1. Calentamiento global / Cambio climático
El clima siempre ha experimentado cambios. Algunos ejemplos lo son la
época glacial donde todo estaba cubierto de hielo y la época de los dinosaurios
que desaparecieron debido a los cambio en el clima. La preocupación actual por
cambios en el clima surge debido a que en el último siglo, el ritmo de éstas
variaciones se ha acelerado vertiginosamente, a tal grado que afecta ya la vida en
el planeta. Al investigar sobre las causas de esta aceleración rápida, algunos
científicos encontraron que existe una relación directa entre el calentamiento
global, cambio climático y el aumento de las emisiones de gases de efecto
invernadero (GEI), provocado principalmente por las sociedades industrializadas.
Definiciones:
Calentamiento global: fenómeno observado que muestra un aumento en la
temperatura promedio de la superficie terrestre y de los océanos desde mediados
del Siglo XX y que se proyecta continue en el futuro.
Manifestaciones:
Altas temperaturas
Olas de calor
Del nivel del mar
Sequías
Tormentas
Inundaciones y otros.
Cambio climático: se refiere a cualquier cambio significativo de largo plazo en los
patrones esperados del clima en una región específica o en toda la tierra;
variaciones en el clima que se pueden medir.
Manifestaciones:
Calentamiento global
Aumento en el número de eventos extremos del clima.
2. Estos sugieren un cambio significativo de la interrelación entre la tierra, el océano
y la atmósfera que resulta en cambios de los patrones de circulación globales de
aire y agua. El cambio climático es normal y ocurre con la variabilidad natural de
la tierra. Está vinculado a los sistemas terrestres y
a la radiación solar que se recibe.
Nuestro planeta se está calentando: eso es
una realidad. Los científicos han anunciado que en
el futuro será aún más caliente. Y, como
siempre, los seres humanos somos los principales
culpables: ejercemos un impacto directo sobre el
proceso de calentamiento. Pero del mismo modo,
todos podemos contribuir a mitigar sus efectos;
haciendo ajustes en nuestro comportamiento de
consumo energético, utilizando energía renovable,
reciclando, uso sustentable de recursos vitales
como el agua y suelo.
ENERGÍA (DISMINUCIÓN DE LA CAPACIDAD DE EMBALSES)
SALUD
El cambio climático influye en los determinantes sociales y medioambientales de la
salud,a saber, un aire limpio, agua potable, alimentos suficientes y una vivienda
segura.
El calentamiento mundial que se ha producido desde los años setenta estaba
causando un exceso de más de 140 000 defunciones anuales en 2004.
Muchas de las enfermedades más mortíferas, como las diarreas, la malnutrición,
la malaria y el dengue, son muy sensibles al clima y es de prever que se
agravarán con el cambio climático.
Las zonas con malas infraestructuras sanitarias -que se hallan en su mayoría en
los países en desarrollo- serán las menos capacitadas para prepararse ante esos
cambios y responder a ellos si no reciben ayuda.
3. La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero mediante mejoras
del transporte y de las elecciones en materia de alimentos y uso de la energía
pueden traducirse en mejoras de la salud.
Repercusiones tiene el cambio climático en la salud
Aunque el calentamiento mundial puede tener algunos efectos beneficiosos
localizados, como una menor mortalidad en invierno en las regiones templadas y
un aumento de la producción de alimentos en determinadas zonas, los efectos
globales para la salud del cambio climático serán probablemente muy negativos.
El cambio climático influye en los determinantes sociales y medioambientales de la
salud, a saber, un aire limpio, agua potable, alimentos suficientes y una vivienda
segura.
Calor extremo
Las temperaturas extremas del aire contribuyen directamente a las defunciones
por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo entre las personas
de edad avanzada. En la ola de calor que sufrió Europa en el verano de 2003, por
ejemplo, se registró un exceso de mortalidad cifrado en 70 000 defunciones [2].
Las temperaturas altas provocan además un aumento de los niveles de ozono y
de otros contaminantes del aire que agravan las enfermedades cardiovasculares y
respiratorias. La contaminación atmosférica urbana causa aproximadamente 1,2
millones de defunciones cada año.
Los niveles de polen y otros alérgenos también son mayores en caso de calor
extremo. Pueden provocar asma, dolencia que afecta a unos 300 millones de
personas. Se prevé que el aumento de las temperaturas que se está produciendo
aumentará esa carga.
Desastres naturales y variación de la pluviosidad
A nivel mundial, el número de desastres naturales relacionados con la
meteorología se ha más que triplicado desde los años sesenta. Cada año esos
desastres causan más de 60 000 muertes, sobre todo en los países en desarrollo.
El aumento del nivel del mar y unos eventos meteorológicos cada vez más
intensos destruirán hogares, servicios médicos y otros servicios esenciales. Más
de la mitad de la población mundial vive a menos de 60 km del mar. Muchas
personas pueden verse obligadas a desplazarse, lo que acentúa a su vez el riesgo
de efectos en la salud, desde trastornos mentales hasta enfermedades
transmisibles.
La creciente variabilidad de las precipitaciones afectará probablemente al
suministro de agua dulce, y la escasez de esta puede hacer peligrar la higiene y
aumentar el riesgo de enfermedades diarreicas, que matan a 2,2 millones de
personas cada año. En los casos extremos, la escasez de agua causa sequía y
4. hambruna. Se estima que en la última década de este siglo el cambio climático
habrá ampliado las zonas afectadas por sequías, multiplicando por dos la
frecuencia de sequías extremas, y por seis su duración media [3].
Distribución de las infecciones
Las condiciones climáticas tienen gran influencia en las enfermedades
transmitidas por el agua o por los insectos, caracoles y otros animales de sangre
fría.
Es probable que los cambios del clima prolonguen las estaciones de transmisión
de importantes enfermedades transmitidas por vectores y alteren su distribución
geográfica. Por ejemplo, se prevé una ampliación considerable de las zonas de
China afectadas por la esquistosomiasis, una enfermedad transmitida por
caracoles [5].
¿Quiénes están en riesgo?
Todas las poblaciones se verán afectadas por el cambio climático, pero algunas
son más vulnerables que otras. Los habitantes de los pequeños estados insulares
en desarrollo y de otras regiones costeras, megalópolis y regiones montañosas y
polares son especialmente vulnerables.
Los niños, en particular los de los países pobres, son una de esas poblaciones
más vulnerables a los riesgos sanitarios resultantes y se verán expuestos por más
tiempo a las consecuencias sanitarias. Se prevé asimismo que los efectos en la
salud serán más graves en las personas mayores y las personas con diversos
achaques o dolencias preexistentes.
Las zonas con infraestructuras sanitarias deficientes, la mayoría en países en
desarrollo, son las que tendrán más dificultades para prepararse y responder si no
reciben asistencia.
Respuesta de la OMS
Hay muchas políticas y opciones individuales que pueden reducir las emisiones de
gases de efecto invernadero y reportar importantes beneficios colaterales para la
salud. Por ejemplo, el fomento del uso seguro del transporte público y de formas
de desplazamiento activas -caminar o ir en bicicleta como alternativa a los
vehículos privados- podría reducir las emisiones de dióxido de carbono y mejorar
la salud.
En 2009 la Asamblea Mundial de la Salud respaldó un nuevo plan de trabajo de la
OMS sobre cambio climático y salud, que abarca lo siguiente:
Sensibilización: fomentar la toma de conciencia sobre la gran amenaza que
supone el cambio climático para la salud.
5. Alianzas: coordinarse con organismos asociados del sistema de las Naciones
Unidas, y procurar que la salud ocupe el lugar que merece en la agenda del
cambio climático.
Ciencia y datos probatorios: coordinar las revisiones de la evidencia científica
existente sobre la relación entre el cambio climático y la salud, y elaborar una
agenda de investigación mundial.
Fortalecimiento de los sistemas de salud: ayudar a los países a determinar los
puntos vulnerables de sus sistemas sanitarios y crear capacidad para reducir la
vulnerabilidad de la salud al cambio climático.
CAMBIOS CLIMÁTICOS OBSERVADOS Y PROYECTADOS EN RELACIÓN
CON EL AGUA
CAMBIOS CLIMÁTICOS OBSERVADOS EN RELACIÓN CON EL AGUA
El cambio climático está vinculado al calentamiento global y es un cambio a largo
plazo provocado por factores naturales y, como se reconoce actualmente, por
actividades humanas debido a las emisiones de gases de efecto invernadero.
La temperatura media de la superficie terrestre ha aumentado 0,6°C desde finales
de 1800. Se estima que esta temperatura aumentará entre 1,4 y 5,8°C más para el
año 2100, y que el nivel del mar podría subir de 9 a 88 centímetros durante el
mismo período.
En términos generales se admite que se pueden producir más precipitaciones de
30° a 90° Norte y de 30° a 90° Sur debido al aumento de la evapotranspiración.
Por lo contrario, se prevé que en el futuro muchas regiones tropicales y
subtropicales recibirán menos precipitaciones y más irregulares.
El cambio climático está teniendo un impacto significativo en los modelos
climáticos, las precipitaciones y el ciclo hidrológico, y está afectando la
disponibilidad de agua superficial, así como la humedad del suelo y la recarga de
aguas subterráneas.
Es probable que el cambio climático conlleve también a un incremento de la
magnitud y frecuencia de los desastres relacionados con las precipitaciones:
inundaciones, sequías, deslizamientos, tifones y ciclones.
Se prevé que el número de refugiados por causas medioambientales podría
alcanzar los 150 millones para el año 2050 como consecuencia del cambio
climático.
Si se cumplen las previsiones sobre el cambio climático, una posible consecuencia
sería un clima más irregular en el futuro, incluyendo un aumento en la variabilidad
6. de las precipitaciones que amenazaría los campos de cultivo en países tanto
desarrollados como en vías de desarrollo, exponiendo a más de 2.800 millones de
personas al riesgo de sufrir las consecuencias de la escasez de agua.
A nivel global, los sistemas polares y áridos parecen ser los más vulnerables al
cambio climático. Los sistemas polares almacenan la mayor cantidad de agua
dulce, y la mayoría de previsiones indican que es probable que se produzca una
descarga de agua considerable y creciente, debido al aumento de temperaturas en
las Regiones Polares y sobre todo en el Ártico.
Si bien el calentamiento global puede aumentar la productividad en algunas
regiones y hábitats, las predicciones globales indican que el impacto del cambio
climático en los ecosistemas acuáticos será perjudicial. Los humedales costeros
como los manglares y arrecifes coralinos (Sudeste Asiático), las albuferas costeras
(África y Europa) y los deltas fluviales (Nilo, Níger y Congo en África; Ganges y
Mekong en Asia) se verán gravemente afectados por la subida del nivel de agua,
así como las zonas costeras de tierras bajas con una elevación inferior a 0,5 m.
Un estudio reciente estima que el cambio climático es responsable de un 20% del
aumento global de la escasez de agua, siendo el crecimiento de población y el
desarrollo económico responsables del 80% restante.
En grandes regiones de Europa oriental, Rusia occidental, Canadá central y
California, el nivel máximo de flujo de las corrientes de agua se ha desplazado de
la primavera al invierno ya que las precipitaciones caen más en forma de lluvia
que de nieve, y el agua alcanza los ríos más rápidamente.
En las cuencas de los ríos Níger, Lago Chad y Senegal, unas de las cuencas más
grandes de África, el agua total disponible ha disminuido de un 40 a 60%.
CAMBIOS CLIMÁTICOS OBSERVADOS CON RELACIÓN AL AGUA
Nieve y hielo terrestre
La criosfera (constituida por la nieve, el hielo y el suelo congelado) almacena en
tierra firme cerca del 75% del agua dulce del planeta. En el sistema climático,
tanto la criosfera como su evolución están vinculados de manera compleja al
balance de energía en la superficie, al ciclo hídrico y a la variación del nivel
del mar. Más de la sexta parte de la población mundial vive en cuencas fluviales
alimentadas por glaciares o por el deshielo.
Cubierta de nieve, terreno congelado, y hielo lacustre y fluvial
La cubierta de nieve ha disminuido en la mayoría de las regiones, de manera
especial durante las primaveras y los veranos. En el Hemisferio Norte la cubierta
7. de nieve observada mediante satélite durante el periodo 1966-2005 disminuyó en
todos los meses excepto noviembre y diciembre, con una caída escalonada del
5% en la media anual a finales de los años 80. En las montañas del oeste de
América del Norte y en los Alpes suizos, las disminuciones han sido máximas a
elevaciones inferiores. En el Hemisferio Sur, los escasos registros u
observaciones indirectas de períodos largos indican, en su mayoría, disminuciones
o ausencia de cambios en los últimos40 años como mínimo.
La degradación del permafrost y de las tierras estacionalmente congeladas está
ocasionando cambios en las características de la superficie del suelo y de los
sistemas de drenaje. El terreno estacionalmente congelado abarca tanto el suelo
sometido a congelación y deshielo estacional en regiones sin permafrost como la
capa activa situada sobre el permafrost, que se deshiela.
En verano y se congela en invierno. La extensión máxima estimada de terreno
estacionalmente congelado en áreas sin permafrost ha disminuido en torno a un
7% en el Hemisferio Norte entre 1901 y 2002, alcanzando hasta un 15% durante la
primavera. Su espesor máximo ha disminuido en cerca de 0,3 m en Eurasia desde
mediados del siglo XX por efecto del calentamiento inviernal y del aumento de
espesor de la nieve. Entre 1956 y 1990, las observaciones de la capa activa
efectuadas en 31 estaciones de Rusia evidenciaron un aumento de espesor
estadísticamente apreciable, de aproximadamente 21 cm. Los registros de otras
regiones son demasiado cortos para poder analizar las tendencias. En la capa
superior del permafrost ártico, la temperatura ha aumentado en 3°C
aproximadamente desde los años 80. El calentamiento del permafrost y la
degradación del terreno congelado parecen ser consecuencia de un aumento de la
temperatura del aire en verano y de variaciones del espesor y duración de la capa
de nieve.
Glaciares y casquetes de hielo
En promedio, los glaciares y casquetes de hielo del Hemisferio Norte y de la
Patagonia evidencian un aumento moderado, aunque bastante coherente, de la
renovación de su masa durante los últimos 50 años, y un aumento importante del
deshielo.
En consecuencia, la mayoría de los glaciares y casquetes de hielo del mundo han
experimentado una pérdida considerable de masa (Figura 2.6), con rapidez
creciente: entre 1960/61 y 1989/90 la pérdida fue de 136±57 Gt/año (0,37 ± 0,16
mm/año de aumento del nivel del mar equivalente), y entre 1990/91 y 2003/04, de
280 ± 79 Gt/año (0,77 ± 0,22 mm/ año de aumento del nivel del mar equivalente).
Esta reducción generalizada, experimentada durante el siglo XX, implicaría un
calentamiento generalizado como primera causa, aunque en los trópicos podrían
estar contribuyendo a ella las variaciones de la humedad atmosférica. Hay
indicaciones de que este deshielo ha contribuido muy probablemente al aumento
observado del nivel del mar.
8. Al retirarse las lenguas de los glaciares de prominentes morrenas formadas
durante la Pequeña Era Glacial, se están formando lagos en varias cadenas
montañosas de fuerte pendiente, como el Himalaya, los Andes o los Alpes. Tales
lagos presentan un gran potencial de inundación por desbordamiento.
Nivel del mar
El promedio mundial del nivel del mar ha ido aumentando y, con un alto grado de
confianza, la rapidez de ese aumento se ha incrementado entre mediados del siglo
XIX y mediados del siglo XX. El aumento fue de 1,7 ±0,5 mm/año durante el siglo
XX, de 1,8 ± 0,5 mm/año durante 1961-2003, y de 3,1 ± 0,7 mm/año entre 1993 y
2003. Se desconoce si el valor más alto registrado en 1993-2003 se debe a la
variabilidad decenal o a una intensificación de la tendencia a largo plazo. En
términos espaciales, el cambio es muy poco uniforme; por ejemplo, durante 1993-
2003 el ritmo de aumento fue en algunas regiones varias veces superior al
promedio mundial, mientras que en otras los niveles del mar descendieron.
Hay incertidumbres en la estimación de las contribuciones al cambio del nivel del
mar a largo plazo. En el periodo 1993-2003, la contribución de la dilatación térmica
(1,6 ± 0,5 mm/ año), de la pérdida de masa de glaciares y casquetes de hielo (0,77
± 0,22 mm/año) y de la pérdida de masa de los casquetes de hielo de Groenlandia
(0,21 ±0,07 mm/año) y de la Antártida (0,21 ±0,35 mm/año) ascendió en total a 2,8
± 0,7 mm/año. En ese periodo, la suma de estas contribuciones concuerda con el
aumento del nivel del mar observado directamente y anteriormente señalado,
dentro del margen de incertidumbre de las observaciones. En el periodo 1961-
2003, que fue más largo, se estima que la suma de las contribuciones climáticas
es menor que el aumento observado total del nivel del mar, aunque el sistema de
observación era menos fiable antes de 1993. En ambos periodos, la contribución
estimada de la dilatación térmica y de los glaciares y casquetes de hielo fue
superior a la contribución de los mantos de hielo de Groenlandia y de la región
antártica. La magnitud del error respecto de la región antártica indica que no es
posible determinar si esa región ha contribuido en términos negativos o positivos
al nivel del mar. Los aumentos de nivel del mar concuerdan con el calentamiento,
y diversos estudios de modelización sugieren que, en conjunto, es muy probable
que la respuesta al forzamiento antropógeno haya contribuido al aumento del
nivel del mar durante la última mitad del siglo XX; con todo, la incertidumbre de
las observaciones y la carencia de estudios adecuados hacen que sea difícil
cuantificar la contribución antropógena.
Evapotranspiración
Existen muy pocas mediciones directas de la evapotranspiración real en las áreas
terrestres de nuestro planeta, mientras que los productos de análisis de alcance
mundial10 son sensibles al tipo de análisis y pueden incorporar grandes errores,
por lo que no son adecuados para el análisis de tendencias. Por esa razón, son
9. pocos los trabajos publicados sobre las tendencias observadas de la
evapotranspiración, tanto real como potencial.
Humedad del suelo
Son pocas las regiones que disponen de registros históricos de mediciones in situ
del contenido de humedad del suelo, y en muchos casos su duración es muy
corta. Sobre un conjunto de más de 600 estaciones situadas en una amplia
diversidad de climas, Robock et al. (2000) advirtieron que el contenido de
humedad del suelo en superficie (el primer metro) exhibía una tendencia
creciente a largo plazo durante los veranos en estaciones con registros más
dilatados, ubicadas principalmente en la antigua Unión Soviética, China, y centro
de Estados Unidos de América. Los registros más largos disponibles, referentes a
Ucrania, evidencian aumentos generales de la humedad del suelo en superficie,
aunque menos pronunciados en los últimos decenios (Robock et al., 2005). Para
estimar la humedad del suelo, se optó inicialmente por calcular los valores del
Índice Palmer de Severidad de Sequía (PDSI) a partir de los valores de
precipitación y temperatura observados. La evolución del PDSI se aborda en la
Sección
Escorrentía y caudal fluvial
Son numerosos los estudios que han examinado las posibles tendencias del
caudal fluvial observado durante el siglo XX, en escalas que van desde el nivel de
cuenca hasta el nivel mundial. Algunos han detectado tendencias apreciables en
ciertos indicadores de flujo, y otros han evidenciado vínculos, estadísticamente
significantes, con las tendencias de la temperatura o de la precipitación. Otros
muchos estudios, sin embargo, no han advertido tendencia alguna, o no han
conseguido disociar los efectos de las variaciones de temperatura y precipitación
de los efectos de la intervención humana en las cuencas. La metodología utilizada
para tratar de identificar tendencias puede influir también en los resultados. Por
ejemplo, diferentes pruebas estadísticas pueden proporcionar diferentes
indicaciones de magnitud; diferentes periodos de registro (particularmente, las
fechas de comienzo y finalización) pueden sugerir diferentes tasas de variación; si
no se tiene en cuenta la posibilidad de una correlación entre cuencas, se podría
sobrevalorar el número de cuencas que muestran cambios apreciables. Otra de
las limitaciones del análisis de tendencias es la disponibilidad de datos coherentes
y de calidad controlada. Los registros de caudal disponibles cubren tan sólo dos
terceras partes aproximadamente de la superficie terrestre mundial con
escorrentía activa, y en muchos casos presentan lagunas y abarcan períodos de
tiempo diferentes.
A escala mundial hay evidencia de la existencia de una pauta, a grandes rasgos
coherente, de variación de la escorrentía anual: algunas regiones experimentarían
un aumento de la escorrentía (por ejemplo, en latitudes altas y en buena parte de
Estados Unidos de América), mientras que otras (partes del África occidental,
10. la Europa meridional y las regiones más australes de América del Sur) acusarían
una disminución. En muchas partes del mundo, las variaciones interanuales del
flujo están también influidas por las pautas climáticas de gran escala a ellas
asociadas; por ejemplo, ENOA, ONA, o PNA.11 En cierto estudio se aventuraba
un aumento de un 4% en la escorrentía total mundial por cada 1ºC de aumento de
la temperatura durante el siglo XX, con variaciones regionales en torno a esa
tendencia, pero el debate sobre esta conclusión (Labat et al., 2004; Legates et al.,
2005) se ha centrado en los efectos de los dinamizantes no climáticos sobre la
escorrentía y en el influjo de la escasez de datos sobre los resultados. Gedney et
al. (2006) atribuyeron en gran medida el aumento generalizado de la escorrentía
durante el siglo XX a la supresión de la evapotranspiración por el aumento de las
concentraciones de CO2 (que afectan a la conductancia estomática), aunque
resulte difícil encontrar evidencias adicionales de una tal relación.
Pautas de la variabilidad en gran escala
El sistema climático presenta cierto número de tendencias de variabilidad
preferentes, que influyen directamente en los elementos del ciclo hidrológico.
Los climas regionales pueden experimentar un desfase debido a la acción de esas
“teleconexiones”. Las teleconexiones están frecuentemente asociadas a sequías y
crecidas, y a otros cambios que afectan considerablemente a los seres humanos.
Se ofrece a continuación una breve panorámica de las pautas de teleconexión
más importantes.
Una teleconexión queda definida mediante un patrón espacial y una serie
cronológica que describe variaciones de su magnitud y fase. Los patrones
espaciales pueden definirse sobre una retícula, o mediante índices basados en
observaciones obtenidas de estaciones. Así, por ejemplo, el Índice de
Oscilación Austral (IOA) está basado únicamente en diferencias entre las
anomalías de presión de Tahití (Pacífico oriental) y Darwin (Pacífico occidental)
respecto del nivel medio del mar y, sin embargo, refleja en gran medida la
variabilidad de la circulación atmosférica en gran escala sobre el Pacífico tropical.
Las pautas de teleconexión tienden a ser más prominentes en invierno
(especialmente en el Hemisferio Norte), cuando la circulación media es más
intensa. La intensidad de las teleconexiones y su influencia sobre el clima en
superficie varían también en períodos largos.
El cambio climático y su impacto en el ciclo del agua
Científicos, responsables políticos y profesionales han hecho un esbozo de sus
prioridades sobre las necesidades de investigar en el futuro el impacto del cambio
climático sobre el ciclo del agua, explicando cómo se pueden introducir los
resultados de investigación en estos campos dentro del proceso de elaboración de
políticas. En un seminario organizado por la Comisión Europea, los expertos
debatieron también cómo la legislación relativa al agua puede aportar a los
gestores del agua las herramientas para la adaptación al cambio climático.
11. Los modelos del cambio climático sugieren que en el próximo siglo nuestro
planeta se calentará entre 1,4 y 5,8 grados centígrados, dependiendo de los
niveles de emisiones de gas de efecto invernadero. Los cambios del
clima afectarán tanto a la calidad como a la cantidad de agua disponible para los
seres humanos y el medio ambiente. Los fenómenos climáticos extremos, como
las inundaciones y las sequías, es probable que aumenten en intensidad y
frecuencia. Se espera que el cambio climático afecte también a la calidad del agua
de varias formas. Por lo tanto hay una necesidad clara de adaptarse.
Sin embargo, aunque es evidente que el cambio climático se está produciendo,
todavía hay mucha
incertidumbre en torno a las
repercusiones que tiene sobre
la naturaleza y la sociedad. En
relación con las necesidades
futuras, se ha señalado que
los modelos del cambio
climático deben ser más
específicos a nivel regional, ya
que muchos de los impactos
del cambio climático pueden
no afectar a toda Europa y el
resto del mundo de manera
uniforme.
Cambios observados en el sistema climático e impactos asociados
Durante las últimas décadas se han observado cambios importantes de la
precipitación e incrementos de la temperatura en la región. Se han registrado
aumentos de precipitación en determinadas áreas (el sudeste de Brasil, Paraguay,
Uruguay, la región Pampeana Argentina y algunas partes de Bolivia, Perú y
Ecuador) y, por otra parte, se han observado tendencias decrecientes de la
precipitación en otras áreas (en el centro-sur de Chile, sudoeste de Argentina, sur
de Perú, oeste de Centroamérica, etc.). Con respecto a la temperatura, se han
observado aumentos de aproximadamente 1º C en Mesoamérica y Sudamérica.
La ocurrencia de desastres relacionados con el clima se viene incrementando
desde la década de los noventa. Entre 1970-99 y 2000-05 los eventos extremos
aumentaron 2,4 veces, continuando la tendencia observada durante los noventa.
12. Huracanes, ciclones extratropicales, episodios de lluvias intensas y sequías
inusualmente intensos se han registrado a lo largo de toda la región. El fenómeno
El Niño reviste especial importancia, pues con frecuencia sus efectos ocasionan
desastres naturales asociados a algunos de estos eventos extremos.
Como consecuencia de los cambios observados en los parámetros climáticos se
han producido diversos efectos e impactos en sistemas físicos y ecológicos.
Numerosas áreas costeras bajas de América Latina son muy vulnerables al
aumento del nivel medio del mar (NMM). En el sudeste de Sudamérica la tasa de
aumento del NMM se incrementó de 1 a 2-3 mm/año durante los últimos 10-20
años. Cuando junto a este aumento del NMM se suman otros fenómenos y
eventos extremos tales como las mareas de tormenta o precipitaciones intensas,
el riesgo asociado aumenta.
Con respecto a los recursos hídricos, identificado de forma unánime como sector
de alta prioridad con relación a la adaptación al cambio climático en todos los
países de la RIOCC, su sensibilidad al cambio climático es muy elevada, y tiene
implicaciones evidentes para otros sectores tales como la generación de energía,
la agricultura, la salud, etc. Se han observado aumentos significativos en los
caudales de los ríos Amazonas, Uruguay, Paraná y Paraguay que, en ocasiones,
han provocado inundaciones con serios impactos.
Otros impactos observados en sistemas físicos y biológicos incluyen los relativos a
la aceleración del retroceso de los glaciares, con implicaciones sobre el
abastecimiento de aguas y la producción hidroeléctrica, siendo la región andina de
Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador, y el Sur de Chile y Argentina las subregiones
más afectadas; el aumento de la sensibilidad a la ocurrencia de incendios en las
selvas tropicales de América Latina, particularmente la Amazónica, debido a la
mayor frecuencia de sequías; la reducción y en ocasiones extinción, de
determinadas poblaciones de anfibios en América Central y América del Sur
asociadas a temperaturas elevadas; la alteración del hábitat de manglares debido
al ascenso del NMM, el aumento de temperatura y la frecuencia e intensidad de
los huracanes, etc.
El sector agropecuario también ha registrado algunos impactos relativos al
rendimiento de las cosechas y la cabaña ganadera, la modificación de los ciclos
agrícolas, la alteración en la dinámica de plagas y enfermedades, etc.
La salud es otro sector altamente vulnerable al cambio climático. En Latinoamérica
existen muchas enfermedades relacionadas directamente con parámetros
climáticos, tales como la malaria, el dengue y otras enfermedades vectoriales. Las
olas de calor también provocan importantes efectos en la morbi-mortalidad.
Proyecciones de cambio climático e impactos asociados
13. Cambios proyectados en la temperatura para grandes subregiones del
Centroamérica y América del Sur. Los rangos indicados recogen las estimaciones
de cambio de siete modelos climáticos globales y consideran cuatro escenarios de
emisión de GEI.
Est = Estación, DEF = Diciembre/Enero/Febrero, JJA = Junio/Julio/Agosto
Cambio en temperatura (ºC) Estación 2020 2050 2080
América Central Est. Seca +0.4 a +1.1 +1.0 a +3.0 +1.0 a +5.0
América Central Est. Húmeda +0.5 a +1.7 +1.0 a +4.0 +1.3 a +6.6
Amazonía Est. Seca +0.7 a +1.8 +1.0 a +4.0 +1.8 a +7.5
Amazonía Est. Húmeda +0.5 a +1.5 +1.0 a +4.0 +1.6 a +6.0
Sur de Sudamérica Invierno (JJA) +0.6 a +1.1 +1.0 a +2.9 +1.8 a +4.5
Sur de Sudamérica Verano (DEF) +0.8 a +1.2 +1.0 a +3.0 +1.8 a +4.5
Cambios proyectados en la precipitación para grandes subregiones del
Centroamérica y América del Sur. Los rangos indicados recogen las estimaciones
de cambio de siete modelos climáticos globales y consideran cuatro escenarios de
emisión de GEI.
Est = Estación, DEF = Diciembre/Enero/Febrero, JJA = Junio/Julio/Agosto
Cambio en precipitación (ºC) Estación 2020 2050 2080
América Central Est. Seca -7 a +7 -12 a +3 -20 a +8
América Central Est. Húmeda -10 a +4 -15 a +3 -30 a +5
Amazonía Est. Seca -10 a +4 -20 a +10 -40 a +10
Amazonía Est. Húmeda -3 a +6 -5 a +1 -10 a +10
14. Sur de Sudamérica Invierno (JJA) -5 a +3 -12 a +10 -12 a +12
Sur de Sudamérica Verano (DEF) -3 a +5 -5 a +10 -10 a +10
La mayoría de las proyecciones de los modelos de circulación general indican
anomalías de precipitaciones relativamente grandes (positivas y negativas) para
las zonas tropicales de América Latina y menores para Sudamérica extratropical.
Además, es probable que en el futuro aumente la frecuencia de ocurrencia de
eventos climáticos extremos, sobre todo la frecuencia e intensidad de los
huracanes en la cuenca del Golfo de México y el Caribe.
Considerando los cambios observados y las proyecciones futuras de cambio
climático, se estima que los impactos afectarán en mayor o menor medida a todos
los sectores y áreas de la región.
Con relación a los recursos hídricos, se estima que para el año 2020 el incremento
neto del número de personas que experimentan tensiones con respecto a la
disponibilidad de agua, debido al cambio climático, oscile entre los 12 y 81
millones, mientras que, para mediados del siglo, la reducción potencial en la
disponibilidad de agua y el aumento de la demanda por parte de una población
regional creciente, podrían elevar esas cifras a entre 79 y 178 millones de
personas.
15. Sectores y sistemas más vulnerables en España y Portugal
La Península Ibérica, las islas mediterráneas y los archipiélagos macaronésicos de
España y Portugal son territorios que se encuentran entre los más vulnerables al
cambio climático, según queda recogido en el Cuarto Informe de Evaluación del
IPCC.
En esta región del Sur de Europa se proyectan importantes impactos del cambio
climático a lo largo del siglo XXI, entre los que pueden señalarse, de acuerdo con
las evaluaciones realizadas por el 4AR IPCC y el gobierno de España (ECCE):
Disminución de los recursos hídricos disponibles, más extrema en las cuencas
áridas y semiáridas. Junto a la disminución global en la disponibilidad de agua, se
prevé un aumento de la frecuencia y severidad de las sequías hidrológicas. Las
condiciones para un aumento de la frecuencia y severidad de las crecidas se
verán favorecidas, lo que supondrá un aumento de los fenómenos de erosión de
suelos.
16. Agravamiento de los procesos de desertización que amenazan a extensas zonas
de la Península Ibérica, especialmente en regiones áridas y semiáridas.
Disminución generalizada del carbono orgánico en el suelo como consecuencia
del incremento de temperatura y del aumento de la sequía, en la región
septentrional de la Península Ibérica.
Incremento de la vulnerabilidad forestal. Los bosques pueden llegar a ser
emisores netos de carbono en la segunda mitad del siglo XXI. Los bosques de la
Península Ibérica aumentarán su vulnerabilidad frente a plagas y enfermedades.
Algunos perforadores y defoliadores pueden llegar a completar hasta dos ciclos de
vida por año y/o incrementar su área de distribución.
Impactos en los sistemas agrícolas. Los agrosistemas más vulnerables son los
cultivos extensivos de secano en zonas áridas y semiáridas, olivares, regadíos y
cultivos forzados bajo plásticos.
Aumento del riesgo de incendio forestal.
Alteraciones en la distribución bioclimática de la biodiversidad,
"mediterraneización" y "aridificación" de importantes áreas geográficas de la
Península Ibérica
Efectos observados resultantes de cambios en la criosfera
La criósfera es el componente del sistema Terrestre que contiene agua en un
estado sólido, estas se encuentran en regiones cubiertas por nieve o hielo, sean
tierra o mar. Incluye la Antártida, el Océano Artico, Groenlandia, el Norte de
Canadá, el Norte de Siberia y la mayor parte de las cimas más altas de cadenas
montañosas. Juega un rol muy importante en la regulación del clima global.
17. La nieve y el hielo tienen un alto albedo, por ello, algunas partes de la Antártida
reflejan hasta un 90% de la radiación solar incidente, comparado con el promedio
global que es de un 31%. Sin la criósfera, el albedo global sería
considerablemente más bajo, se absorbería más energía a nivel de la superficie
terrestre y, por lo tanto, la temperatura atmosférica sería más alta.
También tiene un rol en desconectar la atmósfera con los océanos, reduciendo la
transferencia de humedad y moméntum, y de esta manera, estabiliza las
transferencias de energía en la atmósfera. Finalmente, su presencia afecta
marcadamente el volumen de los océanos y de los niveles globales del mar,
cambios en ella, pueden afectar el presupuesto energético del clima.
La nieve y hielos permanentes en las cumbres del mundo
Las dos capas de hielos continentales, la de la Antartida y la de Groenlandia
influyen activamente en el clima global en escala de milenios o millones de años,
pero pueden tener un efecto mucho más rápido sobre, por ejemplo, el nivel del
mar.
La nieve y el hielo marino con sus áreas amplias pero poco volumen interactúan
de manera clave en el tema del calentamiento global porque influyen de manera
crucial en el reflejo de la luz solar y la circulación oceánica.
El permafrost (suelos congelados de manera permanente) influye sobre el
contenido de agua y la vegetación de amplias zonas y es uno de los componentes
de la criósfera que es más sensible a las tendencias de calentamiento atmosférico,
también tienen el elemento extra de que al calentarse, la materia orgánica que
contienen puede emitir gases de invernadero y aumentar la tasa de calentamiento
global.
Los glaciares y capas de hielo, como también hielo en ríos y lagos, con su menor
área y volumen, reaccionan de manera relativamente rápida a los efectos del
clima, influyen sobre el ecosistema y las actividades humanas en una escala local
y son un buen indicador de cambio climático
18. CONCLUSIONES
• Gestión adecuada del agua considerando la fijación de tarifas que reflejen la
escasez del recurso.
• Fomentar un óptimo almacenamiento en época de lluvias y la conservación del
recurso, a través de la tecnificación del sistema de riego, el procesamiento de
aguas residuales, construcción de transvases y represas, etc.
• Generar conocimiento técnico para generar proyectos que mejoren el
aprovechamiento del recurso, considerando que sólo aprovechamos el 47% del
total de agua que llega a la costa, perdiendo lo restante en el mar47
• Incentivar la inversión en energía renovable y promover la eficiencia energética
en procesos industriales
• Conservación de bosques naturales y control de la deforestación.
• Gestión de ecosistemas forestales y agroforestales, reduciendo así la presión de
la agricultura migratoria sobre los bosques.
• Promover el mercado de carbono a través de proyectos del Mecanismo de
Desarrollo Limpio.
BIBLIOGRAFÍA
http://www.iagua.es/2006/10/el-cambio-climtico-y-su-impacto-en-el
http://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Documentos-de-
Trabajo/2009/Documento-de-Trabajo-14-2009.pdf
http://academic.uprm.edu/gonzalezc/id22.html
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs266/es/
http://www.aguas.org.mx/sitio/03b02.html
http://www.ecologistasenaccion.org/article4160.html
http://cambioclimaticoglobal.com/criosfera