El mitómano se caracteriza por mentir patológicamente y de forma continua para maquillar una realidad que considera inaceptable. Se diferencia del mentiroso común en que este último miente para protegerse, mientras que el mitómano lo hace de forma compulsiva sin importar las consecuencias. Aunque mantiene cierto juicio de la realidad, sus fantasías dominan su vida a menos que se someta a terapia. Las posibles causas incluyen trastornos de personalidad hipertímica, conductas ambivalentes y baja autoestima.