1. Blanca Olmedo
Lucila Gamero de Medina
En 1908, hace ya cien años, una joven mujer, Lucila Gamero de Medina, se
consagró como la primera novelista en Honduras al publicar Blanca Olmedo, una
de las obras más leídas por los hondureños de todos los estratos académicos y
sociales.
Blanca Olmedo es una novela romántica, cuyo sentimentalismo no le impide
retratar conflictos fundamentales en la sociedad hondureña de inicios del siglo
xx. Por ello Blanca Olmedo, la protagonista, es portavoz de agudas críticas al
sistema de justicia (o injusticia) imperante en el país, así como a la hipocresía
de algunos representantes de la Iglesia católica y la influencia nefasta que
ejercían en la sociedad, las familias y las mujeres en especial.
Lucila Gamero de Medina nació en Danlí, El Paraíso, el 12 de junio de 1873 y
murió en su ciudad natal el 23 de enero de 1964. Su obra, Adriana y Margarita,
es considerada como la primera novela publicada en Honduras. En su abundante
novelística se encuentran, además, Páginas del corazón, Aída, Betina, Amor
exótico, La secretaria y El dolor de amar. También escribió cuentos y artículos
para revistas literarias.
2. Prision Verde
Prisión Verde, de Ramón Amaya Amador, “ha sido el libro más perseguido del país.
Por mucho tiempo fue prueba de convicción para el encarcelamiento. Los viejos de mi
pueblo aún bajan la voz al sólo mencionar su nombre. Muchas veces fue enterrado
vivo en la soledad de los patios después del Golpe de Estado” (Armando García,
1997).
Presentamos una nueva edición de la novela más conocida y popular de Honduras
que logró sobrevivir la represión de las clases explotadoras y la crítica académica de
muchos profesionales de las letras.
Escrita en los tiempos infames de la dictadura de Carías, logró plasmar la mezquindad
de las clases dominantes hondureñas y sus políticos al servicio del capital extranjero.
Pero lo más importante, el proceso que lleva a la formación de la conciencia de clase
entre los trabajadores, desde la resignación ante el poder, pasando por el estallido de
corto alcance, hasta llegar a la propuesta de un cambio radical en la sociedad
haciendo de la clase obrera la clase gobernante. Desde Prisión Verde Amaya Amador
le habla a la Resistencia de nuestros días a través de Máximo Luján: “En política
necesitamos algo distinto al caudillismo tradicional, al compadrazgo, al paternalismo
de los ‘gorgueras’. Necesitamos que los anhelos de las masas trabajadoras se
plasmen en un ideal político, y este ideal, en un verdadero partido de trabajadores,
partido revolucionario de verdad. Ya no debemos creer en los hombres-ídolos: de sus
promesas está llena nuestra historia política.
3. "Amanecer"
“Amaya-Amador es uno de los escritores progresistas centroamericanos que
ha sabido interpretar, con claridad, la misión de la literatura en nuestra sociedad.
Sus esfuerzos en las disciplinas novelísticas son plausibles, pues siguiendo
una tendencia realista, se pone al servicio del pueblo y del movimiento
democrático revolucionario de Centroamérica. AMANECER es, indiscutiblemente,
una comprobación de esa tendencia y de ese afán de interpretar los anhelos.
La primera parte de la novela Amanecer está ambientada en el departamento de
San Marcos, en las postrimerías del gobierno del dictador Jorge Ubico (1931-
1944), específicamente 1939 y 1940. Narra en forma realista la situación en una
finca de fuerte raigambre feudal: Potomatán, propiedad de la familia Fuentesanta,
en la que nace FernánPanchoj, el Chivo. Cuando el personaje principal de la novela -
Fernán Panchoj- descansa en casa de su patrón Miguel Cenobio, fabricante de
ladrillos, a quien considera su amigo, se encuentra durmiendo y el hijo éste lo
despierta a las tres de la madrugada, avisándole que estalló la conocida como
“Revolución de octubre de 1944”; de hecho, en su fase final es organizada durante la
noche del 19 y se considera concluida en el amanecer del 20. De aquí deriva
el nombre de la novela; los actos heroicos de Panchoj a partir de las tres de la
madrugada del 20 hasta que amanece, son narrados por el autor en la tercera parte
de la novela: “La hora del pueblo”.
4. Los Brujos de Ilamatepeque (1958)
Amaya Amador nos narra la historia –absolutamente verídica– de dos de los muchos
humildes campesinos que participaron en las batallas lideradas por Francisco Morazán
en busca de la unidad de los pueblos centroamericanos. Y que al regresar a su
municipio de origen quisieron contribuir con el progreso de su pueblo, en particular de
la juventud.
Ese deseo de superación fue el motivo por el cual la “reacción inquisitorial”,
encabezada por el cura, el alcalde y los notables del pueblo, los acusó –
aprovechándose de la ignorancia y la supersitición popular– de herejes, de tener pacto
con el diablo, y de haber echado una maldición de enfermedades y muerte contra los
pueblos . Motivos suficientes para fusilarlos.
Al escribir esta novela Amaya Amador consideró que sería de “interés para aquellos
que sustentan principios revolucionarios y democráticos” y la dedicó a “la juventud de
Honduras”. Esta nueva edición de Los Brujos de Ilamatepeque va dedicada para esa
juventud que hoy exige un urgente cambio de rumbo en el país, luchando en las
calles, colegios; y universidades junto al pueblo en resistencia contra las retrógradas
instituciones que nos mal gobiernan.