe
I 111111.1
ohli ':tI rin de t do los asalariados del sector. Dichas asociacio-
, IIIII/I·,¡oll.dl'st•.
~l: 11
som nidas a la supervisión de los poderes públicos en
46 ------------------EL SIGLO
DE PERÓN
sus finanzas, en sus asambleas y en sus manifestaciones. Para poner en su lu-
gar al nuevo sindicalismo estatizado, Perón ha redutado algunos hombres
de la izquierda que comparten sus temores y sus objetivos. Sus colaborado-
res sostienen sindicatos minoritarios contra las organizaciones obreras de
izquierda y crean sindicatos paralelos, los únicos reconocidos. Por últ.imo,
no se excluye la violencia cuando se trata de encontrar la sede o los bienes
de una federación recalcitrante.
Es cierto que la dictadura facilita estas reclasificaciones sindicales for-
zadas. Los sindicalistas de la izquierda intransigente están presos o fuga-
dos. Además, el Partido Socialista y el Partido Comunista frenan la com-
batividad obrera para no perjudicar al Patronato "demócrata", es decir,
proaliado. La victoria antes que nada. Pero la amplit~d de las m~di~as so-
ciales promulgadas manifiesta la eficacia del paternalismo ~utontar~o. Sus
beneficiarios se sorprenden con frecuencia de que un gobIerno calificado
de "nazifascista" permita tales adelantos sociales. Bajo la égida del coronel
se crean dos millones de cajas de jubilación de trabajadores así como los
tribunales de trabajo'- Las convenciones colectivas se extienden a todas las
ramas de la actividad. La legislación cubrirá en adelante los accidentes de
trabajo y de salud. Se dota al personal de trabajo doméstico de un estatuto
con derecho al descanso semanal, al igual que a algunos empleados del
pequeño comercio. La sindicalización se autoriza y hasta.se alienta en los
sectores en los que estaba prohibida. Las empresas de CIerta talla deben
disponer de delegados de taller o de fábrica. En menos de dos años, el go-
bierno militar aporta respuestas a reivindicaciones que hasta ese momento
habían sido rechazadas.
Pero la medida más audaz y más sacrílega para la clase dominante va a
ser el estatuto del peón rural, aunque el decreto que lo establece nada tiene
de revolucionario. Prevé un salario mínimo, fija los horarios de trabajo y
establece el descanso dominical, las vacaciones y las indemnizaciones por
licenciamiento. Este estatuto, que reemplaza la buena voluntad del patrón,
revoluciona las relaciones sociales paternalistas propias del campo argenti-
no. El Estado se mete así en las estancias y viola la propiedad privada. Por
eso, es recibido como una verdadera revolución y desencadena un odio
tenaz contra el coronel subversivo.
El peronismo todavía carece de nombre, pero es ya una realidad en 1
terreno. El omnipresente coronel se ha esforzado, como hemos visto, por
ALAIN ROUQUIÉ - _
47
convencer a sus camaradas oficiales de lo bien fundado de su acción social.
Va a tratar de hacer lo mismo con la patronal. En un discurso en la Bolsa
de Comercio, el 25 de agosto de 1944, expone sus puntos de vista sobre la
paz social mediante la organización Controlada de los trabajadores y la in-
tervención del Estado. "La seguridad contra la agitación es la organización
de las masas. Ya el Estado organizaría el reaseguro, que es la autoridad ne-
cesaria". Los grandes principios que deben presidir la reorganización eco-
nómica y social del país se encuentran así resumidos en el enunciado de los
bjeti~os del Consejo Nacional de Posguerra que él preside. Allí se dice que
el gobierno buscará realizar "el pleno empleo" y un "justo equilibrio entre
1 s Intereses y los factores que intervienen en la producción [... ] y por la
olaboración entre los organismos patronales y obreros la humanización
lel capital y el mejoramiento de la vida de los trabajadores".
En cuanto al coronel Perón, ha seguido su ascensión jugando hábil-
mente entre rupturistas y nacionalistas, y evitando sobre todo adherirse a
11/1
clan o a una facción ideológica. No porque se haya situado, de entrada,
por encima de la pelea, hazaña imposible para quien se encuentra en su
posición, sino porque dejó a otros las decisiones cruciales, sin ponerse en
pl irner plano. Ha dejado que la marea lo lleve, y la corriente lo ha llevado
IIIUyalto. Habiendo descartado a uno de sus rivales, Perón acumula en
II)tf funciones raramente unidas en un solo hombre: es vicepresidente
ell la República, ministro de Guerra y secretario de Trabajo. Un simple
i urone] que está en la cima del poder. Pero el régimen es de una extrema
1I,lgilid.ad.I:I0stigad~ p~r los demócratas y pro aliados, abandonado por
1" 1:1ionalistas Iascistoides, ha engendrado con sus últimas grandes deci-
It III('Sde política exterior un grave descontento en el cuerpo de oficiales.
Para muchos militares el gobierno de la revolución ha abjurado de sus
1" 1111
ipio constitutivos y reculado en lo esencial: la soberanía nacional. La
/111'"11':1
de relaciones con el Eje fue un renunciamiento, pero la declara-
Itln Il' uerra a Alemania el 27 de marzo de 1945, algunas semanas antes
1, 11 ,11i1U lación sin condiciones del 8 de mayo, es para ellos un deshonor.
I 11 '11(I'ada n guerra in extremis, después de la Conferencia de Yalta, fue
111
,111.1
'11 ondiciones poco gloriosas, el interés nacional y las circuns-
111
1.1 -xt .riorcs n permitían de ningún modo otra salida, sino aceptar
IH' 11 11('II(il1[1
fll 'S' tratada igual que los países vencidos y excluida por
I " 1IIIIIpOd" 1:1'oll1uni lad int rnacional. En efecto, el 21 de febrero
48
__________________ EL SIGLO DE PERON
(quince días después de Yalta) se reunió en el Pal~cio de Chapultepec. en
México, la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y
de la Paz. La Argentina, que no había puesto por obra sus compromisos de
defensa hemisférica, no estaba invitada. Pero se acordó de que, si firmaba
el Acta de Chapultepec y declaraba la guerra a los países del Eje, sería de
nuevo admitida en el concierto de las naciones americanas. Los Estados
Unidos, por razones geopolíticas, frente al auge soviético, incluso estában
dispuestos a patrocinar la entrada de la Argentina en las Naciones Unidas.
Por otra parte, el final de la guerra no es para nada propicio a las
dictaduras. Un viento de libertad sopla sobre el mundo de Occidente. Y
en América Latina las dictaduras civiles o militares caen, una tras otra.
En Guatemala, El Salvador, Venezuela e incluso en Brasil, donde Getu-
lio Vargas -proaliado que ha obtenido sustanciales beneficios militares y
económicos al estar al lado de los Estados Unidos en la guerra- es derro-
cado en noviembre de 1945. Para los que tienen el poder en Buenos Aires,
obligados a convocar a elecciones, sólo hay una salida honrosa: suscitar en
sus rangos una candidatura, la de un hombre conocido y que disponga de
cierta popularidad. Dentro de la monotonía de los dirigentes uniformados
sólo uno destaca: el coronel Juan Domingo Perón.
Ya es Perón mucho más que un coronel de Infanrería que desempeña
altas funciones en una dictadura militar a la deriva: es un hombre político
dedicado a construir su imagen más allá de sus relaciones con los sindica-
listas dóciles y agradecidos; es el alma del gobierno, es decir, está en todas
partes. Un terremoto ha derruido la provincia andina de San Juan el 15 de
enero de 1944. Él está en la brecha. Organiza el socorro, solicita la solida-
ridad del pueblo, recolecta fondos. Claro que hay inquietud por el destino
de los treinta y tres millones de pesos recogidos y se hacen bromas sobre el
simpático militar, pero su nombre está en los labios de todos. El ministr
recorre el país. Así, por ejemplo, el 30 de mayo de 1944 está en la provin-
cia de Córdoba, donde inaugura unas instalaciones militares y preside una
asamblea sindical: los dos pilares del peronismo en gestación. Perón y sus
colaboradores van a usar un nuevo medio de comunicación política p;-¡r:
acceder al mayor número de personas: la radio. La Argentina ha desarrolla
do sobre su inmenso territorio despoblado una red radiofónica que "l i
ese entonces, la segunda del mundo, después de la estadounidense. '..11 [u
nio de 1944 Radio Belgrano comienza a trasmitir Ir s v 's pOI" mana (11
ALAIN ROUQUIÉ -------- _
49
programa de hora y media llamado "Hacia un mejor porvenir", animado
por Eva Duarte y consagrado a la obra social del coronel Perón. El libreto
es de Francisco Muñoz Azpiri, pluma amiga del clan Perón. Eva, una jo-
ven actriz sin éxito, tiene lindos ojos, carita preciosa, voz mediocre y poco
talento. Pero es ambiciosa y busca protectores que la hagan adelantar en su
carrera que, hasta ese momento, no ha pasado de papeles secundarios en
novelas radiofónicas melosas. Gracias a la catástrofe de San Juan ha encon-
trado a su príncipe azul, el imponente y prestigioso coronel. Convertida
n compañera del poderoso ministro de Guerra, desde entonces será una
locutora muy solicitada.
. Mien.t~·asPerón prepara el futuro -y el suyo en particular-, el go-
hierno militar ha perdido la iniciativa y ha debido llamar, mal que le
pc e, a elecciones generales. Como los partidos no tienen confianza en el
gobierno "nazifascista", exigen que dimita y que se traspase el poder a la
( orte Suprema, con el fin de garantizar la libertad de las elecciones. Esta
ruvtitución, que ha rechazado varios decretos sociales de avanzada, es
1I111y impopular en el mundo del trabajo. La patronal, por su lado, no ha
hh onquistada por la estrategia conservadora de posguerra del coronel
,d enfrentada a su política laboral. Un manifiesto de la industria y
1 I mercio denuncia, entre otras cosas, los irresponsables aumentos de
11.11 io . La Confederación de Sociedades Rurales exige la abrogación del
1.11111 del peón rural que "elimina la autoridad jerárquica del patrón".
1111 ~I parte, los beneficiarios de los adelantos sociales concedidos por
1 11 iim n militar ven con inquietud que se prepara la revancha de la
111111.11. Del lado de los militares no hay temor. Pero el tono antirnili-
1I 1.1 l· las manifestaciones de la oposición, los insultos proferidos en
di  ' ntra los oficiales, disparan un movimiento reflejo corporativo.
'"11 1 1.1 h tilidad de los Estados Unidos y la subida de poder de Brasil,
111111111 • 1. solidaridad con la obra de la revolución. Pero la obra reali-
11 1'"1 '~l:l S bastante pobre. Y casi todo lo que queda de ella es fruto
11 11 I ¡¡'111 • P ífica de la Secretaría de Trabajo, como testimonian las
I I dI 11', nsport , con ocasión de las movilizaciones en favor de los
• 11 ti lns n entraciones sindicales de apoyo delante de la sede
I 1I 1.11 .1 ti . ESl3d .
1'1 11 1m militar s n aprecian el activismo invasor y político del
1 111 11 I'nlflil. M 'i:ll. qu h a contra su sentido jerárquico, Perón
1
,1
50
__________________ EL SIGLO DE PERÓN
queda como su única opción. Entonces, a pesar de eso, tienen que darle
su confianza y ratificar, aunque sea tácitamente, las 'audaces maniobras po-
líticas que el coronel va a realizar para mantenerse y ganar las elecciones.
Volviendo de algún modo a los equívocos del 4 de junio, Perón apuesta
por un acercamiento del régimen con el Partido Radical. Su familia.era de
tradición conservadora, y él declarará más tarde haber votado a Yngoyen
en 1916, sin dudar en presentarse como heredero del primer jefe de Estado
de la Argentina democrática, a pesar de haber sido un fogoso ejecutor del
golpe de Estado de septiembre de 1930 contra el presidente radical. El
ambiente militar puede verse representado, ciertamente, en la neutralidad
intransigente de Yrigoyen en la Primera Guerra Mundial. Pero la estrategia
peronista tiene otra motivación principal: es que la Unión Cívica Radical
es el único partido político en condiciones de ganar las elecciones que
tiene una vocación de mayorías. Así pues, los radicales van a ser llamados
a integrar el gobierno. No son personalidades de primer plano las que
han respondido al canto de sirenas del coronel. Sin embargo, debido a su
diversidad, representan un amplio abanico de la sensibilidad radical, aun-
que la dirección del partido siga sosteniendo una oposición sistemática e
irrevocable contra el régimen.
Un notable radical y estanciero de la provincia de Corrientes, Juan
Hortensia Quijano, ligado al clan Alvear, recibe la cartera del Interior. Un
yrigoyenista de Santa Fe, Armando Antille, es ministro de Finanzas. Juan
Isaac Cooke, exdiputado radical antifascista y proaliado -deseoso, según
dicen, de establecer buenas relaciones con Washington-, es nombrado en
Relaciones Exteriores. Este giro político causa de nuevo reacciones en el
Ejército. La Armada, de reclutamiento más tradicional, desde 1943 está
escandalizada por la política social "subversiva" del gobierno. Tampoco en
el Ejército Perón tiene apoyo unánime. Además de sus rivales de siempre y
de aquellos a los que ha barrido, a los militares argentinos les repugna ver
a uno de los suyos solicitar el apoyo de un partido político execrado. Por
si fuera poco, comete el error de vivir maritalmente con Eva Duarte, joven
actriz de pasado dudoso. Para el mundillo militar, conformista y apegado
a las formas exteriores de las "buenas costumbres", muy influenciado por
la doctrina de la Iglesia católica, Perón lleva una existencia escandalosa.
Pero su posición es tanto más crítica y criticada en las mess y los clubs d
oficiales, donde se murmura que el hombre fuerte del r gim -n ha aíd
•••
ALMNRouQUIÉ---------------- _ 51
bajo la influencia de la familia Duarte, y que el hermano de Eva, Juan, se
dedica al mercado negro.
Y, sin embargo, Perón es un militar de cuerpo entero. Tiene una visión
del mundo que es la propia de su profesión, como también lo son sus va-
lores. Lo hicieron del mismo molde -colegio militar y Escuela Superior de
Guerra- que sus pares. Ama los desfilesy no deja de poner un punto de honor
en ir siempre vestido con perfecta elegancia, tanto de uniforme como de ci-
vil. Mantiene su forma física con esmero y recuerda sus hazañas deportivas
en esgrima, boxeo y esquí. Pero no tiene ni la rigidez triste, ni la religión de
los reglamentos, ni la retórica patriótica vacía de sus compañeros de armas.
Perón es un hombre jovial y vivo, que sabe ser directo y familiar. Su senci-
llez lo hace simpático para los civiles. Se muestra atento con los humildes
que reconocen su autoridad. Su sonrisa explosiva, que pronto se hará "au-
tomática", parece dade derechos. Motejado, al principio de su ascendente
carrera, como "coronel Kolynos" (como la marca de dentífrico), pronto se
convertirá, para sus adversarios, en el inquietante arquetipo del "hombre
de la sonrisa". El "coronel de los trabajadores" tiene facilidad de palabra.
Improvisa con aplomo y audacia incluso sobre aquellos temas que no le
resultan familiares, lo que irrita a sus colegas. La facundia de este oficial
superior desinhibido pasa a menudo por cinismo, o incluso por vulgari-
dad fuera de lugar. Le gustan las frases logradas, de las que se le adjudican
muchas. A quien viene a reprocharle que esté en pareja con una actriz, le
rctruca a bocajarro: "¿Usted preferiría que esté con un actor?". De hecho,
l.. gran diferencia entre Perón y sus camaradas de la milicia no estriba sólo
'11 u palabra, sino en sus capacidades políticas. Estratega y pragmático,
IlO es, como ellos, prisionero de conductas corporativas formateadas. El
u-pliegue estratégico, el derribo de las alianzas, los simulacros integran la
111l3.Xis
del político que mira a sus camaradas de arriba. Él sabe dónde va y
t: onvencido de que es el único capaz de sacar al régimen de ese callejón
¡11salida donde se ha metido.
1.1 jornadas de octubre
111nposil r's animad s por la victoria aliada, después del 8 de mayo, quie-
1111 ilil"l:1npiiula ión in ondicionaldelgobiernodefocto.Suantifascismo
11'1
52
___________________ EL SIGLO DE PERON
retrospectivo se va a ver beneficiado oportunamente con el apoyo explícito y
público del nuevo embajador de los Estados Unidos, Spruille Braden, hom-
bre de negocios, conservador, con cierta experiencia de América del Sur. El
Departamento de Estado, en Washington, está dividido entre quienes siguen
la guerra que acaba de terminar y quienes ven más lejos, preparan la paz y
los enfrentamientos del futuro. No hay unanimidad sobre la política que hay
que seguir con la recalcitrante Argentina. Braden, por su lado, no vacila ni
duda. Es partidario de una posición dura e inflexible frente a la "dictadura
fascista argentina". Este diplomático denso, paladín de la libre empresa, es
un perseguidor militante de los "nazis" y de los comunistas, allí por donde
pasa. Poco dado a los matices, en sus memorias se lamentará de los "comu-
nistas del Departamento de Estado", causa de todas sus desdichas.'? Llegado
como procónsul, Braden va a intervenir indiscretamente y sin la mínima
reserva diplomática en la vida pública argentina. Aplaudido en los barrios
buenos, participa en las manifestaciones y los desfiles de la oposición. Está
firmemente resuelto a hacer que la democracia se imponga en Buenos Aires.
El 19 de septiembre de 1945 se ha organizado una "marcha de la
Constitución y de la libertad" para la trasmisión del poder a la Corte Su-o
prema y para elecciones inmediatas, libres y sin que un estatuto de lo.s~ar-
tidos políticos limite su autonomía. El gobierno no se atreve a p~oh~bIrla.
Las empresas le dan el día libre a sus empleados, a lo que los sindicatos
progobierno responden con un paro de transportes. Sin emba~go, en l~
Plaza Francia, en el corazón del barrio residencial, se juntan doscientos mil
o doscientos cincuenta mil manifestantes de todas las clases sociales. Los
trabajadores de los sindicatos de izquierda se codean con la aristocracia .de
la pampa y los notables. Este paseo triunfal está acompañado po~ u~~ vI~a
tensión en las calles y universidades donde florecen eslíganes antimilitaris-
ras, como "libros sí, botas no", que rechaza los borceguíes en nombre de
los libros. A lo cual los sindicalistas alineados responden con una consig-
na popular: ''Alpargatas sí, libros no", que marcará por mucho tiempo la
imagen y el comportamiento antiintelectual del movimiento que estaba
formándose. El mismo Ejército está cada vez más perturbado. Se fraguan
conspiraciones en los principales cuarteles y escuelas militares. Un aconte-
cimiento en apariencia menor va a encender la mecha.
El 5 de octubre se nombra en la Dirección General de Correos, que
tiene en esa época una función neurálgica en materia de comunicación e
-
ArArN ROUQUIÉ --------------------
información, a un civil, amigo de la familia Duarte, en vez de al militar
de turno. Esto probada que Perón era de verdad presa del clan Duarte, la
familia de su amante. Para el general Ignacio Ávalos, examigo de Perón,
comandante de la guarnición de Campo de Mayo, este comportamiento es
inadmisible e indigno de un oficial superior. Exige la destitución del prote-
gido de Perón. Este se niega. Campo de Mayo entra en ebullición. Algunos
jóvenes oficiales de cabeza calenturienta, solidarios con su generación o
con el ambiente de familia, consideran seriamente atentar contra la vida
del coronel desleal con el Ejército.
Perón ha subestimado la ola de descontento militar. El 9 de octubre
es obligado a dimitir de todas sus funciones. Incluso pide que se hagan
efectivos los trámites para su jubilación. Pero, antes del retiro, obtiene la
autorización del presidente Farrell para pronunciar un discurso de despe-
dida desde la Secretaría del Trabajo, retransmitido por las radios públicas.
En una alocución sencilla y grave, el coronel en desgracia recuerda la obra
s cial de la "revolución" y la urgencia de defenderla. El movimiento revo-
lucionario del 4 de junio no podía resumirse solamente en el restableci-
miento de elecciones libres y honestas. Antes de presentar su dimisión, Pe-
I( n ha firmado un decreto que aumentaba los salarios, creando un salario
mínimo garantizado y una escala móvil de remuneraciones. Ha dejado una
bomba de tiempo en terreno enemigo. Mientras que los partidos políticos
los demócratas creen haber logrado un golpe de Estado civil contra el
gobierno militar, de hecho asistieron simplemente a un arreglo de cuentas
I ntre dos jefes del Ejército.
Ávalos, convertido en ministro de Guerra, acepta que se confíe a la
111 .sidencia de la Corte Suprema la tarea de formar un gobierno civil y
',,, clítico". El 13 de octubre por la tarde el hombre fuerte de Campo de
r-.1.'y manda detener al antiguo vicepresidente. Este es tenido prisione-
I! '11la isla Martín García, en el Río de la Plata, donde ya había estado
 Iig iyen luego de su caída en 1930. Perón es puesto bajo vigilancia de la
111!l:lJa. El arresto del exsecretario de Estado del Trabajo es mal visto en
1" suburbios obreros de Buenos Aires. En el Ejército, por su parte, se ve
III.tI qu , bajo presión de los partidos políticos, se haya detenido a uno de
1•• ,"., 01' S dirig ntes militares del gobierno y que, además, sea prisionero
,l. l., Armada. Farrell, iempre en la Presidencia, aboga por una medida de
11 1 Il,i 11. El I }, Ával s anuncia, dando marcha atrás, que el coronel no
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ALAN ROUQUIE- EL SIGLO DE PERÓN - Argentina

  • 1.
  • 2. ALAIN ROUQUIÉ EL SIGLO DE PERÓN Ensayo sobre las democracias hegemónicas Traducción de Aníbal Díaz Gallinal ~~ eJ edhasa
  • 3. Introducción "Este libro nació de un texto de Borges", escribe Michel Foucault en la primera línea de Las palabras y las cosas:' Sobra decir aquí la nacionalidad del inspirador: Borges es argentino, pero es un argentino universal. Perón también, pero a su manera y por otras razones. Todo el mundo sabe que Perón era el marido de Evita. Pero, además, Perón ha sido el creador del peronismo, lo que no tiene nada de tautológico, sino que remite a un fe- nómeno político que no pertenece sólo al pasado ni es exclusivo de un país concreto de América del Sur. ¿Acaso no está el peronismo en proceso de designar un tipo de régimen, una categoría políticai" Esto no significa, sin embargo, que fuera de algunas características salientes el peronismo posea una definición consolidada y unánimemente aceptada. En la clasificación de los regímenes contemporáneos, ¿dónde ubicar, en efecto, esta forma singular de gobierno a la vez autocrática y represen- tativa? ¿A cuál de las tres categorías cardinales que son el totalitarismo, el autoritarismo y la democracia pluralista se puede asignar el peronismoi" Su perfil, esbozado a grandes rasgos, se puede sintetizar como un Ejecuti- vo fuerte nacido de elecciones competitivas y que, debido a las reformas sociales, cuenta con el apoyo incondicional de las masas populares. Claro que nos podríamos contentar con aprehender el peronismo en su contexto como una especificidad geográfica, o incluso como una excepción dentro de la nación. Nacido en el país más europeo de América del Sur al final de la Segunda Guerra Mundial, aparece, a primera vista, como una combina- ción incongruente entre un fascismo vergonzante y una democracia social en construcción. Y, sin ,embargo, el peronismo no es, siguiendo el modo de hablar de los gramáticos, un "hápax" político, una curiosidad aislada. En primer lugar, porque esta unicidad anómala no desapareció del país que lo vio nacer cuando su fundador fue derribado del poder en 1955, ni
  • 4. __ ----------------EL SIGLO DE PERÓN 14 cuando murió, en 1974. Y luego, porque en el siglo XXI, y en particular en América Latina, han surgido sistemas políticos análogos, que combinan .poder personal con políticas sociales y soberanía popular. En relación con esto se ha preguntado si el teniente coronel Hugo Chávez, jefe de Estado de Venezuela, no era un don tardío del coronel Juan Domingo Perón, presidente argentino de mediados del siglo anterior. En efecto, los gobiernos representativos nacidos del sufragio universal que recortan las libertades en nombre de los intereses populares no son dictaduras patrimoniales tradicionales, ni Estados totalitarios de partido único, ni democracias liberales. El mundo hispánico, rico en toda suerte de experiencias autoritarias, ha forjado términos ambivalentes, intraducibles, que evocan la naturaleza antitética de estoS gobiernos. Aunque dictablanda o democradura sólo nos informan de los niveles de represión de los go- biernos, no dicen nada acerca de su identidad e idiosincrasia. El inglés ha forjado conceptos que se aproximan más a nuestro sujeto. Un uso illiberal o majoritarian de la democracia parece describir con propiedad un poder electivo en el que el vencedor de las elecciones se adueña de la totalidad del Estado, según el principio winner takes all, sucumbiendo a la "tentación mayoritaria" . Quizá debiera admitirse que este tipo de sistema constituye solamente una de las posibles variedades de la democracia representativa. Recordemos que los politólogos americanos de la década de 1960, para el reconoci- miento y la calificación de los regímenes democráticos, habían privilegiado algunos criterios tan exigentes que, para algunos, en "Europa y en los paí- ses de lengua inglesa" sólo habría habido trece democracias estables 4 -con- tándose Francia, junto con Brasil y la Argentina, entre las "democracias inestables" -r-, Es cierto que algunos opositores, y no precisamente de los menos importantes, habían calificado como un "golpe de Estado continua- do" la Constitución de la V República con su Ejecutivo fuerte. La democracia representativa, con el reflujo de los autoritarismos Y la disolución del imperio soviético, fue sacralizada al mismo tiempo que se hacía universal. Todos los regímenes, salvo alguna arcaica excepción, invocan ahora la soberanía popular y se inscriben en la definición jeffersoniana de go- bierno del pueblo por el pueblo. Así, hemos visto al rey de Bután hacer que sus súbditos ejercieran el derecho al voto con la finalidad de establecer un régimen representativo. La democracia es honrada por doquier, incluso por ALArN ROUQUIÉ ------------------ 15 quienes no creen en ella: se vota incluso en las "dictaduras del proletariado" que aún existen bajo la tutela del Partido; se vota igualmente en la República Islámica de Irán bajo el control vigilante del supremo poder religioso." Las consultas electorales han jugado a menudo un papel inicial en la emergencia de dictadores, especialmente en Europa, pero las elecciones que les otorgaron el poder fueron las últimas a las cuales se sometieron. Sin duda, en un contexto internacional de triunfo de la democracia (o de lucha contra los enemigos de la democracia), las consultas electorales en libertad aparente son una obligación geopolítica. Los escrutinios falsamente plura- listas organizados por verdaderos dictadores no eran raros en el Paraguay de Stroessner (1954-1989) yen las Filipinas de Marcos (1965-1986). Pero, si bien las prácticas de esos déspotas reaccionarios y proamericanos son un homenaje que el vicio autoritario rinde a la virtud representativa, en las autocracias populares las elecciones no se pueden reducir a un maquillaje democrático, a una farsa o a un simple embuste. Estos regímenes se impo- nen electoralmente no por cometer fraude, sino gracias, entre otras cosas, a sus políticas sociales y a su fervor nacionalista. ¿Deben inscribirse esas trayectorias inclasificables en un continuum que iría de la regulación democrática a la dominación totalitaria? ¿O se impone más bien la dicotomía exclusiva democracia/autoritarismo? Quizá la democracia sea cuestión de grados y de contextos. Se podría suponer que esos "regímenes bastardos" son sólo etapas en el camino hacia la de- mocracia plena, tanto por su origen (las elecciones) como por su ejercicio (el Estado de derecho y los contrapoderes). Sin embargo, la duración de algunas de estas experiencias tampoco permite que se consideren como pasajeras o evolutivas. (Además de que el "imperio liberal" no siempre sucede al "imperio autoritario".) En este aspecto, no son ni accidentes de un recorrido rectilíneo, ni derivadas provisionales, y menos aún simples patologías de la democracia. Más bien nos inclinamos por considerar a estos regímenes "ni-ni" .orno sujetos políticos completos. Entre estos regímenes y los referentes clásicos hay una distinción de naturaleza. Después habrá que aprehender- los y evaluados en cuanto tales. Evidentemente, es preciso designados y ea- liíicarlos. La denominación "democracia popular" no tiene sentido alguno; habiéndose usado después del golpe de Praga para encubrir un totalitarismo 1(·exporrnción, es preciso buscar otro término. "Autoritarismo competitivo", ~
  • 5. 16 -------------------EL SIGLO DE PERÚN oxímoron audaz, no da cuenta de la realidad específica de estos mecanis- mos de poder. En efecto, el totalitarismo va de la mano con "la idea de que esos regímenes ignoran los procedimientos codificados que hay que seguir para la sucesión o el relevo pacífico de sus dirigentes". 6 La alternancia, legalmente excluida de las dictaduras, es factible, sin embargo, en estos "regímenes de frontera". Claro que frente a estas dificultades tipológicas es sencillo dejarse llevar por el facilismo: un régimen popular, personalista y nacionalista sólo podrá ser un "populisrno", sobre todo si sus opositores lo tachan de demagógico. Esta etiqueta peyorativa no ayuda para nada al progreso de la re- flexión y del conocimiento. En efecto, ¿por qué usar un seudoconcepto, útil antes que nada para deslegitimar al adversario, cuando se busca iden- tificar un tipo de gobierno en su singularidad, circunscribir sus orígenes, descifrar sus prácticas? En otra publicación me he explayado largamente acerca de esta categoría inconsistente, salvoconducto universal, que lejos de clarificar las situaciones confusas, al recurrir a un juicio de valor, agrega más confusión." Para evaluar la confiabilidad del concepto basta recordar que después de calificar la ira de los granjeros del Middle Wést contra los financistas yanquis en el siglo XIX, y la mala conciencia anarco-bucólica de los intelectuales rusos de la época zarista, en la América Latina del siglo XX se ha metido en la misma bolsa "populista" al caudillo ecuato- riano José María Velasco Ibarra, cinco veces jefe de Estado, al dictador corporativista del Estado Novo brasileño Getulio Vargas, y al presidente Lázaro Cárdenas, que gobernó en el marco de la "dictadura impersonal", no reelegible, del Partido Nacional Revolucionario. Hoy, en Europa, el término califica o descalifica fenómenos políticos contemporáneos de- testables (racistas, xenófobos) y otros simplemente detestados por quien habla. De este modo, las políticas redistributivas, la instauración de un Wé/fore State o la mera orientación colbertista son, para los liberales mi- litantes, formas lamentables de "populismo económico"." Pero también el ultraliberalismo del Tea Party republicano en los Estados Unidos ha merecido el epíteto infamante. Este nos dice más, de hecho, de aquel que lo utiliza que de aquel al que se aplica. Para dar cuenta de estos regímenes, algunos intentos más serios han recurrido a precedentes históricos o a teorías generales. El bonapartisrno les ha proporcionado la metáfora. Ciertamente, no se puede xpli al' una ALAIN ROUQUIÉ _ 17 situación política ambigua m di . e lante una analog' hi ,. rencia a Napoleón IU y al S dI" la lstonca, pero esta refe- Francia) relativamente desapegu.n °dmppeno nene la ventaja de ser (fuera de asiona a. ues en F . 1 di , cana hace de Napoleón L 1) • • rancia a tra rcion republi- erettt un personaje . d di unánime.9 Hoy la co . , casi esacre Itado de manera mparaClOn con el Segund I . elogiosa para ningún gobi 10 E fc ~ mpeno no es demasiado erno. sa re erencia h .d . para caracterizar con cierto ri d a servr o SImplemente d gor un po er con te denci '. o un rango por debajo d 1I:' E . n encia autontana situa- d e JaSClsmo. ste sentido ' e la nebulosa trotskista . id . es mas recurrente dentro 1 ' que tiene avt ez porl d hi as referencias a Marx U di d os prece entes lstóricos y . n mgente e la IV R íbli d régimen de De GauIle "'1' " epu rca eíinía en 1959 el como rru rtar POlICIalb ' del verdadero fascismo" 11 El' . onapartlsta, preparatorio . terrruno aparece un atenuado y cortés de autorit·. as veces como equivalente ansmo, otras como " dial populismo vulgar. En este sentid Arnéri . una version 1 éctica del , o, enca Latina '1 ' naparnsta por excelencia. 12 sena e contInente bo- Es así com 1 di . . o as lstIntas Interpretaciones del bo . . ano mspiradas en León D 'd . h . napartIsmo latmoameri- avr OVIC nos rermten al " ilibri 'ntre las clases dirigentes" "1' d eqU11 no Inestable El modelo bonapartista seo a l' a,In al e~e~dencia del Poder Ejecutivo". 13 ap lCO regrmen d P , poco convincentes 14 Ma d e eron con resultados . rx no preten ía elab ' h napartismo en los textos q 1 orar una teoría general del 1 ue consagra a Segu dI' o escribe en El dieciocho B ' «sÓ, n o mpeno. Pero cuan- rumano que baj 1 d el Estado parece haberse ind di d o e segun o Bonaparte [oo.] 1 epen Iza o totalment L ' . 1,1 se ha consolidado de t 1 d ti e. a maquma del Es- 1 la mo o rente a la s ied d b " t' 'la ta tener a su cabeza " hall d ocre a urguesa que un ea ero e fortun "15 d b . pura acaparar el poder políti d a e norn re glonoso lCOen to a su ext ' , uua iones sudamericana ension, estamos lejos de las s que nunca se caracr . 1 111 '/lOS que sus vecinos p l' enzaron, y a Argentin'a- , or a pUjanza y la 'd" I 1011 .s públicas Por ot 1 autonomla e sus msnru- . ra parte, a analogía hi ,. deri ,11" 1i1110 a la debilidad d 1 E d lstonca se etiene cuando , e sra o, el subdesarr Il 1 d 1 I "'or, rasgos muy alej'ado d 1 "b . o o y a ependencia I s e onaparnsmo" '. 1 1 lit "')11 Industrial y la "fiesta imperial". 16 ongma, e de la Revo- I>C- ',sla analogía histórica deiando d 1 d 1110/"( I~ rcv 'r n iad S p d ' ) d e ~ o los textos sagrados y los , o ernos que arnos, SIn e b . " 1/" d Ih" //l 1,· ie Fri d del b ' ' m .argo, con la defill1clOn onapat tisrno: un gobiern¿ cuyo objetivo era
  • 6. 18 ------------------EL SIGLO DE PERÓN "reconciliar la autoridad y la democracia", 17 o sea, hacer la "síntesis entre dos conceptos antagónicos". lB Max Weber, por su parte, veía en el bonapartismo el paradigma de la "democracia plebiscitaria", tipo principal de democracia dirigida por jefes, a las que incluía dentro del tipo "dominación carismáti- ea".'? Esto sólo abarca una parte de la compleja realidad del peronismo y de su~vatares, y nada nos dice de sus orígenes, de sus apoyos, de sus prácticas. Las conceptualizaciones interpretativas pueden, evidentemente, ser muy úti- les una vez delimitado el sujeto. Dicho de otro modo, la impotencia frente a la ambigüedad política nos llama a la modestia y al empirismo. La mera denominación descriptiva nos será muy útil. Así podríamos ver en esos regímenes contradictorios "autocracias electivas" o "democracias hegemónicas". La autocracia es un poder personal que no está limitado por ningún contrapoder y que actúa sin control (ni partido, ni asamblea), y que en el caso específico que nos in- teresa extrae su autoridad absoluta del sufragio universal al que debe some- terse. Un régimen de origen democrático puede tender hacia la hegemonía (que excluiría totalmente la oposición); sin embargo, no puede llegar a una dominación total sin transformarse en dictadura, lo que sabotearía su legitimidad, emanada precisamente de la trascendencia representativa y de la soberanía popular. Para llegar a un modelo hipotético -al que se le ha dedicado escasa investigación comparativa- de esos sistemas inaprensibles es convenien- te definir un método y un campo. No se trata de elaborar un ideal-tipo, construyéndolo a partir de elementos privilegiados y de una grilla teórica previa, lo que supondría tener el problema ya resuelto, sino de detectar e identificar los rasgos específicos y las distintas características del objeto de estudio. Hay varias aproximaciones posibles. La más inmediata consistiría en tomar el régimen en sus intenciones manifiestas, en su proyecto. Pero este procedimiento presenta varios inconvenientes, en particular cuando se trata de regímenes que están siempre retocando su imagen y multiplican sus virajes ideológicos. Se corre el riesgo, al abrazar el Estado y la sociedad como un todo, de dejar escapar aquello que es lo específico del poder y de su ejercicio. Por mi parte, preferiría un enfoque que, en la emergencia de una situación o de una institución, se centre en captar su razón de ser y su función. Es el resultado de una opción; opción que consiste en considerar que un acontecimiento es siempre una culminación, y que la sincronía inventa el AwNROUQUIÉ _ 19 presente. Los principios identitarios de un sistema ' . naturaleza, se captan en su relación co 1 di político, y por ende su comportamientos concretos y recí roc:s ~:l tsnntos actores,. a .través de los sociales. El esrudi d 1 P . poder con los dIstIntos grupos . 10 e os apoyos -en senudo am lio: " . y por quien es combatido", decía Andr' S' ti' dP20 ' den quien se ~poya 1, ' e Ieg ne - y e los m po ItICoSpuestos en obra para traducirl., ' " ecalllsmos , s en InStItUCIOnes deci , caracrenza este enfcoque "g " " y en ecisiones eneuco . mita!::r: :~:;o~:; :::d~~: el ~igor ind,ispens~ble sería en vano li- perder el hilo cond lb' pars por país, cornendo así el riesgo de relevado los compo:~~treYsd~ o,r~arlasMsinhgularidades nacionales sin haber IaCrItIcos e e pr di lio bien documentado d 1 d' opuesto estu lar un episo- , e pasa o, como es el pero ' , ialrnenre de su erennidad d ' ' nismo, en razon espe- oposición) dura:re m' d Y e sus ~ultlples experiencias de poder (y de as e setenta anos Este pl ' inmersión en profundidad' " antearmenr¿ permite una , al ' comparaCIOnes en el seno mismo del t iid Ion ,con el objeto de captar los mecanismos eJI o na- t ias, las constantes. Estos setenta años d ' re~ur~entes, las permanen- IIn, cantidad de documenr d ,e e~Istencla an aportado además os y e teStImonIOSen ma bi , e(udios sobre aspectos parcial ff sa, y tarn ren muchos es y especí cos -yo m' h ib ' III( destamente con ellos d fc' isrno e contrr uido - e este enomeno p l' ti h e/ominar ,lahistoria argentina desde 1943, 01 ICOque no a cesado de La historia del peronismo 1 d 1 Ar ' i lo 'scritas Por mi y a e a gennna contemporánea ya han I I 11Ir r de l~s confliC~:r~e~l~~c~;::t~::i~:ue:zo en captar, e~ e~fragor y ti 1"turantes más allá de los' J 1 ,queHos aCOnteCImIentos es- 1.111'11 dc los diversos peronis:ltos y e os rel~tos,reto~ados. Al analizar a 10 1,1 , pi n o que aparecer' os momentobs SIgnIficatIvosy series revelado- an esquemas esta les la iabl ti d di 111 modelo Las difer ' ' s vana es un amen tales , entes verSIOnesdel peroni , , , di PI'J" I político en s inuid d rolllsmo permmran que se u COntInUI a y en 1 ' ión d 1fII.ICI,.~ ulrurales nacional E a rerteracrón e las particula- es. stas metamorfo' 1 1 e' , /dll,1 i)11 de los componentes con el fin de He SISa ~rgo p azo ~act11tanla 1111I1e'l o sea de 1 gar al crisol del fenomeno del , " acercarse a a verdad de las "d ' / I 111/0 ItI' I gido lejos d dei 11 emocraClas hegemónicas", , e ejarse evar por 1 t ' , d I l' 11( iI de la realidad ' , a entaclOn e generalizar argennnn, entiende por 1 ' 1'111111., vnrinbl S na ional dI" e conrrano, que se deben es e os mecanismo, y d 1 /1111.11111 1111 ripo d . r gim n I fi de ci , , e as estructuras que on e n e cIrcunSCrIbIr una base común y de
  • 7. 20 __________________ EL SIGLO DE PERÓN compartir unas variables, señalando a la vez las diferencias que son propias de la diversidad de sociedades. Notas 1Michel Foucault, Las palabras y las cosas,traducción de EIsa Cecilia Frost, Siglo XXI Editores, México, 1968. 2Cf. Abel Mestre, "Le Marinisme est-i1 un péronisme?", Le Monde, 22 de octubre de 2014. 3Yéase Jean Leca y Grawitz Madeleine (dir.), Traité de sciencespolitique, 2, Les Régi- mespolitiques contemporains, PUF, París, 1985. 4Seymour Martin Lipset, EHomme et la politique, Seuil, París, 1960, pp. 61-62. 5 Cfr. Mahnaz Shirali, "Le Mystere du Khorneynisme", Le Débat, marzo-agosro de 2014, pp. 157-172. Del mismo autor: La Malédiction du religieux. La Défoite de la pensée démocratique en Iran, Bourin, París, 2012. 6 Guy Herrnet, "El autoritarismo", en Jean Leca y Madeleine Grawitz (dir.), op. cit., p.270. 7A1ain Rouquié, A la sombra de lasdictaduras. La democracia en América Latina, FCE, Buenos Aires, 2011, pp. 251 Y ss. 8 yéase, por ejemplo, "March of me Populist", Newsweek, 29 de mayo de 2006, y "Po- pulism, Fanfare for the Common Man", The Economist, 25 de noviembre de 2006. Véase también: Kurt Weyland, "Neoliberal Populism in Latín America and Western Europe", Comparative Politics, julio de 1989. 9Ciertos autores, llevados por el calor de la discusión política, lo han exaltado en al- guna ocasión, pero siempre a contracorriente. Yéase Philippe Séguin, Louis Napoléon le Grand; Grasset, París, 1990. IOYéase el paralelismo establecido entre el hombre del 2 de diciembre y el del 13 de mayo por Jacques Duelos, en De Napoléon IJI ir.de Gaulle, Éditions Sociales, París, 1964. II Véase Michel Pablo, "Introduction" a León Trotski, Écrits (1928-1940), t. III, IY Intemationale, París, p. 11. 12Ruy Mario Marini, Subdesarrollo y revolución, Siglo XXI Editores, México, 1970, pp. 15-16. 13 Se trata de la concepción que tiene Trotski del bonapartismo tal y como la aplica "- la Rusia revolucionaria. Véase León D. Trotski, Histoire de la révolution russe, t. II, Seuil, París, 1967, pp. 149-150. 14Yeren particular A1fredo Parera Dermis, "Apuntes para una historia del peronismo. 3. El Gobierno del 'Como Si', 1946-55", Fichas de Investigación Económica y Social, nO 7, Buenos Aires, octubre de 1965, pp. 3-21. 15 Karl Marx, Le 18 Brumaire de Louis Bonaparte, Éditions Sociales, París, 1969, p. 12. 16 Como señala acertadamente Peter Waldmann, Der Peronismus, 1943-1955, Hoff- mann und Campe, Hamburgo, 1974, pp. 287-295. AuIN ROUQUIÉ _ .~ I 17 André Siegfried, Tableau politi ue d. la F. ' mand Colin, París, 1964, p. XXV q e rance de 1ouest sous la Ilf" RépIlMi,/lIr, A, 18 Como lo señala Roberto M· h I L R . p. 157. IC e s, es 'artispolitiques, Flammarion, l'"rL-, ")1' 19 Max Weber, Économie et S . té. 1 Pl "Véase And 'S· ti· d oc~ee, t. , on, París, 1971, pp. 276-278 re leg ne , op. Cit. .
  • 8. .-------------- Primera parte Perón, una experiencia enigmática y contradictoria
  • 9. I Capítulo 1 El coronel de los trabajadores 1" Argentina es un país nuevo en América Latina. A principios del siglo su nombre evoca riquezas fabulosas, cosechas exuberantes y fértiles praderas acogedoras para el europeo. "El Dorado latino" tiene vocación de I'ranero del mundo. Gran productora de carne y de cereales, la Argentina es 111 .luso, entre 1913 y 1929, el primer exportador mundial por habitante. 1 l' este país opulento es también una nación moderna. Su red ferroviaria, 1.1 más larga del continente, es una de las primeras en densidad. Se dispone, I .ula mil habitantes, de más teléfonos y automóviles que en Francia. l Ina nación que mira a Europa 1'11 la egunda mitad del siglo XIX, la República Argentina recurre a la IlImi nación europea para desarrollar su potencial de riqueza e integrarse ti 1I1'r ado mundial. Recibe en su territorio a millones de trabajadores 1I.lnj ros. 6.330.000 inmigrantes vienen a poblar el "desierto argentino" I 1111 I 57 y 1930. 338.5000 se quedan en el país. Cuando se hace el II 11 o ti' 1869, la Argentina cuenta con l.800.000 habitantes. Es notable 11 111 ·i 1 in ia que tienen los extranjeros en la formación de la Argentina IIllId -rna. P blada por Europa, mira al Viejo Mundo. Inglaterra es su prin- , II'.tI mcr 'c el y su primer inversor. Los argentinos, en este período que 11. (·1 111 S pr pero de su historia, entre 1880 y 1930, no se sienten en ti, 1111110 Sil larn ri an s. Algunos incluso pueden ver a su país corno si I 1111 1111.1 ;I~a lin la in un barrio f¡ o.
  • 10. 26 _____ -------------EL SIGLO DE PERÓN Una clase dirigente acotada y homogénea administra el país duran~e esa edad dorada, como una gran estancia que hay que poner a prod~Cir al máximo rendimiento. Su lema es "paz y administración". La expansión continuada exige la despolitización de los asuntos públi~os. Por tan:o, toca a una élite ilustrada y experimentada velar por los desnnos del pals. Esos patricios consideran que la prosperid~d nacional se debe exclusi~amente a sus méritos. En consecuencia, la sociedad debe confiar a los mas aptos, es decir, a sus familiares, las responsabilidades del poder. Es cierto que en ese país de inmigrantes la antigüedad familiar es muy relati~a, pero,. por lo general, va a la par con la propiedad de la tierra. La tenenCi~ de la tierra pone las bases verdaderas del prestigio oligárquico. El ascendiente de, esta aristocracia de la tierra está reforzado por la cultura rural de la mayona de los inmigrantes. Los recién llegados, por su parte, deben aceptar la dominación de los modernos eupdtridas, hombres de progreso, abiertos a otros pueblos. ~a élite que fomenta la inmigración tiene la intención de atraer a los trabaja- dores, indispensables para explotar sus propieda~es y exp~rta~ su produc- ción. Por otra parte, aunque la inmensa mayona de los ínrrugrantes son campesinos atraídos por un país deshabitado y fértil, al desembarcar las mejores tierras ya están en manos de esa élite. Los inmigrantes que llegan a esta tierra prometida para buscar s~erte y una mejor vida creen en el esfuerzo individual com~ clave del éxito, : entienden que deben insertarse rápidamente en la sociedad que los reci- be. Tarea tanto más hacedera cuanto que la inmigración preponderante es latina. El 80% son españoles o italianos. Estos últimos representan cerca del 50% de los recién llegados. La sociedad argentina anterior a 1930 es a la vez dinámica y conformista. El individualismo a ultranza está inscrito en el desarraigo de sus habitantes más dinámicos. Su movili- dad ascendente está facilitada por la más amplia escolaridad, promovida por las élites desde 1880 para "argentinizar" a lo~ hijos de .los inrni- grantes y asegurar la cohesión social. Para los mejores, el. diploma de educación superior, pasaporte de entrada a las clases medias, no es un sueño inaccesible. En consecuencia, las jerarquías sociales no están en absoluto amenazadas por los hijos de inmigrantes, argentinos de primera generación, que aspiran a formar parte de las capas superiores y a menu- do se identifican con ellas. AlAIN RouQUIÉ ----------------- 21 . Las clases populares argentinas abarcan de igual modo a los deseen- ~Ientes de los pu~blos originarios, dispersos y poco numerosos. El proleta- nado ~u~al-los criollos-; más o menos fuertemente mestizado y disperso en un p~s mmen~o y despoblado, revela la presencia de sangre autóctona en el orgamsr:n0 SOCial argentino. Yes en Buenos Aires, en la euforia suprematis- ta antenor a 1930, donde se llegará a afirmar que la Argentina es "el único país blanco al sur de Canadá". La Argentina es una república democrática. Pero la soberanía del pue- ~l.oy el sufra?io están firmemente controlados por los representantes de la élite establecida, Estos, siguiendo al ministro del Interior Eduardo Wilde, n~nca aband~naron del todo la idea de que "el sufragio universal es el triunfo de la Ignorancia universal" y de que el bien político consiste en hacer t~iun~ar :'~a razón c~lectiva" y no "la voluntad de la mayoría". Por eso, la mscnpClOn en las listas electorales queda a discreción de las autori- dades locales y el escrutinio no es secreto. Los votos extorsivos se obtienen por la fuerza, o en el mejor de los casos se compran cuando las urnas no han .sido ya rellenadas de antemano y los resultados, oportunamente co- rre?l.dos. Est~ pa~odi.aelectoral se dirige a ratificar el poder establecido y a legl~lmar las msntuciones. ~n parlamento "elegido", en efecto, constituye el símbolo adecuado de la incorporación del país a la civilización. Por lo demás, la democracia y el sufragio universal y libre constituyen un ideal r moto. Antes de poder acceder a él, es preciso "educar al soberano", según la f?rmula del politólogo Juan Bautista Alberdi, para que pueda elegir a los mejores y más capacitados. Per~, al cambiar el siglo, los disidentes de las capas superiores, inrni- irantes integrados, fundan un movimiento de contestación de esta de- III c~acia trucada. Su partido, la Unión Cívica Radical (UCR), reclama (·Ie cienes libres y transparentes. Su reivindicación atrae a los ciudadanos indi na~os por el exclusivismo de la oligarquía reinante. El programa de ~~)S radicales que quieren ~~rticipar en la vida pública se reduce a la legiti- 1111, 1 ~ del vo~~.Algunos dirigentes conservadores ven claro el peligro de la 11llt:t ión política que vendría a empañar el milagro argentino. o P r l tanto, ~ara asen~ar el país de manera estable, prenda de la pros- 11I'1Itl:tcJ y.d l .crédlto exterior, parece indispensable una apertura política. ( (11 'Sl:l íinalidad, el presidente Roque Sáenz Peña promulga en febrero de 11) 1 , 1111:1 ley el ioral qu arantiza la honestidad del sufragio. Este será,
  • 11. I I I 28 ------------------EL SIGLO DE PERON en adelante, secreto y obligatorio para todos los ciud,adanos varo~e.s ~obre la base de su libreta de enrolamiento militar. La nueva ley permmra. que también la oposición esté representada. Los radicales deberán beneficI~I~se con ella y, al incorporarse al sistema, dejar de ser una causa de perturbación pública. . . , , .. ¡- Pero la UCR es una verdadera orgalllzaclOn política nacional. Las.o ~- garquías locales, por su parte, han demostrado ser incapaces de .conStl~Ulf un partido conservador moderno que pueda afro~tar ~n.as elecciones lim- pias. De esta manera, comenzará una suerte de bipartidismo tambalea?t.e y precario, tanto más inestable en cuanto el socio elect?ralmente más de.b~l es el que representa el poder económico y posee, o estima poseer, la legiti- midad social e identitaria. Así el 12 de octubre de 1916, Hipólito Yrigoyen, radical elegido pre- sidente de la República, ingresa en la Casa Rosada, sede del jefe de .Estado. Para los suyos representa la "causa demo~rática" y popul,a~ que h,~tnunf~~o sobre el "régimen" de las minorías dominantes, Su política de reparaClOn nacional" sólo tiene un alcance político. Abre a "hombres nuevos" los ac- cesos del poder y de la función pública. Los radicales no tienen un pro- yecto económico de recambio ni un programa de reformas estruct~rales. No amenazan en modo alguno el equilibrio social, sino que más bien lo refuerzan. En efecto, la emancipación mediante el voto equivale a extender a nuevas capas sociales los beneficios de la prosperidad agroexportadora. Nada grave, entonces, para los oligarcas que bien ~~eden acomodarse a esta "democracia de vacas gordas". Por el total dominio de los resortes de la economía nacional, el monopolio del prestigio, el manejo del aparato ideológico eficaz y omnipresente, ellos controlan a distancia el ~oder polí- tico. La legitimidad del poder queda condicionada por su eficacia a la ~ora de asegurar la continuidad de la expansión de una economía extrover~ld~. Tanto Yrigoyen como sus partidarios se encu~ntran desde ~,n.pnnCi- pio bajo sospecha. Un gobierno de opinión, maniatado por la cIeg~ ley del número", sólo puede adular a las masas, hacer la corte al proletanado en detrimento de las "clases distinguidas" y, por tanto, aceptar el desorden. La actitud comprensiva y paternalista del nuevo presidente en. el can:po social está estigmatizada. Bien es cierto que la coyuntura de la l~medIat: posguerra, cuando se contrae la demanda de productos argentlllos, esta marcada por una oleada de paros. La Semana Trágica de enero de 1919, AurN ROUQUIÉ _ 29 originada por los enfrentamientos de los huelguistas de una empresa me- talúrgica de la Capital Federal apoyados por las "milicias cívicas", contra las fuerzas del orden, degenera y causa varios muertos. En 1921-1922, las huelgas insurreccionales de la Patagonia provocadas por la crisis de la lana en el a~slado extremo sur y alentadas por la arbitrariedad de la patronal son ~b)eto de una represión implacable llevada a cabo por el Ejército en un clima de guerra civil. Otros acontecimientos simultáneos, tales como la fundación del Partido Comunista y la reforma para la autonomía universi- taria, preocupan a los ambientes conservadores y agudizan la desconfianza hacia el presidente popular. En 1928, al concluir la presidencia de Marcelo T de Alvear, radical salido de la oligarquía tradicional, Hipólito Yrigoyen se presenta de nue- vo como candidato, según permite la Constitución. Cuenta con el apoyo de una mayoría de la UCR que está dividida. Cuando los conservadores Fracasan en escindir el radicalismo para debilitado, Yrigoyen es favorecido on el 57% de los sufragios. Obtiene la mayoría en el Congreso y en las lecciones provinciales. Ya no están las barreras que en 1916 limitaban la ;1 ción, los apetitos -dirán los opOsitores-, de los "hombres nuevos". Las p 'rsonalidades distinguidas que habían sido llamadas a participar en el pri- mer gobierno radical brillan ahora por su ausencia; los "nombres ilustres" 8 ' han pasado al alvearismo. El nuevo gobierno está conformado solamente por hombres de los comités radicales, de "familia desconocida". Esta segunda presidencia es considerada, ya desde las elecciones, como il· Itirna en los ambientes conservadores más combativos. Incluso hay 'Illi nes cuestionan de nuevo el sufragio universal y la democracia que hace d 'P ender el futuro del país del voto popular. La política de los radicales 110 va a calmar esas zozobras. Yrigoyen tiene, efectivamente, la intención .1 . poner su presidencia bajo el signo del nacionalismo y del reformismo 11. ial. Desea que el Estado tome el control de los recursos de los yací- 1111 '1110 subterráneos. La instrucción pública, que Alvear había descuida- do, 's < h ra privilegiada. La jornada laboral de ocho horas es promulgada /e 1.11mcn te, lo que provoca la indignación de la patronal: reconocer este .1 1 h , la pereza" de los trabajadores va a arruinar al país. Cuando en 11) 1) I'). ()la o echa argentina resulta muy magra, al contrario de lo que 1111111(' en los pnfs d Europa con sup rávit, Yrigoyen baja autoritaria- 1111111 ' lo" .111' '11 [nrni .nios rural s. Antes d I Jueves Negro de Wall Street,
  • 12. 30 ------------------ EL SIGLODE PERÓN la balanza de pagos se deteriora. No sólo no llegan más capitales, sino que su fuga semeja una hemorragia. La caída de los precios mundiales de las materias primas a partir de septiembre de 1929 desequilibra la balanza comercial. La Argentina suprime la libre convertibilidad del peso. Para la opinión pública, esta decisión significa que el país, al abandonar el patrón oro, abandona de hecho el pelotón de los países ricos y desarrollados. En 1930, las exportaciones tocan su piso más bajo desde 1916. Evidentemen- te, en este contexto de tensión, la contracción de la economía se atribuye a la mala gestión, a la incompetencia y a la corrupción de los radicales. Si la Argentina camina por la cornisa es por culpa de Yrigoyen. Pero en 1930 la desorganización de los canales mundiales de inter- cambio bajo el impacto de la Gran Depresión vuelve a cuestionar bru- talmente la división internacional del trabajo y las ventajas comparativas que beneficiaban a la Argentina. La depresión coincide con el fin de la expansión horizontal de la economía agrícola. Todas las tierras buenas han sido cultivadas para acrecentar la producción sin cambiar los méto- dos de explotación. El aumento de las superficies cultivadas que se dupli- caba cada década se detiene en 1930. Parece que el país ha abandonado la era del progreso infinito que tenía normalmente como marco. Yrigoyen, que con su llegada al poder coronaba el éxito del modelo agroexpor- tador, deja de ser el hombre del momento. Es verdad que su segunda presidencia es contemporánea de la organización en América Latina del sindicalismo de clase y de los movimientos de extrema izquierda afilia- dos a la III Internacional. En mayo de 1929 tiene lugar en Montevideo el congreso constitutivo de la Confederación Sindical Latinoamericana, rama regional de la Internacional Sindical Roja. En junio del mismo año se reúne en Buenos Aires la primera conferencia comunista de Améri- ca Latina. El Partido Comunista Argentino, por entonces legal, obtiene menos del 1% de los votos a escala nacional en su mejor elección. Pero el clima social se degrada. Aumenta el desempleo. Se asiste a una ola de bandidismo simbolizada en una banda porteña de gánsteres anarquistas, al estilo de la "banda de Bonnot". La élite social siente miedo. Las fuerzas conservadoras sólo desean ardientemente la caída de Yrigoyen, tanto por su debilidad como por sus orientaciones políticas. AwN ROUQUIÉ _ 31 -1fin de la democracia de las vacas gordas s~frag~an en ese momento, casi a la luz pública, múltiples conspiraciones, p1" m?VI~as por u~a coalición heteróclita de descontentos seducidos por las , pertencias y las Ideologías autoritarias europeas. Los hijos de la élite libe- 1JI,.h~st,il~sa l~ "demagogia. radic~", rechazan la democracia. Antiliberales y ,II~ IbrIt~ll1cOS mvo~~ al mismo tiempo una pretendida tradición hispánica , mtegnsra, Los militanres que con su deseo claman por una "revolución 1 ') neradora" en la Argentina también han descubierto, admirados, la rno- ,bni~ción del D~re.ctorio ~e la Dictadura de Primo de Rivera en España y lira cisrno rnussoliniano. LIgasantidemocráticas oponen el nacionalismo je- 1. r [uico .al internacionalismo proletario. Inundan los órganos constituidos, y '/1 partIcular el Ejército, con panfletos virulentos que crean el clima de una 1111 'rvenció? militar no desmentida por los medios más importantes. Pero 1111 /lOSequrvoquemos, la mayoría de los partidarios de la "revolución nacio- 11,11" on, si~pl~mente, ~o~servadores que sólo pretenden tomar prestado ,1, LIS. expenenCIas autontanas europeas los medios políticos para preservar 1, () ¡ dad que consagra sus privilegios, sin ceder nada de lo esencial. Esta " .u i n oligárquica no quiere ni movimientos de masa militarizados ni un / '"f't' incontrolable, sino la restauración del antiguo régimen. ' , n general retirado a la cabeza de una pequeña tropa de cadetes y ,,11 I.d ,'s del Cole~io Militar es quien va a dar el golpe de gracia al vacilan- " I()llerno.~e Yngoy~n. el6 de septiembre de 1930. Se trata del general I'IIIHII'U, militar preStIgIOSO,perteneciente a la élite tradicional, que ha- 1,1.1 (mmado parte de la guardia imperial alemana y era considerado muy '"1,'1 't nte en s~ profesión. Al deponer a un presidente elegido demo- • 11 .imenre, Unburu pone fin a cincuenta años de estabilidad política d," un período de crisis constitucional que durará más de medio siglo. I 11 l'IIt imo pronunciamiento al estilo siglo XIX ha sido un desfile militar. 1 • i >oyen ni la democracia tuvieron quien los defendiera. Pero la "re- "lile ie')J) no uscitó el entusiasmo popular", aunque el joven capitán Juan I 1"'1111I le) P r n, que participó en ella, haya dicho otra cosa, salvo en los IJ 1111 el .ganrcs como Barrio Norte y en los hijos de buena familia que 111 ·,d'"1 :1 los squadristas, 1 111,1 v '/ '/1 J. pr sid ncia, el general Uriburu forma un gobierno con dis- 11111"11410'1 d"IIfI/{'11 y .ons rvadorcs relevantes. Es el retorno de los exnotables
  • 13. 32 __________ --------EL SIGLO DE PERON anteriores a 1916: "Uriburu exhumó un elenco de valetudinarios que pa- recían haber sido conservados en naftalina durantelos tres lustros del auge radical", se queja un joven nacionalista que después del golpe esperaba la renovación política y un gobierno fuerte.' Estos "hombres de experiencia", felices de volver a ser parte del mobiliario nacional, carecen de proyecto. Su "revolución" se hizo contra los radicales. La administración pública va a ser depurada de manera despiadada, pero también se va a restablecer el orden en el mundo laboral. El gobierno de Uriburu es eminentemente represor. Los ricos restaurados no han olvidado su pánico de 1919-1920. Cuando en 1970 Perón evocaba su participación en el golpe de Estado, explicaba que la caída de Yrigoyen en 1930 había sido "preparada por la Semana Trágica de 1919".2 Los sindicatos dirigidos por los anarquistas o por los comunistas son disueltos y sus dirigentes, arrestados; si son extranjeros, de- vueltos a su país de origen. El Partido Comunista, legal bajo los gobiernos de Yrigoyen y Alvear, está en pleno auge en el ambiente obrero. Por eso la vigilancia hacia el peligro bolchevique figura entre las primeras preocupa- ciones del nuevo régimen. Uriburu instaura una policía política, la Sección Especial de Represión del Comunismo, que rápidamente adquiere una re- putación siniestra. Por otro lado, se restablece la pena de muerte, que había sido abolida por el Congreso en 1921. Sin embargo, todo eso no constituye una política. El golpe de Estado se ha efectuado contra el sufragio universal y contra la ley Sáenz Peña; y resulta que el general-presidente, bajo presión de sus amigos, ha debido comprometerse a convocar a elecciones generales puntualmente. Si bien no se pueden suprimir, será necesario limitar u orientar el sufragio. ¿Perocómo hacer que gobiernen los mejores si todos los ciudadanos son iguales y si se mantiene el principio "un hombre, un voto"? En un país "como el nuestro", dice Uri- buru, "que comprende 60% de analfabetos [...] ese 60% es el que gobierna ya que, a partir de las elecciones, representa la mayoría". Los responsables de los partidos políticos pueden refutar sin reparos esas estadísticas engaño- sas: la Argentina de 1930 sólo cuenta con el 21,93% de analfabetos. Y de hecho Uriburu busca argumentos para moderar el sufragio universal con la representación corporativa de los oficios y de los sectores económicos, pero sus amigos conservadores y el grueso del Ejército, que giran alrededor del muy civil general Agustín P. Justo, antiguo ministro de Guerra de Alvear, no lo siguen. Contrarios a cualquier cambio constitucional, no quieren en ALAIN RouQUIÉ ---- _ 33 ningún caso una dictadura como la que Getulio Vargas acaba de instaurar p.ara"salvar al Brasil" en noviembre de 1930, y que durará hasta 1945. Es rerto que, a diferencia del maquiavélico exgobernador de Río Grande do Sul, Uriburu no tiene ni experiencia política, ni destreza táctica. Detrás de él se encuentra un grupo de jóvenes oficiales que creen que basta con v.imbiar el régimen para que se resuelvan todos los problemas. . Por su parte, los círculos responsables quieren volver a un régimen an- I -nor a 1916. Son reacios a la aventura de una autocracia antiliberal. Antes t!'IC imitar los autoritarisrnos europeos, estos admiradores de Gran. Bretaña quieren prolongar su dominación, sin reforma política, por medios proba- dos; el fraude electoral y la proscripción de los candidatos del radicalismo yl i ~oyenista. El fraude, prontamente calificado de "patriótico", salvará la 11.1 .ión de las manos inexpertas de los demagogos y de la chusma. Las elecciones son pues sistemáticamente trucadas, ya que, como han 11¡'lllostrado los escrutinios locales, a la menor tolerancia los radicales re- 1"obados se ponen en carrera. El poder ha sido acaparado por una minoría 'I"t ha perdido buena parte de su legitimidad económica. Esta democracia 1 t ringida y dirigida es terreno propicio para la corrupción y la especu- 1,. u/mdesenfrenada. Gracias al fraude y a la proscripción de los radicales "I'oyenistas, el general Agustín P.Justo es "elegido" presidente en noviern- 1"1 le 1931. Sus sucesores, Roberto M. Ortiz y Ramón Castillo (vicepre- hit 11 te del anterior), acceden a la suprema magistratura en las mismas ""di iones que, en adelante, serán llamadas "canónicas". A pesar de que los sectores económicos dominantes van a retomar el "1,, roa, esto les permitirá tomar medidas innovadoras para mantener la 1"11lu ción y el empleo. La Argentina, golpeada por la baja de los precios ,11 la demanda exterior, no busca el camino de la salvación económica 11",I'V s mercados, ni en la diversificación de su producción. Se con- 1 111.1 . n estrechar los vínculos con su principal mercado, Gran Bretaña. u.uulo Londres, para responder a la crisis en la Conferencia de Ottawa 111 1 S ,1 otorga la preferencia imperial, la Argentina es un quasi domi- 111/ dc la ornmonwealth con el que Londres no tiene responsabilidad 11t ti lit ional, iertarnente, la Argentina destina a la metrópolis el 95% de 111 porta 'i ncs de carne bovina y le proporciona el 30% del consumo ali- 111' 111.11 in. La m .rrópolis ha invertid en puertos, ferrocarriles y transportes 11111 111m di 1.1 ArA '111 in.r, 1,( ('~ (lIIlO en 1na armó Perade pánico el gobierno
  • 14. I II 34 ------------------EL SIGLO DE PERON argentino firma en 1933 con Gran Bretaña un acuerdo inicuo, el tratado Roca-Runciman, que esencialmente preserva la 'cuota anterior de carne bovina argentina por tres años. En contrapartida, se otorga a los británicos un trato de privilegio en el ámbito aduanero así como en materia de inver- siones o de transportes. Las entradas de las ventas de la Argentina deberán gastarse en el Reino Unido. En este acuerdo todo se ha sacrificado para mantener la prosperidad y la superioridad de una minoría que ha cerrado un esquema económico obsoleto. Que la Argentina solicite un "estatus colonial" y aspire a convertirse en un "dominion voluntario" es algo que seguramente indigna a los nacionalistas antiliberales. Pero también conde- nan esta política de clase los radicales, los intelectuales independientes y numerosos militares. Los conservadores restaurados, por muy liberales que sean en el campo de la economía, intentan limitar el impacto de la crisis sobre la producción y el empleo. Se crean los entes de regulación de la carne y los cereales, las juntas reguladoras, así como una Corporación Argentina de Productores de Carne, gracias a las cuales el Estado compra el producto y lo comercia- liza para amortiguar la caída de los precios cubriendo los posibles déficits, En 1935 la Argentina se dota de un banco central (gracias a una misión británica); el sistema fiscal se moderniza con la creación de un impuesto a la renta, El plan de reactivación económica presentado al Congreso por el ministro de Finanzas en 1940 prevé inversiones públicas en infraestructu- ras y el mantenimiento de las industrias "sanas" (por oposición a artificia- les), es decir, las que utilizan materias primas nacionales, Esta sustitución de las importaciones que la baja de las entradas en divisa ha hecho impo- sible no debería competir con los compradores de productos argentinos, Se supone que será provisional, esperando que el comercio mundial se normalice y vuelva la eterna prosperidad de las ventajas comparativas. La guerra prolonga y acentúa el dirigismo coyuntural dictado por la Gran Depresión. En octubre de 1941 la flota mercante nacional ve finalmente el día para la adquisición de cargueros de los países beligerantes que estaban inmovilizados en los puertos argentinos, Casi al mismo tiempo, a instan cias de la Armada se crea la Dirección General de Fabricaciones Militare .. cuyo cometido supera ampliamente la producción de armamento y de rnu niciones, ya que prevé la exploración de riqueza mineras y la provisión d . bienes manufacturados para el consumo civil. I1 I I 1I111 11 1 IN R UQUIÉ _ 35 1~sla dinámica de crecimiento interno forzado 1 ' "" d .~'mboca a pesar d 1 divi : por as cIrcunstancias, , e as IVIsIOnes eXIstentes e 1 di' ' 11 IlIll1apertura de la vida olítica L " n e se?? e regImen, "qI 1- las "clases pelI'gr P" d' as lProscnpcIOnes polltIcas y la repre- osas re ucen a o " , 1 '1 ' 1/, 1/" 1~lloque" de 1 1" pOSIClOn a SI enero. La nueva -r a o IgarqUla es para Id' , ••1, 1, r: "Añ ' , ' a emocraCIa argentIna, una "Dé- 1 ame . os SIn honzontes; tiempos de b ' , 11I.,~lases populares Es d d po reza y de humIllación . ver a que en un pl ' 1ft 11. orno señala Tulio H 1 'D hi ano ~stnctamente econó- 1," 1.ld meJ'or 1 ~ penn ong 1, la Argentina dirigista se las ha que os paIses centrales o que 'd 11"W .ina, 3 Es exacto que 1 ' l' sus vecinos e la periferia t ¡ 1.1época, según han os re?dImenes u tenores han ensuciado a poste- quen o, pero se trata de un dé d l' ' 1111 os ura, y la guerra mu dial ' a eca a po mea- n 1 VInO a Oscurecer aún ms " I11, '1" ' no faltaban señ 1 d d ' , n mas una SItuaCIón , a es e esesperaclOn, como di' , 1" d, Illtclectuales prestigi 1 emuestran os SUICI- iosos y os tangos desga d ' ' 1/1/1l.11a he" (1934) de Enri S ' rra ores y cmICOS, como , e nnque antos DIscépol 1 ' I 1111" !I.didad y la insolencI' , di' o, que pone en a prcota a Impune e a epoca, 11Ir mundial en los países neutrales I 1/h111 estalla el conflicto europeo apare ' , cen senos desacu d 1 "" 1I11'S on relación al fut 1" di' er os entre os uro po inco e pars Al 1 11,11'111 ra el presidente Orriz, uiere blec gunos, entre os que 11 Ild,I/J del sufragio Pero el p q id n rest~ ecer de manera gradual la 1"' id .nte Castillo: que es u~e:~c::~¡d:n er~~ ~ebe ceder su lugar al 1 1 1 ('gunda Guerra Mundial di idi fi PartI ano del fraude electo- . 1 IVI Ira pro undame ti' "d""ll.lr, las cartas del jue l' ' n e a os argentInOS . " go po ltIco. !"lIllrd )unlOde1940yd 1'" , e a InVaSIOn de Franci 1 '" I 11IfllI.~, ada cual elige su b d ( " a por os e)ercItos an o o su campeon) m 1 d 11,,1111'1:1 i n e vuelva mund'al 1 d ,c uso antes e que 1 con a entra a de 1 E d U id Ii 11 d11 ( d . 191¡.1 Las preo " os sta os ru os en , cupacion-, Internacionale 1 1'11111'II·j.• bl 011 los debates d 1" . . s van a mezc arse de 1 ,e po ltIca Intenor, cuando no los su _ 1 lit I.I,~t ) la la Argen trna sigue con a . pe , ngusna o con entusi ""1 pUSI n, -/ d sarrollo de las h ilid d . asma, pero I OStI 1 a es, sus Intereses pr ' ( pltllllO h:d) irse aus ntado y borr d L apIOS a o. a propagand . 11111'1111- dOI:ld.1 se d ':;pli ga sin Iírnir '1 a ~nemIga e yacentua as angusnas de la
  • 15. 11 I I I 1 1 36 ------------------EL SIGLO DE PERÓN opinión pública. Los argentinos combaten a travé~ d~ terceros inte~pu~s:os. El país se convierte en campo de batalla de una e~pecle de g~erra fna CIVI~ La mayoría de la población argentina proVIene de Italia y de .Espan:. La Italia fascista es uno de los países beligerantes; la España franquisra esta, por su naturaleza y orígenes, en el bando del Eje Roma-Berlín -las co~u- nidades oriundas de ambos países están muy divididas-o Así pues la unidad nacional aboga por la neutralidad. Por otra parte, el Ejérci.to ~~gentin~ ha sido profundamente modernizado y profesionalizado a pnnCIplOS de SIglo por Alemania. Este proceso de germanización ~o se deb.ilitó por la derrota alemana de 1918; se siguen manteniendo relaciones activas durante la Re- pública de Veimar y el Tercer Reich. Esta "tutela mental" preocupa a las élites civiles. En efecto, el Ejército se ha dado un modelo y una subcultura a contracorriente de la sociedad argentina y de sus valores dominantes. Las clases dirigentes mantienen relaciones privilegiadas con Gran Br~taña en el sector económico y rinden un culto más desinteresado a Francia en las artes y las letras. Son, por tanto, mayoritariamente proaliadas. Un ejérci.to germanizado y una gran burguesía anglófila constituyen un factor de dIS- cordia y de inmovilismo en el plano internacional. . . En 1940 la guerra invade la vida política argentina. En adelante, las.~l- visiones internas se verán a través del prisma deformado de la conflagración planetaria. Ya no se es más conservador, radical o socialista, sino proaliado o neutral. Por su parte, el presidente Castillo entiende que debe preservar la neutralidad argentina y para ello está dispuesto a todas las alianzas políticas. La opinión urbana, las clases medias en su conjunto son, sentimentalmente, proaliadas. En Buenos Aires, el día de la ocupación de París por las tropas hitlerianas fue una jornada de duelo. La entrada en guerra de los Estados Unidos después de Pearl Harbor devuelve la esperanza al campo de las.de- mocracias, pero también va a hacer más difícil el no alineamiento ar?en~l?o. Los norteamericanos estiman que su seguridad depende de la solidaridad absoluta de sus vecinos meridionales. Instan a los gobiernos de la región a que rompan relaciones diplomáticas y co~erciales con los ~aíses de.lEje. La Argentina acepta tratar a los Estados Unidos como un pa.ls no beligerante, pero rechaza la ruptura con el Eje. Durante la Conferencia Interamer~cana de Río de Janeiro (15-29 de enero de 1942), sólo dos países 110 se pliegan a las exigencias de Washington: Chile y la Argentina. Brasil, por su parte, declara la guerra a Alemania y a Italia el 22 de agosto de 1942. ALAIN ROUQUIÉ _ 37 . Para la Argentina pr~euro~ea, la independencia nacional es una polí- tl~a de Estado, como tesnmOllla la actitud de Yrigoyen con ocasión de la Pnmera Guerra Mundial. Ya desde la primera conferencia panamericana convoc~da por los Esta~os Unido~ en Washington en 1889, la Argenri- ~a h:~la rechazado la formula antleuropea del presidente jarnes Monroe, 'Amenca para los americanos". Tampoco sedujo a los argentinos FrankIin D ..Ro~~e~elt.cuando en los años treinta adoptó una política de "buenos vec~nos destinada a calmar las tensiones en la región. En Buenos Aires no ~ Slent~n par~ nada vecinos de Washington. Pero esta diplomacia tradi- ional, l~translgente y altanera parece ignorar las mutaciones geopolíticas de lo~ an,?s cuarenta. Los Estados Unidos, que ya eran el primer país in- dusrrial, arsenal de las democracias" en guerra, se convierten, al terminar 'l.co~flicto, e~ la ?rimera potencia mundial, y por mucho tiempo. Gran Bretaña, metropolrs del pasado, cede su lugar y su superioridad a sus anti- puas colonias. El golpe de Estado de los inocentes 1,'1 4 de j.unio de 1943, ocho mil hombres en armas dirigidos por sus ofi- ulc dejan sus cuarteles de Campo de Mayo por Buenos Aires. No es el Jl1onunciarniento de un general golpisra, sino un golpe de Estado institu- I Il)n.~ ~l que depone al presidente Castillo. ¿Esta intervención pretoriana '.1 ulJ'Iglda c~ntra un jefe de Estado neutral o COntra su sucesor designado ",11.1 las eleCCIOnes de 1943? Este último, Robustiano Patrón Costas, presi- di II(, del Senado, es un magnate azucarero de la provincia tropical de Sal- I 1 Anacrónico patrón de campo que trata a sus peones como esclavos, es ".11.1 algunos un "negrero", contrario a cualquier democracia. Se dice de él 1111 11I.~o que es proalemán porque habría empleado como capataces en sus 110 II,ISdc El Tabacal a los marinos alemanes sobrevivientes del acorazado « " rI Sp e, hundido en el Río de la Plata en enero de 1940. Pero el terra- 1IIIIll salteño es, por otra parte, un industrial, y los industriales tienen "/1 lIt '11 sidad de bienes de equipamiento que sólo los norteamericanos I 111 11 ndi i n de suministrarles. Produciendo para el consumo in- 1,11111 ',1; 111 :no,' pr o upado por asegurar las Oportunidades y las comuni- 1111111 ' 11.1('1.1 I'.uropa [uc los xp rtadores de carne y de cereales. Patrón
  • 16. 11 Irl 38 ------------------EL SIGLO DE PERÓN Costas debería entonces inclinarse más bien hacia la ruptura de relaciones con los países del Eje. Pero es también partidario. a.el fraude ,;lec~~ral, pues es ardientemente contrario al secreto del escrutllllO y a la accion derna- gógica de los partidos". ¿Ambiguo o inconsistente? No ofrece gara~tías ni para los rupturistas ni para los neutrales, además de que nunca dijo para dónde iban sus simpatías. El sentido del golpe de Estado está pues lejos de ser claro. La proc~a- mación "revolucionaria" del 4 de junio condena el "fraude" y los personajes siniestros que se aprovecharon de é1.4 Es el estilo ~e l~s r~dicales c~and?, denuncian la "Década Infame". Una referencia a la solidaridad amencana lleva a pensar en una intervención de signo rupturista. ~l presidente desig- nado por las legiones, el general Arturo Rawson, muy ligado a los conser- vadores y a la élite establecida, reemplaza a Castillo, jefe de Estado ~eutral -así que la movida militar parece a favor de los Aliado~-. La Embajada. ~e Alemania está inquieta. De hecho, se ha entrado en un tlempo de.confuslOn y de idas y venidas. En efecto, el liberal Rawson ~e:evela de forma llles~erada como católico militante y, por tanto, según el código de normas de la epoca, próximo a los neofranquistas. En su primer disc~rso cond~na;, en efecto~ la educación laica de la "juventud alejada de la doctnna de Cristo . ¿Ha cedido a las presiones ideológicas procedentes de filas militares? ¿Ha perdido la con- fianza de los oficiales de la "revolución" porque se inclinaba por la ruptura, o bien ha sido echado de la presidencia debido a la simpatía por el Eje de las personalidades previstas en las carteras ministeriales? Sea c~m~ sea, ~awson presenta su dimisión el6 de junio sin haber llegado a consnturr gobierno. El ministro de Guerra de Castillo, general Pedro P. Ramírez, asume la presidencia. Desde 1930 es considerado como antiliberal y naci~nalista. También se dice que sus prioridades son, antes que nada, profesionales. Preocupado por el tema de la provisión de armamento, será en adela~~e partidario de la ruptura. Su gabinete ministerial está compuesto. P?r ~IlI- tares con excepción del Ministerio de Finanzas, que toca. a un dlstl~gUldo dirigente de la Sociedad Rural, Jorge Alejandro Santam~nna, conocido por sus simpatías hacia los Aliados. Las primeras declaraciones del flamante jefe de Estado son vagas a ultranza, Desde ya trata de '?a cooperación l~al con las naciones de América", pero mantiene la neutralidad. Por lo demas, Ramírez destaca sobre todo en la arenga al soldado de cuartel y en la retó- rica patriótica. IwN ROUQUIÉ _ 39 ~ilitares proaliados y pro-Eje han hecho causa común para deponer a J~st~llo.a~tes de la~ ~lec~ion~s trucadas de 1943. Así pues, con algo de im- plovlsa~IOn, la polltlca llltenor en cierto momento ha sido determinante p:1r~ulllficar d.e maner~ provisoria las filas del Ejército. La mayoría de los nnclales r,e~udlan, ~n dI.versosgrados, toda la política del régimen, inclui- da '" política exterior, sin ser por ello proaliados. Ciertamente, se trata de ()~ iales con esa"sen~ibili~ad ~?Sque han ejecutado materialmente el golpe ti • ~~tado. Lo~, nacIO~~I:tas '. que se han atribuido a posteriori un papel lit .ISI~O en la revolucIOn, bnllaban por su ausencia en la jornada del 4 j I .J u.nlO.¿Acaso los oficiales rupturistas les sacaron las castañas del fuego a los dlscre~os c?mpl~tadores de una logia nacionalista partidaria del Eje, el (, "U (mlStenosa SIgla que significa, sin duda, "Grupo de Oficiales Uni- dos ), qu~ se estaba gestando cuando tuvo lugar la intervención armada? El rruto del papel! del poder de esta sociedad de oficiales superiores '1' (.' be a u~ nombramiento en el Ministerio de Guerra que pasó desaper- I,dlldo o casr en aqu~l momento: "El coronel de infantería Juan Domingo I •ón es nombrado Jefe de la secretaría del ministro de Guerra" 5 es decir ./lIl' .ror del gabinete. El puesto, relativamente modesto, es crucial. Cons~ IIII1Y. u~ lugar de poder y un argumento irresistible para que los oficiales di I 1:)é:CIt~se comprometan a jurar fidelidad al gobierno militar. Todo en I MlJll.ste~lO pasa por las manos de Perón, que conoce todo 10 que sucede 111 tI ')érclto. Además, el ascendiente que tiene el coronel sobre el mini s- "11 ti' uerra, general Edelmiro J. Farrell, 10 hace muy influyente. Detrás di los generales anodinos se encuentran los coroneles ambiciosos. Yesos '11011 .lcs son.a menudo los comandantes y capitanes uriburistas de 1930, 1'11110 ' , ~reClsamente, el caso de Perón. No es casualidad que la fecha del " dI' .~'ptiembre de 1930, día del pronunciamiento del general Uriburu, 1',1 .1 • '1' conmemorada como fiesta nacional. Más tarde, en un discurso I '? 5, Perón dir~: "El GOU era necesario para que la revolución no se '1.I.n de '' ruta, Igual que la revolución del 6 de septiembre".6 I:():~ ofiCIalesagrupados en el GOU fueron sin duda sorprendidos por " IIIIII(:U"S que ?O pensaban como ellos -pero desorganizados y sin ob- 11 11 '~I '11 definldos-. Los dirigentes del GOU van a abultar por todos 1" IIh'dl(~S la parte desempefiada por la "logia" en la organización de una 111111 ('11 '1(')11 d· la qu a. umcn la total y exclusiva paternidad. Así, Perón Id/lidH.1 1 ~( mismo h r 'da ión de la proclama revolucionaria del 4 de
  • 17. 11 I 40 __________________ EL SIGLO DE PERON junio, que habría escrito febrilmente en la noche precedente, lo cual está muy lejos de comprobarse. En la volada también se atribuyó el títu~o de cc - e de Estado Mayor" de la revolución. Luego los coroneles han difun- Jefe . Ía i d dido, para intimidar a la clase política y a sus supeno:es, a Imagen e un GOU tentacular e irresistible, que todo lo había plamficado y controlado en la organización del golpe de Estado. Por ello. no sorpre~de que esta reescritura de los hechos haya dado libre curso a mterpretacIOnes rocam- bolescas, e incluso delirantes, del 4 de junio de 1943. . Los coroneles han cosechado lo que ellos habían sembrado e inclu- so más. Este modesto y afamado GOU no fue nunca una "poder~sa red nazi" en el seno del Ejército Argentino, trabajando para la conquista .del continente por Hitler, como imaginó la propaganda de sus adve:sar~~s. La historia conspirativa es, generalmente, como se sabe, una conSpUé1.CIOn contra la historia. La inasible y misteriosa "logia" sobre la cual existe u~a literatura abun- dante y polémica, apologética e incluso histórica, fue pnm~ro y antes. que nada un grupo de enlace bastante flojo entre jóvenes .~fi~Iales supen~res decididos a restablecer la disciplina y la moral en el E)ercIto, Y. despues a enderezar un país que la corrupción económica, política y socIalll~vaba, según sus miembros, "derecho al comunismo"? El fantas~a del G?O y la amplificación de su papel han servido mucho a Juan Dommgo Peron ~n su búsqueda del poder. Sin embargo, es in~egable, según todos los, testI~o- nios, que el coronel Perón es, si no el nervio motor, al menos el przmus inter pares de ese club cuyos veinte fundadores se encuentran re~ularmente para compartir sus inquietudes. Perón impresiona a sus com~a~eros por l~ ~la- ridad de su expresión y de sus conceptos, por sus conOCImIentoS pO~I~lCOS e históricos de profesor de la Escuela Superior de Guerra y de gran VIa),ero. Joven y brillante oficial diplomado del Estado Mayor, en 1938 fue envIa~o a Italia para un período en las tropas de montaña, antes de ser no~brad~ agregado militar adjunto en Roma. Antes de su ~egr.e~o a la Argentl~ayaso 1 España de Franco. Volvió lleno de admuaCIon por Mussohlll Y el por a IV" M d nuevo socialismo nacional y antimarxista que florecía en e I~)O, ,un O. Incluso un cuarto de siglo más tarde," nunca escondió su fa~~maclOn, ~or el "nuevo orden" europeo, por la experiencia de países dond~ se resolv~o la . , 'al" y "el comunismo ha sido vencido". Los ofiCIales argentmos cuestion SOCl . . en su mayoría no se entusiasmaron nada con Hitler o Mussohlll, cuyas AuúN RouQUIÉ ------------------- 41 movilizaciones populares o paramilitares les disgustaban, pero veían con buenos ojos los Estados autoritarios que imponían "la armonía entre los r: ctores de producción" y los ensayos de organización corporativa del Dr. . lazar, en Portugal, o de la Carta del Trabajo de Vichy. Así, el mito difundido por la propaganda de los Aliados de un proyecto para instaurar una cabeza de puente del Eje o un santuario nazi en la Argen- Iina no se sostiene. Sobre todo, nos da la medida del caldeamiento de las pa- ~i nes y del desprecio a la verdad que trae siempre la guerra. El golpe de Es- rudo de junio de 1943 se produce cuando las tropas del Eje reculan en todos los frentes ante el avance inexorable de los Aliados. Van Paulus ha capitulado en talingrado en enero de 1943. Los japoneses son vencidos en Guadalca- nnl en febrero. En julio, Mussolini pierde el poder. Los Aliados que están en [rica del Norte desembarcan en Sicilia, mientras que el MrikaKorps se bate I n retirada ante las tropas británicas de Montgomery. La prensa y la radio d.ln cuenta de este revés. ¿Cómo profesionales de la guerra y de la geopo- lit i a pueden estar tan ciegos o iluminados para pensar en volar en ayuda dc los derrotados? También la germanofilia tiene sus límites. Los oficiales .11' ntinos no son ideólogos militantes. Su nacionalismo autoritario obe- d . a otras preocupaciones más allá de la victoria de un modelo político. I:IIHOen los ambientes militares como entre los dirigentes de la economía, 1partir de esa época ya no se pregunta más quién va a ganar la guerra sino úmo la Argentina obtendrá la paz. Es decir, lo que será del país cuando se 11'" ine el conflicto. a prioridad es prever y preparar la posguerra con el fin de evitar una '.I.',imción" revolucionaria similar a la que estalló en 1918-19. La Argentina 1'11Ida muy bien ser la víctima de la posguerra. La industrialización fornen- 1.111.1 '11 los años treinta, en respuesta a la Gran Depresión, ha modificado IIIIISid rabie mente el paisaje económico y social del país. Desde 1935 el 11m d la producción industrial sube más rápido que el de la agricultu- 1,1 1sn ] 943, la contribución de la industria al producto nacional supera 11Ir.rm .nte al sector agrario. Con la guerra, las importaciones se hunden, 11111 11 Ira S acumulan los resultados positivos de la balanza comercial. La (111 lIt' di nninución de las importaciones durante el conflicto da un nuevo 1III(lIdso a L industria, que está frenada por la imposibilidad de adquirir los 1111 I1 el piral indi p n able para su desarrollo, Yes que se ha detenido 1Il,·tillli·lllo: k 19,( al 'Í .lohasidodeI13%,contrael23%enlos
  • 18. 1, 42 ------------------ EL SIGLO DE PERON seis años anteriores. La producción manufacturera, que había progresado un 43% entre 1933 y 1939, alcanza sólo el 27% durante el conflicto. En esas condiciones no es extraño que los salarios marquen el paso. Desde 1939 el salario real no varía casi nada, mientras que el país conoce una oleada de suba de precios inusitada para la época, debido a la escasezde algu- nos productos importados y a la especulación sobre los productos de pri- mera necesidad, como el azúcar. La relación de las fuerzas políticas nunca ha sido tan desfavorable para las capas asalariadas como bajo la presidencia de Castillo. El malestar social se manifiesta mediante numerosas huelgas que no obtienen resultado. En 1942, el número de despidos laborales es más del doble que en 1930, y las jornadas de trabajo perdidas por paro, el triple. Esta ebullición se produce en el seno de un mundo obrero en expan- sión y mal integrado, cuya composición está en proceso de cambio. En 1914 la mayoría de los salarios de la industria provienen de la inmigración. Esta se ha detenido. El número de los obreros que provienen del "interior", con frecuencia de origen rural, se ha acrecentado de manera notable. Las zonas urbanas donde se han establecido la mayoría de las industrias conocen un fuerte empujón demográfico. La Capital Federal reúne más de 4 millones de habitantes, o sea, casi el 30% de la población total del país. Casi el 30% de esta población ha nacido en las provincias del interior, contra el 16% en 1930. Buenos Aires acoge anualmente setenta y dos mil recién llegados na- cionales, entre 1936 y 1943; esa cifra era de ocho mil entre 1895 y 1936.9 A los ojos de los militares la situación política es infinitamente más pe- ligrosa que en 1919. La necesidad de imponer un régimen que sea capaz, por su fortaleza institucional y por su autoridad moral, de resistir a las tur- bulencias sociales previsibles ha reunido así a los funcionarios nacionalistas y liberales, a los activistas y a los apolíticos. Desde 1941 se está formando una Unión Democrática Antifascista. Reúne a todos los partidos proaliados bajo la égida del Partido Socialista y de los radicales yrigoyenistas. El Partido Co- munista, con ocasión de su X congreso, en noviembre de 1941, aprueba sus principios. Castillo queda aislado; el fraude es insostenible. Pero si las elec- ciones son transparentes, ganará un frente popular -como en la España de 1936-. Cuando las masas obreras insatisfechas y disponibles de los suburbios industriales se dejen seducir por las "ideologías de avanzada" tendrá lugar el incendio evitado en 1919. Uno de los fundadores del GOU me confirmará que lo crearon para "preparar la lucha contra la marea comunista que iba a ALAIN ROUQUIÉ --- _ 43 . incidir con el fin de la guerra mundial".'? El segundo número del boletín J 1 GOU precisa que el Ejército "será el antídoto del veneno de la alianza 8 'udodemocrática constituida por elementos comunizantes".'! La hydris de la subversión está por todas partes. Es preciso actuar. FJ ascenso irresistible del coronel 1) .spués de las vacilaciones que acabamos de ver, el gobierno de ficto ha tomado un rumbo decididamente nacionalista y antiliberal, hacia un "orden fllf 'vo" autoritario. El jefe de Estado, general Ramírez, no tiene cabeza de polftico, Es un presidente estrecho, de apariencia rígida, que va en la direc- I ¡<'In que marcan los acontecimientos. En los primeros tiempos instaura una ,1¡~iplina de cuartel. Se disciplina a los sindicatos combativos; se lleva presos f los comunistas y se acrecienta el presupuesto de Defensa. Pero es preciso '1111 eder a este gobierno pretoriano cierta legitimidad ideológica que pueda 11I!ificarla neutralidad exterior y el orden moral en el interior. Para ello, 1.1mfrezva a pedir la colaboración directa de la extrema derecha civil. Junto I los ultra del catolicismo que desde el Ministerio de Educación Pública '1'" -ren "recristianizar el país" y "extirpar las doctrinas del odio y el ateísmo" 1011 grupos nacionalistas neofranquistas toman la dirección del Ministerio ,1, I Interior y del Ministerio de Relaciones Exteriores. La alianza de la espada II hi po con los admiradores del yugo y las flechas falangistas identifica a 1, ""'1 'va" Argentina. La neutralidad quedará como expresión del naciona- l, 1110 argentino que hunde sus raíces en la "esencia católica" y la "tradición 111 1'.ni a" de la nación. Las universidades son depuradas de sus profesores Id11 f.11 • , los funcionarios "prodemocracia' son revocados. El 31 de diciem- 1,,, lil' 1 43 un decreto establece la enseñanza religiosa obligatoria en todos 1,1 I vrnbl cimientos escolares primarios y secundarios, dependientes de la ""111 idnd de la jerarquía católica. La victoria sobre el "demoliberalismo" es [lIlIlpl·I:'. Pero la Argentina evoluciona pe!igrosamente a contracorriente y 11 111111 rn d I tiempo. 1.1 Ar r ntina está aislada mientras las fuerzas del Eje van de derrota 11 .1, unrn. El d s mbarco de junio de 1944 en Normandía entierra en las Id, 11.11 jOI1:disl:'s la sp iranza de una victoria alemana. El gobierno militar ",. "dll 11 ~II Sil' 10 purif ador d "revolución nacional" descubre una
  • 19. 44 ------------------EL SIGLO DE PERÓN inquietante realidad. Las Fuerzas Armadas quizá han cruzado el Rubicón para nada. Sin embargo, abandonar el poder sería, o bien un retorno al statu quo del fraude y de la corrupción conservadora, o bien el salto a lo desconocido de elecciones libres y de una posible victoria de la "subversión marxista". Volver a la situación anrerior al4 de junio desacreditaría al Ejér- cito. Y ocurre que la posguerra es un asunto demasiado grave y peligroso para confiado a los civiles, más aún si son de izquierda. En esa situación dramática en que la Argentina queda fuera del continente y ya se ve como un paria internacional, es preciso entonces ceder en parte y pasar la pági- na de una neutralidad insostenible, litigando, especialmente, a favor de la participación en el esfuerzo bélico con Gran Bretaña. Con el pretexto del asunto del espía alemán y de un incidente diplo- mático manipulado por aquellos que lo habían organizado, la Argentina decide por fin romper las relaciones con Berlín, y luego con los otros países del Eje, el 26 de enero de 1944. Para los nacionalistas en el poder, se trata de una traición. Los coroneles del GOU están indignados por este "acto de cobardía política" contrario al honor militar. Exigen la dimisión del presidente Ramírez, a pesar de que es el "nervio y cerebro de la revolución", según el texto fundamental de su agrupación. Para asegurarse la continui- dad y evitar complicaciones diplomáticas es reemplazado por el vicepresi- dente, general Edelmiro Farrell, íntimo amigo de Juan Perón. Este último, evidentemente, no se ha opuesto al golpe de los coroneles contra el pálido ocupante de la Casa Rosada. Sin por ello combatidas, no ha tenido nunca demasiada simpatía por las ideologías nacionalistas. En nombre del prag- matismo se distanciará enseguida de ellas. Perón responde a un periodista uruguayo que le pregunta a propósito de la situación internacional: "Nues- tro país no es un punto aislado en el espacio, como parecen creer nuestros nacionalistas, sino que forma parte integrante de nuestro mundo en pleno cambio. Si no queremos naufragar, debemos subir con la marea"." Parece que es su regla de conducta desde junio de 1943 y se atiene a ella. Perón permanece discreto pero activo. Por sus funciones en el gabinete del ministro de Guerra, maneja con mano firme el cuerpo de oficiales. Por petición propia, el 27 de octubre de 1943 es nombrado jefe del Departa- mento Nacional del Trabajo, una oficina oscura, sin poder y sin medios, que depende del Ministerio del Interior. "Un juguete aburrido del qu se cansará pronto", habría dicho el general Ramírez, asombrado por e la I AIN ROUQUIÉ ---------- _ 45 unhición inusitada en un militar. El coronel organiza y desarrolla el De- I'oll'tamento, que se transforma rápidamente en la Secretaría de Estado de 11.1 bajo y Previsión Social; todo un programa cuando menos inesperado 11101 seno de un gobierno que maneja el mundo del trabajo mediante la 11 pl' sión. Perón, al igual que muchos de sus compañeros, es consciente del ea- 1.11 t '1'explosivo de la situación social y de los riesgos de la posguerra. No 1p,lIorala fuerza de los sindicatos en plena pujanza reivindicativa. Como 11111 .hos jefes de unidad militar, también él pudo constatar, en el marco 111 1S rvicio militar obligatorio, el estado de salud deplorable de numero- 11 onscriptos, particularmente en las zonas rurales, y la malnutrición de 1'.111 ' de la juventud. Una política social generosa permitiría reforzar los 11ortes de la defensa nacional de este país, rico exportador de productos rlnucntarios. Es el tema que va a desarrollar en un discurso pronunciado 111.1Plata con ocasión de la inauguración de una cátedra de defensa na- 11111.11, que hizo correr mucha tinta. 13 En él se dice especialmente: "La de- 11.1nacional es así un argumento más que debe incitamos para asegurar k-li idad de nuestro pueblo". Idea nueva en este país. 1"1régimen militar está en levitación. No durará mucho si se apoya 1111 l'11la fuerza. La revolución antibolchevique está en curso y necesita el lit 1 () de las masas. De manera paradójica, las "clases peligrosas" son las 1 1111 .,~(lue aún están disponibles. A pesar de los esfuerzos de los partidos de I 1I11'Iirda, el proletariado de las ciudades y del campo está ampliamente l. I'0litizado. Ante un periodista chileno de El Mercurio, el flamante res- "11.ibl de Trabajo declara con un estilo neofalangista impetuoso: "Yosoy 111rudi alista y, como tal, anticomunista. Pero creo que hay que organizar I 1111111 ¡ del trabajo en sindicatos. No permitiré la acción de elementos 1,'1 rsiv o de agitadores"." El decreto que crea la nueva Secretaría de 1 1It lo 1 Trabajo le asigna en efecto la atribución de "adoptar las medidas 11 • 11.1 1:1,para una mejor armonía entre las fuerzas productivas". 1.ISma 'as alborotadas siempre prestas a seguir al pastor malo deben 1 11l'"anJadas. Organización, control y justicia social deben ir a la par. 1111111 vil l'. tatue de los sindicatos prevé un solo sindicato en cada rama de 11ul.ul, lotnd de personerla gremial, reconocida por el Estado. Recibe I 111111.1 ohli ':tI rin de t do los asalariados del sector. Dichas asociacio- , IIIII/I·,¡oll.dl'st•. ~l: 11 som nidas a la supervisión de los poderes públicos en
  • 20. 46 ------------------EL SIGLO DE PERÓN sus finanzas, en sus asambleas y en sus manifestaciones. Para poner en su lu- gar al nuevo sindicalismo estatizado, Perón ha redutado algunos hombres de la izquierda que comparten sus temores y sus objetivos. Sus colaborado- res sostienen sindicatos minoritarios contra las organizaciones obreras de izquierda y crean sindicatos paralelos, los únicos reconocidos. Por últ.imo, no se excluye la violencia cuando se trata de encontrar la sede o los bienes de una federación recalcitrante. Es cierto que la dictadura facilita estas reclasificaciones sindicales for- zadas. Los sindicalistas de la izquierda intransigente están presos o fuga- dos. Además, el Partido Socialista y el Partido Comunista frenan la com- batividad obrera para no perjudicar al Patronato "demócrata", es decir, proaliado. La victoria antes que nada. Pero la amplit~d de las m~di~as so- ciales promulgadas manifiesta la eficacia del paternalismo ~utontar~o. Sus beneficiarios se sorprenden con frecuencia de que un gobIerno calificado de "nazifascista" permita tales adelantos sociales. Bajo la égida del coronel se crean dos millones de cajas de jubilación de trabajadores así como los tribunales de trabajo'- Las convenciones colectivas se extienden a todas las ramas de la actividad. La legislación cubrirá en adelante los accidentes de trabajo y de salud. Se dota al personal de trabajo doméstico de un estatuto con derecho al descanso semanal, al igual que a algunos empleados del pequeño comercio. La sindicalización se autoriza y hasta.se alienta en los sectores en los que estaba prohibida. Las empresas de CIerta talla deben disponer de delegados de taller o de fábrica. En menos de dos años, el go- bierno militar aporta respuestas a reivindicaciones que hasta ese momento habían sido rechazadas. Pero la medida más audaz y más sacrílega para la clase dominante va a ser el estatuto del peón rural, aunque el decreto que lo establece nada tiene de revolucionario. Prevé un salario mínimo, fija los horarios de trabajo y establece el descanso dominical, las vacaciones y las indemnizaciones por licenciamiento. Este estatuto, que reemplaza la buena voluntad del patrón, revoluciona las relaciones sociales paternalistas propias del campo argenti- no. El Estado se mete así en las estancias y viola la propiedad privada. Por eso, es recibido como una verdadera revolución y desencadena un odio tenaz contra el coronel subversivo. El peronismo todavía carece de nombre, pero es ya una realidad en 1 terreno. El omnipresente coronel se ha esforzado, como hemos visto, por ALAIN ROUQUIÉ - _ 47 convencer a sus camaradas oficiales de lo bien fundado de su acción social. Va a tratar de hacer lo mismo con la patronal. En un discurso en la Bolsa de Comercio, el 25 de agosto de 1944, expone sus puntos de vista sobre la paz social mediante la organización Controlada de los trabajadores y la in- tervención del Estado. "La seguridad contra la agitación es la organización de las masas. Ya el Estado organizaría el reaseguro, que es la autoridad ne- cesaria". Los grandes principios que deben presidir la reorganización eco- nómica y social del país se encuentran así resumidos en el enunciado de los bjeti~os del Consejo Nacional de Posguerra que él preside. Allí se dice que el gobierno buscará realizar "el pleno empleo" y un "justo equilibrio entre 1 s Intereses y los factores que intervienen en la producción [... ] y por la olaboración entre los organismos patronales y obreros la humanización lel capital y el mejoramiento de la vida de los trabajadores". En cuanto al coronel Perón, ha seguido su ascensión jugando hábil- mente entre rupturistas y nacionalistas, y evitando sobre todo adherirse a 11/1 clan o a una facción ideológica. No porque se haya situado, de entrada, por encima de la pelea, hazaña imposible para quien se encuentra en su posición, sino porque dejó a otros las decisiones cruciales, sin ponerse en pl irner plano. Ha dejado que la marea lo lleve, y la corriente lo ha llevado IIIUyalto. Habiendo descartado a uno de sus rivales, Perón acumula en II)tf funciones raramente unidas en un solo hombre: es vicepresidente ell la República, ministro de Guerra y secretario de Trabajo. Un simple i urone] que está en la cima del poder. Pero el régimen es de una extrema 1I,lgilid.ad.I:I0stigad~ p~r los demócratas y pro aliados, abandonado por 1" 1:1ionalistas Iascistoides, ha engendrado con sus últimas grandes deci- It III('Sde política exterior un grave descontento en el cuerpo de oficiales. Para muchos militares el gobierno de la revolución ha abjurado de sus 1" 1111 ipio constitutivos y reculado en lo esencial: la soberanía nacional. La /111'"11':1 de relaciones con el Eje fue un renunciamiento, pero la declara- Itln Il' uerra a Alemania el 27 de marzo de 1945, algunas semanas antes 1, 11 ,11i1U lación sin condiciones del 8 de mayo, es para ellos un deshonor. I 11 '11(I'ada n guerra in extremis, después de la Conferencia de Yalta, fue 111 ,111.1 '11 ondiciones poco gloriosas, el interés nacional y las circuns- 111 1.1 -xt .riorcs n permitían de ningún modo otra salida, sino aceptar IH' 11 11('II(il1[1 fll 'S' tratada igual que los países vencidos y excluida por I " 1IIIIIpOd" 1:1'oll1uni lad int rnacional. En efecto, el 21 de febrero
  • 21. 48 __________________ EL SIGLO DE PERON (quince días después de Yalta) se reunió en el Pal~cio de Chapultepec. en México, la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y de la Paz. La Argentina, que no había puesto por obra sus compromisos de defensa hemisférica, no estaba invitada. Pero se acordó de que, si firmaba el Acta de Chapultepec y declaraba la guerra a los países del Eje, sería de nuevo admitida en el concierto de las naciones americanas. Los Estados Unidos, por razones geopolíticas, frente al auge soviético, incluso estában dispuestos a patrocinar la entrada de la Argentina en las Naciones Unidas. Por otra parte, el final de la guerra no es para nada propicio a las dictaduras. Un viento de libertad sopla sobre el mundo de Occidente. Y en América Latina las dictaduras civiles o militares caen, una tras otra. En Guatemala, El Salvador, Venezuela e incluso en Brasil, donde Getu- lio Vargas -proaliado que ha obtenido sustanciales beneficios militares y económicos al estar al lado de los Estados Unidos en la guerra- es derro- cado en noviembre de 1945. Para los que tienen el poder en Buenos Aires, obligados a convocar a elecciones, sólo hay una salida honrosa: suscitar en sus rangos una candidatura, la de un hombre conocido y que disponga de cierta popularidad. Dentro de la monotonía de los dirigentes uniformados sólo uno destaca: el coronel Juan Domingo Perón. Ya es Perón mucho más que un coronel de Infanrería que desempeña altas funciones en una dictadura militar a la deriva: es un hombre político dedicado a construir su imagen más allá de sus relaciones con los sindica- listas dóciles y agradecidos; es el alma del gobierno, es decir, está en todas partes. Un terremoto ha derruido la provincia andina de San Juan el 15 de enero de 1944. Él está en la brecha. Organiza el socorro, solicita la solida- ridad del pueblo, recolecta fondos. Claro que hay inquietud por el destino de los treinta y tres millones de pesos recogidos y se hacen bromas sobre el simpático militar, pero su nombre está en los labios de todos. El ministr recorre el país. Así, por ejemplo, el 30 de mayo de 1944 está en la provin- cia de Córdoba, donde inaugura unas instalaciones militares y preside una asamblea sindical: los dos pilares del peronismo en gestación. Perón y sus colaboradores van a usar un nuevo medio de comunicación política p;-¡r: acceder al mayor número de personas: la radio. La Argentina ha desarrolla do sobre su inmenso territorio despoblado una red radiofónica que "l i ese entonces, la segunda del mundo, después de la estadounidense. '..11 [u nio de 1944 Radio Belgrano comienza a trasmitir Ir s v 's pOI" mana (11 ALAIN ROUQUIÉ -------- _ 49 programa de hora y media llamado "Hacia un mejor porvenir", animado por Eva Duarte y consagrado a la obra social del coronel Perón. El libreto es de Francisco Muñoz Azpiri, pluma amiga del clan Perón. Eva, una jo- ven actriz sin éxito, tiene lindos ojos, carita preciosa, voz mediocre y poco talento. Pero es ambiciosa y busca protectores que la hagan adelantar en su carrera que, hasta ese momento, no ha pasado de papeles secundarios en novelas radiofónicas melosas. Gracias a la catástrofe de San Juan ha encon- trado a su príncipe azul, el imponente y prestigioso coronel. Convertida n compañera del poderoso ministro de Guerra, desde entonces será una locutora muy solicitada. . Mien.t~·asPerón prepara el futuro -y el suyo en particular-, el go- hierno militar ha perdido la iniciativa y ha debido llamar, mal que le pc e, a elecciones generales. Como los partidos no tienen confianza en el gobierno "nazifascista", exigen que dimita y que se traspase el poder a la ( orte Suprema, con el fin de garantizar la libertad de las elecciones. Esta ruvtitución, que ha rechazado varios decretos sociales de avanzada, es 1I111y impopular en el mundo del trabajo. La patronal, por su lado, no ha hh onquistada por la estrategia conservadora de posguerra del coronel ,d enfrentada a su política laboral. Un manifiesto de la industria y 1 I mercio denuncia, entre otras cosas, los irresponsables aumentos de 11.11 io . La Confederación de Sociedades Rurales exige la abrogación del 1.11111 del peón rural que "elimina la autoridad jerárquica del patrón". 1111 ~I parte, los beneficiarios de los adelantos sociales concedidos por 1 11 iim n militar ven con inquietud que se prepara la revancha de la 111111.11. Del lado de los militares no hay temor. Pero el tono antirnili- 1I 1.1 l· las manifestaciones de la oposición, los insultos proferidos en di ' ntra los oficiales, disparan un movimiento reflejo corporativo. '"11 1 1.1 h tilidad de los Estados Unidos y la subida de poder de Brasil, 111111111 • 1. solidaridad con la obra de la revolución. Pero la obra reali- 11 1'"1 '~l:l S bastante pobre. Y casi todo lo que queda de ella es fruto 11 11 I ¡¡'111 • P ífica de la Secretaría de Trabajo, como testimonian las I I dI 11', nsport , con ocasión de las movilizaciones en favor de los • 11 ti lns n entraciones sindicales de apoyo delante de la sede I 1I 1.11 .1 ti . ESl3d . 1'1 11 1m militar s n aprecian el activismo invasor y político del 1 111 11 I'nlflil. M 'i:ll. qu h a contra su sentido jerárquico, Perón
  • 22. 1 ,1 50 __________________ EL SIGLO DE PERÓN queda como su única opción. Entonces, a pesar de eso, tienen que darle su confianza y ratificar, aunque sea tácitamente, las 'audaces maniobras po- líticas que el coronel va a realizar para mantenerse y ganar las elecciones. Volviendo de algún modo a los equívocos del 4 de junio, Perón apuesta por un acercamiento del régimen con el Partido Radical. Su familia.era de tradición conservadora, y él declarará más tarde haber votado a Yngoyen en 1916, sin dudar en presentarse como heredero del primer jefe de Estado de la Argentina democrática, a pesar de haber sido un fogoso ejecutor del golpe de Estado de septiembre de 1930 contra el presidente radical. El ambiente militar puede verse representado, ciertamente, en la neutralidad intransigente de Yrigoyen en la Primera Guerra Mundial. Pero la estrategia peronista tiene otra motivación principal: es que la Unión Cívica Radical es el único partido político en condiciones de ganar las elecciones que tiene una vocación de mayorías. Así pues, los radicales van a ser llamados a integrar el gobierno. No son personalidades de primer plano las que han respondido al canto de sirenas del coronel. Sin embargo, debido a su diversidad, representan un amplio abanico de la sensibilidad radical, aun- que la dirección del partido siga sosteniendo una oposición sistemática e irrevocable contra el régimen. Un notable radical y estanciero de la provincia de Corrientes, Juan Hortensia Quijano, ligado al clan Alvear, recibe la cartera del Interior. Un yrigoyenista de Santa Fe, Armando Antille, es ministro de Finanzas. Juan Isaac Cooke, exdiputado radical antifascista y proaliado -deseoso, según dicen, de establecer buenas relaciones con Washington-, es nombrado en Relaciones Exteriores. Este giro político causa de nuevo reacciones en el Ejército. La Armada, de reclutamiento más tradicional, desde 1943 está escandalizada por la política social "subversiva" del gobierno. Tampoco en el Ejército Perón tiene apoyo unánime. Además de sus rivales de siempre y de aquellos a los que ha barrido, a los militares argentinos les repugna ver a uno de los suyos solicitar el apoyo de un partido político execrado. Por si fuera poco, comete el error de vivir maritalmente con Eva Duarte, joven actriz de pasado dudoso. Para el mundillo militar, conformista y apegado a las formas exteriores de las "buenas costumbres", muy influenciado por la doctrina de la Iglesia católica, Perón lleva una existencia escandalosa. Pero su posición es tanto más crítica y criticada en las mess y los clubs d oficiales, donde se murmura que el hombre fuerte del r gim -n ha aíd ••• ALMNRouQUIÉ---------------- _ 51 bajo la influencia de la familia Duarte, y que el hermano de Eva, Juan, se dedica al mercado negro. Y, sin embargo, Perón es un militar de cuerpo entero. Tiene una visión del mundo que es la propia de su profesión, como también lo son sus va- lores. Lo hicieron del mismo molde -colegio militar y Escuela Superior de Guerra- que sus pares. Ama los desfilesy no deja de poner un punto de honor en ir siempre vestido con perfecta elegancia, tanto de uniforme como de ci- vil. Mantiene su forma física con esmero y recuerda sus hazañas deportivas en esgrima, boxeo y esquí. Pero no tiene ni la rigidez triste, ni la religión de los reglamentos, ni la retórica patriótica vacía de sus compañeros de armas. Perón es un hombre jovial y vivo, que sabe ser directo y familiar. Su senci- llez lo hace simpático para los civiles. Se muestra atento con los humildes que reconocen su autoridad. Su sonrisa explosiva, que pronto se hará "au- tomática", parece dade derechos. Motejado, al principio de su ascendente carrera, como "coronel Kolynos" (como la marca de dentífrico), pronto se convertirá, para sus adversarios, en el inquietante arquetipo del "hombre de la sonrisa". El "coronel de los trabajadores" tiene facilidad de palabra. Improvisa con aplomo y audacia incluso sobre aquellos temas que no le resultan familiares, lo que irrita a sus colegas. La facundia de este oficial superior desinhibido pasa a menudo por cinismo, o incluso por vulgari- dad fuera de lugar. Le gustan las frases logradas, de las que se le adjudican muchas. A quien viene a reprocharle que esté en pareja con una actriz, le rctruca a bocajarro: "¿Usted preferiría que esté con un actor?". De hecho, l.. gran diferencia entre Perón y sus camaradas de la milicia no estriba sólo '11 u palabra, sino en sus capacidades políticas. Estratega y pragmático, IlO es, como ellos, prisionero de conductas corporativas formateadas. El u-pliegue estratégico, el derribo de las alianzas, los simulacros integran la 111l3.Xis del político que mira a sus camaradas de arriba. Él sabe dónde va y t: onvencido de que es el único capaz de sacar al régimen de ese callejón ¡11salida donde se ha metido. 1.1 jornadas de octubre 111nposil r's animad s por la victoria aliada, después del 8 de mayo, quie- 1111 ilil"l:1npiiula ión in ondicionaldelgobiernodefocto.Suantifascismo
  • 23. 11'1 52 ___________________ EL SIGLO DE PERON retrospectivo se va a ver beneficiado oportunamente con el apoyo explícito y público del nuevo embajador de los Estados Unidos, Spruille Braden, hom- bre de negocios, conservador, con cierta experiencia de América del Sur. El Departamento de Estado, en Washington, está dividido entre quienes siguen la guerra que acaba de terminar y quienes ven más lejos, preparan la paz y los enfrentamientos del futuro. No hay unanimidad sobre la política que hay que seguir con la recalcitrante Argentina. Braden, por su lado, no vacila ni duda. Es partidario de una posición dura e inflexible frente a la "dictadura fascista argentina". Este diplomático denso, paladín de la libre empresa, es un perseguidor militante de los "nazis" y de los comunistas, allí por donde pasa. Poco dado a los matices, en sus memorias se lamentará de los "comu- nistas del Departamento de Estado", causa de todas sus desdichas.'? Llegado como procónsul, Braden va a intervenir indiscretamente y sin la mínima reserva diplomática en la vida pública argentina. Aplaudido en los barrios buenos, participa en las manifestaciones y los desfiles de la oposición. Está firmemente resuelto a hacer que la democracia se imponga en Buenos Aires. El 19 de septiembre de 1945 se ha organizado una "marcha de la Constitución y de la libertad" para la trasmisión del poder a la Corte Su-o prema y para elecciones inmediatas, libres y sin que un estatuto de lo.s~ar- tidos políticos limite su autonomía. El gobierno no se atreve a p~oh~bIrla. Las empresas le dan el día libre a sus empleados, a lo que los sindicatos progobierno responden con un paro de transportes. Sin emba~go, en l~ Plaza Francia, en el corazón del barrio residencial, se juntan doscientos mil o doscientos cincuenta mil manifestantes de todas las clases sociales. Los trabajadores de los sindicatos de izquierda se codean con la aristocracia .de la pampa y los notables. Este paseo triunfal está acompañado po~ u~~ vI~a tensión en las calles y universidades donde florecen eslíganes antimilitaris- ras, como "libros sí, botas no", que rechaza los borceguíes en nombre de los libros. A lo cual los sindicalistas alineados responden con una consig- na popular: ''Alpargatas sí, libros no", que marcará por mucho tiempo la imagen y el comportamiento antiintelectual del movimiento que estaba formándose. El mismo Ejército está cada vez más perturbado. Se fraguan conspiraciones en los principales cuarteles y escuelas militares. Un aconte- cimiento en apariencia menor va a encender la mecha. El 5 de octubre se nombra en la Dirección General de Correos, que tiene en esa época una función neurálgica en materia de comunicación e - ArArN ROUQUIÉ -------------------- información, a un civil, amigo de la familia Duarte, en vez de al militar de turno. Esto probada que Perón era de verdad presa del clan Duarte, la familia de su amante. Para el general Ignacio Ávalos, examigo de Perón, comandante de la guarnición de Campo de Mayo, este comportamiento es inadmisible e indigno de un oficial superior. Exige la destitución del prote- gido de Perón. Este se niega. Campo de Mayo entra en ebullición. Algunos jóvenes oficiales de cabeza calenturienta, solidarios con su generación o con el ambiente de familia, consideran seriamente atentar contra la vida del coronel desleal con el Ejército. Perón ha subestimado la ola de descontento militar. El 9 de octubre es obligado a dimitir de todas sus funciones. Incluso pide que se hagan efectivos los trámites para su jubilación. Pero, antes del retiro, obtiene la autorización del presidente Farrell para pronunciar un discurso de despe- dida desde la Secretaría del Trabajo, retransmitido por las radios públicas. En una alocución sencilla y grave, el coronel en desgracia recuerda la obra s cial de la "revolución" y la urgencia de defenderla. El movimiento revo- lucionario del 4 de junio no podía resumirse solamente en el restableci- miento de elecciones libres y honestas. Antes de presentar su dimisión, Pe- I( n ha firmado un decreto que aumentaba los salarios, creando un salario mínimo garantizado y una escala móvil de remuneraciones. Ha dejado una bomba de tiempo en terreno enemigo. Mientras que los partidos políticos los demócratas creen haber logrado un golpe de Estado civil contra el gobierno militar, de hecho asistieron simplemente a un arreglo de cuentas I ntre dos jefes del Ejército. Ávalos, convertido en ministro de Guerra, acepta que se confíe a la 111 .sidencia de la Corte Suprema la tarea de formar un gobierno civil y ',,, clítico". El 13 de octubre por la tarde el hombre fuerte de Campo de r-.1.'y manda detener al antiguo vicepresidente. Este es tenido prisione- I! '11la isla Martín García, en el Río de la Plata, donde ya había estado Iig iyen luego de su caída en 1930. Perón es puesto bajo vigilancia de la 111!l:lJa. El arresto del exsecretario de Estado del Trabajo es mal visto en 1" suburbios obreros de Buenos Aires. En el Ejército, por su parte, se ve III.tI qu , bajo presión de los partidos políticos, se haya detenido a uno de 1•• ,"., 01' S dirig ntes militares del gobierno y que, además, sea prisionero ,l. l., Armada. Farrell, iempre en la Presidencia, aboga por una medida de 11 1 Il,i 11. El I }, Ával s anuncia, dando marcha atrás, que el coronel no