6. “La actividad cultural siempre consiste en dar forma al material con
libre control sobre el material. Consiste en dar forma conforme a un
diseño libre.
La actividad culturalmente formativa es diferente de la actividad por la
cual las formas duraderas aparecen en la naturaleza. Los
maravillosos cristales de roca, el panal, la telaraña, etcétera, no son
formas culturales porque no se originan a través del diseño libre y el
libre control de un material. Surgen a través de los procesos naturales
y los instintos, los cuales se mueven de acuerdo con esquemas y
leyes fijos e inmutables.
La misma historia de la creación indica que el modo cultural de
actividad formativa está fundada en el orden de la creación de Dios.
Dios le dio inmediatamente al hombre el gran mandato cultural:
subyugar la tierra y tener dominio sobre ella. Dios ubicó este mandato
cultural en medio de las otras ordenanzas de la creación. Sólo toca al
aspecto histórico de la creación. A través de este aspecto, la creación
misma está sujeta al desarrollo cultural”
-Pag. 66
11. “La más nueva religión de la cultura, por otra parte, era una religión
de la forma, la medida y la armonía. Se convirtió en la religión oficial
de la ciudad-Estado griega, la cual estableció el Monte Olimpo como
uno de los primeros centros religiosos nacionales de la historia. Los
dioses olímpicos dejaron atrás a la “madre tierra” y su ciclo vital.
Fueron dioses inmortales y radiantes de la forma: fuerzas culturales
invisibles, personales e idealizadas. El Monte olimpo era su hogar”
-Pag 17
18. “Mientras que durante la Época Oscura los guerreros combatían como una
masa desorganizada, abierta y fluida subordinada a la élite, los hoplitas
pasaron a desempeñar un papel decisivo en la falange: al contrario que los
héroes homéricos, que buscaban solo el honor individual, los hoplitas que
aparecen en las elegías de Tirteo debían mantener su posición en la falange
para ganar así gloria para su ciudad. La falange griega representaba un
caso único en la guerra antigua, pues cada guerrero era un ciudadano en su
comunidad y debía aportar sus propias armas para participar en su defensa.
Los hoplitas conformaban un estrato social intermedio, lo suficientemente
rico como para permitirse una panoplia propia, pero carente de los
ancestros divinos y las extensas posesiones de la aristocracia. Por otra
parte, su nueva importancia militar puso a los hoplitas en disposición de
exigir un mayor poder político frente a los aristócratas que ahora combatían
codo con codo junto a ellos y con idéntica técnica; en algunas ciudades, los
hoplitas apoyaron a uno de esos aristócratas para que accediese a la tiranía
y derrocase a sus iguales, en una revolución que significó el fin de las
aristocracias cerradas y abrió el camino hacia la democracia”.
19.
20.
21. “pues los bárbaros no son gente
valiente… Por otra parte, sus
armas de combate son las
siguientes: arcos, flechas y una
lanza corta; y van a las batallas
con anaxirides y con turbantes a
la cabeza, de manera que resulta
una presa fácil”
Hdt. 5,49
23. “El motivo básico dialéctico permaneció inconmovido por doquier.
Nacido del encuentro entre las más antiguas religiones de la
naturaleza y la más reciente religión olímpica de la cultura, este
motivo básico mantuvo su vitalidad incluso después de que los mitos
habían sido socavados. En los círculos filosóficos fue capaz de
revestirse con las prendas de los credos que respondían a las
necesidades religiosas de los tiempos. El viejo conflicto continuó
caracterizando este motivo religioso básico; el principio del ciego
destino, gobernando el flujo eterno de todas las formas individuales
en el flujo cíclico de la vida, confrontó el principio de la forma
sobrenatural, racional e inmortal, no gobernada por el flujo del
devenir”
-Pag 20