1. MURIÓ LOLA BOLAÑO, LA REINA DE LAS PILONERAS<br />Lola Bolaño siempre dijo que quería que la muerte se le apareciera, para enseñarle a menear la cadera y a bailar el Pilón Vallenato . El día que me llegue a buscar decía con su voz cadenciosa nos iremos primero a parrandear toda la noche y después que me lleve para siempre .<br />Pero el deseo no se le cumplió. Murió en la cama, en su humilde casa del barrio El Carmen de Valledupar, a la 1:30 de la madrugada y por un ataque cardíaco.<br />Todos la recuerdan en Valledupar como una mujer recta, conversadora, jovial, colaboradora, pero, sobretodo, alegre y parrandera. Era la pilonera mayor.<br />Es otra página que pasa de la historia musical y folclórica de Valledupar , dice Consuelo Araújo, a quien enseñó a bailar merengue y cocinar el bocachico. Lola agrega con tristeza era un personaje de la vieja ciudad: alegre, hospitalaria y atenta, cualidades que se han ido perdiendo en las nuevas generaciones .<br />Tenía 83 años. Llegó de Villanueva (Guajira) por allá por los años veinte. Aquí se encontraría años después con el cañahuatero Fidel Mejía, que le introdujo en las danzas populares, hace más de treinta años, cuando los bailes de Carnaval se hacían en los patios de las viejas casonas de los tradicionales barrios de Cañahuate y El Cerezo.<br />No había fandango en que Lola no fuera la primera invitada, por dos razones: la primera es que ella marcaba los compases del baile, al tiempo que le imprimía la nota alegre y ambientosa de la fiesta, y la segunda, por sus singulares secretos para la preparación del sancocho, especialmente cuando se trataba de pescados. En esto nadie se la ganaba.<br />Fidel Mejía le dijo un día que se hiciera cargo de organizar la Danza del Pilón porque él se iba a morir; Lola Bolaño asumió el desafío y organizó su equipo de piloneras para no dejar caer la tradición.<br />Conformó el grupo con Sara y Gladis Bosón, Sixta Torres, María Córdoba, María Araújo, Leticia Guerra, y Martha de CalPara compensar la edad de las danzarinas, se le ocurrió que los parejos serían menores de cuarenta pues había que combinar las edades, porque el ánimo para el goce estaba al mismo nivel. Entraron a ser parte del grupo Alvaro Pavajeau, José Maestre y los hermanos Tulio, Plinio y Orlando Barros.<br />Al principio El Pilón solo se bailaba en carnavales, y servía como carnada para atraer a los vallenatos a las casetas populares. Los danzantes salían por las calles en las cuatro noches y llegaban a cada caseta, y después que la dejaban prendida , se iban a parrandear hasta bien entrada la madrugada, en la cantina de Lola, en el barrio El Carmen.<br />En 1968 varió el libreto, al comenzar los festivales de La Leyenda Vallenata. El Pilón pasó a ser su abrebocas y su preparación para el evento se convirtió en algo ritual. Un mes antes de cada 27 de abril el grupo confecciona vestuario: los hombres vestidos de blanco, abarcas tres puntá , pañoleta roja al cuello, y un machete en su vaina al cinto; y en las mujeres: blusas y amplias polleras multicolores, collares, rubor en las mejillas, carmín en los labios y claveles o corales para sus cabelleras. Religiosamente, los entrenamientos se realizaban entre las 6 de la tarde y 12 de la noche.<br />Ahora que murió Lola Bolaño, asumirá la dirección de las piloneras y piloneros María Córdoba, porque a pesar de su empeño en que alguno de sus 21 nietos y 23 bisniestos bailara El Pilón, nadie quiso seguirle sus pasos. Trató de convencer a Yolima Bolaño, una nieta, pero falló.<br />Con Simón Daza tuvo una docena de hijos, pero solo sobrevieron José Manuel, Marcos Manuel y Marina, a quienes sostuvo con lo que gabana en su cantina del barrio El Carmen.<br />Es una pena enorme que se haya ido para siempre Dolores María Bolaño Romero, dicen sus amigos Hugo y Enrique Carrillo, José Manuel Díaz Cuadros, Rafael Escalona y Enrique Díaz, entre muchos que conformaron parte de su clientela.<br />derón, entre otras. Todas mayores de 65 años.<br />Consuelo Araújo dice que era una de las mejores tertuliadoras de Valledupar. Le deja el secreto para preparar el bocachico: primero había que salpresarlo de un día para otro, luego fritarlo, guisarlo y servirlo con yuca harinosa. Además, le enseñó a preparar pasteles de masa y arroz, arepuelas, y otras comidas caseras de la región.<br />