1. Mis quince años en Europa
Hace algún tiempo una agencia de viajes de nombre PROVIMEX
ofrecía un tour en Europa, diseñado para quinceañeras: baile en Viena
con cadetes, visita al Papa, góndolas en Venecia y algunas cosas más. La
mama de mi eterno amigo Roberto trabajaba en esa agencia y nos
propuso ir en ese tour. De primera instancia no me resultaba muy
atractivo convivir con muchachas tan jóvenes, ¿un experimentado
guerrero de dieciocho anos como yo con chicas tan jovenes?, pero la
idea de ir con mi amigo a internacionalizar nuestras borracheras si que
me atrajo.
Hace no tanto tiempo en televisión, después de medianoche, vi el
video promocional de este viaje, el mismo video en el que participamos
todos los que tomamos ese tour. He intentado varias veces conseguirlo,
pero no he podido. Este viaje ha sido uno de los mas divertidos que he
hecho en mi vida, no por el paquete que ofrecia la agencia de viajes,
sino por la manera como lo utilizamos algunas de las muchachas(eran
90 por todas) y nosotros (Roberto, Javier su hermano y un servidor).
PROVIMEX nos resguardo con varios conductores de tour, entre
ellos la mama de Roberto y Javier, pero ya estaba escrito que no iban a
cuidarnos tan bien…
La batalla de Monte Ripoli
Estábamos hospedados en Roma, esa mañana en el autobús, con
una gran sonrisa una italiana de excelentes cuarenta años, bella y
elegante, y Rómulo, el chofer, nos avisaron que iríamos a cenar a
Monte Ripoli, a un restaurante muy bueno, la mujer estaba realmente
complacida, Rómulo no tanto, pensé que era por ser ‘muy italiano’
(muchos franceses y muchos italianos sienten que el mundo no los
2. Mis quince años en Europa
merece) mas tarde comprendí porque Rómulo miraba al cielo como
pidiendo piedad.
Ya para esta etapa del viaje ya éramos muy amigos de unas
muchachas de Tijuana, que eran veinteañeras, muy guapas y con
carburador de ocho gargantas, así que nos pusimos de acuerdo con
ellas para compartir mesa, al llegar a nuestro destino note, sin darle
importancia , que había solamente escaleras, no tenían elevador para
llegar al restaurante, claro que los diez o doce pisos (equivalencia) que
subimos no los sentimos tan pesados, uno que otro turista hacia escala
para recuperar el aliento y seguir subiendo.
Nos sentamos con ellas, a mi lado estaban Ana Delia y Chela, con
mi amigo Roberto estaba Carmen, otra Carmen, Kira, Alma y Bouchard
estaban con nosotros. La cena incluia vino tinto, nos dejaron cuatro
jarras de vino en la mesa, brindábamos por todos y cada uno de los
estados de la Republica Mexicana, sin discriminar los entonces
territorios, Chela se sostenía de mi para no caerse (y yo que pensaba
que era mi magnetismo animal), Roberto y Carmen se sostenían uno al
otro de la misma manera que se colocan los rifles al estilo militar, de
otras mesas nos comenzaron a pasar sus jarras de vino, cantábamos
coplas de todo tipo
-“… eche otro litro de vino Don Ceferino por caridad
Quiero empinar el codo y de ese modo olvidar
Yo pa’ olvidar me curo
Yo no me apuro jamás…”
3. Mis quince años en Europa
Chela se resbalaba de la silla como si se estuviera derritiendo,
aunque yo mantenía la vertical estaba perfectamente borracho, Ana
Delia profería obscenidades con énfasis y entusiasmo dignos de la
poetisa y declamadora Pita Amor (que alguna vez posara en cueros
para Diego Rivera), Kira gritaba-“İJorge es mio!”, y Chela me decía –“es
otro Jorge, de Tijuana, no se refiere a ti”.
Y seguían llegando jarras…
La conductora italiana llevaba unas sandalias exquisitas, su
pedicure era impecable y espectacular, al admirar el pedicure pensé:
-“pedicure el que traemos todos los de esta mesa…”
Y las coplas continuaban
-“ yo no se lo que me pasa
que no puedo caminar
pensaran que estoy borracho
y ha de ser debilidad”
pero como todo en la vida, la cena tuvo fin…, había jaloneos entre
las muchachas, uno que otro epíteto altisonante, puyas contra las de
Tijuana, ya que habían acaparado a los únicos hombres del tour. Hasta
ahí todo iba bien, con horror contemple la interminable escalera, si
sobrio fue difícil subir…
-“No puedo bajar”-dijeron al mismo tiempo Chela y Ana Delia (quien
era la que me gustaba mas)
-“bajo con Chela y regreso por ti”- le dije
4. Mis quince años en Europa
Y ahí fui de arriba abajo dos veces, como íbamos en dos
autobuses fui a dejar a Chela al suyo y baje con Ana Delia, yo notaba
una señora atrás de nosotros, no decía nada, Ana Delia decía tantas
obscenidades (solo ni me hubiera sorprendido, no se sabia ninguna que
fuera nueva para mi) que sentí que la señora las viniera escuchando,
total, pensé que por lo menos dos de las posiciones de las cuales
hablaba Ana Delia las habría practicado con su marido, bueno, asi me
consolaba yo solo.
Por fin llegamos al autobús de Ana Delia, la señora seguía atrás de
nosotros, ella volteo y al verla dijo
-“Mama: me siento mal”-yo no sabía que su mama también venia en el
tour… qué bueno que no nos tuvimos ‘urgencias primaverales” durante
el descenso, la señora me hubiera empujado al vacio…
Fui hacia nuestro autobús, frente al autobús, sentado en una
señal de la carretera estaba Roberto, su hermano y mama lo reganaban
por la borrachera que tenia, dos minutos antes de que lo reganaran
estoy seguro que su borrachera no la hubiera vendido ni por todo el
oro del mundo.
-“Yo, ya no voy a confiar en ti, mi mama ya no va a confiar en ti, mi
papa ya no va a confiar en ti, Pichojos (un servidor), tampoco’
-“İYo siiiii!”- proferí con vehemencia, yo estaba igual o peor que el, solo
que si podía caminar, a la fecha sigo confiando en el…, yo estaba
borracho y acertado en mi juicio.
-“si esas mujeres (las tijuaneras)te incitan a beber ya no las veas”-le
decía su mama compungida.
5. Mis quince años en Europa
Subimos al autobús y nos sentamos donde pudimos, separados.
Me toco junto a una de las conductoras que me decía que un muchacho
italiano le había pedido que se lo llevara a Mexico, cuando crei que la
platica iba a cambiarse a _”muchacho mexicano: vente conmigo al
Nirvana” vi que la chica junto a Roberto se levantaba violentamente, le
dije a la conductora que iba a ver como estaba mi amigo.
Y pues sí, ya había flameado (vomito) ligeramente el piso del
autobús, y se había salpicado un poco, Rómulo maldecía en italiano
porque se daba cuenta que iba a tener que limpiar, İpor eso hacia caras
en la mañana cuando nos dijeron que vendríamos a este restaurante!
Busque éntrelas chicas kleenex y agua, los conseguí y regrese a
atender a mi amigo, justo cuando lo acababa de limpiar estallo en un
flamazo digno de explosión de Napalm en Vietnam, su camisa y mis
manos estaban batidas…, fui por mas kleenex y agua, le quite la camisa,
iba muy triste, compadecía a Rómulo, a las muchachas de Tijuana, a mí,
a los hambrientos del mundo, a todo el planeta. Al llegar al hotel no se
quería bajar porque no tenía camisa, le di la mía y la suya la metí en una
bolsa de plástico, no fui tan audaz como para ponérmela, luciendo
músculos entre al hotel.
Llegamos al cuarto a dormirla mona…, al otro día Kira me evitaba
sistemáticamente, deduje que no había tal Jorge de Tijuana, si no me
había importado que me vomitaran, menos me iba a importar que
gritara que yo era suyo… Cabe aclarar que un año después decore con
multicolor egagrópila la alfombra del museo del papa de mi amigo…
tuvieron que teñirla… una vomitada entre amigos no es nada…