N 20151118 dentro de pocos años encontraremos vida fuera de la tierra (x)
N 20090621- el cardenal mendoza i
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N-20090621
El Cardenal Mendoza (1)
En 1428, Pedro González de Mendoza nace el 3 de mayo en la
villa de Guadalajara. Es el quinto hijo del Marqués de Santillana, don
Iñigo López de Mendoza y de Catalina Suárez de Figueroa. Su niñez y
adolescencia transcurre en Guadalajara. En 1442, con 16 años de
edad, marcha a Toledo, donde su tío Gutierre Álvarez de Toledo es
el Arzobispo Primado de dicha ciudad. Sus estudios versarán en latín,
Historia y Retórica.
En 1445, tras la muerte de su tío,
regresa a Guadalajara. En 1446, se
traslada al centro del saber en la España
de éste momento: la Universidad de
Salamanca, doctorándose en Derecho
Civil y Derecho Eclesiástico. En 1452, con
24 años, la influencia de su poderosa
familia consigue que entre en la corte de
Juan II , donde se le "quería y amaba
con grande extremo a don Pedro
González de Mendoza, y este, al
soberano, e comenzó a seguir en la
capilla real". En 1453, muere degollado
en Valladolid, el anterior favorito del rey,
don Álvaro de Luna, quien no era
EL Marqués de Santillana, Don Iñigo
López de Mendoza, por Jorge Inglés precisamente santo de las devociones de
(1455) su familia.
En 1454 en mayo, el monarca solicita al Papa para el de Mendoza,
los Obispados de Calahorra y de Santo Domingo de la Calzada. Poco
después, el rey muere. Los Mendoza se traslada a Segovia para ofrecer
su lealtad al nuevo monarca, Enrique IV. Estando en Segovia, llega la
Bula Papal concediendo a Pedro González de Mendoza el Obispado
solicitado por Juan II. A dicha consagración asiste el nuevo soberano.
El nuevo prelado se convierte en inseparable del rey, a lo largo de sus
recorridos por toda Castilla. En 1456, el obispo Mendoza se traslada
hasta Palencia para acompañar a Enrique IV, concertando el
matrimonio de don Beltrán de la Cueva (1) con su sobrina Beatriz
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de Ribera. El matrimonio no llega a fructificar debido a la negativa de
la hermana del Obispo, María de Mendoza.
En 1457, llega la Bula de la Cruzada, otorgada por el papa
Calixto III, que había sido defendida por don Pedro. El cardenal
Pedro González suele pasar frecuentes temporadas con su padre, al
que admira. En 1458, el 25 de marzo, muere su padre, el Marqués de
Santillana, pasando título y mayorazgo a favor de su hermano
mayor, Diego Hurtado de Mendoza. Pero Enrique IV no soporta a
Diego Hurtado de Mendoza.
En 1459, acusa a la familia Mendoza de conspiración y, por
sorpresa, se apodera de la ciudad de Guadalajara y su alcázar. La
familia mendocina en pleno, incluido el cardenal Pedro González debe
trasladarse a Hita. En 1460, quizás para aplacar la furia real, la
familia consiente en casar a María de Mendoza, hija de Diego
Hurtado, con don Beltrán de la Cueva, favorito del rey. Se celebran
grandes fastos en Guadalajara, que pasa de ser considerada de villa a
ciudad, por los buenos oficios ante el rey del Obispo de Calahorra. Las
tensiones vuelven con la otorgación por parte del rey del titulo de
Maestre de Santiago a don Beltrán de la Cueva. El cardenal Pedro
González es un hombre de 32 años, gozando de "gentil persona y de
buen rostro y de gracioso donaire y muy buen compuesto y
ataviado en ella".
En la Corte, conoce a doña Mencia de
Lemos, mujer "hermosísima y de gentil
persona, y graciosa y avisada de gran
brío", dama de honor de la reina Isabel
de Portugal. El flechazo es inmediato.
Dos años después nace en Guadalajara el
primer fruto de ese amor: don Rodrigo
Díaz de Vivar y Mendoza, el futuro
primer Marqués de Ceñete y Conde del
Cid.
Don Pedro González de Mendoza
Gran Cardenal de España
En 1462, en febrero, nace en Madrid la princesa Juana (la
Beltraneja). En marzo se celebra el bautizo en Madrid. Los Mendoza se
convierten en el más sólido pilar del rey, incluso acompañándole en
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dicho evento. Se entra en un período de grandes conspiraciones en
Castilla por parte de los nobles contra la autoridad real. En 1467,
recibe del rey las "tercias" de Guadalajara. Se celebra la Batalla de
Olmedo. Las tropas mendocinas junto a las del bando real derrotan a
las del Marqués de Villena. Ese mismo año recibe el Obispado de
Sigüenza, diócesis mucho más rica que la de Calahorra. Recibe
además la Abadía de la Iglesia Colegial de Valladolid, que vacó por
muerte del dominico Fray Juan de Torquemada. Doña Mencia de
Lemos, que vive en el Castillo de Manzanares, da a luz a su segundo
hijo, Diego Hurtado de Mendoza, futuro Conde de Melito.
En 1469, obtiene el Castillo de Jadraque por permuta con Alonso
Carrillo de Acuña a cambio de su villa y Castillo de Maqueda. El
Castillo de Manzanares. Residencia de doña
Mencia de Lemos, donde compartía catre
con el Cardenal don Pedro González de
Mendoza.
cardenal Pedro González de Mendoza acompaña a Enrique IV a
Andalucía para someter a la revuelta.
Por indicaciones reales, sus fortificaciones fronterizas con el Reino
de Aragón son puestas en guardia. El objetivo es impedir la entrada
en Castilla del príncipe Fernando. Pero éste, disfrazado de mulero,
burla la vigilancia, entra en Castilla, y el 19 de octubre, contrae
matrimonio con la infanta Isabel en Valladolid. Su firme lealtad al
monarca es recompensada con la Abadía de San Zoilo (Carrión de los
Condes) por gracia del pontífice Paulo II.
En 1471, muere el Papa Paulo II. El Papa Sixto IV, su sucesor,
envía al cardenal don Rodrigo de Borja. El objetivo es para "sosegar
las diferencias" entre el monarca y su hermana Isabel. El Obispo de
Sigüenza le recibe en su Palacio de Guadalajara, ejerciendo de
anfitrión y recorriendo con él las extensas llanuras castellanas. En
1473, la gran amistad que une a los dos hombres, hace que Rodrigo
de Borja le hable tan bien al Papa de don Pedro, que éste, el 7 de
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marzo le nombra Cardenal, con el título de "Santa María in
Dominica", al que luego añadirá el de "San Jorge", y posteriormente
el de "La Santa Cruz". A finales de marzo, el bonete de Cardenal llega
a Guadalajara.
Enrique IV ordena "que se intitulase" Cardenal de España, título
que se convirtió en "Gran Cardenal de España", como se le conocerá
en adelante a don Pedro González de Mendoza. Este mismo año, y a
instancias de Enrique IV ante el Papa Sixto IV, se produce su
nombramiento como Arzobispo de Sevilla. Los Mendoza siempre
habían sido partidarios y guardianes de los derechos sucesorios de la
princesa Juana (la Beltraneja), pero a partir del año 1473, se
posicionarán en el bando de la futura reina Isabel (la Católica), siendo
piezas clave en la ascensión al trono de ésta.
En 1474, Enrique IV fallece,
abandonado de todos, y
posiblemente envenenado, en la
villa de Madrid. Nombra al
Cardenal Pedro González albacea
testamentario y disponiendo que
"se hiciese de doña Juana (la
Beltraneja), lo que él ordenase".
Gracias al afecto y la lealtad de Los
Mendoza encabezados como grupo
Los Reyes Católicos: Fernando II de Aragón
familiar por don Pedro González, el
e Isabel I de Castilla. rey Enrique IV encuentra un lecho
para morir, un entierro digno y un
mausoleo en el Monasterio de Guadalupe donde una lápida al menos
cubriera sus restos y explicara brevemente su vida. Inmediatamente
se desplaza a Segovia, encontrándose en ella el día de la proclamación
de Isabel como Reina de Castilla. En 1475, el día 2 de enero es
jurado Fernando de Aragón como rey, en presencia de su esposa
Isabel, y del Cardenal Mendoza, iniciándose un período de estrecha
colaboración desde entonces con los Reyes Católicos.
En 1476, cambia el bonete por la coraza y comanda el ejército que el
1 de marzo pone sitio a la ciudad de Toro, en lucha contra las huestes
de Juana la Beltraneja. El 15 de junio de 1476, Isabel la Católica
legitimiza a sus dos hijos (los dos hijos que tuvo el Cardenal con
doña Mencia de Lemos (Don Diego Hurtado de Mendoza y don
Rodrigo de Vivar y Mendoza). La Reina de Castilla los denominará
cariñosamente como "los bellos pecados del Cardenal".
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En 1477, es nombrado Abad de Fecamp en Normandía. En 1478,
recibe el Obispado de Osma, y además la Abadía de Santa María
de Moreruela. El Papa Sixto IV le autoriza para que pueda testar en
favor de sus dos hijos. Una de sus facetas quizás menos conocidas,
sea la de la creación y puesta en marcha del Santo Oficio de la
Inquisición, por encargo especial de los Reyes Católicos. Estando en
su archidiócesis de Sevilla con motivo de celebrar el Sexto Concilio
Hispalense, se produce, el 30 de junio de 1478, el nacimiento del
infante Juan, siendo bautizado por el Gran Cardenal con gran pompa
y boato.
En 1482, el 1 de julio muere el Arzobispo de Toledo, Alonso
Carrillo de Acuña. Era habitual entonces que el titular de una
diócesis eligiera a su sucesor antes de morir o de trasladarse de sede,
siempre con la aprobación de los reyes. La reina Isabel hace llamar al
Gran Cardenal, sentándose en una silla que está dispuesta siempre al
efecto y que es conocida como "La Silla del Cardenal". La reina,
según todos los cronistas le espeta: "Cardenal, el arzobispo don
Alonso Carrillo de Acuña os ha legado la silla de Toledo; paréceme
que debéis sentaros en ella, que tan vuestra es como ésta", señalando
aquella en la que está sentado. Finalmente, Pedro González alcanza el
Arzobispado de Toledo, renunciando a todas las diócesis que ya
posee, excepto la de Sigüenza.
En 1482, el Cardenal Mendoza hace su entrada en Toledo,
acompañado de la reina para tomar posesión de su arzobispado.
En1486, recibe la verdadera legitimación de sus hijos de manos
del pontífice Inocencio III. En 1487, la reina Isabel lo confirma el 3 y
12 de mayo. Los Reyes Católicos otorgan al Gran Cardenal la
competencia de instituir Mayorazgos en favor de sus hijos. En el
documento se cita a un tercer hijo del Cardenal, don Juan de
Mendoza, hijo de la vallisoletana Inés de Tovar, nacido años después.
En 1490, recibe el Señorío de La Calahorra de manos de Isabel y
Fernando, en pago a sus servicios prestados en el desarrollo de la
conquista del reino nazarí. Inmediatamente lo dona en la persona de
su hijo, Rodrigo de Vivar y Mendoza, quien se convierte de esta
forma en el primer Marqués de Zenete. Alonso de Quintanilla facilita
que Cristóbal Colón y el Gran Cardenal se conozcan, y éste a su
vez se encarga de que Colón plantee su proyecto a los Reyes Católicos.
En1493, al regreso del primer viaje de Colón, el Gran Cardenal, Pedro
González, introduce a Cristóbal Colón en la nobleza.
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En 1494, la salud del Cardenal Mendoza se debilita. Comienza a
sentir fuertes dolores en la zona lumbar, que se traduce en un
progresivo enflaquecimiento, falta de fuerzas y de apetito (síntomas de
cáncer renal), que terminará postrándole en el lecho. En1495, el fatal
desenlace se produce el 11 de enero en su Palacio de Guadalajara. Su
cadáver es trasladado en angarillas hasta la Catedral de Toledo,
donde aún se conservan sus cenizas.
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Don Francisco Layna Serrano le retrata así en su "Historia de
Guadalajara y sus Mendozas en los siglos XV y XVI":
"Fue Pedro González de Mendoza de estatura mediana, más bien
delgado pero de fuerte complexión, pues harto mostró su resistencia
corporal en la ajetreada vida que llevara años y más años cabalgando
continuadamente de una a otra parte del reino; proporcionada
disposición de los miembros, gentil presencia y airoso talle... era su
rostro de muy buenas formas, gracioso, apacible y muy bien puesto;
pelo castaño tirando a negro, suave y no muy abundoso que pronto dejó
yerma la mayor parte del cráneo, haciendo así más espaciosa la ya
ancha y bien curvada frente limitada por noble entrecejo cobijador de
ojos grandes y expresivos cuya mirada afectuosa y acogedora solía
tornarse altiva e hiriente cuando la cólera podía más que el freno de la
voluntad; la nariz de fino diseño, algo aguileña; a la boca pequeña, bien
delineada, con labios carnosos y sensuales, dábala extraordinaria
expresión la sonrisa leve, casi imperceptible pero constante, sonrisa
amable casi siempre mas en ocasiones enigmática o burlona
concertándose con la mirada y la palabra cuya suave modulación daba
singular encanto a la charla del cardenal"
Divulgación
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(1) Beltrán de la Cueva, presunto padre de Juana “La Beltraneja”
Observación:
El Cardenal Mendoza, siempre estuvo presto, y presto siempre a
cumplir el mandato divino:
“crecer y multiplicaros”.
Trazas de la Historia de España // Oviedo, 21 de junio de 2009
Víctor M. Cortijo Rubín de Celis