Este documento narra la historia de un niño cuyo madre era llamada loca por otros, pero en realidad era una profesora. Aunque el niño no entendía el lenguaje metafórico de su madre al principio, con el tiempo aprendió que ella usaba las palabras para enseñarle lecciones sobre la vida, como que los ojos sirven para escuchar y que la muerte no es para siempre. Ahora de adulto, el autor comprende y aprecia las enseñanzas de su madre.