SlideShare una empresa de Scribd logo
Cambio De Destino
                                               DraBSwan




Página | 1


             La doctora Bella Swan llega al hospital de Forks por error. Sus ambiciones no
             incluyen quedarse. No esperaba conocer en aquel lugar a alguien que le hará
             replantearse toda su vida. Él es Edward Cullen. Es cirujano. Y vampiro
Cambio De Destino
                                               DraBSwan




                                               Capítulo 1

Página | 2
             BPOV

             Era de madrugada cuando aterrizamos en el aeropuerto de Seattle. Lo que veía
             por la ventanilla del avión confirmaba mis recuerdos de esa ciudad: estaba
             lloviendo. Seattle era conocida en USA como la "Rain City" y yo llegaba en
             enero, uno de los meses con mayor precipitación. Suspiré. Sabía perfectamente
             dónde iba, y aún así me deprimí un poco. Con esfuerzo, alejé aquellos
             pensamientos de mi mente; no iba a permitirme un bajón de moral por cuatro
             gotas de agua. Estaba emocionada por las novedades que me esperaban pero al
             mismo tiempo sentía miedo. Me había acomodado demasiado a la rutina, y
             sólo tenía 26 años.

             Siempre había querido pasar una temporada en mi país natal pero nunca me
             decidía. Por lo menos durante un año iba a echar de menos el clima
             mediterráneo y a Barcelona, la ciudad que me adoptó cuando mis padres
             decidieron cambiar de vida y venir a vivir a España. Ellos, ambos cirujanos
             cardiovasculares, eran de Seattle, pero nunca les acabó de convencer esa
             lluviosa ciudad y ansiaban mudarse. Cuando yo tenía seis años acudieron a un
             congreso internacional de su especialidad en Barcelona, y conocieron el lugar y
             su clima. En aquel congreso contactaron con el cirujano jefe de un hospital
             privado que les ofreció trabajo. Decir que lo pensaron unos días sería
             exagerado. Yo me adapté rápidamente al cambio. ¿Y quién no? Adoro el sol.

             Cuando estaba en el tercer año de los cuatro que constaba la especialización
             para pediatra mis padres me aconsejaron hacer una estancia fuera del país.
             Había mucha competencia para conseguir un puesto de adjunto en cualquiera
             de los hospitales de la ciudad, que era lo que yo ambicionaba, y eso podría
             ayudarme. No habría problema administrativo, había aprobado hacía años el
             examen de medicina para ejercer en los USA y además tenía la doble
             nacionalidad. Estaba acomodada a mi rutina y era bastante feliz con ella, pero
             quería algo más de mi vida, así que cuando mi jefe me dijo que había
             conseguido una plaza para residente de cuarto año en el Seattle Children´s
             Hospital apenas podía creérmelo. Era ahora o quizá nunca.
Cambio De Destino
                                              DraBSwan


         Y por fin aquí estaba, a miles de kilómetros de mi hogar. Pero acababa de
         llegar y ya me estaba dando un brutal ataque agudo de añoranza.

           El taxi me dejó en la puerta del hotel. No había querido alquilar un
           apartamento sin verlo e inspeccionar la zona donde estaba, así que había
Página | 3
           reservado una habitación por unos días. Quizá alguna compañera del hospital
           quisiera compartir piso.

         Una vez en la habitación noté que me vencía el agotamiento. Me tumbé en la
         cama y de inmediato caí en un profundo sueño. Desperté sin ser consciente de
         dónde estaba, me sentía confusa y desorientada hasta que recordé. Al mirar la
         hora mi corazón dio un vuelco: ¡joder, las doce! Tenía una cita con el jefe de
         pediatría para presentarme a las 12.30, y por un maldito descuido iba a llegar
         tarde. ¡Menuda presentación! Corrí al lavabo, me lavé los dientes, me cepillé el
         cabello y me alisé la ropa como pude, alegrándome de llevar unos vaqueros y
         un grueso jersey. No tenía tiempo de cambiarme.

         Tomé un taxi que me dejó en la puerta del hospital cinco minutos antes de la
         hora de la cita. Maldiciendo mi descuido entré a toda prisa y pregunté en
         información, donde me indicaron el camino hasta el despacho del doctor
         Watson, el jefe de pediatría. Casi sin resuello llamé a su puerta apenas un
         minuto después de la hora acordada.

         -Pase - dijo una amable voz.

         Abrí la puerta. El despacho era grande, bien iluminado. Tenía una biblioteca
         llena de libros de pediatría y archivadores. Nada original, como todos los
         despachos de jefes. James Watson estaba sentado tras una mesa enfrente de la
         cual había dos sillas. Tenía un portátil y un montón de papeles sobre la mesa.
         Era un hombre de mediana edad, cabellos rubios y ojos de un azul muy claro.
         En conjunto, tenía un aspecto agradable.

         -Buenos días, soy Bella Swan. Ya sabe, la doctora española…bueno, de hecho
         tengo la doble nacionalidad - dije al entrar, mientras sonreía nerviosamente.
         Qué tonterías se me ocurren, como si él no lo supiera ya.

         -Claro, Isabella, pasa y siéntate- se levantó y me indicó una silla frente a él.

         -Bella si no le importa, doctor Watson- repuse mientras me sentaba. Sonreí de
         nuevo para restar brusquedad a mis palabras.
Cambio De Destino
                                                DraBSwan


             -De acuerdo. Y tú llámame James, por favor. Siempre que oigo doctor Watson
             me imagino que estamos investigando algún crimen, o el genoma humano –
             bromeó. Me relajé un poco. Tenía ganas de hacer esto, pero mi timidez no del
             todo superada y los nervios estaban pudiendo conmigo.
Página | 4
             Estuvimos conversando un poco sobre mi viaje, mi residencia en España, etc…
             y al final me animé a centrar la conversación en lo que me interesaba.

             -James, ¿me podrías explicar un poco por encima cómo va a ser mi trabajo por
             este centro? Ya sabes, cómo se va a organizar mi estancia en este centro.

             -¿Este centro?- me miró desconcertado. Ay. Algo me decía que se avecinaban
             problemas. Lo miré fijamente.

             -Sí, no... ¿No era eso lo que había estipulado con mi jefe?- tartamudeé.

             -No, creo que ha habido un malentendido -dijo lentamente.- En este momento
             este hospital no puede admitir más residentes. Creí que lo sabías- se disculpó-.
             Pero sólo durante unos pocos meses. Mientras tanto trabajarás en otro hospital
             de la zona en estrecho contacto con nosotros, la jefa de pediatría de allá estará
             encantada de recibirte. Además nos reuniremos para sesiones clínicas, cursos…

             -¿Malentendido? ¿Cómo puede ser?- alcé la voz más de lo que pretendía - ¿He
             volado desde España para esto? No comprendo ¿Por qué?- con gusto habría
             empezado a soltar palabrotas en español pero me contuve, aunque estaba casi a
             punto de mandar al carajo la idea que pudiera tener ese hombre de mi.

             -Escucha -dijo con voz tranquilizadora, - antes de alterarte más déjame hablar.
             Mi secretaria fue la que lo organizó todo, conjuntamente con la de tu jefe. Al
             principio no había problema porque uno de nuestros médicos iba a hacer una
             estancia de un año en la Clínica Mayo, pero al final no se marchará hasta abril.
             Delegué en mi secretaria para que os informara por si había algún problema.
             Yo estaba muy ocupado y he confiado en ella porque suele ser competente.

             Entonces llamaron a la puerta.

             -¿Se puede?- Una pelirroja despampanante asomaba por la puerta. Vestía una
             bata blanca encima de un top ceñido, falda de cuero y unos tacones de aguja de
             por lo menos 8 centímetros de alto. Lo ideal para circular por un hospital.
Cambio De Destino
                                                 DraBSwan


             -Ah, Irina, pasa. Esta es Bella Swan, la residente que viene de España. Bella,
             Irina es mi secretaria - Así que esta era la culpable del desaguisado. Ahora veía
             dónde estaban sus "competencias".

             -Encantada de conocerte, Isabella- ignoré su saludo y que me llamara por mi
Página | 5
             nombre completo.

             -Irina, al parecer cometiste un error en la admisión de la doctora Swan como
             residente. ¿Qué tienes que decir al respecto? Te comenté que informaras a su
             jefe del cambio de planes - dijo James muy serio.

             -Eh… creo que se lo dejé claro a la secretaria de su jefe, no entiendo qué puede
             haber pasado. Habrá malinterpretado el último correo que le mandé- dijo toda
             compungida.- Yo sólo he venido a traerle estos informes de alta para revisar- La
             fulminé con la mirada, aunque lo que de veras deseaba era partirle su perfecta
             nariz. Ni siquiera se había disculpado.

             -Bien, ya aclararemos esto más tarde y espero que me des una buena
             explicación- el tono de James seguía serio.- Deja los informes ahí. Tengo cosas
             que hablar con la doctora Swan.

             -Adiós, Isabella, encantada de haberte conocido- Irina se despidió de mí con
             una sonrisita. Así se le rompa un tacón, se parta sus perfectos dientes y de paso
             algunas uñas.

             -Está bien, Bella, concretemos, a menos que te hayas arrepentido ya de haber
             cruzado el Atlántico - suspiró James.- Ahora trabajarías como residente de
             pediatría en el Hospital Comunitario de Forks, por tres meses. Allá ya tienen
             sólo un residente nuevo por año y siempre andan cortos de personal,
             agradecerán una ayuda. Pasado ese tiempo vendrás aquí y podrás rotar por los
             servicios que más te interesen, ya hablaremos de eso cuando quieras.

             -De acuerdo, James- sonreí levemente y chocamos las manos.

             -Te pondré en contacto con la responsable de pediatría del Hospital de Forks,
             allá estarás muy bien- dijo, tranquilizador.

             James me dio el teléfono de la doctora Emily Martin, la jefa de pediatría de
             Forks. Me dijo que se pondría en contacto con ella para que me llamara. Se le
             notaba un poco incómodo, pero me despidió con palabras amables. Al cerrar
             la puerta de su despacho aguanté las ganas de llorar. No había para tanto.
             Aunque si lo hubiera sabido habría venido en abril. Deshice mi camino hacia la
Cambio De Destino
                                                  DraBSwan


             salida del hospital, ahora ya sin prisas. Afuera seguía lloviendo, el día era gris y
             eso no ayudaba mucho a mi maltrecho ánimo. Tomé un taxi y me dirigí de
             nuevo al hotel. Intenté respirar lenta, profundamente y ser positiva, mientras
             observaba por la ventanilla. Sólo sería un pequeño paréntesis, nada más eso.
Página | 6
             Una vez en la habitación me duché con agua bien caliente, notaba como mi
             cuerpo se relajaba. Mientras me secaba el cabello sonó el móvil.

             -¿Bella Swan?-preguntó una voz femenina.

             -Soy yo.

             -Hola, soy Emily Martin, James Watson me ha dado tu teléfono - un punto
             para la jefa, me había llamado Bella sin tener que corregirla.

             -Hola, doctora Martin.

             -Emily, por favor.- Caray, qué campechanos que son aquí los jefes. –Siento el
             malentendido, pero eso ahora no importa, lo que importa es que te sientas bien
             con nosotros durante los siguientes meses.

             -Ah, gracias, Emily,- sonreí al teléfono - eres muy amable.

             -Bueno, ¿cuándo nos conoceremos? Comprendo que no quieras venir en
             seguida, estarás un poco descolocada después de lo que ha sucedido, y con el
             viaje y todo lo demás…

             -A ver… no he deshecho las maletas, así que entre que pago la habitación,
             alquilo un coche para ir a Forks y llego… ¿cuánta distancia hay desde aquí?

             -Son unas tres horas… si respetas los límites de velocidad, cosa que te aconsejo.
             En este país hay un policía de tráfico detrás de cada valla publicitaria, ya sabes –
             bromeó. Aquella mujer me caía bien. James era atento, pero mucho menos
             cálido.

             -Vale, pues nos podemos conocer hoy mismo por la tarde. - Notaba mi corazón
             aligerarse. Quizá eso del paréntesis no fuera mala cosa, al fin y al cabo. – Eh…
             Emily – tanteé - ¿en Forks hay algún alojamiento que me aconsejes, o sabes de
             alguien del hospital que quiera compartir piso con una desconocida?

             -A ver, déjame pensar… -hizo una breve pausa- El otro día estuve hablando con
             Ángela, una enfermera de Urgencias, y me comentó que le iría bien compartir
Cambio De Destino
                                                 DraBSwan


             casa, ya que la que era su compañera hasta ahora se ha trasladado a trabajar a
             otro centro. Es una persona encantadora, estoy segura de que congeniaríais. Si
             te parece bien voy a comentarle ya algo.

             -Está bien –repliqué, insegura… no me gustaba comprometerme ya, podría ser
Página | 7
             que la tal Ángela fuera una rarita, aunque no sabía por qué pero me fiaba de
             Emily.

             -De acuerdo- repuso Emily, y me dio instrucciones para encontrar el centro
             hospitalario. Mi sentido de la orientación era casi nulo, pero por lo que me
             explicaba no parecía difícil llegar hasta allá.

             Forks era un pueblo pequeño, con poco más de 3000 habitantes, pero a su
             hospital acudían muchas personas de los alrededores ya que era el único centro
             sanitario medianamente dotado en muchos kilómetros a la redonda. Se hallaba
             situado a las afueras del pueblo, sobre una pequeña colina que los humanos
             habían robado al bosque. Robado era la palabra. Si me obligaran a emplear un
             solo adjetivo para definir el pueblo diría "verde". Todo alrededor era verde en
             diferentes tonalidades. Hasta el aire parecía verdoso.

             Cuando me presenté ante el hospital con mi coche alquilado, la maleta y un
             mapa parecía una turista cualquiera. Había visto varios por la zona; al parecer
             era gente a la que le gustaba la humedad, el frío, y el asfixiante color verde. Me
             sentía nerviosa, de nuevo.

             Habíamos quedado en la cafetería, que estaba situada en la planta baja del
             edificio. Tenía una pared exterior acristalada para aprovechar al máximo la
             escasa intensidad de la luz diurna. Forks debía ser incluso menos soleado que
             Seattle, pensé luchando de nuevo contra la sensación de agobio que amenazaba
             con invadirme.

             En cuanto entré las reconocí, más que nada porque las dos estaban sentadas de
             cara a la entrada del local, observando fijamente: eran una chica de más o
             menos mi edad, morena y delgada, con gafas, y una mujer de unos 40 y pocos
             años, con el cabello y los ojos negros y la tez morena. Ambas sonreían
             ampliamente mirándome. Se debía notar a la legua que yo no era de allá. Me
             acerqué a ellas y se levantaron. Hicimos las presentaciones e inmediatamente
             me relajé: no me había equivocado en mi primera impresión de Emily, y
             Ángela parecía una chica sincera, abierta. Me pareció que nos llevaríamos bien.
Cambio De Destino
                                               DraBSwan


          Después de hablar un rato de naderías Emily pasó a explicarme cuáles serían
          mis funciones.

           - Como ya habrás observado es un centro pequeño, pero tenemos bastante
           trabajo, y no mucho personal - sonrió y continuó. – En las guardias el residente
Página | 8
           de pediatría suele dedicarse a urgencias. Cuando por la noche el flujo de visitas
           se reduce se parte el trabajo de planta y urgencias entre adjunto y resi, así que a
           menos que uno de los dos se vea desbordado se puede descansar un poco.

          También me explicaron que en ese pequeño hospital el espacio estaba
          aprovechado a más no poder, tanto que a la hora de planificarlo alguien se
          había olvidado de que los médicos hacíamos turnos de más de 24 horas y
          necesitábamos un lugar donde estirarnos un rato. Cuando se dieron cuenta del
          fallo la solución fue poner armarios con cama abatible en varias de las consultas
          externas. Los adjuntos descansaban en un sofá- cama en sus respectivos
          despachos.

          Hablamos un rato más, comentando temas prácticos sobre el trabajo. Ángela
          me dio las llaves de su casa, indicándome su situación en el pueblo. Mi nueva
          jefa me aseguró que le entregaría mi nuevo uniforme a Angela para que no
          tuviera que ir a buscarlo mañana por la mañana. Me despedí de ellas, ya que
          tenían que volver al trabajo. Yo empezaría al día siguiente. Ahora que había
          reconocido un poco mi nuevo "terreno" me sentía algo más tranquila. Salí de la
          cafetería y el olor a vegetación húmeda golpeó mis fosas nasales. No había
          parado de caer una fina lluvia desde mi llegada. Me iban a crecer setas en la
          piel, estaba segura.

          Localicé sin problemas la casa de Ángela. Era una bonita casa de dos pisos, con
          un pequeño jardín, situada a las afueras del pueblo en el lado contrario a donde
          estaba el hospital. Era alquilada, pero el alquiler mensual era baratísimo,
          ventaja de trabajar en un zona rural. Abrí e inspeccioné el interior. Era
          luminosa, olía a limpio, y estaba bastante ordenada. La decoración era juvenil y
          alegre. Me gustaba. No hacía mucho frío porque Ángela había dejado la
          calefacción puesta pero subí el termostato hasta una temperatura normal.
          Inspeccioné la cocina y la nevera, observando que ella y yo teníamos gustos
          cercanos en cuanto a alimentación, sin manías. Allá había un poco de todo.
          Poco. Necesitábamos compra urgente, ahora éramos dos, y ella estaba de turno
          de tarde, así que salí "de caza". Había visto un pequeño supermercado cerca,
          aunque más bien era una de esas tiendas de pueblo donde igual compras una
          navaja suiza que un paquete de arroz. Después de sortear con evasivas la
          natural curiosidad de la tendera (ya tendría tiempo de enterarse de mi vida
Cambio De Destino
                                             DraBSwan


           privada, no me cabía la menor duda) y comprar unas cuantas provisiones volví
           a mi nueva casa. Me entretuve deshaciendo las maletas y preparé la cena, lo
           cual alegró mucho a mi nueva compañera. Pusimos la mesa en el comedor.
           Mientras cenábamos nos explicamos un poco la vida, para empezar a
Página | 9
           conocernos.

         - Este pueblo no está mal para vivir en él, ya lo verás, aunque tiene el defecto
         del clima tan frío y húmedo- dijo Angela mientras cenábamos la pasta con
         verduras. - Llevo aquí cinco años y no sé si alguna vez me acostumbraré ¡Algún
         día emigraré al sur del país! -afirmó- Y eso que soy de Seattle, pero ¡es que aquí
         aún llueve más! No recuerdo cuándo fue el último día soleado- comentó,
         pensativa.

         Le conté que yo también era nacida en Seattle, explicándole mi vida muy por
         encima. Estuvimos comentando diversos temas personales y sobre el trabajo.
         Me explicó algunas cosas de mis nuevos compañeros.

         - Emily, la jefa, es tan legal como parece, ya la conocerás, es una gran persona y
         mejor profesional. En pediatría hay buena gente en general, aunque Jessica, en
         fin… se escaquea un poco. Tendrás que ir con cuidado, porque a la que te
         descuides tendrás que hacer tu trabajo y el suyo. No quiero que tengas
         prejuicios pero tampoco me parece bien no darte esta información, llevo años
         aquí y ya me conozco al personal- al decir esto último miró hacia el techo
         soñadoramente.

         -Eh, Angela- le dije pasándole la mano por delante para que reaccionara.- ¿En
         qué piensas?- ella me miró como si acabara de despertar.

         -¡Ah! Nada, nada, estaba pensando en los monumentos locales – dijo muy
         seria, pero un brillo pícaro le bailaba en los ojos.

         -¡Si aquí no hay otra cosa que verde y cuando se acaba el verde aún hay más
         verde! ¿Me tomas el pelo? Sí, me lo tomas- dije mientras ella se carcajeaba.-
         ¿De quién me hablas?

         -Bueno, vamos a dejarlo para mañana, de momento ya tienes suficiente
         información- se levantó y empezó a recoger la mesa.

         -¡Pero… no me dejes así hasta mañana! ¡No te dejaré dormir si no me cuentas
         algo más!- la amenacé.
Cambio De Destino
                                                 DraBSwan


              -Con la cara de muerta que pones eso no te lo crees ni tú, vas a caer KO en tu
              camita, Bella Swan. Recuerda que hoy has volado desde otro continente-
              repuso sonriendo petulante, mientras yo escondía un bostezo monumental.

              -Vale, pero de esta me acuerdo. Mañana me lo explicas.- Me levanté de la silla
Página | 10
              y también recogí.

              -Bella, mañana vuelvo a tener turno de mañana, así que por la tarde te lo
              cuento. Buenas noches, nueva compañera - dijo, feliz.

              - Buenas noches - le contesté con una sonrisa. Realmente era fácil hacerse
              amiga suya.

              ...

              -¡Bella!- escuché el grito desde las profundidades de mi inconsciencia, al mismo
              tiempo que sentía mi cuerpo zarandeándose. ¿Sería un terremoto? Abrí los
              ojos como platos y me senté bruscamente en la cama. Una figura se apartó para
              que no chocáramos. Parpadeé varias veces y me froté la cara. Entonces miré
              alrededor mío, y fue como si un relámpago me iluminara.

              -¡Dios! ¿Qué hora es?- busqué mi móvil sobre la mesita de noche. Se me cayó
              al suelo y gruñí de frustración.

              -Tranquila, son sólo las siete de la mañana. Niña, tienes suerte de que hoy
              entremos a la misma hora. Creo que tu móvil lo han escuchado hasta en
              Luisiana, pero tú ni te has enterado- Angela estaba ya vestida y sentada en mi
              cama, con una taza de café en la mano.- Por cierto, ¿qué música era esa?-
              preguntó, tendiéndome el humeante líquido.

              -Supermassive Black Hole, de Muse - acepté la taza.- Gracias.

              -Me suena- dijo pensativa.- ¿Está bueno el café? Lo he hecho más cargado de
              lo que acostumbro.

              -Mmm- cerré los ojos al sentir el vivificante calor del café en mi cuerpo.- Me
              has salvado la vida por segunda vez hoy, gracias.

              -Ah, es mi especialidad, trabajo en Urgencias, ya sabes- me guiñó un ojo.- Será
              mejor que te pongas en marcha o llegarás tarde, Bella- me cogió la taza de las
              manos y se incorporó, dejándome sola.
Cambio De Destino
                                              DraBSwan


          Miré por la ventana. Llovía. Vaya mierda, pensé, nuevamente deprimida.
          Inspiré profundamente y me dirigí a la ducha.

            Me presenté en la planta de pediatría puntualmente y vestida de uniforme
            (pijama blanco, zuecos y fonendocopio colgando al cuello). Aprovechando la
Página | 11
            sesión matinal de ingresos, donde estaban todos reunidos, Emily me presentó a
            mis nuevos compañeros, primero a los adjuntos, y luego vino el turno de los
            residentes que eran, por orden de mayor a menor año, Jessica, Peter, Monica y
            Ben. La última en las presentaciones oficiales fue Jessica. Recordaba lo que
            Angela me había dicho de ella.

          -Hola, Bella – me dio dos besos - Se te ve muy pálida. Yo pensaba que los
          españoles estabais todos morenos.- Soltó una risita.

          -Sí, por eso me echaron de allá- puse cara de sentirme apenada.

          Me miró como si no supiera qué contestar, mientras los demás compañeros
          sonreían. Pero en seguida reaccionó.

          -Hoy nos toca pasar visita en la planta -dijo, cortante. - Hay pocos niños, así que
          acabaremos pronto y te podré explicar temas de papeleo y cosas prácticas para
          poderte manejar por el hospital- dijo con aire de suficiencia.

          -Gracias- repuse. No podía olvidar las palabras de Ángela e hice bien, porque
          una vez fui presentada a las enfermeras del turno de mañana y habiéndome
          explicado el papeleo de forma somera, Jessica desapareció. Tuve que pasar
          visita yo sola en mi primer día. Casualmente, cuando ya había terminado
          apareció ella.

          -Vaya, Bella, ¡qué rápida has pasado visita! Me ha llamado el compañero de
          urgencias y he tenido que marchar a ayudarle, perdona por no haberte avisado.

          Julia, una enfermera de la planta, soltó un suave bufido. La miré y puso los ojos
          en blanco, meneando la cabeza. Jessica no advirtió el gesto.

          -No pasa nada – repuse con cara seria, mirándola- pero la próxima vez me
          gustaría que me avisaras para saber dónde encontrarte, como mínimo-. Julia me
          miró con aprobación. Jessica me observó fijamente, como estudiándome, y se
          limitó a asentir.

          -Venga, te voy a enseñar el área de urgencias- dijo, conciliadora.
Cambio De Destino
                                                  DraBSwan


              Nos dirigimos por el pasillo hacia las escaleras.

              Entonces fue cuando lo vi.

              Se abrió la puerta del ascensor y salió un joven de unos veintitantos. Al verlo,
Página | 12
              me detuve sin darme cuenta. Porque no era consciente de nada que no fuera
              él. La voz de Jessica hablando a mi lado parecía un zumbido lejano. Aquel
              hombre tenía una belleza que no era de este mundo. Era muy alto, cercano al
              metro noventa. Sus cabellos, de un curioso color bronce, estaban
              elegantemente despeinados, y su cara, de tez muy pálida, parecía cincelada por
              un escultor de la Grecia clásica. Los labios eran carnosos y perfectamente
              dibujados. El cuerpo no le iba a la zaga al rostro: era delgado pero musculoso
              tal y como podía apreciarse en los brazos, que llevaba descubiertos. Vestía
              camisa azul de cirujano, y pantalón vaquero. Su andar era felino, elegante.

              Estaba concentrado mirando un historial del montón que llevaba entre sus
              brazos, mientras se desplazaba hacia nosotras. De pronto alzó la hermosa cara y
              me clavó una penetrante mirada. Mi corazón paró de latir en ese momento, y
              cuando reanudó su contracción noté una punzada en el pecho. Me sonrojé. El
              tiempo parecía pasar más lentamente alrededor nuestro y entonces sus ojos
              cambiaron ligeramente. Avergonzada, aparté la vista, aunque fui consciente de
              que él no lo hacía. Su intensa mirada me quemaba la piel y no sólo por el
              sofoco que ya sentía. Jessica seguía con su cháchara cuando el joven se acercó a
              nuestra altura y nos habló.

              -Buenos días, Jessica y…- la voz, aterciopelada y melódica, no desmerecía en
              absoluto al aspecto de su propietario. Se nos quedó mirado a las dos,
              esperando. Mi cara era un puro rubor, y el ser consciente de ello y del estudio
              al que estaba siendo sometida no me ayudaba en nada a cambiar de color.
              Estaba a punto de la hiperventilación. Mi reacción era ridícula, pero no podía
              evitar esa catarata de respuestas que mi rebelde organismo ofrecía a pesar de
              mis esfuerzos en contra. No me atrevía ni a mirarle. Jessica sí lo hizo, lo
              observó como si él acabara de descender de una nave espacial.

              -Ho…hola Edward, esta es Bella Swan, la nueva residente, estará unos meses
              con nosotros- farfulló boquiabierta. Edward me miró, sonriente. Era lo que me
              faltaba para parecer un semáforo en rojo. Al mismo tiempo me sorprendía la
              reacción de mi compañera hacia quien se suponía que era un compañero de
              trabajo.
Cambio De Destino
                                               DraBSwan


            -Hola, Bella, encantado de conocerte… había oído que venía una nueva
            pediatra pero no sabía cuándo. Mi nombre es Edward, Edward Cullen. Soy resi
            de cirugía, quinto año – explicó, pero no me tendió la mano ni se me acercó.
            Miraba esos ojos color miel que seguían clavados en los míos, al tiempo que
Página | 13 persistía en la inútil tarea de palidecer mi piel a voluntad. Habría seguido allá,
            fascinada, si Jess no hubiera interrumpido mi trance tirándome del codo.

           -Hemos de irnos a urgencias, Bella. Hasta luego, Edward- se despidió mientras
           prácticamente me arrastraba con ella hacia las escaleras.

           -Adiós, Edward.- Me giré para despedirme, caminando mientras seguía
           mirándole. Esperaba que Jessica evitara que me cayese por las escaleras.

           Mientras bajábamos, Jessica me miró de arriba abajo.

           -¿Conocías a Edward de algo?- me miró interrogante. Negué con la cabeza y
           ella puso cara de extrañeza - Es raro.

           -¿El qué es raro?

           -Digamos que es bastante… arisco. Me ha extrañado que parara a presentarse.
           Pero –continuó mientras hacía un mohín - no te hagas ilusiones, para él las
           mujeres de este hospital somos poca cosa, no ha tenido nada que ver con
           ninguna, y eso que algunas lo han intentado. Creo que es gay.- No dudé ni por
           un momento de que ella entraba en el grupo de las "frustradas". Por supuesto
           para mí estaba claro que su reacción reflejaba simple interés por la novedad
           que yo representaba en ese pequeño lugar. Me obligué a centrarme de nuevo
           en lo que me decía Jessica. ¿Es que a esta mujer nunca se le acababa la batería
           de la lengua?

           En el área de Urgencias nos encontramos con Ángela. Me saludó con un
           movimiento de cabeza, sonriendo, mientras extraía sangre de un paciente en
           uno de los boxes. Jessica me presentó a tantas personas que al final de la
           mañana ya no recordaba el nombre de ninguna. Todos me miraban con
           curiosidad. Pero nadie me miraba como lo había hecho Edward Cullen.
Cambio De Destino
                                                 DraBSwan




Página | 14


              .




                                                Capítulo 2



              EPOV

              Esta mañana tenía una cosa clara: iba a pasearme mucho. Me tocaba pasar
              visita solo y tenía muchos pacientes repartidos por todo el hospital. Por suerte
              el cansancio no hacía mella en mí, aunque tenía que simular que era así y por
              eso mismo me paré ante el ascensor y le di al botón de llamada. Me abstraje en
              mis propios pensamientos, intentando aislarme de los de los demás.

              Cuando decidí seguir los pasos de mi padre no imaginé que sería tan
              complicado todo: simular que era un ser humano había sido casi tan difícil
Cambio De Destino
                                              DraBSwan


            como controlar la sed de su sangre, pero más o menos me estaba saliendo con
            la mía. Más o menos, porque al final me había ganado a pulso la reputación de
            tipo raro y sin mucha vida social. Rarito Cullen, así me llamaban algunos,
            aunque esto no era algo que me preocupara. Era lo que era, un vampiro que
Página | 15 renegaba de sus instintos, un tipo peculiar tanto para los de mi especie como
            para los humanos, pero un vampiro al fin y al cabo. No me interesaba
            relacionarme a fondo con la humanidad. Me bastaba con seguir con mi
            vocación, la que tuve siempre, y que no había cambiado a pesar de los años que
            habían pasado desde mi transformación.

           Subiendo en el ascensor percibí la chillona voz de Jessica Stanley. Incluso su
           mente era estridente. Suspiré y me armé de paciencia ante el inevitable
           encuentro. Cuando estaba cerca de ella intentaba bloquear sus pensamientos,
           que me hacían sentir incómodo. Desde aquella época en que no había parado
           de insinuárseme intentaba evitarla, pero era más complicado intentar no oírla.

           El ascensor paró en el primer piso y se abrieron las puertas. Jessica estaba al
           fondo del pasillo, caminando al lado de otra chica. Decidí ignorarlas y continué
           avanzando, con la mirada fija en el historial que llevaba en la mano.

           De repente una idea me sacudió la mente: no podía oír los pensamientos de la
           chica que estaba con Jessica. Al mismo tiempo me estremeció un aroma en el
           ambiente completamente desconocido para mí. Era el olor de aquella chica.
           Me sentí confuso. Jamás me había enfrentado a nadie que se resistiera a mi
           don, y ese seductor aroma... era nuevo para mí, me atraía hacia ella,
           nublándome la voluntad.

           Fui acercándome lentamente, aspirando esa fragancia, saboreándola. Intenté
           serenarme. Estaba alarmado ante mis propias reacciones, pero también sentía
           una enorme curiosidad. Decidí intentar abatir las barreras de la joven, y clavé
           mis ojos en los suyos, aún a riesgo de inquietarla… sólo para descubrir que ella
           me estaba observando fijamente. Escuché su arrítmico latido al enlazarse
           nuestras miradas. ¿La habría asustado? Vi que era preciosa; poseía unos
           expresivos y grandes ojos oscuros y una boca sensual de labios llenos. Su
           cabello era de un brillante tono castaño y lo llevaba recogido hacia atrás. No
           podía apreciar sus formas femeninas con la poco estimulante ropa del hospital,
           pero lo poco que se adivinaba me dejaba con ganas de descubrir más. Estudié
           su sonrojado rostro mientras me aproximaba, refrenando mis ganas de avanzar
           más rápidamente.
Cambio De Destino
                                              DraBSwan


            Ya cerca de la joven aquel perfume tentador comenzó a ofuscarme, me
            impulsaba hacia ella como un potente imán. Sentía la necesidad de respirarla
            de cerca, de tocarla, como si tuviera que comprobar que era real. Paré de
            inhalar o no podría controlarme. En aquel instante apartó sus pupilas de mí, y
Página | 16 luché contra el impulso de pedirle que no lo hiciera. Recuperé cierto
            autocontrol y pedí a Jessica que me la presentara.

           Bella. Qué nombre tan apropiado. Bella. ¿Qué era eso que me hacía sentir?
           Quería saberlo, y sólo ella tenía la clave. Jamás ningún ser había despertado en
           mí tanto interés. Tras cruzar unas pocas palabras de cortesía conmigo ambas se
           alejaron por el pasillo. La seguí con la mirada hasta que la perdí de vista cuando
           giró hacia las escaleras. Antes de eso se volteó y nuestras miradas se volvieron a
           cruzar. Su mente en blanco me provocó una oleada de frustración, como si
           fuera un niño malcriado al que niegan el juguete más deseado.

           BPOV

           Ángela y yo nos habíamos pasado la tarde hablando de nuestras vidas,
           comentando también anécdotas del trabajo y de los compañeros. Le di las
           gracias por sus consejos. Ya en la noche nos dedicamos a ver una película en
           DVD y comer palomitas, tumbadas en el sofá del comedor.

           -Qué… ¿Ya lo has visto? - me dijo ella como de pasada, cogiendo un montón
           de palomitas.

           -No sé de qué me hablas- repuse indiferente, aunque sabía perfectamente a
           quién se refería. Me extrañaba que el tema no hubiera surgido durante la tarde.
           Desde luego, yo no lo saqué a relucir.

           -¡Venga ya!- me dio un manotazo ligero en el brazo- No te habrá pasado
           desapercibido. Además, sé que había un niño operado ingresado en pediatría y
           que él pasaba visita.- Reí para mis adentros, tenía que andar con ojo, Ángela
           parecía el Gran Hermano.

           -Por dios, Ángela, ¿para quién trabajas, para la CIA? - miré al cielo con
           resignación fingida. Me sentía tan cómoda con ella que era como si nos
           conociéramos desde hacía mucho tiempo. Y sólo era nuestro segundo día.

           -Venga, confiesa, ¿qué te ha parecido?- siguió pinchando, observándome.

           -Supongo que hablas del cirujano… es mono - reconocí con fingida indiferencia,
           sin apartar la mirada de la televisión.
Cambio De Destino
                                                 DraBSwan


           -¿Mono? ¡Pero si es un dios! – rió.

            -¿Te gusta Edward Cullen?- la miré intentando disimular cierta preocupación,
            aunque pensaba ignorar al "dios". Mi estancia en este país tenía un objetivo, y
            ese no era liarme con un compañero de trabajo. Además ese hombre estaba
Página | 17
            fuera de mi alcance.

           -Me gusta mirarlo, pero no me atrae.- Me miró, pensativa.- No te sabría decir
           qué es. Quizá tanta perfección física me asusta un poco. Pero es educado y muy
           buen cirujano. Y deberías ver lo amable que es con los pacientes. Las abuelitas
           que ingresan en cirugía lo adoran. Y…

           -Vale, vale, no me vengas ahora con querer emparejarme, no tengo ganas de
           problemas. Además sólo voy a estar tres meses aquí, y tú ya me quieres enredar
           - Ángela rió.

           -No te quiero emparejar, mujer. Sólo tenía ganas de un rato de sano cotilleo
           con mi nueva compañera. ¿Tienes algo en contra de ligar con un compañero
           de trabajo que está como un dios?

           -Sí. Ángela, no quiero sonar aburrida, pero estoy en Forks para pasar una
           temporada corta, y el resto de año lo pasaré en Seattle. He venido a este país a
           aprender y a trabajar- ella bostezó de forma fingida.

           -Pues sí que suena aburrido. Y un año da para muchos polv… ¡Ay!- le pegué
           una suave colleja antes de que acabara la frase, aunque me estaba riendo. Ella
           alzó una mano conciliadora.

           -Vale, vale, si he de soportar agresiones fin del tema. Venga, sigamos viendo la
           película, que mañana no habrá quien nos levante de la cama.

           -De acuerdo, pero otro día toca hablar de tus posibles relaciones, Webber. No
           te creas que aquí sólo yo voy a ser yo la interrogada.

           Ángela rió y diría que se había sonrojado un poquito, aunque la luz era
           demasiado escasa para asegurarlo.

           ...

           Me incliné para recoger el cambio y mi café de la máquina. Lo probé y arrugué
           la nariz. El sabor era espantoso, pero todavía arrastraba el jet lag y necesitaba un
           nuevo chute de cafeína.
Cambio De Destino
                                              DraBSwan


           -Buenos días - sonó una voz amistosa a mi espalda.

            Me giré y vi la sonriente cara de Mónica, mi compañera de especialidad. Era
            una chica delgada, con ojos azules y el pelo negro cortado en media melena.
            Ayer se había marchado a la consulta externa a primera hora y apenas tuve
Página | 18
            tiempo de intercambiar unas palabras con ella, pero me había parecido
            agradable. Y solía fiarme de las primeras impresiones.

           -¡Hola! – le sonreí- Este café hace que me sienta como en casa.

           -Ese café tiene muchas propiedades pero la de aminorar la nostalgia no la
           conocía- alzó ambas cejas componiendo una divertida cara de sorpresa.

           -Ah, lo decía porque sabe igual de asqueroso que el de la máquina de mi
           hospital. ¿Qué más propiedades tiene?

           -Bueno, te digamos que a partir de ahora no vas a necesitar laxantes, si es que
           los tomas- me guiñó un ojo mientras introducía una moneda en la máquina.

           -Vale, es el mismo café, ahora estoy segura- asentí, convencida, observando el
           poso que quedaba en el vasito de plástico. Ambas nos miramos y reímos.

           -¿Te vas adaptando? Espero ser la primera en hacerte esta pregunta, creo que
           la vas a escuchar mucho durante unos días y acabarás odiando a quien te la
           haga.

           -Sí, eres la primera- sonreí-, y me voy adaptando- miré la hora en móvil.- ¿No
           deberíamos subir ya?

           La morena asintió y terminó su café en tres sorbos. Apretó el botón del
           ascensor.

           -Hoy me tocan paritorios, y Emily sugirió que vinieras conmigo. Oye... Sé que
           vienes de un hospital grande, así que no creo que tengas problemas para
           manejar a los pacientes cuando estés de guardia tú sola. Algunos adjuntos no
           colaboran mucho, pero si necesitaras ayuda cosa siempre puedes llamar a
           Emily, no vive lejos de aquí.

           Eso confirmaba la opinión que tenía de mi nueva jefa, y me tranquilizaba.

           Tras la sesión de presentación de ingresos Peter le dio a Monica el "busca" del
           paritorio. Estuvimos muy ocupadas toda la mañana; nos llamaban de la
Cambio De Destino
                                                 DraBSwan


              maternidad, para una cesárea, o cualquier parto que se anticipara como
              complicado. Me tranquilicé viendo que la manera de hacer las cosas no distaba
              mucho de mi hospital de origen. Al final de la mañana mi compañera y yo nos
              encaminamos a la cafetería del hospital.
Página | 19
              -¿Ya has probado la comida de aquí?- Monica me dirigió una escrutadora
              mirada mientras ocupábamos una mesa libre con nuestras bandejas.- No, creo
              que no, tienes buen aspecto.- Sonreí, negando. Respecto a la "deliciosa" comida
              del hospital parecía que también iba a sentirme en casa.

              -Ayer no tenía mucha hambre y comí un yogur arriba en la planta- nos
              sentamos y me descubrí mirando alrededor, buscando una cabeza de cabellos
              cobrizos. Pero no estaba aquí.

              -Ojalá pudiéramos sobrevivir sólo con eso. Esta sopa parecen los restos de una
              clase de Pociones.- dijo Mónica, haciéndome reír y atragantarme.

              -Yo también soy fan de Harry Potter- sonreí.

              Una chica de pelo negro azabache recogido en una coleta y ojos verdes
              penetrantes se acercó a nosotras con su bandeja, sentándose al lado de mi
              compañera.

              -Tú debes ser la nueva pediatra- me tendió la mano por encima de la mesa.-
              Soy Anne, "resi" de ginecología.

              -Encantada- le di la mano.- Soy Bella.

              -Por supuesto que eres Bella, no podían haberte puesto mejor nombre-
              sentenció un chico rubio vestido de cirujano al tiempo que se sentaba a mi
              lado. Anne rodó los ojos y bufó.

              -Mike, esta es la mesa de las chicas. Vete para que podamos criticarte sin que te
              sientas herido- gruñó la ginecóloga.

              -Anne, me sorprendes ¿Desde cuándo eres tan compasiva? Mike Newton,
              cirugía, cuarto año- me tendió la mano clavándome sus ojos azules de una
              forma que me hizo sonrojar, aunque correspondí a su saludo. Tras retener mi
              mano unos segundos más de lo correcto miró a la ginecóloga- Anne, no me da
              la gana de comer solo. Ya sabes que Rarito Cullen nunca baja al comedor, y los
              demás están en quirófano.
Cambio De Destino
                                                  DraBSwan


              -No llames así a Edward- recriminó Mónica, molesta.- Es un poco especial pero
              es un buen compañero.- Anne asintió, y ambas ganaron muchos puntos de mi
              aprecio por este gesto.

              -¿Es cierto lo que he oído? ¿Que Leonard y él se atrevieron a suturar una
Página | 20
              rotura cardiaca?-preguntó Anne.

              -Sí, hicieron cirugía cardiaca en un hospital comunitario. Esos dos están locos-
              negó Mike con la cabeza.- Tuvieron suerte de que la cosa fuera bien, de haber
              sido de otra manera tendrían un pleito sobre sus cabezas.

              -Un pleito que no habría ido a ningún sitio. Si no lo hubieran hecho la paciente
              no habría soportado el traslado al Northwest. Le salvaron la vida- zanjó Anne.

              Mi jornada laboral finalizó y me dirigí a Urgencias para despedirme de Angela,
              pues ella tenía turno de tarde. Intercambié unas palabras con ella y me dirigí a
              la salida. Repentinamente la puerta de doble hoja se abrió y entró a toda pastilla
              una camilla empujada por dos paramédicos. Era un anciano inconsciente. Sentí
              un brazo en mi cintura y una mano en mi propio brazo que me apartaron del
              camino, evitando que la camilla me atropellara antes siquiera de que yo hubiera
              reaccionado, . Algo tembló en mi interior al sentir ese contacto.

              -Bella- Edward Cullen me soltó y se colocó ante mí.- Has de tener cuidado. Es
              mejor que no salgas por esta puerta, es la de las camillas y es peligrosa. La del
              personal es aquélla- señaló.

              Su hipnótica mirada se clavó en la mía. Sentí mi corazón latir con más fuerza, y
              mi rostro se sofocó.

              -Gracias por la ayuda- pronuncié con dificultad.- Además de nueva soy un poco
              torpe- sonreí.

              -Edward, te necesitamos aquí- una enfermera salió de uno de los boxes.

              -Hasta otra- sonrió Edward. Giró sobre sus talones y se dirigió al box donde le
              reclamaban, mientras yo intentaba recuperar la compostura.

              ...

              Los días pasaban rápidamente. Angela demostró ser una buena amiga, y con su
              ayuda, la de la jefa y de algunas de mis compañeras me adapté en poco tiempo
              a la rutina de ese pequeño hospital. Ya había superado la prueba de mi primera
Cambio De Destino
                                              DraBSwan


            guardia. Ya (casi) me había acostumbrado a la constante nebulosidad de Forks.
            Sólo había algo que alteraba esa rutina, y era Edward Cullen. Lo veía poco,
            pero cuando nos encontrábamos por los pasillos del edificio me alteraba de
            una forma incontrolable, siempre de igual manera, y por ello me enfadaba
Página | 21 conmigo misma. Lo peor era que hubiera jurado que él se daba cuenta de ello.
            Sin embargo, tan sólo pasaba por mi lado, me dirigía un educado "hola, Bella"
            acompañado de una sonrisa que me acababa de rematar y seguía su camino. Yo
            entonces resistía el tremendo impulso de girarme y observarlo por detrás.

          ...

          -Bella, qué pena que sólo te vayas a quedar unos meses, es una maravilla cómo
          te has adaptado a todo en tan poco tiempo-dijo Emily.

          -Gracias, jefa- repuse para pincharla, sabía que no le gustaba que la llamara así-
          lo cierto es que me siento muy bien aquí, y en gran parte es gracias a Ángela y a
          ti. Hicisteis que comenzara con buen pie, a pesar del palo del primer día.

          Hoy me tocaba guardia, pero una guardia un poco especial. Era la primera vez
          que coincidía con Edward. Notaba mariposas en mi estómago, e intentaba
          convencerme a mí misma de que estar de turno con él no tenía nada que ver
          con ello. Pensé en otras cosas. Ángela tenía turno de noche en Urgencias.
          Siempre me alegraba coincidir con mi amiga.

          La tarde fue pasando bastante ajetreada, había visitado muchos casos de gripes
          y bronquitis, pero ninguno tan grave como para requerir su ingreso. A la hora
          de la cena no pude dejar de observar que Edward no estaba. Tan sólo lo había
          visto fugazmente un par de veces entrando y saliendo de los boxes de cirugía.
          Reprimí una oleada de decepción. Cené rápido porque tenía algunos pacientes
          esperando en urgencias, y cuando volví para allá Ángela ya había comenzado el
          turno. Fui a saludarla a la salita de personal, donde estaba tomando café.

          -¡Hola, "compa"! ¡Qué bien, una noche más conseguiste sobrevivir al menú
          hospitalario!- bromeó.

          -Sí, pero no cantes victoria, aún no ha pasado el período de seguridad para
          descartar una intoxicación aguda - compuse una mueca de desagrado
          tocándome la barriga.- Creí que no se podía comer peor que donde trabajaba
          antes pero estaba muy equivocada. Los pacientes tienen un buen acicate para
          curarse pronto, o eso o morir de inanición.
Cambio De Destino
                                                  DraBSwan


              -Eso es cierto -rió Ang.- No me extraña que Edward nunca coma aquí, ese sí
              que sabe cuidarse. Bueno, él dice que tiene unas cuantas intolerancias
              alimentarias y que debe seguir una dieta especial, por eso siempre se trae su
              propia comida…- comentó, con expresión un tanto suspicaz.
Página | 22
              -Ah… por eso nunca viene a comer.

              -Ja, eso sí que lo habías observado, señorita "yonomefijoenedwardcullen"-me
              dijo con cara de sorna. Le saqué la lengua.

              -A ver, niña, no somos tantos, es fácil darse cuenta cuando falta alguien-
              repliqué un tanto picada.

              -Sí, claro, claro – repuso incrédula. Yo bufé y puse los ojos en blanco, al tiempo
              que me despedía para continuar mi trabajo.

              Eran las dos de la mañana cuando mi adjunto y yo hablamos de partirnos la
              noche. Yo haría el primer turno, así que trabajaría hasta las cinco. Estaba
              realmente cansada, y para aguantar acepté un café al que me invitaron las
              enfermeras. Gracias a ello fui tirando hasta que se hizo la hora. Ángela se había
              ofrecido a ir a buscar las llaves de las consultas donde descansaríamos si
              podíamos, y las repartimos. Al terminar mi turno fui a buscar mi llave, que
              estaba encima de la mesa, en la salita de descanso de urgencias. Era raro.
              Habría jurado que tenía la llave de la consulta de pediatría, y esta era la de
              nefrología. Aunque daba igual, estaban una al lado de la otra y yo estaba
              demasiado hecha polvo como para más conjeturas.

              Sin más me despedí del personal de urgencias y me retiré. El ahora silencioso
              pasillo de las consultas estaba iluminado muy tenuemente por las luces de
              emergencia. Abrí la puerta y me fui directa al armario de la cama. No quería
              despejarme, por lo que ni tan siquiera abrí la luz. La consulta estaba a oscuras
              pero la ventana estaba parcialmente abierta y la iluminación exterior permitía
              intuir la silueta de la cama, situada en un extremo. Esta ya estaba bajada; debía
              ser un descuido de la señora de la limpieza. Estaba sentándome a punto de
              tocar el camastro cuando escuché una voz conocida.

              -Bella.

              Tuve tal sobresalto que habría caído al suelo, pero eso no llegó a pasar. Un
              segundo estaba a punto de tocar el piso con mi trasero y al siguiente estaba
              tumbada al lado de Edward. Al ser una cama estrecha él me sujetaba por la
Cambio De Destino
                                               DraBSwan


            cintura con brazo de hierro impidiendo que me cayese, mientras se inclinaba
            ligeramente sobre mí. Su hermosa cara estaba totalmente en la oscuridad, veía
            la silueta recortada contra la ventana, pero la sentía muy cerca de mí, y su
            aliento me llegaba dulce, turbador, y… mi cara ya estaba ardiendo. Yo estaba
Página | 23 ardiendo. Tan sólo notar su duro cuerpo pegado al mío hizo que el cansancio
            pasara a un ultimísimo plano.

           -Lo siento, no quería asustarte- podía adivinar la sonrisa en su suave voz.- Diría
           que te has confundido de habitación…-seguía sujetándome y yo estaba al borde
           del colapso, ya no tan avergonzada como excitada.

           Fui consciente del intenso deseo que sentía por él, saliendo a la superficie con
           la misma fuerza con la que yo lo había intentado reprimir. Mis constantes
           vitales respondieron a su presencia como siempre hacían, descontrolándose.

           -No... no... oh, lo siento, no sé qué puede haber pasado, discúlpame.- me
           esforcé para pronunciar estas palabras con tono normal, pero no reconocí ni mi
           propia voz.

           Intenté levantarme pero él seguía aferrándome, reteniéndome a su lado. Inhalé
           su aroma, jamás lo había tenido tan cerca como para percibirlo pero me estaba
           trastornando. Lo miré e imaginé su hermosa cara, y no pude evitar morderme
           el labio inferior. Su rostro se aproximó al mío con lentitud y justo en el
           momento en que lo tuve tan cerca que creí que iba a besarme me puse muy
           nerviosa y mi cuerpo se tensó. Repentinamente se sentó en el camastro,
           soltando su agarre sobre mí.

           -No te preocupes, Bella.- me explicó en un susurro, mientras se pasaba la mano
           por el pelo.- Es una broma que suelen gastar Ángela y las demás enfermeras de
           urgencias a las residentes nuevas, pero esta no es la habitual, es raro.

           -¡Qué broma! Mataré a esa…¡ traidora! ¿El qué es raro? -conseguí farfullar
           furiosa mientras me sentaba en la cama a su lado, intentando parecer algo
           digna.

           -El cambiazo de la llave. Suelen hacerlo con la consulta donde duerme el jefe
           de la guardia, no el residente de cirugía- rió entre dientes y yo pensé en Joseph,
           el sexagenario jefe de cirugía que hoy estaba también de jefe de guardia. Mataré
           a Ang. Con mis propias manos. Y cualquier jurado me perdonará cuando sepa
           los motivos.
Cambio De Destino
                                                 DraBSwan


              -Bella – continuó Edward - si no te incomoda que yo haya estado aquí tumbado
              quédate, en serio, apenas he estado un rato y he de marcharme. Tengo que
              controlar un postoperatorio. Ya sabes, Joseph está un poco mayor y el peso de
              la guardia lo he de llevar yo. Al fin y al cabo es mi último año de residencia.
Página | 24
              Se levantó y se me quedó mirando en la oscuridad, o eso parecía. Estaba tan
              quieto que su silueta parecía la de una estatua.

              -Estoy tan cansada que diré que sí - suspiré para disimular, en absoluto me
              importaba que él hubiera estado acostado en esa cama - no tengo ganas de ir a
              buscar otras llaves. Pero haz el favor de no advertir a esa… a esa… de la que le
              va a caer encima.

              -Intuyo que ya lo sabe –ladeó la cabeza y volví a imaginar su sonrisa- Descansa,
              Bella - me dio la espalda y salió de la consulta.

              Me tumbé pero la somnolencia se había esfumado. Verdaderamente Edward
              debía llevar poco tiempo tumbado, las sábanas estaban frías, y aún a pesar de
              eso impregnadas de su aroma personal. Mala idea el acostarme aquí. Inspiré
              profundamente las sábanas, llenándome de él, dejándome llevar. A la mierda el
              autocontrol. Mis latidos aún iban acelerados. "Descansa, Bella", había dicho, y
              me ponía la piel de gallina recordar su suave voz. ¿Pero qué estaba haciendo
              yo? ¿Me estaba volviendo tonta? Y con este absurdo diálogo interno,
              contrariamente a lo que pensaba conseguí dormirme.
Cambio De Destino
                                                 DraBSwan




Página | 25




                                                 Capítulo 3



              EPOV

              Me tumbé en el camastro, con la luz apagada, y esperé. Hasta hacía dos
              semanas todas las guardias habían sido igual: trabajaba hasta muy tarde, y
              durante mi turno de descanso me tumbaba en el camastro simplemente
              dejando pasar el tiempo, pensando en el trabajo y los sucesos del día, o en
              nada. Cuando eres vampiro o aprendes a pensar en nada o lo más probable es
              que acabes deseando la muerte definitiva. Ahora pensaba en Bella.

              El mismo día de conocerla había llamado a mi padre y le había explicado que
              había encontrado a una humana capaz de bloquear mi don. No le expliqué mi
              reacción al sentir su olor porque quería pensar que me había pillado en un
              momento de descuido, y que lo que necesitaba era ir a cazar. A Carlisle
              también le llamó la atención que hubiera alguien que se resistiera a mi
              capacidad telépata. Aunque yo no lo pretendía, esto excitó su curiosidad
              científica y me prometió estudiar el tema. Me explicó que Alice tampoco le
              había comentado ninguna visión donde ella apareciera. Había la posibilidad de
              que Bella fuera inmune a las capacidades de Alice, lo cual abría muchos
              interrogantes.

              Pasaron los días y pude comprobar que me había equivocado pensando que la
              reacción que Bella había causado en mí era pasajera. Oh, sí, muy, muy
              equivocado. Tras dos semanas de conocernos mi interés por ella no hacía sino
              aumentar. Ya no era sólo su inigualable aroma personal ni la curiosidad que yo
              sentía ante su silencio mental lo que me llamaba hacia ella. La veía caminar,
              gesticular, sonreír, discutir, enfadarse, bromear… y me parecía como si nadie lo
              supiera hacer mejor que ella. Era irracional, lo sabía, pero había decidido que
              no importaba, quería explorar hasta dónde me llevaba este interés. Iinterés,
Cambio De Destino
                                                  DraBSwan


              curiosidad, y cierta atracción física. Bella era una mujer bonita y yo me sentía
              feliz cuando escuchaba su cuerpo alterarse en mi presencia. De alguna manera
              yo también le interesaba, de eso estaba seguro. Pero quería conocer hasta qué
              punto.
Página | 26
              De pronto escuché unos pasos que se dirigían hacia la puerta. Ahora.
              Últimamente me había acostumbrado a sintonizar con los pensamientos de
              Ángela, y sabía lo que venía. Se abrió la puerta y me quedé quieto. Bella no
              encendió la luz. Tenía claro que si hacía amago de quitarse la ropa la iba a
              detener, no porque no tuviera ganas de ver lo que escondía ese feo uniforme
              blanco, sino porque me habían aleccionado a comportarme como un caballero,
              y no podía evitarlo.

              Se dirigió directamente al camastro y al deshacerse la coleta el movimiento
              desencadenó una leve corriente de aire que me transportó su fragancia, lo que
              fue bastante para hacerme estremecer. Control, Edward. La tenía delante, y
              debía estar agotada pues aún no se había percatado de mi presencia. Se acercó
              a la cama y fue a tumbarse. En aquel momento pensé que debía avisarla ya, de
              lo contrario sería peor.

              Pronuncié su nombre en voz baja, lo que le ocasionó un enorme sobresalto.
              Estuvo a punto de golpearse contra el suelo pero la cogí al vuelo y la deposité
              sobre la cama. A pesar de la oscuridad mis ojos me permitieron observarla a
              placer. Estaba hermosa con el cabello suelto, completamente sonrojada, los
              ojos y la boca abiertos en expresión de sorpresa. Su respiración era un jadeo
              irregular y el corazón estaba desbocado, todo lo cual me parecía de lo más
              excitante, y mi cuerpo así lo estaba manifestando. El tenerla así, tan vulnerable,
              tan cerca de mí, me despertaba poderosas sensaciones que nunca antes había
              sentido. Todo el autocontrol que había conseguido con los años estaba a punto
              de hacerse añicos.

              -Lo siento, no quería asustarte - sonreí e intenté calmarla. Y calmarme. Debía
              haberla asustado mucho porque sus constantes vitales seguían disparadas hasta
              llegar a preocuparme. - Diría que te has confundido de habitación - bromeé.

              Su expresión iba cambiando por segundos. Estaba pasando del sobresalto a…
              ¿qué hacía? Se estaba mordiendo el labio, y su mirada se hizo más brillante, las
              pupilas midriáticas, la boca entreabierta. Un impulso me forzó a probar su
              sabor. Envidiaba a sus dientes por poder morder esos labios, yo también quería
              hacerlo y la tenía tan cerca…
Cambio De Destino
                                             DraBSwan


            Entonces la noté tensarse y me aparté de ella rápidamente. ¿La había
            interpretado mal? La había estado sujetando, quizá con demasiada fuerza.
            Aproveché el retorno de mi autocontrol para separarme de ella y sentarme.
            Dejé de respirar unos segundos para serenarme más rápido, hasta que tuve que
Página | 27
            tomar aire para poder hablar.

          Charlamos brevemente. Me resultó tan agradable que decidí que podía intentar
          tener su amistad. Pero ahora no debía tentar a la suerte. La miraba atentamente
          mientras me excusaba para retirarme, y vi que su expresión era dulce. No
          estaba asustada. Me marché, cerrando la puerta de la consulta con cuidado.

          BPOV

          A la mañana siguiente la culpable de la vergüenza que había tenido que pasar
          estaba tan tranquila tomando un café en la acristalada cafetería del hospital.
          Entré en el local como una tromba.

          -¡Ángela!

          A esa hora aún había poca gente en la cafetería. Me miró con cara de total
          inocencia.

          -Buenos días, doctora Swan- sonrió con cara de angelito.

          Me senté frente a ella y la miré con la boca apretada y el ceño fruncido. Estaba
          realmente enfadada.

          -Dime una sola razón por la que no deba estar tan cabreada contigo como para
          pensar en cambiar de piso- gruñí. Ella abrió mucho los ojos.

          -Qué…qué… no pensaba que te lo tomarías tan mal, Bella. ¿Tan mala fue la
          experiencia?- su arrepentimiento era sincero.

          Mi cara me traicionó y empecé a sonrojarme intensamente al recordar aquel
          momento. Mierda. Ang empezó a soplarme a la cara mientras se carcajeaba.

          -Bella, me vas a contar qué pasó sin dejar ni una coma, porque la cara que
          pones es un poema, te lo aseguro -dijo riendo y moviendo la cabeza de un lado
          a otro.

          La mataría, seguro. Aunque ahora que la recordaba, la situación fue algo
          graciosa. En mi interior admiré los reflejos que tenía el cirujano, y no digamos
Cambio De Destino
                                                DraBSwan


            la fuerza de sus brazos para cogerme al vuelo como lo hizo. Esos brazos…su
            cuerpo contra el mío, su aroma, su aliento cerca de mí… mi respiración volvía a
            agitarse. Para, Bella, stop, cambio, fuera. Mi amiga leía en mi cara el cambio de
            expresiones como en un libro y aguantaba la risa, con una ceja levantada. Me
Página | 28 levanté para serenarme un poco y aproveché para pedir un café doble (no me
            acostumbraba al aguado café americano) y un donut. Volví a la mesa más
            tranquila.

           -Como castigo por lo que hiciste te vas a quedar sin información de primera,
           nena. Pero seguiré compartiendo tu casa, estás perdonada- la miré con
           petulancia, mientras bebía a sorbos mi café. Angela apuró el suyo mientras
           contemplaba el verde paisaje por la ventana. Entonces me miró.

           -Da igual, algo ha pasado y me lo vas a explicar tarde o temprano porque no
           podrás aguantar más. Pero no lo hagas ahora –miró por detrás de mi hombro-
           porque Edward Cullen está entrando en la "cafe" con su jefe.

           -¡Ja! Ya me has tomado bastante el pelo en las últimas horas, guapa. Desde que
           estoy aquí no ha venido ning…

           -Buenos días, chicas - solté un jadeo y mi vello se erizó al oír la acariciante voz.

           Me di la vuelta y alcé la mirada, que chocó con aquellos ojos ámbar y quedó
           atrapada en ellos, como una mariposa en una tela de araña, sin esperanzas de
           resistirse. Se situó a mi lado, mientras Joseph estaba pidiendo el desayuno en la
           barra. Su boca perfecta lucía una media sonrisa y volví a enrojecer. Estaba
           evidentemente turbada. Deslumbrada a mi pesar.

           -Hola, Edward, ¿te sientas con nosotras?- dijo Ángela.

           La iba a fulminar con la mirada, pero entonces constaté que ella tampoco era
           inmune a la sonrisa del seductor cirujano. Lo miraba completamente
           embobada. La piel de Edward estaba tan pálida como siempre, pero era un
           hermoso pálido satinado. Los ojos y el cabello le brillaban como si hubiera
           descansado ocho horas seguidas… sí, estaba perfecto, como siempre. No pude
           evitar pensar qué diferente era su aspecto comparado con el de Ángela o el mío
           propio. Ambas teníamos ojeras y estábamos pálidas, con esa palidez enfermiza
           de no haber descansado.
Cambio De Destino
                                                 DraBSwan


              -Buenos días, señoritas -saludó Joseph en nuestra dirección, mientras se
              desplazaba con una café en una mano y un sándwich en la otra hacia una mesa
              separada de la nuestra.

              Nosotras correspondimos al saludo. Agradecí que ese día Joseph no tuviera
Página | 29
              ganas de charlar, porque a veces estaba de lo más comunicativo y no le
              importaba sentarse a nuestro lado. Entonces contaba viejas anécdotas que te
              hacían reír mucho.

              -No, gracias, –sonrió Edward, volviendo a iluminar la gris mañana- me sentaré
              con Joseph, -señaló hacia él con un gesto de la cabeza- me sabe mal dejarlo
              solo.- Mientras decía esto mantenía sus ojos dorados aprisionando los míos, sin
              piedad.

              Cuando Edward hubo desaparecido de mi vista desperté del trance y pude
              volver a respirar con normalidad. Miré a mi amiga, quien me estudiaba la cara
              con una sonrisa cómplice, pero no continuó con el tema de antes. Otra de sus
              virtudes era que sabía no hacerse pesada. Charlamos un rato mientras
              acabábamos el desayuno y nos despedimos, ella en dirección al vestuario para
              cambiarse y marchar a casa y yo hacia la planta de pediatría.

              La mañana me pasó rápida. La planta estaba a rebosar, y como era normal para
              la época del año la mayoría de ingresos eran por infecciones respiratorias. El
              pase de visita lo hice conjuntamente con Peter, el "resi" de tercer año, y
              Maurice, un adjunto. Ambos parecían más niños aún que los propios pacientes.
              Uno de los pequeños ingresados tenía neumonía pero se iba recuperando
              rápidamente de tal forma que, como pasa con todos los niños que se
              encuentran bien, su madre apenas podía retenerlo en la cama. Cuando
              entramos los tres en la habitación se escondió tras su almohada y nos disparó
              con una pistola de Buzz Lightyear. Ante nuestra sorpresa Peter se desplomó
              sobre una silla agarrándose el pecho, con los ojos cerrados y la lengua fuera. El
              niño reía a más no poder.

              Una vez hube terminado mi trabajo me despedí y me dirigí al vestuario, situado
              en el sótano del hospital.

              -Bella, buenos días, o más bien tardes ¿Sales de guardia?- Bufé. Mike Newton
              me atacó vilmente cuando estaba esperando el ascensor. Sólo tenía que bajar
              dos pisos, pero a esa hora estaba francamente fatigada y ahorraba toda la
              energía posible.
Cambio De Destino
                                              DraBSwan


           Aunque ya estaba arrepentida de no haber ido por las escaleras.

            Desde que nos conocimos Mike quería ligar conmigo de forma ostensible y yo
            no quería que tuviera ningún resquicio de duda sobre mi total falta de interés
            por él. Aunque tampoco quería herirlo, ese no era mi estilo. Sin embargo Mike
Página | 30
            pertenecía a esa insistente clase de chico que no atiende a las indirectas.

           -Mike- lo miré medio dormida- hola. Sí, salgo de guardia, y me iba a casa ya-
           respondí resaltando el "ya".

           El ascensor se abrió y entró conmigo. Mierda. Estaba claro que la conversación
           no había terminado, pero hubo un minuto de incómodo silencio mientras el
           ascensor nos dejaba en la planta de los vestuarios.

           -Bella, el próximo sábado vamos a ir a Port Angeles. ¿Te apetecería salir con
           nosotros?

           ¿Quedaría muy mal si le preguntaba quiénes eran "nosotros"? Dudé. La falta de
           sueño me enturbiaba las ideas y no se me ocurría qué excusa dar para negarme.
           Y sin pensar di una. Una nada original.

           -No, puedo, ya he quedado.

           -Ah- se sorprendió -¿Puedo saber con quién?

           "No es de tu incumbencia" hubiera sido una buena réplica para un tío normal.
           Pero no fue esa la que le di. Porque Mike era insistente. Pensé cuál era la
           mejor respuesta para que me dejara tranquila.

           -Con Edward Cullen- abrió los ojos como platos y la mandíbula hasta el
           esternón por lo que rápidamente expliqué, ampliando la mentira- vamos a
           hacer un trabajo para un congreso.

           Fue lo mejor que se me ocurrió. O eso pensaba, porque no hizo amago de
           despedirse y ya habíamos llegado a la puerta del vestuario femenino. Lo miré
           con fastidio. ¿Es que me iba a acompañar adentro?

           -¿Sobre qué es el trabajo? – inquirió con curiosidad. Piensa, Bella, piensa.

           -Sobre el manejo y las complicaciones de las apendicitis agudas infantiles
           comparando los resultados de este centro con los del hospital infantil de
           Seattle- Oí que decía una voz detrás nuestro.
Cambio De Destino
                                              DraBSwan


           Ahora deseaba estar muerta. O por lo menos a 5.000 kilómetros de allí.

            Edward estaba justo detrás de nosotros. Ninguno de los dos lo había oído
            llegar. Su aspecto era tan inmejorable como a primera hora de la mañana y me
            contemplaba con la cabeza un poco ladeada, la mirada brillante y "esa" sonrisa.
Página | 31
            Mike estaba tan sorprendido como yo y apenas llegó a reaccionar.

           -El tema parece interesante. Si necesitáis otro colaborador me lo decís –
           respondió en un tono que dejaba intuir algo de ¿celos?- Hasta luego- se
           despidió y se dirigió rápidamente al ascensor. Lo seguí con la mirada hasta que
           desapareció.

           Ahora me había librado de un lío, pero ante mí tenía otro mayor. Desde luego,
           no podía decir que me aburriera en ese pequeño hospital. Me notaba cada vez
           más cansada y con la capacidad de reacción muy baja. Tomé una gran
           bocanada de aire y hablé.

           -Edward, yo… no quería…- empecé a farfullar nerviosa. Él me interrumpió,
           levantando una pálida mano de largos dedos. Hasta sus manos eran perfectas.

           -Tranquila, Bella. Sé que querías librarte de Mike. A veces es muy...
           persistente, por decirlo de alguna forma. Ya nos inventaremos cualquier cosa,
           como que hemos dejado el trabajo de investigación porque no daba buenos
           resultados – decía la melodía de su voz.

           En aquel momento era incapaz de pensar nada coherente, no podía hacer otra
           cosa que contemplarle embobada. De pronto me di cuenta de que estaba
           apoyada contra la pared. Él se había ido acercando a mí con un movimiento
           imperceptible y de forma inconsciente yo había ido retrocediendo. Se hallaba
           tan cerca de mí que, a pesar de que era bastante más alto que yo, notaba otra
           vez el perfume de su aliento. Alzó su mano como para tocarme la cara pero se
           detuvo antes de llegar a rozarme. Noté un cosquilleo en la zona de la cara que
           estuvo cerca de su piel.

           - Debes estar agotada, lo mejor será que vuelvas a casa, a descansar- dijo de
           forma inesperada, apartándose ligeramente de mí. Reaccioné.

           -Sí, eso haré. Gracias por la ayuda, Edward.- le sonreí tímidamente. Acababa de
           suceder algo, aunque él actuara como si nada.
Cambio De Destino
                                                   DraBSwan


              -¿Quieres que te lleve a casa? Yo también he acabado mi turno. Imagino que
              has venido en tu coche, pero quizá estás demasiado cansada como para
              conducir segura- me observó con algo de preocupación.

              -Gracias, Edward, pero puedo conducir, no vivo lejos - me apresuré a
Página | 32
              responder.

              -Bien, pues hasta mañana, doctora Swan.- sonrió y asintió con la cabeza,
              después de lo cual se dirigió al vestuario de hombres.

              Resistí la tentación de seguirle con la vista, no fuera a girarse. Bastante
              vergüenza había pasado ya en las últimas 24 horas.




                                                   Capítulo 4



              BPOV

              Salí del vestuario y me encaminé hacia las escaleras para subir el piso que me
              separaba de la salida. Me sentía extrañamente descansada para salir de guardia,
              y a mi alrededor la luz de los fluorescentes del techo se había atenuado,
              proporcionando una penumbra que extrañamente no me resultaba
              atemorizadora. Puse un pie en el primer escalón y de pronto mi cuerpo se
Cambio De Destino
                                                 DraBSwan


              desplazó hacia atrás cuando una fuerza me arrastró al hueco bajo las escaleras.
              No quise gritar. No tenía miedo. Entonces olí su aliento, su aroma dulce y
              atrayente, y vi la silueta de Edward en la penumbra. Mi cuerpo se llenó de un
              deseo ardiente.
Página | 33
              -Había olvidado decirte algo- susurró en mi oído.

              Sus brazos se cerraron entorno a mi cintura y sentí sus sedosos labios
              recorriendo lentamente el camino desde el lóbulo de mi oreja hasta la base de
              mi cuello. Mi piel se estremeció y rodeé su cuello con mis brazos, pegándome
              a su cuerpo, pidiendo más. Su lengua me torturó deshaciendo el camino que
              había seguido y acercándose a mis labios.

              -Pídeme que te bese.

              -Bésame, Edward.

              Un sonido infernal penetró en mi conciencia, y las dulces imágenes
              desaparecieron por completo. Estiré la mano para apagar la alarma de mi
              móvil. Eran las seis de la tarde.

              Me incorporé en la cama, sintiéndome mareada. Siempre que salía de guardia
              el cambio de ritmo horario me hacía sentirme atontada. Y mañana no estaría
              mucho mejor. Para colmo sentía una enorme sensación de frustración, como si
              alguien hubiera interrumpido el que iba a ser el mejor beso de mi vida. Agité la
              cabeza. Sabía lo que era la intimidad con un hombre, pero mi cuerpo jamás
              había reaccionado con tanta intensidad a alguien como lo hacía con el cirujano.

              -Buenas tardes, Bells. ¿Has descansado algo? – me preguntó Angela al oírme
              bajar las escaleras. Estaba sentada en el sofá, leyendo "Orgullo y Prejuicio".

              -Sí, más o menos.- gruñí.

              Bostecé y me froté los ojos, mirándome en el espejo del comedor. Dios,
              menudas pintas. Llevaba puesto el pijama, mi pelo estaba despeinado, y lucía
              unas ojeras donde se podrían cultivar champiñones. Me senté a su lado.

              -Pues nadie lo diría viéndote. Aunque no me extraña que no descanses si
              sueñas según qué cosas- dijo como si nada, sin apartar la vista del libro.

              No podía ser… al parecer había vuelto a hablar en sueños.
Cambio De Destino
                                                  DraBSwan


              -Bells, no te espío, pero tenías la puerta de la habitación abierta, y he pasado
              por delante justo cuando hablabas - se disculpó mi amiga, mirándome por
              encima del libro.

              -Tranquila, Ang- suspiré.- Lo cierto es que ese hombre me atrae, y mucho.
Página | 34
              Pero no es una buena idea pensar en él, me parece todo demasiado
              complicado. Y ni siquiera sé si le intereso - me sinceré.

              -Amiga, conozco a Edward hace cuatro años. Créeme si te digo que jamás había
              visto una mirada en sus ojos como la que te dirigía esta mañana en la cafetería…
              fue alucinante - rodó los ojos- ¡Estuve a punto de lanzarme encima suyo!-
              añadió carcajeándose.

              Me quedé pensativa. Entonces por qué esta mañana se había apartado cuando
              parecía que… pero Bella, ¿tú crees que el pasillo de los vestuarios es sitio para
              ir intimando con alguien?

              -No sé… no sé qué pensar- estaba demasiado agotada para eso.

              -Es que tú piensas demasiado, ese es el problema, doctora Swan. ¿Sabes qué
              voy a hacer? Me voy al videoclub y alquilo alguna película tonta, de reírse
              mucho y pensar poco. ¿Te apetece?

              -Me parece un plan estupendo - sonreí a mi amiga.

              -En ese caso hasta ahora.

              Se marchó y yo quedé pensativa, apoltronada en el sofá. Era feliz, de hecho me
              sentía mejor que en mucho tiempo. Y no podía obviar que Edward era una
              parte importante de este "mejor". Pero me entristecía el pensamiento de que no
              podía ser que un ángel así se fijara en una chica como yo. ¿Y si era una especie
              de broma, apuesta, o algo así? No parecía de ésos, por lo poco que sabía de él.
              Pero… ¿para qué darle más vueltas? Ang tenía razón. Tenía que vivir el
              presente, no complicármelo más con agobios mentales. Y ya veríamos qué
              pasaba en el futuro.

              ...

              El boletín meteorológico avisaba de un soleado fin de semana con alta
              posibilidad de nevada hacia principios de la semana siguiente, así que
              aprovechamos para hacer un poco de turismo durante el fin de semana.
Cambio De Destino
                                               DraBSwan


            Afortunadamente el sábado salió soleado. El senderismo nunca me había
            atraído mucho pero el tiempo invitaba a salir de casa y absorber los escasos
            rayos de sol que nos brindaba el clima de Forks, así que acepté la proposición
            de Angela de salir a conocer el entorno natural. Me alegré mucho de haber
Página | 35 aceptado. El parque natural de Olympic poseía parajes preciosos, y el estar
            disfrutando del sol por primera vez desde mi llegada me hacía sentir pletórica y
            cargada de energía. Ángela era una guía perfecta, conocía el terreno al dedillo y
            fue gracias a ella que no nos extraviamos. Hicimos un pic-nic en un claro del
            bosque, a pleno sol.

           -No habrá osos por aquí, ¿verdad?- dije con algo de aprensión mientras
           terminaba mi bocadillo. Al fin y al cabo yo era una chica de ciudad y no
           conocía la fauna local.

           -Sí, sí los hay- me atraganté y empecé a toser cuando escuché la respuesta de
           Ang, quien me dio varios golpes en la espalda- pero no tan cerca del pueblo,
           tranquila. Están más lejos, por las montañas. No les gustan los humanos, y
           hacen bien de mantenerse alejados. Por aquí vienen turistas que a veces no son
           nada respetuosos con la naturaleza -puso mala cara- ya sabes, depredadores de
           dos patas. Si te quedaras hasta la temporada de caza, en primavera, conocerías
           algunos.

           -No creo que tenga ese placer, Angela- repuse, mirándola.

           -Es cierto, te irás antes- suspiró - bien, pero antes de eso te voy a enseñar la
           región - se levantó.- ¡Andando, chica de ciudad! ¡Te voy a convertir en toda una
           exploradora!- Rió al ver mi cara de susto y extendió la mano para ayudar a
           levantarme.

           Anduvimos un rato en silencio. Los sonidos del bosque eran relajantes. El
           camino estaba bien señalado y era cómodo andar por él. También era cómodo
           ir con Angela en silencio. Mi mente se puso a divagar. Hacía sólo tres semanas
           que la conocía y era de las pocas personas con las que me encontraba tan bien
           hablando como callada. Encontrar a una amiga tan increíble como ella había
           hecho que mi adaptación fuera más rápida. La idea de marchar a Seattle no me
           animaba tanto como escasas semanas atrás. Tenía la rara sensación de estar en
           mi hogar, aún sabiendo que lo que yo llamaba así estaba a miles de kilómetros
           cruzando un océano.

           El día siguiente también amaneció soleado para nuestra enorme sorpresa, sobre
           todo la mía. Parecía que la naturaleza quería enseñarnos su mejor aspecto antes
Cambio De Destino
                                                  DraBSwan


              de ponernos mala cara. Había pensado ir a Port Angeles pero mi compañera
              tenía otros planes.

              -Bella, ¿qué te parece si, ya que ha salido este día, seguimos con las
              excursiones?- comentó mientras servía el café del desayuno.
Página | 36

              -No sé…- dudé. La verdad es que el día anterior había disfrutado, pero…

              -Podíamos ir a la playa, y conocerías la reserva india de La Push, venga, seguro
              que lo pasamos bien- me miró con un brillo especial en la mirada que me hizo
              sospechar algo.

              -Angela, me ocultas algo,- la miré suspicaz y vi que tenía razón, porque empezó
              a enrojecer ante mi escrutinio- algo… ¿o alguien?

              -Vale. Hay una cosa que no te he explicado. Lo haré ahora y te podrás vengar
              de todas las veces que me he metido contigo por lo de Edward- me miró algo
              cortada.- Hay un chico, un médico que vivía antes en la reserva de La Push.
              Hizo la especialidad de urgencias y hace unos meses está en Seattle, trabajando
              en el Northwest Hospital. Se llama Jacob Black. Me ha avisado de que este fin
              de semana está visitando a su padre y me gustaría verlo.

              Me disgustó un poco que mi amiga no hubiera confiado en mí lo suficiente
              como para abrirme su corazón hasta ahora, y así se lo hice saber. Me explicó
              que no me había comentado nada porque pensaba que no era importante, que
              sólo era un amigo, pero que cuanto más tiempo pasaba sin ver a Jake más se
              daba cuenta de que lo que sentía no era sólo amistad.

              La Push estaba a unos veinte minutos de Forks yendo en coche. Nunca había
              visto una reserva india. En realidad era un pueblo con un pequeño núcleo
              urbanístico y alrededor varias casas desperdigadas. Estaba claro que el turismo
              era una fuente de ingresos importante, ya que las típicas (y horribles) tiendas de
              recuerdos para turistas hacían acto de presencia por doquier.

              Billy Black, el padre de Jacob, vivía en una de las casas de las afueras. Era una
              cabaña humilde pero bonita. No había escalones por ningún sitio ya que, según
              me explicó mi amiga, Billy iba en silla de ruedas. Nos acercamos y fuimos a
              llamar a la puerta cuando de repente esta se abrió.

              -¡Angela!
Cambio De Destino
                                              DraBSwan


            Un hombre alto, moreno y de piel cobriza, de veintitantos años, salió como una
            estampida y se abalanzó sobre mi amiga, la levantó y empezó a girar con ella en
            el aire como si fuera una muñeca. Sólo se oían las risas de los dos. De repente
            sentí que sobraba. ¿Cómo podía Ángela estar tan ciega? Era evidente que había
Página | 37
            algo intenso entre ellos dos.

           Cuando Ángela amenazó con vomitar sobre Jacob este la depositó con cuidado
           en el suelo. Ambos seguían riendo. Entonces parecieron recordar mi presencia.
           Ella nos presentó y Jacob me estampó un par de besos en la cara. Para mi
           sorpresa me habló en perfecto español.

           -Encantado de conocerte, Bella- dijo sonriente. Era muy atractivo y tenía los
           ojos de un profundo color negro, cálidos y brillantes.

           -¡Vaya! ¡Hablas español, y tienes un acento estupendo! – repuse sorprendida.

           -Sí, siempre me han gustado los idiomas, particularmente el tuyo. El español,
           demás, me resulta muy útil en Urgencias.- Mientras hablaba Ángela lo miraba
           con una sonrisa embobada.

           Jake me presentó a su padre, quien nos invitó a comer con tal alegría que
           hubiera sido una descortesía negarse. Era un poco pronto, pero así
           aprovecharíamos bien el resto del día. Más tarde Jake nos enseñó la reserva y
           sus alrededores hasta la playa. Aquel día no había oleaje y el sol hacía que el
           azul del mar fuera intenso y deslumbrante. No era un sitio que invitara a darse
           un chapuzón (ni siquiera en pleno verano, pensé comparándolo con mi
           Mediterráneo) pero sí a sentarse, relajarse y respirar la fresca brisa marina.
           Mientras charlábamos pude notar cómo Jake miraba a Ángela con un brillo
           especial cuando ella no lo observaba. Me pareció que harían una pareja
           estupenda, y me encontré de nuevo pensando en Edward.

           Ya de vuelta a casa ambas nos sentíamos cansadas pero felices. La dosis extra
           de sol, oxígeno y amistad me había ido fenomenal. Le comenté a Ángela lo que
           había observado en Jacob y, simulando estar enfadada, me lanzó un cojín del
           sofá al tiempo que me decía que necesitaba gafas. Pero cuando se fue a acostar
           iba canturreando para sí.

           EPOV

           El jefe me llamó la tarde del domingo para pedirme si podía hacer la guardia
           del lunes y con eso me dio una más que agradable sorpresa. Sabía que a Bella
Cambio De Destino
                                                 DraBSwan


              le tocaba estar de guardia, así que no dudé en decirle que sí. Colgué el teléfono
              con una sonrisa de oreja a oreja. Me disponía a seguir tocando el piano cuando
              el teléfono volvió a sonar. Esperaba que no fuera el jefe para decirme que Mike
              ya se encontraba bien.
Página | 38
              -Hola, Edward.

              -¡Carlisle! Qué alegría oírte. Hacía días que no hablábamos. ¿Cómo van las
              cosas por Vancouver?

              Mis padres estaban viviendo en esa ciudad canadiense desde que a Carlisle le
              surgiera un puesto de cirujano torácico en el Hospital General de dicha ciudad.
              Su clima nuboso era apropiado para los de nuestra especie, y no se lo pensó
              mucho. Podría estar trabajando unos cuantos años sin levantar sospechas.

              -Bien, bien hijo. El próximo fin de semana ni Esme ni yo trabajamos. ¿Te iría
              bien que fuéramos a visitarte?- Otra buena noticia.

              -Claro. Tengo guardia el domingo pero creo que podré cambiarla. Tengo
              muchas ganas de veros.

              -De acuerdo. También tenemos ganas de verte, hijo...- se interrumpió.

              -¿Pasa alguna cosa, Carlisle?- era evidente que algo le preocupaba.

              -¿Cómo van las cosas con la humana de la que me hablas… con Bella?- dijo con
              voz cautelosa. Claro, tenía que haberlo imaginado. La primera vez que le hablé
              de ella ya noté que no le gustaba mucho que me llamara la atención una
              humana.

              -¿Qué es lo que te preocupa, Carlisle? –fui directo. No necesitaba ser vidente
              para saber que me iba a caer un sermón.

              -No lo sé, Edward. Que yo sepa jamás te había atraído mucho ninguna mujer,
              vampira o humana. Esto de ahora es tan poco habitual que me preocupa.

              Mi padre tenía razón. En mi familia todos estaban emparejados, excepto yo. Y
              aunque mis 120 años me habían dado tiempo para disfrutar de unas cuantas
              relaciones ninguna de ellas había durado mucho, significando nada más que un
              desahogo temporal. A veces envidiaba la vida sentimental de mis hermanos y
              mis padres, y entonces me sentía el viejo solterón amargado de la familia. Pero
              la mayor parte del tiempo no pensaba en ello.
Cambio De Destino
                                              DraBSwan


           -Carlisle. Bella me atrae, es cierto. Pero no hay nada más por ahora, así que
           preocuparte por eso es prematuro.

            Atracción. Seguramente se podría llamar así, aunque si era sincero conmigo
            mismo, cosa que culpablemente no lo era con mi padre, pensaba que era algo
Página | 39
            más que eso. Con frecuencia me sorprendía a mi mismo pensando en ella más
            de lo que debiera, la echaba de menos los fines de semana, y cuando estaba en
            el hospital me hacía el encontradizo para poder oler su incomparable aroma y
            ver ruborizarse su cara de ángel. En ocasiones me permitía imaginar qué sabor
            tendría su piel, su boca…

           -¿Y ella? ¿Te parece que se interesa por ti? – la voz de Carlisle me obligó a
           centrarme de nuevo en nuestra conversación. Recordé con placer cómo se
           alteraba el cuerpo de Bella cuando nos veíamos.

           -No lo sé. Apenas la conozco, y no puedo conocer sus pensamientos. Pero creo
           que sí, de alguna forma le intereso. No obstante no sé hasta qué punto -
           suspiré.

           Estaba acostumbrado a ciertas reacciones que podía provocar en el organismo
           de las mujeres, reacciones que no me habían importado demasiado hasta este
           momento. Todo sería más fácil si pudiera leer su mente.

           -Edward… he sabido de algunos casos de relaciones entre humanos y los de
           nuestra especie, y ninguna de ellas ha acabado bien- la última parte de la frase
           sonó ominosa.

           -¿Qué quieres decir con eso?- repuse realmente ofendido- ¿Piensas que ella
           corre peligro conmigo? Creo que he demostrado hace tiempo que tengo
           suficiente autocontrol, ¿si no qué coño hago oliendo sangre continuamente en
           el trabajo?

           -No quería decir eso, y a mí no me hables así Edward- repuso él, serio.- Me
           refiero a que ¿hasta dónde pretendes llegar con ella? ¿Te has planteado el
           futuro? Tarde o temprano sospechará algo, si llegáis a estar… juntos - bufé.
           Como si no me hubiera planteado eso.

           -Discúlpame por hablarte así. Y por favor, no le des más importancia a algo que
           de momento no la tiene. Si alguna vez pensara que la pongo en peligro, me
           alejaría de ella, y lo sabes. Pero no lo creo así. No le des más vueltas, no hay
           nada más.
Cambio De Destino
                                              DraBSwan


            -Nada más pero, y cito tus propias palabras, notaste su aroma con una
            intensidad que jamás habías sentido antes con cualquier humano. No deseaste
            morderla, pero está claro que ella supone para ti un estímulo al que no estás
            acostumbrado. No sabes cómo reaccionarías ante una mayor… digamos…
Página | 40
            proximidad.

           Ahora me sentía como se debe sentir un hormonado adolescente aconsejado
           por su padre sobre sexo seguro. Si pudiera sonrojarme, lo estaría haciendo.

           -De acuerdo, vamos a dejarlo ya, ¿vale? Tú estudia más sobre el caso, sobre las
           historias entre vampiros y humanos, y qué significado puede tener que yo no le
           pueda oír el pensamiento. Y cuando sepas algo más hablaremos. Prometo
           escucharte serenamente.

           - Como si no te conociera –noté que sonreía.- Bien. Te paso a Esme, hijo.

           -Hola, cariño…- escuché la dulce voz de mi madre adoptiva.

           Llevaba horas dándole vueltas a lo que había hablado con Carlisle. Me sentía
           internamente dividido. Una parte de mí me decía que lo mejor que podía hacer
           era olvidarme de Bella, que estaba siendo egoísta, que mi padre tenía razón en
           sus temores y acabaría haciéndole daño. Pero otra parte me decía que no había
           nada malo. Sólo quería acercarme a ella, nada más. Era perfectamente capaz de
           controlarme.

           BPOV

           A la mañana siguiente, el clima había dado un giro de 180 grados. Cuando salí
           para ir hacia el trabajo (sola, pues Ángela libraba) caían los primeros copos de
           nieve.

           Era lunes, y volvía a tener guardia. Las guardias nunca me hacían ilusión pero
           según con qué compañeros coincidía eran más o menos pasables. A veces hasta
           divertidas. Pero esta no me hacía nada de gracia, por varios motivos. El adjunto
           pediatra con el que estaba de guardia, William Kane, no pertenecía a la
           plantilla del hospital, hacía sólo una guardia al mes y el resto del tiempo se
           dedicaba a su consulta privada. Por tanto iría más perdido que yo. Emily me
           había dicho que no me preocupara, que si había problemas la podía llamar. El
           adjunto de cirugía era uno de esos cirujanos estúpidos que se creen tocados por
           la mano divina. Vale, era buen cirujano, pero eso no le daba permiso para
           maltratar a las personas. Y el residente… era Mike Newton. Eso era lo que peor
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino
Cambio de destino

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Harris charlaine -_absolutamente_muerto
Harris charlaine -_absolutamente_muertoHarris charlaine -_absolutamente_muerto
Harris charlaine -_absolutamente_muerto
Paz San Martin Avendaño
 
Un padre, una hija y un perro
Un padre, una hija y un perroUn padre, una hija y un perro
Un padre, una hija y un perro
LUZ M.
 
No quiero un dinosaurio en mi instituto
No quiero un dinosaurio en mi institutoNo quiero un dinosaurio en mi instituto
No quiero un dinosaurio en mi instituto
josemaria.iglesias
 
Marissa mar the lunar chronicles 1.5 the queens army
Marissa mar   the lunar chronicles 1.5 the queens armyMarissa mar   the lunar chronicles 1.5 the queens army
Marissa mar the lunar chronicles 1.5 the queens army
Hilda97
 
Me lleva... y me deja
Me lleva... y me dejaMe lleva... y me deja
Me lleva... y me deja
Fabián Castro
 
Un padre-una-hija-y-un-perro-100034
Un padre-una-hija-y-un-perro-100034Un padre-una-hija-y-un-perro-100034
Un padre-una-hija-y-un-perro-100034
Luis Velasquez Cabillas
 
El bienestar
El bienestarEl bienestar
El bienestar
Juliana Uscategui
 
Juventud en èxtasis
Juventud  en èxtasisJuventud  en èxtasis
Juventud en èxtasis
blanca Rivera
 
La última semana de césar
La última semana de césarLa última semana de césar
La última semana de césar
Aníbal Casco
 
Otro cielo, otra vida... parte dos
Otro cielo, otra vida...   parte dosOtro cielo, otra vida...   parte dos
Otro cielo, otra vida... parte dos
Joneix Perez
 
Ojitos de ángel de iraida gomez (5)
Ojitos de ángel de iraida gomez (5)Ojitos de ángel de iraida gomez (5)
Ojitos de ángel de iraida gomez (5)
iraidagomez06
 
75329481 101-historias-motivadoras
75329481 101-historias-motivadoras75329481 101-historias-motivadoras
75329481 101-historias-motivadoras
Pedro Pablo Pacheco
 
Charlaine Harris Dead In The Family CapíTulo Uno En Español
Charlaine Harris  Dead In The Family   CapíTulo Uno   En EspañolCharlaine Harris  Dead In The Family   CapíTulo Uno   En Español
Charlaine Harris Dead In The Family CapíTulo Uno En Español
Catalina Garay
 
Nadie se muere la vispera
Nadie se muere la visperaNadie se muere la vispera
Nadie se muere la vispera
AlexanderCit
 
Cuando el miercoles termine
Cuando el miercoles termineCuando el miercoles termine
Cuando el miercoles termine
Yudy Moreira
 
Informesdelectura julianalejandrovelezpulgarin10b30de septiembre
Informesdelectura julianalejandrovelezpulgarin10b30de septiembreInformesdelectura julianalejandrovelezpulgarin10b30de septiembre
Informesdelectura julianalejandrovelezpulgarin10b30de septiembre
julian_velez7
 
Creía que tenía miedo... pero no
Creía que tenía miedo... pero noCreía que tenía miedo... pero no
Creía que tenía miedo... pero no
Julio Nieto Berrocal
 

La actualidad más candente (17)

Harris charlaine -_absolutamente_muerto
Harris charlaine -_absolutamente_muertoHarris charlaine -_absolutamente_muerto
Harris charlaine -_absolutamente_muerto
 
Un padre, una hija y un perro
Un padre, una hija y un perroUn padre, una hija y un perro
Un padre, una hija y un perro
 
No quiero un dinosaurio en mi instituto
No quiero un dinosaurio en mi institutoNo quiero un dinosaurio en mi instituto
No quiero un dinosaurio en mi instituto
 
Marissa mar the lunar chronicles 1.5 the queens army
Marissa mar   the lunar chronicles 1.5 the queens armyMarissa mar   the lunar chronicles 1.5 the queens army
Marissa mar the lunar chronicles 1.5 the queens army
 
Me lleva... y me deja
Me lleva... y me dejaMe lleva... y me deja
Me lleva... y me deja
 
Un padre-una-hija-y-un-perro-100034
Un padre-una-hija-y-un-perro-100034Un padre-una-hija-y-un-perro-100034
Un padre-una-hija-y-un-perro-100034
 
El bienestar
El bienestarEl bienestar
El bienestar
 
Juventud en èxtasis
Juventud  en èxtasisJuventud  en èxtasis
Juventud en èxtasis
 
La última semana de césar
La última semana de césarLa última semana de césar
La última semana de césar
 
Otro cielo, otra vida... parte dos
Otro cielo, otra vida...   parte dosOtro cielo, otra vida...   parte dos
Otro cielo, otra vida... parte dos
 
Ojitos de ángel de iraida gomez (5)
Ojitos de ángel de iraida gomez (5)Ojitos de ángel de iraida gomez (5)
Ojitos de ángel de iraida gomez (5)
 
75329481 101-historias-motivadoras
75329481 101-historias-motivadoras75329481 101-historias-motivadoras
75329481 101-historias-motivadoras
 
Charlaine Harris Dead In The Family CapíTulo Uno En Español
Charlaine Harris  Dead In The Family   CapíTulo Uno   En EspañolCharlaine Harris  Dead In The Family   CapíTulo Uno   En Español
Charlaine Harris Dead In The Family CapíTulo Uno En Español
 
Nadie se muere la vispera
Nadie se muere la visperaNadie se muere la vispera
Nadie se muere la vispera
 
Cuando el miercoles termine
Cuando el miercoles termineCuando el miercoles termine
Cuando el miercoles termine
 
Informesdelectura julianalejandrovelezpulgarin10b30de septiembre
Informesdelectura julianalejandrovelezpulgarin10b30de septiembreInformesdelectura julianalejandrovelezpulgarin10b30de septiembre
Informesdelectura julianalejandrovelezpulgarin10b30de septiembre
 
Creía que tenía miedo... pero no
Creía que tenía miedo... pero noCreía que tenía miedo... pero no
Creía que tenía miedo... pero no
 

Similar a Cambio de destino

Un Ángel me acompaña
Un Ángel me acompañaUn Ángel me acompaña
Un Ángel me acompaña
Gaby Múgica
 
Oyd Vol I La Rosa Cobalto, Cap 1
Oyd Vol  I La Rosa Cobalto, Cap 1Oyd Vol  I La Rosa Cobalto, Cap 1
Oyd Vol I La Rosa Cobalto, Cap 1
Blogtedoymialma
 
Para Elisa
Para ElisaPara Elisa
Para Elisa
Jaime Garza
 
CON PERMISO (2006-2020) Inmaculada Ortiz Lledó (Poemario)
CON PERMISO (2006-2020) Inmaculada Ortiz Lledó (Poemario)CON PERMISO (2006-2020) Inmaculada Ortiz Lledó (Poemario)
CON PERMISO (2006-2020) Inmaculada Ortiz Lledó (Poemario)
JulioPollinoTamayo
 
Todos ustedes, zombis
Todos ustedes, zombisTodos ustedes, zombis
Todos ustedes, zombis
Benjamín Román Abram
 
Papelucho en la clínica.pdf
Papelucho en la clínica.pdfPapelucho en la clínica.pdf
Papelucho en la clínica.pdf
OmarAlfaro26
 
Ottavio cautilli
Ottavio cautilliOttavio cautilli
Ottavio cautilli
Ottavio Cautilli
 
Ottavio cautilli
Ottavio cautilliOttavio cautilli
Ottavio cautilli
Ottavio Cautilli
 
ESA PALABRA Carmen Camacho Ilarraza.docx
ESA PALABRA  Carmen Camacho Ilarraza.docxESA PALABRA  Carmen Camacho Ilarraza.docx
ESA PALABRA Carmen Camacho Ilarraza.docx
Damaris Vega
 
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Un Grito Desesperado.pdf
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Un Grito Desesperado.pdfCuauhtemoc Sanchez, Carlos - Un Grito Desesperado.pdf
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Un Grito Desesperado.pdf
EdilbertoCastroTesn
 
Lágrimas de mayo_Daniel Martínez
Lágrimas de mayo_Daniel MartínezLágrimas de mayo_Daniel Martínez
Lágrimas de mayo_Daniel Martínez
Silvia López Teba
 
Análisis narrativo a partir de un texto erótico
Análisis narrativo a partir de un texto eróticoAnálisis narrativo a partir de un texto erótico
Análisis narrativo a partir de un texto erótico
Gabinete Psicopedagógico Kaposkly
 
Bucle neurótico (Carlos Fulgado)
Bucle neurótico (Carlos Fulgado)Bucle neurótico (Carlos Fulgado)
Bucle neurótico (Carlos Fulgado)
rafernandezgon
 
Kilima 86 - Septiembre 2010
Kilima 86 - Septiembre 2010Kilima 86 - Septiembre 2010
Kilima 86 - Septiembre 2010
Amigos de Mufunga
 
Libro Buenos días Espiritú Santo.pdf
Libro Buenos días Espiritú Santo.pdfLibro Buenos días Espiritú Santo.pdf
Libro Buenos días Espiritú Santo.pdf
KevinRada5
 
Kilima 134 febrero 2022
Kilima 134 febrero 2022Kilima 134 febrero 2022
Kilima 134 febrero 2022
Amigos de Mufunga
 
Lenguaje y Comunicacion
Lenguaje y Comunicacion Lenguaje y Comunicacion
Lenguaje y Comunicacion
Kio Saku
 
Historia de una vida
Historia de una vidaHistoria de una vida
Historia de una vida
DGETI Zacatecas
 
Deleuze y la Clínica Capitulo I
Deleuze y la Clínica  Capitulo IDeleuze y la Clínica  Capitulo I
Deleuze y la Clínica Capitulo I
Marita Rodriguez
 
importante
importanteimportante
importante
blanca
 

Similar a Cambio de destino (20)

Un Ángel me acompaña
Un Ángel me acompañaUn Ángel me acompaña
Un Ángel me acompaña
 
Oyd Vol I La Rosa Cobalto, Cap 1
Oyd Vol  I La Rosa Cobalto, Cap 1Oyd Vol  I La Rosa Cobalto, Cap 1
Oyd Vol I La Rosa Cobalto, Cap 1
 
Para Elisa
Para ElisaPara Elisa
Para Elisa
 
CON PERMISO (2006-2020) Inmaculada Ortiz Lledó (Poemario)
CON PERMISO (2006-2020) Inmaculada Ortiz Lledó (Poemario)CON PERMISO (2006-2020) Inmaculada Ortiz Lledó (Poemario)
CON PERMISO (2006-2020) Inmaculada Ortiz Lledó (Poemario)
 
Todos ustedes, zombis
Todos ustedes, zombisTodos ustedes, zombis
Todos ustedes, zombis
 
Papelucho en la clínica.pdf
Papelucho en la clínica.pdfPapelucho en la clínica.pdf
Papelucho en la clínica.pdf
 
Ottavio cautilli
Ottavio cautilliOttavio cautilli
Ottavio cautilli
 
Ottavio cautilli
Ottavio cautilliOttavio cautilli
Ottavio cautilli
 
ESA PALABRA Carmen Camacho Ilarraza.docx
ESA PALABRA  Carmen Camacho Ilarraza.docxESA PALABRA  Carmen Camacho Ilarraza.docx
ESA PALABRA Carmen Camacho Ilarraza.docx
 
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Un Grito Desesperado.pdf
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Un Grito Desesperado.pdfCuauhtemoc Sanchez, Carlos - Un Grito Desesperado.pdf
Cuauhtemoc Sanchez, Carlos - Un Grito Desesperado.pdf
 
Lágrimas de mayo_Daniel Martínez
Lágrimas de mayo_Daniel MartínezLágrimas de mayo_Daniel Martínez
Lágrimas de mayo_Daniel Martínez
 
Análisis narrativo a partir de un texto erótico
Análisis narrativo a partir de un texto eróticoAnálisis narrativo a partir de un texto erótico
Análisis narrativo a partir de un texto erótico
 
Bucle neurótico (Carlos Fulgado)
Bucle neurótico (Carlos Fulgado)Bucle neurótico (Carlos Fulgado)
Bucle neurótico (Carlos Fulgado)
 
Kilima 86 - Septiembre 2010
Kilima 86 - Septiembre 2010Kilima 86 - Septiembre 2010
Kilima 86 - Septiembre 2010
 
Libro Buenos días Espiritú Santo.pdf
Libro Buenos días Espiritú Santo.pdfLibro Buenos días Espiritú Santo.pdf
Libro Buenos días Espiritú Santo.pdf
 
Kilima 134 febrero 2022
Kilima 134 febrero 2022Kilima 134 febrero 2022
Kilima 134 febrero 2022
 
Lenguaje y Comunicacion
Lenguaje y Comunicacion Lenguaje y Comunicacion
Lenguaje y Comunicacion
 
Historia de una vida
Historia de una vidaHistoria de una vida
Historia de una vida
 
Deleuze y la Clínica Capitulo I
Deleuze y la Clínica  Capitulo IDeleuze y la Clínica  Capitulo I
Deleuze y la Clínica Capitulo I
 
importante
importanteimportante
importante
 

Cambio de destino

  • 1. Cambio De Destino DraBSwan Página | 1 La doctora Bella Swan llega al hospital de Forks por error. Sus ambiciones no incluyen quedarse. No esperaba conocer en aquel lugar a alguien que le hará replantearse toda su vida. Él es Edward Cullen. Es cirujano. Y vampiro
  • 2. Cambio De Destino DraBSwan Capítulo 1 Página | 2 BPOV Era de madrugada cuando aterrizamos en el aeropuerto de Seattle. Lo que veía por la ventanilla del avión confirmaba mis recuerdos de esa ciudad: estaba lloviendo. Seattle era conocida en USA como la "Rain City" y yo llegaba en enero, uno de los meses con mayor precipitación. Suspiré. Sabía perfectamente dónde iba, y aún así me deprimí un poco. Con esfuerzo, alejé aquellos pensamientos de mi mente; no iba a permitirme un bajón de moral por cuatro gotas de agua. Estaba emocionada por las novedades que me esperaban pero al mismo tiempo sentía miedo. Me había acomodado demasiado a la rutina, y sólo tenía 26 años. Siempre había querido pasar una temporada en mi país natal pero nunca me decidía. Por lo menos durante un año iba a echar de menos el clima mediterráneo y a Barcelona, la ciudad que me adoptó cuando mis padres decidieron cambiar de vida y venir a vivir a España. Ellos, ambos cirujanos cardiovasculares, eran de Seattle, pero nunca les acabó de convencer esa lluviosa ciudad y ansiaban mudarse. Cuando yo tenía seis años acudieron a un congreso internacional de su especialidad en Barcelona, y conocieron el lugar y su clima. En aquel congreso contactaron con el cirujano jefe de un hospital privado que les ofreció trabajo. Decir que lo pensaron unos días sería exagerado. Yo me adapté rápidamente al cambio. ¿Y quién no? Adoro el sol. Cuando estaba en el tercer año de los cuatro que constaba la especialización para pediatra mis padres me aconsejaron hacer una estancia fuera del país. Había mucha competencia para conseguir un puesto de adjunto en cualquiera de los hospitales de la ciudad, que era lo que yo ambicionaba, y eso podría ayudarme. No habría problema administrativo, había aprobado hacía años el examen de medicina para ejercer en los USA y además tenía la doble nacionalidad. Estaba acomodada a mi rutina y era bastante feliz con ella, pero quería algo más de mi vida, así que cuando mi jefe me dijo que había conseguido una plaza para residente de cuarto año en el Seattle Children´s Hospital apenas podía creérmelo. Era ahora o quizá nunca.
  • 3. Cambio De Destino DraBSwan Y por fin aquí estaba, a miles de kilómetros de mi hogar. Pero acababa de llegar y ya me estaba dando un brutal ataque agudo de añoranza. El taxi me dejó en la puerta del hotel. No había querido alquilar un apartamento sin verlo e inspeccionar la zona donde estaba, así que había Página | 3 reservado una habitación por unos días. Quizá alguna compañera del hospital quisiera compartir piso. Una vez en la habitación noté que me vencía el agotamiento. Me tumbé en la cama y de inmediato caí en un profundo sueño. Desperté sin ser consciente de dónde estaba, me sentía confusa y desorientada hasta que recordé. Al mirar la hora mi corazón dio un vuelco: ¡joder, las doce! Tenía una cita con el jefe de pediatría para presentarme a las 12.30, y por un maldito descuido iba a llegar tarde. ¡Menuda presentación! Corrí al lavabo, me lavé los dientes, me cepillé el cabello y me alisé la ropa como pude, alegrándome de llevar unos vaqueros y un grueso jersey. No tenía tiempo de cambiarme. Tomé un taxi que me dejó en la puerta del hospital cinco minutos antes de la hora de la cita. Maldiciendo mi descuido entré a toda prisa y pregunté en información, donde me indicaron el camino hasta el despacho del doctor Watson, el jefe de pediatría. Casi sin resuello llamé a su puerta apenas un minuto después de la hora acordada. -Pase - dijo una amable voz. Abrí la puerta. El despacho era grande, bien iluminado. Tenía una biblioteca llena de libros de pediatría y archivadores. Nada original, como todos los despachos de jefes. James Watson estaba sentado tras una mesa enfrente de la cual había dos sillas. Tenía un portátil y un montón de papeles sobre la mesa. Era un hombre de mediana edad, cabellos rubios y ojos de un azul muy claro. En conjunto, tenía un aspecto agradable. -Buenos días, soy Bella Swan. Ya sabe, la doctora española…bueno, de hecho tengo la doble nacionalidad - dije al entrar, mientras sonreía nerviosamente. Qué tonterías se me ocurren, como si él no lo supiera ya. -Claro, Isabella, pasa y siéntate- se levantó y me indicó una silla frente a él. -Bella si no le importa, doctor Watson- repuse mientras me sentaba. Sonreí de nuevo para restar brusquedad a mis palabras.
  • 4. Cambio De Destino DraBSwan -De acuerdo. Y tú llámame James, por favor. Siempre que oigo doctor Watson me imagino que estamos investigando algún crimen, o el genoma humano – bromeó. Me relajé un poco. Tenía ganas de hacer esto, pero mi timidez no del todo superada y los nervios estaban pudiendo conmigo. Página | 4 Estuvimos conversando un poco sobre mi viaje, mi residencia en España, etc… y al final me animé a centrar la conversación en lo que me interesaba. -James, ¿me podrías explicar un poco por encima cómo va a ser mi trabajo por este centro? Ya sabes, cómo se va a organizar mi estancia en este centro. -¿Este centro?- me miró desconcertado. Ay. Algo me decía que se avecinaban problemas. Lo miré fijamente. -Sí, no... ¿No era eso lo que había estipulado con mi jefe?- tartamudeé. -No, creo que ha habido un malentendido -dijo lentamente.- En este momento este hospital no puede admitir más residentes. Creí que lo sabías- se disculpó-. Pero sólo durante unos pocos meses. Mientras tanto trabajarás en otro hospital de la zona en estrecho contacto con nosotros, la jefa de pediatría de allá estará encantada de recibirte. Además nos reuniremos para sesiones clínicas, cursos… -¿Malentendido? ¿Cómo puede ser?- alcé la voz más de lo que pretendía - ¿He volado desde España para esto? No comprendo ¿Por qué?- con gusto habría empezado a soltar palabrotas en español pero me contuve, aunque estaba casi a punto de mandar al carajo la idea que pudiera tener ese hombre de mi. -Escucha -dijo con voz tranquilizadora, - antes de alterarte más déjame hablar. Mi secretaria fue la que lo organizó todo, conjuntamente con la de tu jefe. Al principio no había problema porque uno de nuestros médicos iba a hacer una estancia de un año en la Clínica Mayo, pero al final no se marchará hasta abril. Delegué en mi secretaria para que os informara por si había algún problema. Yo estaba muy ocupado y he confiado en ella porque suele ser competente. Entonces llamaron a la puerta. -¿Se puede?- Una pelirroja despampanante asomaba por la puerta. Vestía una bata blanca encima de un top ceñido, falda de cuero y unos tacones de aguja de por lo menos 8 centímetros de alto. Lo ideal para circular por un hospital.
  • 5. Cambio De Destino DraBSwan -Ah, Irina, pasa. Esta es Bella Swan, la residente que viene de España. Bella, Irina es mi secretaria - Así que esta era la culpable del desaguisado. Ahora veía dónde estaban sus "competencias". -Encantada de conocerte, Isabella- ignoré su saludo y que me llamara por mi Página | 5 nombre completo. -Irina, al parecer cometiste un error en la admisión de la doctora Swan como residente. ¿Qué tienes que decir al respecto? Te comenté que informaras a su jefe del cambio de planes - dijo James muy serio. -Eh… creo que se lo dejé claro a la secretaria de su jefe, no entiendo qué puede haber pasado. Habrá malinterpretado el último correo que le mandé- dijo toda compungida.- Yo sólo he venido a traerle estos informes de alta para revisar- La fulminé con la mirada, aunque lo que de veras deseaba era partirle su perfecta nariz. Ni siquiera se había disculpado. -Bien, ya aclararemos esto más tarde y espero que me des una buena explicación- el tono de James seguía serio.- Deja los informes ahí. Tengo cosas que hablar con la doctora Swan. -Adiós, Isabella, encantada de haberte conocido- Irina se despidió de mí con una sonrisita. Así se le rompa un tacón, se parta sus perfectos dientes y de paso algunas uñas. -Está bien, Bella, concretemos, a menos que te hayas arrepentido ya de haber cruzado el Atlántico - suspiró James.- Ahora trabajarías como residente de pediatría en el Hospital Comunitario de Forks, por tres meses. Allá ya tienen sólo un residente nuevo por año y siempre andan cortos de personal, agradecerán una ayuda. Pasado ese tiempo vendrás aquí y podrás rotar por los servicios que más te interesen, ya hablaremos de eso cuando quieras. -De acuerdo, James- sonreí levemente y chocamos las manos. -Te pondré en contacto con la responsable de pediatría del Hospital de Forks, allá estarás muy bien- dijo, tranquilizador. James me dio el teléfono de la doctora Emily Martin, la jefa de pediatría de Forks. Me dijo que se pondría en contacto con ella para que me llamara. Se le notaba un poco incómodo, pero me despidió con palabras amables. Al cerrar la puerta de su despacho aguanté las ganas de llorar. No había para tanto. Aunque si lo hubiera sabido habría venido en abril. Deshice mi camino hacia la
  • 6. Cambio De Destino DraBSwan salida del hospital, ahora ya sin prisas. Afuera seguía lloviendo, el día era gris y eso no ayudaba mucho a mi maltrecho ánimo. Tomé un taxi y me dirigí de nuevo al hotel. Intenté respirar lenta, profundamente y ser positiva, mientras observaba por la ventanilla. Sólo sería un pequeño paréntesis, nada más eso. Página | 6 Una vez en la habitación me duché con agua bien caliente, notaba como mi cuerpo se relajaba. Mientras me secaba el cabello sonó el móvil. -¿Bella Swan?-preguntó una voz femenina. -Soy yo. -Hola, soy Emily Martin, James Watson me ha dado tu teléfono - un punto para la jefa, me había llamado Bella sin tener que corregirla. -Hola, doctora Martin. -Emily, por favor.- Caray, qué campechanos que son aquí los jefes. –Siento el malentendido, pero eso ahora no importa, lo que importa es que te sientas bien con nosotros durante los siguientes meses. -Ah, gracias, Emily,- sonreí al teléfono - eres muy amable. -Bueno, ¿cuándo nos conoceremos? Comprendo que no quieras venir en seguida, estarás un poco descolocada después de lo que ha sucedido, y con el viaje y todo lo demás… -A ver… no he deshecho las maletas, así que entre que pago la habitación, alquilo un coche para ir a Forks y llego… ¿cuánta distancia hay desde aquí? -Son unas tres horas… si respetas los límites de velocidad, cosa que te aconsejo. En este país hay un policía de tráfico detrás de cada valla publicitaria, ya sabes – bromeó. Aquella mujer me caía bien. James era atento, pero mucho menos cálido. -Vale, pues nos podemos conocer hoy mismo por la tarde. - Notaba mi corazón aligerarse. Quizá eso del paréntesis no fuera mala cosa, al fin y al cabo. – Eh… Emily – tanteé - ¿en Forks hay algún alojamiento que me aconsejes, o sabes de alguien del hospital que quiera compartir piso con una desconocida? -A ver, déjame pensar… -hizo una breve pausa- El otro día estuve hablando con Ángela, una enfermera de Urgencias, y me comentó que le iría bien compartir
  • 7. Cambio De Destino DraBSwan casa, ya que la que era su compañera hasta ahora se ha trasladado a trabajar a otro centro. Es una persona encantadora, estoy segura de que congeniaríais. Si te parece bien voy a comentarle ya algo. -Está bien –repliqué, insegura… no me gustaba comprometerme ya, podría ser Página | 7 que la tal Ángela fuera una rarita, aunque no sabía por qué pero me fiaba de Emily. -De acuerdo- repuso Emily, y me dio instrucciones para encontrar el centro hospitalario. Mi sentido de la orientación era casi nulo, pero por lo que me explicaba no parecía difícil llegar hasta allá. Forks era un pueblo pequeño, con poco más de 3000 habitantes, pero a su hospital acudían muchas personas de los alrededores ya que era el único centro sanitario medianamente dotado en muchos kilómetros a la redonda. Se hallaba situado a las afueras del pueblo, sobre una pequeña colina que los humanos habían robado al bosque. Robado era la palabra. Si me obligaran a emplear un solo adjetivo para definir el pueblo diría "verde". Todo alrededor era verde en diferentes tonalidades. Hasta el aire parecía verdoso. Cuando me presenté ante el hospital con mi coche alquilado, la maleta y un mapa parecía una turista cualquiera. Había visto varios por la zona; al parecer era gente a la que le gustaba la humedad, el frío, y el asfixiante color verde. Me sentía nerviosa, de nuevo. Habíamos quedado en la cafetería, que estaba situada en la planta baja del edificio. Tenía una pared exterior acristalada para aprovechar al máximo la escasa intensidad de la luz diurna. Forks debía ser incluso menos soleado que Seattle, pensé luchando de nuevo contra la sensación de agobio que amenazaba con invadirme. En cuanto entré las reconocí, más que nada porque las dos estaban sentadas de cara a la entrada del local, observando fijamente: eran una chica de más o menos mi edad, morena y delgada, con gafas, y una mujer de unos 40 y pocos años, con el cabello y los ojos negros y la tez morena. Ambas sonreían ampliamente mirándome. Se debía notar a la legua que yo no era de allá. Me acerqué a ellas y se levantaron. Hicimos las presentaciones e inmediatamente me relajé: no me había equivocado en mi primera impresión de Emily, y Ángela parecía una chica sincera, abierta. Me pareció que nos llevaríamos bien.
  • 8. Cambio De Destino DraBSwan Después de hablar un rato de naderías Emily pasó a explicarme cuáles serían mis funciones. - Como ya habrás observado es un centro pequeño, pero tenemos bastante trabajo, y no mucho personal - sonrió y continuó. – En las guardias el residente Página | 8 de pediatría suele dedicarse a urgencias. Cuando por la noche el flujo de visitas se reduce se parte el trabajo de planta y urgencias entre adjunto y resi, así que a menos que uno de los dos se vea desbordado se puede descansar un poco. También me explicaron que en ese pequeño hospital el espacio estaba aprovechado a más no poder, tanto que a la hora de planificarlo alguien se había olvidado de que los médicos hacíamos turnos de más de 24 horas y necesitábamos un lugar donde estirarnos un rato. Cuando se dieron cuenta del fallo la solución fue poner armarios con cama abatible en varias de las consultas externas. Los adjuntos descansaban en un sofá- cama en sus respectivos despachos. Hablamos un rato más, comentando temas prácticos sobre el trabajo. Ángela me dio las llaves de su casa, indicándome su situación en el pueblo. Mi nueva jefa me aseguró que le entregaría mi nuevo uniforme a Angela para que no tuviera que ir a buscarlo mañana por la mañana. Me despedí de ellas, ya que tenían que volver al trabajo. Yo empezaría al día siguiente. Ahora que había reconocido un poco mi nuevo "terreno" me sentía algo más tranquila. Salí de la cafetería y el olor a vegetación húmeda golpeó mis fosas nasales. No había parado de caer una fina lluvia desde mi llegada. Me iban a crecer setas en la piel, estaba segura. Localicé sin problemas la casa de Ángela. Era una bonita casa de dos pisos, con un pequeño jardín, situada a las afueras del pueblo en el lado contrario a donde estaba el hospital. Era alquilada, pero el alquiler mensual era baratísimo, ventaja de trabajar en un zona rural. Abrí e inspeccioné el interior. Era luminosa, olía a limpio, y estaba bastante ordenada. La decoración era juvenil y alegre. Me gustaba. No hacía mucho frío porque Ángela había dejado la calefacción puesta pero subí el termostato hasta una temperatura normal. Inspeccioné la cocina y la nevera, observando que ella y yo teníamos gustos cercanos en cuanto a alimentación, sin manías. Allá había un poco de todo. Poco. Necesitábamos compra urgente, ahora éramos dos, y ella estaba de turno de tarde, así que salí "de caza". Había visto un pequeño supermercado cerca, aunque más bien era una de esas tiendas de pueblo donde igual compras una navaja suiza que un paquete de arroz. Después de sortear con evasivas la natural curiosidad de la tendera (ya tendría tiempo de enterarse de mi vida
  • 9. Cambio De Destino DraBSwan privada, no me cabía la menor duda) y comprar unas cuantas provisiones volví a mi nueva casa. Me entretuve deshaciendo las maletas y preparé la cena, lo cual alegró mucho a mi nueva compañera. Pusimos la mesa en el comedor. Mientras cenábamos nos explicamos un poco la vida, para empezar a Página | 9 conocernos. - Este pueblo no está mal para vivir en él, ya lo verás, aunque tiene el defecto del clima tan frío y húmedo- dijo Angela mientras cenábamos la pasta con verduras. - Llevo aquí cinco años y no sé si alguna vez me acostumbraré ¡Algún día emigraré al sur del país! -afirmó- Y eso que soy de Seattle, pero ¡es que aquí aún llueve más! No recuerdo cuándo fue el último día soleado- comentó, pensativa. Le conté que yo también era nacida en Seattle, explicándole mi vida muy por encima. Estuvimos comentando diversos temas personales y sobre el trabajo. Me explicó algunas cosas de mis nuevos compañeros. - Emily, la jefa, es tan legal como parece, ya la conocerás, es una gran persona y mejor profesional. En pediatría hay buena gente en general, aunque Jessica, en fin… se escaquea un poco. Tendrás que ir con cuidado, porque a la que te descuides tendrás que hacer tu trabajo y el suyo. No quiero que tengas prejuicios pero tampoco me parece bien no darte esta información, llevo años aquí y ya me conozco al personal- al decir esto último miró hacia el techo soñadoramente. -Eh, Angela- le dije pasándole la mano por delante para que reaccionara.- ¿En qué piensas?- ella me miró como si acabara de despertar. -¡Ah! Nada, nada, estaba pensando en los monumentos locales – dijo muy seria, pero un brillo pícaro le bailaba en los ojos. -¡Si aquí no hay otra cosa que verde y cuando se acaba el verde aún hay más verde! ¿Me tomas el pelo? Sí, me lo tomas- dije mientras ella se carcajeaba.- ¿De quién me hablas? -Bueno, vamos a dejarlo para mañana, de momento ya tienes suficiente información- se levantó y empezó a recoger la mesa. -¡Pero… no me dejes así hasta mañana! ¡No te dejaré dormir si no me cuentas algo más!- la amenacé.
  • 10. Cambio De Destino DraBSwan -Con la cara de muerta que pones eso no te lo crees ni tú, vas a caer KO en tu camita, Bella Swan. Recuerda que hoy has volado desde otro continente- repuso sonriendo petulante, mientras yo escondía un bostezo monumental. -Vale, pero de esta me acuerdo. Mañana me lo explicas.- Me levanté de la silla Página | 10 y también recogí. -Bella, mañana vuelvo a tener turno de mañana, así que por la tarde te lo cuento. Buenas noches, nueva compañera - dijo, feliz. - Buenas noches - le contesté con una sonrisa. Realmente era fácil hacerse amiga suya. ... -¡Bella!- escuché el grito desde las profundidades de mi inconsciencia, al mismo tiempo que sentía mi cuerpo zarandeándose. ¿Sería un terremoto? Abrí los ojos como platos y me senté bruscamente en la cama. Una figura se apartó para que no chocáramos. Parpadeé varias veces y me froté la cara. Entonces miré alrededor mío, y fue como si un relámpago me iluminara. -¡Dios! ¿Qué hora es?- busqué mi móvil sobre la mesita de noche. Se me cayó al suelo y gruñí de frustración. -Tranquila, son sólo las siete de la mañana. Niña, tienes suerte de que hoy entremos a la misma hora. Creo que tu móvil lo han escuchado hasta en Luisiana, pero tú ni te has enterado- Angela estaba ya vestida y sentada en mi cama, con una taza de café en la mano.- Por cierto, ¿qué música era esa?- preguntó, tendiéndome el humeante líquido. -Supermassive Black Hole, de Muse - acepté la taza.- Gracias. -Me suena- dijo pensativa.- ¿Está bueno el café? Lo he hecho más cargado de lo que acostumbro. -Mmm- cerré los ojos al sentir el vivificante calor del café en mi cuerpo.- Me has salvado la vida por segunda vez hoy, gracias. -Ah, es mi especialidad, trabajo en Urgencias, ya sabes- me guiñó un ojo.- Será mejor que te pongas en marcha o llegarás tarde, Bella- me cogió la taza de las manos y se incorporó, dejándome sola.
  • 11. Cambio De Destino DraBSwan Miré por la ventana. Llovía. Vaya mierda, pensé, nuevamente deprimida. Inspiré profundamente y me dirigí a la ducha. Me presenté en la planta de pediatría puntualmente y vestida de uniforme (pijama blanco, zuecos y fonendocopio colgando al cuello). Aprovechando la Página | 11 sesión matinal de ingresos, donde estaban todos reunidos, Emily me presentó a mis nuevos compañeros, primero a los adjuntos, y luego vino el turno de los residentes que eran, por orden de mayor a menor año, Jessica, Peter, Monica y Ben. La última en las presentaciones oficiales fue Jessica. Recordaba lo que Angela me había dicho de ella. -Hola, Bella – me dio dos besos - Se te ve muy pálida. Yo pensaba que los españoles estabais todos morenos.- Soltó una risita. -Sí, por eso me echaron de allá- puse cara de sentirme apenada. Me miró como si no supiera qué contestar, mientras los demás compañeros sonreían. Pero en seguida reaccionó. -Hoy nos toca pasar visita en la planta -dijo, cortante. - Hay pocos niños, así que acabaremos pronto y te podré explicar temas de papeleo y cosas prácticas para poderte manejar por el hospital- dijo con aire de suficiencia. -Gracias- repuse. No podía olvidar las palabras de Ángela e hice bien, porque una vez fui presentada a las enfermeras del turno de mañana y habiéndome explicado el papeleo de forma somera, Jessica desapareció. Tuve que pasar visita yo sola en mi primer día. Casualmente, cuando ya había terminado apareció ella. -Vaya, Bella, ¡qué rápida has pasado visita! Me ha llamado el compañero de urgencias y he tenido que marchar a ayudarle, perdona por no haberte avisado. Julia, una enfermera de la planta, soltó un suave bufido. La miré y puso los ojos en blanco, meneando la cabeza. Jessica no advirtió el gesto. -No pasa nada – repuse con cara seria, mirándola- pero la próxima vez me gustaría que me avisaras para saber dónde encontrarte, como mínimo-. Julia me miró con aprobación. Jessica me observó fijamente, como estudiándome, y se limitó a asentir. -Venga, te voy a enseñar el área de urgencias- dijo, conciliadora.
  • 12. Cambio De Destino DraBSwan Nos dirigimos por el pasillo hacia las escaleras. Entonces fue cuando lo vi. Se abrió la puerta del ascensor y salió un joven de unos veintitantos. Al verlo, Página | 12 me detuve sin darme cuenta. Porque no era consciente de nada que no fuera él. La voz de Jessica hablando a mi lado parecía un zumbido lejano. Aquel hombre tenía una belleza que no era de este mundo. Era muy alto, cercano al metro noventa. Sus cabellos, de un curioso color bronce, estaban elegantemente despeinados, y su cara, de tez muy pálida, parecía cincelada por un escultor de la Grecia clásica. Los labios eran carnosos y perfectamente dibujados. El cuerpo no le iba a la zaga al rostro: era delgado pero musculoso tal y como podía apreciarse en los brazos, que llevaba descubiertos. Vestía camisa azul de cirujano, y pantalón vaquero. Su andar era felino, elegante. Estaba concentrado mirando un historial del montón que llevaba entre sus brazos, mientras se desplazaba hacia nosotras. De pronto alzó la hermosa cara y me clavó una penetrante mirada. Mi corazón paró de latir en ese momento, y cuando reanudó su contracción noté una punzada en el pecho. Me sonrojé. El tiempo parecía pasar más lentamente alrededor nuestro y entonces sus ojos cambiaron ligeramente. Avergonzada, aparté la vista, aunque fui consciente de que él no lo hacía. Su intensa mirada me quemaba la piel y no sólo por el sofoco que ya sentía. Jessica seguía con su cháchara cuando el joven se acercó a nuestra altura y nos habló. -Buenos días, Jessica y…- la voz, aterciopelada y melódica, no desmerecía en absoluto al aspecto de su propietario. Se nos quedó mirado a las dos, esperando. Mi cara era un puro rubor, y el ser consciente de ello y del estudio al que estaba siendo sometida no me ayudaba en nada a cambiar de color. Estaba a punto de la hiperventilación. Mi reacción era ridícula, pero no podía evitar esa catarata de respuestas que mi rebelde organismo ofrecía a pesar de mis esfuerzos en contra. No me atrevía ni a mirarle. Jessica sí lo hizo, lo observó como si él acabara de descender de una nave espacial. -Ho…hola Edward, esta es Bella Swan, la nueva residente, estará unos meses con nosotros- farfulló boquiabierta. Edward me miró, sonriente. Era lo que me faltaba para parecer un semáforo en rojo. Al mismo tiempo me sorprendía la reacción de mi compañera hacia quien se suponía que era un compañero de trabajo.
  • 13. Cambio De Destino DraBSwan -Hola, Bella, encantado de conocerte… había oído que venía una nueva pediatra pero no sabía cuándo. Mi nombre es Edward, Edward Cullen. Soy resi de cirugía, quinto año – explicó, pero no me tendió la mano ni se me acercó. Miraba esos ojos color miel que seguían clavados en los míos, al tiempo que Página | 13 persistía en la inútil tarea de palidecer mi piel a voluntad. Habría seguido allá, fascinada, si Jess no hubiera interrumpido mi trance tirándome del codo. -Hemos de irnos a urgencias, Bella. Hasta luego, Edward- se despidió mientras prácticamente me arrastraba con ella hacia las escaleras. -Adiós, Edward.- Me giré para despedirme, caminando mientras seguía mirándole. Esperaba que Jessica evitara que me cayese por las escaleras. Mientras bajábamos, Jessica me miró de arriba abajo. -¿Conocías a Edward de algo?- me miró interrogante. Negué con la cabeza y ella puso cara de extrañeza - Es raro. -¿El qué es raro? -Digamos que es bastante… arisco. Me ha extrañado que parara a presentarse. Pero –continuó mientras hacía un mohín - no te hagas ilusiones, para él las mujeres de este hospital somos poca cosa, no ha tenido nada que ver con ninguna, y eso que algunas lo han intentado. Creo que es gay.- No dudé ni por un momento de que ella entraba en el grupo de las "frustradas". Por supuesto para mí estaba claro que su reacción reflejaba simple interés por la novedad que yo representaba en ese pequeño lugar. Me obligué a centrarme de nuevo en lo que me decía Jessica. ¿Es que a esta mujer nunca se le acababa la batería de la lengua? En el área de Urgencias nos encontramos con Ángela. Me saludó con un movimiento de cabeza, sonriendo, mientras extraía sangre de un paciente en uno de los boxes. Jessica me presentó a tantas personas que al final de la mañana ya no recordaba el nombre de ninguna. Todos me miraban con curiosidad. Pero nadie me miraba como lo había hecho Edward Cullen.
  • 14. Cambio De Destino DraBSwan Página | 14 . Capítulo 2 EPOV Esta mañana tenía una cosa clara: iba a pasearme mucho. Me tocaba pasar visita solo y tenía muchos pacientes repartidos por todo el hospital. Por suerte el cansancio no hacía mella en mí, aunque tenía que simular que era así y por eso mismo me paré ante el ascensor y le di al botón de llamada. Me abstraje en mis propios pensamientos, intentando aislarme de los de los demás. Cuando decidí seguir los pasos de mi padre no imaginé que sería tan complicado todo: simular que era un ser humano había sido casi tan difícil
  • 15. Cambio De Destino DraBSwan como controlar la sed de su sangre, pero más o menos me estaba saliendo con la mía. Más o menos, porque al final me había ganado a pulso la reputación de tipo raro y sin mucha vida social. Rarito Cullen, así me llamaban algunos, aunque esto no era algo que me preocupara. Era lo que era, un vampiro que Página | 15 renegaba de sus instintos, un tipo peculiar tanto para los de mi especie como para los humanos, pero un vampiro al fin y al cabo. No me interesaba relacionarme a fondo con la humanidad. Me bastaba con seguir con mi vocación, la que tuve siempre, y que no había cambiado a pesar de los años que habían pasado desde mi transformación. Subiendo en el ascensor percibí la chillona voz de Jessica Stanley. Incluso su mente era estridente. Suspiré y me armé de paciencia ante el inevitable encuentro. Cuando estaba cerca de ella intentaba bloquear sus pensamientos, que me hacían sentir incómodo. Desde aquella época en que no había parado de insinuárseme intentaba evitarla, pero era más complicado intentar no oírla. El ascensor paró en el primer piso y se abrieron las puertas. Jessica estaba al fondo del pasillo, caminando al lado de otra chica. Decidí ignorarlas y continué avanzando, con la mirada fija en el historial que llevaba en la mano. De repente una idea me sacudió la mente: no podía oír los pensamientos de la chica que estaba con Jessica. Al mismo tiempo me estremeció un aroma en el ambiente completamente desconocido para mí. Era el olor de aquella chica. Me sentí confuso. Jamás me había enfrentado a nadie que se resistiera a mi don, y ese seductor aroma... era nuevo para mí, me atraía hacia ella, nublándome la voluntad. Fui acercándome lentamente, aspirando esa fragancia, saboreándola. Intenté serenarme. Estaba alarmado ante mis propias reacciones, pero también sentía una enorme curiosidad. Decidí intentar abatir las barreras de la joven, y clavé mis ojos en los suyos, aún a riesgo de inquietarla… sólo para descubrir que ella me estaba observando fijamente. Escuché su arrítmico latido al enlazarse nuestras miradas. ¿La habría asustado? Vi que era preciosa; poseía unos expresivos y grandes ojos oscuros y una boca sensual de labios llenos. Su cabello era de un brillante tono castaño y lo llevaba recogido hacia atrás. No podía apreciar sus formas femeninas con la poco estimulante ropa del hospital, pero lo poco que se adivinaba me dejaba con ganas de descubrir más. Estudié su sonrojado rostro mientras me aproximaba, refrenando mis ganas de avanzar más rápidamente.
  • 16. Cambio De Destino DraBSwan Ya cerca de la joven aquel perfume tentador comenzó a ofuscarme, me impulsaba hacia ella como un potente imán. Sentía la necesidad de respirarla de cerca, de tocarla, como si tuviera que comprobar que era real. Paré de inhalar o no podría controlarme. En aquel instante apartó sus pupilas de mí, y Página | 16 luché contra el impulso de pedirle que no lo hiciera. Recuperé cierto autocontrol y pedí a Jessica que me la presentara. Bella. Qué nombre tan apropiado. Bella. ¿Qué era eso que me hacía sentir? Quería saberlo, y sólo ella tenía la clave. Jamás ningún ser había despertado en mí tanto interés. Tras cruzar unas pocas palabras de cortesía conmigo ambas se alejaron por el pasillo. La seguí con la mirada hasta que la perdí de vista cuando giró hacia las escaleras. Antes de eso se volteó y nuestras miradas se volvieron a cruzar. Su mente en blanco me provocó una oleada de frustración, como si fuera un niño malcriado al que niegan el juguete más deseado. BPOV Ángela y yo nos habíamos pasado la tarde hablando de nuestras vidas, comentando también anécdotas del trabajo y de los compañeros. Le di las gracias por sus consejos. Ya en la noche nos dedicamos a ver una película en DVD y comer palomitas, tumbadas en el sofá del comedor. -Qué… ¿Ya lo has visto? - me dijo ella como de pasada, cogiendo un montón de palomitas. -No sé de qué me hablas- repuse indiferente, aunque sabía perfectamente a quién se refería. Me extrañaba que el tema no hubiera surgido durante la tarde. Desde luego, yo no lo saqué a relucir. -¡Venga ya!- me dio un manotazo ligero en el brazo- No te habrá pasado desapercibido. Además, sé que había un niño operado ingresado en pediatría y que él pasaba visita.- Reí para mis adentros, tenía que andar con ojo, Ángela parecía el Gran Hermano. -Por dios, Ángela, ¿para quién trabajas, para la CIA? - miré al cielo con resignación fingida. Me sentía tan cómoda con ella que era como si nos conociéramos desde hacía mucho tiempo. Y sólo era nuestro segundo día. -Venga, confiesa, ¿qué te ha parecido?- siguió pinchando, observándome. -Supongo que hablas del cirujano… es mono - reconocí con fingida indiferencia, sin apartar la mirada de la televisión.
  • 17. Cambio De Destino DraBSwan -¿Mono? ¡Pero si es un dios! – rió. -¿Te gusta Edward Cullen?- la miré intentando disimular cierta preocupación, aunque pensaba ignorar al "dios". Mi estancia en este país tenía un objetivo, y ese no era liarme con un compañero de trabajo. Además ese hombre estaba Página | 17 fuera de mi alcance. -Me gusta mirarlo, pero no me atrae.- Me miró, pensativa.- No te sabría decir qué es. Quizá tanta perfección física me asusta un poco. Pero es educado y muy buen cirujano. Y deberías ver lo amable que es con los pacientes. Las abuelitas que ingresan en cirugía lo adoran. Y… -Vale, vale, no me vengas ahora con querer emparejarme, no tengo ganas de problemas. Además sólo voy a estar tres meses aquí, y tú ya me quieres enredar - Ángela rió. -No te quiero emparejar, mujer. Sólo tenía ganas de un rato de sano cotilleo con mi nueva compañera. ¿Tienes algo en contra de ligar con un compañero de trabajo que está como un dios? -Sí. Ángela, no quiero sonar aburrida, pero estoy en Forks para pasar una temporada corta, y el resto de año lo pasaré en Seattle. He venido a este país a aprender y a trabajar- ella bostezó de forma fingida. -Pues sí que suena aburrido. Y un año da para muchos polv… ¡Ay!- le pegué una suave colleja antes de que acabara la frase, aunque me estaba riendo. Ella alzó una mano conciliadora. -Vale, vale, si he de soportar agresiones fin del tema. Venga, sigamos viendo la película, que mañana no habrá quien nos levante de la cama. -De acuerdo, pero otro día toca hablar de tus posibles relaciones, Webber. No te creas que aquí sólo yo voy a ser yo la interrogada. Ángela rió y diría que se había sonrojado un poquito, aunque la luz era demasiado escasa para asegurarlo. ... Me incliné para recoger el cambio y mi café de la máquina. Lo probé y arrugué la nariz. El sabor era espantoso, pero todavía arrastraba el jet lag y necesitaba un nuevo chute de cafeína.
  • 18. Cambio De Destino DraBSwan -Buenos días - sonó una voz amistosa a mi espalda. Me giré y vi la sonriente cara de Mónica, mi compañera de especialidad. Era una chica delgada, con ojos azules y el pelo negro cortado en media melena. Ayer se había marchado a la consulta externa a primera hora y apenas tuve Página | 18 tiempo de intercambiar unas palabras con ella, pero me había parecido agradable. Y solía fiarme de las primeras impresiones. -¡Hola! – le sonreí- Este café hace que me sienta como en casa. -Ese café tiene muchas propiedades pero la de aminorar la nostalgia no la conocía- alzó ambas cejas componiendo una divertida cara de sorpresa. -Ah, lo decía porque sabe igual de asqueroso que el de la máquina de mi hospital. ¿Qué más propiedades tiene? -Bueno, te digamos que a partir de ahora no vas a necesitar laxantes, si es que los tomas- me guiñó un ojo mientras introducía una moneda en la máquina. -Vale, es el mismo café, ahora estoy segura- asentí, convencida, observando el poso que quedaba en el vasito de plástico. Ambas nos miramos y reímos. -¿Te vas adaptando? Espero ser la primera en hacerte esta pregunta, creo que la vas a escuchar mucho durante unos días y acabarás odiando a quien te la haga. -Sí, eres la primera- sonreí-, y me voy adaptando- miré la hora en móvil.- ¿No deberíamos subir ya? La morena asintió y terminó su café en tres sorbos. Apretó el botón del ascensor. -Hoy me tocan paritorios, y Emily sugirió que vinieras conmigo. Oye... Sé que vienes de un hospital grande, así que no creo que tengas problemas para manejar a los pacientes cuando estés de guardia tú sola. Algunos adjuntos no colaboran mucho, pero si necesitaras ayuda cosa siempre puedes llamar a Emily, no vive lejos de aquí. Eso confirmaba la opinión que tenía de mi nueva jefa, y me tranquilizaba. Tras la sesión de presentación de ingresos Peter le dio a Monica el "busca" del paritorio. Estuvimos muy ocupadas toda la mañana; nos llamaban de la
  • 19. Cambio De Destino DraBSwan maternidad, para una cesárea, o cualquier parto que se anticipara como complicado. Me tranquilicé viendo que la manera de hacer las cosas no distaba mucho de mi hospital de origen. Al final de la mañana mi compañera y yo nos encaminamos a la cafetería del hospital. Página | 19 -¿Ya has probado la comida de aquí?- Monica me dirigió una escrutadora mirada mientras ocupábamos una mesa libre con nuestras bandejas.- No, creo que no, tienes buen aspecto.- Sonreí, negando. Respecto a la "deliciosa" comida del hospital parecía que también iba a sentirme en casa. -Ayer no tenía mucha hambre y comí un yogur arriba en la planta- nos sentamos y me descubrí mirando alrededor, buscando una cabeza de cabellos cobrizos. Pero no estaba aquí. -Ojalá pudiéramos sobrevivir sólo con eso. Esta sopa parecen los restos de una clase de Pociones.- dijo Mónica, haciéndome reír y atragantarme. -Yo también soy fan de Harry Potter- sonreí. Una chica de pelo negro azabache recogido en una coleta y ojos verdes penetrantes se acercó a nosotras con su bandeja, sentándose al lado de mi compañera. -Tú debes ser la nueva pediatra- me tendió la mano por encima de la mesa.- Soy Anne, "resi" de ginecología. -Encantada- le di la mano.- Soy Bella. -Por supuesto que eres Bella, no podían haberte puesto mejor nombre- sentenció un chico rubio vestido de cirujano al tiempo que se sentaba a mi lado. Anne rodó los ojos y bufó. -Mike, esta es la mesa de las chicas. Vete para que podamos criticarte sin que te sientas herido- gruñó la ginecóloga. -Anne, me sorprendes ¿Desde cuándo eres tan compasiva? Mike Newton, cirugía, cuarto año- me tendió la mano clavándome sus ojos azules de una forma que me hizo sonrojar, aunque correspondí a su saludo. Tras retener mi mano unos segundos más de lo correcto miró a la ginecóloga- Anne, no me da la gana de comer solo. Ya sabes que Rarito Cullen nunca baja al comedor, y los demás están en quirófano.
  • 20. Cambio De Destino DraBSwan -No llames así a Edward- recriminó Mónica, molesta.- Es un poco especial pero es un buen compañero.- Anne asintió, y ambas ganaron muchos puntos de mi aprecio por este gesto. -¿Es cierto lo que he oído? ¿Que Leonard y él se atrevieron a suturar una Página | 20 rotura cardiaca?-preguntó Anne. -Sí, hicieron cirugía cardiaca en un hospital comunitario. Esos dos están locos- negó Mike con la cabeza.- Tuvieron suerte de que la cosa fuera bien, de haber sido de otra manera tendrían un pleito sobre sus cabezas. -Un pleito que no habría ido a ningún sitio. Si no lo hubieran hecho la paciente no habría soportado el traslado al Northwest. Le salvaron la vida- zanjó Anne. Mi jornada laboral finalizó y me dirigí a Urgencias para despedirme de Angela, pues ella tenía turno de tarde. Intercambié unas palabras con ella y me dirigí a la salida. Repentinamente la puerta de doble hoja se abrió y entró a toda pastilla una camilla empujada por dos paramédicos. Era un anciano inconsciente. Sentí un brazo en mi cintura y una mano en mi propio brazo que me apartaron del camino, evitando que la camilla me atropellara antes siquiera de que yo hubiera reaccionado, . Algo tembló en mi interior al sentir ese contacto. -Bella- Edward Cullen me soltó y se colocó ante mí.- Has de tener cuidado. Es mejor que no salgas por esta puerta, es la de las camillas y es peligrosa. La del personal es aquélla- señaló. Su hipnótica mirada se clavó en la mía. Sentí mi corazón latir con más fuerza, y mi rostro se sofocó. -Gracias por la ayuda- pronuncié con dificultad.- Además de nueva soy un poco torpe- sonreí. -Edward, te necesitamos aquí- una enfermera salió de uno de los boxes. -Hasta otra- sonrió Edward. Giró sobre sus talones y se dirigió al box donde le reclamaban, mientras yo intentaba recuperar la compostura. ... Los días pasaban rápidamente. Angela demostró ser una buena amiga, y con su ayuda, la de la jefa y de algunas de mis compañeras me adapté en poco tiempo a la rutina de ese pequeño hospital. Ya había superado la prueba de mi primera
  • 21. Cambio De Destino DraBSwan guardia. Ya (casi) me había acostumbrado a la constante nebulosidad de Forks. Sólo había algo que alteraba esa rutina, y era Edward Cullen. Lo veía poco, pero cuando nos encontrábamos por los pasillos del edificio me alteraba de una forma incontrolable, siempre de igual manera, y por ello me enfadaba Página | 21 conmigo misma. Lo peor era que hubiera jurado que él se daba cuenta de ello. Sin embargo, tan sólo pasaba por mi lado, me dirigía un educado "hola, Bella" acompañado de una sonrisa que me acababa de rematar y seguía su camino. Yo entonces resistía el tremendo impulso de girarme y observarlo por detrás. ... -Bella, qué pena que sólo te vayas a quedar unos meses, es una maravilla cómo te has adaptado a todo en tan poco tiempo-dijo Emily. -Gracias, jefa- repuse para pincharla, sabía que no le gustaba que la llamara así- lo cierto es que me siento muy bien aquí, y en gran parte es gracias a Ángela y a ti. Hicisteis que comenzara con buen pie, a pesar del palo del primer día. Hoy me tocaba guardia, pero una guardia un poco especial. Era la primera vez que coincidía con Edward. Notaba mariposas en mi estómago, e intentaba convencerme a mí misma de que estar de turno con él no tenía nada que ver con ello. Pensé en otras cosas. Ángela tenía turno de noche en Urgencias. Siempre me alegraba coincidir con mi amiga. La tarde fue pasando bastante ajetreada, había visitado muchos casos de gripes y bronquitis, pero ninguno tan grave como para requerir su ingreso. A la hora de la cena no pude dejar de observar que Edward no estaba. Tan sólo lo había visto fugazmente un par de veces entrando y saliendo de los boxes de cirugía. Reprimí una oleada de decepción. Cené rápido porque tenía algunos pacientes esperando en urgencias, y cuando volví para allá Ángela ya había comenzado el turno. Fui a saludarla a la salita de personal, donde estaba tomando café. -¡Hola, "compa"! ¡Qué bien, una noche más conseguiste sobrevivir al menú hospitalario!- bromeó. -Sí, pero no cantes victoria, aún no ha pasado el período de seguridad para descartar una intoxicación aguda - compuse una mueca de desagrado tocándome la barriga.- Creí que no se podía comer peor que donde trabajaba antes pero estaba muy equivocada. Los pacientes tienen un buen acicate para curarse pronto, o eso o morir de inanición.
  • 22. Cambio De Destino DraBSwan -Eso es cierto -rió Ang.- No me extraña que Edward nunca coma aquí, ese sí que sabe cuidarse. Bueno, él dice que tiene unas cuantas intolerancias alimentarias y que debe seguir una dieta especial, por eso siempre se trae su propia comida…- comentó, con expresión un tanto suspicaz. Página | 22 -Ah… por eso nunca viene a comer. -Ja, eso sí que lo habías observado, señorita "yonomefijoenedwardcullen"-me dijo con cara de sorna. Le saqué la lengua. -A ver, niña, no somos tantos, es fácil darse cuenta cuando falta alguien- repliqué un tanto picada. -Sí, claro, claro – repuso incrédula. Yo bufé y puse los ojos en blanco, al tiempo que me despedía para continuar mi trabajo. Eran las dos de la mañana cuando mi adjunto y yo hablamos de partirnos la noche. Yo haría el primer turno, así que trabajaría hasta las cinco. Estaba realmente cansada, y para aguantar acepté un café al que me invitaron las enfermeras. Gracias a ello fui tirando hasta que se hizo la hora. Ángela se había ofrecido a ir a buscar las llaves de las consultas donde descansaríamos si podíamos, y las repartimos. Al terminar mi turno fui a buscar mi llave, que estaba encima de la mesa, en la salita de descanso de urgencias. Era raro. Habría jurado que tenía la llave de la consulta de pediatría, y esta era la de nefrología. Aunque daba igual, estaban una al lado de la otra y yo estaba demasiado hecha polvo como para más conjeturas. Sin más me despedí del personal de urgencias y me retiré. El ahora silencioso pasillo de las consultas estaba iluminado muy tenuemente por las luces de emergencia. Abrí la puerta y me fui directa al armario de la cama. No quería despejarme, por lo que ni tan siquiera abrí la luz. La consulta estaba a oscuras pero la ventana estaba parcialmente abierta y la iluminación exterior permitía intuir la silueta de la cama, situada en un extremo. Esta ya estaba bajada; debía ser un descuido de la señora de la limpieza. Estaba sentándome a punto de tocar el camastro cuando escuché una voz conocida. -Bella. Tuve tal sobresalto que habría caído al suelo, pero eso no llegó a pasar. Un segundo estaba a punto de tocar el piso con mi trasero y al siguiente estaba tumbada al lado de Edward. Al ser una cama estrecha él me sujetaba por la
  • 23. Cambio De Destino DraBSwan cintura con brazo de hierro impidiendo que me cayese, mientras se inclinaba ligeramente sobre mí. Su hermosa cara estaba totalmente en la oscuridad, veía la silueta recortada contra la ventana, pero la sentía muy cerca de mí, y su aliento me llegaba dulce, turbador, y… mi cara ya estaba ardiendo. Yo estaba Página | 23 ardiendo. Tan sólo notar su duro cuerpo pegado al mío hizo que el cansancio pasara a un ultimísimo plano. -Lo siento, no quería asustarte- podía adivinar la sonrisa en su suave voz.- Diría que te has confundido de habitación…-seguía sujetándome y yo estaba al borde del colapso, ya no tan avergonzada como excitada. Fui consciente del intenso deseo que sentía por él, saliendo a la superficie con la misma fuerza con la que yo lo había intentado reprimir. Mis constantes vitales respondieron a su presencia como siempre hacían, descontrolándose. -No... no... oh, lo siento, no sé qué puede haber pasado, discúlpame.- me esforcé para pronunciar estas palabras con tono normal, pero no reconocí ni mi propia voz. Intenté levantarme pero él seguía aferrándome, reteniéndome a su lado. Inhalé su aroma, jamás lo había tenido tan cerca como para percibirlo pero me estaba trastornando. Lo miré e imaginé su hermosa cara, y no pude evitar morderme el labio inferior. Su rostro se aproximó al mío con lentitud y justo en el momento en que lo tuve tan cerca que creí que iba a besarme me puse muy nerviosa y mi cuerpo se tensó. Repentinamente se sentó en el camastro, soltando su agarre sobre mí. -No te preocupes, Bella.- me explicó en un susurro, mientras se pasaba la mano por el pelo.- Es una broma que suelen gastar Ángela y las demás enfermeras de urgencias a las residentes nuevas, pero esta no es la habitual, es raro. -¡Qué broma! Mataré a esa…¡ traidora! ¿El qué es raro? -conseguí farfullar furiosa mientras me sentaba en la cama a su lado, intentando parecer algo digna. -El cambiazo de la llave. Suelen hacerlo con la consulta donde duerme el jefe de la guardia, no el residente de cirugía- rió entre dientes y yo pensé en Joseph, el sexagenario jefe de cirugía que hoy estaba también de jefe de guardia. Mataré a Ang. Con mis propias manos. Y cualquier jurado me perdonará cuando sepa los motivos.
  • 24. Cambio De Destino DraBSwan -Bella – continuó Edward - si no te incomoda que yo haya estado aquí tumbado quédate, en serio, apenas he estado un rato y he de marcharme. Tengo que controlar un postoperatorio. Ya sabes, Joseph está un poco mayor y el peso de la guardia lo he de llevar yo. Al fin y al cabo es mi último año de residencia. Página | 24 Se levantó y se me quedó mirando en la oscuridad, o eso parecía. Estaba tan quieto que su silueta parecía la de una estatua. -Estoy tan cansada que diré que sí - suspiré para disimular, en absoluto me importaba que él hubiera estado acostado en esa cama - no tengo ganas de ir a buscar otras llaves. Pero haz el favor de no advertir a esa… a esa… de la que le va a caer encima. -Intuyo que ya lo sabe –ladeó la cabeza y volví a imaginar su sonrisa- Descansa, Bella - me dio la espalda y salió de la consulta. Me tumbé pero la somnolencia se había esfumado. Verdaderamente Edward debía llevar poco tiempo tumbado, las sábanas estaban frías, y aún a pesar de eso impregnadas de su aroma personal. Mala idea el acostarme aquí. Inspiré profundamente las sábanas, llenándome de él, dejándome llevar. A la mierda el autocontrol. Mis latidos aún iban acelerados. "Descansa, Bella", había dicho, y me ponía la piel de gallina recordar su suave voz. ¿Pero qué estaba haciendo yo? ¿Me estaba volviendo tonta? Y con este absurdo diálogo interno, contrariamente a lo que pensaba conseguí dormirme.
  • 25. Cambio De Destino DraBSwan Página | 25 Capítulo 3 EPOV Me tumbé en el camastro, con la luz apagada, y esperé. Hasta hacía dos semanas todas las guardias habían sido igual: trabajaba hasta muy tarde, y durante mi turno de descanso me tumbaba en el camastro simplemente dejando pasar el tiempo, pensando en el trabajo y los sucesos del día, o en nada. Cuando eres vampiro o aprendes a pensar en nada o lo más probable es que acabes deseando la muerte definitiva. Ahora pensaba en Bella. El mismo día de conocerla había llamado a mi padre y le había explicado que había encontrado a una humana capaz de bloquear mi don. No le expliqué mi reacción al sentir su olor porque quería pensar que me había pillado en un momento de descuido, y que lo que necesitaba era ir a cazar. A Carlisle también le llamó la atención que hubiera alguien que se resistiera a mi capacidad telépata. Aunque yo no lo pretendía, esto excitó su curiosidad científica y me prometió estudiar el tema. Me explicó que Alice tampoco le había comentado ninguna visión donde ella apareciera. Había la posibilidad de que Bella fuera inmune a las capacidades de Alice, lo cual abría muchos interrogantes. Pasaron los días y pude comprobar que me había equivocado pensando que la reacción que Bella había causado en mí era pasajera. Oh, sí, muy, muy equivocado. Tras dos semanas de conocernos mi interés por ella no hacía sino aumentar. Ya no era sólo su inigualable aroma personal ni la curiosidad que yo sentía ante su silencio mental lo que me llamaba hacia ella. La veía caminar, gesticular, sonreír, discutir, enfadarse, bromear… y me parecía como si nadie lo supiera hacer mejor que ella. Era irracional, lo sabía, pero había decidido que no importaba, quería explorar hasta dónde me llevaba este interés. Iinterés,
  • 26. Cambio De Destino DraBSwan curiosidad, y cierta atracción física. Bella era una mujer bonita y yo me sentía feliz cuando escuchaba su cuerpo alterarse en mi presencia. De alguna manera yo también le interesaba, de eso estaba seguro. Pero quería conocer hasta qué punto. Página | 26 De pronto escuché unos pasos que se dirigían hacia la puerta. Ahora. Últimamente me había acostumbrado a sintonizar con los pensamientos de Ángela, y sabía lo que venía. Se abrió la puerta y me quedé quieto. Bella no encendió la luz. Tenía claro que si hacía amago de quitarse la ropa la iba a detener, no porque no tuviera ganas de ver lo que escondía ese feo uniforme blanco, sino porque me habían aleccionado a comportarme como un caballero, y no podía evitarlo. Se dirigió directamente al camastro y al deshacerse la coleta el movimiento desencadenó una leve corriente de aire que me transportó su fragancia, lo que fue bastante para hacerme estremecer. Control, Edward. La tenía delante, y debía estar agotada pues aún no se había percatado de mi presencia. Se acercó a la cama y fue a tumbarse. En aquel momento pensé que debía avisarla ya, de lo contrario sería peor. Pronuncié su nombre en voz baja, lo que le ocasionó un enorme sobresalto. Estuvo a punto de golpearse contra el suelo pero la cogí al vuelo y la deposité sobre la cama. A pesar de la oscuridad mis ojos me permitieron observarla a placer. Estaba hermosa con el cabello suelto, completamente sonrojada, los ojos y la boca abiertos en expresión de sorpresa. Su respiración era un jadeo irregular y el corazón estaba desbocado, todo lo cual me parecía de lo más excitante, y mi cuerpo así lo estaba manifestando. El tenerla así, tan vulnerable, tan cerca de mí, me despertaba poderosas sensaciones que nunca antes había sentido. Todo el autocontrol que había conseguido con los años estaba a punto de hacerse añicos. -Lo siento, no quería asustarte - sonreí e intenté calmarla. Y calmarme. Debía haberla asustado mucho porque sus constantes vitales seguían disparadas hasta llegar a preocuparme. - Diría que te has confundido de habitación - bromeé. Su expresión iba cambiando por segundos. Estaba pasando del sobresalto a… ¿qué hacía? Se estaba mordiendo el labio, y su mirada se hizo más brillante, las pupilas midriáticas, la boca entreabierta. Un impulso me forzó a probar su sabor. Envidiaba a sus dientes por poder morder esos labios, yo también quería hacerlo y la tenía tan cerca…
  • 27. Cambio De Destino DraBSwan Entonces la noté tensarse y me aparté de ella rápidamente. ¿La había interpretado mal? La había estado sujetando, quizá con demasiada fuerza. Aproveché el retorno de mi autocontrol para separarme de ella y sentarme. Dejé de respirar unos segundos para serenarme más rápido, hasta que tuve que Página | 27 tomar aire para poder hablar. Charlamos brevemente. Me resultó tan agradable que decidí que podía intentar tener su amistad. Pero ahora no debía tentar a la suerte. La miraba atentamente mientras me excusaba para retirarme, y vi que su expresión era dulce. No estaba asustada. Me marché, cerrando la puerta de la consulta con cuidado. BPOV A la mañana siguiente la culpable de la vergüenza que había tenido que pasar estaba tan tranquila tomando un café en la acristalada cafetería del hospital. Entré en el local como una tromba. -¡Ángela! A esa hora aún había poca gente en la cafetería. Me miró con cara de total inocencia. -Buenos días, doctora Swan- sonrió con cara de angelito. Me senté frente a ella y la miré con la boca apretada y el ceño fruncido. Estaba realmente enfadada. -Dime una sola razón por la que no deba estar tan cabreada contigo como para pensar en cambiar de piso- gruñí. Ella abrió mucho los ojos. -Qué…qué… no pensaba que te lo tomarías tan mal, Bella. ¿Tan mala fue la experiencia?- su arrepentimiento era sincero. Mi cara me traicionó y empecé a sonrojarme intensamente al recordar aquel momento. Mierda. Ang empezó a soplarme a la cara mientras se carcajeaba. -Bella, me vas a contar qué pasó sin dejar ni una coma, porque la cara que pones es un poema, te lo aseguro -dijo riendo y moviendo la cabeza de un lado a otro. La mataría, seguro. Aunque ahora que la recordaba, la situación fue algo graciosa. En mi interior admiré los reflejos que tenía el cirujano, y no digamos
  • 28. Cambio De Destino DraBSwan la fuerza de sus brazos para cogerme al vuelo como lo hizo. Esos brazos…su cuerpo contra el mío, su aroma, su aliento cerca de mí… mi respiración volvía a agitarse. Para, Bella, stop, cambio, fuera. Mi amiga leía en mi cara el cambio de expresiones como en un libro y aguantaba la risa, con una ceja levantada. Me Página | 28 levanté para serenarme un poco y aproveché para pedir un café doble (no me acostumbraba al aguado café americano) y un donut. Volví a la mesa más tranquila. -Como castigo por lo que hiciste te vas a quedar sin información de primera, nena. Pero seguiré compartiendo tu casa, estás perdonada- la miré con petulancia, mientras bebía a sorbos mi café. Angela apuró el suyo mientras contemplaba el verde paisaje por la ventana. Entonces me miró. -Da igual, algo ha pasado y me lo vas a explicar tarde o temprano porque no podrás aguantar más. Pero no lo hagas ahora –miró por detrás de mi hombro- porque Edward Cullen está entrando en la "cafe" con su jefe. -¡Ja! Ya me has tomado bastante el pelo en las últimas horas, guapa. Desde que estoy aquí no ha venido ning… -Buenos días, chicas - solté un jadeo y mi vello se erizó al oír la acariciante voz. Me di la vuelta y alcé la mirada, que chocó con aquellos ojos ámbar y quedó atrapada en ellos, como una mariposa en una tela de araña, sin esperanzas de resistirse. Se situó a mi lado, mientras Joseph estaba pidiendo el desayuno en la barra. Su boca perfecta lucía una media sonrisa y volví a enrojecer. Estaba evidentemente turbada. Deslumbrada a mi pesar. -Hola, Edward, ¿te sientas con nosotras?- dijo Ángela. La iba a fulminar con la mirada, pero entonces constaté que ella tampoco era inmune a la sonrisa del seductor cirujano. Lo miraba completamente embobada. La piel de Edward estaba tan pálida como siempre, pero era un hermoso pálido satinado. Los ojos y el cabello le brillaban como si hubiera descansado ocho horas seguidas… sí, estaba perfecto, como siempre. No pude evitar pensar qué diferente era su aspecto comparado con el de Ángela o el mío propio. Ambas teníamos ojeras y estábamos pálidas, con esa palidez enfermiza de no haber descansado.
  • 29. Cambio De Destino DraBSwan -Buenos días, señoritas -saludó Joseph en nuestra dirección, mientras se desplazaba con una café en una mano y un sándwich en la otra hacia una mesa separada de la nuestra. Nosotras correspondimos al saludo. Agradecí que ese día Joseph no tuviera Página | 29 ganas de charlar, porque a veces estaba de lo más comunicativo y no le importaba sentarse a nuestro lado. Entonces contaba viejas anécdotas que te hacían reír mucho. -No, gracias, –sonrió Edward, volviendo a iluminar la gris mañana- me sentaré con Joseph, -señaló hacia él con un gesto de la cabeza- me sabe mal dejarlo solo.- Mientras decía esto mantenía sus ojos dorados aprisionando los míos, sin piedad. Cuando Edward hubo desaparecido de mi vista desperté del trance y pude volver a respirar con normalidad. Miré a mi amiga, quien me estudiaba la cara con una sonrisa cómplice, pero no continuó con el tema de antes. Otra de sus virtudes era que sabía no hacerse pesada. Charlamos un rato mientras acabábamos el desayuno y nos despedimos, ella en dirección al vestuario para cambiarse y marchar a casa y yo hacia la planta de pediatría. La mañana me pasó rápida. La planta estaba a rebosar, y como era normal para la época del año la mayoría de ingresos eran por infecciones respiratorias. El pase de visita lo hice conjuntamente con Peter, el "resi" de tercer año, y Maurice, un adjunto. Ambos parecían más niños aún que los propios pacientes. Uno de los pequeños ingresados tenía neumonía pero se iba recuperando rápidamente de tal forma que, como pasa con todos los niños que se encuentran bien, su madre apenas podía retenerlo en la cama. Cuando entramos los tres en la habitación se escondió tras su almohada y nos disparó con una pistola de Buzz Lightyear. Ante nuestra sorpresa Peter se desplomó sobre una silla agarrándose el pecho, con los ojos cerrados y la lengua fuera. El niño reía a más no poder. Una vez hube terminado mi trabajo me despedí y me dirigí al vestuario, situado en el sótano del hospital. -Bella, buenos días, o más bien tardes ¿Sales de guardia?- Bufé. Mike Newton me atacó vilmente cuando estaba esperando el ascensor. Sólo tenía que bajar dos pisos, pero a esa hora estaba francamente fatigada y ahorraba toda la energía posible.
  • 30. Cambio De Destino DraBSwan Aunque ya estaba arrepentida de no haber ido por las escaleras. Desde que nos conocimos Mike quería ligar conmigo de forma ostensible y yo no quería que tuviera ningún resquicio de duda sobre mi total falta de interés por él. Aunque tampoco quería herirlo, ese no era mi estilo. Sin embargo Mike Página | 30 pertenecía a esa insistente clase de chico que no atiende a las indirectas. -Mike- lo miré medio dormida- hola. Sí, salgo de guardia, y me iba a casa ya- respondí resaltando el "ya". El ascensor se abrió y entró conmigo. Mierda. Estaba claro que la conversación no había terminado, pero hubo un minuto de incómodo silencio mientras el ascensor nos dejaba en la planta de los vestuarios. -Bella, el próximo sábado vamos a ir a Port Angeles. ¿Te apetecería salir con nosotros? ¿Quedaría muy mal si le preguntaba quiénes eran "nosotros"? Dudé. La falta de sueño me enturbiaba las ideas y no se me ocurría qué excusa dar para negarme. Y sin pensar di una. Una nada original. -No, puedo, ya he quedado. -Ah- se sorprendió -¿Puedo saber con quién? "No es de tu incumbencia" hubiera sido una buena réplica para un tío normal. Pero no fue esa la que le di. Porque Mike era insistente. Pensé cuál era la mejor respuesta para que me dejara tranquila. -Con Edward Cullen- abrió los ojos como platos y la mandíbula hasta el esternón por lo que rápidamente expliqué, ampliando la mentira- vamos a hacer un trabajo para un congreso. Fue lo mejor que se me ocurrió. O eso pensaba, porque no hizo amago de despedirse y ya habíamos llegado a la puerta del vestuario femenino. Lo miré con fastidio. ¿Es que me iba a acompañar adentro? -¿Sobre qué es el trabajo? – inquirió con curiosidad. Piensa, Bella, piensa. -Sobre el manejo y las complicaciones de las apendicitis agudas infantiles comparando los resultados de este centro con los del hospital infantil de Seattle- Oí que decía una voz detrás nuestro.
  • 31. Cambio De Destino DraBSwan Ahora deseaba estar muerta. O por lo menos a 5.000 kilómetros de allí. Edward estaba justo detrás de nosotros. Ninguno de los dos lo había oído llegar. Su aspecto era tan inmejorable como a primera hora de la mañana y me contemplaba con la cabeza un poco ladeada, la mirada brillante y "esa" sonrisa. Página | 31 Mike estaba tan sorprendido como yo y apenas llegó a reaccionar. -El tema parece interesante. Si necesitáis otro colaborador me lo decís – respondió en un tono que dejaba intuir algo de ¿celos?- Hasta luego- se despidió y se dirigió rápidamente al ascensor. Lo seguí con la mirada hasta que desapareció. Ahora me había librado de un lío, pero ante mí tenía otro mayor. Desde luego, no podía decir que me aburriera en ese pequeño hospital. Me notaba cada vez más cansada y con la capacidad de reacción muy baja. Tomé una gran bocanada de aire y hablé. -Edward, yo… no quería…- empecé a farfullar nerviosa. Él me interrumpió, levantando una pálida mano de largos dedos. Hasta sus manos eran perfectas. -Tranquila, Bella. Sé que querías librarte de Mike. A veces es muy... persistente, por decirlo de alguna forma. Ya nos inventaremos cualquier cosa, como que hemos dejado el trabajo de investigación porque no daba buenos resultados – decía la melodía de su voz. En aquel momento era incapaz de pensar nada coherente, no podía hacer otra cosa que contemplarle embobada. De pronto me di cuenta de que estaba apoyada contra la pared. Él se había ido acercando a mí con un movimiento imperceptible y de forma inconsciente yo había ido retrocediendo. Se hallaba tan cerca de mí que, a pesar de que era bastante más alto que yo, notaba otra vez el perfume de su aliento. Alzó su mano como para tocarme la cara pero se detuvo antes de llegar a rozarme. Noté un cosquilleo en la zona de la cara que estuvo cerca de su piel. - Debes estar agotada, lo mejor será que vuelvas a casa, a descansar- dijo de forma inesperada, apartándose ligeramente de mí. Reaccioné. -Sí, eso haré. Gracias por la ayuda, Edward.- le sonreí tímidamente. Acababa de suceder algo, aunque él actuara como si nada.
  • 32. Cambio De Destino DraBSwan -¿Quieres que te lleve a casa? Yo también he acabado mi turno. Imagino que has venido en tu coche, pero quizá estás demasiado cansada como para conducir segura- me observó con algo de preocupación. -Gracias, Edward, pero puedo conducir, no vivo lejos - me apresuré a Página | 32 responder. -Bien, pues hasta mañana, doctora Swan.- sonrió y asintió con la cabeza, después de lo cual se dirigió al vestuario de hombres. Resistí la tentación de seguirle con la vista, no fuera a girarse. Bastante vergüenza había pasado ya en las últimas 24 horas. Capítulo 4 BPOV Salí del vestuario y me encaminé hacia las escaleras para subir el piso que me separaba de la salida. Me sentía extrañamente descansada para salir de guardia, y a mi alrededor la luz de los fluorescentes del techo se había atenuado, proporcionando una penumbra que extrañamente no me resultaba atemorizadora. Puse un pie en el primer escalón y de pronto mi cuerpo se
  • 33. Cambio De Destino DraBSwan desplazó hacia atrás cuando una fuerza me arrastró al hueco bajo las escaleras. No quise gritar. No tenía miedo. Entonces olí su aliento, su aroma dulce y atrayente, y vi la silueta de Edward en la penumbra. Mi cuerpo se llenó de un deseo ardiente. Página | 33 -Había olvidado decirte algo- susurró en mi oído. Sus brazos se cerraron entorno a mi cintura y sentí sus sedosos labios recorriendo lentamente el camino desde el lóbulo de mi oreja hasta la base de mi cuello. Mi piel se estremeció y rodeé su cuello con mis brazos, pegándome a su cuerpo, pidiendo más. Su lengua me torturó deshaciendo el camino que había seguido y acercándose a mis labios. -Pídeme que te bese. -Bésame, Edward. Un sonido infernal penetró en mi conciencia, y las dulces imágenes desaparecieron por completo. Estiré la mano para apagar la alarma de mi móvil. Eran las seis de la tarde. Me incorporé en la cama, sintiéndome mareada. Siempre que salía de guardia el cambio de ritmo horario me hacía sentirme atontada. Y mañana no estaría mucho mejor. Para colmo sentía una enorme sensación de frustración, como si alguien hubiera interrumpido el que iba a ser el mejor beso de mi vida. Agité la cabeza. Sabía lo que era la intimidad con un hombre, pero mi cuerpo jamás había reaccionado con tanta intensidad a alguien como lo hacía con el cirujano. -Buenas tardes, Bells. ¿Has descansado algo? – me preguntó Angela al oírme bajar las escaleras. Estaba sentada en el sofá, leyendo "Orgullo y Prejuicio". -Sí, más o menos.- gruñí. Bostecé y me froté los ojos, mirándome en el espejo del comedor. Dios, menudas pintas. Llevaba puesto el pijama, mi pelo estaba despeinado, y lucía unas ojeras donde se podrían cultivar champiñones. Me senté a su lado. -Pues nadie lo diría viéndote. Aunque no me extraña que no descanses si sueñas según qué cosas- dijo como si nada, sin apartar la vista del libro. No podía ser… al parecer había vuelto a hablar en sueños.
  • 34. Cambio De Destino DraBSwan -Bells, no te espío, pero tenías la puerta de la habitación abierta, y he pasado por delante justo cuando hablabas - se disculpó mi amiga, mirándome por encima del libro. -Tranquila, Ang- suspiré.- Lo cierto es que ese hombre me atrae, y mucho. Página | 34 Pero no es una buena idea pensar en él, me parece todo demasiado complicado. Y ni siquiera sé si le intereso - me sinceré. -Amiga, conozco a Edward hace cuatro años. Créeme si te digo que jamás había visto una mirada en sus ojos como la que te dirigía esta mañana en la cafetería… fue alucinante - rodó los ojos- ¡Estuve a punto de lanzarme encima suyo!- añadió carcajeándose. Me quedé pensativa. Entonces por qué esta mañana se había apartado cuando parecía que… pero Bella, ¿tú crees que el pasillo de los vestuarios es sitio para ir intimando con alguien? -No sé… no sé qué pensar- estaba demasiado agotada para eso. -Es que tú piensas demasiado, ese es el problema, doctora Swan. ¿Sabes qué voy a hacer? Me voy al videoclub y alquilo alguna película tonta, de reírse mucho y pensar poco. ¿Te apetece? -Me parece un plan estupendo - sonreí a mi amiga. -En ese caso hasta ahora. Se marchó y yo quedé pensativa, apoltronada en el sofá. Era feliz, de hecho me sentía mejor que en mucho tiempo. Y no podía obviar que Edward era una parte importante de este "mejor". Pero me entristecía el pensamiento de que no podía ser que un ángel así se fijara en una chica como yo. ¿Y si era una especie de broma, apuesta, o algo así? No parecía de ésos, por lo poco que sabía de él. Pero… ¿para qué darle más vueltas? Ang tenía razón. Tenía que vivir el presente, no complicármelo más con agobios mentales. Y ya veríamos qué pasaba en el futuro. ... El boletín meteorológico avisaba de un soleado fin de semana con alta posibilidad de nevada hacia principios de la semana siguiente, así que aprovechamos para hacer un poco de turismo durante el fin de semana.
  • 35. Cambio De Destino DraBSwan Afortunadamente el sábado salió soleado. El senderismo nunca me había atraído mucho pero el tiempo invitaba a salir de casa y absorber los escasos rayos de sol que nos brindaba el clima de Forks, así que acepté la proposición de Angela de salir a conocer el entorno natural. Me alegré mucho de haber Página | 35 aceptado. El parque natural de Olympic poseía parajes preciosos, y el estar disfrutando del sol por primera vez desde mi llegada me hacía sentir pletórica y cargada de energía. Ángela era una guía perfecta, conocía el terreno al dedillo y fue gracias a ella que no nos extraviamos. Hicimos un pic-nic en un claro del bosque, a pleno sol. -No habrá osos por aquí, ¿verdad?- dije con algo de aprensión mientras terminaba mi bocadillo. Al fin y al cabo yo era una chica de ciudad y no conocía la fauna local. -Sí, sí los hay- me atraganté y empecé a toser cuando escuché la respuesta de Ang, quien me dio varios golpes en la espalda- pero no tan cerca del pueblo, tranquila. Están más lejos, por las montañas. No les gustan los humanos, y hacen bien de mantenerse alejados. Por aquí vienen turistas que a veces no son nada respetuosos con la naturaleza -puso mala cara- ya sabes, depredadores de dos patas. Si te quedaras hasta la temporada de caza, en primavera, conocerías algunos. -No creo que tenga ese placer, Angela- repuse, mirándola. -Es cierto, te irás antes- suspiró - bien, pero antes de eso te voy a enseñar la región - se levantó.- ¡Andando, chica de ciudad! ¡Te voy a convertir en toda una exploradora!- Rió al ver mi cara de susto y extendió la mano para ayudar a levantarme. Anduvimos un rato en silencio. Los sonidos del bosque eran relajantes. El camino estaba bien señalado y era cómodo andar por él. También era cómodo ir con Angela en silencio. Mi mente se puso a divagar. Hacía sólo tres semanas que la conocía y era de las pocas personas con las que me encontraba tan bien hablando como callada. Encontrar a una amiga tan increíble como ella había hecho que mi adaptación fuera más rápida. La idea de marchar a Seattle no me animaba tanto como escasas semanas atrás. Tenía la rara sensación de estar en mi hogar, aún sabiendo que lo que yo llamaba así estaba a miles de kilómetros cruzando un océano. El día siguiente también amaneció soleado para nuestra enorme sorpresa, sobre todo la mía. Parecía que la naturaleza quería enseñarnos su mejor aspecto antes
  • 36. Cambio De Destino DraBSwan de ponernos mala cara. Había pensado ir a Port Angeles pero mi compañera tenía otros planes. -Bella, ¿qué te parece si, ya que ha salido este día, seguimos con las excursiones?- comentó mientras servía el café del desayuno. Página | 36 -No sé…- dudé. La verdad es que el día anterior había disfrutado, pero… -Podíamos ir a la playa, y conocerías la reserva india de La Push, venga, seguro que lo pasamos bien- me miró con un brillo especial en la mirada que me hizo sospechar algo. -Angela, me ocultas algo,- la miré suspicaz y vi que tenía razón, porque empezó a enrojecer ante mi escrutinio- algo… ¿o alguien? -Vale. Hay una cosa que no te he explicado. Lo haré ahora y te podrás vengar de todas las veces que me he metido contigo por lo de Edward- me miró algo cortada.- Hay un chico, un médico que vivía antes en la reserva de La Push. Hizo la especialidad de urgencias y hace unos meses está en Seattle, trabajando en el Northwest Hospital. Se llama Jacob Black. Me ha avisado de que este fin de semana está visitando a su padre y me gustaría verlo. Me disgustó un poco que mi amiga no hubiera confiado en mí lo suficiente como para abrirme su corazón hasta ahora, y así se lo hice saber. Me explicó que no me había comentado nada porque pensaba que no era importante, que sólo era un amigo, pero que cuanto más tiempo pasaba sin ver a Jake más se daba cuenta de que lo que sentía no era sólo amistad. La Push estaba a unos veinte minutos de Forks yendo en coche. Nunca había visto una reserva india. En realidad era un pueblo con un pequeño núcleo urbanístico y alrededor varias casas desperdigadas. Estaba claro que el turismo era una fuente de ingresos importante, ya que las típicas (y horribles) tiendas de recuerdos para turistas hacían acto de presencia por doquier. Billy Black, el padre de Jacob, vivía en una de las casas de las afueras. Era una cabaña humilde pero bonita. No había escalones por ningún sitio ya que, según me explicó mi amiga, Billy iba en silla de ruedas. Nos acercamos y fuimos a llamar a la puerta cuando de repente esta se abrió. -¡Angela!
  • 37. Cambio De Destino DraBSwan Un hombre alto, moreno y de piel cobriza, de veintitantos años, salió como una estampida y se abalanzó sobre mi amiga, la levantó y empezó a girar con ella en el aire como si fuera una muñeca. Sólo se oían las risas de los dos. De repente sentí que sobraba. ¿Cómo podía Ángela estar tan ciega? Era evidente que había Página | 37 algo intenso entre ellos dos. Cuando Ángela amenazó con vomitar sobre Jacob este la depositó con cuidado en el suelo. Ambos seguían riendo. Entonces parecieron recordar mi presencia. Ella nos presentó y Jacob me estampó un par de besos en la cara. Para mi sorpresa me habló en perfecto español. -Encantado de conocerte, Bella- dijo sonriente. Era muy atractivo y tenía los ojos de un profundo color negro, cálidos y brillantes. -¡Vaya! ¡Hablas español, y tienes un acento estupendo! – repuse sorprendida. -Sí, siempre me han gustado los idiomas, particularmente el tuyo. El español, demás, me resulta muy útil en Urgencias.- Mientras hablaba Ángela lo miraba con una sonrisa embobada. Jake me presentó a su padre, quien nos invitó a comer con tal alegría que hubiera sido una descortesía negarse. Era un poco pronto, pero así aprovecharíamos bien el resto del día. Más tarde Jake nos enseñó la reserva y sus alrededores hasta la playa. Aquel día no había oleaje y el sol hacía que el azul del mar fuera intenso y deslumbrante. No era un sitio que invitara a darse un chapuzón (ni siquiera en pleno verano, pensé comparándolo con mi Mediterráneo) pero sí a sentarse, relajarse y respirar la fresca brisa marina. Mientras charlábamos pude notar cómo Jake miraba a Ángela con un brillo especial cuando ella no lo observaba. Me pareció que harían una pareja estupenda, y me encontré de nuevo pensando en Edward. Ya de vuelta a casa ambas nos sentíamos cansadas pero felices. La dosis extra de sol, oxígeno y amistad me había ido fenomenal. Le comenté a Ángela lo que había observado en Jacob y, simulando estar enfadada, me lanzó un cojín del sofá al tiempo que me decía que necesitaba gafas. Pero cuando se fue a acostar iba canturreando para sí. EPOV El jefe me llamó la tarde del domingo para pedirme si podía hacer la guardia del lunes y con eso me dio una más que agradable sorpresa. Sabía que a Bella
  • 38. Cambio De Destino DraBSwan le tocaba estar de guardia, así que no dudé en decirle que sí. Colgué el teléfono con una sonrisa de oreja a oreja. Me disponía a seguir tocando el piano cuando el teléfono volvió a sonar. Esperaba que no fuera el jefe para decirme que Mike ya se encontraba bien. Página | 38 -Hola, Edward. -¡Carlisle! Qué alegría oírte. Hacía días que no hablábamos. ¿Cómo van las cosas por Vancouver? Mis padres estaban viviendo en esa ciudad canadiense desde que a Carlisle le surgiera un puesto de cirujano torácico en el Hospital General de dicha ciudad. Su clima nuboso era apropiado para los de nuestra especie, y no se lo pensó mucho. Podría estar trabajando unos cuantos años sin levantar sospechas. -Bien, bien hijo. El próximo fin de semana ni Esme ni yo trabajamos. ¿Te iría bien que fuéramos a visitarte?- Otra buena noticia. -Claro. Tengo guardia el domingo pero creo que podré cambiarla. Tengo muchas ganas de veros. -De acuerdo. También tenemos ganas de verte, hijo...- se interrumpió. -¿Pasa alguna cosa, Carlisle?- era evidente que algo le preocupaba. -¿Cómo van las cosas con la humana de la que me hablas… con Bella?- dijo con voz cautelosa. Claro, tenía que haberlo imaginado. La primera vez que le hablé de ella ya noté que no le gustaba mucho que me llamara la atención una humana. -¿Qué es lo que te preocupa, Carlisle? –fui directo. No necesitaba ser vidente para saber que me iba a caer un sermón. -No lo sé, Edward. Que yo sepa jamás te había atraído mucho ninguna mujer, vampira o humana. Esto de ahora es tan poco habitual que me preocupa. Mi padre tenía razón. En mi familia todos estaban emparejados, excepto yo. Y aunque mis 120 años me habían dado tiempo para disfrutar de unas cuantas relaciones ninguna de ellas había durado mucho, significando nada más que un desahogo temporal. A veces envidiaba la vida sentimental de mis hermanos y mis padres, y entonces me sentía el viejo solterón amargado de la familia. Pero la mayor parte del tiempo no pensaba en ello.
  • 39. Cambio De Destino DraBSwan -Carlisle. Bella me atrae, es cierto. Pero no hay nada más por ahora, así que preocuparte por eso es prematuro. Atracción. Seguramente se podría llamar así, aunque si era sincero conmigo mismo, cosa que culpablemente no lo era con mi padre, pensaba que era algo Página | 39 más que eso. Con frecuencia me sorprendía a mi mismo pensando en ella más de lo que debiera, la echaba de menos los fines de semana, y cuando estaba en el hospital me hacía el encontradizo para poder oler su incomparable aroma y ver ruborizarse su cara de ángel. En ocasiones me permitía imaginar qué sabor tendría su piel, su boca… -¿Y ella? ¿Te parece que se interesa por ti? – la voz de Carlisle me obligó a centrarme de nuevo en nuestra conversación. Recordé con placer cómo se alteraba el cuerpo de Bella cuando nos veíamos. -No lo sé. Apenas la conozco, y no puedo conocer sus pensamientos. Pero creo que sí, de alguna forma le intereso. No obstante no sé hasta qué punto - suspiré. Estaba acostumbrado a ciertas reacciones que podía provocar en el organismo de las mujeres, reacciones que no me habían importado demasiado hasta este momento. Todo sería más fácil si pudiera leer su mente. -Edward… he sabido de algunos casos de relaciones entre humanos y los de nuestra especie, y ninguna de ellas ha acabado bien- la última parte de la frase sonó ominosa. -¿Qué quieres decir con eso?- repuse realmente ofendido- ¿Piensas que ella corre peligro conmigo? Creo que he demostrado hace tiempo que tengo suficiente autocontrol, ¿si no qué coño hago oliendo sangre continuamente en el trabajo? -No quería decir eso, y a mí no me hables así Edward- repuso él, serio.- Me refiero a que ¿hasta dónde pretendes llegar con ella? ¿Te has planteado el futuro? Tarde o temprano sospechará algo, si llegáis a estar… juntos - bufé. Como si no me hubiera planteado eso. -Discúlpame por hablarte así. Y por favor, no le des más importancia a algo que de momento no la tiene. Si alguna vez pensara que la pongo en peligro, me alejaría de ella, y lo sabes. Pero no lo creo así. No le des más vueltas, no hay nada más.
  • 40. Cambio De Destino DraBSwan -Nada más pero, y cito tus propias palabras, notaste su aroma con una intensidad que jamás habías sentido antes con cualquier humano. No deseaste morderla, pero está claro que ella supone para ti un estímulo al que no estás acostumbrado. No sabes cómo reaccionarías ante una mayor… digamos… Página | 40 proximidad. Ahora me sentía como se debe sentir un hormonado adolescente aconsejado por su padre sobre sexo seguro. Si pudiera sonrojarme, lo estaría haciendo. -De acuerdo, vamos a dejarlo ya, ¿vale? Tú estudia más sobre el caso, sobre las historias entre vampiros y humanos, y qué significado puede tener que yo no le pueda oír el pensamiento. Y cuando sepas algo más hablaremos. Prometo escucharte serenamente. - Como si no te conociera –noté que sonreía.- Bien. Te paso a Esme, hijo. -Hola, cariño…- escuché la dulce voz de mi madre adoptiva. Llevaba horas dándole vueltas a lo que había hablado con Carlisle. Me sentía internamente dividido. Una parte de mí me decía que lo mejor que podía hacer era olvidarme de Bella, que estaba siendo egoísta, que mi padre tenía razón en sus temores y acabaría haciéndole daño. Pero otra parte me decía que no había nada malo. Sólo quería acercarme a ella, nada más. Era perfectamente capaz de controlarme. BPOV A la mañana siguiente, el clima había dado un giro de 180 grados. Cuando salí para ir hacia el trabajo (sola, pues Ángela libraba) caían los primeros copos de nieve. Era lunes, y volvía a tener guardia. Las guardias nunca me hacían ilusión pero según con qué compañeros coincidía eran más o menos pasables. A veces hasta divertidas. Pero esta no me hacía nada de gracia, por varios motivos. El adjunto pediatra con el que estaba de guardia, William Kane, no pertenecía a la plantilla del hospital, hacía sólo una guardia al mes y el resto del tiempo se dedicaba a su consulta privada. Por tanto iría más perdido que yo. Emily me había dicho que no me preocupara, que si había problemas la podía llamar. El adjunto de cirugía era uno de esos cirujanos estúpidos que se creen tocados por la mano divina. Vale, era buen cirujano, pero eso no le daba permiso para maltratar a las personas. Y el residente… era Mike Newton. Eso era lo que peor