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Artículo Experimental.
**	
Correspondencia: Olga Lucia Valencia, Universidad Complutense de Madrid, España; Facultad de Psicología, Universidad Santo Tomas. Correo
electrónico: ovalencia1@hotmail.com. Miguel Ángel Labrador, Universidad Complutense de Madrid. Centro Penitenciario, Madrid IV-Naval Carne-
ro. Correo electrónico: labradorma@eresmas.com. Martha Rosa Peña. Universidad de los Andes. Correo electrónico: martha_fukl@hotmail.com.
Características demográficas y psicosociales
de los agresores sexuales*
Demographics and psychosocial characteristics of sexual
Olga Lucía Valencia**
Universidad Complutense de Madrid,
España
Universidad Santo Tomás, Colombia
Miguel Ángel Labrador
Universidad Complutense de Madrid,
España
Martha del Rosario Peña
Universidad de los Andes, Colombia
Recibido: 18 de febrero de 2010
Revisado: 29 de marzo de 2010
Aceptado: 23 de maayo de 2010
Resumen
El artículo describe algunas características demográ-
ficas y psicosociales asociadas con las conductas de
los agresores sexuales. Las primeras que se describen
son: el estado civil, el número de empleos, la edad
del primer delito, y el parentesco con las víctimas.
Respecto a los antecedentes socio familiares, se des-
criben: la historia de fracaso escolar, la historia de
maltrato, la historia de alcoholismo en la familia de
origen y antecedentes de violencia sexual en los par-
ticipantes. Se encontraron relaciones significativas,
entre el maltrato, edad del primer delito, fracaso es-
colar y maltrato físico, así como maltrato sexual en
la historia del sujeto. No se encontró relación entre
el número de empleos y la agresión sexual, y aunque
la literatura plantea que hay más casos en que los
agresores son conocidos y familiares de las víctimas,
en el estudio sólo se encontró esta variable en el 25%
de los casos.
Palabras clave: agresor sexual, antecedentes de la
agresión sexual, prevención.
Divers.: Perspect. Psicol. / ISSN: 1794-9998 / Vol. 6 / No
2 / 2010 / pp. 297-308
298 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No
2, 2010
Olga Lucía Valencia, Miguel Ángel Labrador, Martha del Rosario Peña
Abstract
The article describes demographic and psychosocial characteristics associated with the behavior
of sexual aggressors. The first characteristics described are: Marital status, number of jobs, age
of the first commited crime, and the relationship with the victims. According to the socio-familiar
background, some points described are: The story about failure during school years, the story
about abuse in the family of origin and the sexual abuse background and the story of alcoholism
in the family of origin. Significant connections were found between the abuse, the age of the first
commited crime, failure in the school and the physical and sexual abuse. Connections between the
number of jobs and the sexual aggression were not found, and even though the literature indicates
that there are more cases were aggressors were relatives or known by the victims, in this research
this particular variable was found in only 25% of the cases.
Key words: sexual aggressor, background of the sexual aggression, prevention.
Introducción
La agresión sexual es un fenómeno multicausal,
es decir, hay que tener en cuenta diversas va-
riables del organismo y del ambiente para poder
explicarlo. Entre estas variables se encuentran las
relacionadas con el ambiente sociofamiliar, mal-
trato, abandono y agresión sexual, el contexto
socio cultural y las variables asociadas a la perso-
na (motivaciones, alteraciones de pensamiento,
trastornos de comportamiento, entre otras).
Cuando se habla de agresión sexual, hay que te-
ner en cuenta dos aspectos: por un lado, se des-
conoce el número real de agresiones sexuales,
y segundo, no existen perfiles de personalidad
típicos de agresores sexuales. Los hay emocio-
nalmente estables e inestables, introvertidos y
extrovertidos, homosexuales y heterosexuales,
de todas las edades (Vásquez, 2005). Para poder
hacer una evaluación de los agresores sexuales,
se hace necesario mirar el rango de edad en el
que predomina esta conducta, su historia escolar,
familiar, laboral, antecedentes penales, etc. En
este documento nos vamos a centrar en tres bási-
camente: las características demográficas, ante-
cedentes socio-familiares y consumo de alcohol.
Características demográficas
Edad: Echeburúa y Guerricaechevarría (2000)
mencionan que la edad en la que se manifies-
ta con mayor frecuencia el abuso sexual es en
la etapa media de vida (entre los treinta y los
cincuenta años). Según Romero (2006), la mayo-
ría comete los delitos entre los veinticinco y los
cuarenta años, pero siguen cometiendo las agre-
siones sexuales hasta los sesenta y setenta años,
y su nivel cultural es de tipo medio en casi to-
dos los casos. No deja de ser preocupante, que
el 20% de las agresiones sexuales sean cometidas
por adolescentes y que el 50% de los abusadores
sexuales mayores hayan llevado a cabo sus prime-
ras conductas cuando tenían menos de dieciséis
años. De acuerdo con Gerardin y Thibaut (2004),
en el estado de Utah se reportó un incremento
del 834% en las denuncias de agresores sexuales
juveniles entre 1983 y 1992. Los profesionales in-
teresados en estos agresores aseguran que esta
población se ha incrementado significativamente
en las últimas dos décadas. En el Reino Unido se
ha calculado que el incremento de las agresiones
juveniles es del 20% y la mitad del total de casos
ocurre antes de los 13 años.
Sexo, estado civil y parentesco: Los agresores sue-
len ser hombres (cerca del 87%) (Noguerol, 2005),
estar casados y habitualmente entre el 65% y el
85% de los casos, son familiares en primer grado
(Echeburúa y Guerricaechevarría, 2000; Nogue-
rol, 2005), o allegados de la víctima (profesores,
tutores, vecinos, etc.), lo que les permite un fácil
acceso al niño.
Como lo menciona Romero (2006): “El delito
sexual es cometido mayoritariamente por hom-
299REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No
2, 2010
Características demográficas y psicosociales de los agresores sexuales
bres (entre el 85% y el 90%), y la mayoría de sus
víctimas son mujeres y niños” (p. 127). En Colom-
bia, los padrastros, padres, otros familiares civiles
y consanguíneos, tíos, primos abuelos, hermanos,
cuñados, esposo, madre, hijo, madrastra y suegro,
fueron protagonistas en el 30% de los casos cono-
cidos y en los años 2007 y 2008 los casos subieron
a un 40% (Instituto Nacional de Medicina Legal,
2004, 2007 y 2008). De acuerdo con Echeburúa y
Guerricaechevarría (2000), en los casos de abuso
por parte de familiares o conocidos, las situacio-
nes de abuso son más duraderas en el tiempo, no
llega a darse la penetración y no suelen plantear-
se conductas de violencia física ni amenazas de
ejercerla. De todas las posibilidades, el incesto
padre-hija es el más traumático por lo que su-
pone la disolución de los vínculos familiares más
básicos. Sólo en una pequeña parte (del 15 al 35%
del total) el agresor es un completo desconocido
para la víctima. En este tipo de casos el abuso
se da en ocasiones aisladas y puede estar liga-
do a conductas violentas o amenazas de ellas, al
menos en un 10% - 15% de los casos (Echeburúa y
Guerricaechevarría, 2000).
Historia sociofamiliar
Aunque no se puede hablar de un único perfil
del agresor, ni de antecedentes determinantes,
sí se deben considerar algunas características
que la investigación ha demostrado son relevan-
tes y guardan alguna correlación con la conducta
sexual. De estas características se debe conside-
rar: (a) exposición por observación o victimiza-
ción a la violencia en la familia de origen, (b) baja
autoestima, (c) déficit en habilidades verbales y
asertividad y (d) consumo de alcohol y drogas (se
ha de considerar que por sí misma no es una va-
riable suficiente para explicar el abuso, pero es
deshinibidora de la agresión) (Noguerol, 2005). De
estas cuatro variables, en este trabajo se van a
señalar dos: la historia de maltrato y el consumo
de alcohol.
Antecedentes de maltrato: los niños que han teni-
do infancias desestructuradas y muy deficitarias,
cuando son adultos desarrollan modelos de afec-
tividad patológica y de sexualidad inadecuada.
Aparecen actitudes machistas y se podrían desa-
rrollar actitudes inadecuadas con la pornografía
(Romero, 2006). De acuerdo con Marshall y Mars-
hall (2002), los delincuentes sexuales tienen una
alta probabilidad de crecer en hogares en los que
el apego con sus padres ha sido una experiencia
destructiva que les ha enseñado a enfrentarse a
los problemas con violencia o cualquier estrategia
para no ocuparse de ellos; en ambos casos hay
un sentimiento de autoindulgencia, de no asumir
la responsabilidad personal. El origen de todo
habría que ponerlo en las características de las
familias de los delincuentes sexuales, dominadas
por el consumo de alcohol, el abuso y la negligen-
cia hacia sus hijos, actividades delictivas y aisla-
miento social.
Por ello se asume que en estas personas hay pro-
cesos de socialización deficientes debido a la des-
estructuración familiar, violencia física o psíquica
ejercida por parte de sus progenitores, problemas
de aprendizaje, fracaso escolar, alcoholismo en la
familia, abuso emocional o sexual en la infancia,
etc. (Carcedo & Reviriego, 2007).
De acuerdo con Gerardin & Thibaut (2004) los
factores ambientales que explican las agresiones
sexuales en los adolescentes van desde la expo-
sición a modelos de conducta agresiva, experien-
cias de maltrato, exposición a la pornografía y
abuso de sustancias. Este autor encontró que el
66% de una muestra de agresores sexuales adoles-
centes había sufrido victimización de orden físico
(19%) o sexual (49%). En otros estudios se ha en-
contrado que los ofensores sexuales estaban bajo
la influencia del alcohol en el momento en que
cometieron la agresión, y ésta variaba del 3.4%
hasta el 72%. Aunque el consumo ha sido identi-
ficado como un problema para muchos ofensores
sexuales, el papel del abuso de sustancias en la
ofensa sexual permanece incierto (Díaz, 2003).
Agresión sexual en la infancia
Marshall y Marshall (2002) añade al conjunto de
experiencias relevantes para comprender la etio-
logía de la violencia sexual el haber sufrido abu-
sos sexuales en la infancia. Gidycz, Warkentin &
300 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No
2, 2010
Olga Lucía Valencia, Miguel Ángel Labrador, Martha del Rosario Peña
Orchowski (2007) encontraron que el principal
predictor de la aparición de la conducta sexual
agresiva en la adultez es haber sido víctima de
ella en el pasado. En este estudio el 18% de los
hombres manifestaron haber participado alguna
forma de agresión sexual en el pasado y el 84% de
los hombres que tuvieron una historia de agresión
física y reportaron haber sido victimas de maltra-
to verbal severo.
Consumo de alcohol
Malamuth, Sockloskie, Koss & Tanaka (1991) enfa-
tizaron la importancia de tener en cuenta múlti-
ples factores para poder explicar el porqué una
persona comete una agresión sexual, entre ellas,
el alcohol es una variable situacional frecuente-
mente estudiada (Gidycz et al., 2007; Abbey y
Mc Auslan, 2004). Aproximadamente la mitad de
los agresores sexuales tienen problemas con el
consumo de alcohol. En el estudio realizado por
Gidycz et al. Se encontró que de una muestra de
75 participantes, el 52% de las agresiones incluyó
consumo de alcohol por parte del agresor.
Según Abracen, Mailloux, Serin, Cousineau, Mal-
colm & Looman (2004) el abuso de sustancias y
en particular el abuso de alcohol es una variable
importante que se debe evaluar con relación a
los agresores sexuales. El consumo de alcohol es
un factor de riesgo importante relacionado con
la reincidencia. De igual manera, en un estudio
donde se usó el “Michigan Alcoholism Screening
Test” (Selzer, 1971, citado por Marshall y Serran,
2000) encontraron que el 55.8% de los agresores
sexuales puntuó dentro del rango de alcoholismo
en esta prueba.
Otras variables relacionadas con la
agresión sexual
Los estudios y la experiencia dentro del ambien-
te penitenciario nos indican que entre más joven
es una persona cuando comete el primer delito,
el riesgo de peligrosidad es mas alto1
. Esto es
1	 En la prueba revisada HCR-20, la Escala de Evaluación de Riesgo
de Violencia, de Webster, Douglas, Eaves & Hart (2006), dentro de
los ítems históricos, el primer acto de violencia a edad temprana,
es un indicador de riesgo de peligrosidad y es el factor H2.
preocupante en la medida que la edad en la que
encontramos que se comete la primera agresión
sexual va en decremento, es decir, cada vez en-
contramos agresores sexuales más jóvenes.
Según Becket, (1999, citado por Noguerol, 2005),
el 33% de los agresores sexuales comenzaron con
sus conductas abusivas a una edad muy temprana.
Aunque hay pocos estudios longitudinales sobre
las acciones cometidas por los agresores sexuales,
Malamuth, Linz, Heavey, Barnes & Acker (1995,
citados por Abbey & Mc Auslan, 2004), hicieron un
estudio de diez años de seguimiento a un grupo
de estudiantes de secundaria encontrando resul-
tados interesantes. Al comparar las tres medicio-
nes elaboradas por medio de encuestas a lo largo
de cuatro años de mantenerse en la secundaria,
al final del estudio encontraron que el 14% había
reportado haber tenido algún intento de violación
hacia otra persona y el 34% admitió haber come-
tido al menos un acto de agresión sexual.
Teniendo en cuenta la gravedad del problema y
la situación de incremento en frecuencia de los
ofensores sexuales juveniles, hay que resaltar que
aparte de los datos que se tienen sobre el núme-
ro de agresores penalizados, son las cifras de las
víctimas las que nos permiten evaluar la magni-
tud del asunto. López, 1997, citado por Noguerol,
2005) plantea que haciendo un balance de die-
cinueve investigaciones desarrolladas en Estados
Unidos, Canadá e Inglaterra, se concluyó que hay
una prevalencia de afectación del 20% en pobla-
ción femenina y un 10% en población masculina.
En España, los datos son similares. Se encuen-
tra un grado de afectación de 23% en población
femenina y de 15% en población masculina. Es
importante considerar que esta prevalencia, evi-
dentemente elevada, hace referencia a toda tipo-
logía de abuso sexual que es muy amplia y varia-
da. Asimismo, Marshall y Serran (2000) plantean
que los agresores sexuales escogen como víctimas
a adultos, que en su mayoría son mujeres.
Noguerol (2005) plantea que aunque algunos es-
tudios hablan de una mayoría de niñas víctimas,
los más recientes plantean que los varones sufren
más abusos de los que se detectan. En cuanto a
301REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No
2, 2010
Características demográficas y psicosociales de los agresores sexuales
la edad de las víctimas, el 51,92% de los casos
sufrieron el abuso entre los cero y cinco años, el
30,77% entre seis y once años, el 1,92% de doce en
adelante y el 15,38% no recuerdan la edad exacta
del primer suceso.
Al observar las tasas por sexo y grupo de edad, la
posibilidad de sufrir una agresión sexual es mayor,
sin excepción, en las mujeres, particular­mente,
más jóvenes. La tasa más alta se presenta en-
tre los diez y catorce años (182,7 por 100.000), la
agresión en los niños varones con tasa más alta se
presenta entre 5 a 9 años. Las agresiones sexuales
se presentan en todos los grupos incluyendo los
mayores de 60 años (Instituto Nacional de Medici-
na Legal, 2007).
La frecuencia de las agresiones sexuales a meno-
res es alta. En una muestra nacional de adultos
varones obtenida en EE.UU, se les preguntó si al-
guna vez habían acosado a un niño, y el 17% dijo
que “sí” (Marshall & Serran, 2000). El “Committee
on Sexual Offences” dirigió una encuesta nacio-
nal en Canadá, en 1984, e hizo un estudio para
determinar la frecuencia con la que un menor es
víctima de abuso sexual, y concluyó que la mitad
de las mujeres canadienses y un tercio de varones
canadienses ha sido sexualmente victimizado, y
que el 80% de estos fue víctima de abuso sexual
antes de los dieciocho años. El 70% de los varo-
nes y el 62% de las mujeres eran preadolescentes
cuando las agresiones ocurrieron.
Ahora se van a describir las características socio
demográficas y familiares, en relación con la con-
ducta de agresión sexual.
Método
Diseño
Es un diseño retrospectivo, realizado con una
muestra que no ha sido seleccionada al azar.
Participantes
Cuarenta y tres internos, de los cuales 40 son de
nacionalidad española y los 3 restantes son de
otras nacionalidades. En cuanto a su estado civil,
19 internos son solteros, 5 casados, 17 separados
y 1 viudo. Los participantes están cumpliendo
condena por delitos sexuales.
Instrumentos
Se utilizó la entrevista semiestructurada y se to-
maron las historias consignadas en las carpetas,
las cuales tenían la información de historia del
paciente, antecedentes, características psicológi-
cas y las variables jurídicas.
Resultados
La descripción de las características sociodemo-
gráficas, antecedentes sociofamiliares y el con-
sumo de alcohol se realiza presentando distintos
tipos de tablas cruzadas que no se complementan
necesariamente con análisis estadístico inferen-
cial, aspecto que se explica por el tamaño de la
muestra.
Dentro de las características sociodemográficas
se analiza estado civil, número de empleos, edad
cuando se cometió el primer delito y el parentes-
co con las víctimas. La Tabla 1 presenta la fre-
cuencia de agresores teniendo en cuenta el nú-
mero de víctimas y el estado civil de los agresores
cuando cometieron el delito.
Tabla 1. Frecuencia de agresores teniendo en
cuenta el estado civil y el número de víctima
Número de víctimas
Estado Civil 1 2 4 6
Soltero 10 8 1 -
Casado 3 2 - -
Separado/Divorciado 10 3 2 2
Viudo 1 - - -
Como se aprecia en la Tabla 1, diecinueve (19) in-
ternos solteros agredieron hasta cuatro víctimas,
y diecisiete (17) internos separados/divorciados
agredieron hasta seis víctimas. Cinco (5) agreso-
res casados atacaron hasta dos víctimas y el único
302 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No
2, 2010
Olga Lucía Valencia, Miguel Ángel Labrador, Martha del Rosario Peña
agresor viudo de la muestra atacó sólo a una víc-
tima. El mayor número de agresores se ubican en
la categoría soltero y separado/divorciado.
La Tabla 2 presenta la frecuencia de agresores
teniendo en cuenta su estado civil y el número
de delitos sexuales. Diecinueve (19) agresores
solteros y diecisiete (17) agresores separados/di-
vorciados cometieron hasta 50 delitos sexuales.
Cinco (5) agresores casados cometieron hasta dos
delitos sexuales. El único viudo de la muestra co-
metió hasta 50 delitos sexuales. Este caso corres-
ponde a un agresor que fue condenado por deli-
to sexual continuado (que se comete durante un
largo periodo de tiempo con la misma víctima).
Los agresores solteros y separados/divorciados,
mayores en número con respecto a los casados y
viudos, han cometido más delitos sexuales.
Tabla 2. Frecuencia de agresores teniendo en
cuenta el estado civil y el número de delitos
sexuales
Número de delitos
Estado civil 1 2 3-50
Soltero 6 8 5
Casado 3 2 -
Separado/Divorciado 7 3 7
Viudo - - 1
Para conocer la asociación entre el número de
empleos y el número total de delitos se calculó
el coeficiente de correlación de Spearman con
un nivel de significancia de 0.05. No se halló una
correlación significativa entre estas variables
(rs=0,02, p=0,87).
Para conocer la relación entre la edad del primer
delito y la edad del primer delito sexual, se calcu-
ló el coeficiente de correlación producto-momen-
to de Pearson. Se halló una correlación estadísti-
camente significativa (r= 0,634, p=0,0000) al nivel
de significancia de 0.01. Por la dirección de la
correlación se puede deducir que quienes tienen
un inicio temprano en actividad delictiva general
tienen un inicio prematuro en delitos sexuales.
Respecto al parentesco del agresor con la vícti-
ma, once (11) agresores escogieron como víctimas
a personas con algún tipo de parentesco (hijas,
hijastras, sobrinas y nietas) y treinta y dos (32)
agresores atacaron a víctimas desconocidas.
Se presenta a continuación el análisis descriptivo
para las variables agrupadas en la dimensión de
antecedentes sociofamiliares. Se incluyen en esta
dimensión la historia de fracaso escolar, la histo-
ria de maltrato en la familia de origen, la historia
del abuso sexual en la infancia y la historia de
alcoholismo en la familia de origen. La Tabla 3
presenta los descriptivos de edad al cometer el
primer delito (cualquier delito) teniendo en cuen-
ta la historia de fracaso escolar.
Tabla 3. Descriptivos de la edad que se tiene al
cometer el primer delito (cualquier delito) te-
niendo en cuenta la historia de fracaso escolar
Fracaso
escolar
Edad
media
Dt Min. Max.
Presencia 22 7 12 39
Ausencia 30 8 20 41
De acuerdo con la Tabla 3 los internos que tie-
nen antecedentes de fracaso escolar cometieron
su primer delito entre los 12 y 39 años; mientras
que aquellos que no tienen tal antecedente co-
metieron su primer delito entre los 20 y 41 años.
Los internos con antecedentes de fracaso escolar
cometieron su primer delito en promedio a los 22
años y los que no tienen tal antecedente lo come-
tieron en promedio a los 30 años. Este resultado
señala que quienes tienen antecedentes de fra-
caso escolar tienden a comenzar más jóvenes su
actividad delictiva.
La Tabla 4 presenta los descriptivos de la edad
que se tiene al cometer el primer delito sexual
teniendo en cuenta la historia de fracaso esco-
lar. De acuerdo con esta Tabla los agresores que
tienen historia de fracaso escolar cometieron su
primer delito sexual entre los 16 y 51 años; mien-
tras que aquellos que no tienen este historial lo
cometieron entre los 23 y 55 años. Los agresores
con antecedentes de fracaso escolar cometieron
303REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No
2, 2010
Características demográficas y psicosociales de los agresores sexuales
su primer delito en promedio a los 28 años y los
que no tienen tal antecedente lo cometieron en
promedio a los 37 años. Este resultado señala que
quienes tienen antecedentes de fracaso escolar
tienden a comenzar más jóvenes su actividad de-
lictiva sexual.
Tabla 4. Descriptivos de la edad que se tiene al
cometer el primer delito sexual teniendo en cuen-
ta la historia de fracaso escolar
Fracaso
escolar
Edad
media
Desv. Min. Max.
Presencia 28 7 16 51
Ausencia 37 11 23 55
La Tabla 5 presenta los descriptivos del número
total de delitos teniendo en cuenta la historia de
maltrato en la familia de origen. Como se obser-
va en esta Tabla, quienes tienen antecedentes de
maltrato familiar cometieron en promedio diez
delitos y los que no tienen este antecedente co-
metieron en promedio cinco delitos. Los internos
con antecedentes de maltrato en la familiar de
origen han cometido entre 1 y 51 delitos a dife-
rencia de los que no tienen este antecedente,
quienes han cometido entre 1 y 18 delitos. Este
resultado señala que quienes han sido maltrata-
dos en su familia de origen tienden a cometer un
número mayor de delitos.
Tabla 5. Descriptivos del número total de delitos
teniendo en cuenta la historia de maltrato en la
familia de origen
Maltrato
familiar
Promedio total
de delitos
Desv. Min. Max.
Presencia 10 12 1 51
Ausencia 5 5 1 18
La Tabla 6 presenta los descriptivos del número
total de delitos sexuales teniendo en cuenta la
historia de maltrato en la familia de origen. De
acuerdo con esta Tabla, los agresores que tienen
historia de maltrato familiar han cometido en
promedio siete delitos sexuales mientras los que
no fueron maltratados han cometido tres delitos
en promedio. Los agresores con antecedentes de
maltrato han cometido entre 1 y 50 delitos sexua-
les a diferencia de los que no tienen tal antece-
dente, quienes han cometido entre 1 y 12 delitos
sexuales. Este resultado señala que los agresores
que han sido objeto de maltrato en su familia de
origen tienden a cometer un número mayor de
delitos sexuales.
Tabla 6. Descriptivos del número total de delitos
sexuales teniendo en cuenta la historia de maltra-
to en la familia de origen
Maltrato
familiar
Promedio total
de delitos
Desv. Min. Max.
Presencia 7 12 1 50
Ausencia 3 3 1 12
La Tabla 7 presenta los descriptivos del número
total de delitos sexuales condenados teniendo en
cuenta la historia de abuso sexual en la infancia.
Los agresores que fueron abusados sexualmente
en la infancia cometieron en promedio siete de-
litos sexuales, a diferencia de los que no tienen
este antecedente, quienes cometieron en prome-
dio tres delitos sexuales. Los agresores que fue-
ron abusados sexualmente en la infancia han co-
metido entre 1 y 18 delitos sexuales mientras que
los que no tienen este antecedente han cometido
entre 1 y 25 delitos sexuales.
Tabla 7. Descriptivos del número total de delitos
sexuales condenados teniendo en cuenta la histo-
ria de abuso sexual en la infancia
Abuso sexual
en la infancia
Promedio total
de delitos
De Min. Max.
Presencia 7 7 1 18
Ausencia 3 5 1 25
La Tabla 8 presenta descriptivos del número to-
tal de delitos teniendo en cuenta la historia de
alcoholismo en la familia de origen. Los internos
que tienen una historia de alcoholismo en la fa-
milia de origen han cometido en promedio siete
304 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No
2, 2010
Olga Lucía Valencia, Miguel Ángel Labrador, Martha del Rosario Peña
delitos; los que no tienen este antecedente han
cometido en promedio seis delitos. Los internos
que tienen antecedentes de alcoholismo en la fa-
milia han cometido entre 1 y 25 delitos; los que
no tienen este antecedente han cometido entre 1
y 21 delitos. No parece existir una tendencia que
diferencie a los grupos por este antecedente en
términos del número de delitos.
Tabla 8. Descriptivos del número total de delitos
teniendo en cuenta la historia de alcoholismo en
la familia de origen
Alcoholismo
familia de
origen
Promedio
total de
delitos
De Min. Max.
Presencia 7 7 1 25
Ausencia 6 6 1 21
La Tabla 9 presenta los descriptivos del número
total de delitos sexuales teniendo en cuenta la
historia de alcoholismo en la familia de origen. De
acuerdo con esta Tabla los agresores que tienen
una historia de alcoholismo en la familia han co-
metido entre 1 y 25 delitos sexuales mientras que
los que no tienen este antecedente han cometido
entre 1 y 15 delitos sexuales. Los agresores que
tienen antecedente de alcoholismo en la familia
han cometido en promedio cinco delitos y los que
no tienen este antecedente han cometido en pro-
medio tres delitos sexuales. Este resultado señala
que los agresores que tienen una historia de alco-
holismo en la familia de origen tienden a cometer
un número mayor de delitos sexuales.
Tabla 9. Descriptivos del número total de delitos
sexuales teniendo en cuenta la historia de alcoho-
lismo en la familia de origen
Alcoholismo
familia de
origen
Promedio
total de
delitos
De Min. Max.
Presencia 5 7 1 25
Ausencia 3 4 1 15
De 43 internos, si miramos la variable de consumo
de alcohol, sólo ocho internos de la muestra pre-
sentaban dependencia al alcohol y, de éstos, dos
habían atacado a la víctima en estado de ebrie-
dad. Estos 18 constituyen el 18% de la muestra.
Discusión
Las agresiones sexuales se constituyen en un pro-
blema para la sociedad y en la medida que se
profundice en las diferentes variables asociadas
a esta problemática se hace posible el progreso
en lo que respecta a las acciones llevadas a cabo
para su prevención. Las variables que se han en-
contrado que correlacionan con el hecho de ser
agresor sexual son múltiples, van desde maltrato
en la familia de origen, antecedentes de abuso
sexual, abandono, hasta variables relacionadas
con distorsiones cognoscitivas, excitación sexual
desviada, bajo funcionamiento intelectual y cog-
nitivo, abuso de sustancias, entre otros. En este
estudio se tuvieron en cuenta algunas variables
sociodemográficas, antecedentes sociofamiliares
y el consumo de alcohol del agresor.
Al analizar las variables sociodemográficas las
más relevantes fueron estado civil, sexo, edad y
grado de parentesco con la víctima. Aunque éstas
son relevantes, no son las únicas, pero sí nos dan
una idea del tipo de agresor que estamos evaluan-
do. En cuanto al sexo, en todos los estudios se ha
encontrado que entre el 85% y el 90% de quienes
cometen agresión sexual son varones (Noguerol,
2005; Echeburúa & Guerricaechevarría, 2000), lo
que no significa que el porcentaje restante, que
correspondería a mujeres agresoras, tenga menos
importancia, y por ello se evalúa considerándo-
la igualmente grave. Teniendo en cuenta que en
este estudio la población carcelaria es toda de
carácter masculino, en consecuencia la muestra
también lo es.
En cuanto a las variables de estado civil y edad no
se debe descartar el hecho de que en los instru-
mentos utilizados en las variables forenses, como
el HCR-202
y el SVR-203
, escalas que miden riesgo
de violencia y riesgo de violencia sexual respecti-
vamente, tienen en cuenta como factor de riesgo
la inestabilidad afectiva y la edad en la que se
2	 Escala de Evaluación de Riesgo de Violencia (2006).
3	 Escala de Evaluación de Riesgo de Violencia Sexual (2005).
305REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No
2, 2010
Características demográficas y psicosociales de los agresores sexuales
inicia la actividad delictiva, aspecto que retoma-
remos más adelante.
En los resultados se encontró un mayor número
de víctimas en agresores cuyo estado civil era sol-
tero (19 víctimas) y en segundo lugar cuando el
agresor era separado o divorciado (17 víctimas).
Además, en términos de la gravedad delictiva, en
relación con la cantidad de víctimas que fueron
atacadas por un agresor, el record lo tiene la ca-
tegoría de separado o divorciado, que incluye dos
agresores sexuales, cada uno con seis víctimas en
su historial delictivo. Quinsey et ál, 1995, citados
por Redondo, Navarro, Martínez, Luque & Andrés,
2005 plantean dentro de los predictores dinámi-
cos que están asociados con la violencia sexual,
el “carecer de pareja”; este es un factor de ries-
go importante, ya que puede ser susceptible de
cambio con la intervención adecuada.
No se pueden dejar de lado las cifras de agresores
en las cuales predomina el hecho de tener una
o dos víctimas en su historial delincuencial; esto
ocurre, bien sea porque en su historial delictivo
no fueron anotados todos los actos de violencia
previos –en algunos casos–, o debido a que fueron
encarcelados en el primer y único ataque a una
víctima sexual o, en el segundo. En este sentido,
encontramos diez agresores solteros que atacaron
a una víctima, y diez separados o divorciados, con
la misma cifra. No se debe evitar retomar el dato
de los cinco agresores casados que estaban en el
estudio: de los cinco, tres atacaron a una víctima,
lo que en comparación con los diez mencionados
en los otros dos grupos, representa una diferencia
importante.
Al comparar el estado civil con el número de de-
litos sexuales cometidos, se encontró de nuevo
que los agresores sexuales solteros y separados o
divorciados son los que presentan las cifras más
altas. Al sumar estas dos categorías encontramos
que doce agresores sexuales cometen al menos
tres delitos sexuales en su vida. Si se comparan
con los que tienen estado civil casado, que, ade-
más de sumar únicamente cinco delitos, no supe-
ran los dos delitos cometidos (por sujeto) a lo lar-
go de sus vidas. En la categoría en la que aparece
un número mayor de agresores, quienes habían
cometido hasta 50 delitos, encontramos 17 agre-
sores de 43 que conformaban el N total, lo que
equivale al 39,5% de la muestra.
Para estudiar la variable estabilidad laboral, se
tuvo en cuenta el número de empleos que ha-
bían tenido a lo largo de la vida. Esta variable se
relacionó con el número total de delitos y no se
encontró ninguna correlación significativa entre
estas variables. Sin embargo, hay que tener en
cuenta que la inestabilidad laboral sumada con
otros factores de inestabilidad, irresponsabilidad
e impulsividad se convierten en factores de riesgo
que se deben evaluar al tener acceso a la evalua-
ción de un agresor sexual.
En cuanto a la edad en la que se inició el delito
sexual, y teniendo en cuenta que las personas que
se vuelven ofensores sexuales usualmente tienen
un inicio temprano en la actividad delictiva (co-
metiendo otros delitos previos antes de cometer
el delito sexual), se hizo una comparación entre la
edad del primer delito y la edad del primer delito
sexual, lo que permitió encontrar una clara rela-
ción entre el inicio de la actividad delincuencial y
el hecho de llegar a cometer una agresión sexual.
La correlación fue de r=0,634, p=0.000, con un
nivel de significancia de 0.01.
Aunque los estudios muestren que entre un 65%
y un 70% de la población de agresores son cono-
cidos o familiares de la víctima, en relación con
este aspecto se encontró que el 25% de la po-
blación del estudio atacó a un familiar, mientras
que el 75% atacó a un desconocido (32 agresores).
Esta cifra se obtuvo del grupo de 43 agresores, en
su mayoría de nacionalidad española.
Ahora se analizará el segundo grupo de variables:
las variables sociofamiliares, las cuales hacen
referencia a: el fracaso escolar, historia de mal-
trato familiar, antecedentes de abuso sexual y al-
coholismo en familia de origen.
El fracaso escolar, la deserción escolar o bajo ren-
dimiento académico que conlleva el ausentismo
escolar es una variable presente en un número
alto de agresores sexuales. No asistir a la escue-
la puede interpretarse según las historias de vida
306 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No
2, 2010
Olga Lucía Valencia, Miguel Ángel Labrador, Martha del Rosario Peña
desde diferentes puntos de vista, es decir, un me-
nor puede no adquirir la disciplina que implica el
cumplimiento académico, lo cual puede luego aso-
ciarse a estados de impulsividad, irresponsabili-
dad, pérdida de control; es decir, pasar la infancia
y la preadolescencia con algunos controles socia-
les, como los que pone la institución educativa,
serviría como una forma de prevención para desa-
rrollar los patrones propios de la conducta antiso-
cial, rompimiento de normas y límites que pueden
conducir al desarrollo de la conducta delictiva y
luego desencadenar, sumado a otras variables, una
agresión sexual o un patrón de agresiones sexua-
les. Por esto, al evaluar a los ofensores sexuales, el
ausentismo escolar es una variable de riesgo pre-
sente en un alto número de ellos.
En la Tabla 3 se pueden ver los resultados de la
historia de fracaso escolar, relacionado con la
edad en la que se cometió el primer delito. Se
encontró que los internos con antecedentes de
fracaso escolar cometieron su primer delito en
promedio a los 22 años, mientras que los que
no tuvieron ausentismo o deserción escolar, co-
metieron su primer delito hacia los 30 años (en
promedio). Al analizar las edades de cada uno de
los sujetos, se encontró que los del primer grupo
cometieron su primer delito entre los 12 y los 39
años, mientras que los que asistieron a una ins-
titución educativa, cometieron su primer delito
entre los 20 y los 41 años.
De la misma manera, si analizamos la Tabla 4, la
cual relaciona la historia de fracaso escolar, y la
edad en la que se cometió el primer delito sexual,
se encuentra que los adolescentes que tienen una
historia de fracaso escolar, cometieron su primer
delito sexual entre los 16 y los 51 años, mientras
que los que no tuvieron esta situación, lo come-
tieron entre los 23 y 55 años. Los que tuvieron
fracaso escolar iniciaron su actividad delictiva
sexual a los 28 años, en promedio, mientras que
el otro grupo cometió el delito hacia los 37 años,
también en promedio. Mantener a los adolescen-
tes y adultos jóvenes, vinculados al sistema edu-
cativo (secundario o universidad) constituye una
forma de prevención para disminuir la probabi-
lidad de cometer un delito desde la adolescen-
cia y, en términos del patrón relacionado con la
sexualidad, evitar que se desarrolle este patrón
de ofensor sexual.
Por otra parte, la variable historia de maltrato
en la familia de origen se encuentra presente en
toda la literatura que describe los posibles an-
tecedentes para que una persona pueda llegar
a convertirse en delincuente, y en este caso, en
delincuente sexual. En este sentido, Díaz (2003)
señala: “las experiencias de la infancia de ser fí-
sicamente abusado, ser descuidado y ser testigo
de violencia intrafamiliar han sido asociadas in-
dependientemente con la violencia sexual en los
ofensores juveniles”. En relación con este punto
Marshall agrega:
El origen de todo habría que ponerlo, enton-
ces, en las características de las familias de
los delincuentes sexuales, dominadas por el
consumo del 	 alcohol, el abuso físico y
la negligencia hacia sus hijos, actividades de-
lictivas y aislamiento social (2001, citado por
Garrido, 2005).
En el trabajo realizado en el Centro Penitencia-
rio de Navalcarnero se evidencia la influencia del
maltrato en los internos que accedieron a parti-
cipar en el estudio. Mientras que los agresores
que tenían una historia de maltrato familiar han
cometido en promedio siete delitos sexuales, los
que no sufrieron violencia en la infancia han co-
metido en promedio tres delitos, lo que significa
menos de la mitad que en el caso del primer gru-
po. Los agresores sexuales que reportaron algún
tipo de maltrato físico en la infancia, mostraron
haber cometido entre 1 y 50 delitos sexuales se-
gún los datos del estudio, mientras que los que
no sufrieron violencia intrafamiliar, cometieron
entre 1 y 12 delitos sexuales.
Al analizar la historia de abuso sexual en la infan-
cia, en relación con el número de delitos sexuales
condenados, se encontró que los ofensores que
tenían una historia de abuso sexual en la infancia
cometieron en promedio siete delitos sexuales, y
cometieron entre 1 y 18 delitos, en comparación
con el otro grupo (los que no tenían esta histo-
ria) que había cometido en promedio tres delitos
sexuales, y la gravedad evidenciada fue entre 1
307REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No
2, 2010
Características demográficas y psicosociales de los agresores sexuales
y 25 delitos sexuales. Aunque no se puede decir
que la teoría de la Repetición compulsiva gene-
racional sea la que explica una gran parte de las
agresiones sexuales:
El concepto de la compulsión a repetir el abu-
so debe tenerse en cuenta en el proceso de
evaluación e intervención tanto con ofenso-
res, como con los menores que han sido victi-
mizados. Este concepto plantea que todo in-
dividuo con un conflicto no resuelto, tenderá
a repetirlo compulsivamente hasta que pueda
solucionarlo eficazmente (Álvarez- Schwarz,
1991).
La persona que ha sido víctima de agresión sexual
en la infancia puede repetir el patrón y desarro-
llar el patrón de victimario; lo que hay que ana-
lizar es que se encuentran personas que fueron
agredidas sexualmente y no repitieron el patrón,
así como se encuentran muchos agresores que no
fueron tocados sexualmente en la infancia ni en
la adultez. Por tanto, aunque los datos son signi-
ficativos, hay que ampliar las investigaciones para
poder determinar en qué grado esta variables es
causal de la formación de un agresor sexual.
Al analizar la historia de alcoholismo en la familia
de origen se encontró una mayor relación entre
esta variable y el número de delitos sexuales, que
entre el alcoholismo y el número total de delitos
cometidos por la muestra. Aunque es bien sabido
que el alcoholismo es uno de los principales pre-
dictores de conducta violenta en general y, por
ende, en algunos casos está asociado con los deli-
tos sexuales, en el estudio se encontró relevancia
en esta variable, pero sólo al analizar los delitos
sexuales, no los delitos totales, es decir, sexuales
y no sexuales.
Los agresores que tenían antecedentes de alco-
holismo en la familia de origen cometieron entre
1 y 25 delitos sexuales, mientras que los que no
tenían estos antecedentes cometieron entre 1 y
15 delitos sexuales. Aunque el número de delitos
es mayor en presencia de esta variable, hay que
profundizar en este aspecto ya que no todas las
personas en estado de alcoholismo rompen sus
inhibidores y desencadenan conductas sexuales
violentas, lo cual genera el planteamiento de que
el alcoholismo per se no se vuelve un predictor de
los delitos sexuales, sino que esta variable debe
aparecer en presencia de otras como la impulsivi-
dad y posiblemente la búsqueda de sensaciones.
Por último, hay que señalar el consumo de alcohol
en los actores violentos, es decir, los ofensores.
Aunque en el estudio se encontró que sólo el 18%
presentaba dependencia con el alcohol, esta es
una variable que se debe profundizar en otra in-
vestigación, pues es una de las variables persona-
les que más correlaciona con la agresión sexual.
Más que determinar el número real de agresiones
sexuales que se presentan en el mundo, es impor-
tante desarrollar los programas de prevención e
intervención no sólo para las víctimas, sino tam-
bién para los agresores. Cada nueva investigación
sobre el tema nos permitirá ser más acertados en
los diagnósticos que se realicen y nos permitirá
determinar el tipo de agresor al que nos enfrenta-
mos, así como el modus operandi de sus acciones.
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Características demográficas y psicosociales de agresores sexuales

  • 1. 297 * Artículo Experimental. ** Correspondencia: Olga Lucia Valencia, Universidad Complutense de Madrid, España; Facultad de Psicología, Universidad Santo Tomas. Correo electrónico: ovalencia1@hotmail.com. Miguel Ángel Labrador, Universidad Complutense de Madrid. Centro Penitenciario, Madrid IV-Naval Carne- ro. Correo electrónico: labradorma@eresmas.com. Martha Rosa Peña. Universidad de los Andes. Correo electrónico: martha_fukl@hotmail.com. Características demográficas y psicosociales de los agresores sexuales* Demographics and psychosocial characteristics of sexual Olga Lucía Valencia** Universidad Complutense de Madrid, España Universidad Santo Tomás, Colombia Miguel Ángel Labrador Universidad Complutense de Madrid, España Martha del Rosario Peña Universidad de los Andes, Colombia Recibido: 18 de febrero de 2010 Revisado: 29 de marzo de 2010 Aceptado: 23 de maayo de 2010 Resumen El artículo describe algunas características demográ- ficas y psicosociales asociadas con las conductas de los agresores sexuales. Las primeras que se describen son: el estado civil, el número de empleos, la edad del primer delito, y el parentesco con las víctimas. Respecto a los antecedentes socio familiares, se des- criben: la historia de fracaso escolar, la historia de maltrato, la historia de alcoholismo en la familia de origen y antecedentes de violencia sexual en los par- ticipantes. Se encontraron relaciones significativas, entre el maltrato, edad del primer delito, fracaso es- colar y maltrato físico, así como maltrato sexual en la historia del sujeto. No se encontró relación entre el número de empleos y la agresión sexual, y aunque la literatura plantea que hay más casos en que los agresores son conocidos y familiares de las víctimas, en el estudio sólo se encontró esta variable en el 25% de los casos. Palabras clave: agresor sexual, antecedentes de la agresión sexual, prevención. Divers.: Perspect. Psicol. / ISSN: 1794-9998 / Vol. 6 / No 2 / 2010 / pp. 297-308
  • 2. 298 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No 2, 2010 Olga Lucía Valencia, Miguel Ángel Labrador, Martha del Rosario Peña Abstract The article describes demographic and psychosocial characteristics associated with the behavior of sexual aggressors. The first characteristics described are: Marital status, number of jobs, age of the first commited crime, and the relationship with the victims. According to the socio-familiar background, some points described are: The story about failure during school years, the story about abuse in the family of origin and the sexual abuse background and the story of alcoholism in the family of origin. Significant connections were found between the abuse, the age of the first commited crime, failure in the school and the physical and sexual abuse. Connections between the number of jobs and the sexual aggression were not found, and even though the literature indicates that there are more cases were aggressors were relatives or known by the victims, in this research this particular variable was found in only 25% of the cases. Key words: sexual aggressor, background of the sexual aggression, prevention. Introducción La agresión sexual es un fenómeno multicausal, es decir, hay que tener en cuenta diversas va- riables del organismo y del ambiente para poder explicarlo. Entre estas variables se encuentran las relacionadas con el ambiente sociofamiliar, mal- trato, abandono y agresión sexual, el contexto socio cultural y las variables asociadas a la perso- na (motivaciones, alteraciones de pensamiento, trastornos de comportamiento, entre otras). Cuando se habla de agresión sexual, hay que te- ner en cuenta dos aspectos: por un lado, se des- conoce el número real de agresiones sexuales, y segundo, no existen perfiles de personalidad típicos de agresores sexuales. Los hay emocio- nalmente estables e inestables, introvertidos y extrovertidos, homosexuales y heterosexuales, de todas las edades (Vásquez, 2005). Para poder hacer una evaluación de los agresores sexuales, se hace necesario mirar el rango de edad en el que predomina esta conducta, su historia escolar, familiar, laboral, antecedentes penales, etc. En este documento nos vamos a centrar en tres bási- camente: las características demográficas, ante- cedentes socio-familiares y consumo de alcohol. Características demográficas Edad: Echeburúa y Guerricaechevarría (2000) mencionan que la edad en la que se manifies- ta con mayor frecuencia el abuso sexual es en la etapa media de vida (entre los treinta y los cincuenta años). Según Romero (2006), la mayo- ría comete los delitos entre los veinticinco y los cuarenta años, pero siguen cometiendo las agre- siones sexuales hasta los sesenta y setenta años, y su nivel cultural es de tipo medio en casi to- dos los casos. No deja de ser preocupante, que el 20% de las agresiones sexuales sean cometidas por adolescentes y que el 50% de los abusadores sexuales mayores hayan llevado a cabo sus prime- ras conductas cuando tenían menos de dieciséis años. De acuerdo con Gerardin y Thibaut (2004), en el estado de Utah se reportó un incremento del 834% en las denuncias de agresores sexuales juveniles entre 1983 y 1992. Los profesionales in- teresados en estos agresores aseguran que esta población se ha incrementado significativamente en las últimas dos décadas. En el Reino Unido se ha calculado que el incremento de las agresiones juveniles es del 20% y la mitad del total de casos ocurre antes de los 13 años. Sexo, estado civil y parentesco: Los agresores sue- len ser hombres (cerca del 87%) (Noguerol, 2005), estar casados y habitualmente entre el 65% y el 85% de los casos, son familiares en primer grado (Echeburúa y Guerricaechevarría, 2000; Nogue- rol, 2005), o allegados de la víctima (profesores, tutores, vecinos, etc.), lo que les permite un fácil acceso al niño. Como lo menciona Romero (2006): “El delito sexual es cometido mayoritariamente por hom-
  • 3. 299REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No 2, 2010 Características demográficas y psicosociales de los agresores sexuales bres (entre el 85% y el 90%), y la mayoría de sus víctimas son mujeres y niños” (p. 127). En Colom- bia, los padrastros, padres, otros familiares civiles y consanguíneos, tíos, primos abuelos, hermanos, cuñados, esposo, madre, hijo, madrastra y suegro, fueron protagonistas en el 30% de los casos cono- cidos y en los años 2007 y 2008 los casos subieron a un 40% (Instituto Nacional de Medicina Legal, 2004, 2007 y 2008). De acuerdo con Echeburúa y Guerricaechevarría (2000), en los casos de abuso por parte de familiares o conocidos, las situacio- nes de abuso son más duraderas en el tiempo, no llega a darse la penetración y no suelen plantear- se conductas de violencia física ni amenazas de ejercerla. De todas las posibilidades, el incesto padre-hija es el más traumático por lo que su- pone la disolución de los vínculos familiares más básicos. Sólo en una pequeña parte (del 15 al 35% del total) el agresor es un completo desconocido para la víctima. En este tipo de casos el abuso se da en ocasiones aisladas y puede estar liga- do a conductas violentas o amenazas de ellas, al menos en un 10% - 15% de los casos (Echeburúa y Guerricaechevarría, 2000). Historia sociofamiliar Aunque no se puede hablar de un único perfil del agresor, ni de antecedentes determinantes, sí se deben considerar algunas características que la investigación ha demostrado son relevan- tes y guardan alguna correlación con la conducta sexual. De estas características se debe conside- rar: (a) exposición por observación o victimiza- ción a la violencia en la familia de origen, (b) baja autoestima, (c) déficit en habilidades verbales y asertividad y (d) consumo de alcohol y drogas (se ha de considerar que por sí misma no es una va- riable suficiente para explicar el abuso, pero es deshinibidora de la agresión) (Noguerol, 2005). De estas cuatro variables, en este trabajo se van a señalar dos: la historia de maltrato y el consumo de alcohol. Antecedentes de maltrato: los niños que han teni- do infancias desestructuradas y muy deficitarias, cuando son adultos desarrollan modelos de afec- tividad patológica y de sexualidad inadecuada. Aparecen actitudes machistas y se podrían desa- rrollar actitudes inadecuadas con la pornografía (Romero, 2006). De acuerdo con Marshall y Mars- hall (2002), los delincuentes sexuales tienen una alta probabilidad de crecer en hogares en los que el apego con sus padres ha sido una experiencia destructiva que les ha enseñado a enfrentarse a los problemas con violencia o cualquier estrategia para no ocuparse de ellos; en ambos casos hay un sentimiento de autoindulgencia, de no asumir la responsabilidad personal. El origen de todo habría que ponerlo en las características de las familias de los delincuentes sexuales, dominadas por el consumo de alcohol, el abuso y la negligen- cia hacia sus hijos, actividades delictivas y aisla- miento social. Por ello se asume que en estas personas hay pro- cesos de socialización deficientes debido a la des- estructuración familiar, violencia física o psíquica ejercida por parte de sus progenitores, problemas de aprendizaje, fracaso escolar, alcoholismo en la familia, abuso emocional o sexual en la infancia, etc. (Carcedo & Reviriego, 2007). De acuerdo con Gerardin & Thibaut (2004) los factores ambientales que explican las agresiones sexuales en los adolescentes van desde la expo- sición a modelos de conducta agresiva, experien- cias de maltrato, exposición a la pornografía y abuso de sustancias. Este autor encontró que el 66% de una muestra de agresores sexuales adoles- centes había sufrido victimización de orden físico (19%) o sexual (49%). En otros estudios se ha en- contrado que los ofensores sexuales estaban bajo la influencia del alcohol en el momento en que cometieron la agresión, y ésta variaba del 3.4% hasta el 72%. Aunque el consumo ha sido identi- ficado como un problema para muchos ofensores sexuales, el papel del abuso de sustancias en la ofensa sexual permanece incierto (Díaz, 2003). Agresión sexual en la infancia Marshall y Marshall (2002) añade al conjunto de experiencias relevantes para comprender la etio- logía de la violencia sexual el haber sufrido abu- sos sexuales en la infancia. Gidycz, Warkentin &
  • 4. 300 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No 2, 2010 Olga Lucía Valencia, Miguel Ángel Labrador, Martha del Rosario Peña Orchowski (2007) encontraron que el principal predictor de la aparición de la conducta sexual agresiva en la adultez es haber sido víctima de ella en el pasado. En este estudio el 18% de los hombres manifestaron haber participado alguna forma de agresión sexual en el pasado y el 84% de los hombres que tuvieron una historia de agresión física y reportaron haber sido victimas de maltra- to verbal severo. Consumo de alcohol Malamuth, Sockloskie, Koss & Tanaka (1991) enfa- tizaron la importancia de tener en cuenta múlti- ples factores para poder explicar el porqué una persona comete una agresión sexual, entre ellas, el alcohol es una variable situacional frecuente- mente estudiada (Gidycz et al., 2007; Abbey y Mc Auslan, 2004). Aproximadamente la mitad de los agresores sexuales tienen problemas con el consumo de alcohol. En el estudio realizado por Gidycz et al. Se encontró que de una muestra de 75 participantes, el 52% de las agresiones incluyó consumo de alcohol por parte del agresor. Según Abracen, Mailloux, Serin, Cousineau, Mal- colm & Looman (2004) el abuso de sustancias y en particular el abuso de alcohol es una variable importante que se debe evaluar con relación a los agresores sexuales. El consumo de alcohol es un factor de riesgo importante relacionado con la reincidencia. De igual manera, en un estudio donde se usó el “Michigan Alcoholism Screening Test” (Selzer, 1971, citado por Marshall y Serran, 2000) encontraron que el 55.8% de los agresores sexuales puntuó dentro del rango de alcoholismo en esta prueba. Otras variables relacionadas con la agresión sexual Los estudios y la experiencia dentro del ambien- te penitenciario nos indican que entre más joven es una persona cuando comete el primer delito, el riesgo de peligrosidad es mas alto1 . Esto es 1 En la prueba revisada HCR-20, la Escala de Evaluación de Riesgo de Violencia, de Webster, Douglas, Eaves & Hart (2006), dentro de los ítems históricos, el primer acto de violencia a edad temprana, es un indicador de riesgo de peligrosidad y es el factor H2. preocupante en la medida que la edad en la que encontramos que se comete la primera agresión sexual va en decremento, es decir, cada vez en- contramos agresores sexuales más jóvenes. Según Becket, (1999, citado por Noguerol, 2005), el 33% de los agresores sexuales comenzaron con sus conductas abusivas a una edad muy temprana. Aunque hay pocos estudios longitudinales sobre las acciones cometidas por los agresores sexuales, Malamuth, Linz, Heavey, Barnes & Acker (1995, citados por Abbey & Mc Auslan, 2004), hicieron un estudio de diez años de seguimiento a un grupo de estudiantes de secundaria encontrando resul- tados interesantes. Al comparar las tres medicio- nes elaboradas por medio de encuestas a lo largo de cuatro años de mantenerse en la secundaria, al final del estudio encontraron que el 14% había reportado haber tenido algún intento de violación hacia otra persona y el 34% admitió haber come- tido al menos un acto de agresión sexual. Teniendo en cuenta la gravedad del problema y la situación de incremento en frecuencia de los ofensores sexuales juveniles, hay que resaltar que aparte de los datos que se tienen sobre el núme- ro de agresores penalizados, son las cifras de las víctimas las que nos permiten evaluar la magni- tud del asunto. López, 1997, citado por Noguerol, 2005) plantea que haciendo un balance de die- cinueve investigaciones desarrolladas en Estados Unidos, Canadá e Inglaterra, se concluyó que hay una prevalencia de afectación del 20% en pobla- ción femenina y un 10% en población masculina. En España, los datos son similares. Se encuen- tra un grado de afectación de 23% en población femenina y de 15% en población masculina. Es importante considerar que esta prevalencia, evi- dentemente elevada, hace referencia a toda tipo- logía de abuso sexual que es muy amplia y varia- da. Asimismo, Marshall y Serran (2000) plantean que los agresores sexuales escogen como víctimas a adultos, que en su mayoría son mujeres. Noguerol (2005) plantea que aunque algunos es- tudios hablan de una mayoría de niñas víctimas, los más recientes plantean que los varones sufren más abusos de los que se detectan. En cuanto a
  • 5. 301REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No 2, 2010 Características demográficas y psicosociales de los agresores sexuales la edad de las víctimas, el 51,92% de los casos sufrieron el abuso entre los cero y cinco años, el 30,77% entre seis y once años, el 1,92% de doce en adelante y el 15,38% no recuerdan la edad exacta del primer suceso. Al observar las tasas por sexo y grupo de edad, la posibilidad de sufrir una agresión sexual es mayor, sin excepción, en las mujeres, particular­mente, más jóvenes. La tasa más alta se presenta en- tre los diez y catorce años (182,7 por 100.000), la agresión en los niños varones con tasa más alta se presenta entre 5 a 9 años. Las agresiones sexuales se presentan en todos los grupos incluyendo los mayores de 60 años (Instituto Nacional de Medici- na Legal, 2007). La frecuencia de las agresiones sexuales a meno- res es alta. En una muestra nacional de adultos varones obtenida en EE.UU, se les preguntó si al- guna vez habían acosado a un niño, y el 17% dijo que “sí” (Marshall & Serran, 2000). El “Committee on Sexual Offences” dirigió una encuesta nacio- nal en Canadá, en 1984, e hizo un estudio para determinar la frecuencia con la que un menor es víctima de abuso sexual, y concluyó que la mitad de las mujeres canadienses y un tercio de varones canadienses ha sido sexualmente victimizado, y que el 80% de estos fue víctima de abuso sexual antes de los dieciocho años. El 70% de los varo- nes y el 62% de las mujeres eran preadolescentes cuando las agresiones ocurrieron. Ahora se van a describir las características socio demográficas y familiares, en relación con la con- ducta de agresión sexual. Método Diseño Es un diseño retrospectivo, realizado con una muestra que no ha sido seleccionada al azar. Participantes Cuarenta y tres internos, de los cuales 40 son de nacionalidad española y los 3 restantes son de otras nacionalidades. En cuanto a su estado civil, 19 internos son solteros, 5 casados, 17 separados y 1 viudo. Los participantes están cumpliendo condena por delitos sexuales. Instrumentos Se utilizó la entrevista semiestructurada y se to- maron las historias consignadas en las carpetas, las cuales tenían la información de historia del paciente, antecedentes, características psicológi- cas y las variables jurídicas. Resultados La descripción de las características sociodemo- gráficas, antecedentes sociofamiliares y el con- sumo de alcohol se realiza presentando distintos tipos de tablas cruzadas que no se complementan necesariamente con análisis estadístico inferen- cial, aspecto que se explica por el tamaño de la muestra. Dentro de las características sociodemográficas se analiza estado civil, número de empleos, edad cuando se cometió el primer delito y el parentes- co con las víctimas. La Tabla 1 presenta la fre- cuencia de agresores teniendo en cuenta el nú- mero de víctimas y el estado civil de los agresores cuando cometieron el delito. Tabla 1. Frecuencia de agresores teniendo en cuenta el estado civil y el número de víctima Número de víctimas Estado Civil 1 2 4 6 Soltero 10 8 1 - Casado 3 2 - - Separado/Divorciado 10 3 2 2 Viudo 1 - - - Como se aprecia en la Tabla 1, diecinueve (19) in- ternos solteros agredieron hasta cuatro víctimas, y diecisiete (17) internos separados/divorciados agredieron hasta seis víctimas. Cinco (5) agreso- res casados atacaron hasta dos víctimas y el único
  • 6. 302 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No 2, 2010 Olga Lucía Valencia, Miguel Ángel Labrador, Martha del Rosario Peña agresor viudo de la muestra atacó sólo a una víc- tima. El mayor número de agresores se ubican en la categoría soltero y separado/divorciado. La Tabla 2 presenta la frecuencia de agresores teniendo en cuenta su estado civil y el número de delitos sexuales. Diecinueve (19) agresores solteros y diecisiete (17) agresores separados/di- vorciados cometieron hasta 50 delitos sexuales. Cinco (5) agresores casados cometieron hasta dos delitos sexuales. El único viudo de la muestra co- metió hasta 50 delitos sexuales. Este caso corres- ponde a un agresor que fue condenado por deli- to sexual continuado (que se comete durante un largo periodo de tiempo con la misma víctima). Los agresores solteros y separados/divorciados, mayores en número con respecto a los casados y viudos, han cometido más delitos sexuales. Tabla 2. Frecuencia de agresores teniendo en cuenta el estado civil y el número de delitos sexuales Número de delitos Estado civil 1 2 3-50 Soltero 6 8 5 Casado 3 2 - Separado/Divorciado 7 3 7 Viudo - - 1 Para conocer la asociación entre el número de empleos y el número total de delitos se calculó el coeficiente de correlación de Spearman con un nivel de significancia de 0.05. No se halló una correlación significativa entre estas variables (rs=0,02, p=0,87). Para conocer la relación entre la edad del primer delito y la edad del primer delito sexual, se calcu- ló el coeficiente de correlación producto-momen- to de Pearson. Se halló una correlación estadísti- camente significativa (r= 0,634, p=0,0000) al nivel de significancia de 0.01. Por la dirección de la correlación se puede deducir que quienes tienen un inicio temprano en actividad delictiva general tienen un inicio prematuro en delitos sexuales. Respecto al parentesco del agresor con la vícti- ma, once (11) agresores escogieron como víctimas a personas con algún tipo de parentesco (hijas, hijastras, sobrinas y nietas) y treinta y dos (32) agresores atacaron a víctimas desconocidas. Se presenta a continuación el análisis descriptivo para las variables agrupadas en la dimensión de antecedentes sociofamiliares. Se incluyen en esta dimensión la historia de fracaso escolar, la histo- ria de maltrato en la familia de origen, la historia del abuso sexual en la infancia y la historia de alcoholismo en la familia de origen. La Tabla 3 presenta los descriptivos de edad al cometer el primer delito (cualquier delito) teniendo en cuen- ta la historia de fracaso escolar. Tabla 3. Descriptivos de la edad que se tiene al cometer el primer delito (cualquier delito) te- niendo en cuenta la historia de fracaso escolar Fracaso escolar Edad media Dt Min. Max. Presencia 22 7 12 39 Ausencia 30 8 20 41 De acuerdo con la Tabla 3 los internos que tie- nen antecedentes de fracaso escolar cometieron su primer delito entre los 12 y 39 años; mientras que aquellos que no tienen tal antecedente co- metieron su primer delito entre los 20 y 41 años. Los internos con antecedentes de fracaso escolar cometieron su primer delito en promedio a los 22 años y los que no tienen tal antecedente lo come- tieron en promedio a los 30 años. Este resultado señala que quienes tienen antecedentes de fra- caso escolar tienden a comenzar más jóvenes su actividad delictiva. La Tabla 4 presenta los descriptivos de la edad que se tiene al cometer el primer delito sexual teniendo en cuenta la historia de fracaso esco- lar. De acuerdo con esta Tabla los agresores que tienen historia de fracaso escolar cometieron su primer delito sexual entre los 16 y 51 años; mien- tras que aquellos que no tienen este historial lo cometieron entre los 23 y 55 años. Los agresores con antecedentes de fracaso escolar cometieron
  • 7. 303REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No 2, 2010 Características demográficas y psicosociales de los agresores sexuales su primer delito en promedio a los 28 años y los que no tienen tal antecedente lo cometieron en promedio a los 37 años. Este resultado señala que quienes tienen antecedentes de fracaso escolar tienden a comenzar más jóvenes su actividad de- lictiva sexual. Tabla 4. Descriptivos de la edad que se tiene al cometer el primer delito sexual teniendo en cuen- ta la historia de fracaso escolar Fracaso escolar Edad media Desv. Min. Max. Presencia 28 7 16 51 Ausencia 37 11 23 55 La Tabla 5 presenta los descriptivos del número total de delitos teniendo en cuenta la historia de maltrato en la familia de origen. Como se obser- va en esta Tabla, quienes tienen antecedentes de maltrato familiar cometieron en promedio diez delitos y los que no tienen este antecedente co- metieron en promedio cinco delitos. Los internos con antecedentes de maltrato en la familiar de origen han cometido entre 1 y 51 delitos a dife- rencia de los que no tienen este antecedente, quienes han cometido entre 1 y 18 delitos. Este resultado señala que quienes han sido maltrata- dos en su familia de origen tienden a cometer un número mayor de delitos. Tabla 5. Descriptivos del número total de delitos teniendo en cuenta la historia de maltrato en la familia de origen Maltrato familiar Promedio total de delitos Desv. Min. Max. Presencia 10 12 1 51 Ausencia 5 5 1 18 La Tabla 6 presenta los descriptivos del número total de delitos sexuales teniendo en cuenta la historia de maltrato en la familia de origen. De acuerdo con esta Tabla, los agresores que tienen historia de maltrato familiar han cometido en promedio siete delitos sexuales mientras los que no fueron maltratados han cometido tres delitos en promedio. Los agresores con antecedentes de maltrato han cometido entre 1 y 50 delitos sexua- les a diferencia de los que no tienen tal antece- dente, quienes han cometido entre 1 y 12 delitos sexuales. Este resultado señala que los agresores que han sido objeto de maltrato en su familia de origen tienden a cometer un número mayor de delitos sexuales. Tabla 6. Descriptivos del número total de delitos sexuales teniendo en cuenta la historia de maltra- to en la familia de origen Maltrato familiar Promedio total de delitos Desv. Min. Max. Presencia 7 12 1 50 Ausencia 3 3 1 12 La Tabla 7 presenta los descriptivos del número total de delitos sexuales condenados teniendo en cuenta la historia de abuso sexual en la infancia. Los agresores que fueron abusados sexualmente en la infancia cometieron en promedio siete de- litos sexuales, a diferencia de los que no tienen este antecedente, quienes cometieron en prome- dio tres delitos sexuales. Los agresores que fue- ron abusados sexualmente en la infancia han co- metido entre 1 y 18 delitos sexuales mientras que los que no tienen este antecedente han cometido entre 1 y 25 delitos sexuales. Tabla 7. Descriptivos del número total de delitos sexuales condenados teniendo en cuenta la histo- ria de abuso sexual en la infancia Abuso sexual en la infancia Promedio total de delitos De Min. Max. Presencia 7 7 1 18 Ausencia 3 5 1 25 La Tabla 8 presenta descriptivos del número to- tal de delitos teniendo en cuenta la historia de alcoholismo en la familia de origen. Los internos que tienen una historia de alcoholismo en la fa- milia de origen han cometido en promedio siete
  • 8. 304 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No 2, 2010 Olga Lucía Valencia, Miguel Ángel Labrador, Martha del Rosario Peña delitos; los que no tienen este antecedente han cometido en promedio seis delitos. Los internos que tienen antecedentes de alcoholismo en la fa- milia han cometido entre 1 y 25 delitos; los que no tienen este antecedente han cometido entre 1 y 21 delitos. No parece existir una tendencia que diferencie a los grupos por este antecedente en términos del número de delitos. Tabla 8. Descriptivos del número total de delitos teniendo en cuenta la historia de alcoholismo en la familia de origen Alcoholismo familia de origen Promedio total de delitos De Min. Max. Presencia 7 7 1 25 Ausencia 6 6 1 21 La Tabla 9 presenta los descriptivos del número total de delitos sexuales teniendo en cuenta la historia de alcoholismo en la familia de origen. De acuerdo con esta Tabla los agresores que tienen una historia de alcoholismo en la familia han co- metido entre 1 y 25 delitos sexuales mientras que los que no tienen este antecedente han cometido entre 1 y 15 delitos sexuales. Los agresores que tienen antecedente de alcoholismo en la familia han cometido en promedio cinco delitos y los que no tienen este antecedente han cometido en pro- medio tres delitos sexuales. Este resultado señala que los agresores que tienen una historia de alco- holismo en la familia de origen tienden a cometer un número mayor de delitos sexuales. Tabla 9. Descriptivos del número total de delitos sexuales teniendo en cuenta la historia de alcoho- lismo en la familia de origen Alcoholismo familia de origen Promedio total de delitos De Min. Max. Presencia 5 7 1 25 Ausencia 3 4 1 15 De 43 internos, si miramos la variable de consumo de alcohol, sólo ocho internos de la muestra pre- sentaban dependencia al alcohol y, de éstos, dos habían atacado a la víctima en estado de ebrie- dad. Estos 18 constituyen el 18% de la muestra. Discusión Las agresiones sexuales se constituyen en un pro- blema para la sociedad y en la medida que se profundice en las diferentes variables asociadas a esta problemática se hace posible el progreso en lo que respecta a las acciones llevadas a cabo para su prevención. Las variables que se han en- contrado que correlacionan con el hecho de ser agresor sexual son múltiples, van desde maltrato en la familia de origen, antecedentes de abuso sexual, abandono, hasta variables relacionadas con distorsiones cognoscitivas, excitación sexual desviada, bajo funcionamiento intelectual y cog- nitivo, abuso de sustancias, entre otros. En este estudio se tuvieron en cuenta algunas variables sociodemográficas, antecedentes sociofamiliares y el consumo de alcohol del agresor. Al analizar las variables sociodemográficas las más relevantes fueron estado civil, sexo, edad y grado de parentesco con la víctima. Aunque éstas son relevantes, no son las únicas, pero sí nos dan una idea del tipo de agresor que estamos evaluan- do. En cuanto al sexo, en todos los estudios se ha encontrado que entre el 85% y el 90% de quienes cometen agresión sexual son varones (Noguerol, 2005; Echeburúa & Guerricaechevarría, 2000), lo que no significa que el porcentaje restante, que correspondería a mujeres agresoras, tenga menos importancia, y por ello se evalúa considerándo- la igualmente grave. Teniendo en cuenta que en este estudio la población carcelaria es toda de carácter masculino, en consecuencia la muestra también lo es. En cuanto a las variables de estado civil y edad no se debe descartar el hecho de que en los instru- mentos utilizados en las variables forenses, como el HCR-202 y el SVR-203 , escalas que miden riesgo de violencia y riesgo de violencia sexual respecti- vamente, tienen en cuenta como factor de riesgo la inestabilidad afectiva y la edad en la que se 2 Escala de Evaluación de Riesgo de Violencia (2006). 3 Escala de Evaluación de Riesgo de Violencia Sexual (2005).
  • 9. 305REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No 2, 2010 Características demográficas y psicosociales de los agresores sexuales inicia la actividad delictiva, aspecto que retoma- remos más adelante. En los resultados se encontró un mayor número de víctimas en agresores cuyo estado civil era sol- tero (19 víctimas) y en segundo lugar cuando el agresor era separado o divorciado (17 víctimas). Además, en términos de la gravedad delictiva, en relación con la cantidad de víctimas que fueron atacadas por un agresor, el record lo tiene la ca- tegoría de separado o divorciado, que incluye dos agresores sexuales, cada uno con seis víctimas en su historial delictivo. Quinsey et ál, 1995, citados por Redondo, Navarro, Martínez, Luque & Andrés, 2005 plantean dentro de los predictores dinámi- cos que están asociados con la violencia sexual, el “carecer de pareja”; este es un factor de ries- go importante, ya que puede ser susceptible de cambio con la intervención adecuada. No se pueden dejar de lado las cifras de agresores en las cuales predomina el hecho de tener una o dos víctimas en su historial delincuencial; esto ocurre, bien sea porque en su historial delictivo no fueron anotados todos los actos de violencia previos –en algunos casos–, o debido a que fueron encarcelados en el primer y único ataque a una víctima sexual o, en el segundo. En este sentido, encontramos diez agresores solteros que atacaron a una víctima, y diez separados o divorciados, con la misma cifra. No se debe evitar retomar el dato de los cinco agresores casados que estaban en el estudio: de los cinco, tres atacaron a una víctima, lo que en comparación con los diez mencionados en los otros dos grupos, representa una diferencia importante. Al comparar el estado civil con el número de de- litos sexuales cometidos, se encontró de nuevo que los agresores sexuales solteros y separados o divorciados son los que presentan las cifras más altas. Al sumar estas dos categorías encontramos que doce agresores sexuales cometen al menos tres delitos sexuales en su vida. Si se comparan con los que tienen estado civil casado, que, ade- más de sumar únicamente cinco delitos, no supe- ran los dos delitos cometidos (por sujeto) a lo lar- go de sus vidas. En la categoría en la que aparece un número mayor de agresores, quienes habían cometido hasta 50 delitos, encontramos 17 agre- sores de 43 que conformaban el N total, lo que equivale al 39,5% de la muestra. Para estudiar la variable estabilidad laboral, se tuvo en cuenta el número de empleos que ha- bían tenido a lo largo de la vida. Esta variable se relacionó con el número total de delitos y no se encontró ninguna correlación significativa entre estas variables. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la inestabilidad laboral sumada con otros factores de inestabilidad, irresponsabilidad e impulsividad se convierten en factores de riesgo que se deben evaluar al tener acceso a la evalua- ción de un agresor sexual. En cuanto a la edad en la que se inició el delito sexual, y teniendo en cuenta que las personas que se vuelven ofensores sexuales usualmente tienen un inicio temprano en la actividad delictiva (co- metiendo otros delitos previos antes de cometer el delito sexual), se hizo una comparación entre la edad del primer delito y la edad del primer delito sexual, lo que permitió encontrar una clara rela- ción entre el inicio de la actividad delincuencial y el hecho de llegar a cometer una agresión sexual. La correlación fue de r=0,634, p=0.000, con un nivel de significancia de 0.01. Aunque los estudios muestren que entre un 65% y un 70% de la población de agresores son cono- cidos o familiares de la víctima, en relación con este aspecto se encontró que el 25% de la po- blación del estudio atacó a un familiar, mientras que el 75% atacó a un desconocido (32 agresores). Esta cifra se obtuvo del grupo de 43 agresores, en su mayoría de nacionalidad española. Ahora se analizará el segundo grupo de variables: las variables sociofamiliares, las cuales hacen referencia a: el fracaso escolar, historia de mal- trato familiar, antecedentes de abuso sexual y al- coholismo en familia de origen. El fracaso escolar, la deserción escolar o bajo ren- dimiento académico que conlleva el ausentismo escolar es una variable presente en un número alto de agresores sexuales. No asistir a la escue- la puede interpretarse según las historias de vida
  • 10. 306 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No 2, 2010 Olga Lucía Valencia, Miguel Ángel Labrador, Martha del Rosario Peña desde diferentes puntos de vista, es decir, un me- nor puede no adquirir la disciplina que implica el cumplimiento académico, lo cual puede luego aso- ciarse a estados de impulsividad, irresponsabili- dad, pérdida de control; es decir, pasar la infancia y la preadolescencia con algunos controles socia- les, como los que pone la institución educativa, serviría como una forma de prevención para desa- rrollar los patrones propios de la conducta antiso- cial, rompimiento de normas y límites que pueden conducir al desarrollo de la conducta delictiva y luego desencadenar, sumado a otras variables, una agresión sexual o un patrón de agresiones sexua- les. Por esto, al evaluar a los ofensores sexuales, el ausentismo escolar es una variable de riesgo pre- sente en un alto número de ellos. En la Tabla 3 se pueden ver los resultados de la historia de fracaso escolar, relacionado con la edad en la que se cometió el primer delito. Se encontró que los internos con antecedentes de fracaso escolar cometieron su primer delito en promedio a los 22 años, mientras que los que no tuvieron ausentismo o deserción escolar, co- metieron su primer delito hacia los 30 años (en promedio). Al analizar las edades de cada uno de los sujetos, se encontró que los del primer grupo cometieron su primer delito entre los 12 y los 39 años, mientras que los que asistieron a una ins- titución educativa, cometieron su primer delito entre los 20 y los 41 años. De la misma manera, si analizamos la Tabla 4, la cual relaciona la historia de fracaso escolar, y la edad en la que se cometió el primer delito sexual, se encuentra que los adolescentes que tienen una historia de fracaso escolar, cometieron su primer delito sexual entre los 16 y los 51 años, mientras que los que no tuvieron esta situación, lo come- tieron entre los 23 y 55 años. Los que tuvieron fracaso escolar iniciaron su actividad delictiva sexual a los 28 años, en promedio, mientras que el otro grupo cometió el delito hacia los 37 años, también en promedio. Mantener a los adolescen- tes y adultos jóvenes, vinculados al sistema edu- cativo (secundario o universidad) constituye una forma de prevención para disminuir la probabi- lidad de cometer un delito desde la adolescen- cia y, en términos del patrón relacionado con la sexualidad, evitar que se desarrolle este patrón de ofensor sexual. Por otra parte, la variable historia de maltrato en la familia de origen se encuentra presente en toda la literatura que describe los posibles an- tecedentes para que una persona pueda llegar a convertirse en delincuente, y en este caso, en delincuente sexual. En este sentido, Díaz (2003) señala: “las experiencias de la infancia de ser fí- sicamente abusado, ser descuidado y ser testigo de violencia intrafamiliar han sido asociadas in- dependientemente con la violencia sexual en los ofensores juveniles”. En relación con este punto Marshall agrega: El origen de todo habría que ponerlo, enton- ces, en las características de las familias de los delincuentes sexuales, dominadas por el consumo del alcohol, el abuso físico y la negligencia hacia sus hijos, actividades de- lictivas y aislamiento social (2001, citado por Garrido, 2005). En el trabajo realizado en el Centro Penitencia- rio de Navalcarnero se evidencia la influencia del maltrato en los internos que accedieron a parti- cipar en el estudio. Mientras que los agresores que tenían una historia de maltrato familiar han cometido en promedio siete delitos sexuales, los que no sufrieron violencia en la infancia han co- metido en promedio tres delitos, lo que significa menos de la mitad que en el caso del primer gru- po. Los agresores sexuales que reportaron algún tipo de maltrato físico en la infancia, mostraron haber cometido entre 1 y 50 delitos sexuales se- gún los datos del estudio, mientras que los que no sufrieron violencia intrafamiliar, cometieron entre 1 y 12 delitos sexuales. Al analizar la historia de abuso sexual en la infan- cia, en relación con el número de delitos sexuales condenados, se encontró que los ofensores que tenían una historia de abuso sexual en la infancia cometieron en promedio siete delitos sexuales, y cometieron entre 1 y 18 delitos, en comparación con el otro grupo (los que no tenían esta histo- ria) que había cometido en promedio tres delitos sexuales, y la gravedad evidenciada fue entre 1
  • 11. 307REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No 2, 2010 Características demográficas y psicosociales de los agresores sexuales y 25 delitos sexuales. Aunque no se puede decir que la teoría de la Repetición compulsiva gene- racional sea la que explica una gran parte de las agresiones sexuales: El concepto de la compulsión a repetir el abu- so debe tenerse en cuenta en el proceso de evaluación e intervención tanto con ofenso- res, como con los menores que han sido victi- mizados. Este concepto plantea que todo in- dividuo con un conflicto no resuelto, tenderá a repetirlo compulsivamente hasta que pueda solucionarlo eficazmente (Álvarez- Schwarz, 1991). La persona que ha sido víctima de agresión sexual en la infancia puede repetir el patrón y desarro- llar el patrón de victimario; lo que hay que ana- lizar es que se encuentran personas que fueron agredidas sexualmente y no repitieron el patrón, así como se encuentran muchos agresores que no fueron tocados sexualmente en la infancia ni en la adultez. Por tanto, aunque los datos son signi- ficativos, hay que ampliar las investigaciones para poder determinar en qué grado esta variables es causal de la formación de un agresor sexual. Al analizar la historia de alcoholismo en la familia de origen se encontró una mayor relación entre esta variable y el número de delitos sexuales, que entre el alcoholismo y el número total de delitos cometidos por la muestra. Aunque es bien sabido que el alcoholismo es uno de los principales pre- dictores de conducta violenta en general y, por ende, en algunos casos está asociado con los deli- tos sexuales, en el estudio se encontró relevancia en esta variable, pero sólo al analizar los delitos sexuales, no los delitos totales, es decir, sexuales y no sexuales. Los agresores que tenían antecedentes de alco- holismo en la familia de origen cometieron entre 1 y 25 delitos sexuales, mientras que los que no tenían estos antecedentes cometieron entre 1 y 15 delitos sexuales. Aunque el número de delitos es mayor en presencia de esta variable, hay que profundizar en este aspecto ya que no todas las personas en estado de alcoholismo rompen sus inhibidores y desencadenan conductas sexuales violentas, lo cual genera el planteamiento de que el alcoholismo per se no se vuelve un predictor de los delitos sexuales, sino que esta variable debe aparecer en presencia de otras como la impulsivi- dad y posiblemente la búsqueda de sensaciones. Por último, hay que señalar el consumo de alcohol en los actores violentos, es decir, los ofensores. Aunque en el estudio se encontró que sólo el 18% presentaba dependencia con el alcohol, esta es una variable que se debe profundizar en otra in- vestigación, pues es una de las variables persona- les que más correlaciona con la agresión sexual. Más que determinar el número real de agresiones sexuales que se presentan en el mundo, es impor- tante desarrollar los programas de prevención e intervención no sólo para las víctimas, sino tam- bién para los agresores. Cada nueva investigación sobre el tema nos permitirá ser más acertados en los diagnósticos que se realicen y nos permitirá determinar el tipo de agresor al que nos enfrenta- mos, así como el modus operandi de sus acciones. Referencias Abbey, A. & Mc Auslan, P. (2004). A Longitudinal Examination of Male College Students` Perpe- tration of Sexual Assault. Journal of Consul- ting and Clinical Psychology, 72 (5), 747-756. Abracen, J., Mailloux, D.L., Serin, R.C., Cousi- neau, C., Malcolm, P.C. & Looman, J. (2004). A Model for the Assessment of Static and Dy- namic Factors in Sexual Offenders. The Jour- nal of Sex Research, 41(4), 321-328. Álvarez-Schwartz, M. (1991). El abuso sexual in- fantil en Colombia. Avances en psicología clí- nica latinoamericana. 8, 5-73. Carcedo, R. & Reviriego, F. (2007). Reinserción, derechos y tratamiento en los centros peni- tenciarios. Salamanca: Ediciones Amarú. Díaz, J. (2003). Ofensores sexuales juveniles. Es- tudios de juventud, (62), 93-127.
  • 12. 308 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 6, No 2, 2010 Olga Lucía Valencia, Miguel Ángel Labrador, Martha del Rosario Peña Echeburúa, E., Guerricaechevarría, C. (2000). Abuso sexual en la infancia: víctimas y agre- sores. Madrid: Ariel. Garrido, V. (2005). La psicología criminológica. Madrid: Biblioteca Nueva. Gerardin, P. & Thibaut, F. (2004). Epidemiology and Treatment of Juvenil Sexual Offending. Pediatric Drugs, 6 (2), 79-91. Gidycz, C.A., Warkentin, J.B. & Orchowski, L.M. (2007). Predictors of Perpetration of Verbal, Physical, and sexual violence. A Prospective Analysis of College Men. Psychology and Men & Masculinity, 8 (2), 79-94. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. (2004). Delito Sexual. Forensis. Co- lombia. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. (2007). Informes Periciales por Presunto Delito Sexual. Forensis. Colombia. Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. (2008). Delitos Sexuales en Colom- bia. Forensis. Colombia. Malamuth, N. M., Sockloskie, R. J., Koss, M. P. & Tanaka, J. S. (1991). Characteristics of aggressors against women: Testing a model using a national sample of college students. Journal of Consulting and Clinical. Psycholo- gy, 59, 670–681. Marshall, W.L. & Marshall, L. (2002) ¿Cómo lle- ga alguien a convertirse en un delincuente sexual? En S. Redondo (Coord.). Delincuencia Sexual y Sociedad. Barcelona: Ariel. Marshall, W.L. & Serran, G.A. (2000). Current issues in the assessment and treatment of sexual offenders. Clínical Psychology and Ps- ychotherapy, 7, 85-96. Noguerol, V. (2005). Agresiones Sexuales. Madrid: Síntesis. Redondo, S., Navarro, J.C., Martínez, M., Luque, E., & Andrés, A. (2005, abril-mayo). Evalua- ción en el tratamiento psicológico de los agresores sexuales en la prisión de Brians. Boletín Criminológico, 79. Romero, J. (2006). Nuestros presos: ¿Cómo son, qué delitos cometen y qué tratamientos se les aplica? Madrid: EOS. Vásquez, B. (2005). Manual de Psicología Forense. Madrid: Síntesis.
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