Este poema de Pablo Neruda describe las ruinas de Machu Picchu y evoca la historia de los pueblos indígenas que habitaron allí. El poeta imagina subir a Machu Picchu y ver los vestigios dejados por sus antiguos habitantes. Llora por los esclavos que sufrieron y murieron construyendo la ciudad. Finalmente, pide a los espíritus de los pueblos indígenas que hablen a través de él para contar su historia de opresión y lucha.