Los primeros centros ceremoniales planificados de Mesoamérica fueron construidos por los olmecas entre 1200-900 a.C. Estos consistían típicamente de estructuras de materiales perecederos como madera y palma, aunque a veces incluían piedras y basamentos de tierra compactada. La arquitectura olmeca es el primer ejemplo de distribución arquitectónica planificada en Mesoamérica, con basamentos y plazas que intentaban representar una visión cultural del universo.