Dos muchachos, Juancho y Ruperto, regresaban asustados a su casa luego de encontrarse con "la puerca y los puerquitos" en el bosque. Al contar lo sucedido, su madre se entera que habían matado pájaros y destruido un nido, mereciéndose el susto. Juancho pide perdón y promete no volver a lastimar animales. Su madre decide no castigarlos debido a su gran miedo, aunque deberán rezar y ofrecer velas a la puerca para aplacarla.
1. “LA PUERCA Y LOS PUERQUITOS”
Cuento de camino
Por: Carmen Meléndez
Sección: 4302
2. Un domingo en la noche, una densa niebla
cubría el Caserío Valle Hondo vía Duaca,. Juancho y
Ruperto dos muchachos adolescentes, estaban
paralizados por el terror y casi sin aliento. En un
espacio de tiempo, reaccionan y persignándose
cierran sus ojos y se aferran a sus piernas para echar
a correr y correr.
3. Llegan a casa, pálidos y fríos y con las miradas piden
a gritos que les atiendan. En la casa de la familia Camejo,
se formó una gran agitación.
Toda la familia estaba en el gran corredor medio
iluminado con luces amarillas; estaban asombrados y
preocupados por las caras de los hermanos.
4. La madre de los muchachos la señora Bartola,
con voz casi llorosa les pregunta:
_¿Qué les pasó, por qué están tan asustados?...
y Ruperto con voz temblorosa balbuceando y
tartamudeando respondió:
_ ¡hay maita, veníamos de la bodega de Don Nicanor,
por el sendero y nos conseguimos con el espanto de “la
puerca y los puerquitos” y nos persiguieron hasta la
esquina de la casa!
5. El señor Demetrio padre de los muchachos, estaba
escuchando muy atento y con cara y voz burlona les dijo:
_ ¡Déjense de tonterías, muchachos tostaos y no hablen
disparates, hay que ver, Uds. están bien grandecitos para que
estén creyendo en cuentos de camino!.
Juancho, el más asustado saco valor para responder:
_ ¡pero paito!, no es cuento ni mentiras, vos sabéis que por
estos lares siempre cuentan de esos puercos y que espantan
a las personas que azotan y matan animales!
6. Y la madre que conoce muy bien a sus hijos, les
pregunta de una forma acusadora:
_¿hay muchachos ustedes como que se portaron mal?,
_¿Qué fue lo que hicieron?,
_! porque si no cuentan, esos puerquitos los van a seguir
por donde vayan!,
7. hubo un momento de silencio, los dos muchachos se
hablaron con las miradas y asintieron con las cabezas; estaban
helados, y, por fin, resolvieron dominar el terror y Juancho el
mas pícaro y alebrestado contestó:
_¡pues maita, cuando íbamos camino a la escuela, llevábamos
un fonda con unas piedras, nos desviamos del camino y
cogimos monte adentro, a la distancia vimos unos pájaros y les
tiramos piedras hasta matar dos de ellos, y pa rematá
tumbamos un nido que tenía unos huevitos y se reventaron
toiticos!
8. La abuelita, que escuchaba muy atenta en una
silla mecedora, le indignó tanto ese comportamiento
que expresó:
_¡Válgame Dios! _ ¡Esos muchachos, tan malos, que
crueldad, bien merecido tienen ese susto que se
llevaron, esos pobres animalitos no le hacen daño a
nadie. Ojala hayan aprendido la lección!
9. Juancho cabizbajo y asustado por la reacción
que tendría su madre dijo:
_ ¡maita, maita, no nos vayas a dar con ese mecate! Te
prometemos que no nos escapamos más de la escuela y
mas nunca maltrataremos a un animal! _Y que la puerca
nos perdone, si está escuchando le prendemos un velón
y que se vaya lejos, pero muy lejos de estos lares!
10. La señora Bartola, sabía que los
muchachos eran muy cobardes y que pasarían
días para que ellos olvidaran ese tremendo susto
y decidió no castigarlos.
Después de esa larga noche, Juancho y
Ruperto antes de irse a dormir rezan un rosario y
todos los lunes le prenden velones a la “Puerca y
los Puerquitos!
FIN