El documento contrasta dos tipos de dictaduras: las "buenas", cuyos dictadores invierten los impuestos en mejorar la infraestructura y condiciones de vida del pueblo, manteniendo su apoyo por décadas; y las "malas", cuyos dictadores viven lujosamente mientras el pueblo se empobrece, perdiendo su apoyo más rápido. Ambos tipos terminan cayendo ante las rebeliones cuando dejan de brindar prosperidad. Se usa el ejemplo de Perón en Argentina como un dictador "bueno" que cayó ante
Dictaduras buenas y malas: prosperidad vs libertad
1. DICTADURAS “BUENAS” Y “MALAS”
y el derecho a la rebelión
Existen dos clases de dictadores:
Los que engordan a su ganado
y los que lo hambrean.
2. LOS DICTADORES “BUENOS”
Los dictadores de la primera clase consideran al país y su gente
como su propiedad personal y como tal, la cuidan, tratan de
multiplicarla y hacerla mayor.
Para eso invierten la mayor parte de lo que le sacan a través de los
impuestos y gabelas a “su” pueblo, “sus” campos y “sus”
industrias, en mejorar la infraestructura vial, de
transporte, productiva, naval, de comunicaciones, energética, y
humana, a través de una educación SELECTIVA, es decir orientada a
la sumisión y el aprendizaje de oficios o profesiones necesarias
para “su” aparato productivo.
3. LOS DICTADORES “MALOS”
Los dictadores de la segunda clase también consideran al
país y su gente como su propiedad personal, pero les gusta
el lujo y el despilfarro, al resto de sus lugartenientes
también y creen que es mejor gastarse “su” fortuna en vivir
una vida de lujo, porque la vida, ya se sabe, es corta.
Prefieren entonces invertir lo menos posible de los
impuestos y gabelas que les obligan a pagar a “su” pueblo, y
destinar su mayor parte en ahorrar para sus hijos (a quienes
ven como legítimos sucesores de “su” país), y disfrutar de
una vida de lujo y poder.
4. LOS DICTADORES “BUENOS”
Los “buenos” dictadores mantienen por 30 o 50 años – a veces
más- el apoyo o la indiferencia de al menos la mitad del Pueblo, en
especial las clases menos favorecidas por los regímenes
anteriores, porque llevan una vida sin libertad, pero con sus
necesidades materiales resueltas, e imaginan –erróneamente-
una mejor expectativa para sus hijos. Hay más caminos, más
escuelas, mas trabajo, mas bienes e industrias y una razonable
seguridad y el país se hace más grande dentro del concierto de
las naciones.
5. LOS DICTADORES “MALOS”
Los “malos” dictadores pierden en el lapso de 10 a 20 años –a veces más-
el apoyo de la mayoría del pueblo, porque llevan una vida sin
libertad, pero además son oprimidos por una gran presión fiscal, no ven
futuro de ascenso social ni para ellos ni para sus hijos, dependen
totalmente del “patrón”, el “Gran Hermano”, el dictador, a través de su
herramienta formal, el Estado, y observan como éste y sus lugartenientes
viven una vida de lujo y despilfarro mientras ellos se mantienen en la
pobreza.
6. LOS DICTADORES “MALOS”
Los caminos no se mantienen, los transportes colapsan, falta
energía y es cara, nadie los protege y quedan en manos de
mafias y delincuentes, la educación se deteriora y las nuevas
generaciones pierden las habilidades, oficios y profesiones para
desarrollar industrias, se pierde la cultura del trabajo y se
condena a la mayoría a depender del dictador a través del
Estado, que cada vez puede repartir menos, porque la mayoría
de los impuestos se los queda el dictador y su clase gobernante.
7. LA CLAVE HISTÓRICA DE LA PROSPERIDAD EN LOS GOBIERNOS
La clave es la ecuación *libertad–prosperidad*.
En los grandes países democráticos, existe un clase política que
con una cierta alternancia, impide que nadie se transforme en
un dictador perpetuo, una clase que respeta y garantiza la
libertad de la población en gran medida, permitiéndole
desarrollar un proyecto de vida personalizado e individual sin
empobrecerla con una gran presión fiscal.
Esto deja en los bolsillos de la gente una gran parte de su trabajo
y esfuerzo, no se roban los impuestos, y los devuelven a través
del Estado en infraestructura básica, educación libre y seguridad
ciudadana, al tiempo que garantiza que nadie se haga tan rico
o posea tanto, que supere al Estado y se convierta en dictador.
8. MAS ALLÁ DE LOS COLORES POLÍTICOS
En las dictaduras “buenas”, el dictador le quita la
libertad a la gente, pero le ofrece condiciones de vida
materiales mínimas y garantizadas en un país seguro y
grande.
En las dictaduras “malas”, el dictador también le quita la
libertad a la gente, pero además los somete a un trabajo
indigno, a la mendicidad, a la delincuencia, a entregar a
través de los impuestos casi todo lo que tienen, es decir los
somete progresivamente a condiciones de vida
materiales insuficientes, en un país inseguro y despreciado
o ignorado por el resto del mundo.
9. SIEMPRE SON DICTADURAS
Ambos tipos son dictaduras, porque no creen en la
democracia, que es la alternancia en el poder, ni en
la libertad, que es el derecho de los hombres a
decidir su propio proyecto de vida en sociedad y sin
apropiarse de lo ajeno ni dañar a terceros. Es decir
el derecho a ser propietario de lo que se gana
trabajando, a educar a sus hijos con sus valores y no
con los del dictador, y a aspirar con su esfuerzo a
vivir una vida de lujo pero no a expensas de los
demás.
10. IZQUIERDAS O DERECHAS
Ambos tipos de dictadores creen que es legítimo y moral
arrebatar todo lo que se pueda a los demás y vivir de
ellos, porque son mejores, superiores, y en definitiva dueños de
sus cosas y sus vidas.
Porque eso es la dictadura, que se viste políticamente de
izquierda o de derecha según convenga a los tiempos
históricos y la población a la que deba esclavizarse.
Que se permita el derecho a voto de los esclavos o no, no es
un signo distintivo.
Las dictaduras pueden ser con o sin derecho de voto.
El modo de justificación del poder no define si éste es tiránico
o no.
Lo que define a una sociedad es si su pueblo es libre o no.
11. LA REBELIÓN DE LOS OPRIMIDOS
Ahora bien, ningún dictador ni su descendencia
han podido conservar el poder indefinidamente.
Porque los pueblos finalmente se dan cuenta de
que han sido esclavizados, que esa condición no
tiene futuro para ellos ni su descendencia y
finalmente se rebelan.
12. LA REBELIÓN CONTRA LOS DICTADORES “BUENOS”
La rebelión contra los dictadores “buenos” lleva más tiempo, porque el pueblo recibe
una gran parte de lo que aporta en forma de trabajos, caminos, escuelas, consumo, e
industrias, y observa que el país avanza dentro del concierto de las naciones, incluso
más que algunas democracias débiles.
En estas tiranías, el pueblo no pierde sus habilidades productivas ni su capacidad de
vivir de lo suyo, se siente útil y partícipe de su futuro, y eso, junto con las necesidades
económicas básicas resueltas, hace que acepte renunciar en los hechos y de a poco a
muchas de sus libertades.
Pero también estos tiranos también caen, junto con sus hijos, de la misma forma en
que caen los grandes imperios comerciales. Pues no es posible mantener esa mano
habilidosa para mantener al pueblo –como el ganado- bien alimentado y contento
en el medio de cambios, y disputas con otros “patrones” –países- más eficientes y
libres.
Finalmente comienzan a perder más de lo que ganan, y con ello, empiezan a actuar
de la misma forma que los dictadores “malos”, es decir dejan de invertir lo suficiente
en SUS propiedades (la gente, la tierra y las empresas) y finalmente la rebelión ocurre.
13. LA REBELIÓN CONTRA LOS DICTADORES “MALOS”
La rebelión en el caso de los dictadores
“malos” sobreviene en menos tiempo, porque
el pueblo es hambreado y sometido a un
progresivo deterioro de sus condiciones de
vida y se tarda menos tiempo en que el
pueblo se dé cuenta que no tiene
libertad, pero tampoco prosperidad ni
futuro.
14. EL DICTADOR “BUENO” DE LA ARGENTINA
Un ejemplo de los “buenos” dictadores fue el militar Perón en
la Argentina de la segunda guerra mundial. Por eso el y su
mujer “Evita” se preocuparon de adoctrinar a los niños de la
primaria en las escuelas con sus ideas y un culto a la
personalidad.
Era una política de “reserva” a largo plazo, porque ya
contaban con los votos de la mayoría de la gente, que veía
como se invertía –no robaba- los impuestos e ingresos a través
del Estado en infraestructura, energía, barcos, educación ect.
Este dictador “bueno”, un gran estadista, llevaba a la
Argentina a posicionarse en una verdadera potencia
económica emergente líder en Latinoamérica, que incluso
desafiaba los intereses comerciales de la gran potencia
mundial democrática de ese momento, los Estados Unidos.
15. EL DICTADOR “BUENO” EN LA ARGENTINA
Finalmente cayó frente a la rebelión de un 40% de
la población argentina que no aceptaba entregar
su libertad, entre los que se contaban sus propios
compañeros de armas, y el apoyo extranjero
implícito de ciertos países que veían a este líder
afectaba sus intereses; como Estados Unidos.
Luego los militares se apropiaron del poder, y
alternaron en su ejercicio con otros miembros de la
clase política civil y militar de aquella época hasta
promediar el siglo XX.
16. ARGENTINA SIGLO XXI
En la Argentina de la primera mitad del siglo
XXI, se perfila una nueva dictadura iniciada por
otro matrimonio, cuya viuda y sus colaboradores
pretenden perpetuarse en el poder, copiando las
tradicionales recetas de los dictadores.
A la luz de la Historia, cabe
preguntarse, ¿Que tipo de dictadura
quiere imponerse en la Argentina del 2012-
2022 ?