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Basura electrònica
1. BASURA ELECTRÒNICA:
De todos los bienes que produce la sociedad de consumo actual, uno de los más dañinos
debido a su toxicidad y la gran cantidad de residuos que se generan anualmente es la
denominada basura tecnológica. Este tipo de basura hace referencia a los equipos
electrónicos y eléctricos que han quedado en desuso. Por lo general, se entiende que está
referido a aparatos como los teléfonos móviles y los ordenadores.
No obstante, en realidad, se considera basura tecnológica todo aquel residuo que, para
funcionar durante su período de vida útil, haya necesitado usar electricidad, ya sea de una
batería o una toma eléctrica.
El gran problema que se deriva de la basura tecnología surge a partir de los metales pesados
que contiene. Se trata de equipos que incluyen mercurio, plomo, cromo y cadmio en la
mayoría de los casos, además de muchos otros metales en diferentes proporciones.
Cuando estos metales se liberan en el medio ambiente, el efecto de su contaminación afecta
tanto el aire como a la tierra y al agua, llegando a convertirse en un problema realmente
acuciante en los lugares donde se almacena este tipo de basura electrónica en forma de
vertederos tecnológicos.
La mayoría de la gente no lo hace. Los productos electrónicos son indispensables en
nuestro día a día. Sin embargo, esto no implica que necesitemos comprar uno nuevo solo
por el hecho de que, precisamente, sea nuevo. Si pensamos en las compras que se hacen de
teléfonos móviles u ordenadores, en el 90% de las veces, se trata de compras motivadas por
moda y vanidad, no por necesidad. La lección es clara, no necesitas el teléfono de último
2. modelo, así que no lo compres. Aprovecha el que tienes hasta que realmente deje de
funcionar.
Existen una serie de soluciones para contrarrestar el efecto de la basura tecnológica y, a
pesar de que se trata de un tipo de residuo que requiere un tratamiento muy concreto, la
buena noticia es que la principal capacidad de acción para contrarrestar su efecto la tiene el
propio usuario, lo que, a diferencia de lo que ocurre otras ocasiones con la contaminación,
le da un poder excepcional a la hora de revertir el efecto de la basura tecnológica. Para ello,
lo más importante es evitar que la basura tecnológica se acumule, es decir, reducir su
cantidad. Y, cuando finalmente se produzca, gestionarla de forma correcta.