Este documento describe las cualidades de un discípulo que es sensible y sometido al Espíritu Santo. Explica que el Espíritu Santo profundiza nuestra relación con Dios al revelar su naturaleza y verdad, y guiarnos a través de una voz interna. Para ser un discípulo, debemos ser llenos del Espíritu Santo y dominados por Él en lugar de otras influencias del mundo. La humildad, búsqueda de Dios y obediencia son necesarias para ser más sensibles al Espíritu Santo.