La Constitución Española establece los derechos fundamentales de las personas de acuerdo con la Declaración Universal de Derechos Humanos. Protege la igualdad ante la ley, la libertad de ideología y religión, y prohíbe la tortura y la pena de muerte. También garantiza la libertad personal, de residencia y circulación, de expresión, reunión, asociación, educación y sindicación, así como el derecho a la propiedad y al trabajo.