El documento describe la práctica bíblica de la unción, que simbolizaba la consagración a Dios. Se usaba aceite de oliva puro para ungir objetos del templo, sacerdotes, profetas y reyes. Esto los apartaba para un propósito divino y los investía del poder del Espíritu Santo. El documento exhorta a anhelar la unción del Espíritu, la cual da valor, poder y capacidad para hablar con autoridad en nombre de Dios.