Este documento contrasta los ámbitos pragmático, discursivo y de procesamiento entre lo analógico y lo digital. Lo analógico se caracteriza por interacciones limitadas, linealidad en el discurso y procesamiento lento, mientras que lo digital permite interacciones simultáneas e hipertextualidad, con énfasis en recursos que facilitan la comunicación y reducen la carga cognitiva. Finalmente, señala que existe un equilibrio entre ambos entornos en las comunidades discursivas actuales.