Orhan Pamuk escribe un retrato de Estambul, su ciudad natal, y de su propia vida allí. Recuerda su infancia en un apartamento polvoriento en el centro de la ciudad, dándose cuenta de vivir en un lugar con una historia gloriosa pero ahora en ruinas. Describe la ciudad a través de pintores, escritores y asesinos célebres, con el río Bósforo como un elemento terapéutico y vital. El libro captura la belleza melancólica de Estambul y la fascinación del autor por la ciudad