La delincuencia en Chile ha aumentado más de un 100% entre 1990 y 2003 debido a varias causas sociales, como la influencia del entorno y la búsqueda de beneficio propio. Además, la economía empuja a personas con bajos ingresos a cometer crímenes para subsistir. Finalmente, la falta de castigo efectivo crea una mentalidad entre los delincuentes de que no serán atrapados, lo que los lleva a reincidir.