El alumno Gilberto Gómez Cuenca cuenta una anécdota vergonzosa que le ocurrió hace un año en Guadalajara, Jalisco, México. Mientras viajaba en tren para visitar a su novia, se le ocurrió preguntarle a una señora si el tren podía hacer paradas donde uno quisiera bajarse, ya que se había pasado de su estación. La señora le contestó de manera cortante que las paradas del tren son solo en las estaciones, no donde uno quiera. El alumno se dio cuenta de lo tonto