Este documento discute la importancia de que los ministerios y organizaciones de una iglesia estén enfocados, unidos y sincronizados. Explica que cuando los ministerios entienden sus funciones clave y trabajan juntos de manera coordinada, se evitan la confusión, la duplicidad de esfuerzos y los conflictos, y cada ministerio puede realizar mejor su especialidad para beneficiar al cuerpo de Cristo en su conjunto.