1. Don Rodrigo de Vivar y Mendoza
D. Rodrigo de Vivar y Mendoza, marqués del Zenete, fue uno de
los miembros más destacados de la familia Mendoza durante el
reinado de los Reyes Católicos.
Figura de carácter antisocial y agresivo, quizás marcado por su
nacimiento ilegítimo.
Su padre Pedro Gonzáles de Mendoza, quinto hijo varón del
Marqués de Santillana, fue un hombre con gran poder, Cardenal y
Arzobispo de Toledo, título que consiguió en el S. XV (Años 80),
por su apoyo a los Reyes Católicos durante las guerras civiles
castellanas.
Fruto de la relación del Cardenal con la portuguesa Doña Mencía
Castro de Lemos, dama de la princesa Doña Juana de Portugal,
esposa de Enrique IV de Castilla, nacieron dos hijos ilegítimos,
Don Rodrigo, Marqués del Zenete y Don Diego, Conde de Melito.
Don Rodrigo nació entre 1464 y 1466 (¿?). Su nombre parece
deberse al empeño de su padre por emparentarse con El Cid, de
hecho heredó el condado del Cid en Jadraque (Guadalajara).
Una vez llegado al cardenalato Don Pedro de Mendoza, su
preocupación fue asegurar el
porvenir de sus hijos, para lo
cual consiguió una bula
expedida por el Papa Sixto
IV en 1486 otorgándole su
legitimación, confirmándola
también la reina Isabel en
1487.
Entre 1486-1489 consiguió
del Papa Inocencio VIII otra
bula, así como autorización
de los Reyes Católicos, para
poder legar sus bienes en
mayorazgo. Fundó dos para
sus hijos Rodrigo y Diego.
Consiguiendo Don Rodrigo,
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2. debido a la participación de su padre en la conquista de Granada,
la creación del Marquesado del Zenete, del que fue primer titular,
formado por las ocho villas de los territorios del Zenete próximos
a Guadix y cuya capital era La Calahorra:
En 1490 los Reyes Católicos cedieron al gran cardenal Don Pedro
las alquerías musulmanas de La Calahorra, Ferreira, Aldeire y
Dólar uniéndose después Jérez, Alcázar, Lanteira y Alquife en
1491; en 1492 le concedieron el título de Marqués del Zenete y
Conde del Cid. Agregándose más tarde la villa de Huéneja, que
pertenecía a la jurisdicción de Guadix, quedando configurado
legítimamente el territorio del Marquesado.
Se casó una vez en 1493 con Doña Leonor de la Cerda, la cual le
dio un hijo varón llamado Luis, que murió en cuna. Pocos años
después, en 1497, murió ella.
Tras enviudar se trasladó a Italia donde permanece varios años.
A su vuelta se enamoró perdidamente de una dama de la nobleza
llamada Doña María de Fonseca y Toledo, de 15 años de edad,
con la que se casó en secreto el 30 de junio de 1502 por la
oposición de su padre y del cardenal Cisneros. Fue encarcelado en
la fortaleza de Cabezón por la reina Isabel, con el pretexto de
haber provocado grandes escándalos en la corte. Mientras estaba
en prisión, y a través de engaños, Doña María fue obligada por su
padre a casarse con su primo el 20 de junio de 1504, tras ser
obligada a firmar una cédula anulando el matrimonio anterior. Al
conocer la noticia, él acusó a la reina de favorecer la bigamia. Con
la muerte de la reina Isabel y con la llegada al trono de Felipe I, el
Marqués fue excarcelado.
En 1505, el Marqués consiguió a través de una bula del Papa Julio
II que éste le concediera todos los diezmos de su estado, tanto de
cristianos viejos como de moriscos. A cambio tendría la
obligación de dotar económicamente a las iglesias del
Marquesado y a los sacerdotes que le sirvieran, apropiándose en
1508-1509, por usurpación, de los habices, causando la rotura en
el Marquesado de la organización económica establecida en la
diócesis, con la donación que en su contra hizo el Papa Julio II de
todos los diezmos a los marqueses.
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3. Alrededor de 1506 Don Rodrigo raptó del Convento de Las
Huelgas de Valladolid a Doña María, y la llevó al Castillo de
Jadraque en Guadalajara, donde en la ermita Nuestra Señora de
Castejón, sita debajo de la fortaleza, el fraile Don Diego los casó.
Hizo construir un castillo para su amada entre los años 1509-1513,
el Castillo-Palacio de La Calahorra, donde alojó a su mujer.
El Marqués poseía fama de casquivano, además de ser temido por
sus violencias, tolerado por su ingenio, admirado por su valor y
apreciado por su cultura, de hecho poseía una fabulosa biblioteca.
De su matrimonio con Doña María de Fonseca nacieron tres hijas
(Mencía, María y Ana) y un hijo llamado Pedro que murió siendo
niño. La mayor, Mencía, nació en 1508 en Jadraque, siendo ella la
heredera del Marquesado, y no tuvo descendencia por lo que las
posesiones pasaron a manos de su hermana Doña María. Esta se
casó con el heredero del ducado del Infantado Don Diego Hurtado
de Mendoza, Conde de Saldaña, pasando estos territorios a ser
posesión del Ducado del Infantado.
En 1509 se traslada a Granada, de donde fue expulsado en un
comunicado de la Audiencia; aunque pudo permanecer en sus
posesiones en el Marquesado, él se traslada a Áyora.
El Marqués fallece en Áyora el 23 de Febrero de 1523, donde es
enterrado junto a su esposa en el convento de Santo Domingo de
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4. Valencia, donde años después se construyó un sepulcro según la
voluntad de su primogénita y heredera Doña Mencía.
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