La organización de los chinos estuvo originalmente basada en la agricultura. Posteriormente desarrollaron importantes industrias como la metalurgia, la porcelana y la seda, cuyos productos únicos llevaron a un gran comercio interno y externo. A lo largo de las dinastías Chou y Han, construyeron obras de riego, herramientas agrícolas y máquinas que aumentaron la productividad de la agricultura y las industrias textiles.