Las excavaciones realizadas durante la construcción del Metro de la Ciudad de México han dado lugar a numerosos descubrimientos arqueológicos que han enriquecido el conocimiento de la historia de México. Los hallazgos abarcan desde la prehistoria hasta la época colonial e incluyen piezas de las culturas que habitaron la cuenca de México como los mexicas. Más de 1500 piezas fueron encontradas solo en la Línea 1 del metro. Las excavaciones continúan arrojando luz sobre la historia de la ciudad y sus antiguos pobladores
2. Presentación
La construcción del Metro de la Ciudad de México originó
una serie de descubrimientos en la metrópoli que han enriquecido el
conocimiento y acervo material de la Historia de México.
Los hallazgos abarcan desde la prehistoria a los primeros pobladores de
la Cuenca del Valle de México, de la cultura mexica y la época colonial.
Gran parte de nuestra historia sigue enterrada y esas obras, por su
longitud y profundidad, casi son una garantía de la importancia, calidad y
cantidad de lo que puede encontrarse. A cada propuesta del inicio del
trazo de una línea, paralelamente se desarrolla un análisis prospectivo en
el que intervienen, principalmente, historiadores y arqueólogos del
Instituto Nacional de Antropología e Historia. Aquí se muestran algunas
de las piezas más valiosas encontradas al principio de las excavaciones y
otras recientes, pues no todo el material se da a conocer.
Las piezas arqueológicas que brotan del subsuelo se integran al
rompecabezas histórico de los mosaicos múltiples de la ciudad.
2
3. En este trabajo juega un papel fundamental la fotografía como fuente
documental y es simplemente objetiva. Se recurrió a todas las
fuentes posibles que describen, explican, ilustran y son puntos de
referencia para apreciar, entender el material fotográfico que se
presenta, con el apoyo de lo escrito por arqueólogos,
antropólogos, historiadores y analistas del arte, entre otros.
Bajo ese criterio, la objetividad de una imagen se acompaña de la
palabra escrita para formar un discurso visual propio: hablará por su
contenido; perderá su mutismo por lo que el tiempo y la palabra le
vedó. Sólo así el objeto fotografiado alcanza el juicio de que una
imagen vale más que mil palabras, pues se hace legible lo que en ella
vemos, transformándose en un documento. Más aún cuando lo
fotografiado ya no existe. El autor de una imagen valida, consciente
o inconscientemente, la historicidad de lo que registró para quedar
en una memoria visual donde el tiempo se redimensiona.
3
4. El documentar la fotografía propone una lectura o información
adecuada para el espectador cuando la imagen tiene
un contenido interesante.
Es mejor saber ver, que mirar sin entender.
Cito unas palabras reveladoras de Beatriz de la Fuente:
“ El arte mexica se hizo ininteligible por el paso del tiempo, pero
más aún por la irrupción ibérica que lo cortó de tajo.
Los historiadores, incluso los frailes españoles, empezaron a
hurgar en sus significados. Exponer o mostrar una fotografía o
ilustración, no nos dice nada. Se supera ese escollo recurriendo a la
información que existe; incluso proponiendo teorías, hipótesis que
se fundamentan en propuestas fundadas.
Documentar es el único propósito”.
Para qué de la Historia en el Arte Prehispánico. Beatriz de la Fuente. Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas.
UNAM. Núm. 089. Págs. 7-21. México D.F. Otoño 2006. 4
5. Bajo esa norma, un conjunto de fotografías sobre un tema que se
documenta, finalmente causa una serie de reflexiones que permiten
formarse un criterio, incluso el atreverse a emitir una opinión o
también ofrecer una hipótesis razonada.
Lo más valioso es lo que el lector, finalmente, aprecie, asimile o
deduzca, pues es el motivo principal de este trabajo.
No siempre se obtuvo información o comentario del material
arqueológico encontrado en la construcción del STC ni de la línea o
estación donde se halló.
La fotografía documental, como una actitud y vocación enteramente
personal, sabe prevalecer del que se le vea con desdeño y el que un
fotógrafo exceda la simple toma de imágenes. Hay más en el
documental fotográfico: obedece a una estructura mental objetiva
dándole un doble enfoque a lo fotografiado: la imagen en sí misma y
todo lo que le es implícito como tal.
Carlo Ardán Montiel J.
6. LA CONSTRUCCIÓN DEL STC
Las obras del STC se iniciaron el 19 de junio de 1967.
El Departamento del Distrito Federal encargó el proyecto
a Ingenieros Asociados Civiles (ICA)
y esta empresa creó la filial Ingeniería de Sistemas de Transporte
Metropolitano (ISTM) para su ejecución.
El ISTM se coordinó con el Departamento de Prehistoria
del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH),
ahora es la Dirección de Salvamento Arqueológico,
para que supervisara las excavaciones y, en su caso,
se recuperara el material encontrado de manera eficiente
y permitir el avance de las obras sin contratiempos.
6
7. El Sistema de Transporte Colectivo Metro,
se inauguró el 4 de septiembre del año 1969.
La Ciudad de México tenía en ese tiempo 7 millones de habitantes.
Inicialmente se construyeron las Líneas 1, 2 y 3.
El Metro implicó cambios cualitativos en la metrópoli
pues la mayor parte de las líneas tienen un recorrido subterráneo.
La construcción de los túneles ocasionó la transformación de calles y
avenidas. Se crearon pasos a desnivel, se levantaron puentes; se
modificó el tendido eléctrico e hidráulico de los servicios urbanos, etc.
El ánimo de la modernización del transporte en la ciudad se encontró de
frente con su pasado histórico. Una metrópoli que ha vivido un proceso
político social y cultural tan diverso, siempre revelará los rostros que la
identificaron en cada época, pues esas excavaciones mostraron los
múltiples espejos enterrados en que nos miramos a través de la historia.
7
8. Las excavaciones arqueológicas iniciaron simultáneamente con la
construcción. Intervinieron 12 arqueólogos con la ayuda de 35 peones.
La primer tarea consistió en excavar una gran cantidad de pozos de
prospección a lo largo y ancho de lo que serían las líneas 1, 2 y 3. Ya
antes se tenía un estudio de los posibles hallazgos y las excavaciones de
la constructora estaban permanentemente bajo la vigilancia del personal
del Departamento de Prehistoria del INAH, que ahora es la Dirección
de Salvamento Arqueológico.
Desde el inicio de los trabajos a mediados de 1967, el personal
trabajaba toda la semana las 24 horas del día. Fue una labor titánica.
Todos lo intervenido en las excavaciones, tramo a tramo, quedó
registrado en los “diarios de campo” en los que se describía cada
hallazgo de piezas, muros o estructuras, osamentas, textiles, etc. A las
descripciones y reportes en los diarios se sumaba el levantamiento de
croquis y planos de cortes estratigráficos, además de la fotografía y los
que se mandaba a restauración o laboratorios. Todo este historial se
conserva en el Archivo Técnico de la
Coordinación Nacional de Arqueología del INAH. 8
9. DE LA ANTIGUA TENOCHTITLÁN
A LA CIUDAD DE MÉXICO.
La mayor cantidad de piezas rescatadas en las obras de construcción
del Metro pertenecen a los mexicas. Los hallazgos incluyen a los
primeros hombres que habitaron el Valle de México y épocas anteriores.
El desarrollo de la cultura mexica está clasificado en la
era del Posclásico que inicia alrededor del año 800 y termina en 1521.
Cuando se empieza a habitar la meseta central de este valle por
las tribus provenientes del norte, ya habían desaparecido
los olmecas, la magnífica metrópoli de Teotihuacan y los mayas
del período Clásico; los toltecas y otros grupos del Posclásico lograron
esparcirse en Mesoamérica cuando desaparecieron sus ciudades.
De todos esos grupos no se perdió la continuidad de su cultura.
La evolución del imperio mexica lo muestra el siguiente cronograma.
9
10. Ilustración de Malena Juárez y Concepción Reyes. 10
Revista Arqueología Mexicana. No. 4, 1993. Págs. 24-25.
11. Su origen data del año 1111, en que varias tribus parten de la mítica
Aztlán en busca de un territorio propio. Algunos grupos se establecen en
el Valle de México después de un largo peregrinaje. Los mexicas son los
últimos en llegar al valle; después de vivir en varios lugares se avecinan
en Chapultepec en el año 1322.
Aunque se manejan cronologías diferentes, esta es la más aceptada.
La partida de Aztlán. Los mexicas en Chapultepec.
Códice Tira de la Peregrinación. Lámina XVIII. Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. 11
12. Los mexicas logran establecerse permanentemente en un islote
en el centro del Lago de México, llamado Metztliapan.
En ese lugar fundan México-Tenochtitlán en el año 1325.
Patrick Johansson K. sustenta que fue en 1364.
Códice Atlas de Durán. Tratado I, Lámina 13. Siglo XVI. Biblioteca Nacional de París.
Códice Tira de la Peregrinación. Patrick Johansson. Revista Arqueología Mexicana Edición Especial No. 26. Pág. 9
13. El recinto del Templo Mayor de México-Tenochtitlán.
En poco tiempo fue la ciudad más importante de Mesoamérica.
Ilustración del Arq. Ignacio Marquina. Arquitectura Prehispánica. INAH-SEP. 1964. Pág. 197. 13
14. En un periodo de más o menos cien años, los mexicas logran erigir una gran ciudad y
extienden sus dominios en casi toda la meseta central hasta partes de
Centroamérica. Así lucían México-Tenochtitlán y Tlatelolco en medio del lago
Metztliapan. Por efecto de la conquista española que inicia en el año de 1519 y culmina
el 13 de agosto de 1521 con la caída del imperio mexica, da inicio una transformación
absoluta en lo político, social, cultural y religioso en toda la América indígena.
Ilustración de Tomás Filsinger. Foto del autor de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl. 14
15. El nacimiento de la Nueva España se cimentó en los restos de la
antigua ciudad. Su traza y construcción siguió los mismos límites y
parámetros en los que surgió un reflejo de la arquitectura ibérica:
palacios de gobierno y suntuosas residencias a las que se sumaron una
cantidad considerable de iglesias y conventos. Su riqueza
arquitectónica aún persiste como un fruto de que a la mezcla de dos
culturas, en cualquier circunstancia, siempre da el resultado en que lo
mejor del arte se manifiesta en un nuevo esquema. El arte, en todas
sus expresiones y a través de la historia universal, es el testimonio
más válido del genio humano que no reconoce fronteras ni atavismos.
La Gran Tenochtitlán, la Nueva España y la actual
Ciudad de México son sinónimos y término unívoco
y vivimos plenamente su herencia tripartita.
Afortunadamente se han descubierto partes de edificios, templos y
restos arqueológicos de la época mexica que se rescatan y cuidan
como los que son: verdaderas joyas.
Veamos lo más elemental de los trazos de la Nueva España.
15
16. Mapa de Tenochtitlán y el Golfo de México del año 1524.
Anexo en la “Segunda Carta de Relación” de Hernán Cortés
dirigida al rey Carlos V.
“Mapa de Hernán Cortés” o de “Núremberg 1524”. Tenochtitlán y el Golfo de México. Mide 310 x 465 mm.
Biblioteca del Congreso, Washington.
16
17. El llamado Mapa de Uppsala muestra la Nueva España del año 1550. Contiene los
nombres indígenas de los barrios, calles y avenidas; los asentamientos españoles más
importantes, casas de gobierno, iglesias y conventos. Se nota el conocimiento
y la intervención de la mano indígena en su manufactura.
Biblioteca de la Universidad de Carolina Rediviva, en Uppsala, Suecia.
75 x 114 cm. Hecho en pergamino. Año de 1550.
Regalo del cosmógrafo Alonso de Santa Cruz al rey Carlos V.
http:// systems-of-representation.uiah.fi/map of mexico/project 17
18. Centro de la Nueva España, S. XVII.
Al centro de la nueva ciudad quedó instalado, desde luego, el
establecimiento del poder político y religioso. Se observan ya definidas
las construcciones de lo que hoy es el Palacio Nacional y la Catedral
Metropolitana (A y B), aledañas a la explanada del Zócalo.
Forma y Levantado de la Ciudad de México. Plano del arquitecto Juan Gómez de Trasmonte.
18
Año 1628. Archivo General de la Nación. Fragmento.
20. Comparación sobrepuesta del trazo de La Gran Tenochtitlán
en el Siglo XVI y la Ciudad de México del Siglo XXI.
Archivo de M. Carballal y M. Flores. Ilustración digital Raíces (editado). 20
Revista Arqueología Mexicana. No. 68. Pág. 33.
21. EL SALVAMENTO ARQUEOLÓGICO EN EL METRO.
A partir de junio de 1967, en la avenida José Ma. Izazaga,
de la calle de San Pablo a Balderas, los arqueólogos rescataron más de 250 piezas, de
las que se mostrarán unas cuantas. Inicialmente, a lo largo de toda la línea 1, se
acumularían más de 1500. Agregando las línea 2 y 3, los hallazgos fueron muy
pródigos , pues se encontraron miles de piezas tanto mexicas como coloniales.
Foto: Revista Selecciones del Reader’s Digest, agosto 1969. 21
22. Raúl Martín Arana y Gerardo Cepeda, escriben en el año 1968:
“Para los trabajos de supervisión y salvamento, los arqueólogos
recurrieron a las fuentes históricas prehispánicas y de la época de la
Colonia, lo que les permitió establecer los sitios donde encontrarían la
mayor cantidad de datos y materiales, con posibilidades más certeras.
Se auxiliaron de otras especialidades como la antropología física,
la etnohistoria, palinología, paleografía, paleontología, geología y
geofísica, de la cartografía, de documentos históricos
y se incluyeron las ventajas de la fotografía aérea”.
Rescate Arqueológico en la Ciudad de México. Raúl Martín Arana y Gerardo Cepeda. Boletín No. 30 del INAH.
Dic. 1967. Págs. 3-9. Fototeca del autor. 22
23. Luis Alberto López Wario puntualiza:
“El Instituto Nacional de Antropología e Historia es el que se encarga
de recuperar todos los hallazgos para proteger, restaurar y difundir
cada pieza, propiciando el enriquecimiento de la historia de México...
Las más antiguas manifestaciones de vida humana que se han
encontrado son fragmentos líticos (herramientas), correspondientes a la
etapa conocida como Pleistoceno Superior (20000-7000 a.C.),
restos óseos humanos y fogones de los habitantes primigenios…”
El rescate de polen fosilizado y su estudio, por ejemplo,
permitieron establecer los cambios ambientales del
Valle de México de los últimos 25 mil años.
Inicialmente veremos vestigios que pertenecen propiamente
a la prehistoria.
Arqueología de la Ciudad de México. Luís Alberto López Wario.
Revista Arqueología Mexicana . Vol. XI. No. 60 Pág. 68. Fototeca del autor. 23
24. “De la época del Pleistoceno Superior, se recuperaron
restos óseos de la fauna que habitaba el Valle de México; especies
ya extintas y que convivieron con los primeros habitantes de este lugar.
En los hallazgos de la fauna pleistocénica abundaron los de
mamut, de la especie Mammuthus imperator, además de bisonte,
caballo, camello, perros, aves (huevos y huesos)
y peces (escamas y esqueletos)…”, se comenta en el libro
“A Propósito del Cuaternario”.
A propósito del Cuaternario, homenaje al Prof. Francisco González Rul
Dirección de Salvamento Arqueológico.
Coordinación de Margarita Carballal Staedtler. Varios autores.
Primera Edición. México 1997. CNCA-INAH. Cap. II. Págs. 25-38. Texto resumido. 24
25. “Fauna extinta del Pleistoceno”
Mural de Iker Larrauri. Museo Nacional de Antropología, 1964.
Los cambios ambientales causaron la extinción de
estas especies y no todas coexistieron.
25
Foto del autor.
26. Cronología de los hallazgos en el Metro de fauna pleistocénica.
Año Línea Estación-Tramo Especies
1978 3 Ticomán (Talleres) Mammuthus
1978 4 Talismán a Martín Carrera Mammuthus
1978 5 Hangares a Pantitlán Huevos de grulla
1979 5 Oceanía-Aragón Bison bison
1980 5 La Raza Mammuthus y pez
1980 5 Terminal Aérea a Oceanía Equs y aves
1981 5 Hangares a Terminal Aérea Mammuthus
1982 3 Viveros a M. A. de Quevedo 2 Mammuthus
1983 1 Pantitlán a Zaragoza Mammuthus
1983 6 Tezozómoc Mammuthus
1983 6 Tezozómoc a El Rosario Mammuthus
1984 7 San Joaquín a Polanco Mammuthus y camélido
1988 9 Tacubaya Bison bison
1988 9 Tacubaya a Observatorio Mammuthus
1988 9 Tacubaya a Patriotismo Mammuthus
1995 B Garibaldi a Lagunilla Mammuthus
A propósito del Cuaternario. Ob. cit. Cap. IV Relación de los sitios clasificados en la Cuenca del Valle
26
de México con restos de fauna pleistocénica. Extracto.
27. Ampliación línea 3 del Metro. Área de los Talleres en Ticomán, 1978-79.
Restos de mamut.
Ibíd. Pág. 90 Ilustración modificada. Planta de excavación. 27
28. Línea 4. Tramo de la estación Talismán a Martín Carrera, 1978.
Restos de mamut.
28
Ibíd. Pág. 86 Ilustración modificada. Planta de excavación.
29. Del libro anterior nos enteramos que:
“De los restos que se encontraron en la línea 4, sobre la avenida
Inguarán, los arqueólogos lograron que, además, fueran exhibidos
permanentemente en la estación Talismán”.
Ob. cit. Págs. 88 y 158. Texto resumido. Foto Ernesto Egaña.. 29
30. Línea 5. Tramo de la estación Hangares a Pantitlán, 1978.
Restos de mamut.
25 años de la Dirección de Salvamento Arqueológico. Colección Científica.
Luís Alberto López Wario y Margarita Carballal Staedtler, coordinadores.
30
CNCA-INAH.1a. Edición. México, 2005. Pág. 166. Foto del libro.
31. Línea 1. Ampliación de Zaragoza a Pantitlán, 1983.
Restos de mamut.
A propósito del Cuaternario. Ob. cit. Ilustración modificada. Planta de excavación 3. Pág. 114 Foto del libro.
31
32. Rescate de los restos del mamut en la ampliación de la línea 1.
Al lado de las tres especialistas de la aún Sub Dirección de Salvamento
Arqueológico del INAH, el ilustre maestro Francisco González Rul.
Ob. Cit. Fototeca del autor. 32
33. Línea 6. Estación Tezozómoc, 1983. Restos de mamut.
En esta línea se recuperaron los restos más completos de esa especie.
Ibíd. Pág.97 Foto del libro. 33
34. Joaquín García-Bárcena y otros autores señalan que:
“Los primeros pobladores de la Cuenca del Valle de México son
también de la época del Pleistoceno Superior y convivieron con
la fauna antes mencionada.
Su aparición en el Continente Americano es tardía en comparación a
la que se dio en África y Europa, por lo que se denomina a la etapa más
antigua de la historia de México como Etapa Lítica.
Los restos óseos más antiguos son los de un cráneo masculino,
encontrado en Chimalhuacán, Estado de México, de hace 33 000 años”.
Primeros Pobladores. La Etapa Lítica en México. Joaquín García-Bárcena , varios autores. Revista Arqueología Mexicana.
No. 52. Págs. 28-41. Texto resumido. Foto del autor. MNA. INAH. 34
35. El antropólogo José Concepción Jiménez López me comentó:
“En la construcción de la línea 3 del STC, en el año de 1968,
en la calle Balderas, entre Independencia y avenida Juárez, se
encontró un cráneo en buen estado de conservación
a 3.10 m. de profundidad. Perteneció a un individuo del sexo
masculino de entre 35 a 40 años de edad.
Los diferentes estudios a que fue sometido le dan una antigüedad
de 11000 años a.p. ( antes del presente)”.
El cráneo forma parte de la colección de especímenes humanos
denominados pre cerámicos de México. Se conserva en la
Dirección de Antropología Física del INAH.
En el lenguaje coloquial de los antropólogos se le conoce como
“El Hombre del Metro Balderas”
Información verbal proporcionada al autor por el Antropólogo Físico
José Concepción Jiménez López, en la D.A.F. del M.N.A. INAH. Marzo 2007. 35
36. Excavación en la Av. Balderas, línea 3. Lugar del hallazgo del cráneo.
36
Fototeca del autor.
37. “EL HOMBRE DEL METRO BALDERAS”
Fotos del autor. DAF. MNA. INAH 37
38. Un joven de 13000 años, en las excavaciones del Metro.
38
Fotos del autor.
39. FOTOGRAFÍAS DE UN ARCHIVO HISTÓRICO.
Las fotografías que se muestran en la próximas diez láminas están desvinculadas
propiamente de un archivo formal y se presentan como introducción.
Se consiguieron por diferentes medios con personas que permitieron su reproducción,
por convenios o compra. Estas fotografías y otras que veremos más adelante, se firman
como “Archivo del autor”. No tienen ninguna información, sólo la seguridad de que
pertenecen a lo recuperado en el Metro. Varias de estas piezas no están en exhibición en
el Museo Nacional de Antropología. Otras sí, y se muestran más adelante.
Piezas que se encontraron al interior de una caja de piedra en la pirámide de Ehécatl en la estación Pino Suárez.
39
40. Excavación de la línea 1. Tramo de la avenida Izazaga.
Recuperación de cerámica.
40
Fototeca del autor.
50. MATERIAL ARQUEOLÓGICO DOCUMENTADO
Se debe mencionar que el material que se muestra son unas cuantas
piezas de todo lo que se ha rescatado, en contraste con las miles que
debe haber en almacenes o bodegas. Ese material seguramente se
compone desde pedacería de barro hasta piezas completas e
importantes. Lo que aquí veremos son las están en exhibición en la
Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología. Sería imposible
exponer todo el material y más fácil el que se construyera otro museo
para tal fin. Mejor aún, el que a un futuro mediato viésemos una
publicación con lo más importante de los hallazgos arqueológicos de
todas las líneas del Metro, hecho por arqueólogos, historiadores y
especialistas. Este trabajo, desde mi trinchera, muestra lo que cualquier
persona puede ver en el MNA y después consultar los tesoros que
guardan sus bibliotecas para saber de qué están vestidas esas piezas.
Aún así, un modesto límite no desanimó el entusiasmo.
50
51. De los primeros hallazgos en el año 1967 frente el ex convento e
iglesia de Montserrat, hoy Museo de la Charrería en la esquina de
Izazaga e Isabel la Católica, se localizaron osamentas, restos de
muros, escaleras y cimientos de esa construcción.
Hallazgo de un Monolito en las Obras del S.T.C (Metro). Raúl Martín Arana. Boletín No. 30 del INAH.
51
Diciembre 1967. Págs. 19-23. Fotos del boletín y de archivo del autor.
52. Ex iglesia y convento de
Montserrat. Se hallaron
muros y escalinatas
anteriores. Todo el
conjunto fue recortado y la
fachada de la iglesia se
remetió 11 metros para
ampliar la avenida Izazaga.
En este lugar se encontró
una pieza muy interesante.
52
Foto archivo del autor.
53. De la exploración del frente de esa iglesia, Raúl Martín Arana escribe:
“… se encontró una pieza muy importante que popularmente
se le llamó “La Coatlícue del Metro”.
Salió de las excavaciones como un bloque de roca o cimiento de
cal y canto común en el que no se apreciaba nada. Después de tres
o cuatro días el camión de volteo retiró el escombro de la obra,
incluyendo ese bloque, y lo llevó al tiradero de San Juan de Aragón
donde se depositaba ese material para relleno.
Un tractorista, al acomodar el escombro para aplanarlo,
removió el mencionado bloque y quedó al descubierto que se
trataba de una pieza arqueológica.
Se dio aviso al INAH y se recuperó para su limpieza y estudio”.
Ob. cit. Raúl Martín Arana Álvarez. Texto resumido. 53
54. ESCULTURA DE TLALTECUHTLI
Continúa que:
“La pieza está hecha en basalto de
hornablenda, roca eruptiva
negruzca.
Tiene una altura de 93 cm. por
57 de largo y 37 de ancho, con un
peso de 530 Kg.
Está labrada por los cuatro lados y
en la parte superior queda
situada la cara y las manos.
Un análisis iconográfico posterior
identificó la pieza como
Tlaltecuhtli, “Dios de la Tierra”
y no como “Coatlícue”.
Ibíd . Texto resumido. Foto del autor. Sala Mexica.MNA. INAH. 54
55. Rostro, flancos y reverso.
55
Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.
56. La riqueza iconográfica de esa pieza invita a mirarla con más detalle. En primera
instancia se le conoció como “La Coatlícue del Metro” y después se le identificó con
Tlaltecuhtli. Esto se debe a que tiene elementos simbólicos muy parecidos a otras
esculturas mexicas, principalmente con la monumental Coatlícue .
Además, es de las pocas pieza en bulto, o tridimensional, pues normalmente se le
esculpía en bajorrelieve. Frecuentemente se le encuentra oculta en la base de las
esculturas: no se le ve por el carácter emblemático que le es propio.
Coatlícue
y
Tlaltecuhtli
Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH. 56
57. Sobre “La Coatlícue del Metro” Doris Heyden escribió:
“Coatlícue era una de las designaciones de la diosa madre que procreó
a los otro dioses (entre sus muchos nombres figuraba también el de
Toci). Está asociada al cosmos –por ser madre del Sol, la Luna y las
estrellas-, a la tierra, la fertilidad, a la vida y a la muerte… La cara de
la estatua es la de Tlaltecuhtli, deidad de la tierra..
Las manos están levantadas a los lados de la cara y terminan en garras,
que al mismo tiempo son cabezas de serpientes. Los ojos y colmillos
labrados sobre las manos (que son los mismos de su lengua y la lengua
del Sol), también se ven en los codos de la estatua y son elementos
relacionados con el dios o monstruo de la Tierra”.
Comentarios sobre la Coatlícue Recuperada Durante las Excavaciones Realizadas para la Construcción del Metro.
Doris Heyden. Anales del INAH. Época VII. Tomo II. 1969. SEP. INAH. Págs. 153-169. Resumen.
57
58. Con los ojos y colmillos se forma una rostro muy peculiar en la
iconografía mexica y se le ve frecuentemente en las rodillas y los
codos de las deidades, tanto en esculturas como en códices.
Detalles de Coatlícue y Tlaltecuhtli.
58
Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.
59. Doris Heyden nos hace notar que la gargantilla que tiene
Tlaltecuhtli es similar a la del pecho de la gran Coatlícue, sólo que
“…el pendiente central no es un cráneo, sino un corazón que
significa tal vez el centro del mundo…” Se refiere al collar que le
circunda con “…cuatro manos y cinco corazones”.
El torso de Tlaltecuhtli y Coatlícue.
Ob. cit. Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH. 59
60. Otro rasgo comparativo es el “cinturón” que tienen las dos esculturas
que en la parte posterior “…se cierra con un cráneo y seis cintas
entrelazadas”, agrega Doris Heyden.
Ibíd. Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH. Texto resumido 60
61. “En la fiesta de Tóxcatl (celebración en uno de los meses mexicas ) la servilleta con
que se cubría la ofrenda del tzoalli (masa), estaba decorada con huesos cruzados y
calaveras. En las ceremonias de Huitzilopochtli, el tzoalli lleva la forma de huesos…”
continúa y añade Doris Heyden que esta escultura no solamente está relacionada con
ese dios “ … sino también con Coatlícue, pero más con Tlaltecuhtli”.
61
Ob. cit. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.
62. LA CARA CENTRAL DE LA PIEDRA DEL SOL
O CALENDARIO AZTECA, ES LA DE TLALTECUHTLI
En un trabajo posterior, Carlos Navarrete y Doris Heyden , retoman el
tema de la identificación de Tlaltecuhtli, pero desde otro punto de vista.
Refieren que “…la cara central de la Piedra del Sol es la misma que las
representaciones de Tlaltecuhtli” aunque “...por lo general siempre se
dibuja en la Piedra del Sol con una nariguera atravesándole la nariz,
rasgo de Tonatiuh, el estado de deterioro del monumento hace difícil la
afirmación categórica de la existencia del adorno”.
Hacen notar que en la Piedra del Sol “… las garras y colmillos y las
pulseras de cuentas en cada lado de la cara, son las que
encontramos en las esculturas de Tlaltecuhtli”.
Agregan que en la Piedra del Sol “…es la Tierra que emerge del centro,
con el rostro y las garras hacia arriba, tal y como se representa en
la escultura del Metro a la que nos hemos referido”.
La Cara Central de La Piedra del Sol, una hipótesis. Carlos Navarrete y Doris Heyden. Resumen.
http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn/158.pdf 62
63. Concluyen que “… el rostro esculpido en medio del Calendario Azteca,
no es Tonatiuh sino Tlaltecuhtli, que irrumpe hacia arriba mirando
al cielo de acuerdo con la verdadera posición del monumento
y dedicado al Quinto Sol, el Sol de Movimiento de Tierra,
Nahui Ollin o 4 Movimiento”, pues argumentan que ese monolito
se usaba en posición horizontal como un cuauhxicalli
(escultura-altar o escultura-recipiente).
Analizando la cara del monolito solar, le encuentran relación
con otras deidades como madre y padre, la Tierra y el Sol , en cuanto
a la unión de elementos masculinos y femeninos como
una sola entidad, pero con las cualidades propias de Tlaltecuhtli.
63
Ob. cit. Resumen.
64. Rostros de la Piedra Solar
y Tlaltecuhtli
64
Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH
65. El comentario anterior se alude por la opinión de que la cara central de
la Piedra Solar es la de Tlaltecuhtli que se encontró en las excavaciones
del Metro, que es el tema de esta documentación.
Como un dato complementario, se cita lo escrito por el Dr. Hermann
Beyer que publicó en el año de 1921 con el título de “El llamado
Calendario Azteca”, donde desarrolla un minucioso análisis de los
elementos que componen este cuauhxicalli. Nos referiremos solamente
a lo que describe sobre la cara y las garras de Tonatiuh.
Explica que la nariguera es uno de los detalles que le da identidad con
esa deidad; además le encuentra similitudes con otras piezas por el pelo,
la banda de piedras preciosas que tiene en la frente y las orejeras.
Respecto a las garras que tiene a los lados, las identifica con las que
tiene Xiuhcóatl, serpiente de fuego, que sostiene un corazón humano
en una mano. Las garras del felino, sumamente estilizadas, muestran
cuatro uñas como dientes de una cara y la otra uña es la quijada inferior,
que se completa con un ojo redondo.
El Llamado Calendario Azteca. Hermann Beyer. El México Antiguo. Sociedad Alemana
65
Mexicanista. T. X. México D.F. 1965. Págs. 134-256.
66. Ilustraciones tomadas de Hermann Beyer
Tonatiuh Xiuhcóatl con Tonatiuh
en sus fauces.
La cara y una garra de Tonatiuh en el Calendario Azteca.
66
Ob.cit.
68. Eduardo Matos Moctezuma en su obra “Tlaltecuhtli”, coincide en varios
puntos con la interpretación de Doris Heyden.
Mientras ella le da un carácter masculino a Tlaltecuhtli, “…por las
piernas cruzadas”, Matos Moctezuma indica que es de sexo femenino,
pues describiendo otras piezas similares, dice “… que todas portan falda
de donde cae un trenzado y llevan el cráneo atado a la espalda o más
bien a la altura de la cintura, …y debajo de él salen trenzas, lo que
unido a la falda adornada con cráneos y huesos cruzados…elementos
que portan las deidades femeninas terrestres
como es el caso de la Coatlícue… ”.
Lo sugiere más el que tenga “…la cara viendo hacia el cielo” y que de
“…la boca emerge un cuchillo o técpatl que tiene ojos y boca. En las
coyunturas (codos y rodillas), lleva los conocidos rostros-garras”,
como ya observamos en el material gráfico.
Tlaltecuhtli. Eduardo Matos Moctezuma. Resumen.
http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn27/515.pdf 68
69. Agrega Matos Moctezuma que Tlaltecuhtli “… es la representación
de la tierra como primer nivel de paso al inframundo” y “centro
entre los niveles celestes y el inframundo”. Esta referencia se retoma
textual en la explicación de otro Tlaltecuhtli que se identificó grabado
en el fondo de una caja de piedra, tepetlacalli, que se puso como
ofrenda en la pirámide de Ehéctal y que veremos adelante.
Matos Moctezuma concluye que existe un “parecido” de la cara de
esta deidad con la cara de Tonatiuh de la Piedra del Sol,
o Calendario Azteca, por la forma de la lengua que tienen que es un
cuchillo de obsidiana, técpatl, lo que denotaría que la pieza que
aludimos “…podría indicarnos que se trata de un Tlaltecuhtli
en la media noche”.
Ob.cit. 69
71. EN BUSCA DE UN GRAN CENTRO CEREMONIAL PERDIDO
La construcción de las líneas del Metro, por su longitud, profundidad,
y constante crecimiento, ha propiciado más descubrimientos que
cualquier otra obra pública o privada.
Si bien el Templo Mayor de Tenochtitlán, seguido de Santiago
Tlatelolco, son el corazón del pasado mexica, tal parece que
los hallazgos en el Metro son sus venas.
Lo descubierto en el área de Pino Suárez para la construcción
de las líneas 1 y 2 , merece más atención viendo más de talles de esa
parte de la ciudad en la época mexica.
La gran ciudad estaba dividida en cuatro grandes territorios llamados
“campan” con el recinto del Templo Mayor al centro. Cada parcialidad
tenía sus centros de gobierno, palacios, centros ceremoniales y
habitacionales, además de sus tierras de cultivo. El que estaba al sureste,
que es al que nos referiremos, tenía el nombre de Teopan. Dos de sus
barrios tuvieron una importancia fundamental:
Teocaltitlán y Cuezcontitlán. 71
72. Fray Diego Durán nos dice que la división de la ciudad obedeció a
una orden que el dios Huitzilopochtli
le comunicó a uno de sus sacerdotes:
“Di a la congregación mexicana que se dividan los señores, cada
uno con sus parientes, amigos y allegados, en cuatro barrios
principales, tomando en medio la casa que para mi descanso habéis
edificado, y que cada parcialidad edifique su barrios a su voluntad”
La segmentación en cruz, de norte a sur y este a oeste, atravesando
el recinto del Templo Mayor, quedó así:
Moyotlan, hacia el noroeste
Atzacoalco, al noreste
Cuepopan, al suroeste
Teopan, al sureste
Historia de los Indios de la Nueva España. Fray Diego Durán. Edit. Porrúa. México, 1967. Pág. 377.
72
73. Rosend Rovira Morgado nos ilustra los campan o parcialidades en
que se dividía La Gran Tenochtitlán.
Tlatelolco
Recinto del Templo Mayor
Cuepopan Atzacoalco
Moyotlan Teopan
Huitznáhuac: Ritual Político y Administración Segmentaria en el Centro de la Parcialidad de Teopan (México-Tenochtitlán)
Plano de Rossend Rovira Morgado, reeditado. Págs. 41-64.
http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn41/842.pdf 73
74. En la época de la colonia las parcialidades conservaron sus nombres
pero anteponiéndoles nombres religiosos:
San Juan Moyotlan
San Sebastián Atzacoalco
Santa María Cuepopan
San Pablo Teopan
El Dr. Alfonso Caso delimita así el campan de Teopan: “Hacia el
oriente con la actual avenida del Congreso de la Unión; hacia el
norte con la calle de Guatemala y hacia el sur con la calzada de
Chabacano. Hacia el poniente, lo que hoy es San Antonio Abad y
Pino Suárez”. Aquí estaba situado el complejo arquitectónico de
Ehécatl en el barrio de Cuezcontitlán. Diego Durán llama a este lugar
Cihuateocalli, seguramente un nombre simbólico por encontrase ahí
un templo de la diosa Toci que se descubrió en el año de 1963.
Los Barrios Antiguos de Tenochtitlán y Tlatelolco. Alfonso Caso. Memorias de la Academia Mexicana de la Historia.
T. XV No. 1. 1956. México D.F. 74
75. Cada parcialidad estaba integrada por varios barrios. Los más importantes de Teopan
se muestran en este plano de Rossend Rovira con las calles actuales. Aquí se
encontraba Teocaltitlán con su centro ceremonial llamado Huitznáhuac. Su
importancia radica en que fue un sitio primigenio fundado por los mexicas que Rovira
comenta lúcidamente. A un lado estaba el centro ceremonial de Ehécatl,
en el barrio de Cuezcontitlán.
Iglesia de
San Pablo el viejo
Colegio de
San Pablo
Teocalli y calmécac de
Huitznáhuac
Plano de Rossend Rovira Morgado, reeditado. Ob.cit. 75
76. Rossend Rovira escribe sobre la trascendencia del centro ceremonial de
Huitznáhuac en el barrio de Teocaltitlán del campan de Teopan:
“En Teopan, el templo ceremonial principal era
Huitznáhuac, donde hoy se ubica la iglesia de San Pablo el viejo.
La importancia del lugar, menciona Hernando de Alvarado Tezozómoc,
es que en Temazcaltitlán Teopantlan, como se llamó originalmente este
lugar, fue el sitio del primer asiento de los mexicas cuando fundaron
Tenochtitlán y ahí vieron el águila sobre el tunal,
datos que corroboran Fray Diego Durán y el Códice Aubín.
En 1560, el lugar era conocido como Teocaltitlán (Cerca del Templo),
esos nombres contienen un sentido metafórico obvio por su valor
histórico. En Huitznáhuac se llevaban a cabo importantes
ceremonias rituales dedicadas a Huitzilopochtli
y a una encarnación de Tezcatlipoca, el dios Omácatl”
Rossend Rovira Morgado. Ob.cit .Texto resumido.
76
77. Ubicación de algunos barrios de Teopan trazado sobre
un mapa satelital de Google, basándonos en Rossend Rovira.
El Templo de la diosa Toci se menciona más adelante.
Localización de
Huitznáhuac,
donde ahora está
Localización del
la ex iglesia y
Centro Ceremonial
convento de
Cihuateocalli
San Pablo el viejo.
con los adoratorios
de la diosa Toci
y Ehécatl.
Cuezcontitlán Teocaltitlán Tozantitlán
http://maps.google.com/maps?ftr=earth.promo&hl=en&utm_campaign=en&utm_medium=
van&utm_source=en-van-na-us-gns-erth&utm_term=evl 77
78. Jordi Gussinyer, el arqueólogo a cargo de las excavaciones de esa
zona, publicó esta ilustración que muestra el potencial de los restos
arqueológicos detectados hasta ese momento.
Complejo arquitectónico
de Ehécatl,
aún sin ubicarse al inicio
de esa exploración.
Hallazgos de Estructuras Prehispánicas en el Metro. Jordi Gussinyer. Boletín del INAH No. 34.
Diciembre 1968. Págs. 15-18.
78
79. En las excavaciones iniciales Gussinyer encontró los restos de una
pequeña pirámide sobre la calle de Izazaga, lado norte, hacia la esquina
de la avenida Pino Suárez, donde se construyó un acceso
de esa estación de la línea1 y nos relata:
“La pirámide era una plataforma baja sobre tres estructuras
anteriores, cada una con escalinatas y alfardas. Las ofrendas
contenían huesos de loro, ganso, guajolote, restos de braseros
y cerámica mexica de diversas épocas”.
Comenta que estaba bastante destruida.
Ob. cit. Texto resumido. Plano de Gussinyer. 79
80. Acceso estación
Pino Suárez L.1
Dirección
Pantitlán-Observatorio.
Localización
de la pequeña pirámide,
antes comentada.
Plano de Gussinyer. Ob.cit. 80
81. Ubicación del predio.
81
Fotos Archivo de la Dirección de Estudios Arqueológicos , DEA. INAH.
82. CENTRO CEREMONIAL DE EHÉCATL-QUETZALCÓATL
EN LA ESTACION PINO SUÁREZ DEL METRO.
Jordi Gussinyer nos describe el lugar:
“En las excavaciones que se llevaron a cabo
para la construcción de la estación Pino Suárez, Líneas 1 y 2,
se halló un extenso centro ceremonial
sobre la calle de José Ma. Izazaga.
El patio, de buenas proporciones, tenía escalinatas en tres de sus lados
( sur, este y oeste), varios adoratorios colocados al centro, celdas
habitacionales comunicadas entre sí por medio de pasos exteriores,
muros y, hacia el norte, una gran plataforma
que le daba unidad arquitectónica.
En cada uno de los adoratorios se recuperaron ofrendas importantes”.
Las estructuras del conjunto empiezan a detectarse en el
mes de mayo de 1968, exploración que terminaría hasta marzo de 1970.
Jordi Gussinyer. 1968. Ob. cit. Texto resumido. 82
84. Debo mencionar que tuve la gran oportunidad de digitalizar el acervo
fotográfico de la Dirección de Estudios Arqueológicos (DEA) del
INAH, respecto al inicio de las exploraciones en la construcción del
Metro. De los “contactos”, que son negativos positivados impresos
al tamaño de la película de 24 X 35 mm., concedió que de cada
fotograma se obtuviese una fotografía de 4X5 pulgadas con buena
resolución. Este trabajo, finalmente, permitió conocer el proceso de
excavación del área en Pino Suárez, principalmente. Lo valioso de
los archivos fotográficos permiten hurgar en la memoria visual,
sobretodo de lo que materialmente ya no existe. Este acervo satisfizo
esa expectativa. Con ello pude hacer observaciones más objetivas
respecto a lo que se encontró, para finalmente realizar una
reconstrucción hipotética, por medio de ilustraciones, de las
estructuras, basamentos, cuartos, escalinatas y muros que estaban a
los cuatro costados del adoratorio de Ehécatl.
Se realizaron como un simple ejercicio de imaginación.
84
85. ESTRUCTURA CON ESCALINATAS AL COSTADO NORTE
Aunque sólo se ubica la esquina derecha con fotos desde diferentes
ángulos, se infiere que continuaba y terminaba igual hacia la izquierda.
Gussinyer comenta esta estructura como “… una gran plataforma
que le daba unidad arquitectónica.”
Jordi Gussinyer. Ob.cit. Fotos DEA. Ilustración del autor. 85
86. ESTRUCTURA AL COSTADO SUR
Esta sección es de las más claras en las fotografías. Aunque también
es difícil el saber cómo se unía a las estructuras laterales; es muy curiosa
y única por la forma semicircular que tiene en sus extremos.
Fotos DEA. Ilustración del autor. 86
87. ESTRUCTURA HACIA EL COSTADO ORIENTE.
Esta plataforma le da armonía al conjunto, pues muestra una cenefa
idéntica a la que circunda al adoratorio. En los extremos muestra
escalinatas, con descansos, para el acceso al patio.
Fotos DEA. Ilustración del autor. 87
88. ESTRUCTURAS HACIA EL PONIENTE
La complejidad hacia este punto presenta más dificultades para ilustrar
y su reconstrucción es la más especulativa. Se ven dos pequeños
momoxtlis, altares pequeños; unos cuartos que quizá servían como
trojes con escalinatas a diferentes niveles. Hacia este lugar estaba el
acceso a la calzada principal que la conectaba con Tenochtitlán.
Ilustración del autor. 88
90. Se observan algunos cuartos que seguramente servían como
almacenes, como se comentó. Recordemos que el lugar también se
llamaba Cuezcontitlán, “lugar de trojes”, lugar de graneros.
Ahí funcionaba una garita que controlaba las mercancías que entraban
a Tenochtitlán y recaudaba los impuestos a esos bienes; aún en la
época colonial siguió operando con ese fin.
Fotos DEA. INAH. 90
91. Dibujos “croquizados” por Rubén Maldonado, de las estructuras del
adoratorio de Ehécatl que tenía la nomenclatura F7 S1.
El primero muestra la “estructura K vista NE a SW” que estaba al
poniente, con fecha del 22 de marzo de 1969 ; el segundo se designa
como “estructura P, detalle en SE esquina NW”, con fecha de 21 de
febrero de 1969, detalle que no se ubica en el material fotográfico.
Más que croquis, son dibujos de buena calidad.
Fuente: Material de Salvamento Arqueológico del STC,1968.
91
Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología. INAH.
92. Área con los límites de las plataformas mostradas que formaban el “patio hundido”
donde está el adoratorio de Ehécatl . En el terreno de la derecha, solamente se
encontraron restos de pisos de estuco a una profundidad de 2 y 3 metros, partes de
muros, pilotes para cimentación, algo de alfarería y osamentas de las dos épocas.
Fototeca del autor. 92
93. LA PIRAMIDE DE EHÉCATL-QUETZALCÓATL
Más que pirámide es un pequeño adoratorio y es lo único que queda
de ese complejo arquitectónico. Por su forma circular en la parte superior
los arqueólogos indican que estaba dedicado a Ehécatl. Como se
aprecia hoy, muestra las diferentes etapas constructivas que
tuvo a través del tiempo.
93
Foto del autor
94. Datos técnicos oficiales del adoratorio de Ehécatl
por Rosalba Nieto Calleja:
Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas
Arqueológicas del INAH No. E14A39-09-118.
Dimensiones: 10.7 X 7.6 X 3.7 m.
Fecha de construcción: Periodo Posclásico Tardío, S. XV-XVI
(Años 1400, primeras etapas, 1500-1519 últimas).
Cuatro etapas constructivas.
Contexto: Aduana y centro ceremonial y acceso de la calzada de
Iztapalapa a la Gran Tenochtitlán.
Dictamen del Estado de Conservación del Basamento Piramidal en la Estación Pino Suárez del Metro.
94
Rosalba Nieto Calleja, investigadora de la DEA, INAH. 24 Junio 2009.
95. Señala Rosalba Nieto en su dictamen:
“…a las diversas estructuras y habitaciones tipo palacio asociadas al
basamento circular … se les adjudica una extensión de 2 hectáreas que
incluyen los diversos palacios y templos, algunos de ellos todavía en
el subsuelo… era un gran palacio azteca con patios, múltiples
espacios públicos, administrativos y de habitación, que fueron
destruidos para hacer la estación (del Metro). Lo único que se pudo
conservar fue el basamento piramidal". De esas 2 hectáreas que
menciona, la actual pirámide apenas ocupa 88 m².
Lo que se ilustró, sugerido por el material fotográfico que existe, es tan
sólo una pequeña parte, la más elemental, de todo lo que ella menciona.
También expone que la última superposición estaba dedicada
a Omácatl, deidad asociada a Tezcatlipoca. Sahagún denomina a
Omácatl como dios de Huitznáhuac, lo que relaciona este basamento
con el templo de ese dios en el barrio de Teopan.
Rosalba Nieto. Ob.cit. Texto resumido 95
96. Las etapas constructivas que tuvo este adoratorio se pueden ver
directamente e indican que se construía una pirámide sobre otra.
La “L 4” data del año 1400 y la “L” cercana al 1500.
Hallazgos en el Metro, Conjunto de Adoratorios Superpuesto en Pino Suárez. Jordi Gussinyer.
Boletín No. 36 del INAH. Junio 1969. Plano del boletín. Págs.33-37. 96
97. Planos de planta de las sucesivas etapas constructivas.
97
Ob. Cit.
99. Se debe observar que propiamente vemos el “esqueleto” del
adoratorio. Esto quiere decir que vemos los restos de las diferentes
etapas constructivas y no el cuerpo completo que tenía la última
etapa del adoratorio, la L 1, como se observa en los planos.
99
Foto del autor.
100. La parte alta del adoratorio descansaba sobre un basamento piramidal
que se encontró destruido. Aquí se sugiere su forma y volumen en una
sobre imposición en el “esqueleto”.
Foto e ilustración del autor. 100
101. Como se ve, no es difícil proponer el cuerpo que tenía el adoratorio: una
estructura de dos bloques rectangulares sobre el que descansa la
plataforma circular superior que afortunadamente se conservó completa
y las escalinatas con las alfardas clásicas de la arquitectura mexica.
101
Ilustración del autor.
102. En la reconstrucción de las estructuras y el adoratorio, como hipótesis,
deben existir omisiones, pero se basa en la objetividad y se desarrolla
por la información que existe y está limitada o se siente pobre por los
comentarios de Jordi Gussinyer y Rosalba Nieto,
que nos relatan su magnificencia y armonía arquitectónica.
Cualquiera que observa el adoratorio de Ehécatl, sabe que le llaman
la pirámide de Pino Suárez. Está ahí como rescoldo en una isla
extraña; ajena a lo que la encierra y a su pertenencia histórica;
muda por el mutismo que le es ajeno por propia su riqueza y como
centro de los elementos desaparecidos que la circundaban.
Con las ilustraciones realizadas de los muros y del adoratorio, podemos
proponerlas en un conjunto para darnos una idea del lugar. Proponer,
aquí como sinónimo de reivindicar,
sitúa ese centro ceremonial en su tiempo y espacio.
102
103. Proyecciones del conjunto arquitectónico del adoratorio de Ehécatl realizadas por el
arquitecto Ricardo Ernesto Robles Rubí, a sugerencia del autor.
Vista desde el sur hacia el norte.
Proyecciones realizadas por el arquitecto Ricardo Ernesto Robles Rubí, a sugerencia del autor. 103
107. Como un dato paralelo y necesario, se debe mencionar una excavación
arqueológica que se llevó a cabo en el año de 1963 en la esquina sur-
poniente para la ampliación de la avenida José María Pino Suárez,
donde se encontraron los restos de un basamento piramidal.
El arqueólogo Francisco González Rul, encargado de la excavación,
nos informa:
“Con motivo de la ampliación de las calles de José Ma. Pino Suárez se
demolieron casas antiguas, las obras fueron sometidas a una
inspección sistemática por colindar con la esquina de la antigua
calzada de Iztapalapa y José Ma. Izazaga. En la esquina de ese predio
se descubrieron los restos de un basamento de lo que fuera un templo
mexica. Ahí se encontraba un adoratorio dedicado a la diosa Toci. La
reconstrucción, con los elementos mínimos de datos, le dan una
longitud de 47 m. por lado y una altura de 20 con la fachada principal
hacia el oriente”.
Tocititlán. Francisco González Rul. Anales del Museo Nacional de México. No 15. 1963. Págs. 66-73. Texto resumido.
109. Lo notorio de Tocititlán, del campan de Moyotla, es porque estaba
enfrente del centro ceremonial de Ehécatl; sólo los separaba la calzada
de Iztapalapa. Y además, porque fue el lugar por el que entró el
ejército español al mando de Hernán Cortés en noviembre de 1519 y
ahí se entrevistó por primera vez con Moctezuma Xocoyotzin.
Fray Diego Durán nos relata:
“El cual (Moctezuma) llegando a un lugar que llaman Tocititlán,
pie que era casi junto a la primera cruz que está en la calzada
a la salida de México, allí hizo parar a toda su gente
y esperó la llegada del Marqués (Hernán Cortés)”, comentario que
retomaremos más adelante.
Ahora se presenta la ubicación del centro ceremonial de Ehécatl con la
pirámide de Tocititlán, integrándolas a la Gran Tenochtitlán con el
recinto del Templo Mayor al fondo, situándolas en el tiempo y espacio
de la ciudad mexica en el año de 1519.
Historia de las indias de la Nueva España. Fray Diego Durán T. I. México, 1951. Pág.186. 109
110. Composición digitalizada de la Ciudad de México-Tenochtitlán por el autor.
Compuesta por: fotografías de las montañas del norte del Valle de México; maqueta del Templo Mayor
y partes del mural de Luis Covarrubias, La Isla de México. Sala Mexica. MNA. INAH;
proyección del Arq. Robles Rubí del adoratorio de Ehécatl e ilustración de la pirámide de Tocititlán del autor.
111. Al realizar la hipotética reconstrucción del conjunto ceremonial de
Ehécatl y la ilustración que la integra a la antigua ciudad con el recinto
del Templo Mayor, originó otra comparación espontánea en cuanto a que
la arquitectura indígena siempre fue proyectada, orientada y realizada
cuidadosamente; nunca nada al azar.
Con las herramientas más elementales de observación, se puede asegurar
que el trazo y la orientación del adoratorio de Ehécatl coincide en línea
recta, de norte a sur, con la pirámide principal del recinto ceremonial de
Tenochtitlán: el templo de Tláloc-Huitzilopochtli.
Como se muestra enseguida, podemos constatarlo haciendo un trazo en
un mapa satelital de Google uniendo esos dos puntos con una recta.
Además, se puede verificar con un plano de las calles del
Cetro Histórico, sobre imponiendo el trazado del área del Templo Mayor
de Ignacio Marquina, ajustándolo en su extensión a las calles actuales
como él lo propuso. Se agregan también las coordenadas geográficas, en
longitud y latitud, de las dos pirámides y las unidades meridianas
transversales universales (UTM) que les corresponden.
111
113. En un plano simple se colocó el trazado de planta del recinto del Templo Mayor de
Ignacio Marquina, delimitado sobre las calles actuales que antes ocupaba. Coincide el
trazo en línea recta, de norte a sur, sobre la pirámide principal de ese recinto, hacia el
adoratorio de Ehécatl. Se nota el paralelismo de la recta al trazo de las calles.
La correspondencia del alineamiento lo muestran sus coordenadas.
Geográficas:
Latitud 19° 25' 30.907202953" N Latitud 19° 26' 5.000191414" N
Longitud 99° 7' 57.540361890" O Longitud 99° 7' 52.094404706" O
Proyección UTM WGS84, uso14, hemisferio norte.
E 486074 E 486234
N 2147887 N 2148934
Coordenadas, fuente: http://maps.pixelis.es/ 113
114. PARA REESCRIBIR LA HISTORIA
En la lectura recurrente de los Boletines del INAH para documentar
este acervo, se encontró una referencia a este centro ceremonial que
es imposible dejar de mencionar por su importancia: es una reflexión
del maestro Francisco González Rul, respecto a un estudio que tituló
“El Encuentro de Cortés-Moctezuma, Una Rectificación Histórica”.
El título, en sí mismo, es suficiente para revalorar y darle la atención
adecuada por lo que expone. Se menciona revalorar porque las fuentes
históricas son pocas, insuficiente, imprecisas y aún contradictorias; lo
que cita González Rul puede, justamente, rectificar la ubicación del
lugar del primer encuentro entre Moctezuma y Hernán Cortés en
noviembre de 1519, pues menciona que existen “…nuevos elementos
de juicio basados en exploraciones arqueológicas recientes”. Se refiere
a los hallazgos del centro ceremonial de Ehécatl, en 1968-1970,
y los restos de la pirámide que él descubrió en el año de 1963.
El Encuentro Cortés-Moctezuma, Una Rectificación Histórica. Francisco González Rul. Boletín del INAH No.1.
Segunda época. Abril-junio de 1972. Págs. 15-18. 114
115. Resumiendo, nos relata que existía un especie de “garitón” que muchos
llaman el fuerte de Xoloco, sobre lo que hoy es Tlalpan y Chabacano,
que más adelante comenzaba la calle que llegaba al recinto del Templo
Mayor. Citando las fuentes de Hernán Cortés, Díaz del Castillo,
Sahagún y Torquemada, deduce que hasta ese garitón llegó Moctezuma
y que ahí se efectuó el encuentro con el ejército español.
Nos dice que “la realidad fue otra, ya que Cortés menciona que el
séquito de Moctezuma venía arrimado a las paredes (en plural) de la
calle (Cortés, 1963: 58) y hay que hacer notar que sólo en el tramo
comprendido entre el fin del recinto de “El Volador” y la actual calle
de Lucas Alamán, había casas en ambos lados y que, a partir de dicho
punto, en dirección a tierra firme, los caseríos se hallaban sólo en la
parte oriental (Campan de Teopan) y al occidente de la calzada se
extendía la ciénaga de San Antonio Abad”. La “parte oriental” del
campan de Teopan es donde se encontraba el conjunto arquitectónico de
Ehécatl, barrio de Cuezcontitlán o Cihuateocalli, como ya comentamos.
Ibíd. Texto resumido. 115
116. San Antonio Abad
Barrio de Cuezcontitlán
Campan de
Teopan
Acatlán
Calle de
Izazaga Xoloco
(¿?)
Campan
de
Moyotla
Alfonso Caso sitúa Xoloco frente a Cuezcontitlán, lugar del adoratorio
de Ehécatl. Xoloco estaba hacia al sur y no ubica Tocititlán.
Los Barrios Antiguos de Tenochtitlán y Tlatelolco. Alfonso Caso. Memorias de la Academia Mexicana de la Historia.
1956. T. XV. No. 1, México D.F. Detalle.
117. La gran calzada que unía el Templo Mayor hacia el sur era la de
Iztapalapa; se cortaba en diferentes tramos para el paso de canoas y
se unía por medio de puentes para la continuidad del tránsito. Hoy es
la calzada San Antonio Abad y continúa con el nombre de Tlalpan.
Coinciden los autores, nos dice González Rul, que fue cerca de la
línea divisoria entre los barrios de Cuezcontitlán y Acatlán, como
vimos en el mapa anterior, donde se encontraron por primera vez la
corte del monarca mexica y el capitán español con su ejército.
Citando las fuentes históricas en que se apoya, añade que dicho
encuentro fue “donde posteriormente hubo casas de Pedro de
Alvarado, que son las que llaman de Salcedo, junto a la Hermita de
San Antón” La ermita de San Antonio Abad todavía existe y se
encuentra del lado oriente donde inicia esa calzada; es seguramente
la “hermita” (iglesia pequeña), que se menciona.
Ob.cit. 117
118. Es necesario citar las fuentes a que recurre González Rul:
Cartas y Documentos, Hernán Cortés. México D.F. 1963. Pág.58.
Historia de la Indias de la Nueva España, Fray Diego Durán.
México D.F. 1951. T. II, 34.
Historia General de las Cosas de la Nueva España,
Fray Bernardino de Sahagún. México D.F. 1956. T. IV, 43.
Monarquía Indiana, Fray Juan de Torquemada.
México D.F. 1943. T. I, 450.
Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España.
Bernal Díaz del Castillo. México D.F. 1950.
118
119. Continúa González Rul que Fray Diego Durán es muy claro
en afirmar que fue cerca de “…Tocititlán, que se encuentra casi junto a
la primera cruz, que está en la calzada, a la salida de México…”
(Durán, Ibíd. y II-186) y menciona que “Moctezuma y su séquito se
detuvieron en Tocititlán para esperar que Cortés y su gente se
aproximaran a la ciudad; y una vez que vio cercanos a los españoles,
el tlahtoani subió de nuevo en sus andas y fue delante hasta
encontrarse con Hernán Cortés, seguramente a corta distancia,
en donde se dice que volvió a bajar
y ofreció la bienvenida al extremeño”.
Tocititlán, por lo que relata Fray Diego Durán, fue un centro
ceremonial importante y grande. Solamente existe la referencia física
de ese lugar por los restos de la pirámide que González Rul descubrió
antes de que se localizaran enfrente los del complejo arquitectónico de
Ehécatl. Podemos ubicar los lugares que se mencionan en los mapas
de Rossend Rovira ya expuestos.
Ob. cit. 119
120. Para tratar de imaginar e ilustrar el encuentro de Moctezuma con Hernán Cortés se
recurrió al biombo que se exhibe en el Museo Franz Meyer. Los personajes
indígenas, idealizados a la europea, muestran todas las fases de la conquista.
Curiosamente este mueble perteneció a los “duques” de Moctezuma, descendientes
del tlahtoani mexica , que Hernán Cortés llevó a España y se incorporaron, hasta la
fecha, a la nobleza ibérica desde el S. XVI.
La Muy Noble y Leal Ciudad de México- Conquista de México. S. XVII. Anónimo. Museo Franz Meyer. Foto del autor.
121. De la espera, el encuentro y todo el ceremonial de recepción, agrega
González Rul que “…se puede deducir que la estancia en el sitio de la
entrevista fue muy prolongada y por ello es preciso desechar la idea de
que ocurriera en plena calle y adoptar provisoriamente las afirmaciones
de Durán: … en la hermita de la Diosa Toci, que allí junto al camino
estaba, donde el poderoso Rey y el Marquez se asentaron en sus
sentaderos , que aparejados les tenían (Durán , 1951:II,35), lo cual
parece ser confirmado por Bernal Díaz, al escribir que se encontraron
“… cerca de México, donde estaban otras torrecillas…” (Bernal Díaz
del Castillo, 1950: IV, 333)”.
Pintura Anónima del año1783. Idealización del encuentro donde “Entra Cortés con su ejército, y es
121
recibido por Moctezuma con muestras de gran amistad”, dice al pie de la obra. Fuente internet.
122. Reflexiona González Rul, y con razón, que esas “torrecillas”
corresponden al templo de la diosa Toci, pero que… “el sitio de la
larga entrevista no pudo ser en esa pirámide por inadecuada, pero
sí el sitio de enfrente: el Cihuateocalli” (Durán, 1951: II, 186), del
barrio de Cuezcontitlán, que es el lugar del conjunto arquitectónico
de Ehécatl, pues… “formaba parte de la misma área ceremonial del
templo de Toci y contenía aposentos adecuados, como lo ha
demostrado la reciente exploración arqueológica en la estación
Pino Suárez del Metro (Gussinyer, comunicación personal)”
Concluye que “ya localizado Tocititlán y explorado el Cihuateocalli,
el sitio verdadero del encuentro se debe ubicarse entre la ermita de
San Antonio Abad y Tocititlán, aproximadamente a la altura de la
Plaza de San Lucas, tal vez en el extremo sur del Cihuateocalli. El
lugar de la ceremonia de presentación y acatamiento fue el recinto
interior del Cihuateocalli, que comprendía una superficie mayor que
la actual de la estación Pino Suárez del Metro”.
122
Ibíd. Texto resumido.
123. Finalmente, agrega González Rul:
“En el lugar que ocupa el Hospital de la Inmaculada Concepción, hoy
Hospital de Jesús, Moctezuma regaló a Cortés los collares de
“camarones de oro”. Con toda claridad se menciona que el tlahtoani
los mandó traer de su palacio con uno u otros camareros (Cortés,
1963:58) (Torquemada, 1943: I-1451) y le fueron entregados al
conquistador calles adelante, ya rumbo a sus aposentos y en el sitio
mismo de la entrevista, en el Cihuateocalli.
En cuanto a Vitzilan o Huiztlan, que literalmente significa “Lugar de
Espinas” y debe interpretarse como “Lugar del Sur”, el topónimo es
aplicable al sitio ocupado por el Hospital de la Concepción pero es de
suponer que se refiere más correctamente a Tocititlan, como sugiere el
enunciado del Cap. XVI, T IV, de la Historia General de las Cosas de la
Nueva España. (Sahagún, 1956)”.
Ibíd. Texto resumido. 123
124. Plano del lugar del primer encuentro entre Moctezuma y Hernán Cortés,
en noviembre de 1519, propuesto por Francisco González Rul.
ZÓCALO CASAS VIEJAS RECINTO
DE MOCTEZUMA DEL TEMPLO
MAYOR
TOCITITLÁN HOSPITAL
DE JESÚS
LUGAR DEL ENCUENTRO
XOLOCO
SAN ANTONIO CASAS NUEVAS
ABAD CIHUATEOCALLI
DE MOCTEZUMA
(CENTRO CEREMONIAL
DE EHÉCATL)
Plano de González Rul, editado. Ob.cit. 124
125. La rectificación histórica propuesta por Francisco González Rul
debía tomarse con más seriedad, pues está avalada por Hernán
Cortés como protagonista, Bernal Díaz del Castillo, testigo de los
hechos; se refuerza por los frailes cronistas Fray Diego Durán y
Bernardino de Sahagún, que son de los más confiables.
Suena lógico que en ese lugar haya sido el primer encuentro entre
Moctezuma y Hernán Cortés por la amplitud e importancia del
Cihuateocalli, formados por Tocititlán y el conjunto arquitectónico de
Ehécatl, pues esa área abarcaba dos hectáreas, como nos dice Rosalba
Nieto, para encaminarse después al recinto del Templo Mayor.
El lugar que ocupa la iglesia y Hospital de Jesús que mandó construir
Hernán Cortés, donde se supone que fue el primer encuentro con el
monarca mexica, carece de fuentes documentales que lo avalen.
Además no existe ningún indicio que en ese lugar hubiese algún
centro arquitectónico importante.
125
126. LOS DIOSES DEL ADORATORIO.
En la estructura L.2 del adoratorio, tiene datos calendáricos que se notan incrustados.
Es decir, de otro sitio.
Día 3 águila ( yei cuauhtli). Año 2 caña ( ome ácatl).
Un Adoratorio dedicado a Tláloc. Jordi Gussinyer. Ob.cit. Foto del Autor. Ilustración Gussinyer. 126
127. “Cada estructura se construyó en épocas diferentes modificando
sustancialmente su forma, orientación y dedicatoria como
adoratorio, a lo que se le sumaban el enterramiento de ofrendas”,
como cita Gussinyer.
El bloque superior (estructura L) de la pirámide,
es la última etapa constructiva.
127
Ibíd. Foto del autor. Texto resumido.
128. Continúa Gussinyer que: “Generalmente las pirámides circulares
estaban dedicadas al dios Ehécatl –Quetzalcóatl … y se le llamó así a
ésta por el hallazgo de la escultura antes mostrada”, (se refiere a la
escultura de un ozomatli que veremos ampliamente más adelante).
Estructura “L”.
128
Ibíd. Foto del autor.
129. La escultura del ozomatli se encontró al pie de las escaleras de la
estructura L, pero ello puede ser meramente circunstancial por el
proceso de detrimento que sufrió el lugar, pues el complemento original
del cuerpo del adoratorio continuaba hasta el piso. Bajo el argumento
de que la monita se encontró bajo esas escaleras y otros razonamientos,
Doris Heyden propone que la última etapa constructiva del adoratorio,
estuvo dedicado a otro dios.
129
Ob. cit. Boletín No. 36 del INAH. Jordi Gussinyer. Foto del autor y DEA.
130. Doris Heyden comenta que “…la estructura L es cilíndrica; tiene un
diámetro de 4.30 m. y una altura de 1.55 m., llamado momoztli (altar
grande). Es a Omácatl (nombre calendárico de Tezcatlipoca), a quien
está dedicado este adoratorio. En la parte inferior, recordemos, se
encuentra la fecha 2 caña (ome ácatl),
que es la traducción literal de Omácatl”.
Se observa que la losa incrustada con el año 2 caña, pertenece a la
estructuras inferiores, las L 1 y 2.
Un Adoratorio a Omácatl. Doris Heyden. Boletín del INAH. No. 42. Diciembre 1970.
Págs. 21-23. Texto resumido. Fotos del autor. 130
131. “El cilindro tiene una cenefa con clavos globulares que representan
jades o chalchihuites (piedras preciosas)...”
“Por la forma circular del adoratorio y la
orla se concluye que estaba dedicado
a Omácatl, “dios de los convites…”,
sintetiza el análisis de Doris Heyden.
Texto resumido e ilustración de Doris Heyden. Ob. cit. Códice Florentino, Libro I, página 12. Foto del autor.
132. Vale la pena abundar respecto a la cenefa que circunda la parte superior
del adoratorio y que también tenía el muro oriente. Las franjas
contienen clavos de piedra redondos incrustados. Otros monolitos
incluyen esa banda de elementos circulares con un significado idéntico.
Foto del autor y de la DEA. INAH 132
133. Hermann Beyer indica que en esta pieza “la cinta superior que vemos… tiene una
fila de pequeños discos a la que corresponden dos hileras de figuras… la
significación de estos discos blancos sobre fondo negro nos es difícil de adivinar:
son estrellas. Por consiguiente, el cielo nocturno está indicado por la primera
faja de la decoración del “Calendario”.
Normalmente, los monolitos solares están en posición horizontal y a los lados o
en el canto tienen la banda de círculos, donde se suman la representación del
planeta Venus y pedernales que son rayos solares, como se observará adelante.
El Llamado Calendario Azteca. Hermann Beyer. El México Antiguo. Tomo X 1965. México. Págs. 134-256
Foto del libro. 133
134. Los “círculos” de estrellas en el Calendario Azteca.
En el canto En la orilla
Fotos del autor. Sala Mexica. MNA. INAH. 134
135. Otra pieza que cita Beyer es un monolito solar cilíndrico que en su
superficie lateral contiene una banda del plano celeste. Procede de
Cuernavaca, Morelos. Los círculos son estrellas y debajo se aprecia
sucesivamente el planeta Venus y rayos solares.
135
Ob. cit. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.
136. Altar del planeta Venus.
Esta monolito es un prisma cuadrangular, con los mismos elementos
esculpidos en sus caras. La cita también Beyer y el Dr. Manuel
Aguilar-Moreno en su obra “Arte Azteca”, nos cometa que en
“…el registro de la parte superior es una secuencia de esferas que
representan la bóveda de la estrellas”.
Fuente internet: http://www.famsi.org/spanish/research/aguilar/Aguilar_Arte_Bib_es.pdf.
136
Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.
137. Ehécatl-Quetzalcóatl con una banda celeste: los círculos son estrellas.
Códice Borbónico, página 51. Detalle.
Puede concluirse que la cenefa de clavos globulares del adoratorio son
estrellas en una representación más abundante e intencional, recordando
que el planeta Venus, Tlahuizcalpantecuhtli, también es una evocación
de Ehécatl-Quetzalcóatl y debe haber una relación con la
escultura del ozomatli que ahí se encontró.
Códice Borbónico. 137
Biblioteca Vaticana, Roma. Fuente internet: http://www.famsi.org/research/loubat/Borgia/thumbs3.html
138. RESTAURACIÓN DEL ADORATORIO DE EHÉCATL
Existen varios agentes y factores que destruyen la conservación de los
bienes culturales: la luz solar, el polvo, la lluvia y la contaminación
ambiental por hidrocarburos; la flora y fauna nocivas, además del
descuido y la basura son la causa de un gran detrimento. La Dirección
de Estudios Arqueológicos del INAH se encarga del mantenimiento y
restauración del adoratorio de Ehécatl, así como de su limpieza.
Interviene un equipo especializado de arqueólogos y restauradores de
esa dirección, con el apoyo del equipo de
Restauración de Bienes Culturales del STC.
La restauración y el mantenimiento se lleva a cabo con los
procedimientos más originales, es decir, usando las técnicas más
naturales como es la aplicación de una mezcla a base de cal con arena
cernida y sal que la protege de microorganismos y le da un tono
blanquecino, característica propia del acabado arquitectónico mexica.
138
140. El año 2009 fue crucial para la restauración de la pirámide, pues se intervino a fondo en las
partes dañadas y se le reintegró una capa de estuco para protegerla y darle una presencia digna.
El equipo de la DEA lo encabezó el Arqueólogo Raúl Arana Álvarez, quien trabajó en el
descubrimiento de ese centro ceremonial hace más de 40 años.
140
Fotos del autor.
141. Al equipo de restauradores y arqueólogos de la DEA, se sumó el de
Restauración de Bienes Culturales del STC,
personal de Servicio Social y otros adherentes.
Fotos del autor . Abril-junio 2009. 141
142. El arqueólogo Raúl Martín Arana, después de 40 años
de haber participado en el descubrimiento de ese lugar.
142
Foto del autor. 15 de julio 2009.
143. OTRO BASAMENTO PIRAMIDAL
Hacia el sur del centro ceremonial que hemos visto, cerca del paso
a desnivel de la avenida Fray Servando Teresa de Mier, se encontró
un pequeño basamento piramidal muy similar del adoratorio de
Ehécatl y que había formado parte de ese conjunto.
Rescate de un Adoratorio Circular Mexica. Jordi Gussinyer. Boletín del INAH No. 4
Segunda época. Enero-marzo 1973. Págs. 27-32. Fotografías DEA. INAH. 143
144. Jordi Gussinyer relata que estaba
orientado hacia el oriente.
“Tenía 1.20 m. de altura y 4 de diámetro.
Por su planta circular, también pudo
estar dedicado al dios del viento”.
La cenefa ornamental era similar a la del
adoratorio de Ehécatl.
Jordi Gussinyer. Ibíd. Texto resumido. Fotografías DEA. INAH. 144
147. Gussinyer afirma que se hallaron 13 adoratorios diseminados en
toda el área de ese centro ceremonial; 6 de ellos circulares en el que
se incluye el presente que estaba en buen estado de conservación.
Raúl Martín Arana, comunicación personal, comenta que aquellos,
en su mayoría, estaban muy destruidos y que los mismos mexicas los
habían abandonado. Los terrenos cenagosos los obligaban a
reconstruir o cambiar de lugar constantemente, hasta que
consolidaban un terreno.
.
147
148. LA GRAN CASA DEL VIENTO
La gran pirámide de Ehécatl-Quetzalcóatl que estaba al frente de la de Tláloc-
Huitzilopochtli en el recinto del Templo Mayor, tiene antecedentes de sus vestigios
en las excavaciones de construcción para el Metro en la línea 2, atrás de la Catedral
sobre la calle de Guatemala que datan del año 1970.
Los diarios de campo de los arqueólogos describen los restos de una “estructura de
Quetzalcóatl” reseñando la posición y medidas correspondientes.
La mención cobra importancia pues apenas en febrero del año 2010, bajo el
Programa de Arqueología Urbana (PAU) del INAH, el arqueólogo Raúl Barrera dio
a conocer que en la calle de Guatemala No. 16, en el Edificio Escalerilla se habían
descubierto partes de lo que fue la gran pirámide de Ehécatl-Quetzalcóatl.
La descripción data una planta cuadrangular sobre la que está una estructura
cilíndrica que pertenecen a dos etapas constructivas del Templo Mayor.
Comprenden la VI (1486-1502) y de la VII (1502-1521). Se calcula que la pirámide
tenía un diámetro de 14 metros. Se estima que los datos de los hallazgos en la
construcción de la línea 2 del Metro en 1970 antes señalados, pueden sumarse para
enriquecer lo recientemente descubierto, cuarenta años después.
148
Boletín del INAH. Febrero 2012.
149. Excavación de Salvamento Arqueológico en 1970 y del PAU en 2010.
Plano de Ignacio Marquina del Templo Mayor y calles actuales.
Templo de
Pirámide de Tláloc-Huitzilopochtli
Ehécatl-Quetzalcóatl
Año 1970 Áreas excavadas Año 2010
Detalle del plano del Arq. Ignacio Marquina. Arquitectura Prehispánica. INAH-SEP. 1964. 149
150. Las pirámides de Tláloc-Huitzilopochtli y Ehécatl-Quetzalcóatl.
Fotografía del autor de la maqueta en la estación Zócalo del Metro. 150
151. Plano de la excavación de los restos de la “estructura de Quetzalcóatl” en la calle de Guatemala del año 1970 ,
en los Informes Técnicos del antes Departamento de Prehistoria del INAH, en las excavaciones de la L. 2 del Metro.
Calle de Guatemala
151
Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH.
152. Croquis de la “estructura de Quetzalcóatl” en la calle de Guatemala.
Diario de campo del Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología del INAH. 152
153. El adoratorio de Ehécatl en la estación Pino Suárez, la que se encontró
hacia el sur y los vestigios que se comentan, se suman a los templos
dedicados al Dios del Viento en la ciudad de Tenochtitlán.
Restos de la pirámide en la calle de
Guatemala No. 16 por el PAU del INAH.
Fotos tomadas del Boletín del INAH en internet. 153
154. UNA ESCULTURA SINGULAR: LA MONITA EMBARAZADA
Las piezas arqueológicas y ofrendas encontradas en este conjunto
ceremonial son muy significativas y es necesario entrar en detalle de
algunas, tanto por su valor como por su belleza, si es que podemos
aplicar ese adjetivo a un arte tan difícil de entender o interpretar, pues
la estética mexica es distinta a la percepción clásica de Occidente.
La pieza que, a mi juicio, es la más representativa de este conjunto
arquitectónico y que le da identidad como tal es la coloquialmente
llamada monita embarazada, comentada parcialmente antes.
Leer sobre esta escultura me causó la delicia de querer leer su imagen,
tratar de percibir su auténtico simbolismo, la intención de su autor y la
creación en sí misma. Buscar su información en las mejores fuentes y
criterios posibles, fue trabajo menor al pensar cómo se enfrentó su
escultor ante un bloque de piedra con un cincel y martillo no metálicos.
Reflexión que bajo esa circunstancia, hace admirable a la escultura
indígena: seguridad, exactitud, simetría, composición, armonía, etc.
154
155. Nos dice Jordi Gussinyer:
“En una de las estructuras inferiores y al pie de la escalinata de ese
adoratorio, se encontró una ofrenda muy importante. Es una escultura
identificada como el dios Ehécatl”. Por esta pieza y la forma circular de
la pirámide se dedujo que estuvo dedicada a ese dios.
Una escultura de Ehécatl-Quetzalcóatl. Jordi Gussinyer. Boletín No. 37 del INAH. Septiembre 1969.
155
Págs. 29-32 Texto resumido. Fotos DEA. INAH.
156. Posición original del hallazgo. Se ha comentado que se quebró de
antemano y fue puesta así como ofrenda, aunque es poco probable pues
carecía de más elementos junto a ella y las ofrendas como tal casi
siempre se depositaban en un recipiente como una olla o caja de piedra.
156
Fotos DEA. INAH.
157. En los laboratorios de limpieza, consolidación y restauración de piezas.
157
Fototeca del autor
158. Gussinyer la describe así:
“La espléndida escultura está labrada
en andesita vitrofírica de hornablenda,
con 60 X 37 X 33 cm. En el cuerpo aun
tiene restos de pintura negra (la noche)
y rojo en la cara , manos y orejas,
como evocación del Sol. La deidad
tiene la figura de un mono (ozomatli)
con la máscara bucal del dios del
Viento (Ehécatl), además de dos
serpientes: una que está enroscada
desde la base y la otra que es su propia
cola. Es una extraña y rarísima unión
que es lo que le da una gran
importancia por su simbolismo
religioso, su calidad artística, gracia y
delicadeza”.
158
Jordi Gussinyer. Ob. cit. Texto resumido. Foto del autor. Sala Mexica. MNA. INAH.
160. Como una reflexión personal, observando esa interesante pieza, puedo
agregar que la escultura tiene la característica excepcional de expresar
un movimiento inigualable: la posición del pie izquierdo se
entrecruza con el derecho hacia atrás y la flexión de las piernas
sugieren un giro inminente de todo su cuerpo.
En la base de la escultura está una serpiente de cascabel
en espiral que sube por su pierna derecha y sostiene otra en la mano
izquierda que es su propia cola. Las dos serpientes tienen una cresta en
punta parecida a la máscara bucal del ozomatli. El trozo que sostiene
en la mano derecha, debió tener otro ofidio similar, como se muestra
más adelante en una pieza parecida. En la cuenca de sus ojos
seguramente estaban incrustados otros materiales para enfatizar su
expresión. La escultura, como menciona Gussinyer, tiene una gracia que
contrasta con la fría estática monolítica común en los mexicas.
Pero, ¿qué relación tiene el ozomatli con Ehécatl-Quetzalcóatl?
160
161. Primero debemos ver la forma en que el mono, ozomatli, se representa
principalmente en los códices. Es el onceavo día del mes mexica.
161
Ilustraciones tomadas de internet.